Después de la boda

Mi suegra no puede ir a una boda con mi suegro por un viaje que tiene que hacer, por lo cual soy yo la que acompaño a mi suegro a la boda

Estabamos comiendo muy tranquilos en casa de mis suegros, mi suegra nos platicaba sobre una amiga suya la cual había organizado una rifa para juntar fondos para un asilo de ancianos, la rifa había sido un éxito, Arturo le había comprado varios números y se había sacado dos relojes, los cuales le pidió a mi suegra que se los regresara a su amiga para que se usaran para la próxima rifa que hicieran. Mi suegra alabó lo bondadoso que era mi esposo.

Mi suegro Eduardo estaba viéndome con esos ojos de deseo que tanto me calientan. En algún momento en que mi suegra y Arturo se distrajeron le mandé un beso a mi suegro.

Sonó el teléfono, cuando yo dije que yo servía el postre, mi esposo dijo que serviría unos baileys, se fue al bar que estaba en el sotano de la casa de mis suegros, yo me fui a la cocina, mientras servía un pastel que era el postre mi suegro llegó a la cocina, acariciándome las nalgas me dijo al oído.

E -Culazo de vieja.

Le quite la mano de mis nalgas y apreté mi culo contra su verga.

P -Este culazo es de esta vergota.

Escuchamos pasos, nos separamos, mi suegra entró a la cocina, tenía una cara de gran preocupación. Mi suegro le preguntó que que pasaba, ella le dijo que tenían que operar a su hermana, y que ella quería acompañarla. Su hermana vive en Houston.

Mi esposo llegó a la cocina preguntando que hacíamos allá. Mi suegro le dijo lo de su tía. Fuimos todos al comedor y mi esposo comenzó a buscar un vuelo, encontró uno para dentro de dos días, el día de esa comida era sábado, osea que el vuelo sería el lunes. Su regresó sería dos semanas después. El miércoles era la operación, no era una operación de emergencia, pero siempre una operación da miedo.

Nos tomamos el baileys cuando mi suegro recordó que tenían una boda el siguiente sábado, la cual era del hijo de un amigo no tan cercano, por lo cual no era necesario que fuera mi suegra, además hay prioridades. Pero a mi suegro le preocupaba ir solo. Mi suegra me dijo que le hiciera el favor de acompañar a su esposo, que total ya lo había acompañado a algunos otros eventos. Mi esposo estuvo de acuerdo. Sentí como mi concha se mojaba iba a salir otra vez con mi macho favorito y sabía que ibamos a terminar cogiendo. Mi suegro sonreía, sabía que otra vez iba a tener a su puta y sin tener que escondernos tanto.

Mientras regresabamo a nuestra casa mi esposo me agradeció lo buena que soy con mis suegros. Me dijo que le agradaba que siempre fuera amable con sus papás, que jamás me había negado a una petición de ellos. Y como me podía negar si mi suegra me estaba orillando a cogerme a su esposo, y con lo mucho que me gusta todo lo que mi suegro me hace, es imposible negarse.

Pasó esa semana, tuve algunos encuentros muy ricos con diferentes amantes, cada uno me dio mucho placer, así como cada uno recibió mucho placer de mi parte.

El viernes en la noche, al llegar a mi casa mi amado esposo ya me esperaba, él creía que venía de tomar un café con algunas amigas, pero venía de acostarme con uno de sus primos. Arturo me recibió con vaso con whisky, mientras me recordaba que al siguiente día tendría que ir con mi suegro a la boda.

La boda sería por la noche, me imaginaba que iríamos un rato y después recibiría esa rica verga que tanto me gusta.

Al siguiente día por la tarde me dio un baño largo en la tina, lo hice por dos cosas, una quería estar súper limpia para mi macho, la otra es que quería relajarme pues si no lo hacía me iría de una vez a buscar a mi suegro y pedirle que me coja.

Para esa ocasión escogí un vestido largo rojo, con un gran escote en la espalda, arriba no llevaba brassier, abajo una tanga también roja, zapatos de tacón del mismo color, me planché el cabello. Al verme Arturo me dijo que mi suegro sería la envidia de todos sus amigos, yo solo le sonreí.

Cuando mi suegro llegó por mí, sentí como mi concha se mojaba, se veía guapísimo, un traje azul marino con una camisa azul claro, una corbata azul marino con pequeñas líneas diagonales del color de su camisa. Llevaba un ramo de flores, muy bonito.

Le di las gracias por la flores. Mi esposo le dijo que como siempre yo sería la mujer más llamaría la atención. Mi suegro contestó que sí.

Salimos de la casa. Me abrió la puerta del carro para subir. Ya estando los dos en el carro me dijo.

E -Te ves hermosa, que suerte tiene mi hijo de que seas su esposa.

P -Pues soy su esposa, pero soy la puta de todos.

E -Como me gustas Pamela.

P - Y tú a mi suegro.

Arrancó el carro, avanzamos como 15 calles cuando se estacionó y me besó, lo hizo riquísimo, su lengua juagaba con la mía. Nuestros labios se abrían en demasía, como queriéndonos comer el uno al otro.

Tuvimos que interrumpir tan rico beso para seguir el camino a la iglesa. Al llegar a esta, mi suegro me presentó a algunos de sus amigos, me presentó como su querida nuera, la esposa de su hijo. Yo tenía ganas de que me presentara como a su puta, como a la perra que lo deslecha, pero mi suegro me presentó de una forma decente.

Salimos de la iglesia, me presentó a los nuevos esposos. De ahí nos fuimos al lugar donde fue la boda. En el camino platicamos sobre la forma en que me presentó, me dijo que como era un evento así tenía que presentarme como su nuera además que irían varias personas que estuvieron en mi boda con su hijo.

P -Tengo tantas ganas de que todos sepan que soy tu puta, que la verga que más me gusta es la tuya.

E -Lo sé putita, pero aguanta un poco, al rato te doy una de las cogidotas que tanto te gustan.

P -Que rico papi, ya quiero que me llenes con tu vergota maravillosa.

En la fiesta estuvimos bailando, cuando podía me acariciaba la espalda, y me decía al oído que era su puta.

La fiesta estaba muy divertida, mi suegro y yo no dejabamos de bailar, la cena fue deliciosa. Varios personas me veían con mucho deseo, entre esas personas había una señora que estaba en nuestra mesa, como de 45 años, guapísima y con un cuerpazo. Esa mujer me gustó muchísimo, abajo de sus vestidos se adivinaban unas tetas enormes, ricas, probablemente un poco caídas, pero muy apetecibles. Por el peinado que usaba se le veía el cuello, un cuello que deseaba besar, quería besar ese cuello tan sexy mientras la masturbaba. Pero esa noche era para estar con mi suegro, así que tuve que conformarme con obtener el número telefónico de aquella mujer.

Eran como las dos de la mañana, la fiesta acabaría a las 3 y media. Mi suegro me dijo que era hora de irnos. Nos despedimos de la gente que estaba en nuestra mesa. Al esperar el carro, mi suegro me decía que yo era una puta, una fácil, yo le decía que sí.

Mi suegro manejó hacía a Tacuba, donde entramos a un hotel viejo y un poco sucio, afuera había algunos indigentes. Uno de ellos se acercó a nosotros, mi suegro le preguntó.

E -¿Te gusta mi puta?

I -Está bien bonita.

Mi suegro le dio un billete, y me llevó al hotel, pidió un cuarto diciéndole al encargado que estuviera alejado pues la puta que llevaba era bien gritona, yo me reí, el encargado también lo hizo.

Llegamos al cuarto, la cama se veía vieja, la pintura de las paredes estaba desgastada, una televisión muy vieja, en el baño no había una cortina o un cancel para la regadera. Sin embargo a los dos nos dio mucho morbo, ese lugar sería testigo de la relación prohibida entre una nuera y su suegro, ese cuarto vería como un hombre se cogía a la mujer de su hijo, como una mujer era tan puta como para abrirse de piernas para su suegro.

Nos besamos, entre nuestros besos nos fuimos quitando la ropa. Él tomó mis tetas, después las chupó, daba mordizcos a mis pezones.

P -Sí así papi, rico.

Pasaba mis senos por su cara, él daba pequeños gemidos, mis pezones estaban muy duros, yo estaba muy mojada.

P -Rico, así suegrito.

Hice que se sentara en la cama, me hinqué y tomé su verga, le di un beso en la punta, después por todo el tronco, mi lengua se la pasé de arriba hacía abajo hasta llegar a sus testículos.

P -Que rica verga.

Me la metí en la boca, la saboreé un rato para después meterla y sacarla apretándosela con los labios.

E -Que bien lo haces puta.

Le dí pequeñas mordidas en la cabeza de esa gran verga.

E -Sí puta, que rico tratas mi verga.

Mi suegro me levantó y me acostó sobre la cama, me chupó la vagina, bien rico, su lengua iba de abajo hacía arriba, después trataba de meterla, pero lo mejor fue cuando su lengua se fua hacía mi clítoris y tres de sus dedos entraron a mi vagina. Los metía y sacaba mientras su lengua dejaba toda su saliva en mi clítoris.

P -Así papi que rico lo haces, más más, aaaahhhh ricooooooooooo.

Me hizo llegar a un delicioso orgasmo, mi cuerpo temblaba, mis jugos se salieron hacía su boca, él se los comía con grande deleite.

Así como estaba, me metió la verga, de un solo movimiento me llenó toda con su riquísima carne.

P -Aaaahhhh que verga.

Desde arriba me veía y me sonreía.

E -Eres una puta.

P -Sí la más puta de todas.

Se movía lento, sentía como sus testículos tocaban mis nalgas, la metía toda, para después sacarla casi por completo, era delicioso sentir como mi vagina se acostumbraba a esa verga grande.

Me tomó las piernas y la situó en sus hombros, me agarró de las caderas y comenzó a darme una cogida muy rápida.

P -Sííííííííííííííííííí así, más, eres mi macho, dame verga.

E -Toma verga perra sucia.

P -Sí dámela toda, cógete a esta puta.

Yo me agarraba las tetas, me jalaba los pezones, su verga me llenaba cada vez más, los dos gemíamos, era delicioso, la cama brincaba. Mi macho me estaba haciendo llegar a otro orgasmo.

P -Me vengo papi, me vengo.

Cuando me recuperé del orgasmo mi suegro me dijo que ahora le tocaba a mi culo, me pidió el lubricante anal, siempre llevó en mi bolsa cuando voy a coger con él o estar cerca con él por si se da la oportunidad, pues se que le encanta mi culo y a él no se lo puedo negar. Le dije que lo sacara de la bolsa. Así lo hizo y me lubricó el ano, así como se lubricó el pito.

Yo estaba en cuatro cuando mi macho me empezó a empujar su verga.

P -Aaaahhhh lléname cabrón.

Entró la cabeza, dolió pero era delicioso saber que lo que tenía en el ano era el pene que ayudó a que mi esposo naciera.

P -Sigue mi macho, sigue clavándome.

Mi suegro dio otro empujón y metió hasta la mitad de su verga.

Haciéndome hacía atrás grite.

P -Termina mi macho.

Su verga entró por completo, él espero a que yo me adaptara a su rico pedazo de carne. Cuando sentí que ya estaba adaptada empecé a moverme lento.

E -Que ricas nalgas tienes nuera.

P -Cógetelas suegrito.

Me acariciaba las nalgas mientras metía y sacaba su pene.

E -Que rica puta, si tu esposo te viera.

P -Pues sabría con que clase de puta se casó.

Aumentamos el ritmo de la cogida, nuestros cuerpos ya sudaban, él me daba nalgadas fuertes, yo estaba muy excitada.

E -Que rico aprietas.

P -Más bien tienes muy grande la verga.

E -Que nalgotas puta, como me gustas.

P -Soy tuya suegrito, soy tu puta.

E -Que culo perra, como lo mueves.

P -Cógetelo, dale duro a ese ano.

E -Toma, toma.

P -Sí, así, dame rica verga.

E -Que culo, culote.

P -Mi culote es tuyo, llénamelo, sí así.

E -Me vengo puta, me vengo.

P -Yo también suegro, me haces acabar.

Su semen me llenó todo el culo, mientras mis jugos resbalaban por mis piernas. Me la sacó y nos acostamos. El cuarto olía a sexo, estuvimos hablando de la relación que llevamos y de lo puta que soy.

A las 7 de la mañana llegué a la casa, mi esposo estaba completamente dormido, me acosté y me dormí.

Cuando me desperté mi esposo ya no estaba, eran como la una de la tarde. Como a la una y media me habló mi esposo por teléfono. Me preguntó por la boda, después me preguntó la hora de mi llegada, le dije que como a las 5, me dijo lo mucho que me amaba y que seguiría haciendo ejercicio en el club, por lo visto me creyó todo.