Despues de clase
Al salir de clase tube que volver al trabajo y allí me lleve una de las mejores sorpresas...
Quedaban quince minutos para salir de clase, y mi mente estaba sólo en él, no escuchaba las risas de mis compañeros, ni al profesor dando una estupenda clase de historia, solo miraba al techo queriéndolo traspasar y poder ver las estrellas, y por fin la clase termino.
Baje las escaleras con prisa, y sin despedirme de mis compañeros me dirigí hacia mi trabajo, me había olvidado de unos impresos que tenia que rellenar para el día siguiente. Cuando llegue a la calle note el frió en todo mi cuerpo, los pezones se me pusieron duros, y se dejaban entrever en la blusa. Mire a derecha e izquierda por si alguien me observaba y toque disimuladamente mis pechos para que dejasen de estar erizados. La noche de verano había refrescado y mis pies cubiertos por unas sandalias de tiras notaban como el frió comenzaba a llenar mi cuerpo. Pero mis pensamientos calentaban mi corazón, solo era capaz de revivir momentos con aquel hombre que conocí hace unos días en mi trabajo.
Sin darme cuenta estaba en la puerta de la oficina, entre y me dirigí a mi mesa, y revolví unas cuantos papeles hasta encontrar los que me interesaban, entonces escuche un ruido que venia del cuarto de baño. Me acerque sigilosamente, la luz estaba apagada pero distinguí entre las sombras unos ojos que me miraban con deseo mi corazón se aceleraba cada segundo mas, mis piernas temblaban, no sabia que hacer me había quedado paralizada; y el hombre seguía ahí con la mirada fija en mis senos que se habían erizado de nuevo por la tensión, dio un paso al frente, entonces intente hablar pero no pude. Note como sus manos acariciaban mis pezones por encima de la blusa. Y mi coño empezó a palpitar notaba como si mi corazón hubiese descendido hasta situarse en mi clítoris. El hombre desabrochó mi camisa, botón a botón. Me di cuenta que deseaba mucho que lo hiciera, que me estaba excitando, así que hice yo lo mismo. Comencé a quitarle los botones de su blusa blanca veraniega, y a besarle el pecho, tenia la piel de gallina, con lo cual me excite mucho mas, tenia ganas de tocarle todo su cuerpo, y descubrir hasta que punto el también estaba excitado. Entonces me dio la vuelta, me desabrocho el sujetador y mientras bajaba los tirantes besaba mis hombros, y con sus manos tocaba mis pezones, les daba pequeños pellizcos en los mismos. Mi cuerpo estaba ardiendo, había dejado atrás aquella sensación de frialdad. Apoye mi cabeza sobre su torso y mis manos comenzaron a buscar su pene, y comprobé que estaba muy duro, así que con las manos en la espalda le quite el cinturón e intente tocarle la polla pero no era capaz, estaba muy nerviosa, pero él me ayudó, se la sacó y me puso las manos en ella.
El se acercaba cada vez mas a mi, de tal modo que era capaz de notar su miembro duro cerca de mi culo, y su pecho sudoroso en mi espalda, deseaba que me penetrase, que me volviese loca, que me hiciera gritar quite mis manos de su polla, y cuando me pretendí girar hacia el, no me dejo, volvió a coger mis manos, las llevo a mi culo, y entonces volví a escuchar ese ruido que oí cuando estaba rebuscando en mi mesa. Gire mi cabeza y pude ver las esposas que tenia en las manos, me miro fijamente a los ojos y me sonrío, me quede paralizada con su mirada, me había esposado, y no podía tocarle.
Entonces me quito las sandalias, y comenzó a subir sus manos por debajo de mi falda, acariciando mis piernas, mis rodillas, mis muslos, hasta que llego a mi sexo, toco por encima de mi tanga y se dio cuenta que estaba mojada, y que mi excitación era total, yo no podía sentir mas mi clítoris, parecía que iba a estallar, necesitaba sentir su polla. Entonces él comenzó a bajarme el tanga tiro un poquito hacia abajo pero se había quedado enganchado entre mis piernas, no las podía abrir, entonces él metió la mano por dentro de mi ropa interior, notaba sus manos como me estaban rozando el coño, y lo consiguió bajar un poco mas, hasta que llego a mis talones. Me subió encima de una mesa y me levanto las piernas para quitarme el tanga, y aprovecho para subirme la falda. Yo seguía con las manos atadas solo podía decirle con mi mirada que deseaba que estuviera dentro de mí. Se agacho y dirigió su cara hacia mi coño, y comenzó a besarme en los labios, y a mover su lengua por dentro de mí. Yo movía mi cuerpo, me retorcía como una carpa al ser atrapada, notaba como estaba saliendo mi flujo, y las palpitaciones eran cada vez mayores. Me estaba volviendo loca de lujuria. Me tire al suelo y mi boca solo pensaba en comerle la polla. Así que me puse de rodillas, y le comencé a lamer de arriba abajo, en círculos, sin dejarme ningún lugar que relamer. Después de sentirse satisfecho me tumbo en el suelo, cogió mis piernas y las abrió, se acercaba a mí con esa mirada que tenía desde el primer día que nos conocimos. Note como su polla iba entrando en mi, completamente dura.
Los movimientos acompasados de nuestros cuerpos eran cada vez más rápidos, retiraba el pelo de mi cara con sus manos, me susurraba al oído lo que deseaba hacerme. Me dio la vuelta de nuevo para quitarme las esposas, y fue cuando saque toda la energía que me había guardado, retorcí mi cuerpo pegada al suyo hasta dejarle a el tumbado debajo mío, cogí sus manos y las puse detrás de su cabeza, y el aprovecho para lamerme los pechos, notaba como se volvían a endurecer dentro de su boca, mientras mi sexo buscaba al suyo, casi con desesperación... y lo hice mío, lo amarre dentro de mi, no era capaz de dejar de mirarle a los ojos, sentía todo su pene dentro de mí. Notaba como iba creciendo algo en mi interior, deseaba no dejar nunca de follar, de sentirle, de admirar su cuerpo desnudo, de ver como sus abdominales se contraían, entonces le alce hacia mi, y sentada encima de él le enganche con mis piernas para sentirle mas y mas cerca, mas y mas dentro de mi, hasta que note como mi cuerpo temblaba, mi corazón se fue acelerando, y escuche me voy a correr, no necesitaba nada mas, estaba escuchando mis pensamientos, y juntos comenzamos de nuevo con movimientos acompasados acelerados, era capaz de tocar esas estrellas que no vi cuando miraba al techo de mi clase, le mordí el cuello, el lóbulo de la oreja, le lamí el cuello, y le susurre... córrete!