Despues de 20 años fui infiel a mi marido 5
Diego me estaba tocando y llamó mi marido por celular, fui a atender y él no dejó de meterme mano por todos lados
En la siguiente cita con Diego, yo iba más segura, sabía que la última vez habíamos cogido bárbaro, el me confesó que había acabado dos veces y la había pasado muy bien.
Nos encontramos como siempre en su auto, a dos cuadras de nuestro trabajo, ya en el auto, Diego me iba tocando y metiendo mano por todos lados, me levantaba la pollera y me acariciaba la concha con una mano mientras manejaba con la otra, se lo veía desesperado y con ganas de ponérmela. Yo estaba excitada como siempre.
Desde que tenía estos encuentros con Diegui, mi vestimenta había cambiado, empecé a usar polleras más cortas, estaba depilada siempre aunque no la concha aún, no me había animado, mis blusas remarcaban mis excelentes pechos, y también usaba sostenes que me los levantaban. Mi marido también se dio cuenta, y creyó que yo me vestía asi para él. También cambié mi ropa interior, mis tanguitas diminutas que se meten dentro del culo, eran solo para Diego y en la última cita, no me puse sostén para que me tocara más rápido las tetas, él no perdió tiempo y en el auto ya me las apretó con todo.
Llegamos a su departamento, los dos excitadísimos, en el ascensor, Diego me metio una mano en el culo que me hizo ver las estrellas, me apretaba con todo y me encantaba, poco a poco empezamos a tener una especie de sexo un poco más salvaje.
No bien entramos, me tiró sobre la cama y me cogió con todo, sin sacarme la ropa, me quitó la bombacha y me penetro su enorme pene y yo acabé al toque, el trabajó un ratito y terminó. Lo bueno de este relato es lo que pasó después.
Luego de coger como locos, me saque toda la ropa y me quedé acostada sobre su pecho, besándole los pezoncitos, que a él le encanta y a mi me excitan. Me dijo que quería hacer valer sus posesiones, recuerden que le regalé mis tetas y mi culo, solo son de él, mi marido en el fin de semana anterior cuando cogimos quiso tocarme los pechos y se los negué diciendo que me dolían, solo eran de Diego y el culo también luego de su excelente performance la última vez.
Estábamos acostaditos y el comenzó una vez más a tocarme los pechos con fuerza, yo me dejaba porque me enloquecía, además nos besábamos con pasión y empezó a tocarme el culo, cuando sonó mi celular, le dije que quería atender, era mi marido, jamás llama, quizás pasó algo. Diego me dijo que no lo atienda pero no podía, por suerte solo era una estupidez lo que quería decirme, pero mientras hablé unos minutos con mi marido, Diego no dejó de tocarme, las tetas, los pezones, el culo, la concha, metía mano por todos lados, su pene estaba otra vez erecto y me lo apoyaba en las nalgas, también me besaba el cuello, yo no aguantaba más, pero no quería ni gemir para que mi marido del otro lado de la línea no sospeche nada, finalmente cortó.
Estas loco, Diego, le dije, puede habernos escuchado, él me dijo que no le importaba, que no podía contenerse y me dijo que a mi me encantó la situación y la verdad es que tenía razón, acto seguido tomó gel y me embadurnó toda de nuevo para penetrarme con toda su fuerza por el culo, su pene entraba y salía con facilidad, ya había hecho su camino y con la mano me tocaba el clítoris, luego me puso en posición cucharita y me siguió dando mientras me tocaba las tetas, yo gritaba como loca, después de 20 minutos los dos acabamos, el sobre mis tetas,otra vez la leche caliente pegaba en mí. Quedamos abrazados y anonadados de lo bien que lo pasamos juntos.
Diego, cuando ya supo que otra vez era suya sin comparaciones, me planteó para nuestra próxima cita, depilarnos los dos su pene y mi coño y hacer sexo oral ininterrumpidamente, era lo que más me costaba a mí, era virgen en ese aspecto, nunca había chupado una pija, ni siquiera la de mi marido y pocas veces me habían besado la concha, Diego una vez.
Le dije que lo pensaría, como siempre recurrí a mi vieja amiga, y me dijo que no lo pensara dos veces, que a los amantes hay que darles todo. En la próxima con Diego, tenía que ser especial.