Despues de 20 años fui infiel a mi marido 4

En este tercer encuentro debía esmerarme, no podía permitir que Diego se cansara de mi.

En el tercer encuentro yo debía hacer méritos, no podía permitir que Diego se cansara de mí, hay que tener en cuenta que yo tengo 10 años más que él, aunque mi estado físico es muy bueno. No les conté como somos físicamente, Diego es de una estatura aprox. de 1.80, moreno, pelo corto, un lindo físico y un pene de por lo menos 20 cm. Yo soy mas bajita, 1,60 pero pechugona, linda de cara, buena cola, bien proporcionada, mis pechos están operados desde hace un tiempo y están paraditos, son la locura de Diego.

Esta vez volvimos a encontrarnos en su apartamento, apenas entramos lo tome de atrás y lo bese estrepitosamente, prácticamente le comí la boca y le di varios besos de lengua, mientras lo tocaba en sus partes íntimas, se podía decir que iba a violarlo. Le arranque el traje mientras el me quitaba mi vestido y mi ropa interior, fuimos al dormitorio, lo acosté boca arriba y me le monté. Lo bese un montón en sus pezones, a él le encantaba y dejé que me penetrara. Pero toda la actividad la hice yo, quería que esta vez él gozara a pleno sin importar lo que me pasara a mí. Mientras cogíamos el me mordía los pezones y me metía mano en la cola constantemente. Yo subía y bajaba con mis caderas penetrando su hermoso pene, era extremadamente gozador, su tamaño entraba entero en mi vagina que hasta hace poco solo era visitado por un minúsculo 16 cm de mi maridito. Diego no soltaba mis pechos, me los apretaba, me dolía pero me encantaba... Haciéndolo gozar a él, tuve 2 orgasmos hasta que finalmente acabó. Sabia que en el fondo Diego la había pasado bien, estaba todo transpirado y agitado, habíamos cogido bien, como en la primera vez, creo que mejor.

Quedé encima de él un rato, le chupaba los pechos transpirados, me encantaba y el me tocaba la cola. Me preguntó si la pasaba bien con él y le dije que por supuesto y me dijo si era mejor amante que mi marido, le contesté que prefería no comparar ni hablar de mi marido, pero que si, que él era infinitamente mejor. Íntimamente, sabía que nunca mi marido podría igualar la performance de Diego, su pene era más chico, eyaculaba muy rápido y sus actitudes en la cama eran infantiles. Diego era un verdadero amante.

Nos quedamos acostados y Diego no dejaba de acariciarme las tetas, me encantaba y le pregunté si le apasionaban mis pechos, me dijo que lo enloquecían. Son tuyos, le dije, son tu propiedad, nadíe más que tu los tocará de ahora en adelante. Diego me dio un enorme beso y me metió su mano en mi cola y me dijo, este culo quiero que sea mío también. A lo que yo respondí y tómalo, quien te lo impide. En serio?, preguntó él. Si por supuesto, te lo entrego, solo lo penetraras vos.

Diego no podía creer que en la tercera salida le entregue mi trasero y no le haya chupado la pija como en el fondo él quiere. Eso tenía que ser madurado, el culo ya estaba decidida a entregárselo.

Le dije, que mi poca experiencia en penetración anal con mi esposo había sido mala, muy dolorosa para mí , poco estimulante para él, que terminaba bajando la pija y no se le paraba más.

Diego me dijo, ponte de espaldas, conmigo será diferente. Fue al baño y trajo un gel íntimo, yo nunca había utilizado eso, muy suavemente me masajeó los hombros y la espalda, me relajó un montón, luego metió su mano por entre mis piernas y me las abrió, yo permanecía boca abajo y ya estaba excitada otra vez,.

Me embadurnó con gel todo mi culo, metió su dedo hasta el fondo con ese producto y también la zona vaginal. Ya ese gel me había calentado de tal manera que quería que me penetrara por algún lado, sin embargo Diego sabía como tratarme, muy despacito, me metió un dedo y luego dos, me levantó el trasero y cuando fuera el momento adecuado, me introdujo muy despacito su pene. Para mí era como el debut de sexo anal, porque hasta ahí prácticamente no lo había tenido. Cuando su pija entro dentro de mí sentí que tocaba el cielo con las manos, un calor enorme me envolvió el cuerpo. Diego metió la puntita y la sacó y luego un poco más y así, siguió con ese movimiento de adentro y afuera hasta que entró completa. Para que contar, la sensación fue máxima, grite como loca y no me dolió nada, Diego me incorporó un poco y con una mano me tocaba suavemente los pezones, con la otra me tocaba el clítoris y me besaba las orejas. Yo me dí vuelta para que me bese la boca, se lo merecía. Acabé como dos veces y cuando Diego me vio satisfecha, apuró su sexo. Ya entraba y salía como nada, en forma salvaje, se habían acabado las delicadezas, era hora que la perra tuviera su pija merecida. El la pasó bárbaro, porque gritó como loco también, hasta que acabó y la sacó antes, para acabar sobre mis nalgas, nunca me lo habían hecho, era hemosa esa leche caliente en mis pompis. Yo tuve 3 orgasmos durante esa penetración.

Diego se acostó a mi lado y con una mano apoyó en mi culo y con la otra en mis tetas. Estaba tomando posición de sus pertenencias. A partir de ahí mi marido no tocaría nunca más estas partes, estaban reservadas a mi chico Diego.