Despues de 20 años fui infiel a mi marido 2

La segunda parte fue distinta, yo perdi mi nerviosismo y me mantuve mucho mas activa haciendolo gozar mas

El segundo polvo fue totalmente distinto, ya que en el primero lo deje hacer a él lo que quería y al terminar nos quedamos extasiados abrazados el uno al otro. Al ratito note que Diego estaba excitado nuevamente y manotie su pene que estaba erecto y duro como antes, acostumbrada a coger una sola vez con mi marido y quedarse dormido, esta situación me pareció totalmente extraña y a la vez fascinante, comencé a besarlo en sus pezoncitos morochos y el me toco la cola con profundidad. Le pregunté si estaba en condiciones de una segunda vuelta y su afirmación fue contundente, me levanto en sus brazos y fuimos por fin al dormitorio, como yo pensaba que tenia que tomar la iniciativa, me puse en cuatro para que Diego me cogiera en posición perrito que es lo que más me gusta.

El me sujeto por detrás y me apretó los pezones, realmente le gustaban mis tetas que eran de tamaño normal y bien paraditas ya que me las opere el año pasado. No había manera de sacarle las manos de allí, a mi me encantaba el sexo salvaje de Diego, también me todo el trasero con sus dedos, e intento ponerme la pija en el culo, pero yo se la desvié hacia la concha, no quería coger por detrás en la primera cita.

Así agachadita, su pene entro como tubo en mi vagina, sentí un placer extremo, me moje al ratito de estar penetrada y note que Diego la pasaba genial, no me soltaba las tetas por nada del mundo, y con la otra mano me tocaba el culito. Yo estaba tan excitada que grite como loca, y me dio vergüenza, pensar que era un edificio de familias, no un hotel alojamiento. Pero no podía contenerme, mi excitación era tremenda, nunca tuve una poronga tan grande en mi vagina y además durita como un palo. Realmente Diego sabia coger muy bien, y ahí note la gran diferencia con mi marido, que a su lado era muy torpe en la cama, su pene era mas chico y eyaculaba muy rápido.

Diego no paro de cogerme, hasta que acabó, esta vez me acostó en la cama y lo hizo sobre mi espalda, tampoco nunca me lo habían hecho, era una sensación rara y a la vez excitante sentir toda su lechita encima mio.

Al llegar a mi casa, me sentí rara, cenamos con mi marido y los chicos, pero mis pensamientos volaban en dirección a Diego y su pene erecto y todas mis fantasías se concentraban en nuestro próximo encuentro, con que me encontraría, tendría un rendimiento tan óptimo como el de esa tarde?, se cansaría de mi? Al fin y al cabo soy 10 años mayor y su novia tiene 22 años. Cuando lean mis relatos a futuro, verán que no, la relación fue en notable aumento y cada vez cogiamos más y mejor