Despierto tu cuerpo a la sensualidad
Puse el siguiente anuncio en la sección de masajes: (Despierto tu cuerpo a la sensualidad y a la plenitud de tus sentidos). No esperaba la avalancha de peticiones, me sentí desbordado...
Puse el siguiente anuncio en la sección de masajes:
(Despierto tu cuerpo a la sensualidad y a la plenitud de tus sentidos).
No esperaba la avalancha de peticiones, me sentí desbordado; me falto poner "solo mujeres", ya que con los hombres no me inspiro, puesto que no me excitan; y es mi excitación la que me hace ser creativo despertando los sentidos.
Fui selectivo, pidiendo una breve descripción y una foto para aceptar el encargo. Solo seleccione mujeres cercanas a mi localidad.
Mi primera clienta era muy nerviosa y muy delgada, Carmen se llama, con unos cuarenta años. Le indiqué que se desnudara completamente y se tumbara sobre la cama boca arriba (la estudié), con solo dos dedos agarre de un pellizco su vello púbico a la altura del comienzo de su coño, después presioné en ese mismo sitio, sintiendo la dureza de su hueso púbico, hice círculos en torno a esa dureza arrastrando sus pelitos con mis dedos, ¡Carmen se corrió con un chorro!, como si orinara, llego a dos cuartas, a los pies de la cama, manchando en su recorrido la sábana de franela.
Me dijo que ninguno de sus amantes había conseguido que se corriera desde hacía un año al menos. Aquello me agradó mucho.
Mi segunda clienta era una señora rubia muy alta y de espaldas grandes, parecía jugadora de baloncesto, pero de cincuenta años, muy buenota aun, al llegar a su casa quiso poner unas pautas.
—Mira Antonio, yo tengo los tíos que quiero, sexo no me falta; así que a ver si me haces sentir algo especial (la estudié) y lo supe al momento, le dije.
—Lola quítate las bragas y la falda, pero déjate la camisa; después ponte de rodillas con el culo en pompa mirando hacia mí, y la cama apoyada en la cama, ¿me das libertad para hacerte lo que quiera?
—Si
Me saqué el cinturón y lo paseé por su culo desnudo, después lo alcé en el aire y le azoté sus grandes cachetes sin dar fuerte, pero "sonando el cuero", no dijo nada solo suspiro, yo le pregunté.
—Lola, si te incomoda ser mi objeto de castigo sensual, lo dejamos aquí.
— ¡No pares!, ¡cabrón!
No paré, lo que hice fue acelerar el ritmo y la intensidad, hasta que el cuero de mi cinturón "crujía de forma sonora" contra sus grandes cachetes. Entre sus jadeos (no soltó ni un solo grito de dolor) me desnudé y me acerqué a ella con mi polla erecta, veinte centímetros de polla con venas marcadas como cordeles morados, escupí varias veces en el "ojo de su culo", después lo amasé con un dedo haciendo círculos, mientras Lola me decía:
—Hasta ahora no había permitido que nadie me diera por el culo, pero no pares cabrón, que me has calentado hasta la medula con tu cinturón.
Que decir, le metí la punta y paré, para sentir su gran culo apretarse y cerrarse contra el glande de mi gran polla (20x5). Después aceleré con brío, metiendo y sacando paquete con mucha energía. La saqué, me puse un vibrador, que compré en un pueblo de Jaén, junto a mis testículos y lo accioné al máximo, y se la metí otra vez, ese anillo vibrador en la base de mi pene la hacía apretar el culo para sentirme más, le metí el pene entero y me paré dentro para sentir como me la estaba follando, le di embestidas sudando y, a punto de soltar mi semen le saqué mi polla. Con una mano apreté su culo como si fuera la masa de la pizza, mientras con la otra mano me la meneé frente a su culo, soltándole un gran choro de leche en su espalda, después extendí mi semen por su espalda como si fuera crema; al partir me dijo ella.
—Eres un bandido, te volveré a llamar.
Muchas señoras han gozado de "mi despertar" que no es otra cosa para mí que adivinar lo que necesitan de verdad, y dárselo.
Pepa trabaja en un supermercado, y cuando me escribió insistió en que lo principal era la privacidad, que fuera por la tarde que ella solo trabajaba por la mañana, y que fuera después de las seis. Me obligó a ir a su casa con un mono de trabajo y una caja de herramientas como si fuera el fontanero, ¡lo peor!, es que al llegar a su casa aún no se había marchado su marido al despacho, su marido salía por la puerta y nos topamos de frente al tocar yo al timbre a la vez que salía el a abrir, y me dijo.
—Que desea usted.
—Venia para arreglar el grifo.
—Un momento, ¡¡pepa!! Sal, que grifo está roto, has llamado al fontanero.
—El del lavadero cariño que a veces no para de gotear.
El marido dijo buenas tardes y bajó en el ascensor. Al comprobar Pepa que él se había marchado con el coche aparcado enfrente del bloque de pisos, me hizo pasar a su dormitorio, donde a petición mía se desnudó sobre la cama.
Comencé acariciando su cuello puesta ella boca abajo, luego mis manos descendieron por su espalda, de mujer cuarentona rellenita pero preciosa, olía a rosas, no sé qué perfume era. Mis manos rozaron su culo muy despacio y muy suave, como alabándolo, luego agaché mi cabeza y besé su trasero durante cinco minutos, con besos sonoros, mientras mi mano derecha acariciaba su espalda (mi polla en ese momento me estorbaba en el pantalón).
—Pepa te molesta que me desnude, es que el pito esta tan duro que me duele dentro de los vaqueros.
—Claro hombre, eres tan correcto, y la verdad, ¡me estas despertando los sentidos como nunca Antonio! Se dio la vuelta a petición mía.
Puesto de pie junto a la cama le acaricié con las yemas de mis dedos sus grandes y firmes pechos, como si tuviera flanes entre mis dedos, mi mano izquierda descendió hasta su pubis rasurado rozando el comienzo de su coño, que buena estaba. Mi polla se alzaba en el aire en todo su esplendor, cono los veinte centímetros apuntando de frente y un poco a un lado (defecto de fábrica) mis venas querían reventar y el glande brillaba por la tensión como un gran fresón, uff. Mi polla estaba a la altura de su vientre estando ella tumbada, y mientras yo jugué con mi dedo índice en su vagina Pepa estiró una mano y agarró mi polla diciéndome.
—Antonio, que pedazo de polla tienes, y tan limpita, anda, ¡fóllame ya!
La puse en pompa, saqué un preservativo del cajón, ella me lo quitó de las manos y lo tiró por la ventana que había junto a la cama, diciéndome.
—Si tu estas sano yo también, aparte de mi marido que es un bobalicón y no folla con nadie más que conmigo, no me folla nadie más, tu eres el primero; anda, ¡fóllame a pelo!, que quiero que te corras dentro, que me has encendido como a una puta sin trabajo.
Puesta ella en pompa le metí el rabo entero, el grosor de" mi aparato" se apretaba contra sus labios externos abriéndolos como un bollo suizo en la tostadora, ¡joder coño!, mi polla se puso aún más dura, le clavé las manos en los costados y me la follé como un animal durante "más de diez minutos", ¡Pepa se corrió tres veces gritando!, (los vecinos.. no sé si la oirían, seguro que sí) al correrme yo sentí un tremendo gusto al liberar la leche de tres días, mi escroto se tensaba soltando varios chorros que yo notaba como ensanchaban mi uretra al ascender… la descabalgue, y al bajarme de la cama la vi allí en pompa soltando por el coño y bajando hasta las sabanas dos chorreones de mi espeso semen que adornaban sus muslos al caer.
Tantas, y tan agradecidas; mis clientas son mi vida. Tengo otro anuncio de masajes solo de caricias, donde los doy con él en bikini puesto o desnudas, ¡al gusto!, y sin sexo, a no ser que ellas lo pidan.
© Antonio Alexilo 2017