Despertar sexual con mi primo Andrés

Unas vacaciones llenas de momentos memorables con mi monstruo especial.

Yo nací en un país donde la gente nace caliente por naturaleza, el sexo se tiene en la sangre y se descubre rápido, yo no recuerdo como lo descubrí pero se que siempre duermo desde que soy pequeña tocándome el clítoris, que sabía es la naturaleza, nos conduce a nuestras fuentes de placer.

Recuerdo que era una niña pequeña y juguetona. Cuando iba al pueblo a ver a mi abuela me gustaba estar desnuda por la casa y descalza como una pequeña salvaje jugando con mis vecinos, amigos, etc. Como mi madre no me dejaba, me sentía libre.

Uno de mis juegos favoritos con mi primo Andrés 3 año más mayor eran las cosquillas, desde muy pequeñita creo que 5 años él se encargaba de cuidarme cuando estaba en el pueblo, los demás primos eran adolescentes y no nos hacían caso.

Recuerdo que veíamos la TV, cenabamos, nos duchaba y nos metían en su cama, si no quería dormirme o me ponía a saltar, él me decía viene el monstruo cosquillas y yo me partía de risa, mientras él me hacia cosquillas por todas partes de mi cuerpo, el caso es que yo me partía de risa, no podía parar y siempre quería más, aunque nunca he tenido cosquillas.

Lo que si recuerdo totalmente es cuando tenía 9 años, una noche tenía tanto calor que me quite la sabana y el pijama y él hizo lo mismo y me dijo que si quería jugar a las cosquillas que hacia tiempo no jugábamos, pero q no podía hacer mucho ruido porque nos castigarían, me dijo que me pusiera la sabana en la boca, yo le dije q si, y empezó hacerme cosquillas como siempre mientras yo reía encima de él, pero empecé a notar que las cosas cambiaban, mientras antes me tocaba y restregaba su cuerpo con el mió pero no se localizaba en ninguna zona, ahora con una mano me hacia cosquillas y con la otra me tocaba el coño muy despacio, al principio no me gusto y me quede dormida.

Al día siguiente recuerdo que fui al baño y me toque de la misma manera que él había hecho la noche anterior pero no era igual.

Dos días después, le dije que quería jugar al monstruo cosquillas y me dijo, pensaba que te habías hecho mayor y ya no te gustaban y le dije si me gustan, empecé a reírme, mientras me desnudaba, nos metimos debajo de las sabanas y me dijo te voy hacer cosquillas de niñas mayores, quieres y le dije como las del otro día, me respondió que si y le dije que me habían gustado. Notaba sus manos tocándome por todo el cuerpo y restregándose contra mi cuerpo, mientras su mano tocaba mi vagina inexplorada que estaba descubriendo los placeres de su mano, me gusto tanto que me quedaba quieta fascinada mientras él repetía que le gustaba jugar conmigo a las cosquillas. Nos tiramos así dos semanas, cada noche al meternos en la cama me desnudaba y me hacia cosquillas de niñas mayores y yo estaba encantada.

Al año siguiente mi abuela se le ocurrió pasar las vacaciones en mi casa y no pude ver a mi primo Andrés y así pasaron dos años, en lo que yo por las noches me hacia sus cosquillas y recordaba todo lo que pasaba entre nosotros.

El verano de mis once años, yo estaba tan ilusionada con verle, pensaba que todo sería igual pero no fue así, ese verano me dieron una habitación para mi sola, yo estaba siendo cada vez mas mujercita y como se me desarrollaron los pechos ya tenia sujetador, aunque aun no tenía la regla.

El reencuentro con mi primo fue muy frío, él se había vuelto rebelde y tenia granitos en la cara, ni me miraba.

La primera noche no paso nada, pero la segunda vino a mi habitación, estaba enfadado porque había tardado mucho en ir a verle, pero me dijo q si quería que jugáramos y le dije que si tímidamente, cerro la puerta y me dijo q estábamos solos que todos habían salido a cenar fuera que solo quedaba su madre y estaba ya dormida.

Recuerdo que se sentó en la cama y me dijo ya eres una niña más mayor, tengo que enseñarte caricias para niñas tan mayores como tu, me pregunto que si quería aprenderlas y le dije que tenía muchas ganas de aprenderlas. Me quite el pijama y me quede en braguitas, se acerco y me dijo que si tenía pelitos, y le dije que algunos, y me dijo me dejas verlos y me quite la braguita, me tumbe en la cama y abrí las piernas como lo hacía cada noche que pensaba en él. Empezó acariciarme lentamente todo el cuerpo y me dijo quieres que me quite la ropa y le dije si, mientras me metía en la cama. Antes de meterse en la cama se desnudo y dejo ver su pene, yo había visto los de mis amigos pero este estaba como un pincho, era pequeñito pero duro y me dijo yo también quiero cosquillas de niños de mi edad me las haces y le dije si me enseñas.

Nos metimos debajo de la sabanas y empezó a tocarme y a excitarse cada vez más, me tumbe boca arriba con las piernas cerradas y puso su pene en medio de mis piernas y empezaba a moverse arriba y abajo mientras me chupaba mis pechos y al poco note un liquido en mis piernas que limpiamos rápido y se marcho.

Repetimos ese juego una noche más pero era difícil que nos dejaran solos ya que éramos los peques. Una tarde le dijo a mi abuela que me llevaba a la piscina de casa de un amigo suyo, y me dijo vamos a jugar un rato quieres y le dije si.

Llegamos a un matadero abandonado a la hora de la siesta y me quite la ropa y él también, pusimos las toallas en el suelo, y me dijo que quería hacerme algo para saber si me gustaba, que abriera mucho las piernas, y sentí su lengua en mi coño que ya lubricaba solo al saber que íbamos a jugar a nuestro juego. El se paso así mucho tiempo y no paraba de tocarse el pene y luego le salio el liquido, yo pensé que nos marcharíamos y me dijo te gusta la leche condensada y le dije que si, y me dijo tengo un postre muy especial, se unto su pene de leche condensada y me dijo es como un helado, ven chúpalo. Todo lo que él me pedía y me hacía me gustaba, entonces me puse de rodillas y empecé a chuparlo y era tan agradable, llevábamos así un rato cuando se tumbo en las toallas y me dijo ponte encima y ponme tu cosita en mi boca que vamos a tomar el postre juntos nos echamos leche condensada y estuvimos haciendo el 69 un buen rato, recuerdo que me encantaba echarle leche condensada y cuando me levantaba me sentaba un poco en su cara y sentía su lengua dentro de mi, cuando se dio cuenta de que me estaba encantando me dio la vuelta, me echo leche condensada en mi coño y empezó a comérmelo penetrándome con su lengua sin parar, para luego pasar a la punta de sus dedos y a la punta de su pene. Eso lo repetimos varias veces ese verano.

Me empecé a dejar llevar por el deseo por mi primo Yo aprovechaba cuando estábamos solos para ponerle mi culo en su polla y ponérsela dura, le iba a despertar y le despertaba chupándosela, estábamos encantados era todo tan prohibido y tan emocionante pero acabaron las vacaciones y me fui.

Me pasaba todo el invierno fatal, tocándome, necesitaba jugar con él.

Ese verano me fui varias semanas antes, me dijo mi abuela que los padres de Andrés se habían ido a EEUU y que él se quedo con ella, yo estaba tan emocionada, nada más llegar le dije tengo ganas de jugar y él me dijo y yo.

Esa misma tarde nos fuimos al matadero y estuvimos tocándonos, haciendo el 69 y le dije: ya soy mas mujer y tu un hombre, te ha crecido también observando el pene tan grande y duro que tenía. Él me dijo que si quería sentir su polla dentro de mi, es como la lengua pero más dentro, y le dije que si, me dijo q si tenía la regla, le dije que aún no, me dijo q me dolería pero que luego nos gustaría a los dos, que él tenía muchas ganas de estar dentro de mi y le dije bueno. Que íbamos hacer algo especial y nuevo para los dos, espérame esta noche en tu cama que tengo que ponerme crema para que te duela menos, espérame desnuda esta noche que vamos a jugar al monstruo cosquillas.

Esa noche esta nerviosa y me desnude completamente, le vi aparecer nervioso con un bote de aceite de ducha en las manos, cerro la puerta y se desnudo, se metió en la cama y me beso y yo a él, me dijo quieres ser mía chica especial y le dije que si él quería ser mi monstruo especial y me dijo siempre.

Puso su camiseta blanca bajo mi culete, empezó a introducir su pene lleno de aceite muy despacito y sentí un dolor tan grande que le obligaba a quedarse quieto dentro de mi y poco a poco iba metiendo un poco más, hasta que me dijo esta toda dentro, te duele, le dije q un poco y me dijo tenemos que estar así varios días hasta que no te duela, eso mismo hicimos durante una semana y nada que salía sangre ni se rompía el himen, el estaba sorprendido, parecía que tenía un himen bastante elástico, ese verano con casi 13 años y él 16 deje de ser niña para ser la mujer, mi himen al final se rompió y deje de ser virgen con mi primo Andrés del que he estado siempre locamente enamorada, igual que él de mi.

Nos pasamos el verano follando seis o siente veces al día, parecíamos animales, buscando siempre como estar solos y follar en cualquier rincón de forma rápida sin desnudarnos o lenta durante horas, aprendimos posturas más placenteras, y volvimos a ser nuestro postre tantas y tantas veces, empecé a sentir los orgasmos y a engancharme a su polla y a su lengua, igual que él a mi coño, mis tetas y mi boca. Empecé a pedirle las cosas que me gustaban y hacerle enloquecer cuando le follaba entando encima. Fue nuestro despertar sexual que nos duro hasta que cumplí 16 años y que nos ha marcado siempre porque nos genero la necesidad de follar sin parar.

Siempre estaba deseando ir a pasar las vacaciones en el pueblo para estar con Andrés, pero cuando cumplió 19 años dejamos de vernos, empezó a decirme que no estaba bien que éramos familia pero alguna noche no podía resistirse y venía como un perrito deseoso luchando contra sus impulsos.

Muchos años después en unas navidades coincidimos, todo se había enfriado cuando empezamos a tener más experiencias, parejas. Esa noche vino a mi cuarto, yo tenía 24 años y me dijo jugamos y le dije si siempre, y volvimos a follar como cuando éramos niños con la misma pasión, el deseo, me dijo que se casaba y que el juego terminaba pero q no podía dejar de pensar en él. Hay días que nos quedamos solos y me abraza y me dice al oído, echo de menos ser tu monstruo, ay mi Andrés!!!!!