Despertar sexual
Era el mas chico de los cuatro amigos, virgen y muy necesitado de sexo. Lo descubrió esa primera noche en brazos de un jugador de rugby.
Despertar Sexual
Tenía 16 años cuando tomé mis primeras vacaciones fuera del control de mis padres, en una playita todavia desconocida casi, llamada Perla de las Pampas. En un destartalado Citroen que no se como nos podía cargar, partimos cuatro flacos, mi primo Hernán, su compañero de facultad Gustavo, Alvaro , un primo de Gustavo de 20 años y yo, el mas chico de todos, el más inocente del cuarteto. Me llamo Carlos Luis, pero todos me conocen y conocían como Calito. Miro nuestra foto de aquel entonces y me veo un poco mas bajo que todos los demás, algo mas flaco, el único lampiño, el único con cara de muchachito imberbe.. Pero ya para ese entonces ya me afeitaba de vez en cuando y era un tremendo pajero, que vivía todo el día caliente y al palo, y necesitado de otros hombres. Ya era puto y comilón. Me encantaba la garcha ajena, me morìa por acariciar pijas, chuparlas, lamerlas, claro que no lo había hecho nunca. Era un puto teórico o sea era un chico aún virgen..
Años después, me puse a sospechar si en aquel verano, Hernán y Gustavo estaban enamorados. Eran amantes. Cogían seguramente entre ellos. Era algo que se percibía en el ambiente con solo mirarlos, altos, con el cabello largo, no muy velludos, delgados, siempre riéndose el uno con el otro. Pero yo en ese verano, era tan inexperto que no entendía que les pasaba. Me llamaba la atención que no se cansaran nunca de estar juntos, los diálogos que mantenían y la cercanía que siempre mantenían sus cuerpos, por ejemplo cuando jugaban a las cartas, largas horas.
Con Alvaro, el primo de Gustavo, yo no tenía mucha confianza. Sabía que era jugador de rugby, aunque su cuerpo era bastante normal, tenía un pecho ancho y velludo, piernas gruesas y fuertes, brazos con gruesos biceps.. Había escuchado que tenía novia y que ambos estudiaban juntos, pero nada más. Al principio la idea de compartir habitación con él, me inquietaba. Sabía por ese entonces que los hombres no me eran indiferentes, y había leído algo ya acerca de la homosexualidad. Sabía que eso que sentía, estaba mal visto y me sentía cada vez más infeliz.
¿ Porqué la suerte se había burlado de mi:? ¿Porqué no me gustaban las chicas con sus cuerpos redondeados y suaves? ¿Porqué no se me paraba la verga al mirar a una mina aujustándose la bombacha bajo el pantalon, o mostrando la antesala de dos tetas bien turgentes? A mis dieciseis años, la culpa y la vergüenza me invadían y mis chistes, mi sentido del humor, bromas y demás actitudes payasescas eran solo pantallas para mi gran angustia. Era puto muchachos, y la verdad no quería serlo
La primera noche que llegamos, pude ver a Alvaro en bolas y tuve que desviar la mirada para que el no notara mi interés: era peludo, musculoso, fuerte, varonil a mas no poder, y su pija y huevos eran mucho mas grandes que los míos: el era un adulto y yo un chico en desarrollo. Sus pies de dedos velludos, grandes y anchos me calentaban tambien, lo mismo que sus axilas pobladas de un vello negro y brillante como el de su pecho , piernas, culo y sexo. Acostumbrado como estaba a la práctica de deportes con otros hombres, Alvaro se ponía en bolas , delante mio sin inhibiciones y yo vergonzoso de mi pija chiquita y de mis huevitos de adolescente, de mi cuerpo lampiño y aún no del todo desarrollado, me moría de vergüenza de desvestirme delante suyo.
Me imaginaba que Alvaro estaba conmigo con desagrado. Qué podía ofrecerle un pibe calentón y pajero como yo Pero era amable conmigo, simpático, me escuchaba, y esa primera noche hablamos por horas cada uno en su cama, mientras el mar golpeaba las costas y el viento jugaba con la arena. Yo podía ver toda la habitación iluminada por la luna de un gris perlado y eso me parecía exitante. Alvaro fue al baño y cuando volvió me dijo que quería hacer algo, pero que yo lo perdonara si eso me ofendia.
Estoy re caliente Calito y me voy a hacer una paja, espero no te moleste pero no doy mas, me duelen los huevos de las ganas que tengo y si no lo hago no me voy a poder dormir.
Yo no dije nada. Pensé porque no lo hace en el baño, o bajo la ducha. Pero me calle. la perspectiva de que otro tipo a un metro de mi cama, en una habitación a oscuras que daba al mar, se fuera a masturbar, me ponía como loco de deseo y expectativa. Además de trolo y pajero, yo era romántico. Intenté acostumbrar mis ojos a la oscuridad y cuando Alvaro se acostó en su cama con su cuerpo desnudo lleno de vello , fuerte y morrudo a la luz de la luna, para hacerse una paja, mi respiración comenzó a agitarse y me destapé y comencé a acariciar mi poronga pobrecita , tan chiquita ella , tan abandonada, tan adolescente, y mientras el gemía en voz baja para no despertar a los otros dos en la habitación de al lado, yo me pajeaba en silencio, casi llorando de la emoción.
Alvaro era un pajero con ruido, se podía escuchar el ruido de su mano deslizándose por el enorme recorido de su pedazo, sus dedos acariciando su pecho tan velludo, sus manos sobando sus huevos húmedos, sus dedos recorriendo esas piernas griesas, musculosas, largas y fuertes, y sus gemidos , grititos , expresiones , ahh ohhh siiii asiiiiiii siii ooohhh ahhhh ahhha si ahhhh que se hicieron mas frecuentes y mas sexuales. Había mucho de morbo en esa voz, que se iba tornando mas y mas sensual. Pensé que el pensaba en calentarme, en entusiasmarme . En despertar mi deseo por medio de su voz de barítoo tan sensul .
¿ Te estas pajeando Calito? Preguntó Alvaro
¿Te molesta? le respondí.
No para nada, bebé, dijo el..
El"bebe" me sonó a condesendiente, a parte de una oscura trama donde el era el macho mas grande y yo el chico medio pendejo, medio tonto. Por eso mi rabia al contestar..
Pero el deseo pudo más. La fantasía de estar abazado a el, de sentirme protegido por un muchacho mayor rondaba mi cabeza desde hacía tiempo. No quería sentirme mujer ni debil ni nada, pero aquella idea de la ternura de otro hombre bien macho me pudría la cabeza, me excitaba especialmente.
El lo advirtió, no sé como. Reconoció esa necesidad de mi cuerpo, ese deseo de mi piel maricona y sensual y me preguntó bajito con su voz masculina y sensual:
¿Te falta mucho Calito? Yo estoy casi por venirme y quiero venirme con vos.
Ya casi, contesté y el comenzó a jadear y a gemir y a gemir.
Yo subía y bajaba mi mano por la piel tirante de mi erección, apretaba la cabecita y corría una y otra vez la pielcita, acariciaba mis huevos, levantaba mis piernas poniéndome un dedo en mi culito para excitar aún mas mi cuerpo hasta que no pude mas y por fin nos vinimos juntos, el copiosamente , y yo tanto como nunca había acabado.
Fue cuando el percibió que ambos habiamos tenido un orgasmo que dijo entre risas hoy llueve leche de macho en la Perla de las Pampas. Al rato fue al baño a lavarse y cuando volvió me dio una toalla húmeda y enjabonada para que me limpiara. La toalla calló sobre mi pecho y fue cuando lo vi tan cerca, tan desnudo y tan sensual que me mordi de ganas de levantarme y besarlo. Pero no, que pensaría de mi .. Lo que habiamos hecho era un juego de dos muchachos calientes una noche frente al mar pero mas allá de eso, nada podía hacerse.
Ahí me di cuenta que las cosas no eran tan fáciles. Volví a pensar en que ser gay era una maldición, que era algo que me privaba de hacer el amor , que me condenaba a la cosa anónima, a la oscuridad, el ocultamiento, a no tener familia propia y ese pensamiento unido a mi soledad, venció todas mis barreras y me largué a llorar despacito, lamentando mi suerte, apenado por mi mismo, por mi condición de marica , por la vida que me esperaba. Mis sollozos se sucedieron por un largo rato hasta que despertaron a Alvaro que me preguntó que me pasaba. El se acercó a mi, me tomó del hombro y me acostó en su cama, y me abrazó con infinita ternura, como nunca hubiese esperado de nadie. Y asi abrazado a el, me quedé dormido en sus brazos. Por la madrugada, la presión de su inmensa polla en mi culo , ese calor rotundo de su miembro inmenso, comenzó a dilatar mis entrañas, a prepararme para perder la virginidad de mi culo redondito y caliente.
El me hizo poner en posición del perrito y ayudado con una crema fria que untó con mucho cuidado, fue penetrando mi culito con aquella poronga maravillosa, y el dolor que sentí fue lacerante y lo insulté y le dije cosas terribles hasta que el dolor cedió al placer de sentir algo de ese placer que resulta de ser sometido y dominado , de ser usado , de sentir la pija de otro macho en mi orto caliente y cansado, y gritar de placer contra la almohada mientras el me cogía y me cogía y me recogía y me volvía a coger, si si cogeme si cogeme papito cogeme mas hasta que no pueda hablar , metemela en el orto hasta que no pueda mas dale si ahhhh, y el seguía bombeando y yo gritando mientras me cogia y me volvia a coger y convertía a mi culo en una gelatina de frambuesas, y yo sentia como esa garcha dura y fuerte y grande me hacía pomada, puré, y me sentí liberado , adulto , perra en celo, puta, feliz. Y el que antes me había consolado, lanzó un enorme sollozo de felicidad, cuando por fin, acabó otra vez un montón de leche en mi culo, en mi orto delicioso y ya desvirgado.
Cuando amaneció y llovia a cantaros y los otros dos tomaban su desayuno , yo me di vuelta para mirarlo y Alvaro abrió los ojos y yo se los acaricié y besé y el busco mi boca y me entregó su lengua enorme para mi placer , para mi locura , para mi despertar feliz en un dia de lluvia.
galansoy .
Un saludo a todos mis lectores. Escríbanme. Besos g.