Despertar incestuoso de una madre joven 6
En este relato cuento qué y cómo hice para llevar a mi hijo Marcel al teatro porno Esmeralda Pussycat de Bogotá; y, todas las cositas que le hice hasta lograr comerme la gran cantidad de semen que eyaculó.
Hola a Tod@s:
Este será tal vez mi último relato en razón a que presiento que mi hijo Marcel se irá pronto vivir con Andrea; él ya como que no acepta seguirse comiendo a su propia madre, así sea esta la perra que lo induce a tales actos sexuales.
Como les había comentado en mis anteriores relatos, mi obsesión es la verga de mi hijo, la que siempre quise tener dentro de mi chocha, mi boca, mis manos, entre mis piernas, rozándome mi cara, mis tetas, por debajo de mis vestiditos…en fin en todo mi cuerpo. Pero desde aquella vez que me lo había comido en la finca de Suesca, y con lo de mi amante del parque de por medio, ya casi estábamos en el fin de nuestra relación. Ya había decidido que haría lo posible para que él hiciera su propia vida junto a la puta de Andrea, lejos de mí y mis pensamientos obscenos ya muy intermitentes.
Todo iba en ese sentido hasta que un Viernes en la mañana iba pasando por la carrera 39 con la avenida las Américas y vi algo que llamó poderosamente mi atención: un almacén pequeño que vendía camisetas, blusas y ropa interior para dama. De una vez se me disparó la puta que siempre va dormida en mí y me obligó a mirar ese maniquí con una blusa larga, que le tapaba hasta un poco debajo de las nalgas. Seguí rápidamente, atravecé las Américas con rumbo al Banco donde trabajo; pero no había pasado dicha avenida cuando ya en mi mente tenía la idea que con esa ropita que acababa de ver me comería la verga de mi hijo Marcel en el teatro porno como fuera. Me regresé impulsivamente y volví al almacén, pregunté los colores de esos vestiditos y, después de que la muchacha que atendía me explicara que habían blusas con tiritas para usar con jeans y camisetas como las del maniquí para usar con leggins, compré una camiseta negra talla única, elástica y algo porosa.
En el trayecto al Banco únicamente tenía en mi cabeza mi cuerpo metido dentro de esa camiseta que llevaba en mi bolso y ya había decidido que sería lo único que me pondría, con unas medias veladas, liguero y con las zapatillas negras de tacón de 15 cm y que vestida así llevaría a mi Marcel al teatro porno al día siguiente o el Domingo por tardar, aprovechando el Lunes festivo. El día se me hizo eterno pensando en cómo me vería en ese teatro comiéndome la verga de mi propio hijo, se la chuparía hasta la saciedad y luego me le montaría como hice con aquel extraño que ya me había comido en ese mismo sitio. Antes de salir del trabajo al apartamento, fui al baño, me quité el uniforme y toda mi ropa interior, me coloqué el jean que casi siempre llevaba al Banco, la camiseta negra y los zapatos de tacón bajito. Salí y sentí que todo el mundo me cambiaba, de allí salía la puta en busca de la verga de su propio hijo, lo seduciría apenas llegara al apartamento. Lo llamé y efectivamente allí se encontraba, la sorpresa que le llevaba preparada lo dejaría mudo!.
Al llegar al edificio del apartamento, el celador me abrió la puerta de la entrada y seguí hasta la escalera, allí me detuve y rápidamente me quité los zapatos y luego el jean; me estiré la camiseta negra, me coloque los zapatos y subí las escaleras hasta el Apartamento, antes de entrar volví a mirarme y únicamente me relamía los labios, realmente aquella camiseta me hacía sentir muy bien y pronto vería que reacción causaría en mi hijo. Entré abriendo la puerta suavemente, la cerré y me quité los zapatos, lentamente y aproveché que mi hijo estaba viendo la televisión en la sala y me dirigí a mi habitación, me coloqué las zapatillas de 15 cm y, casi al ir a salir le entró una llamada de Andrea al celular de mi Marcelito y no sé qué hablaron pero al momento Marcel me llamó a mi celular (no se había percatado que ya había llegado!) y me dijo que habían acordado con Andrea que se irían a vivir juntos a un apartamento de Chía. Simplemente le dije que si esa era su decisión la respetaría y que contara conmigo para lo que fuera.
Decidí, salir ahora sí caminando como una perra, contorneando mi cuerpo y haciendo ruido con mis zapatillas; se sorprendió al oírme en el Apartamento sin haberse dado cuenta de a qué horas llegué. Al llegar a la sala le dije: Marcelito, mamá tiene algo para ti, quieres verlo? Y apenas volteó a ver el regalito, se quedó mirándome como si nunca me hubiera visto así, como la puta de la mamá que iba excitarlo y comerse esa verga rica, la puta que le acababa de hacer olvidar que se iría a vivir con Andrea muy pronto..
Me le acerqué, le sobé la cabeza, suavemente le dije: Marcelito de mi alma, este fin de semana tu cuerpo será para mí y el mío será de ti, será mi despedida a tu vida con Andrea, para que nunca te olvides de esta puta que siempre te deseará y estará dispuesta a comerte cuando tu quieras o lo desees si Andrea no te satisface completamente, en mi encontrarás a la mujer que se viste con esta ropita para agradar a su propio hijo; ven levántate y te quitaré esa ropa que llevas encima, te necesito como te traje al mundo hijo mío…se levantó como un autómata, lo abracé y besé en la boca pegando mi cuerpo al suyo y bajando mis manos sobre su estómago le quité la bermuda que llevaba puesta, hacía arriba le retiré la camiseta y de una vez me arrodillé para apreciar el objeto de mi perdición. Apenas la tuve al alcance de mi boca, le inicié una paja rápida y se terminó de hinchar, estaba caliente y húmeda en la punta, la introduje en mi boca lamiéndola con mi lengua, la dejé entrar hasta lo más profundo de mi garganta y lo miré a los ojos, estaba perdido y a mi cuenta. Me levanté y le dije: tesoro, hoy te lo chuparé sin que te vayas a derramar en mi boca, te montaré sin que vayas a derramarte dentro de mí, toda esa lechita que tienes en estas güevitas me la echarás mañana encima en el teatro porno a donde iremos a gozar nuestros cuerpos, como siempre ha sido mi ilusión, después de eso te dejaré libre y te irás del Apartamento a vivir con Andrea a otro sitio, ya no debemos seguir en esto, pero la despedida será a mi estilo, para que nunca olvides a tu mamá que te quiere tanto y que te desea hasta lo más profundo de su ser.
Lo senté en el sillón, traje el espejo del pasillo y lo coloqué enfrente de nosotros de tal forma que él pudiera ver lo que pasaría a continuación: me senté al lado de él, le cogí la verga con mi mano derecha, se la sobé suavemente con mi mano y cerrando los ojos bajé a tragármela por completo, lo que hice, como siempre, muy suavemente sin que mi paladar la tocará hasta sentirla en el fondo. La aprisioné entre mi boca y apreté mis labios para dejarla salir lentamente y darle un chupetazo al terminar de recorrerle la totalidad de la longitud, que se me hacía eterna; volví a bajar con mi boca, pero esta vez apretando suavemente mis labios y contorneando mi lengua alrededor de ese miembro erecto y caliente que tenía mi hijo, gemía de placer de sentirlo dentro de mi boca y comencé a dejarlo entrar y subir más rápidamente, a veces lo dejaba salir totalmente y se lo movía únicamente con mi mano izquierda, la derecha la tenía entre mis piernas sobando mi clítoris muy lentamente, tampoco tendría un orgasmo antes de ir al teatro, allí sería el climax!. Terminé mi última mamada y subí mi pierna izquierda sobre las de mi Marcelito y de una dirigí aquel tallo caliente a mi chochita, para besarlo y restregarlo con mis labios vaginales…aquella verga era mía solamente y la gozaría sin hacerla estallar…subía y bajaba diciéndole a Marcel: hijito mira por el espejo, que mañana te tendré así en el teatro y allá no podrás verme así de clarito. Subía y bajaba lentamente recorriendo la longitud de ese tallo hermoso con mi tubo vaginal, sentía apretado y completamente lleno ese hueco de mi cuerpo, deseaba poder cabalgármelo toda la noche…tenerlo entre mis piernas todo el tiempo...pero sabía que si me demoraba mucho allí, sobre ese tolete, posiblemente perdería esa leche que la quería en mi ser en el teatro porno, así que me bajé y volví a chuparle esa verga a mi hijo, con la boca era más fácil poderlo controlar que con mi chochita hirviente. La aprisioné de nuevo entre mis manos y la pajeé entre mis dedos, entre las palmas de mis manos, bajé y se la chupé y succioné apasionadamente, chasqueando mi boca al dejarlo salir, me escurrían mis propios jugos vaginales entre mis labios y me hacían sentir más puta que nunca, le gemía de placer y volvía a dejarlo entrar totalmente en mi boca hasta el fondo de mi garganta, la arqueaba y abría lo más que podía, quería que me hiciera el amor por ese otro tubo d mi cuerpo, pero s me dificultaba y trataba de vomitar…me ponía a pensar únicamente en esa delicia y que la debía adorar esa noche y en el teatro porque sería tal vez la última oportunidad de mamársela, de tenerla a mi completo deseo, hacerle lo que quisiera, porque luego solamente sería a partir del recuerdo y de las grabaciones que le había hecho sin que él se diera cuenta y si lo había hecho no había dicho nada.
Lo cogí de la mano, lo llevé a la habitación mía, lo acosté, regresé a apagar las luces del resto del apartamento y decidí salir a la calle a darme un paseo, eso me ponía aún más perra, eso sí corriendo el riesgo de que me encontrara con algún vecino antes de salir o al salir del apartamento, a esas horas el celador ya se había ido a dormir a la habitación que tenía en el sótano asignada. Salí caminando como una puta, no me encontré a nadie en el camino, ya eran como las 12 de la noche y estaba completamente segura de lo que estaba haciendo, sin importarme nada lo que pasara. A una cuadra del apartamento me encontré con una pareja joven que iba caminando también hacia el parque o a alguna fiesta, me miraban con asombro y yo les devolví la mirada con un gesto de lascivia, era una puta, no la dama que trabajaba en un Banco; seguí caminando contorneando mi cuerpo y al pasar al lado de ellos les dije que si lo querían estaría en el parque, que allí era un sitio apropiado papito y mamita rica…..y que por lo menos podrían ver a una verdadera hembra en celo...que necesitaba de compañía….me siguieron a poca distancia y yo los volvía a mirar por encima del hombro y me subía la camiseta para que vieran que no llevaba nada debajo…pero al llegar al parque la sorpresa mía fue inmensa: allí se encontraban otra vez los perros de aquel sector, la mente se me disparó y exigía ver a mi amante, pero no lo encontré en la revisión que hice a simple vista. Entonces me dirigí a uno de los bancos, me senté y comencé a sobar mis piernas, las abrí por completo y me metí el dedo entre mi chochita, gemía y miraba tanto a los perros como a la pareja que estaba parada a la distancia observándome sin hacer nada, sin acercarse a acompañarme; entonces tomé la iniciativa: me paré del banco y me dirigí, pero hacia los perros…me arrodillé y comencé a gatear como si fuera uno de ellos, agaché mi vientre y levanté mi culo al aire y esperé a ver si algún perro trataba de montárseme…solamente uno se me acercó, me olio mis piernas y cuando se trató de retirar le alcancé a coger una pierna y lo atraje hacia mi cuerpo, ese olor ya lo conocía…con la otra mano le cogí la parte baja del vientre y llegué a tocarle el pene que estaba dentro de la piel, se lo sobé pero no surtió ningún efecto…lo dejé que se fuera y me paré de nuevo, me estiré la camiseta hasta que tapó mis nalgas, me eché el pelo hacia atrás y volví a coger el camino a mi apartamento; la pareja estaba como una estatua observando aquella escena que les había brindado esta perra humana, pero ya no quise volver a acercármeles…mi mente de madre en celo me dirigía de nuevo a mi habitación…pero no quería llegar, tenía miedo de que terminará haciendo eyacular a mi hijo esa noche y ese no era el plan.
Al entrar al apartamento las luces estaban todas apagadas, incluyendo la de mi habitación, pero la claridad penetraba a través de la ventana y dejaba observar el cuerpo completamente desnudo de mi hijo. Me recosté al lado suavemente para no despertarlo y apoyé mi cabeza sobre su vientre, le cogí la verga con mi boca y empecé a chupársela muy suavecito, estaba completamente encogida, me acosté como si quisiera que termináramos en una mamada mutua, le cogí esa salchichita entumecida con mi mano izquierda y le hice una pajita lenta, doblé mi pierna izquierda y le puse la rodilla en el pecho a mi Marcel para que si quería me diera una chupada, pero lo que le dije al despertarse fue que mirara el pastel que sería suyo en unas horas, yo no dormiría hasta por la noche, cuando volviera del teatro llena de la leche de aquella verga. Le dije que tratara de dormir, que dejará que mamita le ayudara a dormir ese bebecito que tenía entre las piernas; saqué la punta de mi lengua y la pasé por la cabeza de aquella delicia, de mi tormento, mi Marcel apenas gemía lentamente, pero mis caricias eran premeditadas, casi de amor más que de sexo, para que no se fuera a derramar esa noche. Recorrí con la punta de mi lengua esa verguita mientras le sobaba el vientre con mi mano, por fin la cogí con mis labios y la icé para dejarla entrar totalmente en mi boca, aprovechando que estaba todavía adormecida; poco a poco la sentí crecer entre mi boca y entonces la cogí por la raíz con la mano que le estaba sobando el vientre, lo miré a la cara, le envié un beso en el aire, le piqué el ojo y volví, sin dejar de mirarlo, a lamerla con la punta de mi lengua desde la cabecita hasta la raíz, para luego al subir engullírmela totalmente al dejar entrar la verga en mi boca…que delicia Dios mío, quería a ratos besarla y chuparla rápidamente hasta que se derramara dentro de mi boca, pero sabía lo que debía hacer hasta la tarde cuando realmente sería mía toda esa leche, la verga de mi hijo y todo su cuerpo que estaría a mi disposición, sería capaz de hacer lo inimaginable, eso lo sabía desde que mi amante del parque me hizo suya y lo que traté de hacer esta noche en el mismo sitio pero con otro perro. Definitivamente no me importaría nada de lo que vieran o dijeran los que nos vieran o los que me han visto, sería el problema de ellos, el mío lo estaba gozando a más no poder. La chupaba tiernamente, mientras la dejaba resbalar suavemente entre mis dedos índice y corazón…cerré los ojos y me la imaginaba en el teatro, frente a los espectadores….eso sería esta tarde…para lo cual debía ir bien preparada…a mi Marcelito ya casi lo tenía a punto, a mi deseo. Así, chupándosela suavemente me quedé dormida y desperté hacia las 9 de la mañana con mi cabeza entre las piernas de mi hijo, quien tenía esa verga otra vez como una salchichita, esa salchichita que haría crecer entre mis manos y boca hasta llevarla a mi chocha caliente y ya con dolor intenso de necesidad de tener el orgasmo tan buscado y deseado por mi mente y cuerpo de puta en celo, de perra descarada y deseosa de que se la culeara su propio hijo.
Cuando me levanté, volví a acogérsela con mi mano y la llevé a mi boca para saludarla en el día que sería mía otra vez, tal vez la última vez o por lo menos en esta etapa de convivencia juntos. Bajé y subí mi cabeza hasta que esa verga creció a su tamaño normal, me arrodille en la cama, levanté mi culo al aire, pasé mi pierna derecha sobre el cuerpo de mi hijo y con la mano guié ese tolete a la entrada de mi chochita que estaba deseosa de comérsela una vez más y dejarla allí adentro prisionera por siempre y totalmente. Solamente subí y bajé unas cuatro veces muy lentamente y le dije: hijo mío levantémonos y nos alistamos para ir a nuestro nido de sexo…él dijo que le daba mucho miedo, que nos podían descubrir, que no sabía qué hacer. Le dije: quiere echar a perder la cogida más hermosa que tu mamá te va a dar? no quieres ver gozar a tu madre con esta verguita adentro?. Marcelito me contestó “No es eso, si quiero que seas feliz mamita rica, que goces como siempre me has acostumbrado…pero es que en un teatro…. me da miedo!”; lo tranquilicé diciéndole “No te preocupes Marcelito, yo ya he estado ahí con una amiga mirando cómo es el ambiente y ya verás que no es más sino relajarse al principio y gozaremos de lo lindo, yo haré todo, tú me satisfarás con venirte en mi boca, en mi chochita y en todo mi cuerpo, no te vayas a preocupar por quienes se nos acerquen, siempre hay unos tipos que lo hacen, pero únicamente miran y se van; claro que el espectáculo que les daremos esta tarde será total y tal vez se queden y hasta quieran participar, pero tu les harás cara de pocos amigos y ellos se irán.
Nos levantamos cada uno a su cuarto, me rasuré totalmente mi entrepierna y labios vaginales, me bañé y perfumé el cuerpo y salí a alistarme: me coloqué unas medias veladas negras transparentes, un liguero del mismo color, la camiseta negra y los zapatos de tacones de 15 centímetros. Marcel se colocó un jean, una camisa de manga corta de abotonar, tenis blancos y listo, le había dicho que no se fuera a colocar interiores para facilitar las cosas en el teatro. Me coloqué encima un sobretodo negro que me daba por debajo de las rodillas, para darme más tranquilidad en la calle (de día era diferente a cuando me paseaba como una puta de noche) y de paso le daba más tranquilidad y más confianza a Marcel.
Bajamos al parqueadero del edificio y cuando entré al carro me quité el sobretodo..Marcel apenas podía creer lo que estaba viendo…a su propia madre vestida como una puta profesional…con un caminar cadencioso y mostrando unas piernas blancas, largas y bien torneadas, las que se veían perfectamente aún por encima de las medias veladas negras que las cubrían, porque al estirarse se transparentaban casi totalmente. Nos fuimos en el carro, y en los semáforos hacía lo posible por mantener mis piernas elevadas y separadas para que me las viera mi hijo, para irlo excitando por el camino a aquel nido de sexo al que siempre había querido llevarlo y que se estaba haciendo realidad el día de hoy…no importaba que ya supiera que sería la última vez que lo tuviera a mi disposición…al llegar a uno de esos semáforos, se me acercó una vendedora de periódicos y se llevó l mano a la boca apenas vio mi vestidito que no cubría casi nada, pero mayor fue su sorpresa cuando pasé mi mano derecha sobre la bragueta del pantalón de mi hijo…y pasé mi lengua por mis labios…dirigí mi cabeza a ese punto de mi adoración y le di un beso con lamida de lengua sobre el pantalón…cambió el semáforo y aceleré rápidamente el carro…el que dejé en un parqueadero cercano a la Universidad Central que queda allí cerca del teatro porno. Nos bajamos del carro y me coloqué de nuevo el sobretodo…salimos y caminamos por la calle del parqueadero hasta llegar a la carrera Séptima (en la cual queda el Teatro Esmeralda Pussycat…el porno de de siempre). Caminamos por el andén de arriba y cuando estábamos enfrente del teatro, me transformé en la zorra que estaría adentro…me abrí el sobretodo y cogiéndole la mano a Marcelito se la dirigí a mi entrepierna…”siente hijito cómo tienes a tu madre, cómo está de húmeda y calientica la chochita que te comerá esta verguita linda que tienes acá…se la apreté con mi mano derecha..Marcel retiró con algo de miedo su mano de mi entrepierna húmeda y lo abracé y le di un beso con lengua… vamos hijo de mi alma…a hacernos felices y gozar nuestros cuerpos adentro…nadie sabe que somos madre e hijo….pero siempre sabré que la verga que me comeré, que acariciaré y que montaré será la tuya hijo mío…”…cruzamos rápidamente la carrera calle y entramos al teatro, eran como las 12:30 del día, ya había empezado la función que es rotativa hasta las 7:30 de la noche; o sea, que teníamos unas 6 horas para hacer lo que quisiéramos adentro con mi hijo. Entramos cogidos del brazo como dos novios cualesquiera y, al pasar la máquina registradora, le dije que me esperara mirando la cartelera de películas porno que ofrecían, mientras yo entraba al baño de damas…que tenía necesidad de entrar a arreglarme un poco. Entré al baño y mirándome al espejo lo único que me quité fue el sobretodo…me acomodé totalmente las medias veladas y me arreglé la blusita-vestidito…me la estiré un poquito pero dejando ver claramente las intenciones que llevaba, para que a nadie le quedara la más mínima duda de que hoy habría doble espectáculo. Salí al pasillo donde dejé a mi Marcelito, lo tomé del brazo y revisé un poquito la cartelera de películas que vendían allí…había una de mujeres con PERROS!!!...le hice el comentario de que cada cual tenía sus necesidades y que las satisfacían de la mejor forma que considerarán…le piqué el ojo y nos dirigimos a la entrada de la sala…lo dirigí por el pasillo de la izquierda, pasamos por el frente de la pantalla muy despacio y subimos por el pasillo de la derecha hasta las butacas dobles que yo sabía estarían desocupadas a esa hora y efectivamente así fue. Vimos una película completa sin acariciarnos mientras Marcel se cogía confianza y se acostumbraba a la oscuridad de la sala.
En el intermedio, recosté mi cabeza en el hombro derecho de mi hijo…dejé caer lentamente mi mano derecha sobre el estómago de Marcel y la dejé reposando sobre la bragueta…Marcel se sobresaltó y me dijo “Mamita…nos verán…espérate a que vuelvan a apagar las luces!, le dije que mirara alrededor, que casi no había gente a esas horas...que se tranquilizará…”relájate mi niño…yo sabré hacer las cositas que tengo pensado sin que haya ningún problema...acá se puede hacer de todo hijito mío….”. Le comencé a sobar la verguita por encima del pantalón…le bajé el cierre y le saqué el tallito que estaba escondido…lo hice con cuidado porque sabía que allí había un manjar de líquido pre-seminal que quería tragarme…bajé mi cabeza y cogiendo la verga de mi hijo, por la base, le estiré el cuero hasta que salió la cabecita de esa rica verga, la cual estaba inundada por el pozo del manjar transparente…el cual toqué con la punta de mi lengua y luego dejé entrar totalmente a mi boca, se lo succioné todo y le di una chupada de bienvenida a mi cuerpo. Le di unas dos o tres mamaditas lentas y profundas… y calculando que ya iba a empezar la otra película me levanté, me recogí un poquito el vestidito y me dirigí de nuevo al baño de mujeres, lo hice caminando muy sexy…contorneando mi cintura al dar los pasos cadenciosos que ya me sabía de memoria…sentí el frío del aire del teatro entre mis piernas…salí al pasillo, seguí hasta la cartelera y me detuve a ver la película de mujeres con Perros. Entré al baño, no había nadie allí, así que sería para mí solamente; en el de hombres si se oían voces, lo que indicaba que estaban ocupados. Me estiré lo más que pude las medias veladas, me subí la camiseta para subirme y estirar el liguero, me volví a estirar la camiseta hasta que sentí que me tapó las nalgas y volvía a salir del baño, me dirigí al mostrador y le indiqué a la dependienta que quería comprar la película de zoofilia que había en la cartelera. La dependienta se quedó mirándome, al igual que uno que otro cliente que estaba charlando con ella, no me importó, ella buscó la película, me la entregó, se la pagué y volví a entrar a la sala, me paseé por el pasillo de siempre, entré por la izquierda, fui al frente y subí por el pasillo de la derecha hasta donde me encontraría con mi hijo. Al llegar, lo primero que hice fue dejar la película entre el bolsillo del sobretodo, me quedé parada con los brazos en jarra y de la forma más sexy y puta que pude (Marcel apenas me miraba de reojo, seguía con pena y miedo a que algo pasara) me le acerqué y le dije: tranquilo, relájate, mamá ya casi empezará la función. En ese momento se apagaron las luces de la sala y empezaron los trailers que anunciaban las próximas películas. Lo primero que hice fue sentarme y dejar atrás mi culo, para poder tener acceso fácil al cierre del pantalón de mi hijo, le sobé la verga por encima del pantalón pero no reaccionó, estaba casi perdida por el miedo lógico que debería estar sintiendo mi hijo… la seguí sobando, pero tenía claro que el orgasmo no demoraría mucho por la preparación previa de la noche anterior. Le bajé el cierre y le dije que se estirara, necesitaba bajarle el pantalón hasta el piso. Se arqueó, le bajé el pantalón, pero yo tenía que hacer que aquello durara y que fuera muy placentero…se empezaron a acercar los mirones de siempre…no me importaba, desde que salí del baño era la puta que siempre había estado acá; me le acerqué y pegué mi cola a la de mi Marcel, como si estuviéramos sentados normalmente, con la mano derecha le inicié la paja suavemente y con la izquierda le sobé la pierna y la subí hasta mis tetas, bajé la manga de la camiseta de tal forma que mi teta derecha quedó al aire y le cogí la cabeza a mi hijo para acariciársela con mi mano y acercársela a mi teta para que me la chupara, esta vez quería que me pasara la lengua por todas partes, me pasó la mano derecha por detrás y me bajó la otra manga de la camiseta quedando mis dos senos al descubierto totalmente; la camiseta se había recogido lo lógico por la parte de abajo, así que mis piernas largas y turgentes ya se notaban desde lejos ante el resplandor de la proyección de la película, Marcel ya tenía las dos manos ocupadas sobando mis tetas mientras la mano derecha mía estaba subiendo y bajando el tallo de mi deseo, esos 23 cm adorados de carne caliente y palpitante.
Mi hijo me mordisqueaba la oreja y yo le ofrecía el resto de mi cuello y cara echando la cabeza hacia atrás y suspiraba fuerte para excitarlo aún más, ya habían dos o tres personas adelante, atrás y por el lado del pasillo observándonos, lo que me ponía más excitada, seguía pajeando la verga de mi hijo bien al aire para que vieran lo que le estaba haciendo y se prepararan para lo que venía, mi culeada deseada, la comida de la verga de mi propio hijo delante de extraños quienes ignoraban que éramos madre e hijo. Le dije a Marcel en voz algo alta, con la esperanza de que alguno oyera y se pusiera más interesante la escena: “hijo de mi alma y de mi cuerpo, te quiero muchísimo, te deseo hasta no más poder y quiero que me entregues esta verguita hermosa que tienes para que mamita te la acaricie, te la chupe y te la monte hasta hacerte completamente feliz, quiero que me des la lechita en mi chochita, en mi boca, en todo mi ser, quiero probarla una vez más hijo de mi cuerpo, esta que será tal vez la última oportunidad en que estemos culiando juntos en un sitio público o en nuestras camas; él apenas contestó: lo que tu digas mamita rica, haz de mi lo que quieras, soy tuyo, ahhhhh…..que rico que mueves tu mano…..Abrí mi pierna izquierda, le cogí la mano a Marcel y se la llevé a mi pubis…”sóbame hijo, siente cómo tienes de excitada a la puta de tu madre, que ricooooooo….sóbame más duro y méteme tus dedos en mi cuquitaaaaa….”, mi mano derecha no paraba de pajear esa verga….”deja que mamá te enseñe…acaríciame el clítoris suavecito y sostenido, no quites la mano de ahíiiiiii….”, eché mi cabeza hacia atrás por encima del espaldar de la silla y arqueé mi cuerpo hacia arriba….aaaahhhhh…..mi cara se encontró con una verga pajeándose atrás de nosotros pero no tan cerca…quisiera haberla tenido al alcance para habérsela chupado furtivamente sin que mi hijo se diera cuenta….mi hijo me mordía el cuello…y me sobaba el clítoris….ya no aguantaba más en esa situación así que me enderecé en la silla y recogí mi camiseta que quedó desde mi ombligo hasta las tetas, humedecí mi mano derecha metiéndola entre mi boca, la bajé a mi chocha y la pasé por mis labios vaginales para terminar de humedecerla, abrí mi pierna izquierda y la monté sobre el descansabrazos de la silla de al lado, eché hacia atrás mi cola hasta chocarla con el mismo descansabrazos y le cogí de nuevo la salchicha palpitante a mi hijo con la mano humedecida por mis jugos bucales y vaginales, se la sobaba suavemente y la dejaba resbalar entre mis dedos para darle más placer.
Le sobé la verga hasta dejarle toda la humedad de mi mano derecha en el tallo y cambié de mano, recogí mi cuerpo hacia atrás y arriba mientras le cogí la raíz del mástil con mi mano izquierda, bajé mi cabeza de una a esa hermosura de carne….me la comí toda de un solo viaje y dejé mi boca en el fondo de la entrepierna de mi hijo mientras levantaba mi cola y me arrodillaba en la silla quedando mi culo, nalgas y piernas totalmente al aire, sentí el frío de la sala sobre mi piel pero un fuego interno que me devoraba, que me obligaba a chuparle el miembro a mi propio hijo, que en este momento era un macho cualquiera satisfaciendo a una hembra en celo. Mi codo derecho servía de apoyo al resto del cuerpo mientras mi cabeza subía y bajaba lentamente engulléndose la verga de mi Marcel, quien comenzó a gemir de placer y yo continuaba chupándosela y haciendo ruido al chasquear mi boca cuando estaba en la punta de esa hermosura y ricura de vergaaaaa…..que rico y calientica se sentía al tocar mi paladar, como resbalaba hasta tocar la campanilla y tratar de entrar a mi garganta….dejé que la verga saliera totalmente, subí y le di un beso en la boca de mi hijo con lengua y tornillo, volví a bajar y le lamí toda la longitud de ese salchichón enroscando mi lengua alrededor del cilindro de carne que tenía cogido entre mis manos, la restregué entre mis labios cerrados y mis mejillas, quería estar untada de ese líquido pegajosito y rico por todo mi cara. La cogí por la raíz y la doblé hacia afuera, la dejé entrar en mi boca y le hice la mamada que desde anoche le quería hacer: entrar y salir rápidamente mientras la mano seguía en su sube y baja....ahhhhh…que ricura y calentura con dolor debajo de mi vientre...mi hijo debería estar igual…aquella mamada era la mejor que podía hacer en ese momento y no quería que se le fuera a olvidar a mi hijo, para cuando estuviera con Andrea me recordará. Bajé mi cabeza para dejar entrar de nuevo la delicia de verga de mi hijo y éste me recogió el pelo con las dos manos y me empezó a empujar hacia abajo fuertemente la cabeza…como queriendo penetrarme la garganta; yo no hacía sino dejar que trabajara mi boca, mi lengua y mis manos….eran chupetones tras mamadas suaves y pajeo con la mano. Marcel se arqueaba, lo que me decía que estaba a punto de entrar en la zona de felicidad tan grande que no se puede regresar voluntariamente!. Le apreté los testículos con la mano izquierda y se los empujé hacia la silla, para que me quedara más longitud disponible de esa carne cilíndrica, bajaba y subía mis labios con la lengua afuera por toda la longitud de la verga de mi Marcel…se la pasé a mi mano derecha y la dejé entrar nuevamente en su totalidad en mi boca, la que dejé en el fondo por unos instantes y volví a sacarla rápidamente. Marcel únicamente gemía y me empujaba la cabeza hacia su entrepierna, mi mano izquierda estaba ahora sirviendo de apoyo sobre la silla y para recoger mi pelo de zorra que se me iba hacia adelante cuando bajaba mi cabeza para engullirme el objeto de mi perdición y adoración. Recogí mis rodillas y las pegué a la pierna de mi hijo de tal forma que parecía que estaba en posición de perra, seguía chupándosela con más ganas y haciendo más ruido sexual, contorneaba mi culo al aire para que me lo vieran desde todas las partes de la sala.
Cuando empecé a sentir una mano de mi hijo acariciándome mis nalgas desnudas y con la otra empujando mi cabeza hacia abajo, sentí perder el conocimiento y el control, el placer era inmenso y nublaba mi mente de perra en celo y simplemente lo asumía la hembra a punto de tener un orgasmo fantástico sobre la verga de su propio hijo, era algo inimaginable hace unos dos o tres años, pero que ahora era una necesidad como la alimentación. La chocha me dolía desde adentro, quería descargar todo ese amor que tenía reservado a mi hijo Marcel. Abrí mi boca como la boa constrictor y dejé pasar totalmente la salchicha de mi hijo hasta tocarle por fin los testículos con mis labios penetrados por la carne caliente y húmeda que me estaba tragando; esto lo hice unas cinco veces y luego le daba chupetones grandes, sabiendo mi cuerpo que serían tal vez las últimas que le daría a esa belleza de tolete, el cual estaría dentro de mí en unos momentos. Estaba completamente arrodillada en la silla, con todo mi cuerpo casi desnudo, cubierto únicamente entre la cintura y el ombligo por la camiseta ya totalmente recogida en esa zona, con la palma de mi mano izquierda apoyada en la silla y el codo de la izquierda también, pero ésta por encima de las piernas de mi hijo, la cual hacía le trabajo de pajear mientras mi boca chupaba el néctar del amor, la frente prácticamente la sentía rozar con la silla donde estaba sentado Marcel, le movía la verga en semicírculos y círculos sosteniéndola con mi boca y por la raíz con mi mano hambrienta y deseosa de conducirla a mi chochita, ya casi no aguantaba más…ahhhhhh…más chupadas con chasqueos….levantar el culo y mostrarlo sin pudor alguno con los espectadores…mi mente no estaba sino pensando en hacer feliz a mi Marcel y hacer gozar a mi cuerpo; no aguaté más….le di el último lengüetazo a lo largo del tallo de la verga, la dejé entrar suavemente por última vez, la dejé salir y le sí un último chupetón sonoro a la cabeza hirviente y me levante de la silla, me paré de espaldas a mi hijo y me le senté en esa hermosura de tallo…sssssssiiiiiiiiiiii que ricuraaaaa…..ohhhhh….uuuuufffffff….ssssiiiiiiiii…..oh siiiii, siiiiiii, siiiiii cláveme más hijo mio….métame esa cosita rica……que placer que le estásdando a tu mamá…..dale duro…culéame lo más que puedaaaaassssss….ahhhhhhhhhhh….papito riiiicoooo que me haaaaaceeeees? hazme gozar…como la perra que soy y que lo seré cuando quieras….culeame hijo de mi alma……papito riiiicooooooo…” Marcel gemía del placer que estaba sintiendo con el sube y baja del cuerpo de su propia madre y le alcanzaba a oír en medio de mis gemidos y goce...”si mamita rica sigue así uaaaaaaaaahhhh, sigue mamiiii….uuuuaaaahhhh…si mamá…..” Dios santo reconozco que perdí totalmente el conocimiento racional, solo oía a mi hijo y a mi misma hablar y decir palabras de amor y de necesidad de sexo, de culear mássss…..ahhhh….no me la saques hijo…déjela que se besen con mi cuquiiiita…. En ese instante de locura y perdición total, de enajenación mental, volví a hacer algo que no sabía que podría volver a hacer: me quité la camiseta totalmente, me volteé y mirando a mi hijo a la cara puse mis manos sobre los descansabrazos a lado y lado del cuerpo de mi Marcel, bajé mi boca y lo besé en los labios, un beso de amor, de reconocimiento eterno por el goce que me estaba dando y que me estaba permitiendo darle….era algo inigualable por las cogida anteriores todas juntas….no quería que se acabara esta situación de placer tan grande….bajé nuevamente a besar la punta de la verga de mi Marcelito y la dejé entrar una vez más a mi boca sedienta de más placer sexual, del placer que tan solo aquella verga le podía dar, solamente esa y ninguna otra!, subí mi rodilla izquierda sobre la silla y en el otro lado apoyé mi rodilla derecha, cogí la verga de mi hijo y la dirigí a la entrada de mi cuca ardiente y destilante de líquidos sexuales… me senté en ese tallo…que ricura Dios mio…que locura…”continúeeee…continúeeeee hijito de mi cuerpo……aguanta todo el resto de la tardeeeeeee………..no me la vayas a saaaaaccccaaaaaarrrrr…que ricura de verga tienes hijo….que placer tan grande el que le estás dando a la puta de tu madre, que es una zorra irredimible….mírala desnuda cabalgando a su propio hijo…..ahhhhhh….papito rico…..métamela siempre que me veas vestida como una perra en celo…..déjame metérmela entre mi ser……ahhhhhhh……continueeee……ahhhhhhh…mi niño…..mi Marcelito rico……siiiii…..siiiiii…continuee……… siiiiiiiiiii……….aggggghhhhhh…..continuemos por siempre…..aggggghhhhh…aggggghhhhh…te la quiero chupar otra vez papito rico….espérame un momentooooo”, bajé otra vez al encuentro de mi boca con el objeto de mi placer y se la chupé duro y rápido y cuando me fui a volver a subir para la estocada final vi alrededor la gente que nos observaba atentamente, ya la película no estaba en la pantalla, estaba en las butacas al lado del aviso de no fumar, que iluminaba de rojo la sillas vecinas y permitía ver lo que estaba pasando allí, pero no era necesario ningún bombillo, todo se olía en el ambiente.
Me volví a subir y ensartar esa verga dura, larga y caliente entre mis piernas, otra vez ese placer infinito…sentir ese hierro caliente penetrando suavemente mis carnes como si fuera un ingreso de mantequilla al tubo vaginal, que se sentía completamente lleno. Me eché hacia adelante y le puse mis tetas en la cara de mi hijo, quien empezó a morderme los pezones, yo subía y bajaba mientras mi hijo me acariciaba as nalgas con las manos, ayudándome a bajar y subir, me chupaba los pezones y mi cabeza pasaba hacia atrás, alcancé en mi desespero de placer a hacerle señas a uno de los espectadores que había atrás, pero no se quiso acercar…se la hubiera mamado sin lugar a dudas…”ahhhhhh…..subía y bajaba sin dejar tocar mi vientre con el de mi hijo, como bailando sobre un palo….ahhhhhhhh….ahhhhhhhhh…ohhhhh siiiiii apito ricodéjme gozar y goce de tu madre….”, los de adelante deberían estar viendo en pleno la verga de mi hijo entrar y salir de mi cuca y de paso ver mi culo y mis nalgas, pero no me importaba, al contrario me excitaba más y más….miré hacia atrás por encima de mi hombro y en la pantalla estaban pasando escenas de penes entrando y saliendo de varias chochas en una orgía..pero casi todos estaban pendientes de nosotros y de nustros gemidos que subían más y más de volumen…aaaahhhhhhhh siiiiiiiii….uaaaaaaaaa………oh siiiiii…..uffff….aggggghhhhh….” sentíque mi hijo recogió las piernas y me arrunché más sobre su cuerpo y aceleré la subida y bajada de mi cuerpo sobre esa verga……”uuuuuufffffff…continue hijo mío…dale más placer a tu madre….hazla sentir los que es el amor sexual….que ricura papiiiiiitooooo….” Cuando sentí un chorrito caliente descendiendo por mi vientre, supe que era la hora de bajarme a hacer el trabajo final de aquella montada: levanté mi cuerpo, bajé mi cabeza, recogí mi pelo hacia atrás y con solo mi boca actuando cogí esa verga y me la metí hasta el fondo y empecé la mamada más rápida y suave que le había dado a la verga de mi hijo Marcel….”mmmmmmhhhhh………gggghhhhhh…….ghhhh….gggghhh…” y sentí el semen de mi hijo que salí a chorros calientes de ese pene hermoso que yo ayudé a construir dentro de mi cuerpo…se derramó a gritos…..era lo previsible…aunque se tapaba la boca y se mordía los dedos…estaba gozando de lo lindo y mi orgasmos esperaba un momento…al terminar de succionarle el líquido que quedó (buena parte se escurrió por las comisuras de mis labios y el sabor saladito nunca se me había hecho tan agradable como en este momento….tragué parte del semen y dejé que el resto escurriera por mi quijada y me untara mis tetas y mi pecho…la cantidad era considerable….que ricura…sobretodo que debajo de mi entrepierna aún estaba la llama prendida!. Volví a subirme en posición de cabalgada y sin más ni más dejé escurrir mi cuerpo sobre el mástil aún duro, pero mucho más liso que antes, subí y bajé a toda prisa por un minuto o menos y se me vino todo el mundo encima…Diiiiiiioooooooooossssssssssss que me estaba pasando….que ricura de momeeeennnnntoooooo, no podía ser que mi hijo me representará este placer tan grande….papito ricoooo…no me vayas a quitar ese paquetico de mi chochita…déjalo ahíiiiii hasta que nos quedemos dormiiiiiidos…..que locura estábamos alcanzando orgasmos inmensos en un sitio público, en un teatro porno, que en un principio parecía una locura, pero la locura era ahora de placer inmenso.
Así nos quedamos unos minutos y de pronto se terminó la película y se encendieron las luces!!!!, pero ya no había nada que ocultar, me bajé lentamente y me senté en la silla, me sentía toda húmeda y untada de semen, estaba en la gloria!. Me iba a poner la camiseta, pero decidí quedarme así hasta que se volvieran a apagar las luces. Cuando así ocurrió, me puse el sobretodo directamente, lo ajusté con el cinturón y guardé en el bolso la camiseta, mi camiseta negra. Marcel se puso el pantalón y los tenis, lo cogí de las manos, se las apreté, lo besé con ternura y le dije vámonos. Realmente tenía pensado que podríamos seguir otro rato pero quedamos prácticamente agotados después de esta culeada tan hermosa, sin lugar a dudas la mejor de mi vida, la más completa, la más completa, superando a cualquiera que haya tenido o visto. Al salir de la sala y pasar frente al baño, hice la última locura: tiré de la mano a mi hijo y lo entré al baño de damas, casi todos se habían vuelto a entrar a la sala y la dependiente como que ni se dio cuenta o no dijo nada. Allí le lavé la verga en el lavamanos, me limpié la cara del semen que tenía regado, entré al inodoro con Marcel, lo senté en la tasa y le bajé los pantalones otra vez…inicié otra mamada rica…se lo chupé con ternura y amor, más que con deseo sexual, así estuviera haciéndole el amor! Era mi hijo y no lo iba a tener más conmigo, o al menos no por mucho tiempo, así que me abrí el sobretodo y me le volví a montar a aquella verga rica, que no estaba tan dura pero se sentía rica entrando como una babosa entre mis piernas y entre mi vagina con algo de dificultad, así que me desmonté y volví a trabajarlo con mi boca y lengua, hasta que lo tuvo duro otra vez, me le subí y comencé a subir y bajar, gemía nuevamente pero no tan duro como en la sala, cuando entró la dependienta y me tocó en la puerta!, salí tapando a mi hijo de la vista de aquella mujer que nos hacía difícil seguir con mi plan…nos pidió el favor de que abandonáramos el lugar lo más pronto posible y le dije que nos diera un momento que mi hijo necesitaba que la mamá le hiciera el aseo…y me miró con incredulidad y me dijo qué está diciendo? Éste muchacho es su hijo? No puede ser…hasta dónde hemos llegado con la desmoralización humana! Y con esa frase me quedé hasta que llegamos al apartamento agotados, a dormir hasta el otro día y sin saber cuándo volvamos a estar juntos para podernos gozar de nuevo!.
Realmente este relato lo escribí en un momento en el que otra vez se detonó el deseo de culear que me agobia casi que permanentemente ahora que Marcel ya no está conmigo…tal vez siga haciendo locuras con mi vida: iré de nuevo al parque vestida como una perra en celo que busca su perro…volveré al teatro porno a recordar lo que hice allí con mi hijo, lo que hice con mi amante esporádico antes de traer a Marcelito, tal vez me vuelva a culear a desconocidos allí…no lo sé, sólo el tiempo lo dirá…pero lo que si ya tengo seguro es que me compraré un perro que tenga una verga grande (no como la delgada del Dálmata que me hizo suya en el parque y que me marcó, mi segundo despertar sexual: el despertar zoofílico de una madre incestuosa joven… estaré pidiendo consejos a Susana Torres, quien al parecer publica este tipo de literatura en esta misma página de todorelatos, en la sección de zoofilia. Pienso que el perro lo podré tener y “visitar” sin ningún problema en mi finca de recreo de Suesca, allí podré hacer todo a mi gusto. Estaba pensando en comprarme un cachorro y criarlo personalmente…pero eso sería esperar demasiado tiempo…..
Si las cosas se dan como las estoy planeando con mi perro…al que llamaré Marx, para cuando me esté cogiendo me pueda imaginar que es mi hijo Marcel…miraré que hay que hacer para gozar de esta nueva experiencia en mi vida sexual desenfrenada que llevo ahora.
Besos a tod@s,
Marta Patricia