Despertar incestuoso de una madre joven 4

En este quinto relato, cuento cómo después de salir del teatro porno me dirigí a mi apartament, al parque del barrio y a la finca de Suesca, donde me volví a comer la verga de mi hijo Marcel.

Hola de nuevo a Tod@s:

En este relato les describiré lo que hice para volver a comerme la deliciosa verga de mi hijo Marcel. Como les comenté en el relato pasado, en el cual salí del teatro porno sin haber logrado tener mi orgasmo después de comerme y cabalgarme la rica verga de un espectador, me dirigí, tal y conforme me había quedado en el teatro, a mi apartamento con la decisión ya tomada de que la verga sobre la cual me derramaría sería la de mi propio hijo. Sin embargo, antes de llegar al apartamento, aún estando dentro del automóvil, recibí una llamada de Marcel, diciéndome que se iba para una fiesta con Andrea y sus amistades. Todos mis planes se me derrumbaron de un momento a otro. Pero el desespero sexual que me embargaba en ese momento era inmenso, decidí ir al parque vecino al apartamento y…lo que sucedió allí lo publicaré en otra sección de esta página de todorelatos, porque no corresponde a un acto sexual incestuoso, sino a algo completamente salido de toda lógica humana…que solo lo puedo comprender cuando vuelvo a recordar aquellos momentos de necesidad de tener un orgasmo con mi hijo Marcel, mi desespero sexual me llevó a cometer aquel reprobable acto.

Una vez pasada la resaca de lo hecho en el parque, llorando me dirigí a mi apartamento, al cual llegué no sé en cuanto tiempo, me quité el vestidito que llevaba puesto, los zapatos de tacón alto y las medias y tiré eso a la basura, me bañé y me acosté a dormir...pero no podía, en mi mente seguían las escenas del teatro porno y sobre todo las del parque, así me quedé dormida pero empezaron los sueños-pesadillas en las cuales me encontraba con mis dos amantes, y las respectivas vergas que me gocé y que me gozaron el día anterior, frente a mi hijo Marcel, en el teatro porno!.

Al siguiente día, sábado y con puente festivo por delante, me desperté con los inmensos deseos de tener de nuevo entre mi chochita húmeda la tranca de mi hijo Marcel. Decidí adquirir nueva ropita y me dirigí a las tiendas de San Andresito del barrio Ricaurte, necesitaba nueva ropita para excitar a mi hijo. Me compré un mini-vestidito de color cuero de tigre que me quedaba bien ceñido a mi cuerpo, tapando apenas mis nalgas y alguito de mis turgentes piernas, unas medias negras con silicona, un vestidito color celeste casi normal pero con un escote profundo en el frente y unos zapatos negros de tacón de 15 centímetros. Decidí que mi plan lo desarrollaría en la finca de Suesca, a donde de alguna manera haría ir a Marcel.

Llegué a mi apartamento, me volví a bañar para tratar de quitarme de encima la sensación que me dejó mi amante del parque la noche anterior, me perfume mi cuerpo, me coloqué sensualmente las medias veladas que me llegaron hasta la unión de mis piernas con mi cuquita y nalgas, me coloqué los zapatos y así salí a pasearme por el apartamento, con la esperanza de que Marcel apareciera en esos momentos  -no había llegado aún de la parranda con sus amigos -, lo llamé al celular y le dije que me iría para Suesca, que sería bueno que pasáramos el puente festivo allá, que si se decidía allá lo esperaba, que convidara a Andrea y almorzaríamos todos en familia. Me contestó que él iría más tarde, que era buena idea, pero que no sabía si Andrea podía ir porque estaba en un trasnocho memorable…todo me salía hoy a pedir de boca!. Me dirigí a la habitación y me coloqué el vestidito de color piel de tigre, me observé en el espejo y otra vez observé a una puta dispuesta a lo que fuera…necesitaba desahogar mis deseos sexuales con mi hijo Marcel. Sobre el vestidito, que ya llevaba encima, me coloqué el vestido celeste y nada más!. Por encima de estos trajes sobresalían los pezones erectos de mis moldeadas tetas, los que me pellizcaba fuertemente para ver si despertaba de aquel sueño hecho realidad. La piel de mis piernas se veía perfectamente a través de las medias veladas negras, que al estirarse se transparentaban casi por completo.

Salí del apartamento sin ponerme nada más encima y caminando como lo que era: una puta en celo, en busca de la verga de su propio hijo. Bajé los escalones hacia el parqueadero, pero decidí a última hora salir a la calle y entrar por el portón, mi intención era que me vieran los que estuvieran allí presentes y se imaginaran lo que fuera, al fin y al cabo el vestido celeste no era tan chiquitico, me llegaba hasta las rodillas pero era un poquito amplio. Sin embargo, las zapatillas y las medias si delataban quien era, sobre todo en la cadencia sexy de mi caminar. Salí y casi nadie se fijo en mí, no había prácticamente nadie a esa hora de la mañana del Sábado, únicamente una muchacha que esperaba que le abrieran la puerta de un edificio vecino. Me dirigí a la puerta del garaje, la abrí y entré a sacar el carro. Cuando salí, lo dejé estacionado en la calle y al abrir la puerta y bajarme, mis piernas me traicionaron y quedaron totalmente expuestas a la vista de la muchacha que aún seguía esperando que le abrieran…solamente se llevó las manos a la boca en señal de asombro. Me dirigí a cerrar el portón, pero me recogí casi que totalmente el vestido celeste para permitir que se me viera el que llevaba debajo, la muchacha apenas movió la cabeza desaprobadoramente, pero yo me mordí los labios y me pasé la lengua lascivamente sobre ellos…el extremo del vestido celeste ya estaba ajustado por la parte inferior del mini-vestidito de tigresa en celo…de una puta descarada que ya no le importaba ni el qué dirán ni quien lo dijera, solamente continuar exhibiéndome ante quien fuera. Antes de subirme al carro, volví a mirar a la muchacha y le lancé una mirada de despedida…me subí al caro y me enrumbé hacia mi destino: el encuentro con mi hijo Marcel…con su verga, aunque él no lo sabía.

Antes de llegar a la finca, presencié un intento de escena de sexo entre un par de perros….pero seguí de largo…me urgía llegar a prepararme para la llegada de mi hijo. Saqué al patio una silla mecedora y me senté a leer un libro. Al cabo de un par de horas vi que el dueño del objeto de mi ansiedad llegaba…mi hijo del alma con su verguita adorada entre sus piernas, estaba ante mis ojos…me acomodé nuevamente el vestido celeste hasta las rodillas y cuando me encontré con Marcel no noté ninguna reacción rara ante mi indumentaria (claro que la sorpresa se la tenía preparada dentro de mí, dentro de mi mente, dentro de mi entrepierna, dentro de mi boca, debajo de aquel vestido celeste…ahí estaba la puta deseosa de tener ya entre sus manos aquel tolete, pero necesitaba primero excitarlo…insinuármele…que se diera cuenta de quien realmente lo había invitado a pasar el fin de semana: la puta en celo en que se había convertido su propia madre. Lo recibí con un beso en la mejilla y lo llevé a la sala...pero a donde lo quería llevar era a la cama de mi pieza…se sentó y me dirigí a la cocina a traerle un jugo; allí me recogí mi vestido celeste hasta la mitad de las piernas, le llevé el jugo a la sala y ahora sí me observó las piernas y recorrió mi cuerpo hasta las turgentes tetas que se adivinaban a través del escote.

Me senté en el sillón de enfrente y entrecrucé mis piernas dejando ver buena parte de mi pierna derecha. No aguantaba las ganas de que me volviera a desear…y lo estaba logrando. Empezó a moverse de lado tratando de evitar que observara su entrepierna que debía estar creciendo. Le dije que si quería ver televisión en mi habitación y me acompañaba por si me daba sueño, a lo cual accedió sin chistar nada…”Marcelito, hijo mío, recuéstate acá en mi cama que mamá no te va a pellizcar…”; pero Mamá, es que me da pena…ya sabes….; “no te preocupes hijito mío, mami nunca te hará daño…acércate sin miedo…”. Apenas lo tuve recostado en mi cama, me arrodillé en ella y le acaricié el pelo, bajé lentamente mi mano a la bragueta de su pantalón…y al solo contacto con el bulto de la verga, me mordí lo labios y le dije “corazón mío, tienes una cosita rica entre las piernas que es la obsesión de tu madre…la necesito Marcelito, necesito adorar ese miembro con todo mi ser…me dejas?”, “no se mamita linda…es que es muy difícil hacer esas cosas como las que hicimos en la discoteca…allí estábamos algo tomados…pero acá….”, no lo dejé terminar…le mordí como una puta lo sabe hacer, la oreja izquierda, y le dije “no seas tímido hijito mío…tu mami necesita gozarse esta tranquita…recuéstate, que te haré feliz con mi cuerpo…mírame y gózate a la puta perra en celo en que esta verguita convierte a tu propia madre….mmmmmhhhhhhh…cómo necesito de ese tolete de carne entre mi ser…quiero que me culees y te deje culear hijo mío…quieres?; no contestó nada pero cerró los ojos y se recostó totalmente…estaba a mi entera disposición….a la disposición de mis antojos. Me terminé de arrodillar y le dije “quieres que mamá te chupe tu verga?” y bajé lentamente mi cabeza hasta su estómago y le abrí la bragueta, le sobé el miembro por encima del bóxer que llevaba puesto….le apreté ese instrumento duro y tieso que me estaba a punto de tragar otra vez…con mi mano izquierda se la sobaba por encima, mientras le quitaba la camiseta, luego le metí la mano entre el bóxer y por fin volví a sentir la dicha de tenerlo entre mis manos….estaba calientico, pero no sentí ningún fluido en la cabecita….le terminé de quitar el pantalón y el bóxer…necesitaba ver y saborear ese manjar de mástil…quería tragármelo de una vez…todito entre mi boca.

Cogí ese miembro con mi mano derecha, por la base, y lo llevé a una posición vertical, me relamí una vez más mis labios e inicié la que sería la mamada más memorable que le daría a aquella verga, a la verga de mi hijo, no sabía si la volvería a tener a mi disposición…el primer contacto fue un lengüetazo sobre la punta de la cabeza de la verga de mi Marcel…casi de inmediato abrí mi boca y la dejé entrar hasta donde pude, descendí mi cabeza y la saqué suavemente, sin dejar que mis labios se separaran de aquel manjar..de lo que era mi vida entera…luego otra vez adentro y afuera chupando suavemente y dándole besitos a la punta de la cabeza cuando estaba por salir por completo de mi boca…chupaba ese miembro como si en ello se me fuera a ir la vida, bajé mi mano derecha apretando la verga hasta el contacto con las güevas…el reservorio del líquido de mi Marcel, del semen que me quería beber al final de mi acto…con la punta de la lengua le di unos cuantos lengüetazos a la cabeza de la verga…mi hijo apena gemía suavemente…sabía lo que vendría después. Luego dejaba que mi boca se tragara toda la longitud posible de ese miembro, ya los líquidos pre-seminales salían de aquel bom-bom-bum que me estaba gozando, saqué mi cabeza totalmente y mandé mi cabello hacia atrás, me estaba estorbando algo mi trabajo mamatorio, otra vez los lengüetazos en la punta del objeto de mi adoración y descenso hasta donde podía de mi boca, mis labios querían saborear toda esa verga, pero la garganta no me dejaba, seguía atragantándome con esa delicia….enseguida le di una sesión de entradas y salidas rápidas de mi boca, con un continuo movimiento en forma de paja sobre la piel tersa del salchichón de mi hijo…; “mamá….que rico lo haces…hazlo despacio…que quiero ser feliz por un buen ratooooo….ohhhhhhh”, volví de inmediato a retirar la cabeza de aquella posición deliciosa y retiré mi mano de esa verga rica, me recogí el cabello sobre mi hombro derecho y volví a mi trabajo…le cogí el tallo del cilindro y empecé una nueva mamada..mmmmhhhhhhhhh…que rico sentirse penetrada por la verga de mi Marcel en mi boca, con mis labios surcándole totalmente la circunferencia sin dejar que se despegue un instante, le daba unas restregada de mi boca abierta por la longitud del mástil, pero por fuera, sin dejarlo entrar a mi cuevita bucal…al cabo de lo cual volvía a chuparle únicamente la cabecita, moviendo mi cabeza en círculos como cuando me sentaba en ese instrumento y batía mis nalgas como un molinillo. Retiré mis manos apoyándolas en el colchón a los lados de cuerpo de mi hijo y busqué desesperadamente la verga para engullírmela totalmente…abrí la boca lo más que pude e inicié el suave descenso para que mi garganta supiera lo que le iba a llegar…hice los gestos de las boas constrictor, cuando se están tragando una presa, y dejé que esa delicia de miembro caliente entrará hasta donde fue rechazado por las náuseas propias de esos intentos. Nuevamente lo mamaba con delicadeza, lo dejaba que entrara y saliera de mi boca con las chupadas y caricias de la cabeza con mi lengua…con la lengua le hice unos movimientos rapidísimos sobre el huequito de la uretra, como el que hacen las culebras al sacar la lengua….”ahhhhhh mamá que me haces….mmmmmhhh?. Yo no le contestaba porque estaba ocupada…dándole placer con mis ojos cerrados, memorizando estos momentos para recordarlos por siempre…nuevamente mi cabeza giraba concéntricamente teniendo agarrada esa delicia d verga entre mis labios…le hacía mamadas profundas y otras únicamente superficiales…pero todas con la boca bien abierta y los labios pegados al cuero de aquella verguita rica…como cuando se soplan bomba para la fiestas…..le pegué la última mamada dejando que mi cabeza penetrara lo más que pudiera hacia los testículos…la dejé salir y otra vez me la tragué totalmente, pero esta veces con mis manos lejos de esa delicia, únicamente mi cabeza y mi boca gozándose aquel salchichón…en ese momento mi hijo me dijo “mamá quiero cogerte yaaaa….” lo cual no permitiría tan fácil, quería gozármelo al máximo…volví a cogerle el miembro húmedo con mi mano derecha y dejé que me penetrara mi boca…me lo tragaba suavemente y al mismo tiempo lo pajeaba con mi mano…arriba y abajo…dejaba que ese miembro penetrara entre mis dedos y a través de ellos hasta llegar a mi boca, que se movía endiabladamente de una forma circular junto con mi cabeza…me pasaba los jugos sexuales que emanaban de aquel volcancito que estaba a punto de hacer erupción. Cuando le estaba dando las mamadas sentí que una de las manos de mi Marcel hacía contacto con mis nalgas y que trataba de levantarme el vestido celeste…no podía permitirlo…era una sorpresa…me transformaría en una tigresa de tal forma que se excitara más de lo que ya estaba…le di unos últimos besos con mis labios cerrados en la punta del tolete…chupé y bebí el líquido que tenía en mi boca, en mi lengua y en la punta de la cabeza de aquella ricura de verga…que delicia Dios mío…era insaboro y pegajoso pero delicioso…ya tenía algo de sabor saladito…pero no se notaba, le di otros lengüetazos rápidos tipo lengua de culebra en la punta y la dejé entrar y salir unas tres veces a mi boca…yo gemía de placer…de saber lo que le iba a hacer a continuación…dejé que entrara toda y allí dejé mi cabeza quieta por unos momentos mientras mi lengua trabajaba ferozmente adentro, se contorsionaba buscando desesperadamente el contacto con toda ese ricura de barra caliente, con el miembro de mi hijo Marcel…me arrodillé por completo en la cama y gimiendo de placer volví a chupársela rápidamente, como si quisiera que se derramara dentro de mi boca…la restregué por todos mis labios y cara..y me despedí momentáneamente con una última mamada de unas tres entradas y salidas muy lentas y otras tres rapidísimas…se encogió bruscamente mi Marcel…casi que logro que se derramará en mi boca…”no todavía no hijito de mi alma…mami te hará gozar por un buen rato más…”.

Alcé mi cuerpo y quedé arrodillada en la cama, miré la cara de placer de mi hijo y me le acerqué y le besé tiernamente los labios…”ahora tu mamita se transformará en un animalito que te continuará dando placer hijo mío…”, me levanté lenta y sensualmente mi vestido celeste y lo saqué por mi cabeza. “Marcelito: esta es la máxima expresión de necesidad de satisfacerte que te puedo presentar en estos momentos…una puta con la chocha hirviendo…con la necesidad de que sea penetrada por esta verguita linda…mírame…ahora soy una tigresa…una perra en celo…necesito que me dejes penetrarte a mi ritmo…no te vengas tan rápido….”. Pero era imposible que no reaccionara ante aquel espectáculo nuevo: la perra de su madre estaba vestida con un diminuto traje...con medias veladas…zapatos de tacón alto y sin nada más debajo…ni siquiera pelos en la cuca…me la había rasurado la noche anterior!, la quería totalmente limpia del rastro de mi amante del parque…me levanté de la cama y fui hasta el espejo y me recogí el pelo, pero además quería que mi hijo observara el manjar que se comería en unos minutos, además así lograba que se demorara más en derramarse…se tranquilizaría por unos momentos adicionales. Me estire el mini-vestidito de tigresa, que tapaba lo mínimo posible y me dirigí nuevamente a la cama.

Me arrodillé por un lado del cuerpo de mi hijo, le cogí una vez más la verga, esta vez con mi mano derecha, y le di unas cinco mamadas…pero esta vez con amor…no tanto con deseo sexual…saludando a ese instrumento que iba a ser una vez más mío, lo dejé que entrara lo más que pude y al finalizar le di el beso de despedida de mi boca, pasé mi pierna izquierda sobre el cuerpo de mi Marcel y la dejé que reposará al otro lado. Nunca solté ese manjar, simplemente lo dirigí a la entrada de mi cuevita del placer, que estaba húmeda e hirviente y la restregué en toda la longitud de mis labios vaginales, unas ocho veces…Dios santísimo que delicia sentir otra vez esa verga entre mi entrepierna a punto de entrar a mi cuquita…descargué la parte superior de mi cabeza sobre el pecho de mi hijo y…pude ver lo que estaba haciendo mi mano, mi chocha y mi entrepierna…dejé que por fin entrara la verga caliente en mi chochita, pero únicamente hasta donde estaba mi mano…subí mi culo hasta que salió prácticamente la totalidad de la cabeza de la verga rica que tenía a mis designios…mi hijo gemía suavemente pero yo gemía con fuerza…sintiendo lo que me estaba tragando con mis labios vaginales y mi chocha calientica, que pedía a gritos mudos que la dejara entrar toda de una vez….ya estaba sintiendo el dolorcito de la demora prolongada…retiré mi mano, levanté mi cabeza del pecho de mi hijo y volví a la posición típica de cabalgamiento….descargué lentamente mis nalgas sobre la verga de mi hijo y sentí como ese mástil me perforaba…una perforación placentera a morir…cuando terminé de sentarme sobre ese salchichón, pasé mi mano derecha por detrás de mi cuerpo hasta alcanzar a tocar la verga y güevas de mi hijo y me di cuenta que aún faltaban un pedacito por entrar…lo había hecho totalmente la parte delantera y entonces contorsioné mis nalgas y culo hacia atrás y abajo hasta que sentí sobre mis nalgas el contacto de los testículos de mi Marcelito adorado…ya tenía totalmente dentro de mi ese trozo de carne caliente…lo gozaría ahora al máximo antes de que derramara su semen dentro de mi cuerpo….

Mi Marcelito no sabía que todo lo que estaba pasando, desde que entramos a la pieza estaba quedando grabado para ser usado en mis raticos de soledad….subí y bajé en la cabalgata que le di a la verga rica de mi hijo un total de 80 veces, siempre contorsionando lentamente mi cuerpo para sentarme completamente sobre esa verga y dejándola salir hasta la puntica….”mamitaaaaa no puedo más…..me voy a derramarrrrr……..”. Hijito rico espera…espera…mamita se quedará quietica por unos instantes…quiero gozarte totalmente y que me des alguito de placer en mis téticas….”; me recogí el minivestidito hasta la parte de arriba de mis tetas y me agaché para que me las mamara…para que volviera a chuparlas….que delicia…corrientazos de placer recorrieron mi cuerpo…el cual pidió la culminación rápida del orgasmo…el dolor se hacía un poco notorio…pero el deseo de prolongarlo era mayor!. Dejé que me chupara por una rato y luego me le retiré delicadamente hacia atrás y me senté estirando los pies hacia adelante, para que Marcelito también viera mi chochita trabajando…mis ojos cerrados…mi lengua pasando sobre mis labios, mi chochita rasurada engulléndose su propia verga…que viera mis piernas…mi vestimenta…me volví a estirar el vestidito hasta donde pude…en fin...para que viera a su propia mamá culeándoselo…convertida en una perra transformada en tigresa…dejé que mi chochita se tragara y dejara salir esa verga unas 40 veces...hasta cuando fui yo la que ya no pudo aguantar más y me vine en un orgasmo tremendo, que nunca olvidaré….”que riiiico…mi cielo…como haces gozar a la perra de tu madreeeee…..me estoy derramando mi Marcelito de mi alma…estoy acabando sobre tu verguita rica….aaaaahhhhhhhhhhh….ohhhhhhh….ohhhhhhhh si mijito lindo…culéate a tu madre…hazla feliizzzzzz……aaaahhhhhhhhhggggggg….!!!!

Cuando sentí que mi hijo estaba a punto de derramarse rápidamente saque su verga de mi chochita y la cogí con mi mano derecha y empecé a mamársela y pajeársela rápidamente…hasta que sentí el primer chorro de semen dentro de mi boca…la abrí más para que recibiera mayor cantidad de semen…pero como siempre me desbordó y buena parte se extendió sobre mis tetas, cara y pelo…algo parecido a lo que me ocurrió con el extraño en el teatro porno.

Descansamos el resto del día, en la noche vimos una película de acción…..y no fue más lo que pasó aquel fin de semana…pero fue el que más gocé en toda mi vida de mujer…de puta…de perra disfrazada de tigresa….por fin había logrado comerme otra vez la verga de mi hijo, lo había gozado al máximo y lo había hecho gozar como la puta de Andrea…de eso estaba segura.

No sé si podré volver a comérmelo, si podré llevarlo al cine porno algún día o no...tal vez si se vuelve a presentar un acontecimiento que detone dentro de mí ser interior esa necesidad ineludible de comerme la verga de mi propio hijo.  Si ello ocurre lo presentaré en otro relato…por lo pronto los invito a que conozcan ese hecho que me hizo llorar…pero que también me hizo gozar y que no se si cambiará definitivamente la orientación de mi vida de puta en celo a, literalmente, perra en celo!. Este hecho lo relataré en esta misma página de todorelatos, pero en la sección de zoofilia, bajo el título de “Despertar zoofílico de una madre incestuosa joven”.

Besos a tod@s,

Marta Patricia

martapatricia1975@hotmail.com