Despertar incestuoso de una madre joven 2

En este relato describo los preparativos que he estado realizando y las cositas quetengo programadas hacer con lfin de comerme la deliciosa veguita de mi hijo Marcel.

DESPERTAR INCESTUOSO DE UNA MADRE JOVEN - 2

Hola a Tod@s:

Primero que todo mil gracias a tod@s los que han leído mi primer relato y han realizado sus comentarios, sin importar si son buenos o malos, justos o injustos, correctos o incorrectos. Ya me han llegado 290 de ellos, los he leído casi todos y he contestado algunos que me han parecido interesantes.

Antes de pasar a relatarles los preparativos que hasta ahora he realizado para lograr comerme la verga de mi hijo Marcel y de tenerla izada entre mis piernas para cabalgarla con todo mi amor y toda mi alma, quería precisar algunas cosas:

Primero: Mi objetivo no es desplazar ni sacar de la vida de Marcel a Andrea; mi deseo es que ellos continúen sus vidas como hasta ahora y que hagan lo que ellos mismos decidan. Solamente que me dejó marcada la escena sexual que ocurrió entre ellos y de la cual que fui testigo por casualidad y desde ese entonces mi única obsesión es comerme a mi Marcel.

Segundo: Mi atracción hacia la verga de Marcel y todo su hermoso cuerpo, no es solamente física, sino principalmente mental y necesito liberar la adrenalina que se me acumula como consecuencia de mis deseos sexuales con mi hijo, de estar pensando en ello casi todo el tiempo libre que tengo y a veces en el trabajo. Por esta razón es que necesito seducirlo muy bien, no es solamente que me vea como mujer porque habrán muchas otras más jóvenes y sin compromisos morales o sociales, pero si logro llevarlo a que realmente posesione en su mente, y cuerpo, la necesidad morbosa de cogerse a su propia Mamá, entonces no habrá problemas de competencia en los lugares públicos donde tengo planeado llevarlo. Realmente estoy necesitando desesperadamente tener sexo con mi hijo y hacerlo de una forma que no sea a las carreras, sino que sea muy lentamente para que se le acumule la mayor cantidad de semen en sus testículos y pueda dármelo a beber en los momentos de sus orgasmos.

Tercero: No necesito de vergas que sacien mis entrañas, eso únicamente lo logrará el obelisco de mi Marcel. Además, si las llegara a necesitar, tengo mis admiradores y amigos de varios años, aunque no he vuelto a culear desde que me separé de mi marido. De todas formas gracias a aquellos que gentilmente me han ofrecido sus vergas a través de mi correo, uno nunca sabe que le deparará el futuro. Tal vez la única posibilidad que habría es que vinieran al teatro porno de Bogotá, en donde podrían servirme de entrenamiento para cuando me vaya a comer la dulce verguita de Marcel.

Cuarto: Efectivamente el primer relato es algo largo, pero siempre he pensado en que lo importante son los detalles más que la urgencia de llegar a decir que me comí su verga y que lo cabalgué insaciablemente hasta altas horas de la madrugada. Por esto, y pensando en que cada acción esté completa, a veces se hacen un poco densas. Estoy casi segura que no hay errores ortográficos (correcta escritura de las palabras), a lo mejor incorrecciones gramaticales (signos de puntuación, concatenación, etc.); pero estos son problemas menores que tod@s sabrán disculpar a una novata en estas lides.

PREPARATIVOS

Primero que todo, soy una mujer de 34 años, 1.72 m de estatura (93 cm a la altura de las téticas, 61 en la cintura y 96 alrededor de mis nalgas), trigueña, nariz respingada, pómulos semihundidos y labios algo carnosos, pelo castaño que mantengo hasta la cuarta parte de mi espalda. Mido 1 m desde el hombro hasta las rodillas y 60 centímetros hasta mi cuevita del placer; desde las rodillas a la chochita mido 38 cm; y mis piernas miden 91 cm de largo. Estas medidas las doy para aquellos que me quieran imaginar vestida con las compras que ya he realizado.

De las acciones propuestas en mi primer relato, hasta ahora he realizado lo siguiente:

1) Compré dos pares de zapatos de tacón alto: unos de color gris de 12 cm. y los otros rojos de 15 cm.; dos pares de medias veladas, unas color negro-invisibles y unas color natural, ambos pares con silicona en la parte superior para que no se deslicen (stay-up); dos ligueros, uno negro y el otro de color rojo; cinco vestiditos que me quedan bien ceñidos y apretaditos a mi cuerpo: uno negro de tiras anchas (80 cm de largo), uno de color beige (10 cm de tiritas delgaditas y 68 cm de largo total), uno negro-strapless con soporte interno (58 cm de largo), uno morado con espalda totalmente escotada y frente en forma de triángulo rematando en un collar que se ajusta elásticamente a cualquier cuello ( 30 cm de la parte triangular y 67 cm de largo total); y, uno realmente pequeñito de color marrón (63 cm con una cinta en la parte inferior de 7 cm de ancho que ajusta muy bien contra las piernas).

2) Estando totalmente desnuda, me coloqué el par de medias veladas de color natural, el par de zapatos de color gris, el liguero negro y el vestidito morado. Dios santo! Que delicia parase y caminar sensualmente con este vestuario con olor a nuevo. Luego me quité los zapatos para colocarme un Jean y me enfundé una chaqueta negra de cuero. Me subí en un colectivo de los que van subiendo por la Avenida El Dorado hacia el centro con el fin de ir a realizar mi primera incursión en el teatro porno (Esmeralda Pussycat). Al pasar por el sector de la calle 22, entre carreras 16 y Caracas, observé algo que no había visto sino en algunas noticias de TV: la zona de prostitución callejera de Bogotá. Entonces me di cuenta que el vestuario que yo llevaba puesto debajo del Jean y la chaqueta, era casi igual al que pude observar en aquellas mujeres de la calle; pero sobretodo me quedé pasmada al ver una mujer muy hermosa y de lindo cuerpo con un vestidito totalmente transparente y sin absolutamente nada debajo, montada en unos tacones bien altos y enseñándose descaradamente a los transeúntes que por allí pasaban. Sería yo realmente como una de ellas? Podría algún día salir así a la calle junto a mi Marcel?. El bus siguió y a los escasos tres minutos me bajé en la carrera 10ª para iniciar mi corta caminata hasta la carrera 7 con calle 24 donde queda el teatro porno.

Entré y pagué los $5.000 de la boleta, pasé por el hall donde venden productos eróticos, videos y revistas pornográficas. Me metí de una al baño y totalmente decidida e impulsada por un placer nervioso, me quité la chaqueta y el Jean, los que guardé en mi bolso de mano. Me acomodé el vestidito, me arreglé el pelo y mirándome al espejo me vi como una de las prostitutas que acababa de ver en la calle en mi viaje a este sitio. Salí del baño y me dirigí al interior del teatro, de reojo ya pude observar que la dependienta me miró con cara de asombro al ver mi transformación. Seguí sin poner mayor atención a este hecho, pero al entrar a la sala de proyección me empezó a resbalar un sudor frío por mi frente, el cual limpié y seguí decididamente por el pasillo izquierdo hasta el frente de la pantalla, giré a la derecha y fui hasta el pasillo derecho, el cual subí muy lentamente y ahora si totalmente liberada de mis temores, mostraba claramente quien y como iba vestida, no se cuantos se fijaron en el espectáculo que creo les acababa de dar a los espectadores que podían distraerse de la escenas de la pantalla. Sentía mi cuerpo flotando y quería seguir dando vueltas y más vueltas alrededor de los pasillos el corredor de la entrada y el pasillo enfrente de la pantalla. Finalmente me senté en una fila detrás de una lucecita roja que tiene el aviso de no fumar. Al sentarme sentí un placer inmenso al contacto de mi cuerpo con el cuero frío de la silla. Sentí un abrigo especial en todo mi cuerpo, a pesar de que sabía que realmente estaba haciendo frío en aquel recinto del sexo.

Apenas unos instantes después de sentarme y estirarme un poco el vestidito hasta la mitad de mis piernas, cruzarlas y observar mi cuerpo iluminado por la penumbra del reflejo cambiante de los rayos de la proyección sobre la pantalla, se acercaron unos tres espectadores y se sentaron en la fila de atrás del sitio que yo había escogido. Claramente se fijaban en mis piernas iluminadas por el reflejo de la luz y por el color rojizo del letrero de no fumar. Unos 5 minutos después, un cuarto hombre se sentó en la fila de adelante y descaradamente se volteó a mirarme desde mis pies hasta mi cabeza, de ahí no pasó, no se porque. Me concentré en la película que se estaba proyectando, como si nadie estuviera mirándome o sin importarme si lo estaban haciendo o no. Empecé a mojarme al ver las escenas de sexo explícito que veía e iba a empezar a realizarme una sobada disimulada de mi entrepierna, cuando un muchacho de cachucha blanca y morral al hombro, se sentó en la fila de adelante, en la silla que da contra la pared, debajo del letrero de no fumar. No me miró, como sí lo seguía haciendo el que estaba sentado en el extremo opuesto de la fila de sillas, pero cual sería mi sorpresa cuando vi que se horizontalizó sobre una segunda silla (luego me daría cuenta que les habían quitado el descansabrazos que normalmente las separa), se sacó la verga y empezó a masturbarse. Subía claramente sus nalgas para que yo pudiera ver como se pajeaba, pero era muy poco lo que se veía por la oscuridad reinante, solamente veía el movimiento de su mano derecha entubando aquella verga. Sentí una gran sensación al pensar si le decía que si él quería que yo me pasara al puesto de al lado donde él estaba y le daba una chupada bien rica, para posteriormente subirme y clavarme esa verga e iniciar el sube y baja hasta que se derramara dentro de mi. Pero cuando estaba a punto de hacerle esa proposición, él se levantó, recogió el bolso y se marchó de allí. Al rato volvió y realizó casi que el mismo acto, pero por mi cabeza no volvió a pasar la idea de hacerle el requerimiento que había estado a punto de hacerle anteriormente.

Al finalizar la película y encenderse las luces del teatro, sentí una vez más esa sensación fría sobre mi frente y espalda, no sabía si me estaban mirando o qué hacían los que estaban sentados atrás. Los de delante de vez en cuando volvían la vista hacia mí y nuevamente hacia adelante. El intermedio duró unos cinco minutos que se me hicieron, al principio eternos, y cuando se volvieron a pagar las luces para dar paso a la siguiente proyección, quise que eso nunca se hubiera acabado, quería que me siguieran observando, que vieran que allí había una mujer en celo, que necesitaba de alguien que le permitiera decirle algo, o de una verga para poder aprovechar la oscuridad y darle una mamada bien deliciosa (como si fuera a la de mi Marcel, la razón de esta locura mía). No habían pasado unos 15 minutos de la nueva película, cuando un par de hombres se sentaron en las dos sillas debajo del letrero de no fumar, uno de ellos comenzó a tocarle la entrepierna al otro y rápidamente le abrió el cierre del pantalón, se lo bajó, le sacó la verga y comenzó a chupárselo. Enseguida él mismo se bajó sus pantalones y le pidió al otro que le acariciara el trasero mientras le seguía mamando la verga, no duró ni tres minutos y se alcanzó a oír el típico jadeo de quien está eyaculando. Al terminar la eyaculación, quien lo logró se paró, se subió el pantalón, se ajustó el cierre y se fue. Quien había realizado la mamada, comenzó a escupir el semen que le quedó en su boca y que no logró tragar. Se subió los pantalones, se arregló el vestido de traje que llevaba y se acomodó en a silla y se volteó a mirarme, era un hombre de unos 50 años, gordo y calvo en la parte superior de la cabeza. Al cabo de los cinco minutos más, se levantó y se fue.

Después de eso, al ver que nadie se me acercaba, que solamente me miraban y nada más, me concentré en la película, me empecé a recoger un poco más el vestidito e inicié mi propia masturbación sin dejar de mirar las escenas que pasaban en la pantalla, me imaginaba que era una de esas actrices y cuando una de ellas empezó a chuparle de lo rico la verga a su compañero de escena, inicié la entrada y sacada de mis dedos en mi chochita caliente, me olvidé de si me miraban o no y cuando esa hermosa mujer se trepó sobre el hombre y comenzó la cabalgada, aceleré mis movimientos manuales, levanté lo más que pude mi cola de la silla. Me apoyé en mi espalda y los zapatos de tacón que llevaba puestos y me metí los dedos frenéticamente en mi cuevita del placer, gemís disimuladamente hasta que logré el orgasmo. Apenas esto terminó, empezó ese maldito sentimiento de culpa, las promesas mentales de que no traería a mi Marcel a este sitio, etc. Me coloqué como pude el Jean y la chaqueta, recogí mi bolso y salí de allí hacia mi apartamento. Al menos tenía claro que cuando llevara a Marcel, si lograba llegar algún día a esa etapa, no habría mayor problema. La mayoría de los asistentes eran homosexuales y únicamente se interesaban en lo que ya tendrían programado, así que eso sería bueno para mis planes, si acaso únicamente aprovecharían el espectáculo que les daría comiéndome a mi Marcel y con eso se realizarían su pajas o mamadas entre ellos mismos.

3) A la semana siguiente de mi ida al teatro porno, ya mi mente y sobretodo mi chochita húmeda, me pedían a gritos que siguiera adelante, que necesitaba tener dentro de mi boca la verga de Marcel, que debía seducirlo y excitarlo al máximo. Entonces decidí alistar las medias veladas, el liguero, una tanga tipo hilo dental y los zapatos de tacón de 15 cm para llevármelos al trabajo en mi bolso. Me vestí con el uniforme normal: la falda sobre las rodillas, zapatos de tacón bajito, camisa de botones y chaqueta. Le dije a Marcel que necesitaba que buscara el recibo de la luz y que fuera a pagarlo, pero para que no hiciera esas filas largas, fuera a la oficina donde trabajo después de medio día y pasara por la caja donde yo atendía para facilitarle la vida. Después del almuerzo, fui al baño de la oficina bancaria, me quité el panty y los zapatos del uniforme, me coloqué las medias veladas, el liguero, la tanga y los zapatos de tacón alto. Así salí sin llamar la atención de mis compañeros y me dirigí a mi sitio de trabajo.

Como a las 3 de la tarde por fin vi entrar a la oficina a Marcel, se me aceleró la respiración pero al instante me recogí la falda hasta un poco más arriba de la mitad de mis piernas, llamé a Marcel y al acomodarse sobre el estante de la caja, dejé caer un sello "involuntariamente" y corrí la silla giratoria hacia atrás, me abrí un poco de piernas y me agaché a recoger lo caído. Luego regresé lentamente a mi posición normal y le miré la cara, estaba colorado lo cual me indicó que efectivamente me había observado mi entrepierna y la lencería que medio las cubría, había logrado mi objetivo. Lo terminé de atender como si nada hubiera pasado y le dije que nos veríamos más tarde en el apartamento, que llegaría un poco tarde por que debía hacer el cierre de la caja y cuadrar las cuentas del mes. En la noche cuando llegué al apartamento Marcel estaba en la sala viendo TV y al entrar me incliné a saludarlo de beso y noté que nuevamente se fijaba en mis piernas y noté una ligera reacción sobre la pantaloneta que le cubría el trofeo que esperaba poder hacer mío algún día. Me giré y me dirigí a mi cuarto a dejar el bolso de mano, caminé lenta y sensualmente y de reojo pude observar que él se fijaba en mi cuerpo disimuladamente.

En estos momentos estoy viendo una película porno en el computador (tube8.com, Stepsister moves in: se trata de cómo una hermanastra llega a vivir con el hermano y su esposa y entre las dos se las ingenian para llevarlo a la cama del piso de arriba, para allí chupársela y montárselo de lo rico; las dos están con unas minifaldas de color negro y chaqueticas sobre sus téticas, ya la esposa lo echó de espaldas sobre la cama, comenzó a chupárselo y la hermana se está pajeando de lo rico y relamiéndose los labios, la esposa se quitó la ropita que llevaba encima y se lo está lamiendo lentamente por la parte de arriba, mira de reojo a la hermana del esposo y se lo muestra completamente erecto, ante lo cual la hermana deja de masturbarse y gatea hacia la verga de su propio hermano, la esposa únicamente le deja observar la chupada que ella misma le está dando, se la pone cerquita de la boca de la hermana y la deja que le dé algunos lengüetazos…deja que la hermana le chupe la cabeza de aquella delicia de verga…ahora se la están chupando alternadamente..hasta el fondo…la esposa le quita la minifalda a la hermana… mientras ésta se la está chupando hasta los testículos, las dos gimen de placer, ya se ponen de pie las dos a restregarse sus voluptuosos cuerpos totalmente desnudos, la hermana se sienta de espaldas sobre el estómago de su hermano y la esposa le restriega la verga entre los labios vaginales, luego la hermana se retira y pone su chochita sobre la cara de su hermano y la esposa coge esa verga rica y se la pone debajo de su cuevita rica, cruza su pierna derecha sobre el cuerpo del esposo mientras este le está chupando la vagina a su propia hermana, con la mano derecha por detrás de su cuerpo la esposa orienta la verga de su marido hacia la entrada de su chochita totalmente depilada y se sienta sobre esa verga dura, la deja entrar suavemente y empieza la cabalgada… la hermana no resiste la tentación y le pide ala esposa que se retire hacia le piso de la habitación mientras ella dirige su boquita hacia la verga de su hermano quien no cesa de darle placer mamándole su chochita… se la chupa de lo rico dejando que el líquido pre-seminal que emana de aquella verga chorreé por la comisura de sus labios, la esposa le retira ese objeto de su boca y se lo empieza a chupar de nuevo, la hermana retira su chochita de la boca de su hermano y gateando dirige su entrepierna hacia la verga de su hermano, la esposa la iza con su mano derecha pajeándola lentamente y mirando con cara de zorra a su cuñada… hasta que logra sentarse sobre la verga de su propio hermano , la esposa se la saca y la chupa y luego la deja otra vez a la entrada de la chocha de la hermana quien la deja entrar rápidamente e inicia una cabalgada rápida y da gritos de placer.. tiene una cara de posesa, los ojos se le retuercen y la cara está totalmente ida, gozando aquella verga entre sus entrañas…finalmente la esposa se retira y le s dice que ya que son hermano y hermana se besen con lengua y al terminar esto el hermano se la pone a disposición de la boca de su hermana otra vez…hasta que se derrama sobre la cara de ella). Desafortunadamente no puedo hacerme la respectiva paja porque estoy en un Café Internet, creo que llegaré a mi apartamento a mirarle el bulto de la entrepierna a mi Marcel y luego a pajearme en nombre de ese mástil que necesito con tanta urgencia...estoy totalmente empapada (pero todavía salgo con pantis, así que no habrá ningún problema).

En el próximo relato les contaré sobre el desarrollo de lo que haya hecho para conseguir montarme a mi Marcel. Tengo pensado iniciar la seducción de mi hijo poniéndome el vestido negro de 80 cm y con el tiempo ir colocándome los mas corticos hasta que ya esté segura de que lograré ponerme el vestidito marrón con el cual me lanzaré finalmente a comerme la verga de mi Marcel… no se en que terminará esta segunda etapa, pero lo contaré apenas termine, ese relato estará dedicado a todo lo que haya hecho y logrado con mi hijo, sea que logre mi propósito no. Esto no será en 15 días o un mes, tal vez me lleve un tiempo mucho más largo, unos cuatro a seis meses, tiempo en el cual estaré publicando lo que haya pasado. Hasta entonces mis queridos lectores.

Marta Patricia

martapatricia1975@hotmail.com