Despertar imcestuoso de una madre joven 4
Estando en el centro de Bogotá, vi entrar al cine porno a una pareja y mi mente y mi entrepierna me obligaron a hacer cosas que no tenía previstas: comprar de urgencia ropita chiquita, colocármela en un supermercado, viajar en un bus y entrar al teatro porno a culiar como una perra en celo.
DESPERTAR INCESTUOSO DE UNA MADRE JOVEN (Cuarta Parte)
Hola a Tod@s:
Después de mucho tiempo he decidido volver a escribirles acerca de mi necesidad de tener dentro de mí ser la verga de mi hijo Marcel. Ha sido muy difícil para mí retomar estos escritos después de haberme gozado hasta más no poder ese tolete de carne que tiene mi hijo entre sus piernas, que salchicha tan hermosa y sobretodo tan rica. Pero además debo decirles que me está ocurriendo algo realmente muy raro, algo que se está saliendo totalmente de mi control, algo que mi mente me pide a gritos que haga, que disfrute mi cuerpo al máximo, pero como verán es muy difícil de poder llevar a cabo, algo que nunca pensé que me pasara, máximo teniendo en cuenta que es la verga de mi hijo la que siempre he querido gozar y hacer gozar entre mis piernas, entre mi boca y algún día entre mi culito virgen.
Lo que les voy a relatar esta vez, ocurrió hace unos tres meses, a finales de noviembre del año pasado. Todo empezó después de asistir a una cita en el centro de Bogotá, donde unas compañeras de trabajo de la entidad bancaria donde laboramos. Al salir de dicha reunión, decidí pasarme por la carrera 7ª a darme simplemente un paseo, a tomar el aire frío y fresco que desciende de Monserrate. Tome dicha avenida desde la calle 19 hacia el norte y cuando llegué a la calle 23 vi de nuevo la entrada al teatro Esmeralda Pussycat, cerca del parqueadero donde había dejado el carro, y como en él ingresaba una pareja cuya mujer iba vestida como las que algún día ingresamos a ese lugar: una verdadera PUTA; llevaba puesto un vestido tan corto que al ingresar al pasillo del teatro, en su contonear cadencioso se le notaban perfectamente las nalgas, los perdí de vista cuando pasaron la taquilla y en mi ser comenzó la ebullición de la necesidad de entrar de que fuera yo aquella puta que acababa de ingresar. Sin embargo, no llevaba encima la ropa para poder exhibirme por completo, sin importar que no fuera ante mi querido hijo.
Decidí regresarme unos pasos atrás donde vi que exhibían ropa artesanal, a ver si encontraba algo que me sirviera, pero no encontré nada que valiera la pena, así que el impulso de puta que llevo adentro me obligó a ir hasta Chapinero, donde abundan los almacenes que venden prendas chiquiticas y lencería, el carro lo dejé en el parqueadero, allí debía volver más tarde, al finalizar lo que mi mente me estaba obligando a hacer y que mi entrepierna obedecía sin el menor pudor. Allí en los almacenes de la Carrera 13, me compré una falda moldeadora de cintura, levanta nalgas, con silicona en la parte de arriba que ajusta por encima de los senos y que permite ser recogida por encima de las rodillas hasta donde a una le provoque; también me compré unas medias veladas para liguero, pero con silicona para facilitar la tarea de ponerme la menor cantidad de ropa encima, y unas zapatillas negras de tacón altísimo con plataforma de unos tres centímetros. Así me dirigí al almacén Éxito de la calle 53 con Caracas, entré al baño y decidí cambiar mi ropa tradicional por aquella vestimenta de puta en celo, incluyendo las zapatillas, dejando en mi bolso los pantis que hasta ese momento llevaba puestos, al igual que el sujetador y los respectivos zapatos de tacón bajo. Salí despavorida, como alma que lleva el diablo, de otra manera no hubiera podido hacerlo. Todos notaron la puta que salió del almacén y se dirigió a buscar un taxi o un bus, preferí el bus que en ese momento pasaba por la Carrera 13 hacia el centro...tenía que ir a aquel teatro a mostrar mi cuerpo, para que vieran los espectadores a otra puta como la que había entrado hacía un par de horas y que ya debería estar gozando a su pareja. Ya los pasajeros del bus no me quitaban los ojos de encima, a lo que accedí y respondí subiéndome un poco más la estrecha faldita moldeadora que llevaba puesta y que apretaba mi cuerpo de una forma que toda mi figura quedaba claramente dibujada, sobre todo era muy evidente que no llevaba puesto nada debajo que era una puta de las que abundan en las calles céntricas de Bogotá, no se imaginaban lo que iba realmente dentro de aquella ropa diminuta: una puta que trabajaba en una institución bancaria y que deseaba mamar vergas, que se la culearan, que la observaran culeando en sitios públicos con su propio hijo y que estaba a punto de entrar en una etapa realmente de verdadera zorra satisfecha.
Al bajar del bus se me olvido quien era, solo sabía que debía seguir adelante hasta alcanzar la entrada del cine, pasar la taquilla y entrar a pasearme por la sala, sin importar en que parte de la película estuvieran, rogaba por dentro que estuvieran en el intermedio para que todos pudieran verme y detallarme muy bien. Al llegar a la taquilla ya no importaba si desde afuera me seguían observando, mi mente estaba dirigiéndome hacia donde estaban los espectadores observando la película y a quienes yo trataría de distraer, para que algunos me pidieran que me sentara a su lado, o yo descararme para facilitar dicha tarea, lo cual no era muy difícil iba totalmente chorreada entre mis piernas del deseo inmenso de tener una verga entre mi boca y entre mi chochita, así no fuera la de mi hijo me estaña transformando en una PUTA!.
Ingresé despacio, con un caminar lo más sexy que pude y vaya sorpresa .en las primeras filas había un muchacho de unos 30 años realizándose una paja tremenda mientras observaba lo que ocurría en la pantalla. Decidí pasar derecho y darme la vuelta por los pasillos del teatro, pasearme por el frente de la pantalla imposible que no me notarán todos los allí presentes, que como siempre no eran muchos. A pesar dl frío que hacía, mi cuerpo estaba hirviendo por dentro, necesitaba una verga urgentemente así que me volví sobre mis pasos y ascendí hasta las primeras filas donde aún estaba el muchacho pajeándose sin más me paré en el pasillo enfrente de la fila donde estaba y me recogí un poco la faldita-vestidito que llevaba puesto me pasé la lengua por mis labios, me eché el pelo hacia atrás y esperé a que me observara, se que los demás ya lo estaban haciendo y varios de ellos se apresuraron a tomar asiento lo más cerca posible de donde se iba a presentar la acción en directo, todos se imaginaban lo que iba hacer esa mujer que acababa de entrar y pasearse por los pasillos de la sala, por el frente de la pantalla como si se tratara de una d las protagonistas de la película . Estiré mi mano derecha para tocar el espaldar de la silla de la fila de enfrente y luego me la metí dulce y suavemente entre mis piernas, me la subí hasta mostrarle al muchacho que no llevaba nada debajo, el manjar que sería suyo en unos momentos.
Decidí actuar rápido me le acerqué caminando por entre las sillas y lo saludé coquetamente: "tesoro que haces? Por qué no dejas que Mamá te ayude a hacer esa tarea que estás gozando? Me senté sobre mi pierna derecha en la silla de al lado y con mi mano izquierda le sobé por encima esa vergota que tenía, solo atiné a decirle: "deja que tu Mamita te consienta, imagina que soy lo que tú quieras papito rico, hoy vine a que me cogieran y a hacer gozar a mi elegido que eres tú". Le cogí la verga con mi mano derecha y con la izquierda me eché nuevamente mi pelo hacia atrás, comencé a pajear aquella verga inmensa que tenía entre mi mano y a una muy poca distancia debajo de mi cara, la cual observaba el subir y bajar de mi mano sobre ese paquete de carne duro que estaba a punto de ser mío. El muchacho me mordisqueó el cuello, me lamió la oreja derecha y pasando su brazo por detrás de mi cuerpo, me bajó la parte superior de mi vestidito y me desnudo mis senos, yo simplemente lo dejé, me imaginaba que era mi Marcelito, que esa era la verga de mi hijo (aunque era unos cuantos centímetros más larga y un poquito más gruesa que la de mi Marcel).
Me abrí de piernas y bajé mi mano izquierda a mi entrepierna, a sobar mi chochita húmeda, sin dejar de pajear la verga que tenía cogida entre mi mano derecha; relamiendo mis labios de puta en celo, le cogí la mano al muchacho y se la bajé hasta que encontró mi cuevita del placer para que me hiciera gozar mientras llegaba el momento esperado. Nos besábamos con las lenguas por fuera de la boca, mientras nos pajeabamos mutuamente, me retorcía en la silla del placer que sentía, estaba totalmente poseída, abandonada, estirada sobre la silla mientras me sobaban mi chochita, jadeaba sin pudor, pude ver de reojo que habían varios hombres a los lados, atrás y delante de nuestras sillas, observando detenida y descaradamente mi cuerpo y la acción de mis manos. Me metía los dedos de mis manos entre mi boca y los enjuagaba de saliva para bajarlos a sobar mi chocha, no pude aguantar más y sentándome completamente en la silla, terminé de recoger mi faldita-vestidito hasta mi cintura, recogí mi pierna derecha y la metí debajo de la butaca de mi silla, doble la izquierda que se alzó debido a la altura de mis zapatillas de puta, con mi mano izquierda cogí la verga de aquel desconocido que en mi mente era Marcel, eché mi culo descubierto hacia atrás y bajé mi cabeza al encuentro de aquel tolete, sin dejar de pajearlo lentamente, quería que durara bastante el espectáculo que estaba dando. Me alcancé a observar mis piernas largas, turgentes y blancas, brillando por el reflejo de la luz de la proyección de la película sobre mi cuerpo hambriento de sexo, bajé de una vez mi boca sobre aquella verga y la dejé entrar lo más que pude, seguía pajeándola lentamente con mi mano izquierda y contorneaba mi cuerpo sobre la silla donde reposaba mi culo descubierto, todo lo estaban observando los del teatro, el muchacho jadeaba sin contemplación al sentir mis labios y lengua chupándole la verga, la chupaba y lamía por todos lados, la dejaba entrar a mi boca y la dejaba salir para darle unos besos tiernos y muy sexys sobre la cabeza rojita que tenía, no quería que esa delicia se saliera de mi mente, le pasé unas tres veces mis labios y lengua por la parte de atrás de ese tolete, luego por la parte de adelante, para luego dejarla entrar libremente en mi boca, la cual agrandaba lo más que podía para permitirle una mamada suave y placentera, como sabía que le gustaba a mi Marcel, casi me la tragaba por completo lo que me ponía más hambrienta y más puta me imaginaba la verga d mi hijo en aquel teatro que ya había visitado en dos ocasiones anteriores sin haberme arriesgado a hacer lo que estaba haciendo en este preciso momento por dentro empezaba mi preocupación: ya me estaba desbordando el deseo de tener la verga de mi hijo, a brindar espectáculo en un sitio público mamándole la verga a un desconocido!.
El muchacho me acariciaba mi cabello y empujaba suavemente mi cabeza hacia abajo, como si no fuera suficiente lo que la estaba dejando entrar por mí misma, que quería tragármela toda, que me llenara mi boca totalmente, ya no sentía las náuseas que sentía al principio, lo cual ya era algo importante para mis futuras acciones de puta mamadora de la verga de mi Marcelito. Ya lo único que hacía mi mano izquierda era acariciar hacia abajo las güevas que tenían el semen que me debía beber al finalizar esa tarea que había emprendido. El sonido de mi mamada era claramente sonoro en buena parte de la sala, ya lo estaba haciendo a propósito, cerrando mis ojos e imaginándome a mi Marcelito en una situación similar en este mismo teatro en un futuro si así debería hacérselo saber muy pronto. Mi lengua no quería despegarse de aquel tolete de carne hirviente que estaba entre mis manos, parecía la de una culebra entraba y salía de mi boca a toda velocidad, solamente sentía algo cálido y ya quería que mi boca también lo sintiera, así que de una la abría y dejaba que el impulso de mi cuerpo llevara mi cabeza hasta lo más bajo posible, quería tener por siempre esa delicia de mástil dentro de mi otra vez le lamía totalmente la longitud de la verga ..desde la cabeza hasta las güevas, y vuelta por todos los lados hasta que no aguantaba más las ganas de dejarla pasar hasta que tocara mi garganta, el pelo se me venía sobre toda mi cara y descansaba en las piernas desnudas de mi muchacho, quien me lo recogía para poder observar mi cara y me sobaba de vez en cuando mi espalda desnuda, mis nalgas y trataba de alcanzar mi culo y mi chochita por la parte de atrás, yo solamente continuaba sin cesar la tremenda mamada que le estaba dando .
Dios mío que excitación y placer los que estaba sintiendo en aquel momento con esa verga entre mi mano izquierda y mi boca, lengüeteándola a más no poder, ya me había vuelto a arrodillar sobre mi pierna derecha en mi silla, pero con mi cabeza sin despegarse del manjar que estaba saboreando, mientras le chupaba la verga, ya las manos de aquel desconocido que en mi mente era mi hijo Marcel- estaban acariciando mis nalgas, desnudas, que las contorneaba en el aire, para que fueran observadas desde toda la sala por todos los espectadores, que a estas alturas no deberían estar viendo la película sino mi cuerpo trabajando en lo que más sabía: culear y culear, sin importar con quien, era la máxima expresión de puta barata la que había alcanzado en este desenfreno desde que mi hijo despertó mis deseos incestuosos.
Ya la verga se la tenía cogida con mi mano derecha mientras mi mano izquierda la tenía apoyada sobre la silla del dueño del objeto de mi placer: aquella verga deliciosa y afortunada que le tocó encontrarse con mi cuerpo en esta oportunidad. Dejé que mi boca entrara unas tres o cuatro veces por completo en la totalidad de la verga hermosa que me estaba comiendo, el dueño de la cual gemía sin ningún recato, se jadeaba del placer que esta hembra en celo le estaba dando, hacía el sonido del chupetazo apenas salía la ricura de verga y de una vez volvía a bajar a tragármela por completo. El contacto de mi estómago, tetas, cara y brazo derecho era total con el estomago del muchacho y de la totalidad de su verguita rica, la cual estaba chupando y adorando con todo mi ser, aceleré la mamada, sabiendo y deseando que alguien de los presentes se acercara y me metiera su verga por mi chocha que estaba a una altura considerable sobre la sillas, mis rodillas estaban sobre la butaca y mis piernas completamente verticales mientras mi boca no se despegaba de la ricura de mástil que tenía en su total poder, contorneaba de vez en cuando mi cuerpo y restregaba aquella jugosa verga entre mis labios cerrados y por toda mi cara, hasta mis orejas, mi cuello y de regreso a dejarla entrar muy suavemente entre mi boca, no sabía cuánto líquido preseminal me había bebido ya, pero quería mucho más, que no se acabará tan rápido. Decidí dar el paso definitivo para cabalgarme aquella verga hermosa, la necesitaba urgentemente entre mi chochita o entre mi culo (ya lo deseaba!!!!); me quité totalmente el vestidito, dejándome únicamente las zapatillas y las medias veladas y colocando cada una de mis rodilla a lado y lado del cuerpo del dueño de ese tolete de carne que había mamado hasta el último instante, eché mi cuerpo hacia adelante (hacia el espaldar de la silla de mi compañero de culeada) para que me chupara las tetas y, de paso, mirar a los vecinos fisgones, varios de los cuales se estaban pajeando de lo lindo llegué a desear nuevamente que alguno se acercara a ofrecerme su verga mientras me cabalgaba la que tenía debajo de mi chochita, la cual todavía no quería que hiciera contacto con ella, quería que fuera un poco demorado para obtener el mayor placer posible, al fin y al cabo ya era una puta que podía menear su cuerpo al aire en una sala de cine pornográfico para el deleite de los afortunados asistentes.
Pegué mi boca contra la de mi amante fortuito con lascivia, nos besábamos mordisqueándonos los labios mientras mi culito descendía lentamente en busca de la cabeza de la verguita que tuve en mi boca hasta hace unos momentos, descendiendo le pegué mi estómago al del dueño de ese mástil que me ensartaría a continuación. Al tocar la cabeza de la verga erecta de mi amante cerré por completo mis ojos y elevé mi cara echando la cabeza hacia atrás dejando que mi pelo alcanzara a rozar mis glúteos, mis tetas estaban a disposición de la boca de mi hombre. Descendí muy lentamente hasta dejar que esa carne hirviente me penetrara mi ser, que sintiera como la envolvía mis labios vaginales o Dios que placer tan grande sentir deslizándose aquella cosa rica entre mis piernas y penetrando toda mi vagina, empecé el sube y baja muy lento, como deseaba tener puesto el vestidito para sentirme violada por debajo de esa ropita de putica caliente, pero ya no había nada que hacer al respecto, ese tolete de verga me pertenecía a mi solita en ese instante y sin importar mi desnudez seguía cabalgándomela, comencé a sentir los pulsos preorgásmicos de mi amante, presentí la cantidad de leche que saldría como lava de un volcán en erupción y decidí acelerar mis movimientos de sube y baja a través de aquel cilindro de carne que estaba dentro de mi chocha de puta necesitada de que se la culearan como fuera. Pero necesitaba sentirme una hembra de nuevo y así lo estaba consiguiendo, por entre nuestros cuerpos bajé mi mano derecha y tomé ese vergón que me calcinaba mis entrañas y descendí hasta su raíz meneando lateralmente mi culo y mordiéndome los labios de mi boca desesperadamente. En una de las salidas al aire libre de la verga rica que me penetraba, y al descender sobre ella, en mis movimientos de zorra alcancé a sentirla en mi culito, pero no la dejé entrar, ese huequito también sería primero de mi Marcelito en algún momento, así que la dirigí con mi mano a la entrada de la cuevita del placer y la cabalgué durante una cuatro o cinco veces, cada vez más rápido, hasta que me desmonte de aquel caballo, me arrodillé en el piso y comencé una última mamada memorable: mis labios se acercaron a aquella adoración de verga totalmente empapada de mis propios jugos vaginales y abriendo mi boca la empecé a mamar moviendo mi cabeza en círculos, teniendo como eje de rotación aquél vástago enraizado entre las piernas de mi amante, empecé a gemir como una zorra desesperada, que necesitaba aquella leche entre su boca, bajé mi mano izquierda y eché hacia atrás mi cabello despeinado y mojado con los jugos sexuales que emanaban por nuestros huecos, especialmente de aquel hermoso trozo cilíndrico de carne de macho. Con la misma mano cogí la verga que me estaba tragando, por la raíz, y empecé a ayudarle a mi boca para que aquel desconocido tuviera la mejor eyaculación de su vida, no aguanté más la necesidad de tener ese semen entre mi garganta y bajé mi mano izquierda a los testículos para acariciarlos y presionarlos en el momento de la eyaculación de mi macho de turno, con mi mano derecha cogí ese tubo de carne y le aceleré la paja que le estaba dando con mi boca y de pronto sentí el primer corrientazo de semen ascendiendo hacia mi boca deje que me llenara lo mas que pudiera, pero parte se me extendió entre mi cara y mi cabello hasta que la terminé de mamar y succionar todo lo que derramó en esta culeada, seguía gimiendo y expresando mi aprobación a ese chorreamiento de semen por mi cara en ese momento se encendieron la luces del teatro la película había terminado y entraba en el intermedio decidí quedarme así como estaba, me senté en la silla y cerré los ojos, sin dejar de lamerme el semen que tenía al alcance de mi lengua .al poco tiempo sentí que mi amante se subía los pantalones, se arreglaba y se marchaba dejándome sin haber alcanzado mi orgasmo que tanto necesitaba, pero que mi cuerpo y mi mente me exigían que fuera con una verga adentro de mi vagina .
Así estuve en mi silla hasta que se apagaron las luces de nuevo, como a los cinco o diez minutos, para dar inicio a una nueva película, recogí el vestidito-faldita que había comprado ese mismo día en Chapinero, me la coloqué lo mejor que pude en esa oscuridad reinante en aquel momento, me la dejé bien arriba de mis rodillas, casi sin cubrir mis nalgas y comencé el desfile hacia la salida del teatro, no me importaba ya que vieran los transeúntes mi cara totalmente chorreada de semen, que seguro ni se fijarían sino en mi cuerpo y en la vestimenta que llevaba encima; realicé denuevo el desfile por los pasillos del teatro, por enfrente de la pantalla y emprendí la ruta hacia el exterior, hacia una nueva vida sin importar que pasara.
Salí del teatro y, afortunadamente por ser ya cerca de las 6:30 de la tarde, estaba algo oscuro el ambiente, me dirigí al estacionamiento donde había dejado el carro, pagué el valor del parqueadero y ante la mirada del celador me dirigí al sitio donde estaba estacinado y me fui a mi apartamento, ya había decidido que la verga sobre la cual me derramaría sería sobre la de mi hijo Marcel, me terminé de limpiar la cara, me arreglé el cabello y tomé la ruta a mi apartamento ..pero lo que pasó se los contaré en el próximo relato .., espero poderlo terminar de escribir, porque en este momento me estoy realizando una paja que siempre termina llevándome al arrepentimiento y a la sensación de culpa.
Hasta el próximo,
Marta Patricia