Despertar

Hay que ser agradecida cuando te traen el desayuno a la cama.

Despertar.

Me despierta un beso en la frente.

  • Cariño, son mas de las 10.-

Me estiro, he dormido de un tirón, estaba muerta de agotamiento sexual. Ayer ha sido una noche salvaje, la última antes de volver a Mar del Plata con nuestros hijos y mis padres, me había venido varias veces en un juego erótico de sumisión perversa que me había dejado rendida. Mientras remoloneo, desnuda bajo la sabana, a mi marido le da tiempo a subir la persiana. Entra la luz brillante del verano porteño.

Abro lo ojos, mi esposo está parado ante mí con una bandeja en las manos en la que hay un delicioso desayuno: café con leche, un vaso con jugo de naranja, dos tostadas y un tarro con queso light y la mermelada de fresa. Pero lo más entrañable y divertido es que lleva un delantal con el David de Miguel Ángel y debajo nada. Me encanta su desnudez. No tiene un cuerpazo, pero sigue siendo atractivo, tiene su aquel, ya casi en los cincuenta.

  • Dicen que la pija del David es la medida del arte en posición de descanso.- le digo con la boca llena comiendo una tostada.- Dejame ver la tuya

Bebo un trago largo del café con leche.

  • Yo ya soy un hombre mayor y no estoy para competencias.- me larga con una sonrisa de oreja a oreja.

  • ¡ No seas malo , dejame verla!- retiro la bandeja a la mesilla y tiro del delantal para que se acerque a mi lado.

Lo hace , queda a mi vera, y levanto el delantal. La tiene gorda, pero en descanso. Me gusta lo que veo. El vello negro de su pubis, le han salido canas en la barba y en el pelo de la cabeza, pero el matorral junto a la verga sigue negro, rizado.

Retiro la sabana y quedo desnuda. Dejo que me mire y me agrada lo que veo en su ojos: cariño, amor, placer, como diciendo que estoy buena, que le gusto.

  • ¡ Quitate el David! Me apetece ver a mi superman. - le pido con mezcla de mimo y picardía.

  • ¡ Tatachan!- con un movimiento medio cómico lo hace, quedando en pelotas , de pie, junto a la cama.

Está adorable, comestible. Le agarro la pija con la mano, sin malicia, se confía. Rápida tomo el bote del queso light y hago que la polla entre en él. Cuando lo retiro, tiene la verga blanca de la crema untable. Me gusta lo que veo, mi hombre con el cuerpo bronceado, más clara la parte que tapa la malla, aunque no blanca del todo, el vello del pecho con algún mechón gris, el matojo grande del vientre y en medio la espada con queso blanco. Sus ojos con esa mirada que me enamora, tierna, inteligente, con humor, lujuriosa.

Estoy sentada en la cama, pongo mis manos en sus caderas y tiro de él hacia mi, cuando está pegado al lecho, me muevo y abro la boca , inclino la cabeza y me trago su pija embadurnada. Uso la lengua para chupetear, sé que solo alcanzo parte de la vergota que me llena la boca. Estoy un rato notando como se pone mas dura. Voy retirándome hasta que sale, tiene todavía bastante crema y está tiesa. Subo mis ojos entregados, esa mirada de abajo a arriba que seduce a todos los hombres, la que mi chico llama de la Bacall, la usaba Lauren Bacall y causaba estragos, yo no lo entendía hasta que vi las películas y copié, impacta a los tíos. Entonces me llevo una mano al coño, quiero ponerme a punto, y además aumentar la calentura de mi marido.

  • Sigue- me pide con voz ronca de deseo.

Acerco mi cara a su arma, saco la lengua y comienzo a lamer la tranca. Lo hago despacio, y poco a poco no quedan restos del queso en su polla, solo en el ciruelo que cubre a penas el prepucio. Ahora sí le agarro la verga, tiro con mimo hacia atrás para que quede el cabezón sin el pellejo, vuelvo a lanzar una mirada rendida y paso la punta de la lengua por la carne liberada. Muy muy despacito, muy cuidadosa de no dejar ni un puntito blanco. Se pone más y más dura, más y mas grande. Yo ya estoy mojada.

  • Hazme el amor- le ruego con un susurro.

Me separo, me tumbo, poniendo una almohada bajo mis nalgas al tiempo que abro mis muslos dispuesta a recibirle. Se arrodilla entre mis piernas, se apoya sobre el brazo izquierdo y se inclina hasta que la punta de su pija entra en contacto conmigo, la mueve hasta que está en el objetivo: mi sexo empapado. Se coloca entre los labios de mi flor y se deja caer despacio, entrando en mí.

Ha descargado su peso en sus brazos , soy yo la que le paso los míos por el cuello para acercarme y besarle. Está en mí, le siento. Mi boca busca la suya, el beso es largo, uno en el otro, los labios, las lenguas jugando, y su hombría en mi sexo.

  • Te amo- le digo entre los mimos.

  • Y yo a ti , mi pequeña- me está poseyendo a un ritmo pausado, haciendo que sienta el deslizar del tronco en el pozo. Me encanta que me diga su pequeña, así me siento, protegida , toda suya. Intento que mi vagina le apriete, lo logro.

Todo se hace más dulce, mas tierno, más cálido, querría que no acabara nunca, estar así con él dentro, en sus brazos, besándonos, pero nuestros ojos nos dicen que el camino llega a su meta. Y aceleramos sin dejar de mirarnos. Cuando empiezo a estallar me besa, y sin dejar de besarnos seguimos hasta que los dos acabamos en la cumbre del orgasmo.

  • Sabes que te adoro, gatita.- Me besuquea los parpados.- Eres una joya, lo mejor que hay en mi vida. Te amo, pequeñaja.

  • Y yo a vos, el vivir contigo es una perpetua aventura, un placer que no acaba...

  • Una sorpresa diaria...anda no nos pongamos poéticos- me besa, se ríe, me aprieta contra su pecho, noto como la polla ha ido saliendo,se gira sin dejar de abrazarme y agarra un pucho, lo enciende y me da la siguiente calada.

Lo fumamos tranquilos, ese pitillo tras coital que tan bien sienta. Lo acabamos y tras volver a besarme, me dice - Tendremos que ducharnos para volver a mardel con los chicos .

  • No nos ha venido mal esta escapada- me levanto y le doy un piquito cariñoso.- Voy yo primera, te espero en la ducha.

Echo a andar, rodeo la cama camino del baño.

-Ven y dame otro beso, gatita.

Me acerco y le vuelvo a besar, un beso mimoso, pero sin malicia ni lujuria, de matrimonio con años de pareja. Cuando vuelvo a marchar para el baño, me da un azotito y con voz de vicioso me piropea:

-¡ Dios , qué rica estás!

Y una , coqueta, satisfecha, se contonea camino de la ducha