Despertar a los setenta
Inicio a la sexualidad a finales de los sesenta de un estudiante muy jovencito con una vecina haciendo de maestra.
DESPERTAR A LOS SETENTA
Cap. 1º
Corrían los años finales de los sesenta mientras mis estudios de bachiller se iban ultimando según marcaba el plan de estudios que por entonces estaba en vigor. La vida no transcurría mal aun a falta de los modernismos tecnológicos de ahora, habían otras alternativas sea para el ocio como para el transcurrir de la vida diaria, las diversiones para la juventud se limitaba a los sábados por la tarde noche y lo que daban de si los domingos, ausencia de discotecas y algunos salones de baile y copas para los adultos siendo reservado para nosotros las reuniones caseras, cines, deportes y oh-la-la los guateques , bailes o saraos en domicilios particulares donde con suerte se podía salir bastante caliente. Del tema sexual, totalmente tabú, censura a todos los efectos en cines, revistas, literatura, etc….. No existencia de videos, internet ni otros medios actuales, se nos tenía ciegos ante este tema tanto a niveles familiares como educativos, por la parte masculina nos limitábamos a pajas mentales y físicas también muy censuradas o castigadas por la religión.
En mi juventud en ese momento el desarrollo sexual estaba en plena euforia, aun muy joven y sin alcanzar la edad considerada adulta vino a cruzarse en mi camino una vecina, una señora hembra, vivía en el piso de encima de nuestro pequeño inmueble de tres plantas y dos viviendas por planta y digo esto para que se comprenda la amistad entre vecinos. Estaba casada con un marino mercante que como tantos en aquella época casi siempre estaba fuera después de pasar unos pocos días en casa. No tenían hijos y como siempre estaba sola se pasaba bastantes horas por mi casa llegando a intimar con mi familia bastante, conmigo siempre estaba de bromas y le encantaba hacerme cosquillas que aunque le huía habitualmente según donde me hiciese cosquillas me solía excitar bastante y un día con la broma de las cosquillas subió su mano hasta mi entrepierna masajeando por fuera del pantalón, su cara se tornó seria y me miraba a los ojos sin dejar de pasar su mano por encima de mi pene que se estaba endureciendo, acercando su cara a mi oído me susurro:
-¿Te gustaría que te hiciese un pajote?, cuando quieras te vienes a casa y te lo hago, verás como da mucho mas placer que hacértelo tu solo.-
Yo me quedé mudo y fuertemente sorprendido, pero mi excitación al escuchar aquello aumentó haciéndome latir el corazón de forma que ella se dio cuenta.
-Vente ahora con la excusa de enseñarte algo que me trajo mi marido de su último viaje.-
Me cogió de la mano y me llevó a su casa poniendo la excusa indicada. Era una mujer hermosa de no más de unos treinta y cinco años con un cuerpo que a mi siempre me pareció de lo más excitante, faldas ajustadas, pechos prominentes y una cara dulce y agradable. Sin dejar de sonreírme me introdujo hasta su pequeño salón sentándome en el sofá donde ella tomó asiento a mi lado, sin dejar de mirarme se fue desabrochando algún botón de su suéter y cogiendo mi mano se la llevó a sus senos frotándola por encima del sujetador e introduciéndola por dentro. Yo estaba excitadísimo notando como mi pene dejaba escapar lo que hoy sé que era liquido pre seminal, y ella continuaba quitándose del todo el suéter y mostrando unos preciosos pechos aún con sujetador, echando sus manos hacia atrás se lo quitó dejándolo caer despacio. Eran realmente hermosos, tersos aún como consecuencia de no haber tenido hijos, pezones muy realzados y corona de los mismos pequeña, volvió a coger mi mano y restregándola por los mismos me dijo:
-Chúpamelas, me excita mucho, hazlo suave chupándolas no mordiendo, hay mujeres que no les gusta tanto pero a mi llega a excitarme tanto que algunas veces me hace correrme.-
Mi excitación siguió en aumento mientras que mi boca se debatía lamiendo y chupando los pezones, su mano se bajó a mi pantalón desabrochando la cintura y bajando la cremallera introdujo su mano dentro, primero por encima del calzoncillo y después debajo donde se encontró con todo mojado, sacó mi pene totalmente endurecido y supurando pre seminal, dio un tirón hacia abajo de mi precipúcio dejando al descubierto el glande que aunque me hizo un poco de dolor después el placer era mayor. Mi pene aunque aún sin terminar de crecer ya era de un tamaño considerable, su mano lo asió por completo dándole pequeños y lentos vaivenes que me hacían estremecer y temblar hasta darse cuenta ella de que debía de faltarme muy poco para correrme, al ir aun vestido me hizo que me pusiese en pie continuando masajeando muy despacio mi verga hasta que empezó a chorrear leche a distancia, no paró hasta que le dije que me estaba haciendo daño pasando entonces a deslizar su mano entre mis testículos y el pene todo mojado y comentando:
-Cariño te has corrido muy pronto, pero aún así me has excitado muchísimo cuando te has corrido con esa abundante leche, tienes una polla muy bonica aunque aún seas muy joven.-
-Tengo que enseñarte a aguantar más hasta que te corras, a mi marido le encanta que se lo haga muy despacio llegando a correrse también muy despacio.-
-Si quieres esperamos un poco y te lo hago otra vez, verás como tardas más.-
En ese momento no me hacía demasiado atractivo, me dolían los testículos después de vaciarse la vesícula seminal como nunca lo había hecho antes, la leche no había sido completamente blanca sino más bien un poco con aspecto acuoso debido a la producción alta de semen en un tiempo muy corto pero si en una cantidad muy abundante.
-Cielo te tengo que enseñar muchas cosas, eres muy joven y debes de aprender bien, verás que conmigo tienes una buena maestra.-
-Puedes venir cuando quieras pero mejor te voy avisando yo y con discreción ante todos seguiremos viéndonos. Ahora voy a darme un baño y en tanto me masturbaré acordándome de lo que hemos hecho.-
Cap. 2º
No habían transcurrido unos diez días cuando volvía del Instituto y no había nadie en casa, dejé los libros y decidí darme una vuelta aprovechando el buen tiempo, ya abajo y antes de salir me tropecé con Laura mi vecina por lo que de inmediato me puse rojo a lo que ella se rió. Al decirle mi intención y el porqué me dijo en voz baja -vente a casa- por si nos había visto alguien dijo fuerte:
-Ven un momento que te de algo para tu madre-
Una vez cerrada la puerta me acarició diciéndome si es que ya no quería nada de ella, que esta tarde ya que no había nadie en casa podríamos estar mas tiempo, llevándome a su dormitorio para seguidamente ir desnudándome hasta quedarme solo en calzoncillos, me cogió de la mano y me llevó al cuarto de aseo donde abrió el grifo del agua caliente y posteriormente bajando un poco el calzoncillo sacó mi pene y me lo lavó muy cuidadosamente descapullándome. Aquello era la primera vez que me lo hacía una mujer y me excitó hasta empezar a empalmarme cuando ella me preguntó.
-¿Hace mucho que no te has hecho una paja?-
-Dos días-
-Entonces estás cargadito-
Seguidamente ella se desnudó y también se lavó su vulva, mi pene continuaba excitándose debajo de mi calzoncillo. Cogiéndome de nuevo de la mano volvimos a su cama donde me desnudó del todo apreciando ya el tamaño de mi pene. Se abrazó sobre mi restregándome sus tersos pechos, y sentándome en la cama acercó sus pezones a mi cara pidiéndome que los chupara y diciéndome:
-Me encanta y excita mucho que un chaval como tu me chupe los pezones, se me ocurrió hacerlo contigo después de tiempo viéndote, tengo muchas cosas que enseñarte. Pero es que me sobre excita ver una pollita tan joven y tiesa como saca su leche, hoy me la vas a echar encima.-
Su mano se bajó hasta mi pene para acariciarlo bajándole el precipúcio con el consiguiente ligero daño hasta pasar la cabeza del glande, ensalivándola con sus dedos y después muy despacito subiendo y bajando su mano. Al mismo tiempo ella se estaba frotando su clítoris lo que me enseñó y pidió que yo lo hiciese también ensalivando mis dedos. Los dos estábamos muy excitados y como estábamos sentados al borde de la cama me dijo que cuando me fuese a correr me pusiese en pié delante de ella. Al poco así lo hice pues mi carga de leche estaba pidiendo salir, ella lo asió con su mano acariciándolo más que meneándolo delante de su cara para seguidamente empezar a expulsar mi semen que salía a borbotones y hasta haciendo daño en los testículos, su cara quedó toda bañada de semen blanco como la leche y semen casi transparente pero denso. Llevándose la mano a la cara se la untó totalmente para posteriormente untarse su clítoris y seguir dándose ella hasta que empezó con gemidos y temblores.
-Ves cariño, nos hemos corrido los dos.-
-¿Habías estado antes con alguna mujer así?
-Nunca-
-¿Entonces tu vida sexual solo se limita a hacerte pajas?, qué pena hay muchas cosas más. Vamos al salón que te enseñe algo.-
Solamente nos pusimos la ropa interior y ella se fue en busca de algo, cuando la vi aparecer con un paquete de revistas que depositó encima de la mesa, apreciando que eran pornográficas. Me dijo que se las traía su marido de sus viajes por el extranjero para después ponerse los dos a verlas y entrar en calor. Empezamos a verlas y al mismo tiempo ella me iba explicando todo mientras yo asombrado callaba, lo que eran mamadas y corridas en la boca, comidas de clítoris, diferentes posturas de folladas y cantidad de fotos de corridas, todo para mi era nuevo pues aunque había oído cosas no había visto revistas completas con todo ello. Me informó que de las cosas que más nos gustaba a los hombres eran las mamadas y si era completa más aún, también me dijo que hay hombres que tienen otros gustos algo extraños como dar por culo a una mujer o trabajar con juguetes o pegarlas o disfrazarse, etc…. A todo esto el tiempo pasaba y ella bajó su mano a mi calzoncillo.
-Estas empalmado cielo-
-Con todo lo que estamos viendo como quieres que esté.-
-Yo también estoy algo majada, mira pasa la mano y mete el dedo. Ponte delante mia en pié.-
Me bajó los calzoncillo y ella también se quitó sus bragas y sujetador, con una mano me abrazó por la nalga y con la otra cogió mi pene empezando a lamerlo después de descapullarme.
-Estas chorreando pre seminal, a otro hombre no se lo haría pero a ti no me importa chupártela.-
Su boca se perdía en mi polla y los testículos dándome chupadas.
-No te corras cariño que me la vas a meter ahora después.-
Se sentó en el sofá dejándose caer y abriendo sus piernas y pidiéndome que me pusiese de rodillas delante de ella y entre sus piernas.
-Yo te la cojo cariño, tú empuja.-
Mi pene se deslizó hacia el interior de su vagina y sin darme cuenta me estaba meneando mientras acariciaba y chupaba sus pezones.
-¡Clavalá más cielo, empuja!-
Ya no aguantaba más y mis vesículas seminales empezaron a descargar, cosa que noté que ella se había dado cuenta mientras me abrazaba por las nalgas y me hacía contra ella y yo terminaba jadeando. Así quedamos enganchados algún minuto, al sacarla ella me hizo ver como se salía un poco de su vagina.
Nos vestimos y yo retorné a mi casa no sin antes ella confesarme que le excitaba muchísimo hacerlo con migo.
EPILOGO.-
Durante los siguientes cinco meses continuamos viéndonos cada vez que podíamos, alguna fue provocada por mi, durante los mismos mi maestra continuó enseñándome de todas las técnicas de sexo. Fue un autentico placer aprender todo aquello de manos de una experta, el problema se presentaría después para continuar una vez que ya no estaba.
Descubrí que una de sus pasiones era hacerme pajas de mil formas y ver la leche salir, llegué a tener un control bastante grande sobre la eyaculación. Un día habló conmigo para que le llevase dos o tres amigos de mi edad, nos llevó en su coche a mi casa de veraneo para que ellos no supiesen su dirección, acabó pajeandonos a todos y en un segundo envite nos hizo corrernos a los cuatro encima de ella. Me hizo jurar no decirles quien era ni donde vivía. Y otra experiencia extraña fue un día que me encerró dentro de su armario mientras ella follaba con dos hombres para que aprendiese mirando por las fisuras de las puertas del armario pajeandome en una toallita que me dejó, cuando salí no me quedaba ni gota de leche.
De todo ello me quedó un magnifico recuerdo cada vez que me hacía una paja y hasta hoy en día me encanta que una mujer me masajee sacándome la leche, cuando actualmente me descargo videos porno tengo una carpeta de “Handjob” (Pajotes) de las que alguna vez estando solo ha hecho que me masturbe despacito, muy suave, y terminando dejar salir la leche como si fuese la lava de un volcán no eruptivo, deslizándose la misma entre los dedos, si se logra aguantar bastante tiempo al final la corrida es muy abundante y de un inmenso placer.