Despertandome con mi amiga
Despues de una noche de fiesta no hay nada mejor como un buen baño para volver a ser persona
El despertador sonó arrancándome de lo más profundo de mi sueño, removiéndome en la cama deje que el sonido parara antes de abrir los ojos, cuando lo hice, la luz que entro por la ventana me indico que hacía ya rato que el sol había salido, me estire debajo de las sabanas todo lo que pude antes de incorporarme, sentándome en la cama al tiempo que me frotaba la cara, cuando por fin comencé a recobrar la condición humana, observe el bulto que había en la cama de al lado y recordé que Fátima, una de mis mejores amigas, se había quedado adormir anoche después de que la convenciera para que no volviera a casa después de haber salido de fiesta esa noche, la verdad es que la noche había sido divertida, habíamos bailado, ligado, echo tonterías y bebido, no mucho pero si lo suficiente como para que en un control dieras positivo o peor aun, tuvieras un accidente, además Fátima vivía en un pueblo al que para llegar a el había que atravesar una carretera llena de curvas, así es que la verdad, no me costo mucho convencerla, de todos modos no era la primera vez que se quedaba en mi casa, y ya conocía a mis padres.
Salte de la cama dirigiéndome hacia la ventana al tiempo que volvía a estirarme, me sentía pesada, con la cabeza medio embotada, realmente lo que necesitaba era una buena ducha para terminar de despertarme, a través de la ventana observe que el sol ya estaba alto, y al tiempo que me rascaba la cabeza vi como mi vecino estaba limpiando el agua de su piscina con un enorme cazamariposas, por un momento pensé que si levantara la cabeza podría verme en braguitas, con mis pechos al aire, ya que la ventana llegaba hasta el suelo, pero solo fue un segundo, no pensaba quedarme ahí toda la mañana por si el hombre me miraba, así es que, dando media vuelta me dirigí hacia la cama donde mi amiga seguía dormida y arrancándole la sabana la comencé a despertar.
Esta se tapo la cara con la almohada ahogando con ella toda una seria de gruñidos de protesta, pero no le hice ni caso, para ayudarme en mi tarea conecte el equipo de música, haciendo que lo ultimo de los cuarenta principales resonara por la habitación.
Deje la radio sonando mientras me quitaba las bragas y desnuda me introduje en el cuarto de baño que había en la habitación, hasta mi llego la voz de Fátima quejándose por el ruido, pero el ruido del agua ohogo sus protestas, el sentir el agua correr por mi piel me ralajo, no podía empezar el dia si antes no me daba una ducha, si alguna vez no podía me sentía como sucia, pegajosa, de la otra manera es como si al salir de la ducha fuera otra persona, eso sin contar que en esa ducha había tenido alguno de los orgasmos mas maravillosos de mi vida.
Había terminado de colocarme la mascarilla en el pelo, cuando Fátima entro el el baño, con los pelos medio cubriéndole la cara, metió las manos por debajo de la camiseta que le había dejado para dormir y se bajo las bragas sentándose en el wáter y apoyando los codos en las rodillas se sujeto con las manos la cara al tiempo que orinaba, yo la observe a través de la mampara trasparente, observe su pelo negrísimo, casi azulado, con grandes rizos que parecían tirabuzones, Fátima era de padre iraní y madre española, y a diferencia de su hermano ella había cogido toda la herencia árabe del padre y aunque su religión fuera la musulmana, era lo que vulgarmente se dice una árabe moderna, eso quería decir que vestia a la europea, solo se ponía el pañuelo en contadas ocasiones y por supuesto menos comer cerdo, creo que era por no engordar, el resto lo hacia como los demás, bebía, fumaba, follaba…., a parte su familia tenia mucho dinero, aunque ese era un tema del cual no le gustaba hablar, y a mi la verda no me interesaba mucho.
Asi es que mientras la observaba eche un poco de gel en una manopla y comencé a frotarme el cuerpo, como siempre hacia comencé por lavarme la cara y con los ojos cerrados para que no me entrara el jabon deslice mis manos por mi cuerpo en dirección a mis hombros para seguir frotando mis pechos y así poco a poco el resto del cuerpo, me gustaba sentir la aspereza de la manopla rascar mi piel y había aprendido que con los ojos cerrados las sensaciones eran mas intensas, al pasarme la mano por mis pechos me entretenía en rodearlos poco a poco dejando la zona del pezón para lo ultimo, así de esta manera cuando la rugosidad de la tela llegaba a tocarlos estos estaban duros como piedras, tengo que reconocer que mis pezones son bastante grandes y muy sensibles, un detalle que me encantaba disfrutar, y ahí, en la ducha era el mejor sitio pues podía frotarlos tranquilamente el tiempo que deseara, quizá ese fuera el motivo por el cual casi siempre terminaba masturbándome en la ducha, la cuestión es que en eso estaba cuando oi la voz de Fátima hablándome.
- Les vas a sacar brillo como sigas así - comento con una sonrisa de oreja a oreja
En ese momento introduje la cara en el chorro del agua para aclararme el jabon y así poder abrir los ojos, ante mi, Fátima estaba desnuda, se había quitado las bragas y la camiseta y sus enormes pechos coronados por una aureola oscura que escondían unos pezones pequeños me miraban desafiantes, la verdad es que la visión del cuerpo de mi amiga desnuda me sorprendió, y no fue porque no la hubiera visto antes, pues como he dicho, no era la primera vez que se quedaba a dormir, sino porque casi me había olvidado de que se encontraba allí, centrada como estaba en mis sensaciones, esbozando una sonrisa la observe, su cuerpo era sinuoso, con una estrecha cintura que desembocaba en una cadera ancha para terminar en una pequeña mata de pelo insignificante que indicaba el camino de su sexo, mas abajo unos bien torneados muslos acompañaban a unas piernas casi perfectas.
- Vamos guarrilla dejame un hueco – comento al tiempo que se introducía dentro de la ducha.
- Joder tia – le respondi, al tiempo que me echaba al lado – no te puedes esperar un poco – bromee.
- Para que, te molesta que me duche contigo..o que? – me respondió
- No digas tonterías – le respondi riéndome – ya sabes que me gusta que me laven la espalda tontina
- Ya lo se zorra – me dijo al tiempo que me quitaba la manopla de la mano riéndose
Me gire de espaldas apoyando las manos en la pared debajo del grifo, sintiendo como el agua golpeaba mis pechos, en esta posición Fátima comenzó a frotarme la espalda empezando por el cuello, sentía su mano presionar mi piel, así es que dejando que mi cabeza descansara sobre mi pecho volví a cerrar los ojos, las sensaciones volvieron al momento, pero a diferencia de otras veces que nos habíamos duchado juntas, esta vez mi cuerpo comenzó a reaccionar de manera distinta.
Había pasado ya algún tiempo desde que tuve aquellas experiencias que cambiaron mi forma de pensar y sentir, desde ese tiempo hasta ahora había sido como si llevara una doble vida, cuando estaba con el resto del mundo me comportaba dentro de lo que cabía como siempre, pero en cuanto me encontraba sola todo cambiaba, la otra sanna salía a relucir, y esta era más atrevida, más activa sexualmente, esta nueva sanna podía abrirse de piernas en una cafetería o soltarse un botón más de la cuenta para que se vieran sus pechos o incluso dejar que la sobaran en un vagón repleto de gente, aparte de eso, sus viajes por la red le habían llevado a descubrir que casi todo lo referente al tema sexual le atraía, desde experiencias con mujeres, tríos, sexo casual, etc etc… quizá lo único que le daba reparo por no decir miedo era todo lo referente a la sumisión y dominación así como tenía claro que no le gustaba ni el sexo con animales ni nada del tema escatológico.
Por esta razón, ahora que estaba sintiendo la mano de su amiga recorrer su espalda no pude evitar recordar las sensaciones que sentí al ver los videos donde dos mujeres se acariciaban juntas o por ejemplo el momento en el que aquella enfermera sin querer me enseño los pechos.
Así es que casi sin poder evitarlo, mi cuerpo comenzó excitarse…lentamente…poco a poco, igual que cuando pones una olla con agua a hervir, sentía mi sangre cada vez ir mas y mas rápido, para acentuar esas sensaciones me moví lo suficiente como para que el agua golpeara más que en mis senos en mis pezones, haciendo que estos vibraran con cada golpe, con cada roce pues cada uno era diferente, y esas vibraciones se trasladaban a través del pecho hasta mi clítoris en oleadas, cada vez más intensas, cada vez más calientes….
Cuando note como la mano fue bajando por la espalda, abrí ligeramente las piernas, para apoyarme mejor, aunque en realidad lo hice para que la mano superara el borde de mi culo y se introdujera entre mis piernas, para una vez ahí, frotarme mi sexo y así llevarme a lo que estaba empezando a desear cada vez mas.
- Nena, esto esta mas que lavado, desea algo mas la señora… - dijo riéndose
- Si fueras otra persona se me podrían ocurrir unas cuantas cosas más – conteste con una carcajada
- Asiiii…. – dijo esto al tiempo que apretaba con las dos manos mis pechos – y que le pedirías a esa persona…?... he guarronaaaa….¡¡¡ – acompaño estas últimas palabras estirándome de los pezones provocándome una descarga directa a mi clitoris
- Aisss... si yo te contara… – respondí soltando un bufido
- Bueno luego me lo cuentas, ahora te toca a ti – y diciendo esto se saco la manopla pasándomela.
Me gire al tiempo que ella se dio la vuelta apoyándose en la pared contraria y abriendo también ligeramente las piernas para asegurarse bien, la observe un segundo, comprobando mientras me colocaba el guante y echaba el jabón como tal y como estaba su sexo se mostraba enmarcado entre sus muslo, como si estos subieran juntos y a la altura del coño se curvaran para que este quedara a la vista, de manera que sin gran esfuerzo pode contemplar el color oscuro en contraste con el rosado de sus labio que tímidamente como si de unos pétalos de una flor se trataran asomaban por el medio.
La imagen me perturbo, me hubiera gustado pasar la mano y sentirlo, pero no me atreví así es que centrándome en la espalda comencé a lavársela, cuando termine le alcance la manopla y ella termino de lavarse por delante, cuando estuvo toda enjabonada paso por delante de mí para así colocarse debajo del agua al tiempo que yo me enjabonaba por delante, mientras lo hacía observaba como el agua corría por su espalda como si cientos de serpientes se trataran perdiéndose casi todas entre los cachetes de su culo en dirección a su sexo del cual caían al suelo en un chorro único, pendiente de ese chorro estaba cuando ella se giro de frente a mí, con las manos en el pelo y la cabeza hacia atrás, en esta posición sus pechos estaban subidos mostrándose en toda su extensión, comprobé como los pezones estaban de punta sobresaliendo el rojo sobre el negro, y aunque no tan grandes como los míos estos eran bastante considerables, ella tenía más pecho que yo, casi se acercaba a una cien, y eso hacía que el agua callera en una larga cascada hasta mis pies.
- Niña espabila, te voy cogiendo algo del armario para vestirme, vale? – pregunto
- Si claro, coge lo que quieras, ya sabes donde están las cosas – respondí
- Vale cielo.. – me dijo al tiempo que me dio un beso ligero en la boca – no tardes heee…¡¡
- Si ahora vooooy pesada – le respondí con una sonrisa.
Cuando vi que salía envolviéndose en una toalla grande de las que tenía en la estantería, me introduje debajo del agua y ya sin poder aguantarme coloque mi mano con la manopla entre mis piernas y comencé a moverla sin cuidado, me apoye en la pared y con las piernas todo lo abiertas que podía deje que el rugoso guante separara mis labios y frotara mi clítoris duro, gire la cabeza imaginando que en cualquier momento Fátima entraría de nuevo en el baño y me pillaría en esa posición, dándose cuenta que me estaba masturbando como una perra en celo, y quien sabe al igual se daba cuenta que estaba así por haberla visto a ella desnuda.
Todos esos pensamientos me explotaron en mi cabeza a la vez, haciendo que mi excitación se disparara, en parte por el horror de que entrara y en parte por el deseo que lo hiciera, mi mano no cesaba en su empeño frotando cada vez más rápido mi coño, a través de los agujeros de la manopla me llegaba el calor de mis jugos, y en el momento en el que oí como ella me llamaba mi coño exploto sin compasión haciendo que todo mi cuerpo se doblara sobre sí mismo, aprisionando mi mano entre mis muslos y agarrándome con la otra mano en la barra para no caer de golpe al suelo, con la cara apoyada en mis rodillas disfrute de las oleadas de placer que me abrasaban entera. Deje correr el agua por mi cabeza el tiempo necesario para poder recuperar el control, y en cuanto creí tenerlo me incorpore, justo en el momento en el que Fátima entraba a secarse el pelo al baño.