Despedida de soltero inolvidable

Nuestros amigos nos prepararon una despedida de soltero que jamás podré olvidar con mucho sexo.

Hola, mi nombre es Alberto, y a continuación os voy a relatar una historia 100 % real que me ocurrió hace más o menos dos años.

Por aquel entonces salía con quien es ahora mi esposa, Lucía. Siempre he tenido mucha suerte con ella, es preciosa, muy atenta conmigo, tiene un cuerpo que hace que más de uno se le quede mirando descaradamente, incluso cuando yo estoy presente. Es alta, rubia y con los ojos azules, y con todo muy bien puesto. Siempre he destacado su culito, redondito y que volvería loco a cualquiera que lo tuviera entre sus manos.

Salíamos casi siempre en parejas, sobre todo con Miguel y Leticia. Eramos amigos desde hacía muchísimo tiempo y disfrutabamos mutuamente de la compañia. Yo había estado saliendo con Leticia hace mucho tiempo, en el instituto, pero ninguno hablabamos de eso, ni de cachondeo. Leticia era totalmente distinta a Lucía, era morena, un poquito más bajita de estatura y muy atractiva, con unos pechos imponenetes.

Llegó un día muy especial para Lucía y para mi, le pedí matrimonio. Lucía aceptó y yo me convertí en el hombre más feliz del mundo. Recuerdo perfectamente esa noche cuando nos fuimos a un hotel a pasar la noche, fue uan velada de alucine. Toda la noche haciendo el amor como locos. Nos queríamos muchísimo, y además en la cama todo funcionaba genial.

No tardamos mucho en quedar para cenar con Miguel y Leticia, y darles la noticia. Ellos nos dieron la enhorabuena, mientras Miguel me hacía las bromas típicas "ya no vas a estar con ninguna tía más!,jaja", yo le daba caña con "¿y vosotos para cuando?".

Miguel y Leticia no tardaron mucho en intentar organizarnos las correspondientes despedidas de solteros. A Lucía no le gustaba mcuho la idea de que me fuera con Miguel, sabía que eramos muy peligrosos y no se fiaba un pelo. Al final decidimos hacer la despedida conjunta.

Fue una noche de verano en la casa de campo de mis padres. Invitamos a nuestros amigos y compañeros de trabajo, todo genial. Lucía estaba guapisima, con un traje rojo de tirantas, llevaba un escotazo, y su cara estaba preciosa y radiante de felicidad.

Pero no fue Lucía en quien más me fijé esa noche. Leticia llegó arrasando con una faldita cortísima y una blusita que dejaba entrever sus atributos. Leticia tenía unos pechos enormes, redonditos y una boca que esa noche quería ganas de guerra, unos labios muy rojos y carnosos.

Eran las 5 de la madrugada, ya sólo quedabamos nosotros 4, medio borrachos, con ganas de darnos un bañito en la piscinita antes de despedirnos.

Miguel fue el primero en meterse en el agua, en calzoncillos. Lucía fue dentro de casa a cambiarse, mientras que Leticia iba a buscar una bolsa al coche donde se había traido un bikini.

"Alberto, no dejes salir sola a mi mujercita a la calle, le vayan a hacer algo", decía Miguel mientras se daba un chapuzón. No le faltaba razón, la casita estaba en medio del campo y además sin casi ilumniación.

Me quedé con la camiseta quitada, porque iba a meterme en la piscina con Miguel, pero acompañe a Leticia al coche. Leticia estaba también como una cuba, se agarraba a mi hombre para no caerse. Salimos a la calle y vimos que había que andar un poquito, el coche estaba un poco lejos porque no habían encontrado sitio más cerca por toda la gente que vino a la fiesta.

A Leticia sin darse cuenta se le había abierto otro botón de la blusita, se veía perfectamente el sujetador y parte de su pecho. Ella no se daba cuenta de nada y seguía agarrada a mi hombro. Me di cuenta de que me miraba mucho, yo estaba sin la camiseta y ella de vez en cuando, disimuladamente, pasaba sus brazos por mi pecho. Nunca he estado muy musculoso pero siempre he marcado muy bien lo que tengo y creo que a ella le gustaba.

"Cógeme en brazos Alberto, porfa, haber si eres capaz, que no me encuentro bien". No lo dudé, y le cogí mientras ella se agarraba a mi cuello. Desde mi posición a un palmo de sus pechos, pude mirar su pezón, erecto, mirándome directamente mis ojos. Mis manos, bajo sus rodillas se desplazaron un poco hacia sus muslos, su faldita estaba completamente abierta y mi polla se endureció contra su cuerpo.

Leticia me miraba y sonreía. "Sabes que aún recuerdo cuando estábamos juntos, nos lo pasabamos muy bien, verdad". Seguí mirandola, con esa carita y ese cuerpo entre mis brazos. "Miguel nunca ha sabido hacerme sentir como tu, ¿sabes?".

Nunca habiamos hablado de eso. Estuvimos saliendo durante 2 meses, antes de que yo conociera a Lucía y que yo le presentara a ella a Miguel, mi mejor amigo por esos tiempos. Eramos muy joven y todo lo que haciamos era follar y follar. Siempre tenía el recuerdo de sus pechos en mi boca, de su culito entre mis brazos... Con ella descubrí muchas cosas y además, al final quedamos como amigos lo que siempre es bueno.El poco tiempo que estuvimos juntos fue muy intenso, sobre todo en la cama. Leticia era una consumada amante, sabía hacer de todo lo que le gustaba a un hombre y nunca te daba un no por respuesta.

Sus palabras me sorprendieron pero al mismo tiempo me agradaron. A todo el mundo le gusta saber que una antigüa pareja lo recuerda, y sobre todo que lo comparan con otra persona para bien.

Leticia empezó a pasarse las manos por su pecho, mirándome al ojos. Se aabrió la blusa por completo y empezó a sobarse los pechos. Mis ojos se salían de sus órbitas, y mis manos la apretaban con mas fuerzas, bajo sus cuello y sus piernas. "MMMM, me gusta que me abrazes Alberto, demuestrame de lo que eres capaz todavía".

No lo dudé, me iba a casar con Lucía pero eso era un caramelito que no iba a dejar pasar por nada del mundo. Llegamos al coche, vi que no había nadie por los alrededores y la recosté sobre el capó.

Sin dudarlo empecé a besarla, estaba sobre ella mientras mis manos levantaba su minúscula falda. Leticia me abrazó, se dejaba hacer abriéndose de piernas. Mis labios recorrieron su cuello hasta llegar a sus tetas, le quité con los dientes su sujetados blanco, y dejé al aire esos pechos tan preciosos, inmensos, una talla 100, mayores que lo de Lucía. Mi lengua empezó a jugar con ellos, con pequeños mordisquitos, mientras Lucía se retorcía de placer, dando pequeños gemidos mientras acariciaba mi espalda desnuda.

Mis manos bajaron su tanquita, y mi polla recorría sus muslos. Leticia se incorporó "espera machote, que sino recuerdo mal te voy a hacer algo que vas a flipar". Leticia empezó a bajarme mi patalón y a tocarme mi polla. En poco tiempo empezó a besarla y por último se la metió en la boca. Hacía tiempo que no me hacían una mamada igual, Leticia sabía lo que hacía, en ese momento tuve celos de mi amigo Miguel. Con Lucía todo era distinto, todo más romántico pero menos intenso, casi siempre las mismas posturas y con menos pasión.

Leticia movía su cabeza rapidamente, mientras mis manos la ayudaban. Yo miraba al cielo, resoplando de placer. Leticia me cogía el culo y empujaba hacia adelante, para que la penetración fuera más profunda. Estaba a punto de correrme, pero me contuve. La puse en pie, de espaldas, sobre el capó del coche y le abrí las piernas. Me eché sobre ella, desnudo, buscando su coñito mientras ella decía "dame caña papito, que no se diga que ya no eres el mismo", mis dedos tocaron sus sexo, estaba humedo, y me polla se dirijió directamente hacia dentro, suavemente. Mis manos mientras tocaban sus tetas, eran enormes, su cinturita tan estrecha y ese culito....No tarde en penetrarla, primero despacio, "te vas a enterar de lo que es bueno, para que sepas lo que es una buena polla dentro de tí", yo había perdido ya un poco los papeles y Leticia lo sabía.

Mmmmmmm, nos habíamos corrido los 2 al mismo tiempo, me corrí sobre su espalda. Fue un polvazo de lujo y además muy rápido, nadie nos había visto.

Leticia cogío la bolsita con su bikini que no dudo en enseñarmelo, azulito, con la parte de abajo muy alta y con la parte de arriba que poco tapaba para todo lo que tenía Leticia.

Llegamos a la casa y cual fue nuestra sospresa cuando vimos a Lucía y a Miguel morreándose. No me lo podía creer, estaban en la piscina, Lucía contra la pared con las piernas abiertas y Miguel junto a ella. Leticía que todavía estaba un poco borracha y se hecho a rerir. Miguel nos vió y siguio con lo suyo. Yo en ese momento no sabía que hacer, pero Leticia me cogío de la mano y fuimos hacia ellos. Cuando Lucía se dió la vuelta no se esperaba vernos allí. Miguel y Leticia reían mientras nosotros no sabíamos que cara poner.

Lucía tenía los labios rojos, muy rojos, lo que siginificaba que le habían comido toda la boca. Pero los 2 estaban con sus bañadores puestos. Leticía le dió un beso a Miguel y me guiñó un ojo, "era nuestra sopresa, vuestro último rollito antes de casaros, y con quien mejor que con vuestros amigos". Estaba claro, fue una gracia de ellos y Lucía y yo las víctimas. Pero lo que no sabía Miguel es hasta donde habíamos llegado Leticia y yo. "Besa bien Miguel, que cabrón!", le pregunté a Lucía riéndome, ella un poco cortada me siguió el juego. Por lo visto Miguel le había dicho a Lucía que íbamos al pueblo Leticia y yo para comprar más bebidas.

Lucía se sentía un poco "indispuesta" y se arretió a la habitación. Mientras yo iba a despedir a Miguel y Leticia a la puerta. No dudé en comentarle a Miguel en un momento en que Leticia estaba despistada, "Leticia la sigue chupando tan bien como siempre, no?". Miguel se quedó mudo. Cayó en la cuenta de que todo había sido idea de ella para echar un polvo conmigo. Llegamos al coche, le di un abrazo a Miguel y un beso en la mejilla a Leticia. "Todavía no has tenido suficiente Leti", Miguel agarró a Leticia por detras, "bueno, pues ahora quiero que lo hagas delante mía". Eso no le gustó a Leticia, pero tampoco parecia molestarle demasiado, "bueno, y los 2 podréis conmigo?".

Yo no me quería meter en medio pero Miguel me animaba "vamos a darle a Leti lo que le gusta". Los 2 empezamos a besarla y a quitarle la ropa. Miguel se portaba un poco bruto pero Leticia le seguía el juego. En un momento Leticia estaba de nuevo con mi polla entre sus labios mientras que Miguel la cogió por detras, le bajo las bragas y fue directamente para su culo. "Oye, por ahí no!!", fue en vano, Miguel estabas decidido y con algun problema que otro empezó a metersela, a Leticia le dolía pero él seguía adelante. Yo seguía follándome su boca, cogiéndole sus pechos entre mis manos, mientras violentamente Miguel seguía invistiendo su trasero. No tarde en correrme en la cara desencajada de placer de Leticia, sobre su mejilla mientras ella se limpiaba. Miguel perdió el equilibrio y cayó en el suelo sobre Leticia, la abrió de piernas y buscó de nuevo de aguejero, ya más abierto. Yo en ese momento empecé a alejarme, no sin antes ver como Miguel terminó sobre el culo de ella y se perdieron en un abrazo.

Llegué a casa, subí con Lucía y, sin contarle nada de lo ocurrido con Leticia, la intenté consolar, "oye, es una tontería, una broma, estabamos todos un poco borrachos, además por un beso no pasa nada, no...?"

Lucía se sentía creo que un poco de culpable, "en ti lo puedo comprender, estuviestes saliendo con ella, no te creas que no lo sé, pero en mi ha sido imperdonable, nunca me ha gustado Miguel, de veras, todo ha sido asqueroso, me sieto un poco tonta, inocente, todo ha sido un juego".

A Lucía no se le pasaba por la cabeza lo que había pasado en realidad. "Bueno cari no te preocupes, han sido solo unos besos", mañana seguiremos hablando. Ella no se quedaba conforme con mis palabras.

"¿Que es lo que te gustaría que te hiciera?", esas palabras que dijo me gustaron mucho, Lucía nunca había tomado la iniciativa en la cama y siempre me dejaba que yo empezara. "Ya sabes que es lo que más me gusta Lucía...", ella no dudó, empezó a besarme y a bajarme los pantalones, mi polla estaba todavía flácida por toda la historia de antes pero no tardó en ponerse de nuevo complemante erecta. "Lo haces muy bien Lucía...", se estaba esforzando, su boca se habría más que otras veces y mi polla llegaba casi al final. Aunque a mi me encantaba el sexo oral a Lucía no le hacía mucha gracia, así que lo practicabamos ocasionalmente. Sus manos tocaban mis bolas, sus lengua hacía circulitos sobre mi pene, me encantaba.

"Venta más arriba que te quiero tocar". Lucía seguía chupandomela pero ahora su cuerpo se ponía más cerca de mis manos, mis dedos llegaron a su sexo, estaba humedo, pero yo estaba buscando otra cosa. No olvidaba la imagen de Leticia follada por el culo por la polla de Miguel. Uno de mis dedos acariciaba el ano de mi querida Lucia. Ella dio un pequeño sobresalta, pero despues siguió con su tarea. Mi dedo con mucha dificultades se introdujo por su ano. Puse a Lucía a 4 patas sobre la cama, le baje su ropita, sus braguitas y empecé a besarle el culo, mmmm, estaba redondito, durito, le di una cachetada. MMMMM, mi polla se pasó por su coñito, su colita,,,,empecé a metérsela, a ella le dolía pero se dejaba. Yo no me lo podía creer, Lucía se estaba dejando hacer por detras, respiraba profundamente... Despues de varios intentos introduje media verga en el culito de mi niña, estaba sensacional. Lucía me ayudaba moviéndose hacia mí, hasta que despues de un pequeño grito la penetré totalmente. Lucía con sus dedos se marturbaba su clitoris mientras yo no me podría creer a mi niña delante mía, desnuda y con mi polla dentro de su culo.

En unos minutos me corrí, no sin antes decirle que me quería correr en su cara, ella no lo dudó y mi semén cayó sobre su linda cara, sus ojos... al final me brindó una profunda chupaita donde recogío todo lo que me quedaba...

Esta es la historia verdadera de como mi despedida de soltero fue la mejor del mundo, con unos amigos maravillosos y una mujer muy linda.