Despedida de soltero II

Después de que Guille los sorprendiera, los cuatro tíos deciden qué hacer. Y Juanma parece tener más sentimientos de los que debería hacia Juanillo

¡Hola chicos!

Tras una ausencia muy larga he decidido traeros la segunda y última parte de despedida de soltero.

He estado muy liado con los estudios, exámenes y cosas de la vida, pero prometo volver más activo que nunca. Como siempre, podéis dejarme en comentarios o por correo lo que pensáis, o hablarme para lo que queráis! Me encanta hablar con vosotros sobre cualquier cosa.

Por último, aunque es el último relato de despedida de soltero, no es el último en el que aparecerán Juanma y Guille, decidme si queréis seguir leyendo sobre mis experiencias con ellos o preferís otros personajes nuevos.

R E L A T O

Un gran silencio reinaba en el salón de Raúl. Éste estaba con la polla dura al lado de la puerta, y a su vera se encontraba mi primo Guille, viendo como yo estaba de rodillas con la polla del futuro marido de su hermana en la boca.

-Guille... -dijo Juanma, que no sabía como reaccionar.

-¡¿Pero qué coño estáis haciendo?!

Rápidamente se quitó la chaqueta y se tiró sobre mí, sacándome a la fuerza la polla de su cuñado de la boca y empujándome hacia atrás. Se lanzó sobre Juanma e intentó pelear, pero Raúl rápidamente lo redujo, al fin y al cabo no era más que un crío de instituto.

-Guille lo podemos explicar -dijo Raúl tranquilizadoramente.

Desde la esquina en la que estaba sentado me fijé que a Raúl no solo no se le había bajado la polla, sino que parecía que la tenía aún más dura que antes.

-¡Que os estabais follando al maricón de Juanillo! -gritó mi primo.

-Ey, no le faltes al respeto que solo estaba ayudándome -dijo Juanma defendiendome.

-¿Ayudarte a qué? ¿A ponerle los cuernos a mi hermana?

-Guille... que no es lo que parece... -intervino Raúl.

-¡Tú déjame ya!

De un meneo consiguió librarse de Raúl y se acercó a mí. Me levantó del pelo y Juanma intervino.

-¡Déjalo!

-¡Le voy a reventar a palos al maricón!

Conseguí zafarme de él cuando Juanma y Raúl se metieron por medio. Raúl apartó a Guille y Juanma me abrazó.

-¿Estás bien? -me preguntó acariciándome la cara.

-Muy maricón pero después bien que lloras para que te la chupe -dije, ignorando la preocupación de Juanma.

El silencio inundó la habitación. Había desvelado algo que solo Guille y yo sabíamos. Juanma seguía acariciandome la mejilla y el pelo mientras observaba a su cuñado, que estaba rojo de la vergüenza de haber sido expuesto. Raúl, por el otro lado, se relamía los labios mientras seguía sin soltar a Guille por miedo a su reacción.

-No está enfadado porque le hayas puesto los cuernos a su hermana -dije, metiendo el dedo en la herida-. Lo que pasa que siempre ha querido follarme y nunca le he dejado.

Intentó librarse de Raúl para pegarme, pero este, que estaba más empalmado que nunca, lo agarraba bien y no lo dejaba salir de sus brazos. Yo veía cómo se arrimaba y frotaba contra la parte baja de la espalda de Guille.

Acto seguido, y sin previo aviso, Juanma comenzó a besarme lentamente. No me estaba comiendo la boca, me estaba besando como besas a un novio o a alguien a quien quieres. Era un beso con pasión y que, para ser sinceros, me estaba poniendo más cachondo que los besos guarros que a mi me gustan.

Raúl seguía sujetando a Guille, que ya no luchaba por zafarse de él. De reojo, podía ver cómo el primo de Juanma estaba acariciando y sobando la polla de mi primo sobre los pantalones vaqueros. Mi primo tenía muy buena polla, el único motivo por el que yo no había hecho más que chupársela era porque era mi primo pequeño y me sentiría mal después.

Juanma, cansado de estar de pie, se sentó sobre el sillón arrastrándome del brazo. Se abrió de piernas y puso sus manos detrás de su cabeza, quería que volviese a chupársela, y yo no iba a negarle el gusto a nadie. Comencé a lamer lentamente la cabeza, mientras Juanma llevaba una de sus manos a mi pelo y lo acariciaba. Estaba demasiado cariñoso, normalmente los tíos me tratan de otra forma, y me estaba gustando esta faceta. Nos mirábamos a los ojos e ignorábamos completamente a nuestros respectivos primos, pero podíamos intuir lo que hacían.

Guille estaba ligeramente inclinado hacia delante, con el pantalón y los calzoncillos bajados hasta debajo del culo, mientras que Raúl tenía su cara enterrada entre el culo de mi primo. Le estaba comiendo el culo a un adolescente cachondo de dieciséis años mientras este gemía, y estoy seguro de que era la primera vez que se lo comían.

-Dame un beso -dijo Juanma interrumpiendo mis pensamientos.

Me sentí mal en ese momento. El futuro marido de mi prima pidiéndome un beso y no un morreo, eso era algo más intimo, y aunque ya lo habíamos hecho, ahora me sentía mal.

-No -dije sacándome la polla de la boca-. Mejor sin besos.

Me cogió del pelo suavemente y llevó mi cara hacia la suya. Quería besarme, pero aparté la cabeza y lo miré, reprochándole la acción. No quería que me besase, eso significaba más para mí que para él y no quería que intimase demasiado conmigo.

Volví a chuparle la polla. No estaba contento, notaba en su cara la expresión de haberse enfadado conmigo, pero nadie iba a rechazar una mamada. En ese momento, noté unas manos calientes sobre mi culo. Eran las de mi primo Guille.

Intenté zafarme rápidamente, pero Raúl me agarró los brazos y me inmovilizó. Estaba a plena disposición de mi primo Guille. Miré a Juanma para que me ayudase, pero simplemente me miró directamente a los ojos y apartó la mirada.

En ese momento, Guille me la metió hasta los huevos de un solo golpe. Un grito ahogado por la polla de Juanma se escapó de mi boca. Podía ver la mirada de lujuria en los ojos de Raúl, pero Juanma no parecía contento. Su mirada estaba perdida y parecía enfadado. ¿Estaba enfadado porque no lo había besado o porque me estaban follando el culo a la fuerza?

Mi primo comenzó un movimiento rápido, follandome el culo. Se notaba que no tenía demasiada experiencia, pero daba cierto morbo que un niñato de dieciséis quisiera follarme e irse lo antes posible.

Juanma, por otro lado, me folló la boca rápido. Quería correrse y desaparecer, había perdido la comodidad y quería terminar ya. Cuando menos me lo esperaba una catarata de lefa inundó mi garganta, apartó mi cabeza y se levantó.

-¿Dónde vas? -preguntó Raúl.

-Me voy a mi casa, que me espera mi futura mujer.

Se vistió rápido y se fue, dejándonos a los tres dándole al tema.

Raúl rápidamente ocupó la posición que dejó libre su primo, y mientras Guille me follaba el culo, él me follaba la boca. A mí se me había cortado un poco el rollo, pero seguía con un calentón flipante y ya que estaba pues iba a aprovechar a los dos tíos que tenía a mi disposición.

Comencé a chuparle la polla suavemente. Jugaba con su cabeza y lamía debajo de la piel. Me la metía hasta el final de la garganta y me aseguraba de dejarla bien húmeda, tosiendo y teniendo arcadas para salivar aún más. A mi primo Guille todo eso le ponía, y aumentaba el ritmo de las embestidas mientras me pegaba azotes en el culo. Era inexperto, pero al menos estaba bueno.

-Vamos a probar una cosa -dijo Raúl.

Se levantó del sillón, me sacó la polla de la boca y se fue a un lugar en el que yo ya no lo podía ver. De pronto, noté como una segunda cabeza se abría paso en mi culo. Raúl estaba intentando hacerme una doble penetración. Guille se recostó sobre mi espalda, dejando un espacio para que Raúl pudiese ponerse de rodillas, y este intentaba lentamente meterme la polla.

Mientras estaba recostado sobre mi espalda, Guille no hacía ningún movimiento, dejaba que Raúl y su experiencia le dieran a él todo el placer posible. Mientras tanto, me susurraba cosas al oído.

-Por fin te estoy follando.

-Lo vamos a repetir más veces.

-Te vas a enterar estas vacaciones.

Yo lo ignoraba, y cuando Raúl por fin pasó el agujero de mi culo y me la metió, vi las estrellas en el buen sentido. Comenzó un mete-saca que nos daba el mismo placer a mi y a Guille. Me azotaba el culo mientras mi primo me mordía el cuello y me retorcía los pezones.

Sin previo aviso, comencé a correrme. Llené el suelo de lefa con cuatro o cinco trallazos. Al notar mi culo dilatarse y contraerse, Guille comenzó a correrse también.

Con la polla manchada por la lefa de Guille, Raúl volvió a sentarse en el sillón, enfrente de mí. Levantó sus piernas y me hizo un gesto con los ojos. Comencé a comerle y lamerle el culo. Agarró a Guille del flequillo y, a la fuerza, le metió la polla en la boca. Guille estaba comiendose su lefa de la polla del primo de su cuñado. Le di un par de lametones más, y comencé a follarle el culo con la lengua. Pasaron dos minutos cuando su polla estalló en la boca de mi primo, que comenzó a ahogarse y parte de la leche cayó en mi cara.

Guille se apartó rápidamente y fue al baño a escupir y lavarse la boca, mientras Raúl y yo nos reíamos, cansados de tanto sexo y alcohol.