Despedida de soltero
Tras soltarme una palmada en mis nalgas, me dice... Pero te aseguro que te ha gustado, pues te he notado facilón, y tras mirar hacia los aseos, coge y me propone... Que te parece si nos vamos a los aseos, y nos pajeamos juntos, dime... te animas o no.
Despedida de soltero
Habíamos quedado el grupo de amigos, compañeros y algunos familiares para celebrar la despedida de un amigo, persona que se casaría en dos meses. Pues lo típico, mientras unos lo recogían de su casa previamente haberlo disfrazado, otros donde me incluyo, ya le estábamos esperando en los ‘cars’, pasando a otros eventos hasta el almuerzo. Tras alargar esto último, mediante café y algún licor, nos pusimos de nuevo en marcha hacia otro evento preparado, acabando en bar de copas para irnos animando. Finalizando en local de alterne, o mal llamado ‘Puti club’, donde otros le hicimos una encerrona con una chica de la ‘buena vida’, pero el muy cabrón acabo con dos.
Y mientras el ‘buen’ futuro novio cumplía, el resto de los integrantes de la despedida de soltero, estábamos deambulando dentro de local, unos dándose el lote con alguna chica, otros conversando y otros bebiendo. Yo era uno de esos que era una mezcla de los tres como otros tantos, bien recuerdo que deambulaba por el local, donde rara es la vez que no se te enganchaba alguna chica, pidiéndote una copa o irnos a un reservado, o algún lugar más acogedor.
No dejando de darme conversación, al tiempo que tampoco deja de magrearme la entrepierna, dándome motivo a acompañarla a algún reservado, intentando comerme la perdiz (cabeza), cosa que no lograba convencerme. Y debo decir que uno no es de piedra, pues aproveche el momento y las circunstancias para aprovecharme, no dejando de meterle mano a la chica, cogiendo teta y sobre todo culo.
Mientras está chica, no deja de proponerme cosas, o para hacerme saber que para tocar el ‘genero’, debo de pagar, volviéndome a sugerir meternos en una habitación, pudiendo degustar el material. Oferta tentadora, pero que la verdad el precio de está, no me lo permite la cartera, acabando por dejarla y continuar deambular. Y en eso, acabo por acercarse un madúrete, el cual me pregunta...
- “Ya te han agasajado el paquete, o solo lo intentan”.
Te giras y lo miras, te extrañas y dudas si lo conoces o no, no recordando si esté pertenece al grupo con el cual he venido, aunque dada las horas y las copas, tampoco me acuerdo de todos. Y como si fuéramos amigos de toda la vida, acabo por responderle, haciéndole saber que estás lo han intentado hasta por tres ocasiones, pero como que no me han convencido. Este sonríe y sin dejar de mirarme, acaba diciéndome...
- “Es algo normal que se te echen encima, eres muy guapete y tienes buen ‘figurín’”.
Dice y mientras le miro extrañado, este vuelve a decirme...
- “Y pienso que es lo normal que las chicas se dirijan antes a ti que... a mí, pues, aunque deberían de pensar más en la cartera, desean pasar el rato con un chico joven y atractivo”.
Y acaba...
- “Pues miras al resto, y creo que eres de los pocos tíos atractivos que hay en el local, suerte tiene alguna que te lleven al ‘catre’, y poderte darse un buen revolcón”.
Y aunque agradecí el piropo, siendo como soy, aquello me pareció más una indirecta que otra cosa, pero comenzamos a hablar con cierta confianza. Comenzando esté y dejándole hablar, no echándole cuenta del todo, no dándole ‘carrete’, pero si un movimiento de hombros o de cabeza, le da por seguir. Dándome por preguntarle...
- “Bueno y usted que, ¿Con que parte de los novios ha venido, el novio o por parte de la novia?”.
Y sin llegarme a contestar por parte de quien viene, acaba por responderme con otra cosa, diciéndome...
- “¿Como de usted?, no hombre háblame de tú, sé que por la edad podría pasar por tú padre, o por mi apariencia podría ser tú abuelo. Pero por favor, trátame de tú”.
Dice sin dejar de sonreír, mostrándome esa dentadura blanca, finalizando sus palabras con una palmada amigable en mis nalgas, cuya mano deja finalmente durante unos minutos en mi cintura, como si esperara un comentario o un rechazo. Pero lo cierto es que, dada la hora, y las horas que llevábamos de celebración, como que ni vi malo el gesto, y menos le eché cuenta. Acabando esté por presentarse como Bernardo, un hombre de cara buenachon, persona que, aunque por su baja estatura (1,64m), marcaba un cuerpo aparentemente muy fornido, aunque aparentaba cierta barriguita. Acabando por zafarme de su mano, cuando vi al ‘novio’ (ese con el cual yo venía), salir del interior de uno de los reservados, dirigiéndose hacia nosotros y soltar...
- “’Peñaaaa... ojo!’, qué de esto por Dios, no salga ni una palabra o comentario, ¡valeee...!!”.
Y volver a entrar, donde se veía en la puerta dos chicas reclamándole que volviera, cosa que este hizo sonriente, entre la ovación de muchos de nosotros. Acabando por volver el resto a lo que estábamos, momento en que está persona, acabo por girarse hacia mí, para decirme...
- “Que iluso... verdad, como si la novia en su despedida de soltera no se estuviera poniendo las botas con el ‘boys’ de turno, pues las mujeres en estos eventos se desmelenan, aprovechando por meter mano, por no decir que se comerán alguna polla diferente a la habitual”.
Y mientras habla, no dejo de mirarlo, intentando recordar su cara, pues no me es conocida, y observas un rostro regordete, una sonrisa amigable, persona de apenas cabellos pues tiene lo justo para rodear la coronilla. Y eso me saca de mi trance, soltándome...
- “¿Que te ocurre?, pareces que estas con la cabeza en otro sitio, como embobado, dime... ¿quizás te aburro?, o quizás sean las tetas o culo del personal femenino”.
Y con rapidez, me disculpo y le hago saber... ‘para nada’, justificándome con lo último mencionado como excusa, mentándole el tamaño de pecho de algunas, o el culazo de otras. Esté, volviendo a sonreír y con este trato tan amigable, me vuelve a palmear, pero en esta ocasión lo hace en mi espalda.
Ocasión que noto que no aparta la mano, sino que desciende por mi espalda hasta dejarla justo por encima del inicio de mis nalgas. Y supongo que esté al no decirle nada al respecto, da por bueno el gesto, y la verdad el motivo por el cual no digo nada, no es otro que no lo vi malo, eso por no decir que sinceramente está persona me cae bien, y que además estaba a gusto con su compañía. Acabando esté por decirme...
- “Dime... ¿Tu sujetas el vaso, o el vaso te sujeta a ti?, llevas con esa copa desde que entramos al menos, debe de estar más caliente que mi ‘churra’”.
Y mirándole sorprendido por la palabra, sonríe con esa expresión dicha charrera, continua...
- “Dime... ¿que estas bebiendo?, venga no te hagas de rogar como te dirían aquí las zorras, venga, dime que te invito yo la copa”.
Y aunque no dejo de insistirle que no es necesario, pues no deseo deberle nada, esté no deja de insistir, acabando por preguntarle directamente al barman...
- “Oye... perdona, sabes que está tomando mi amigo”.
Pregunta cordialmente, respondiéndole el barman...
- “Ese chaval guapete... claro que me acuerdo, tú amigo está bebiendo ‘Barceló con coca cola’”.
Dice y esté buenachon, acaba por pedirle al barman que me lo ponga, acabando por pedir otro de lo mismo para él, mientras yo miro al barman con cara de malos amigos. Pues en verdad es que no estoy tomando eso, ya que estaba bebiendo un ‘Legendario con Redbull’, pero obviamente el barman por sacar dinero, como que le da igual si debe de mentir o no. Y esté buenachon no deja de hablarme, no dejaba de darme conversación, contándome sus batallitas en los ‘Puti club’. Acabando por decirme...
- “Pues no hace mucho, vine a otra despedida y nos fuimos a los ‘Daneses’, uuuffff!! chaval vaya hembras había allí”.
Dice y sentí como por tercera vez, me rodea con su brazo, tomándolo como un gesto llevado por el mismo alcohol, mano que me toma por la cintura, como si fuera como un gesto fraternal. Acabando esa mención con...
- “Y joder, lo mejor no es que te coman la boca a pares, ¡sino acabar en el jacuzzi mientras dos te comen la polla... uuuffff!!”.
Y como he mencionado con anterioridad, si en la segunda vez dejé que su mano de esté se posara en mi cintura a un par de dedos de mi culo, tomándolo como un gesto amigable. Ahora y por tercera vez, acabe por explotar... lo siento no pude contenerme, tuve que recriminarle la confianza y esté abochornado, acabo por retirarla. La quito con tacto, no de malas maneras, como sino deseara llamar la atención.
Pero quizás debería puntualizar que mi recriminación, no era porque me tocara el culo, sino cuando sentí sus dedos deslizarlos a lo largo de mis nalgas. Ese manoseo que vi que no era oportuno ahí donde estábamos, viéndome en la obligación de alejarla más ante cualquier malentendido por alguno del local.
Y darme cuenta que para nada está persona se vio molesta, pues esté continuaba con su estrategia, seguía su erre que erre, y cuya conversación era entorno a anécdotas de despedida de soltero, bodas y celebraciones. Momento de euforia en cual una o dos chicas del local, acababa por acercarse a nosotros, colocándose estas prácticamente encima, agasajándome y fraternizando.
Sintiendo como una de ella, colocaba sus labios en mi cuello, besando y dándome muerdos a modo de calentarme, alternando con la oreja y proponiéndome que fuéramos a un reservado. Obviamente está ‘señorita’, intentaba convencerme de llevarme al ‘huerto’ al tiempo que una de sus manos magreaba directamente mi ‘paquete’ (entrepierna). Y sentir en esos precisos momentos, como me tocaban el culo, amasándomelo y magreándomelo, mano cuyos dedos comenzaba a deslizarlo entre mis glúteos, e incluso presionaba sobre mi orificio... uuummm!!. Soltándome está...
- "¿Te gusta mi vida?".
Y claro está, respondía afirmativamente, mientras esta chica seguía a lo suyo, ¡trabajándome a placer... uuuffff!!, acabando por separarse a los pocos minutos, tras comprender que conmigo no hay ‘lana’ donde rascar. Y tras marcharse, me quede ciertamente extrañado, pues aún siento esa mano acariciar mi culo, mano que miro de reojo y darme cuenta a quien coño pertenece. Y cuando fui a protestarle, esté me hace callar al darme una nueva copa, acabando por decirme como justificación...
- “Uuuffff!!, tantas tías casi en pelotas y metiéndonos manos, como que uno ya no sabe a quién mete mano”.
Y seguir...
- “No sé tú, pero a mí me tienen todo empalmado, teniendo unas ganas de que alguien me coma el rabo, y lo cierto es que ni me importa quien lo haga”.
Y en esos momentos, vemos como sale una pareja y se ponen sobre un escenario, donde hace un rato había una chica en una barra exhibiéndose. Pareja que comienzan a enrollarse como si se tratara aquello de una escena porno, cuya chica se pone de rodillas y le hace mamada de campeonato a su acompañante, tragándose aquel pedazo de polla ante todos los que estábamos allí. Y mirarme esté, soltándome...
- “Tú no te lo vayas a tomar mal o por la tremenda, si te suelto eso de que, para nada me importaría que fueras tú quien me la chupara”.
Mal no me lo tome mal, pero sí que me sorprendí que esté me lo dijera, y quedarse tan ‘pancho’ (a gusto), cuya mano suya seguía en mi culo, y que permití que esté continuara magreándomelo. Quizás fuera, porque cuando me gire anteriormente, me di cuenta que era imposible que alguien nos viera. No solo era por la multitud, o que estaban atento a la escena, sino que por detrás la misma barra le ocultaba el brazo, eso y al estar este pegado a mi cuerpo. Momento en que esté haciéndome señas que me acercara más, como si deseara decirme algo al oído, cosa que hice y esté, colocando su boca prácticamente en mi oído. Soltándome con disimulo...
- “Yo no sé tú, pero yo estoy que no puedo más, necesito pajearme... o que me la coman, y lo malo es que aquí hay que pagar y lástima que, aquí todos somos heteros, y no haya alguna maricona que pueda usar”.
Asienta y sin esperarlo, acaba por retirar su mano de mi culo, darse la vuelta y colocarse de frente a mí, me mira sonriente y siento como esté toma una de mis manos, tira de ella hacia él. Pasándose la discreción por el forro, pues coge y me hace que note como de empalmado está. Pero lo peor de todo no ha sido eso, sino que yo no le digo nada, simplemente le miro extrañado, mientras se lo permito, como si deseara saber su próximo acto. No haciéndome esté esperar, pues coge y oprime mi mano contra su entrepierna, haciéndome percibir la dureza, mano que retire con rapidez, no solo por lo que acababa de hacer. Sino al notar sobre todo el tamaño, cuya expresión en mi cara es más de asombró que molesto, y exigiendo explicaciones por su acto. Soltándome...
- “Perdona... pero quería comprobar una cosa, pero supongo que a ti no te van los tíos... verdad, no obviamente no, perdona no se en que estaría pensando”.
Dice, y excusándose, prosigue...
- “Lo siento, estoy fuera de mis casillas, tantas chicas restregando sus cuerpos calientes y metiéndonos manos. ¡Como que me tienen... uuuffff!!”.
Y como he dicho previamente, retire mi mano, pero nuevamente al hacerlo tuve la precaución de no levantar sospechas, mirándole con cara de malas pulgas. Y este mirándome con esa carita de buenachon, cuyos ojos y sonrisa te hace cambiar rápidamente de estado. Volviendo a decirme...
- “No te pongas así coño, sé de sobra que me he pasado, ¡pero debes de confesar que de antes te ha gustado... eeehhh!!, pues sí en vez tú me lo hubiera hecho a mí, si te digo... que, no lo hubiera permitido”.
Dice y hace una pausa, y sigue divagando...
“Aunque, por otro lado, pienso que también puede que te hayas dejado a causa de los efectos del alcohol y el Redbull, sabiendo bien que este último tiene efectos estimulantes”.
“Eso o quizás porque las putas te han puesto tan cardiaco como a mí, ¡y necesitas una buena paja o revolcón... eeehhh!!”.
Acabando por finalizar al tiempo que, me suelta una palmada en mis nalgas. Diciéndome...
- “Pero te aseguro que te ha gustado, pues te he notado facilón”.
Y tras acabar, le da por mirar de un lado hacia el otro, fijando su mirada hacia el fondo, donde están los aseos y una puerta cuyo rotulo, esté dio por hecho que era el almacén. Acabando por proseguir...
- “Te propongo una cosa, que te parece si nos vamos al almacén que hay al fondo, y nos pajeamos juntos, dime... te animas o no”.
Mirándole sorprendido por lo que me acaba de soltar, vuelve este a decirme, aprovechando que ni le he contestado, diciéndome...
- “Te aseguro que es una experiencia única, veras el morbo y el subidón que da, te aseguro que acabamos disfrutando”.
Acabando por preguntarme...
- “Dime... ¿Te animas?, contesta coño... ¿qué me dices?”.
Y como no le respondo, este coge y vuelve a dirigirse al barman, acabando por pedirle unos chupitos de tequila con sal y limón, y al verme dubitativo, le pide además un par de 'Jagerbomb'. Bebida que me dice...
- “Esto te ayudará a decidirme”.
Cosa que la verdad no hacía falta, pues estaba bastante animado, pero que, tras el tercer chupito de esto último, como que me sentí extraño. Estaba un poco mareado, pero al mismo tiempo eufórico, y con ganas de hacer locuras, escuchando a esté proponerme...
“Tengo una idea mejor, ¿qué te parece, si en vez de irnos al baño o ahí atrás, cogemos y para quitarnos de problema, nos vamos fuera a la calle, metiéndonos detrás del aparcamiento?”.
“Dime... ¿Qué opinas?”.
Y sin llegar a contestarle, coge y sujetándome de la muñeca, tira de mi hacia afuera, saliendo por la puerta, no marchándonos sin antes hacer que nos pongan el sello del local. Y cuando me giro para continuar, escucho a esté dirigirse a uno de los porteros, acabando por preguntarle...
- “Donde pondría uno fumarse unos ‘porros’ sin levantar sospecha”.
Y aunque aquello me pareció muy raro e incluso sospechoso, dando la sensación que era como una manera de justificar nuestra salida. Aquel portero, cuyos dos metros y de cuerpo robusto intimidaba, tras apartarse de la entrada al local, coge y tras levantar su brazo derecho, nos indicó un sitio donde podría ponernos sin levantar sospechas. Y como tal cosa al final nos marchamos, dirigiéndonos hacia los aparcamientos en vez del lugar mencionado, cosa que me extraño, pero que no dije nada.
Y tras llegar a la zona de aparcamientos, zona que no es otra que una explanada acondicionada, esté me indico que me metiera por un claro. Hueco que daba a un campo de labranza, y que rodeaba el perímetro de este, una zona de arbustos y matorrales. Fijándome como esté, miraba de vez en vez hacia atrás, como si sé cerciorara que nadie nos siguiera. Acabando por justificarse...
- “Miro por si las moscas, pues no veas como te miraba ese armario empotrado (portero), pues como venga, como que querrá ponerse las botas contigo... seguro”.
Pero también es verdad que esté, aprovecho al mismo tiempo para acariciar mi espalda y culo. No dejando de decirme...
- “Veras lo bien que lo vamos a pasar”.
Y cuando nos adentramos entre la arboleda, caminamos un poco hasta encontrar una zona despejada, abierta de maleza donde nos podíamos poner, acabo por proponerme como manera de romper el hilo. Diciéndome...
- "Vamos a sacárnosla".
Cosa la verdad que para nada me pareció normal, y menos me parecía una manera de romper el hielo. Y ante mi cara de extrañeza, coge esté y sin palabra alguna, veo como le da por bajarse la cremallera e introducir su mano dentro del pantalón, acabando por sacarse su miembro... uuuffff!!. Debo decir que me dejó con la boca abierta, no siendo precisamente por su acto, sino por el tamaño de ese pollón... uuuffff!!. Verga erecta y negruzca, con un buen cabezón, miembro de un buen grosor y que le mediría al menos los veinte o veintiún centímetros. Y cuando...
Vaya lo siento, pero me temo que os lo voy a dejar aquí, pues veo que me he excedido en la longitud de la confesión, pero tranquilo que no os lo dejaré con la miel en los labios, por no mentar otra cosa. Y antes de dejaros, debo decir pedir disculpa por mis excesos de gerundios, y dicho esto, debo decir hacia aquellos lectores que comparte conmigo sus criticas que, acepto todas ya que me enseñan a ver mis defectos. Pero no es mi intención entrar en un intercambio dialéctico al respecto, tampoco pido que nadie se crea mis vivencias, solo las comparto, porque son tan reales como la vida misma.
No me tengo que excusar porque un día me dio por ahí, y desde entonces vivo y disfruto mi vida con pasión, y de una forma de libertinaje, dándome por compartirlo con vosotros como manera de desahogo. Así que, aquellos que me leáis esto y no me crees, pienso que es tu problema, pero pienso que la vida hay que disfrutarla y vivirla, como uno sepa mejor porque pasa muy rápido. Y lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).