Despedida de soltero

Mi prima mayor se casa, y su futuro marido me invita a su despedida.

Hola chicos. Después de un descanso tras las cinco partes de Vacaciones en familia, donde cuento cómo mi tío y yo nos volvemos más cercanos (si no la habeis leido id a hacerlo), os traigo otra historia.

Esta es una de mis experiencias favoritas y espero que os guste. No dudéis en dejarme vuestros comentarios y hablarme por correo. Me encanta que me digáis lo cachondos que os ponéis con mis relatos ;)

!Gracias!


Mi prima mayor, Laura, tenía 24 años y dos hijos. Llevaba desde los 16 años con su novio Juanma, y por fin habían decidido casarse. Juanma entró a nuestra familia cuando yo tenía alrededor de 12 años, y desde siempre me había parecido muy guapo y simpático.

Era de una altura normal, tal vez llegaba a los 170cm. Siempre llevaba barbita de semanas, y el pelo corto. De cuerpo no estaba nada mal. No tenía el típico cuerpo que a mi me gustaba de macho, era más bien delgado, sin mucha musculatura, aunque lo suficientemente definido como para que alguna paja hubiese caído en su honor, sobretodo en verano que era cuando más tiempo pasábamos juntos. Estaba completamente depilado, menos la polla y los sobacos, en los que tenía pelito.

Yo era delgado y sin ningún pelo en todo el cuerpo. Mi cintura era muy estrecha, lo que hacía que tuviese el cuerpo femenino perfecto, rematado por un culo redondito y que siempre invitaba a todo el mundo a tocarlo. Hasta mis amigos más machos no podían evitar tocarme el culo.

Cuando lo que cuento en este relato ocurrió, yo ya tenía 18 años. A esa edad ya estaba más que experimentado, desde que me follaron por primera vez habían pasado tres años en los que me había comido y metido todas las pollas que podían existir. Grandes, pequeñas, feas, bonitas, peludas, depiladas, limpias y a veces alguna que otra no tan limpia, etc. Entre mis amigos y amigas tenían la coña de que era ninfómano, porque si se me ponía una polla por delante siempre me la llevaba a la boca. Aunque mi tipo de hombre favorito eran los musculoso con pelo y masculinos, me daba igual todo. Se la había chupado a gordos y delgados, a femeninos y masculinos, a peludos y depilados, a más jovenes que yo e incluso a viejos a los que a duras penas se les levantaba ya. Me daba igual, lo único que quería era disfrutar de un rabo y pasar un buen rato, y lo sigo haciendo a día de hoy.

Cuando esto sucedió, era la semana de las despedidas de solteros tanto de mi prima como de su futuro marido. Mi prima iba a ir con mis tías, sus amigas y otras primas a cenar y después de fiesta. Estaban todas encantadas porque por fin podían quitarse un día de encima a sus novios y maridos. Por otro lado, la de Juanma iba a ser ir de copas y, aunque lo intentaban mantener en secreto, ir de putas después. Mi prima lo sabía de sobra, pues su hermano se había chivado, así que decidió mandarme a mí para vigilar a su novio. Juanma no puso ninguna pega, es más, quería que fuese porque se llevaba muy bien conmigo, y sabía que con decirme dos o tres tonterías me tendría encandilado y no me chivaría a mi prima de nada de lo que hiciese.

Llegó el sábado y fui a casa de mi prima, desde donde saldrían el novio y los invitados para la despedida. Éramos en total seis personas.

Mi tío Guillermo, el padre de mi prima Laura. Tenía 56 años y era policía. Estaba buenísimo, aunque era feo de cara. Era calvo y con barba, pero tenía unos brazos y un físico que solo un policía podía conseguir. Sabía que era gay y le encantaba provocarme, pero a mí me parecía el típico tío pesado así que pasaba de él.

Mi primo Guille, hijo de mi tío Guillermo y hermano de mi prima Laura. Era rubio y muy guapo. Nos hacíamos pajas juntos cada vez que nos quedabamos a dormir en alguna de nuestras casas mientras veíamos porno. Más de una vez se la había chupado para "experimentar". La tenía de un tamaño normal, pero bien gorda y cabezona.

Mi abuelo también venía. Para su edad, 72, se conservaba muy bien. Él solo iba a beber, pues no tenía interés ni en las putas ni en nosotros.

Y, quitando a Juanma, el único que quedaba y que no era de mi familia era su primo. Se llamaba Raúl. Tenía entre 35 y 40 años, y los aparentaba. Aunque de cuerpo estaba muy bueno, no estaba definido. Tenía la tipica barriga de padre, era calvo y vestía sin llamar la atención, pero tenía un paquetón que se le marcaba desde la distancia. Si ahí dentro todo era como se le imprimía en los vaqueros, menuda fiesta se iban a montar las putas esa noche.

-Bueno, ¿nos vamos? -dijo Juanma.

Nos fuimos de casa y mi tío era el que conducía. Su coche era bastante grande, así que cabíamos los 6 perfectamente. Iba conduciendo mi tío, como ya he dicho, y de copiloto mi abuelo. Mi primo Guille y Raúl iban en los dos asientos del medio, y en los asientos traseros, que era un gran sillón que no estaba dividido, estábamos Juanma y yo.

-Juanillo -dijo poniendo una mano en mi muslo- Si hago algo no te vas a chivar, ¿no?

-Depende -intentaba mantenerme lo más serio posible

-¿De qué?

-De lo que hagas. Si bailas y tonteas un poco no pasa nada, pero si te follas a alguna se lo diré a Laura.

-Pues tendrás que perseguirme toda la noche para asegurarte -quitó la mano enfadado.

-Pues eso haré.

Avanzamos un poco más en silencio, hasta que mi tio Guillermo habló.

-Como lo he organizado yo todo, os lo voy a explicar -dijo mi tío Guillermo mientras iba conduciendo- He contratado a cuatro putillas.

-¿Cuatro? -interrumpió Juanma- Somos seis, ¿qué vamos a compartir?

-No -dijo mi tío- Una para mí, otra para el abuelo, otra para Guille y otra para Raúl.

-¿Qué cojones? ¿Y nosotros dos qué? -preguntó Juanma, que estaba flipando.

-Bueno, hasta donde yo recuerdo a Juanillo le gustan los tíos, si el quiere le busco alguno pero dudo que necesite contratar a alguien para ligar -me guiñó el ojo- y a ti no te voy a pagar una puta, te vas a casar con mi hija así que a pasar hamrbe chavalín. Esto es lo que tiene el matrimonio.

Todos reímos mientras Juanma estaba mosqueado por no tener polvo esa noche.

Llegamos al local donde nos ibamos a tomar las copas, y también ponían música, por lo que pudimos bailar. Todos estábamos bailando, hasta mi abuelo, que ya iba borracho. Pasaron varias horas y estábamos todos borrachos, pero yo no le quitaba el ojo de encima al novio de mi prima. Hacía ya rato que mi primo Guille se había follad a su puta y esta se había ido, mi tío se había follado a la suya y a la de mi abuelo y también se habían ido. Mi tío tuvo que llevar a mi abuelo, que casi no se mantenía en pie, a casa, y se llevó a mi primo de paso. Nos quedamos solos Raul, Juanma y yo.

La puta que tenía guardada Raúl y yo no parábamos de bailar juntos. Nos frotábamos y lo dábamos todo como si fuéseos strippers. He de decir que a mi me encanta bailar, y que siempre que he ido a discotecas en verano y tal acabo siendo coronado como el rey de la tarima y bebiendo gratis de lo bien que bailo. Lo uso como instrumento para calentar a los tíos que quiero follarme, que siempre caen al verme bailar. Al poco tiempo, la puta de Raúl le devolvió el dinero que mi tío le había pagado y se fue con otro que le había pagado el doble, así que oficialmente solo quedabamos un futuro marido, un gay y uno al que le habían dado plantón.

Seguíamos borrachos los tres, y Juanma, viendo que no iba a dejar que intentase ligar, se cansó de estar allí.

-¿Nos vamos a tu casa y nos tomamos la última? -le dijo a Raúl.

-Venga.

Nos pillamos un taxi los tres, y en 15 minutos habíamos llegado a casa del primo de Juanma. Tenía vodka (que era lo que yo bebía) y ron para ellos dos. Nos echamos cada uno nuestro cubata y Juanma se fue al salón y se sentó.

-El pobre no ha disfrutado de su despedida -dijo Raúl.

-Yo solo he hecho lo que mi prima me pidió, y él estuvo de acuerdo al principio. No me hagáis sentir mal.

-No, si no es tu culpa, pero si pudiesemos alegrarle un poco lo que queda de noche... Que se casa en dos semanas y está el pobre triste perdido.

-A ver, mucho no podemos hacer, ¿se te ocurre algo?

-A ver -dijo bajando la voz-, te he visto bailando de fiesta y bailas de puta madre.

-Gracias

-Podrías bailarle encima como si fueras una stripper.

Creía que lo había escuchado mal.

-¿Qué yo sea la stripper o que contratemos a una stripper?

-Que tú le bailes.

-¿Qué dices? -le pegué un trago a la copa- Se va a casar con mi prima.

-Tío, que no te estoy pidiendo que te lo folles. Mira, es un tío mono, tú eres gay y tienes un cuerpo femenino, bailas bien, os lo pasaréis bien los dos y yo mientras tanto me emborracharé mientras os veo. Déjate llevar y alegrale la noche.

-Pero, ¿y si él no quiere?

-Seguro que quiere -me agarró de la mano y tiró de mí- venga vamos.

Me llevó al salón, donde Juanma estaba sentado echándose su segunda copa. Raúl se sentó a su lado y me hizo un gesto con la cabeza.

-Emmmm... Juanma -dije antes de beberme la copa de un trago- He pensado que para alegrarte un poco la noche, que ha sido una mierda, puedo bailarte, si te apetece claro.

-¿Bailarme? -se levantó un poco y se sentó bien.

-Sí, rollo en calzoncillos y tal para que te cres que tienes a una stripper y así reirnos un rato.

-No sé...

-Venga anda -dijo Rául- no vas a tener mejor plan hoy.

Pareció pensarlo por unos segundo y, recostándose en el respaldo del sillón, se puso cómodo.

-Bueno venga, un poquito de espectáculo.

Raúl puso Spotify, una lista de temas que más que de fiesta parecían de prostíbulo del GTA. Comencé a bailar tímido, acariciando lentamente mi pecho y mi culo. Raúl, al ver que no me soltaba, estiró el brazo y me ofreció su copa de ron, que me bebí de un buche. El calor me subió por el cuerpo y me solté más.

Seguí bailando en el centro del salón. Poco a poco, me fui quitando la camisa que llevaba, desabotonándola y dejando al descubierto m cintura estrecha y mi cuerpo delgado. No tenía pelo ni en el pecho, ni en la barriga ni en los sobacos. A continuación, me desabroché el pantalón y se lo tiré a Raúl, que lo cogió al vuelo. Mis boxers ajustados marcaban muy bien mi culo, aunque el paquete no se me notaba demasiado. Comencé a mover la cintura mientras me pellizcaba los pezones y me mordía el labio, mirando con lujuria a Juanma y Raúl, que sonreían al dibujar mis curvas con sus ojos. Me acerqué suavemente a Juanma, y comencé a frotarle las piernas con las manos mientras le gemía susurrando al oído y se lo mordía. Este, viendo que todavía no me había quitado los calzoncillos, tiró de ellos y los metió por el culo, haciendo que pareciesen un tanga y dejando al aire mis dos cachetes. Raúl me pegó un azote que me ardió y me puso cachondo, dando un pequeño alarido. Juanma empezó a acariciarme el culo mientras me miraba a los ojos. Se notaba que los tres estábamos borrachos, y el salón olía a alcohol, sudor y hormonas disparadas.

-Te sobra ropa, ¿no? -dijo Raúl, que me levantó de encima de su primo y me rompió los calzoncillos, haciendo que me quedase desnudo.

-¿A vosotros también no?

En cuanto dije eso, tanto Raúl como Juanma se quedaron en calzoncillos. Ambos llevaban boxers y se les notaba que poco a poco le crecían las pollas. Me giré y me senté sobre la polla de Juanma, que estaba cubierta por la tela de la ropa interior. Empecé a frotar mi culo contra su rabo, que iba creciendo y se hizo más grande de lo que yo había imaginado. Puso sus manos en mi cadera y comencó a meverse como si me estuviese follando lentamente con pasión. Iba soltando gemidos que me ponían muy cachondo. Raúl se puso delante de mí y, con mi mano, comencé a acariciar y masajear su polla por encima del bóxer. Nadie lo decía, pero daba la sensación de que mientras todo ocurriese con sus pollas cubiertas no era ni gay ni infidelidad a mi prima. Estabamos perdidos en el momento, notando dos pollas y las telas rozar mi cuerpo, cuando en ese momento suena mi móvil. Miro a la pantalla y era mi prima.

-¡Joder! -digo lanzándome a por el móvil- Dime Laura

-¿Estás con Juanma? Que mi padre está aquí, mi hermano ha salido y no tengo ni idea de donde está él.

-Sí, estamos en casa de su primo Raúl, tomándonos una última copa -dije mientras notaba como a todos se nos bajaban las pollas.

-Voy a pedir una pizza -susurró Raúl.

-Vale, ¿lo has vigilado? ¿Ha hecho algo?

-No -dije mirando a Juanma, que sonreía mientras se mordía el labio- No ha tocado a ninguna tía, te lo aseguro.

-Genial, no bebáis mucho y no tardéis en recogeros.

-Adiós -colgué.

Mientras Raúl estaba en la cocina pidiendo las pizzas, Juanma y yo nos mirábamos. Él estaba acariciandose el paquete mientras a mí se me hacía la boca agua, pero después de hablar con mi prima me sentía culpable. Me acerqué pero no lo toqué.

-Venga, sigue, ¿No?

-Tío... que te vas a casar con mi prima -dije dudando.

-Si tu no le dices nada yo tampoco...

En ese momento me lancé. Su chulería me puso cachondo y, acariciando su polla, llevé mi lengua a su boca. Comenzamos a morrearnos como dos guarros. Nuestras lenguas se rozaban e intercambiabamos saliva, que iba goteando mientras jugábamos con nuestros labios y lenguas. Me mordía la boca y me lamía los labios mientras me cogía del cuello. Yo llevé mi mano al interior de sus boxers, y agarré su ardiente polla, que estaba empapada de sudor y precum. Levantó las caderas y yo le bajé los calzoncillos hasta los tobillos. Su polla olía a sudor y a ese líquido pegajoso trasparente, olor que me ponía super cachondo. Lo miré y sonreía con lujuría. Me metí la polla hasta el fondo de mi garganta de un solo golpe, algo que hizo que soltase un gemido de placer tan fuerte que los vecinos podrían haberlo oído. Saqué mi lengua y, mientras tenía su polla atascando mi gargante, comencé a lamerle los huevos peludos con la lengua.

-Joder, avisadme -dijo Raúl que vino avisado por el gemido de su primo.

Le faltó poco tiempo para ponerse de rodillas detrás de mí, escupirse en la polla y metermela entera de una estacada. Mientras yo se la chupaba a su primo, él me estaba embistiendo el culo a muerte. Su cadera chocaban contra mi culo a cada golpe y resonaba como si alguien estuviese dandome guantazos. Miré con los ojos llenos de lágrimas a Juanma y, cachondo a muerte, me agarró del pelo y comenzó a follarme la boca. Juanma me follaba la boca y me escupía en la cara. Raúl me follaba el culo y, mientras se inclinaba hacia delante, me mordía el hombro. En ese momento pegaron en la puerta.

-Será el repartidor -dijo Juanma entre gemidos.

-Voy a abrir -dio dos embestidas más y, sacándola de mi culo, fue en pelotas hasta la puerta, que estaba a pocos metros.

Abrió la puerta y, acto seguido, entró mi primo Guille.

-¡¿Qué haceís?!

Nada más entrar vio a su cuñado follandole la boca a su primo mayor. Nos quedamos congelados, pero Juanma no sacaba la polla de mi boca y yo no hacía nada para evitarlo.