Desparpajo

Un viaje a Madrid con mi madre cambió mi vida, y la de ella.

Al final me he decidido y escribiré algo muy importante para mi. Lo he empezado varias veces y siempre he acabado eliminándolo. Pero esta vez creo que si lo acabaré. Mientras lo estaba escribiendo pensaba en como titularlo, no quería caer en los típicos títulos que describen la situación casi por entero. Quería describir mi experiencia con una sola palabra, con un solo término. Quería asombrar a mi madre cuando lo leyera, ya que está escrito para ella.

Mamá es una gran lectora, siempre está leyendo y quiero escribir esto para que lo lea, para que se sienta identificada, a modo de diario personal. A modo de carta y confesión por escrito. Es un homenaje a mi madre.

Es fácil, podría titular esta historia nuestra, una historia verídica, con la palabra Amor, o Pasión, o Amor maternal, o Placer maternal … pero no. Todos esos términos ya se dan por sabidos, ya se dan por hechos. No hay duda alguna de la existencia de un inmenso amor, no nos cabe en el pecho de lo grande que es. O de la pasión que compartimos. Pero observando como es mi madre, sobre todo en su desnudez y en sus movimientos, en sus conversaciones sobre la cama desnudos, en su manera de hacer el amor, creo que por fin dí con el título. Desparpajo.

Me llamo Paco, tengo 40 años y soy divorciado. Desde siempre, desde que vivía en mi casa con mis padres he tenido una gran confianza con mi madre, he hablado con ella de muchos temas sin tapujos. Hemos llamado las cosas por su nombre. Anotar que siempre he encontrado a mi madre, muy hermosa y atractiva.

Una noche descubrí que mi madre se masturbaba. La vi desde el pasillo, escondido, con el corazón a punto de salirse de mi pecho. Pillé a mi madre masturbándose en el sofá del comedor mientras veía la tele. Ella nunca me vio, aunque después supe que lo sospechaba, pero para mi, desde ese día, todo cambió. Mi vida cambió.

Ver a tu madre en pleno orgasmo te puede cambiar la vida. Desde entonces veo a mi madre de una manera diferente, desde aquella noche la vi mujer, la vi sexual, deseada y la vi, en parte, necesitada de ese sexo.

Yo contaba con apenas 18 años, y pensaba que la masturbación iba unido a la soltería, y que una mujer u hombre casado ya no se masturbaban. Me equivocaba, por supuesto. Por eso me chocó tanto ver como mi madre se metía una mano entre las piernas para desahogarse. Y no fue una vez, fueron varias las veces que vi aquello.

Vuelvo a repetir que luego me enteré, por ella misma, que sospechaba que yo la espiaba. Se aseguraba que las puertas de los dormitorios de mi hermana y del mío, que compartía con mi hermano, estuvieran cerradas. Me acuerdo de como miraba hacía el pasillo cuando estaba a punto de masturbarse, pero miraba a un pasillo oscuro. Y en esa oscuridad estaba yo con el corazón a mil por hora y con la polla a punto de estallar.

Aquello me trastocó. Me hizo crecer y madurar de golpe. Aquella primera noche escuché, literalmente, los latidos de mi corazón. Estaba excitado y acojonado, quería ver más. Cuando mi madre alcanzó el orgasmo y separó las piernas para luego unirlas de nuevo rápidamente a mi casi me da un infarto. Juntó sus piernas y dejó su mano dentro, sobre su sexo. Nunca podré olvidar la imagen de sus muslos desnudos moviéndose entre las sombras, el comedor a oscuras iluminado por la luz de la tele, fue una imagen que me ha estado acompañando toda mi vida.

Me excitaba muchísimo, pero lo repudiaba también. Me sentía culpable por espiarla y por tener aquellos deseos. Era una dualidad que iba a días. Había días que me mataba a pajas por mi madre y había otros que no quería ni acercarme a ella, había un rechazo brutal. Pobre mama, ella no tenía la culpa de nada. Era yo el que no lo tenía nada claro. La culpa y el deseo se repartían los días de mi adolescencia.

Siempre me han atraído las mujeres altas, con grandes pechos, pecas, nariz alargada, morenas y con el pelo corto. Casualmente así es mi madre, desde siempre ha sido así, en la actualidad cuenta con 62 años y continua teniendo la misma apariencia física. Carmen, mi madre, se conserva guapísima. Con algunos kilos de más, pero es una mujer muy guapa y atractiva.

Pero me casé con una rubia de pelo largo, con pechos pequeños y mucho más baja que yo. Todo lo contrario a mi madre. Supongo que me atraen mucho las mujeres que se parecen a mi madre de una manera inconsciente, pero conscientemente hay cierto rechazo a esa preferencia, por eso mismo, porque se parecen a mi madre. Es una lucha interna, de la que no soy consciente, pero que existe. Siempre ha existido.

Aunque tardé en divorciarme de mi esposa, siempre supe que no era la mujer de mi vida. No eran pocas las veces que me imaginaba que era mi madre la que estaba conmigo en la cama para poder mantener una buena erección y poder follar medianamente bien. Después, claro está, llegaban los arrepentimientos por pensar así.

Por eso desde que mantengo relaciones sexuales con mi madre he leído todo lo que ha caído en mis manos sobre el incesto, el complejo de Edipo y el amor filial, sobre todo en internet. He aceptado mis preferencias con ese fenotipo de mujer y los efectos que producen en mi, sobre todo a nivel sexual, porque me doy cuenta y soy consciente de todos los efectos que produce mi madre en mi. Como dice mi madre soy carne de su carne, y he salido de ella. Alguna atracción debe de haber.

Ahora que ya me conozco, ya no hay rechazo, todo lo contrario. Lo admito y lo busco. Y sobre todo, me gusta.

Nuestra historia empezó hace ahora dos años, en el 2018. En un viaje que hicimos a Madrid. Llevábamos mucho tiempo planeando aquel viaje. Se nos había metido en la cabeza de hacer un viaje a Madrid los dos solos y por fin lo íbamos a hacer. No es que hubiera una razón especial para ello, pero a mi madre le apetecía mucho ver el museo del Prado y mi padre no era muy dado a museos ni a paseos largos, así que siempre dijimos que iríamos nosotros dos. Yo había viajado solo en un par de ocasiones, a diferentes puntos del mundo, y supongo que a mi madre le proporcionaba seguridad viajar conmigo.

Tengo que admitir que había fantaseado con mi madre y con aquel viaje a Madrid, alguna paja había caído pensando en ella, pero siempre lo tomaba como lo que era, una fantasía, un recurso fácil para masturbarme. La culpabilidad se apoderaba de mi en cuanto me corría, pero esa idea del incesto materno la tenía dentro de mi, no podía sacarla.

Nos pillamos un hotel en el centro y estaríamos una semana, de otoño, visitando la ciudad. Al hacer la reserva por internet nos dieron una habitación suite, con cama de matrimonio. Tanto a mi madre como a mi nos daba igual. Incluso hacíamos bromas, con mi padre, de que pudiéramos pasar por novios, ya que mi madre se conserva muy bien. Mi madre se caracteriza por tener mucho sentido del humor, y ser muy optimista. Siempre está riendo y esa actitud le quita años y la muestra mucho más joven de lo que es.

Llegamos a Madrid por la tarde, después de un viaje en Ave desde Barcelona. Vivimos en la ciudad condal, pero mis padres son naturales de Andalucía. Nos dirigimos al hotel y lo primero que hicimos es acomodar las maletas y darnos una ducha para salir a cenar.

Mi madre siempre ha sido una mujer que no se ha escondido de mi, ni de mis hermanos, se ha mostrado tal cual y se ha paseado en bragas por casa sin tapujos. Le habré visto sus grandes pechos innumerables veces y lo hemos visto como algo normal. Pero yo ya no vivía en casa de mi padres, hacía algunos años que me había casado, luego divorciado, y hace 5 años que vivía solo. Así que no me extrañó que mi madre se mostrara tan natural como siempre. Se desnudó y se quedó en bragas para luego meterse en el cuarto de baño. Por cierto, llevaba puestas unas bragas que recordaba como las bragas típicas de mi madre. Unas bragas altas que le tapaban todo el trasero.

Después de la ducha salimos a cenar por los alrededores del hotel y nos volvimos al hotel a descansar.

-Que lado prefieres?- me dijo mi madre mientras se quitaba la ropa, señalando la cama.

-Me da igual mama … elije tu la que más te guste- le dije yo mientras me quedaba en calzoncillos.

Mi madre se quedó en bragas, al más puro estilo de “bragas de mi madre”, blancas y altas, de las que tapan todo lo que hay que tapar, pero que marcaba un pubis oscuro totalmente apretado a la braga. Se puso un camisón blanco de tirantes que apenas tapaban sus enormes pechos, semitransparente y largo.

Yo me quedé en calzoncillos tipo slip, ya que hacía calor en la habitación. Mamá se acomodó en el lado izquierdo de la cama y yo en el derecho. Estábamos medio sentados y echados sobre las almohadas dobladas viendo pasar los canales de la tele, mi madre no tardó en adueñarse del mando a distancia de la tele. Teníamos la luz de la habitación apagada, y solo nos iluminaba la luz que desprendía el televisor.

Dimos con un canal de esos de debate de famoseo, donde salía una conocida actriz que se había operado los pechos.

-Mira esta … se ha operado las tetas … que redondas las tiene- dijo mi madre.

-Demasiado exageradas, no? … esas tetas parecen balones ...- dije yo.

-Pero si es que no podrá ni agarrárselas de lo tensas que las tiene … las tiene muy redondas, verdad?-

-Si mama … a mi no me gustan esas tetas … yo soy más de teta normal y caída- le dije yo

-La Ana las tenía levantadas … - afirmó mi madre refiriéndose a mi ex mujer.

-Si … pero eran pequeñas, las tenía levantadas pero no eran muy grandes, eran chiquitillas-

-Te gustan como estas … como las mías- me dijo mama mientras reía y se cogía la teta izquierda y la movía como quien calcula su peso, de arriba a abajo.

-Pues si … mama … tu tienes unas tetas bien hermosas-

-Vaya … y naturales, aquí no hay relleno … y bien que te gustaba cuando eras pequeño-

-Pues imaginate si me gustaba … me has criado con ellas … como para no gustarme … si les debo la vida a esas tetas ... mama … esas tetas son sagradas - le dije con un tono de broma, mientras se las miraba en aquella oscuridad iluminada por la tele.

-Vaya con mi Paco … que está piropeando las tetas de su madre … jajajajajajajaja … pues por mi que no sea … si quieres te doy tetica - me dijo mi madre riendo.

-Serías capaz de darme teta?- le dije yo.

-Yo ??? … pues claro … y tu? Serías capaz de tomar teta?- me dijo mi madre muy divertida entre risas.

-Pues claro que sería capaz … - le dije a mi madre.

-Uuuhhh … pues venga … a ver ...-

Mi madre se sacó el enorme pecho derecho del camisón y recogió la areola, con un pezón color rosado y varias protuberancias pequeñas que lo adornaban a su alrededor.

Entre risas, mi madre me dijo – anda … aquí tienes tetica -

Ni corto ni perezoso me acerqué al pezón materno y me lo metí en la boca, lo abarqué con mis labios y lo sentí crecer dentro de mi boca, sentí como se endurecía. Mi madre dejó escapar un siseo y arqueó la espalda, lo que hizo que se moviera por completo, que sus manos sujetaran su teta con más determinación y que se metiera más en mi boca, lo que yo aproveché para lamer y chupar con más ganas e ímpetu.

-Chiquilloooo … jajajajajaja- se rió mi madre, mientras yo chupaba el pezón de mi madre con auténtico frenesí. Estaba absorto en ello, la risa de mi madre la tomé como una invitación a que dejara salir mi condición de hijo y de hombre ante aquellos pechos sagrados.

-Madre mía... Paco … uuuhhh … como me estas dejando el pezón- fue entonces cuando comencé a golpearlo con mi lengua, a cogerlo con mis labios y tirar de él, fue cuando comencé a excitar a mi madre. Mamá dejaba escapar siseos y su respiración se hacía más sonora, estaba respirando casi encima de mi cabeza, y no paraba de moverse, de estirarse y de mover las piernas.

El pezón derecho de mi madre estaba irreconocible. Más grande y duro, totalmente ensalivado y brillante … no recordaba haber chupado unas tetas de aquella manera nunca en mi vida.

Mi madre entonces se sacó el pecho izquierdo, yo tuve que incorporarme un poco y echarme hacia delante, abarcando con mi cuerpo casi la totalidad del cuerpo de mamá. Pasé un brazo por su cintura y esta vez agarré yo la teta, mi mano se cogió a la de mi madre, ambas manos sostenían la areola con su pezón en el centro. Lamí, chupé y mojé toda la teta de mi madre. Noté una mano sobre mi cabeza, sobre mi nuca, que me acariciaba. No me empujaba pero me animaba a que siguiera con aquello. Yo estaba totalmente excitado, y sin querelo mostré el paquete de mi calzoncillo cuando me doblé para abarcar el pecho izquierdo de mi madre.

Mi madre no tuvo más remedio que verlo, si me hubiera echado sobre ella un poco más, tal vez me hubiese frotado con su pierna, pero me dio mucha vergüenza.

-Sssshhhhh … Pacoooo … uuuhhhh … hijo … que me vas a sacar los pezones ... madre mía como me los estas dejando ...- me dijo mi madre mientras me acariciaba el pelo con una mano y con la otra sostenía su teta, en contacto directo con la mía.

-Te duele … te he hecho daño?- le pregunté separándome de las tetazas de mi madre. Me dí cuenta de que tenía la cara de mamá muy cerca, a menos de un palmo. Por eso era tan evidente su respiración acelerada, sus siseos, sus leves quejidos y sus pequeños temblores corporales. Estábamos una encima del otro, prácticamente.

-Noooo … daño no me haces … pero que barbaridad, Paco … vaya ganas de teta que tenías, hijo-

-Mama … tienes unas tetas maravillosas, me pasaría horas así-

-Noo … si no hace falta que lo jures … ya se nota que te gustan mis tetas ya … anda que de pequeño no te pasabas rato ...-

Me separé del pecho materno y me incorporé en mi lado de la cama.

-Mira … como me has dejado los pezones … uuuhhhh … jajajajajaja … parecen dedales … anda que vaya repaso le has dado ...-

Las areolas de mi madre estaban encendidas, brillantes y mojadas, con unos pezones grandes que sobresalían erectos marcando, más si cabe, esas protuberancias rugosas que adornan toda la areola.

-A ti también se te ha puesto grande … ehhh- dijo mi madre señalándome con la cara mi paquete, mientras me acomodaba, medio sentado y medio tumbado, sobre la almohada doblada. Mi slip marcaba todo el contorno de mi erección. Se me había puesto dura mientras le chupaba las tetas a mi madre, y no tenía que decir … salvo que me había excitado, la verdad sea dicha.

Me dio mucha vergüenza, y esa vergüenza hizo que mi erección bajara, y dejara de marcarse.

Supongo que mi subconsciente lo tomó como un regaño de mi madre y mi cuerpo tomó nota al instante.

-Pues si mama … parece que tus tetas me la han puesto grande … ... pero ya está … ves ? ya está bajando y no pasa nada- le dije avergonzado.

-Vaya … pues no hace tiempo que no te veo la pistola … buuff … pero tiempo… ...- dijo mi madre mientras se metía las tetas en el camisón.

-Pues si quieres te la enseño ...- dije yo en uno de esos momentos en que no piensas muy bien lo que dices.

-Ahh … siiii ?? … - soltó mi madre con sorpresa – Uuuhhh … que mi Paco me va a enseñar la pistola … a ver … a ver ...- y diciendo esto se incorporó más en la almohada, quedó sentada y encendió la luz de la mesita de noche … - uufff … esto no me lo pierdo yo … jajajajaja – rió mi madre.

Sin pensármelo dos veces me bajé el slip y dejé al aire toda mi polla rasurada. Primero me coloqué la goma de la cintura del slip por debajo de los huevos y aparté las manos.

-Pues mira … aquí la tienes ...- dije yo nervioso. No estaba empalmado, en absoluto, de hecho la tenía pequeña y encogida, supongo que por los nervios, pero cuando escuché a mi madre lanzar su característico y andaluz – Uuuuuhhhhhhh … la pistola de mi Paco – mi polla empezó a crecer y a levantarse delante de ella.

-Chiquillooooo … Uuuuhhhh … que se está poniendo grande ...- gritó mi madre mientras mi polla se iba endureciendo y se iba irguiendo ante sus ojos. Mi madre se puso roja, la noté nerviosa y su voz algo quebrada .

– Madre mía … Paco … que se te está poniendo en forma … y aquí delante de tu mi … -

Yo no sabía que decirle, estaba empalmado y la tenía como pocas veces la había tenido de dura. Tiré de la goma del slip y acabé por bajármelo a medio muslo.

-Pues si mama … se me ha puesto grande … - le dije como a modo de disculpa, aunque no sabía que decirle, la verdad.

-Vaya … y tan grande …- noté como mi madre tragaba saliva y me preguntó.

-Y se te pone así con tu madre?-

-No sé mama … de pensar que te la estaba enseñando y tu mirando pues … se ha puesto así.-

-Vaya con mi Paco … vaya como se le pone con su madre … - dijo - … que barbaridad … no me lo puedo creer-

Yo tenía la polla totalmente erecta. Mis 17cm se levantaban orgullosos ante los ojos de sorpresa de mi madre. No podía quejarme de polla. Nunca lo había hecho, pero esa noche la tenía como nunca. Y me enorgullecía aún más. Acabé por quitarme los calzoncillos y estiré las piernas con fuerza, parecía que de esta manera ayudaba a mostrar mejor mi erección.

-Mama … esta tampoco es de mentira … es de verdad … - le dije cogiéndome el pene por la base y tirando un poco de él hacia abajo, ese efecto hizo que mi polla se enderezara aún más.

-No … no … si ya se ve que es de verdad … madre mía … que dura debe de estar … - dijo mi madre.

-Pues mira … tócala tu misma … y ya verás como está- le dije con una voz claramente victima del nerviosismo.

Mi madre se echó hacia delante y con el rostro colorado y con la voz rota de la vergüenza me dijo

  • … a ver … - y alargó su mano derecha para tocarme la polla con los dedos. El primer contacto con su piel actuó como resorte y mi polla se levantó un poco más – Uuuuhhhh … … jajajaja- rió mi madre mientras palpaba con las yemas de los dedos el tronco del pene.

-Chiquillooo … pues si que está dura si … - dijo mi madre a la vez que agarraba mi polla con sus dedos … - Oooohhhhh … Paco … hijoooo … como se te pone … uuffff – entonces mi madre se fue a la base de mi polla y tiró con fuerza hacía abajo - … a ver … - sentí un tirón en todo el tallo de mi pene, un tirón que fue como un pellizco en la base del glande, haciendo que este se hiciera más grande.

El borde de mi glande casi dobló su tamaño convirtiéndolo en una enorme seta con sus bordes doblados hacía arriba. Mi polla sufrió un estirón, doloroso y placentero a la vez.

-Ooohhh … mama !!- dije yo asustado y viendo como mi polla se había convertido en otra.

A mi madre se le escapó un grito – Uuuhhhh … chiquillo … que barbaridad … uuuhhhh Pacoooo… como se te pone … que barbaridad -

Yo nunca había tenido mi polla así, ni en mi más ardiente juventud.

Lucía un miembro grande y largo, gordo y duro, con unas gruesas venas que marcaban todo el tallo. Se exhibía totalmente recto, con un glande grande y brillante, con unos bordes ensanchados que dibujaban en relieve un capullo como nunca me lo había visto. Tenía una polla enorme.

Yo estaba experimentando algo que nunca había sentido, un extraño nudo en el estómago, debido a los nervios, y una fuerte excitación, pero una excitación diferente a la que podría sentir con otra mujer.

Joder … me estaba excitando de la manera más brutal que jamás hubiera pensado, y era con mi madre. Con la boca del estómago encogida por los nervios, con una taquicardia de excitación que la sentía en mi pecho, y con un miembro que apuntaba al techo desafiante.

-Madre mía … hijo … que pistola se te ha puesto … que barbaridad ...- mi madre no soltaba mi polla. Ahora la agarraba con toda su mano - bbuufff … y se te ha puesto más grande cuando te la he tocado ...ehh??-

-Mama … a mi nunca se me había puesto así … eres tu la que me la pones así-

-Uuuhhh … chiquilloooo … jajajajaja … no me digas … no me digas que yo te la pongo así- dijo mi madre mientras apretaba mi pene.

-Pues a ver … - le contesté.

-Vaya con mi Paco … que sorpresa … como se le pone de grande … y de dura … con su madre- decía mama, claramente afectada por lo que estaba sucediendo.

-Mama … no se que me has hecho … pero me la has puesto más grande que nunca- dije mientras observaba como mi madre estaba empezando un suave sube y baja con mi polla.

-Uuuhhh … jajajajajajaja … pues vaya… resulta que se la pongo gorda a mi Paco- dijo mamá.

-Pero si me has pegado un tirón que ...-

-Vaya … yo quería ponértela tensa y mira … tensa que se ha puesto-

-Joder mama … pero si ha crecido y todo-

-Vaya … jajajajaja … ni que lo digas … que barbaridad … como se te ha puesto … vaya cacho pistola tienes … no se podría quejar la Ana no … que bien servida iba - dijo mi madre en referencia mi exmujer.

-Mama … la Ana no me la ha visto así nunca … vamos … pero ni de cachondeo-

-Ahhh nooo? … entonces tampoco la Ana te la ponía así?- me preguntó mamá.

-No mama no … con la Ana se me ponía grande pero no tanto … -

-Vaya … y eso que solo me has visto las tetas … que si te enseño el culo … que?- dijo mi madre soltando mi pene, se acababa de dar cuenta de que me la estaba meneando.

-Pues no se mama … pero si me la pones así con solo dar tetica … pues imagínate- le dije en tono bromista.

-Pues si que le gusta a mi Paco la tetica … esto no me lo esperaba … jajajajaja … -

-Pues si mama … yo tampoco me esperaba que se me iba a poner así-

-Vaya con mi Paco … jajaja … pues ya puedes presumir de pistola, hijo- me dijo mi madre mientras se echaba hacia atrás, hacia la almohada.

Me puse el calzoncillo de nuevo y me tapé el paquete. Mi madre me dijo:

-Ten cuidado esta noche, a ver si te crees que soy alguna amiga tuya y me tocas el culo-

-No mama … se perfectamente que no eres ninguna amiga mía … - le contesté – además … mama … ninguna amiga mía me la ha puesto así...-

-Jajajajaja … bueno … que soy tu madre … a ver si me vas a meter mano- me replicó mamá como dando por zanjado el asunto.

Volvió apagar la luz de la mesita y subió el volumen del televisor. Se le notaba acalorada, nerviosa, no sabía que decir ni que hacer para volver al momento previo a que le chupara las tetas.

Es mi madre y por ninguna circunstancia quería hacerle daño o hacer que se sintiera incómoda, así que también intenté olvidar el tema. Algo totalmente imposible, después de lo ocurrido.

Al rato nos dispusimos a dormir. Yo no quise molestar a mi madre así que me eché todo lo posible hacía mi lado de la cama, y no me dormí.

Yo no podía dormir. Decidí esperarme un rato para masturbarme, yo no podía dormirme de aquella manera, con mi madre dándome la espalda y con la calentura que sentía. Así que esperé, con los ojos como platos, esperé un buen rato. Mi madre se movía en la cama y yo rezaba para que no se diera la vuelta, no quería hacerme una paja con mi madre de cara.

Pero no fue así, todo lo contrario. Mi madre se estiró y al hacerlo se acercó mucho más a mi. De hecho casi pegó su cuerpo al mío. Nos separaban escasos centímetros, calculaba yo. Mi madre de espaldas a mi, con su culo en pompa, y yo boca arriba con la polla tiesa a punto de masturbarme.

Esperé un rato más.

No dejaba de darle vueltas al tema, me palpaba la polla y la notaba muy gorda, con un glande muy hinchado, “que me habría hecho mi madre, para tenerla así?”. Muchas ideas contradictorias me venían a la cabeza, “¿me hago la paja ya?¿me espero?¿me doy la vuelta y me coloco detrás de mi madre con la polla tiesa?” …

Me coloqué el miembro bien puesto en el calzoncillo y me dí media vuelta. Me puse mirando a mi madre, a sus espaldas. Aún no la estaba ni rozando, me esperé a ver que pasaba, mi corazón comenzó a latir al compás de una taquicardia que estaba acelerando mi respiración.

Poco a poco moví mi cintura hacía mi madre, esperando tocar su cuerpo con mi paquete, pero no tocaba nada. Estaba más separado de lo que creía. Me moví un poco más y nada, tampoco.

Me iba moviendo muy poco a poco, con mucho cuidado. Lo último que quería es que mi madre se despertara y me avergonzara allí mismo. Durante un rato no me moví, pensé en dejarlo pasar, en volver a darme la vuelta y en hacerme mi paja e intentar dormirme.

Venga … un último intento. Pero cuando iba a mover mi cintura hacia delante mamá se movió, al principio pensé que se alejaba de mi, pero resultó ser todo lo contrario. Sentí como su trasero se pegaba a mi paquete, casi me da un infarto allí mismo. El culo de mi madre se colocó casi encima de mi, yo no me moví. Sentía su culo caliente contra mi polla.

Así que poco a poco me fui moviendo y coloqué mi paquete justo en lo que yo creía que sería la línea divisoria de sus glúteos, en la separación de sus nalgas. Coloqué mi calzoncillo empalmado sobre sus bragas blancas.

Para ser sincero no se que esperaba yo de aquello, supongo que excitarme lo suficiente para poder masturbarme, porque estaba allí sin saber que hacer. ¿Me movía y me frotaba contra mi madre? ¿y para qué? Nunca pensé en follar con mi madre. Una cosa eran fantasías y otra bien distinta la realidad. Y aunque mi madre me hubiera tocado la polla un rato antes, no estaba en mis planes, ni en mis deseos, follar con ella.

Así que empujé mi polla contra mi madre, lo hacía por excitación, simplemente. Como si me estuviera masturbando y fantaseando con ella. Empujé otra vez sintiendo la presión de su culo, apretando mi paquete contra ella. Siempre podía decir que estaba soñando. Así que me envalentoné y empujé otra vez, frotándome contra ella con lentitud. Por unos momentos pensé que se me iba a salir la polla del calzoncillo del recorrido que hacía contra mi madre.

Yo dudaba que no se diera cuenta, tendría que sentirme si o si. En esos instantes sentí la respuesta de mi madre, su trasero se levantó contra mi y se frotó tímidamente contra mi paquete. Yo estaba alucinando, no podía ser. De nuevo el culo de mi madre se pegó a mi y se movió descaradamente hacia arriba y luego hacia abajo.

Todo el roce se lo llevó mi polla de lleno, que estaba colocada entre sus nalgas. ¿Y si mi madre estaba soñando?¿lo estaba haciendo a propósito? Estábamos en absoluto silencio, mi respiración ya comenzaba a acelerarse, entonces respondí a mi madre con otro frote contra su culo. Me froté a conciencia esta vez, me hice hasta daño, ya que estaba empujando mi polla atrapada en el calzoncillo contra otra prenda textil, sus bragas. Mi glande se estaba llevando unos intensos roces bestiales, pensé en sacármela para liberar por lo menos el glande, pero me daba miedo correrme sobre el culo de mi madre, o dejarle algún resto de mis líquidos.

Yo estaba demasiado excitado para aguantar lo que vino después. El culo de mi madre se volvió a frotar contra mi, subió y bajó su culo, sentí la separación de sus nalgas a la perfección en mi polla, aun dentro del calzoncillo. Sentí como mi polla se acomodaba entre sus glúteos, se colocaba para soportar el frotamiento. Mi madre se frotó con fuerza, y volvió a frotarse otra vez, ahora hacia los lados.

En ese momento yo también empujé y sentí como una sensación de aplastamiento contra mi madre, su trasero se quedó unido con fuerza a mi paquete, apretándolo. No pude aguantar más y en ese momento sentí los borbotones de mi esperma, me estaba corriendo dentro del calzoncillo como un adolescente. Mi polla palpitaba sobre el culo de mi madre mientras descargaba una leche que llevaba tiempo queriendo salir.

Me quedé quieto, sin moverme, sin hacer ruido. Aquella sensación de tener el culo de mi madre tan pegado a mi me gustaba. Me estaba corriendo sin tocarme, sin moverme.

Cuando acabé la eyacular mi madre se separó, su culo bajó dejando libre mi paquete. Mamá se movió un poco y se apartó más de mi. Yo me volví y me quedé boca arriba. No daba crédito a lo ocurrido. No me levanté para ir al lavabo ni para cambiarme. Me quedé boca arriba respirando plácidamente. Intentando dormir algo.

Me levanté antes que mi madre, sin apenas sueño y me fui a la ducha. Necesitaba lavarme con urgencia y para cuando mi madre se despertara. Mamá continuaba en la cama dormida. Con la luz del cuarto de baño vi la realidad. Mi polla era otra. Mi madre me había hecho una mini operación de fimosis. El tirón para verla más tensa me había separado, más aún si cabe, el glande del resto del tronco. El pellizco que sentí en el capullo fue algo que mi madre me despegó. No sé el qué … pero algo me despegó. Tenía la polla más grande y gorda, me colgaba más larga, y el glande lo tenía mucho más gordo y alargado. Tiré los calzoncillos a ese cubo de basura pequeño que hay en todos los lavabos de hotel. Estaba perdido de semen medio seco.

Me duché con agua medio fría, necesitaba espabilarme, necesitaba quitarme esa neblina que cubría mis ojos y mi mente. Me lavé con esmero la polla y me la puse tiesa. No tuve que hacer mucho esfuerzo, la he tenido morcillona toda la noche. Ahora con la luz blanca del cuarto de baño pude verme la enorme polla que mi madre me había puesto. Es grande, fue la única palabra que me vino a la cabeza. Escuché a mi madre desde el otro lado de la puerta del baño llamándome.

Salí del cuarto de baño con una toalla alrededor de la cintura. Mi madre estaba sentada en la cama.

-Buenos días cariño … - me dijo mi madre sonriente. Se estaba quitando el camisón.

-Buenos días mama … - le dije – … sabes una cosa mama … … que soy un hombre nuevo … me has hecho un hombre nuevo … mira – le dije mientras me quitaba la toalla y le mostraba mi miembro.

-Chiquillooooo … si … la tienes muy roja, no ?… te duele?- me preguntó mamá señalando debajo del glande – Aayy … Paco ... que bruto que eres hijo ...… que se te está poniendo gorda otra vez … jajajaja ...-

Mi polla morcillona se estaba moviendo ante mi madre. No podía soportarlo. Mi madre solo con unas bragas blancas que marcaban todo su coño, las tetas al aire y a menos de un metro de mi polla … es que no es para menos, y más sabiendo como reacciono yo ante mi madre.

-Aayy … perdona mama … pero no sé … - le dije excusándome.

-Calla … calla … que ya sé que tiene vida propia … si esta noche ya la he notado ... si no puedo decir que no la he sentido … no … - me cortó mi madre, mientras se metía en el lavabo.

Me quedé de piedra ante aquella afirmación. Me dio vergüenza el comentario de mi madre. Siempre podría hacerme el loco y decir que estaba durmiendo, y que estaba soñando … o yo que sé.

Poco después estábamos vestidos y dispuestos para disfrutar de Madrid. No me dijo nada de los frotamientos que tuvimos durante la noche, ni me insinuó nada más de ese episodio. Así que yo di el tema por zanjado.

Nos pasamos el día visitando lugares emblemáticos y plazas famosas. Hoy no tocaba El Prado, teníamos las entradas para mañana, así que fue un día muy tranquilo y sin prisas. Yo estaba contento y cogía a mi madre de la mano mientras paseábamos. Le propiné, en varias ocasiones, un par de sonoros besos en las mejillas mientras me acercaba su cuerpo hacía mi.

-Si al final vamos a parecer novios de verdad ...- me decía mi madre.

-La gente pensará … que suerte tiene ese tío con esa madurita- le dije yo.

-Jajajajajaja … … o al revés … la suerte la tiene la madura-

Llegó la noche y volvimos al hotel. Nos duchamos y nos vestimos para dormir. Yo llevaba unos calzoncillos tipo boxer elástico. Mi madre se puso el mismo camisón de la noche anterior, sin sujetador y con unas bragas blancas, las típicas bragas altas que siempre ha usado mi madre.

Nos tumbamos en la cama y mamá cogió el mando a distancia. Tenía una pierna doblada y la otra estirada. Eso hacía que su camisón se recogiera en su cintura, dejando sus muslos al aire. Le podía ver las piernas perfectamente hasta casi las bragas. Apagamos la luz de la habitación.

Estuvimos comentando lo bonito que había sido el día, y los planes que teníamos para el día siguiente, íbamos a ir al Museo del Prado.

Estábamos acomodados sobre la almohada doblada, medio sentados y medio tumbados, viendo el zapping que hacía mi madre.

-Quee..?? hoy también quieres tetica? ...- de insinuó mamá. Aquello me pilló de sorpresa, no me lo esperaba. No dudé en contestar.

-Si me das … claro que quiero... -

-Que si te doy? … claro hijo … toma … toma … que no sea por no darte teta … - rió mi madre, mientras se sacaba el pecho derecho. Me incliné hacía ella y le di dos besos al pezón que sostenía mi madre. Abrí la boca y agarré con los labios el pezón que empezaba a endurecerse.

-Sssshhhhh … Pacooo … - siseó mi madre en mi oído mientras empecé a golpear su pezón con la punta de mi lengua.

-Te gusta mama … ?- le pregunté mirándole a los ojos y soltando el pezón de mi boca.

Mi madre no dijo nada, me miraba callada mientras su respiración hacía levantar todo su pecho por entero. Yo saqué la lengua y lamí el pezón de nuevo. Lamí toda la areola e intenté metérmela toda en la boca, sorbiendo pezón, verrugas y protuberancias.

Mi madre respiraba con más fuerza y no dejaba de sisear, pero me dejaba hacer a mi antojo. Hubo un momento en que su espalda se arqueó y su mano izquierda se fue a su pierna, la que estaba levantada. Yo no perdí detalle de aquello.

-Uuuhhh … Pacoooo … me vas a chupar toda la teta entera, chiquillo … - dijo mi madre con una voz nerviosa, mientras observaba como su mano iba bajando por el muslo interno hasta llegar a sus bragas. Entonces actué yo y acerqué mi mano derecha a su entrepierna. Mi madre fue más rápida y me cogió la mano.

-Ni hablar … de esto ni hablar … - me dijo mi madre, con un tono de enfado, mientras agarraba mi mano que yo ya tenía sobre las bragas - … que soy tu madre … esto es sagrado … me oyes? … este chocho es sagrado-

Avergonzado miré a mi madre, mientras ella aguantaba mi mano sobre sus bragas. No la apartaba ni la desplazaba, solo la aguantaba. La tenía cogida con fuerza. Dos de mis dedos estaban sobre su vulva. Solo tuve que hacer algo de presión sobre la blanca braga para que mi madre saltara de nuevo.

-Paco … que te he dicho que no … - me dijo mamá acercando su boca a mi oído.

Yo continué presionando. No hacía nada más, pero esta segunda vez más intensamente. Mi madre soltó un hondo suspiro y abrió más la pierna que tenía flexionada. Ante esto y viendo que no apartaba la mano de su entrepierna comencé a dibujar círculos, con esos dos dedos libres que tenía, sobre la zona de su clítoris, que ya empezaba a notar bajo el tejido de sus bragas.

-Paco … hijo … que soy tu madre … te he dicho que pares ...- me dijo mamá con los ojos cerrados mientras sin querer movía su culo contra mis dedos.

Mi madre estaba casi abandonada. Le estaba chupando las tetas y le estaba acariciando el coño por encima de las bragas. Empecé entonces a tocarla a conciencia. Mis dos dedos se hundían en las bragas, buscaban el relieve de sus labios vaginales, buscaba su clítoris, le estaba metiendo mano a mi madre en toda regla. Y ella, se estaba dejando hacer. Echó la cabeza hacia atrás y soltó un tímido – Aaaaahhh ...- cuando empecé a hurgarle su chocho sagrado.

Levante mi mano de su braga, aún agarrada por la suya, y me la llevé a su cintura, a la goma de sus bragas, un poco más abajo de su ombligo. Y metí dos dedos dentro de la braga, en su cintura.

Mi madre me agarró más fuerte la mano y cerró las piernas.

-No Paco no … esto no … ni hablar … hijo - me dijo con el semblante serio, pero avergonzada. Yo solté su pezón de mi boca y comencé a besar a mi madre por toda la teta. Entonces metí mi mano en sus bragas. Mi madre no soltó la suya de la mía, ambas manos se metieron casi dentro de la goma de las bragas. Mi madre soltó un fuerte grito casi en mis oídos.

-Aayyy … Paco … no no no ... no no no ... – repetía, mientras mis dedos ya estaban tocando su vello púbico y se estaban mojando de la humedad que desprendía mi madre.

Cuando mis dedos tocaron su clítoris, y sus enormes labios vaginales, a mi madre se le dobló todo el cuerpo, casi me levanta con ella. Pero ya era tarde, su mano se soltó de la mía y yo ya estaba haciéndole una paja extraordinaria a mi madre. Mamá abrió las piernas y yo palpé los pliegues de la entrada de su secreta intimidad, vaya labios grandes que tiene mi madre, introduje dos dedos dentro de su vagina, mientras con el pulgar manipulaba su clítoris como podía, desde dentro de la braga.

Fue ella misma la que comenzó a tirar de las bragas hacía abajo, hasta que se quedó a medio muslo.

-Aayyy … Paco … Pacooo … hijo … esto no … no … - susurraba mi madre mientras mis dedos chapoteaban dentro de mi madre, y su mano derecha buscaba mi polla.

-Ooohh ... mama … eres preciosa … te quiero … te quiero - le decía yo mientras le besaba el cuello y jugaba en su vagina con mis dedos.

-Aayyy … mi niño … esto es una locura, hijo … … te quiero … te quiero, mi vida – mi madre empezó a besarme por la cabeza, la cara y los labios, mientras con su diestra me bajaba el calzoncillo y dejaba libre mi glande.

-A ver … ssshhh … oohhh … como está !! … que grande la tienes Paco - me dijo mi madre con la voz entrecortada mientras me sacaba toda la polla del boxer.

-Mama … … es toda tuya … es para ti – le dije mientras le besaba el cuello y con el pulgar, de mi mano derecha, presionaba en su clítoris.

-Espera … - me dijo mi madre acalorada y con la respiración acelerada. Me sacó la mano de su vulva, y acabó por quitarse las bragas del todo pegando una patada en el aire, yo hice lo mismo con el calzoncillo.

Mamá abrió las piernas y sin medir palabra me coloqué entre ellas. Con los brazos estirados observaba a mi madre desde arriba, estaba preciosa. Luego miré hacía abajo y contemplé su chocho pelón, como a ella le gusta llamarlo. El botón del clítoris parecía querer salirse de su sitio, y sus labios vaginales estaban como abiertos en flor. Frente a su sagrada vulva estaban las dos manos de mamá, que agarraban mi polla desde la base tirando hacia dentro, hacía mi cuerpo con fuerza, haciendo que se levantara y quedara más erguida. Mi madre arrugaba toda la cara, con la boca abierta mientras obligaba a que mi pene quedara tieso.

-Uuuhhh … Paco … si parece que cada día la tienes más grande ...-

-Tu me la pones grande … mama … solo tu-

Estaba entre las piernas de mi madre, sentía sus muslos a mi alrededor, el olor de su vagina subía y me impregnaba las fosas nasales, ese olor que mezcla vulva y orina me estaba poniendo más duro que nunca. Mi glande rozó el vello púbico de mamá, un remolino de pelillos oscuros adornaban el pubis de mi madre, no era una pelambrera grande, todo lo contrario, una línea rizada subía por todo su pubis, ocupaba el espacio justo para dar a entender que era su chocho, pelón y sagrado.

Nos mirábamos a los ojos, los dos temblando, ansiosos, como novatos. Dejé caer mi vientre hacía abajo y mi glande se colocó en las mismas puertas de mi madre. Estaba tocando los pliegues de su entrada, sus labios abiertos. Podía sentir la humedad y el calor. Me acerqué un poco y con mucho cuidado empecé a entrar. Me abrí camino con mucha delicadeza.

-Poco a poco … Paco … que hace mucho tiempo que no hago nada – me dijo mi madre con una voz afectada por una garganta seca.

Yo no empujaba, yo me dejaba llevar. Me estaba metiendo en mi madre sin ningún tipo de fuerza, entraba solo, mi pene entraba solo. Sentía como se abría camino, con ese “ flop … flop ” cálido y húmedo. Mi madre cerró los ojos y con la cabeza hacia atrás comenzó a sisear mientras yo iba entrando. Su cuerpo se estiró y soltó un – oohhh … Pacoooo... - mientras sus manos se fueron a mis glúteos.

-Oooohhh … mama ...- le dije yo mientras la iba penetrando con lentitud.

No me lo podía creer, le estaba haciendo el amor a mi madre. Me fui hacía dentro, hacía lo más profundo de ella, controlando la suavidad de mi entrada y de mi salida, ya que empecé a salir antes de entrar del todo. Preferí penetrarla poco a poco, entrando y saliendo, entrando y saliendo, pero cada vez que entraba lo hacía más adentro, y al salir intentaba que mi polla tocara el techo de su vulva. Quería hacerle muy bien el amor a mi madre, quería que se corriera de gusto conmigo, que disfrutara … me lo pedía el cuerpo.

Cuando salía y arrastraba mi capullo por el techo de su coño, hacía fuera, mi madre abría la boca y dejaba escapar un -Aaaaahhhhh … Paco … que gustoooo -, luego entraba otra vez e intentaba sentir otro “ flop ...” abriéndose a mi paso, y subía al techo y arrastraba mi polla hasta casi la salida, para volver a entrar otra vez hacía dentro.

-Ooohh mama … mama … - le decía yo al oído, mientras le besaba la cara y el cuello.

Mi madre ahora agarrada a mis brazos ,y a mi cuello, me iba acompañando en los movimientos de entrada y salida, su cintura bailaba al compás de mi polla.

-Aayy … Paco … hijo mío … me estas haciendo el amor … - me dijo mamá medio gimiendo.

-Si … mama … te voy hacer el amor cada día … te mereces el mejor amor del mundo- le dije mientras no cesaba de entrar y salir de mi madre.

-Aaaahhhhh … Paco … - mi madre gritó algo más fuerte cuando llegué al tope de mi penetración. Ya no podía entrar más, había llegado al fondo. La tenía toda entera dentro de ella. Fue entonces cuando poco a poco fui acelerando mis arremetidas. Ahora salía y entraba más rápido.

Extendí mis brazos e incorporé mi cuerpo, mis manos colocadas a la altura de las axilas de mi madre, y comencé a mover la cintura más rápidamente. No había variado la forma de penetrar a mi madre, entraba con fuerza y salía de la misma manera paseándome por el techo de su vulva, eso hacía que mi madre se retorciera de placer, con la boca abierta y una mueca de placer que arrugaba toda su cara dejaba escapar profundos y hondos – Aaaahhhh - que casi me lanzaba a la cara.

Aceleré el ritmo un poco y mi madre acompañaba las embestidas con su culo. Se movía conmigo, a la vez que cerraba sus piernas en mi espalda, a la altura de mis riñones. Yo no podía más.

-Mama … me corro … me corro … mama ...- le gemía mientras le besaba el cuello y la cara.

-Si … si … si … Paco … hijooo … ya … ya – me gemía mi madre mientras unos espasmos incontrolados la obligaban a quedarse quieta, sus piernas cruzadas apretaron mi cuerpo contra el suyo. Se estaba corriendo. En ese momento yo comencé a derramarme, deshaciéndome, dentro de mamá con unas fuertes sacudidas.

Nos quedamos quietos, sudando y recuperando el aliento. Mi madre tenía los ojos empañados en lágrimas. Me abrazó fuertemente y comenzó a llorar. Yo aún estaba dentro de ella, así que salí y abracé a mi madre con todo el amor del mundo.

-Mama … te quiero … te quiero – le besuqueaba toda la cara.

-Y yo hijo … yo también te quiero … que feliz me haces … - mi madre me miraba con un semblante sereno, feliz, sonriente. Con unas lágrimas que le caían con la cara y que yo se las besaba.

Así estuvimos casi toda la noche. Abrazados y desnudos, diciéndonos cuanto nos queríamos y lo maravilloso que era nuestro amor, el amor de una madre y su hijo, pero llevados a cotas prohibidas. e insospechadas.

Ni que decir que hicimos el amor otra vez antes de quedarnos dormidos abrazados.

Al día siguiente fuimos al museo del Prado. Parecíamos dos enamorados, mi madre lucía un brillo en los ojos espectacular, estaba preciosa. No pasamos casi toda la visita del museo agarrados de la mano. Nos propinábamos besos cuando nos apetecía, sin venir a cuento. Besos cargados de amor. Creo que nunca le he dado a mi madre tantos besos como ese día. Realmente parecíamos novios. Un par de veces la cogí de la cintura y me la pegué a mi cuerpo, para besarle en la boca y morderle los labios – Chiquillooooo … anda que como nos encontremos a alguien conocido aquí … - me decía mi madre con algo de vergüenza.

Pasamos un día especial. De camino al hotel mi madre me preguntó.

-Esta noche también vas a querer tetica?-

-Yo quiero tetica siempre … mama … tetica y de todo-

-Jajajajaja … ya decía yo … vaya sorpresa … vaya con mi Paco … quién me lo iba a decir- me decía mamá en voz baja.

Llegamos a la habitación y mamá se duchó primero, salió liada con una toalla blanca del hotel y comenzó a secarse en cuerpo delante de mi. Con total naturalidad, con un desparpajo que me llenaba de gozo. Tenía más facilidad con mi madre para cualquier cosa, incluso para mostrarme desnudo, que lo había tenido jamás con mi exmujer o con cualquier chica. Me desnudé delante de ella, mientras hablábamos de cuadros del Prado.

-Sabes que estaba pensando ? ...- me preguntó mamá - … que para que me voy a poner bragas? … si me las vas a quitar tu después … -

Le dí un beso a mi madre y me fui a la ducha.

A los diez minutos salí del cuarto de baño desnudo, con mi “gran pistola” colgando, como la llama mi madre, cuando me quedé alucinado ante la hermosa panorámica que se mostraba ante mi.

-Madre mía !!! … mamaaaa ...-

-Quee? … te gusta ? … esto no te lo esperabas … ehhh??-

Mi madre estaba de rodillas sobre la cama, en postura de perrito, con el camisón subido hasta la cintura y mostrando y levantando su hermoso trasero. No llevaba bragas, tenía las piernas bien abiertas y empinaba su culo con descaro.

-Joder … mama … que cosa más bonita - acerté a decir – vaya culazo tienes … -

Mi madre empezó a mover la cintura hacia los lados, a modo de baile, mientras se reía. Me puse detrás de ella, con la “pistola” levantada. Había empalmado brutalmente con solo verle el culo a mi madre, y según me iba acercando a ella se iba endureciendo más. Cuando le vi las nalgas redondas, blancas, expuestas, levantadas, velludas, con un tímido y suave vello oscuro que parecía desplazarse y arremolinarse en su ano, creí que sería posible correrme sin llegar a tocar a mi madre.

-Vaya culo que tienes … mama … bbuuuffff …-

-Quee … te gusta ??-

-Estas preciosa mama … - y diciendo esto agarré los cachetes de su culo y hundí mi cara entre ellos. Lamí su coño y su culo con auténtica devoción.

-Uuuuhhh … chiquillooo … jajajajaja … que me estas chupando el culo...- dijo mi madre riendo mientras movía las caderas.

Me separé del culo materno y agarré a mi madre de la cintura, me pegué a ella y froté mi dura polla entre sus glúteos, presionando en su ano.

-Por favoooorr … mama … joder … que locura … -

-Uuufff … Paco … como estas ...hijo – me dijo mi madre mirando hacía atrás y levantando la cintura para pronunciar más el frote de nuestros cuerpos.

-Mama … te la voy a meter … te quiero hacer al amor ahora … - y diciendo esto flexioné las piernas, bajé un poco mi cuerpo y coloqué mi polla en la entrada de su coño, sin soltarme de la cintura de mi madre. Y comencé a entrar, de una sola vez.

Mi madre gritó, pero de placer – Aaahhhh … Pacoo ...-

Yo no me paré hasta que no tuve todo el trasero de mi madre pegado a mi vientre. Estaba dentro de ella. Totalmente dentro. Mi madre estaba muy mojada porque no me costó entrar. Entró sola. Miré hacia abajo y solo vi el cuerpo de mi madre pegado al mío. Me separé y saqué un poco de mi polla para volver a entrar otra vez.

-Ooohhhh … mama … - me faltaba el aire, mi respiración se aceleraba por la excitación y el tremendo placer que estaba teniendo mientras le hacía el amor a mi madre desde atrás.

Estaba pegado al culazo de mi madre, me agarré de sus caderas, abarqué con mis manos todo lo que pude de ellas y comencé a bombear con energía a mi madre.

Mamá comenzó a gemir y a dejar escapar leves gritos de placer. Las carnes de sus muslos y de su trasero temblaban a cada envite que arremetía contra ella. Me encantaba ver el culazo de mi madre, agarrado a sus glúteos los separaba mientras se la metía, palpaba con deleite todo su trasero mientras salía y entraba de su “sagrado chocho”. Me excitaba muchísimo ver su culo con vello, muy suave, que se diseminaba por todo su culo, apenas perceptible. Pero que al tener el trasero empinado y levantado se hacía más visible. Un vello que subía hasta la altura de los riñones.

Yo solo decía – Oohhh mama ...- repetía una y otra vez - … mama … mama … mama ...- como hipnotizado por el enorme placer que me hacía perder el sentido. Mi madre me dijo, después y una vez acabada nuestra sesión sexual, que era como entrar en trance, con tanto placer y al escucharme repetir -  mama … mama ... mama -

No tardé en correrme, el culo de mi madre es infalible, no perdona, no falla. Me corrí explotando dentro de mamá, agarrado a sus cachas y dando violentas sacudidas contra ella.

Nunca creí que sintiera tanto placer, tanta excitación.

-Vaya … parece que te ha gustado mi culo ..ehh??- me dijo mamá mientras me separaba de ella y sacaba mi polla pringosa de su interior - … chiquillo … te has puesto las botas … jajajaja-

-Mama … tienes el culo más precioso del mundo … vaya culazo bonito y bien hecho que tienes- le dije mientras le agarraba una nalga y le besaba en los labios.

-Te pones morado … ehhhh- me dijo mi madre orgullosa de lo que era capaz de provocar en mi.

Nos fuimos al cuarto de baño a lavarnos. Me encanta el desparpajo de mi madre. Como camina desnuda, con el vaivén de sus tetas de un lado a otro mientras se mueve, como se lava sus partes más íntimas delante de mi, flexionando las piernas sobre el bidé mientras me mira y me habla.

Los días que pasamos en Madrid fueron realmente impresionantes. Aprovechábamos cualquier momento en el hotel para hacernos el amor, para besarnos, para tocarnos, para chuparnos y lamernos. La naturalidad de mi madre es lo que despierta esa chispa de fiebre, dentro de mi, por ella. Esa mañana me hizo el amor subida sobre mi. Sus tetazas colgaban sobre mi cara, y el semblante de placer de mi madre era digno de ver. Su cara, medio tapada por sus cabello echado hacía delante, suspiraba y gemía. Sofocada y colorada, cerraba los ojos y dibujaba muecas de placer con su rostro mientras me propinaba auténticos viajes de cintura, clavándose todo mi miembro con fuerza y desesperación. Es una locura ver así a tu madre, de esta guisa, disfrutando de su cuerpo como una diosa del placer, encima tuyo. Yo le agarraba el culo y le apretaba las carnes mientras también me movía contra ella. Me hundía en su interior, siguiendo su ritmo, aunque tengo que admitir que no siempre consigo mantenerlo. Mi madre sabe hacer el amor, y sabe como hacerlo montada sobre mi. Ya digo que acelera sus movimientos de cadera y se vuelve incontrolable. Esa mañana era temprano, cuando mamá gritaba a pleno pulmón mientras saltaba sobre mi polla.

Nos pasábamos horas tumbados y abrazados desnudos en la cama.

-Sabes de lo que tengo ganas y aún no he hecho?- me dijo mi madre.

-Pues no sé, mama … por el culo? Un 69 ? - le respondía yo picarón.

-También … también … pero no … -

-Como ??? … quieres que te dé por el culo? - le dije a mamá bromeando

-Ya veremos … no corras para eso … jajajajaja … no, no es eso … es que aún no te la he chupado … y cuando eras pequeño le daba hasta besos .. vaya … y un día casi te me meas en la cara … jajajajaja ... - me dijo mamá riendo.

-Pues mama … es toda tuya … la puedes besar y chupar cuando quieras … está a tu entera disposición-

-Pues la otra noche … me faltó poco, no te creas … que lo pensé … madre mía … con la de veces que me la he metido en la boca jugueteando contigo … y se te ponía grande y todo … la de besos que te he dado en la pistola cuando eras chico - y diciendo esto comenzó a manosearme la polla, poniéndomela morcillona.

–Y siempre la tienes así? con la cabeza fuera?- me dijo mi madre

-Claro mama … estoy operado de fimosis … y tu el otro día me la acabaste de operar – le dije

-Ya sé que estas operado, pero pensaba que la cabeza solo sale cuando se te pone grande-

-No … no … yo siempre tengo la cabeza fuera … mi pistola está siempre descapullada- le contesté a mi madre en tono de broma. Mamá se soltó de mi abrazo, y se dirigió a mi polla. Quedó medio sentada y media echada sobre mi.

-A ver … a ver mi Paco … como la tiene … si es que mira que hermosa …- y entonces se metió mi polla en la boca. Ni que decir que no tardó nada en ponérmela dura. Fue la primera vez que mi madre me la estaba chupando. Me hizo una mamada como nunca me la habían hecho, chupando y succionando mi glande a conciencia, y agarrándome y masajendo los huevos con fuerza, hasta que me corrí en su boca. Avisé a mi madre de que me corría pero ella no se la sacó de la boca y se tragó todo mi semen. Tiraba con fuerza de mi polla hacía abajo mientras me deshacía en su boca. Me estaba exprimiendo, literalmente. Me apretaba los huevos con intensidad, con fuerza. Yo sentía que me vaciaba con ella. Nunca había sentido algo así, nunca había sentido el sexo de esta manera.

El cuarto día estuvo lloviendo y decidimos no salir de la habitación. Ese día nos lo pasamos desnudos y tumbados en la cama, dándonos besos y abrazándonos como enamorados.

-Que es lo que más te gusta hacerme?- me preguntó mi madre.

-Bbbuuff … mama … todo … me encanta tu culazo, cuando lo pones en pompa me vuelvo loco, me encanta cuando te sientas encima de mi … me encanta todo … … - le dije - pero lo que más me gusta es cuando vas a tener un orgasmo … cuando te corres … eso me pone bbuuuffff-

-Pues al principio me daba algo de vergüenza … - dijo mamá.

-Vergüenza? De que ? De correrte ?- la miré asombrado.

-Vaya … y cuando gritaba … uuuhhhh … porque mira que he gritado, eehhh … me has hecho gritar fuerte … y anda que cuando me lo chupas … uuhhhh … que vergüenza me dio verte lamiéndome ahí abajo - me contaba mi madre.

-Pues solo te lo lamí un poquito, no me dejaste … ya verás … cuando quieras haré que te corras en mi boca… - le dije.

-Uuuhhhh … jajajajaja … que guarro que eres Paco … - me dijo mi madre con un tono divertido.

-Si si … guarro … pero te gusta … o no?? te gusta lo que te hago?- le pregunté.

-Siiii … Paco … si hijo si … si yo nunca he disfrutado como ahora … por eso te lo digo … porque yo no me corría como me corro ahora … yo no soy de ponerme así … gritando … uhhh … quita quita … pero para nada -

-A mi me encantas cuando te vas a correr … y escucharte decirlo- le dije yo.

-Escucharme como ? Cuando digo que me corro …?- preguntó mi madre.

-Si mama … pero si ya lo ves tu … que no aguanto mucho … cuando empiezas a gritar y a correrte … yo no tardo mucho.

-Jajajaja … jajajaja … claro porque eso es lo que más me gusta … cuando me das fuerte… -

-Lo que más te gusta es que te de fuerte?- le pregunté.

-Me gusta empezar despacio, que entres poco a poco y que vayas dándome más fuerte cada vez … y cuando me estas dando muy fuerte yo ya me corro- me dijo mi madre, con un desparpajo que se me puso dura.

-Jajajaja … si?? … vaya con mi madre- le dije yo - … que apasionada que es ... -

-Y tu no?? ... jajajaja … menudo superdotado tengo en casa, que hombre más ardiente… que me deja bien satisfecha … - me dijo mi madre en voz baja, en un susurro.

Y es verdad, esos gemidos son los culpables de que yo me corra tan rápido. En cuanto mi madre comienza a gemir y a gritar de gusto a mi me entra un no se qué que acabo corriéndome explotando en la “vulva sagrada” de mamá. A veces demasiado pronto. Cuando contemplo la cara de placer de mi madre entro en un estado febril de pre – eyaculación inminente. Las pecas de su cara, y de su alargada nariz, encendidas por el sofoco, la boca abierta, el ceño fruncido, su cuerpo retorcido y las convulsiones en su vientre que anuncian su corrida. Yo no puedo aguantar eso por mucho tiempo. Es superior a mi.

Una vez leí, desconozco si es cierto o no, o si tiene una base científica, que la longitud del pene de un hombre viene determinada por el tamaño vaginal de su madre. En otras palabras, que la medida justa de la vagina de una mujer la tiene el pene de su hijo, ya que de ella misma salió. Supongo que no serán más teorías sin base alguna. Pero son teorías que pueden ponerte cachondo ... o cachonda.

Le comentaba esa teoría a mi madre mientras estaba dentro de ella, quieto y sin movernos. Mi polla alojada dentro de la vulva sagrada de mi madre. No nos movíamos para nada. Nos besábamos en la boca, en la cara, en la frente, en el cuello, abrazados y unidos con la unión más grande que pudiera existir. Yo quería entrar más adentro de ella, unirme más a ella y mi madre me empujaba agarrándome del culo y tirando hacía ella, mientras se abría más las piernas.

Mi madre reía y me besaba, sus ojos se empeñaban de lágrimas de emoción y me susurraba al oído, -Te quiero tanto … hijo mío-

-Y yo a ti mama … te quiero con locura-

-Anda que … me tienes bien pillada … estas muy adentro... no puedo ni moverme … no me puedo escapar no ...- me dijo mi madre sonriendo

-Estoy en la gloria … mama … estoy en el paraíso-

-Y yo también … me quedaría así ...bbuuufff … no lo sé … mucho tiempo-

-Parecemos uno … por aquí salí una vez y he vuelto a entrar – le dije a mi madre mientras la besaba por el cuello.

-Vaya … ahora si que puedo decir ... carne de mi carne … saliste una vez y podrás entrar las veces que quieras - me susurraba mi madre.

-Sabes porque creo que me excito tanto contigo, mama?- le pregunté- porque creo que mi cuerpo te reconoce … mi “pistola” te reconoce y es como sí estuviera hecha para ti … y por eso desde siempre me has puesto muy caliente … muy en forma-

-Pues no lo sé Paco ... yo solo sé que tu también me pones a mi en forma … y me mojo muchísimo … y me pones muy caliente- me dijo mi madre en voz baja casi al oído.

Dicho esto, mamá se colocó sobre mi, yo aún dentro de ella. Se puso derecha, irguiendo su espalda y comenzó a cabalgar moviendo fuertemente sus caderas y su culo contra mi. Sus tetas bailaban descontroladas hacía todos los lados, me encanta verla así … vaya desparpajo de mujer !!!

Te quiero y siempre te querré, mamá.

(Desde entonces somos amantes incondicionales. Siempre que tenemos ocasión nos escapamos de viaje los dos solos, incluso hicimos un crucero el año pasado. También recibo las visitas de mi madre a mi casa todas las semanas. Con cualquier excusa relacionada con el ámbito doméstico mi madre se pasa largas tardes en casa. Incluso se ha quedado alguna noche, en la que no tengo a mi hija y su cama queda vacía, aunque sabemos que no va a meterse en otra cama que en la mía, que también es la suya ahora.

Describir lo que hacemos ahora sería repetirse. Porque seguimos igual, haciendo el amor de todas las maneras posibles y entregándonos el uno al otro en cuerpo y alma.

Me gustaría acabar este texto con una pregunta que le hice a mi madre y su demoledora respuesta.

-Mama … sabes como se llama lo que hacemos? … estamos haciendo incesto … incesto de una madre con su hijo- le comenté.

-No Paco … lo que hacemos se llama amor … amor de una madre con su hijo- me dijo mamá.)