Desnudando a Carlos (CARTUZ) Cap. 9
De forma inesperada y en el lugar menos esperado, me encuentro con Carlos. No es una historia larga pero si sincera.
No creía que volvería a escribir ninguna historia mas y menos tan pronto. El viernes pasado (15) tuve una llamada de la que llamo la gran superiora Vicenta y no es monja aunque algunas veces lo parece y quería hablar con urgencia conmigo. Nos llevábamos bien, en algunos aspectos fue mi mecenas lo que no quería decir que fuéramos amigas intimas a nivel personal. Profesionalmente nos llevábamos bien, pero ella era mi superiora. En estas fechas no sabía de qué podía querer hablar y nos reunimos en su despacho.
Adriana gracias por haber venido. El lunes a primerísima hora te necesito. Que tengo una reunión y quiero que estés.
De que va esa reunión?
Es para lograr que una empresa elija gente nuestra para estar un tiempo con ellos.
Vamos, como otras veces.
Si, pero esta vez me han dicho que el que viene es un hueso duro de roer.
Por eso quiero que estés presente, lo analices y si ves un resquicio para entrarle, le entras y tratamos de atraerlo a nuestro terreno.
Dime mas de él.
No se mucho, como suele ser tendrá los 60 años. Seguro que un cascarrabias, con el ego muy subido. Habrá que agradar a sus oídos.
Poco me dices. Quien te ha puesto en contacto con él no te ha dado más datos?
Fue en una cena, la mujer de una amiga, me comento que habían montado una empresa y que su mujer podía hacer que tuviéramos un contacto con ellos y que facilitaría todo.
Pues ya está entonces.
Que va, ni mucho menos. Que el que tiene que decidir que es con quien nos entrevistaremos no está por ello y ya es un existo que venga.
Se me daba bien lo de calar a las personas, era una de mis mayores virtudes. Quería como siempre hacerlo bien. El resto de los datos es que según su contacto 5 puestos, serian fáciles de conseguir. El fin de semana lo pasamos normal mi marido y yo y esperando pasara a la FASE 1. Que por lo menos nos daría un poco más de alivio, porque a los problemas derivados del encierro, se le unían los de nuestra casa y que se hacía eterno encontrar (albañiles, fontanero y electricista) quien lo solucionara. El lunes como iba con tiempo y al saber que las cafeterías abrirían, pase por mi lugar habitual de mis cafés. Pare vi un letrero y decía que seguirían sin abrir. Me dio pena y me lleno de tristeza porque pensé en Carlos.
Me puse las pilas y me fui al despacho de Vicenta. Estaba con otra mujer, que profesionalmente está por encima de mí y que no me gusta nada. Debe ser reciproco por cómo me mira, me tiene que aguantar porque sabe que Vicenta me aprecia mucho. Esa otra mujer comenta, “esperemos que por lo menos sea puntual” y a la hora en punto, como un británico, avisan de que esta la visita. Casi me caigo de culo. Era Carlos. Venía con la mascarilla en la mano, sonriendo. Chaqueta azul, pantalón gris marengo, camisa blanca de puño vuelto y una corbata que no le había visto, de color cobrizo y con un estampado discreto, zapatos burdeos. Estaba para devóraselo y ya no digo, la barbita de tres días.
Me puse nerviosa, me excite sin quererlo y no sabía cómo actuar. Ni como actuaria él. Vicenta se presentó sin darle la mano, luego presento a la otra mujer y cuando me fue a presentar a mí, Carlos se acercó y me dio dos besos, “cuanto tiempo sin verte, que tal esta Tiano?” le conteste que muy bien o con sus cosas, no me acuerdo. Vicenta y la otra se quedaron impresionadas. Nos sentamos muy distantes unos de otros.
Carlos escuchaba atentamente y de vez en cuando nuestras miradas se cruzaban. Estaba pasando de todo lo que le decían y no se estaban dando cuenta. En que estaría pensando? Le preguntaron si no era de aquí, Carlos les dijo que de Madrid y eso hizo que se embrollara todo. Porque por resultar agradables le preguntaban cómo es que se había venido a vivir a Valencia y una larga batería de preguntas. Conociendo a Carlos algo, sabía que saltaría en cualquier momento y no sabía por dónde ni cómo. No me acuerdo de lo que contesto literalmente, era para haberlo grabado, era algo de la búsqueda de la luz y que le había traído a Valencia, pero que buscando la luz se puede llegar a las tinieblas y daba a entender que Valencia para el eran las tinieblas o algo similar.
Era una respuesta que tal como la dijo la tenía muy interiorizada. Después de un silencio preocupante, Vicenta empezó a explicar lo que pretendían y la otra mujer que le acompañaba, hacia un mano a mano con ella. Carlos seguía poniendo cara de interés, de estar interesado en lo que le decían y no hacia ni un micro gesto, era difícil analizar a una persona con esa actitud y si era difícil para mí vislumbrar algo, mas lo seria para Vicenta. Su expresión era entre impávido e imperturbable. No las interrumpió en ningún momento, cuando en otras reuniones de este tipo, por la otra parte surgían preguntas. Vicenta se empezaba a poner intranquila.
Vicenta después de un corte que le dio, con prudencia le dijo que ya había terminado, si tenía alguna pregunta y que le había parecido. Hizo el primer gesto, que era de me da igual. “Para ser sincero, en Madrid y Alicante, donde hemos estado ubicados en otras ocasiones teníamos acuerdos como el que quieren, pero ahora no estoy muy decidido. No puedo decir que me ha parecido pero si me fio de la opinión de Adriana, ¿a ti que te ha parecido?” esa pregunta retumbo en mis oídos.
Que cabronazo me quería comprometer y si era lo que quería lo estaba logrando. Prácticamente resumí lo que había dicho Vicenta en pocas palabras y añadir alguna de mi cosecha. Hizo un silencio y luego les dijo que si esa era mi opinión que no había ningún problema, que se fiaba de mí. No lo negare, me dio un gran subidón que según el gracias a mí, se fuera a realizar. Hablaban ahora del número de personas y Vicenta subió a 7 u 8. Carlos hizo de nuevo la jugada de preguntarme, me tocaba devolvérsela y le respondí que no fuera rácano, que él podía con 20 o 25 por lo menos. Echo una carcajada y dijo “con 15 va bien, no nos vengamos arriba” y en eso quedamos que serían 15 y la elección que la harían ellos.
Vicenta estaba satisfecha y se le notaba. Invito a Carlos para octubre para poder tener alguna colaboración por su parte y en eso ni me pregunto y fue taxativo. “No quiero venir por este sitio y si lo hago que sea lo mínimamente indispensable” Vicenta le pregunto si es que había tenido algún problema, que ella lo subsanaría y la respuesta las dejo como a mí, sin saber que decir, porque no sabíamos a que se refería, “ningún problema, pero es que se puede dar la circunstancia de que tuviera que cumplir con la palabra dada y un día bueno se convertiría en uno malo, como un hola y un adiós” sonrisas como demostrando que lo habíamos entendido pero ni por asomo. Se despidieron y me quede un poco mas con Carlos.
Que sorpresa me has dado. No me esperaba verte y menos en mi trabajo. Que corte cuando te he visto. Porque la reunión me habían dicho que sería con un tío de 60 años. Menudo corte se habrán llevado estas dos, Jajaja Jajaja.
Yo si me esperaba a dos de ese estilo pero nunca verte a ti. Y para que te tenían?
Normalmente Vicenta que hace lo mismo que yo, me quiere porque dice que tengo buen ojo y por si tengo que echar una mano.
En eso está acertada tienes muy buen ojo.
Ya se te ha pasado el cabreo? Sigues en lo mismo?
No he cambiado nada, sigo por mí mismo camino. Ya lo he dicho antes mis tinieblas son mías y de nadie más, es mi travesía. No quiero hacerte daño y vernos solo para follar, no creo que sea muy bueno para ti.
Que te has creído, me resultas a veces indignante, quien te has creído para pensar que quiero follar contigo?
Tienes toda la razón, no quiero discutir, te invitaría a un café pero no es el momento.
Me dio la razón como a las tontas o así lo sentí y me dio mucha rabia. Escudriñe y me enteré de que estaría en Valencia varios días. Aunque no había visos de quedar para nada, ni para ese café que había dicho. Quise acompañarle hasta donde tenía la moto. Íbamos por un corredor cuando literalmente sin esperármelo me llevo en andas empujando la puerta del aseo de mujeres. Me metió en uno de los aseos y se desboco todo. Lo de quien te ha dicho que quiera follar contigo se fue de paseo. Su habilidad era innata, estaba con mis pechos fuera y su boca en ellos, sin saber cómo había ocurrido. El primer contratiempo de hacerlo en unos aseos, llama Vicenta interesada en que nos veamos, le digo que en un rato estaré en su despacho.
Seguimos a lo nuestro, cuanto había deseado estar así de mojada otra vez y con sus dedos haciéndome locuras. Me tengo que parar al oír abrirse la puerta y voces. Carlos no se para sigue acariciándome, tocándome. Empujan las puertas hasta que ven que la nuestra está cerrada. Pregunta y les digo que está ocupado. Es Mercè eso quiere decir que han entrado más que nada a fumarse un cigarro. Empieza un interrogatorio para saber quién era Carlos, que lo habían visto entrar y con nosotras.
Carlos es un morboso, no se para, me quita mis bragas, se coloca un condón, algo que me vuelve a dar rabia. Se sienta en la taza del wáter y me coloca sobre su polla, no quiero, porque se me puede escapar algo y que se den cuenta y agarro su polla y la coloco hasta que yo misma me la voy metiendo. Muerdo su chaqueta en el hombro. Tuve que hacer un gran esfuerzo para explicar quién era Carlos y había una que explicaba a otra que iba a ser el padre de sus hijos, mientras e reían por esa ocurrencia ya que era casada, Carlos aprovechaba para follarme más intensamente.
Me estaban esperando y les dije que estaba con la tripa mal, que tardaría un poco y que me daba corte estar en esa situación y ellas hablándome. Se fueron y al oír el silencio, fui yo la que me movía mas, era una locura estar follando allí, en mi trabajo y con un hombre que no quería nada conmigo, pero era superior a mis fuerzas. Cuando estoy en lo mejor llamada de mi marido. Corto. Vuelta a llamar y tanto insistió que le hable. Se puso pesado a pesar de reiterarle en varias ocasiones que no podía hablar, que me distraía y al final se lo dije, que estaba con Carlos en un aseo follando. Le pregunte si lo entendía, pero no hacía falta pregúntaselo porque sabía la respuesta, como que estaría empalmado y se iría a hacerse una paja.
Lo sentía llenándome por completo, como agarraba mis nalgas con fuerza y como deseaba que me azotara el culo. No se lo pensaba pedir y me costaba no hacerlo. Sabiendo que al estar en ese sitio si tenía dos dedos de frente se contendría, pero en ese momento no me importaba nada. Me metió el dedo en el culo y estallo dentro de mí un orgasmo con una intensidad que casi me hizo marearme. Me abrace a él y mientras tenía mi orgasmo me impregne de su olor. Me levante le hice quitarse y me apoye ofreciéndole mi culo sin decirle nada. No hacía falta. Le costó metérmela, pero contra mas costaba mas delicioso me resultaba, porque lo notaba más. Me quise tocar yo misma, para darme mas placer, no me dejo, se echó sobre mí y fue el con sus dedos quien me tocaba, menudos dedos, donde aprendería a hacer algo semejante. Esta vez sí que no me aguante le pedí que se corriera en mi boca, no me contesto y me follaba no con la rabia de siempre, el sitio no lo permitía, pero la seguía notando, tal vez eso era lo que le hiciera tan buen amante, ese empeño, esa rabia que ponía para hacer gozar a una mujer.
Estaba por venirme otro orgasmo, no tenía que morder y me ponía nerviosa, se detuvo sin motivo alguno. Dejo de follarme y de tocarme, me estaba relajando cuando sin previo aviso, empezó a follarme con una “violencia” inusitada y se oía el ruido que hacia su cuerpo contra el mí, sus dedos se movían con mas velocidad y no pude reprimir mi orgasmo, si hubiera habido alguien no hubiera tenido dudas de que había alguien pegándose la corrida del año. Me quede agotada, había sido todo muy intenso. Me senté en la taza del wáter se quitó el condón y le hice una mamada durante bastante rato, hasta que fui yo la que le volvió loco y sentí esa mega corrida que se pega. Estaba preparada y no permití que se desperdiciara nada. Nos recompusimos, le coloque bien el nudo de la corbata y salí la primera. Le hice una llamada perdida y salió. Llegamos hasta su moto, me hubiera gustado darle no un beso un MORREO. Le pregunte que había querido decir con lo que dijo de las tinieblas de Valencia, lo que hizo que apareciese su sonrisa perfecta y engatusadora. Trate de quedar con el para que viera a mi marido y me dijo que de momento y en un principio seria imposible, porque por motivos de trabajo tenia previsto un viaje a Extremadura. Con esto de las fases, quería que lo dejara para otro momento, “imposible, es algo muy necesario y no lo puedo dejar pasar, lo único bueno que ha traído esta crisis del virus. Me llevara una semana en principio, porque me llevaran muchas horas y va a ser agotador, con suerte podre acabar el trabajo aquí en Valencia si todo va como quiero” el y su trabajo, se le veía tan metido que parecía más otra cosa.
Es como el ego de dos personas que hacen que se produzcan los silencios mas perturbadores. Seguía sin entender sus enigmas y se lo dije, como también le dije si tener tanto orgullo era bueno, su contestación me dejo de nuevo perdida, “es como lo que dice una canción, y el orgullo nos hace más fuertes, pero no feliz” arranco y se marchó. Me coloque en la posición que el tenia, porque cuando nos despedíamos y hablábamos, me di cuenta de que miraba algo, a alguien o a algún sitio, con demasiado interés, pero no supe ver el que. Pero sabía que no había sido casualidad su forma de mirar.
Vicenta se interesó por saber más de Carlos y me escabullí diciéndole que era más amigo de mi marido que mío. Alguna cena o comida. Giro la pantalla de su ordenador y me mostro un video en YouTube en el que se veía a Carlos dando unas charlas o una conferencia. Había mas videos. Hasta uno bailando del año 2018. Vicenta se fue soltando y me decía que tenía muy buena pinta, que ya había hablado con la que les puso en contacto y la invitaron a ir a la empresa a llevar a los que habían seleccionado para que decidieran y me pidió que tenía que acompañarla. Me dio taquicardia porque no quería ir, tenía que hacerme fuerte y no caer en mas tentaciones.