Desnudando a Carlos (CARTUZ) Cap. 10

Esta vez el encuentro fue de todo menos aburrido, corriente o monótono. Tuvo de todo, una noche que será imposible de olvidar. Se empezó en un pub, se continuo en un piso y se acabo en un hospital. Que mas se podía pedir para una fiesta de cumpleaños?

No lo negaré el encuentro inesperado en los aseos no me resulto desagradable, pero mas me hubiera gustado que hubiera sido de otra manera, en otro lugar, aunque fue breve resulto como los perfumes que vienen en envases pequeños, intenso desde el principio al fin y todavía lo recordaba.

Mi marido también lo disfrutaba porque en nuestros encuentros se lo detallaba y potenciaba nuestro encuentro. A los pocos días me llego un paquete un poco voluminoso a mi trabajo. Me avisaron y fui en cuento pude a recogerlo. Lo curioso que no pesaba mucho. Porque lo podía coger tranquilamente. Me lo lleve y en cuanto llegue a mi casa lo abrí. Me quede de pasta de boniato. Nada mas verlo supe de quien era, no podía ser de otro que no fuera Carlos. Eran seis conjuntos completos de ropa interior, incluido liguero y medias. Cada uno de los seis conjuntos eran de distinto color y de distinta forma.

Había una nota escrita, en el que me pedía disculpas por ser tan efusivo y que aceptara el regalo en compensación a esa efusividad. Se refería a las dos veces que “destrozo” mi ropa interior. Tuvo buen ojo o mi marido se lo chivo, porque todo era de mi medida. Era una pasada, era lencería preciosa y de una marca muy buena. Ni le veía comprando el ese tipo de genero ni tampoco sabia dónde podía haberla comprado. Acababa la nota diciéndome que la disfrutara y me vino a la cabeza que no me importaría disfrutarla con él. Llame a mi marido y le pregunte si había hablado con Carlos, me dijo que una vez pero cuando el pregunte si había hablado de mis tallas, me di cuenta que le supo a nuevas, porque no tenía ni idea.

Al día siguiente nos íbamos a reunir con él en su trabajo y ya seria la ultima vez hasta septiembre u octubre. Estaba dudando en invitarle ese viernes a mi cumpleaños, cumplía la cifra según algunos mágica, 40 años y me gustaría que viniera. Me haría mucha ilusión, pero no quería comprometerle. Llegamos antes de la hora nos ofrecieron café a las tres y estábamos en una sala esperando. Carlos llego cinco minutos justos antes de la hora. Me llamo la atención que no venia con traje. Llevaba un pantalón vaquero desgastado, unas deportivas blancas y una camiseta amarilla chillón con una inscripción “TURN THE PAIN INTO POWER” la ropa interior suya seguro que blanca, porque no le vi puesta de otro color y en sus cajones todas de la misma marca y color, blanco. Venia para buscarnos cuando le pararon a decirle algo y lo vimos las tres mas de cerca porque allí las paredes todas son de cristal.

Y era verdad los comentarios de mis acompañantes, se le notaba un “paquete” muy llamativo, hasta una comento, “llevara algún calcetín?” nos sonreímos y ganas me quedaron de decirles que era todo natural, pero se hubieran escandalizado. Me había vestido discretamente sensual. Carlos era de los que no le hacia falta mirar directamente para verte por completo, pero echaba de menos una de sus miradas penetrantes. Le encontré como cansado, abúlico. Estaba acostumbrada a encontrarme hombres y mujeres con ese aspecto y en Carlos se notaba mas, porque era pura energía en todo momento. Estaba viéndole y me entraban ganas de llevármelo a un despacho y ser la que tomara la iniciativa como la que tomo él. Pero no, había dicho que mas no y era no. Su frente brillaba como si fuera sudor. Mis compañera le preguntaron si se encontraba bien y el con una de sus sonrisas especiales contesto que estaba de lujo. Que era solo calor.

Llamaron a mi jefa y tuvo que atender la llamada, Carlos me dijo si después me podía quedar que quería darme unas cosas para mi marido y le dije que sin problemas. De forma automática mi cuerpo reacciono y me imaginaba de todo y como respondería firmemente a sus tentaciones, para que el quedara claro que también sabia decir NO. Acabamos la reunión y quedaron en ponerse en contacto en septiembre para programar una reunión. Me quede con el y fuimos a su despacho. Al entrar quise hacerle una pregunta porque me rondaba desde que entre la primera vez.

  • Carlos, has cambiado o modificado algo en tu despacho desde que empezó lo del coronavirus?

  • Define cambios?

  • Si, si has cambiado algo del mobiliario, si has quitado algo, si has movido muebles, cualquier otra cosa.

  • Jajaja… para tu análisis. No hay nada ni cambiado, ni movido. Para que tengas mas datos. Este mobiliario lleva conmigo años, donde voy viene conmigo y si es necesario modificar el despacho para que quepa, se modifica.

  • Muy interesante.

  • No me digas lo que piensas, que em da igual, no quiero saberlo. Es de las pocas cosas que adorno yo, como mi habitación, el resto es distinto. Pero ya tienes mas datos para seguir con ese análisis que nadie te ha pedido y que no te valdrá para nada.

Se fue para su ordenador y hurgo en el teclado y empezó a funcionar la impresora. Era verdad que tenia algo para mi marido. Pensé que era un cabronazo, había pensado que había buscado una treta para estar a solas conmigo. Había estado a punto de invitarle al cumpleaños y seguro que me hubiera dicho que no. por lo menso tuvo el detalle d preparar dos buenos cafés. Aproveche para darle las gracias por su regalo. “He recibido tu regalo, es muy bonito, pero no te tenias que haber molestado. No era necesario, lo que no se si es muy correcto el que hagas un regalo así a una mujer casada y tampoco que ella lo acepte. Le haces ese tipo de regalos a tus amigas, sobre todo a las casadas?” ahora si me lanzo una de esa miradas especiales, se puso a reírse, “me voy a morder la lengua y no voy a contestarte como quiero, solo te diré que no es normal que rompa la ropa interior de las mujeres de mis amigos”

Al oírle me di cuenta de que no había estado acertada en lo que exprese y que pudo ser peor la contestación. Introdujo los folios impresos en un sobre y me los dio diciéndome que le diera un abrazo mi marido de su parte. Ya en la calle mi conclusión es que había estado no distante pero si menos cercano que otras veces, aunque en algún momento vi como si se tensionara su mandíbula, lo que tenia claro que este estaba follando a destajo, que tampoco me extrañaba y estaba con la energía consumida.

Llevaba dos años diciendo que el día que cumpliera los 40 haría un fiestón y llegaba el día y de fiestón nada, seria un amago de fiestecilla y a esperar a mejor momento para el fiestón. Para la familia no lo iba a celebrar, la celebración la deja para mas adelante. Para que nadie se enfadara, la fiesta que iba a hacer el viernes, iba a ser con amigos nada más. Como casualmente Daniela, la pareja de Ray (amigo/hermano de Carlos) estarían de trabajo en Valencia, les invite. El resto de los invitados parejas amigas. El sitio ideal para la celebración hubiera sido la casa de Carlos con esas terrazas. De todo se encargaba mi marido y lo íbamos a celebrar en el pub del primo de mi marido, que estaba cerrado. La cena iba a ser toda comprada, nada que tener que cocinar, en plan picoteo, para no manchar mucho y no complicarnos la noche.

Las parejas invitadas cumplieron siendo puntuales. A las 22:10 estaban todas presentes. Muchos regalos y cuando me entregaron el suyo Ray y Daniela, Ray se disculpo por Carlos, “no ha podido venir, no se encuentra bien, lleva bastantes días fastidiado” le corte rápido porque no quería oír más. Aguante el tipo. Me llene de rabia por dentro y me fui al aseo. Daniela que se dio cuenta vino detrás.

  • No te pongas así, Ray te ha dicho la verdad. Ha estado a punto de venir. Si hasta te compro un regalo.

  • Daniela si da igual. Además no le había invitado. Seguro que fue cosas de mi marido. Eso es lo que me da rabia. No le invite para que no pudiera decirme que no y para que viera que no voy babeando detrás de él.

  • Disfruta de tus 40, de esta fiesta y olvida todo, pero lo que te he dicho es verdad.

  • Gracias Daniela desde que te conocí he visto que eres una tía de puta madre. Me quedo con eso.

Ya estábamos acabando de cenar y me había relajado. Nos estábamos riendo, mi marido me llevo hacia la cocina. Me pregunto si me había enfadado con él, “eso ya lo hablaremos luego a solas, pero te advertí que no le invitaras que no le dijeras nada, pero ya lo hablaremos mañana o pasado” estaba deseando que dieran las 12 de la noche apagar las velas e irme a casa. Antes de las 11 de la noche, llaman con golpes fuertes a la puerta. Todo los cristales, están bien tapados para que no se vea luz y el ruido no puede oírse porque esta bien insonorizado y tampoco estamos siendo muy bulliciosos. Ni el primo de mi marido ni nadie quiere abrir.

Quien se no se cansa ni se rinde, mas golpes y mas fuertes. El rimo va a abrir porque dice que al final se van a asomar todos los vecinos. Nos apartamos de la vista de la puerta, oímos hablar al primo y se cierra la puerta. Es Carlos, me emocione mucho, lo primero que hizo fue venir a felicitarme y darme un regalo. Lo abrí bastante nerviosa y no quería aceptarlo porque me parecía excesivo. Entonces se acerco a mi oreja, “si lo rechazas lo cogeré y me marchare, si lo aceptas me quedare y como me has hecho ese feo, ya sabes que te castigare” ante semejante “advertencia” lo acepte. Mi marido lo presento al resto de los invitados, después se fundió en un abrazo con Ray y mis amigas venían a ver con detalle el regalo y de paso a “interesarse” por mi amigo.

Antes de ser las 12 de la noche Carlos era el alma de la fiesta y eso que se notaba que no estaba al 100% aun así era fantástico. Apagaron todas las luces y traían la tarta con 40 velas, nada de un 4 y un 0. Apague todas en dos soplidos, me manche de cera de tarta y todos me daban dos besos de nuevo. Todos menos Carlos que no estaba, fui a limpiarme las manos y Carlos apareció y me felicito con un beso de tornillo que me sorbio todo el oxigeno que tenia dentro. Es que la forma de besar que tiene no es de este mundo.

Acabo y sin decir ninguna palabra se fue con los demás. Si lo que quería era ponerme fuera de sí, humedecerme, lo había conseguido. Quitaba toda posibilidad porque se notaria mucho hacer nada allí, la falta de cualquier se notaria y la falta de Carlos y la mía, levantaría unas sospechas difíciles de justificar, con algo que no fuera la verdad. No quiero generalizar pero la mayoría de los hombres son muy sosos a la hora de bailar y mis amigos no iban a ser menos. Las mujeres todas bailando y me extrañaba que Carlos no lo hiciera. Estaban hablando con el y algunos a pesar de ser amigos, teniendo el mal gusto de hablar de trabajo. Le veía escuchando y el pie moviéndolo al ritmo de la música, que en ese momento era muisca electrónica, muy conocida.

Le dejo el vaso a uno de los que hablaban con el y se vino a bailar y desato la locura entre las mujeres. Clavaba lo que bailaba, tenía un ritmo perfecto. Conocía bien a mis amigas y estaban cachonda con él. Hay una, mi amiga Rocío que es muy bailona, va a clase desde hace años y los fines de semana sale a bailar todas las noches por lo menos un día. Se enrollo a hablar con Carlos sobre música y bailes. No me hacia mucha gracia, porque sé que a Carlos por lo que he visto y oído a sus amigos, cree imprescindible como uno de los requisitos para que una mujer le atraiga mas, es que sepa bailar y le guste.

Rocío se fue con el primo de mi marido, al ordenador donde tiene la música y estuvieron seleccionado música. Me tuve que morder la lengua. Empezó a sonar un tango y se puso a bailar con él. Lo reconozco lo bailaban muy bien y mas sin haberlo hecho antes juntos. Fueron bailando distintas modalidades, hasta que llego una que no se como se llama y era no digo que pornográfica, pero casi. Los dos cuerpos pegados prácticamente, una música muy sensual, el con pocos movimientos de cintura, llevándola a ella y ella con unos movimientos de cintura y de culo exagerados, donde Rocío que ya de por si tiene un culo precioso, de esa manera se veía mas precioso. Carlos no se pero Rocío estaba como una estufa, que la conozco y hemos salidos muchas noches juntas. El remate que al acabar esa canción todos aplaudieron. Carlos dijo que luego mas y dejo de bailar.

Rocío me busco, me hizo que la acompañara al aseo y allí me lo confeso, “que perra y puta me ha puesto vuestro amigo, es que lo tiraba aquí mismo, si sabe bailar de esa forma, follar tiene que ser el paraíso” me aguante no decirle nada fuera de tono, me limite a recordarla que su marido estaba aquí también. No se corto y me decía que si lo pillara en los aseos se lo iba a follar. No eran ni la 01:30 y en vista de lo que me acaba de enterar les dije a los demás, “ya damos por terminada la fiesta que no estamos en tiempos de trasnochar, no por falta de ganas” todos lo entendieron y el primo de mi marido no dejo que recogiéramos nada, que ya lo haría el al día siguiente. Rocío fue lista, porque en un papel le escribió su móvil para que algún día la llamara y mirar a ver si podían competir juntos bailando. Carlos fue muy caballeroso, cogió el papel se lo guardo.

Daniela estuvo actuó con astucia, nos entretuvo a mi marido y a mí, hasta que todos se fueron. Porque Rocío ofrecía su casa para ir a tomar la ultima y Carlos se excusó, pero dejando sin comprometerse, la puerta abierta para quedar otro día. Carlos estaba poniéndose el casco y preparando su moto. Me dejaba helada que no me fuera a dar ni dos besos de despedida. Nos preguntó donde teníamos los coches, mi marido le dijo que nosotros habíamos ido paseando y Ray señalo donde estaba el suyo. “bueno para no perder tiempo, podéis ir en el de Ray, luego os llevo yo a vuestra casa en el mío” que manera de invitar, ni preguntaba. Íbamos pare el coche de Ray cunado mi marido quería que fuera sola y me decía que ese era su regalo especial, que fuera sola, que el me esperaría. Me negué a irme, le dije que no quería tener nada con Carlos.

El me insistió que sabia lo que iba a pasar, que lo sabíamos los tres. “Se que posiblemente sea así y pase algo, lo que quiero es que si pasa estes tu allí conmigo, sentirte a mi lado, te quiero y te necesito” no se lo decía por decir, porque también se lo dije estando el, lo pasaba mejor. Se convenció y se vino conmigo. En el coche nos enteramos que Ray estaba preparando sin que Carlos se enterase, una fiesta de cumpleaños para él. En un principio se celebraría a finales de junio o el mes de julio. Querían darle una sorpresa por muchas cosas que le habían pasado y la fiesta quería que estuviera coronada con una sorpresa muy especial para él, algo que no se podía comprar con dinero. Nos ofrecimos para ayudar a conseguirlo y nos dijo que solo Victoria podía, pero que estaba cerrada a colaborar, que no se podía permitir mas enfados con Carlos. Intentaría que Daniela me lo contara.

“Ray no notas a Carlos como mas apático? O solo me lo parece a mí” me miro por el retrovisor y me contesto, “puede ser, pero es que no se encuentra bien, el martes va al medico y seguro que le ponen las pilas y vuelve a ser el mismo. Es que se le acumula todo. Estaba ilusionado con un viaje a Extremadura, ilusionado como hace mucho que no lo estaba, no se si por algo personal o profesional, pero se le notaba en la voz que era como el descubrimiento del santo grial y de la noche a la mañana lo anula todo y luego esta como esta, aunque por lo que he visto esta noche lo que sea se le va pasando. Es un toro, es muy fuerte, en poco esta nuevo” me empezaba a creer que era que estaba pocho y no agotado de follar a todas horas. Y si entonces era verdad no había nada que hacer esa noche.

Al bajarnos le dije a mi marido, “ves como has hecho bien en venir, que esta noche no va a haber tema” subimos y Carlos ya tenia vasos, bebidas, dos cubiteras de hielo, todo preparado en la terraza. Música muy suave. Nos pusimos cómodos y Daniela me miro de forma especial y fuimos al baño. Me decía que ella se iba a llevar a Ray y me dejaba el campo libre para que estuviéramos con Carlos, puse en duda que pudiéramos hacer nada y Daniela me decía, que estará un poco bajo, pero que lo que decía Ray era verdad, Carlos era un toro y riéndose añadió que para embestirme esa noche.

Nos volvimos a sentar y las bebidas las teníamos todos con un par de sorbos, no llegaban ni a la mitad. Daniela se levanta dice que se van a dormir y Ray le señala que las bebidas están casi llenas. Daniela no dice nada, coge la copa de el y se la da, coge la suya y dice las acabamos en la cama. Mas contundente no pudo ser y el nos dio también las buenas noches. En es punto está nerviosa, quería y no quería, sé que es difícil de entenderme. Carlos dio su ultimo sorbo y nos dijo, “solo queda por decidir entre dos cosas, os llevo a vuestra casa o vamos a la habitación y castigo a tu mujer por el intento de desprecio al no aceptar de primeras el regalo. Qué hacemos?” Juro que estaba decidida a decir que nos íbamos para casa, porque prácticamente se dirigió a mi marido y no a mí. “Adriana creo que Carlos tiene razón y esta en su derecho de castigarte. Ha sido un feo muy grande lo que le has hecho. Por eso creo que debe ser duro contigo y mi obligación es ayudarle”

No daba crédito, mi marido quería ver como me azotaban y encima se ofrecía a ayudarle. Quien era mas sumiso el o yo. Mi respuesta, conteniendo lo cachonda que estaba fue, “eso es lo que quieres CORNUDO SUMISO? Pues vas a ver lo que es bueno” me había excitado que mi marido dijera eso y ya me daba igual todo, poco me pensaba contener. Nos fuimos a la habitación y Carlos no se esperó, mando a mi marido que me desnudara y descubrió que llevaba uno de sus regalos, la de color esmeralda, vi que le gusto como me quedaba. Se fue por las palas, ni esa noche, la de mi cumpleaños iba a cambiar. Debió de leer mis pensamientos, porque me dijo que lo mismo el día que no lo pidiese ni pensase, lo haría de otra manera.

Note que no estaba de verdad bien, porque no me “pegaba” con las ganas de otras veces. De todas maneras me daba una buena tunda y desde el principio no pare de decirle a mi marido de todo y cuando digo de todo, es TOOOODO. Le “insultaba” le provocaba, destacaba lo que Carlos me hacía, como me sentía. Ver la cara de excitación de mi marido y oírme me excitaba, como también todo eso excitaba a Carlos. No estuvo dándome tanto tiempo como otras veces, dejo caer las palas y por los espejo pude ver mi culo con buen color, pero no el de siempre. Lo tenía todo muy sensible. Me llevo a donde estaba mi marido. Me hizo ponerme sentada de lado sobre las piernas de mi marido. Me coloco su polla a la altura de mi boca y me puse a mamársela. Veía su cara llena de placer y de reojo veía a mi marido con cara de cornudo salido. Con mi lengua saboree liquido pre seminal de Carlos.

Me hizo ahora apoyarme sobre mi marido y de una sola penetración me lleno toda, por completo y sin quitar la mirada de mi marido se lo hice saber de la forma mas basta que pude y lo finalice con un morreo con sabor de Carlos. Mi marido me comía la boca con una rabia deleitosa. Carlos lo hacia con suavidad y cuando pare de besarme con mi marido, todo cambio, me follaba como nadie lo había hecho jamás, con una potencia y un compas alucinante, como si fuera un baile. Sentía sus manazas agarrando mis cadera y como me cogían con fuerza. Cuando la sacaba toda era como si absorbiera todo el aire de la habitación y cuando me penetraba con esa potencia y con eso que me llenaba por completo, el aire me salía al mismo ritmo que la penetración. Cuando menos me lo esperaba, abrace a mi marido por el cuello y pudo oír el inicio de mis gemidos en su oído y como explotaba con un orgasmo insuperable. Como me ocurría muy a menudo con Carlos, las piernas me temblaban, me fallaban.

Rápidamente me cogió con sus brazos, me llevo a la cama y me dejo sobre ella con mucha dulzura, se puso a lamerme todo el cuerpo, conseguía que por segundos me volviera a excitar y cuando llego a mi clítoris, me volví loca. Su lengua era como el resto de su cuerpo, un musculo, órgano, apéndice, lo que sea, que estaba entrenado para dar placer. Porque era algo inaudito, como entraba, como salía, como lamia, como chupaba, te llevaba al éxtasis de 0 a 100 en décimas de segundo. Como te veía excitarte tanto, sabia que lo hacía bien, la oír los gemidos que me sacaba hacía que su seguridad en lo que hacia fuera total y era un estado superior a donde te llevaba con la lengua.

Me dejo al borde del orgasmo, pero justo al limite en el que iba a iniciar mi orgasmo y cambias los gemidos por una mirada de querer fulminarlo en el instante. Que te provoca que tu cuerpo se retuerza de rabia. Se puso de rodillas entre mis piernas. Me penetro y después de varios vaivenes suaves, la saco y en esa postura, estando yo boca arriba, quería hacérmelo por el culo. Me asuste un poco, sabia que me iba a gustar, pero es que no se había lubricado con nada, salvo con mis líquidos y tampoco me puso a mi nada.

Una vez mas me relajo, con sus palabras y sus caricias. Me decía que era hora de intentarlo sin nada, no se si por los nervios o porque, dije que al intentarlo me dolía. Le suplique que se pusiera algo y para que lo viera, le ordeno a mi marido que lo cogiera de un sitio y se lo pusiera. Vi a mi marido encantado y como Carlos le puso un poco de gel en la mano. Mi marido empezó a distribuirlo sobre la polla de Carlos, me ponía muy cachonda no, lo siguiente ver a mi marido haciéndolo. No lo podía evitar. Carlos tuvo que pararle porque se estaba animando y le hacia una paja en toda regla.

Ahora sí, con la misma delicadeza de otras veces empezaba a penetrar mi culo. Esta vez me gustaba mas, porque podía ver sus ojos y viéndoselos detectaba cuando iba a penetrarme más. Note a la perfección como me entro, lo note mas que nunca y me gusto mucho más. Aumento el ritmo muy suavemente, mando a mi marido que me lo comiera y se puso a hacerlo. Cuando mis gemidos aumentaron ostensiblemente, le mando quitarse y sus penetraciones eran “brutalmente” fantásticas. Me impresiono lo que nunca vi en él, sudaba por la frente como si le tuvieran puesta una manguera en la cabeza. En ese momento pensé que era la posición y el mantener sus brazos en la posición de aguantar su cuerpo para no dejarse caer sobre mí. Todo se me fue cuando sentía llegar mi orgasmo, me toque un poco y lo tuve como el anterior, Carlos no paro, era como si no se hubiese dado cuenta y siguio a la misma marcha llevándome a otro orgasmo mas y el sin correrse.

Se quito y se tumbo a mi lado. Al ver su cara le pregunte si se encontraba bien. Me dijo que si, que había sido una subida de calor. Se fue al baño, oímos la ducha, mientras mi marido y yo nos mirábamos sin saber que decir o hacer. Al verle salir con una toalla enrollada, se le veía mejor cara, debía de ser lo que decía. Encendió el aire acondicionado y se tumbó, diciéndome con sonrisa pícara que no habíamos acabado. Me puse una camiseta de el y fuimos a la cocina. Cada uno tomo una cosa, mi marido una coca cola, Carlos agua fría y yo una fanta de limón. Antes de beberse su agua, Carlos fue a la despensa y trajo dos botellas de agua para la nevera. Bebió su vaso de agua y casi automáticamente empezó a vomitar de una manera que ni mi marido y yo habíamos visto jamás. Era como una fuente. El se llevaba una mano a su tripa y con otra se apoyaba en la isla de la cocina.

No soy de decir tacos pero nos acojonamos mi marido y yo. Fui corriendo a la habitación de Daniela y abrí al puerta sin llamar, estaban en plena “faena” grite algo y regrese a la cocina. detrás vino primero Ray completamente desnudo y luego ya tapada Daniela. Carlos se había ido a la habitación, estaba en la cama tumbado, blanco como el papel. No se le entendía a Carlos, Ray pego su oreja a la boca y dijo de llamar a una ambulancia. La ambulancia no tardo en llegar era una del SAMU, venia un medico y nos mandaron salir de la habitación a todos menos a Ray que es el que mas sabe de él. Salió y cuando lo hicieron con Carlos lo llevaban con suero y con muy mala pinta, no dejaban ir a nadie pero Ray y mi marido fueron detrás. Bajar a Carlos iba a ser un poco problemático, la camilla no cabía en el ascensor y la silla que llevaban, era difícil de llevar con el peso y el tamaño de Carlos.

Amaneció y no sabíamos nada a excepción de que estaba en el quirófano. A las 9 de la mañana Ray nos mandó un escueto wasap que nos ponía una cara sonriendo y un pulgar hacia arriba acompañado de un brazo haciendo fuerza. Llame a mi marido y fue mas escueto, “solo se lo que me ha dicho Ray, porque solo le han dejado pasar a él. Que ya esta bien que esta esperando a saber si lo subirán a planta y que tiene para una semana. No le he podido sacar más. Ahora cuando salga le preguntare más”

Al medio día Ray logro hablar con él, que estaba “bien” y aunque le ofreció llevarle una Tablet o el portátil, no quería nada, quería seguir desconectado y solo le indico que Victoria le llevara sus correos. Ray quiso aprovecharse de la situación para conseguir meterse en sus correos y encontrar una dirección para la sorpresa de la fiesta sorpresa de cumpleaños. Carlos no cambio de opinión. Hoy domingo Carlos que estuvo con él, le paso el móvil para poder hablar con él y no logre sacarle de sus dos palabras favoritas “DE LUJO” que era como estaba. Ni dos minutos hablamos. Y así fue mis recién cumplidos 40 años, hace años dije que seria una fiesta inolvidable y vaya que si lo ha sido.