Desnudando a Carlos (CARTUZ)
Desde la serenidad más absoluta, sin rencor, sin odio y sin ser una venganza
Empiezo pidiendo comprensión, porque este no es mi mundo y porque seguramente no sepa trasmitir como quisiera lo que deseo expresar. Para que no haya malentendidos, quiero iniciar esta narración dejando claro que ni es una venganza, ni ninguna represalia. Tampoco albergo ni odio, ni ningún rencor, ni si quiera desprecio o antipatía.
Quiero hacer una narración haciendo una descripción de todo lo que me ha sucedido, haciéndolo desde mi libertad, pero con la más absoluta ecuanimidad y honestidad de la que soy capaz.
A pesar de que mi marido me ha aconsejado que no lo hiera, después de escuchar sus argumentos, he decidido desde mi independencia, desde mi autonomía como persona seguir adelante. No creáis que no me cuesta. Darme de alta en la web, crear un correo electrónico nuevo y lo primordial, escribir lo que he sentido y siento, a sabiendas que no se si alguien llegara a entenderme.
Para hacer más fácil e inteligible, me referiré a mi marido como Tiano y a mí como Adriana, que tampoco se de donde salieron esos nombres.
Realizada esta entrada, a quien lo lea, lo entenderá mejor si saben que me refiero en todo momento a un relato publicado en esta web, titulado -¿Principio de nada, final de algo? del I al V, autor CARTUZ- ya que en su narración soy la protagonista no consciente y desde la serenidad, quiero hacer un análisis y narrar como lo he vivido personalmente.
En la forma de hacerlo si hare caso de los consejos de mi marido, que por lo que he descubierto es un asiduo lector y me ha asesorado en cómo hacerlo (El uso de la negrita, de la cursiva, las comillas, los puntos suspensivos)
Inicio mi narración contando lo más básico, lo mollar de todo. Cuando y como llego a conocer a Carlos. Abrieron una cafetería y prácticamente desde su apertura empecé a ser clienta habitual. Como cuenta Carlos, los que acudimos somos normalmente los habituales y cuando llega alguien no habitual, llama la atención. Eso paso por el mes de mayo del año pasado. Estaba tomando mi café habitual y conversando por whatsapp cuando se oye abrir la puerta y de forma inconsciente mire y regrese a lo que hacía. Hasta que volví a mirar. Era una criatura que alegraba la vista, menudo hombre. Alto y se le veía fuerte, trajeado, una corbata que llamaba la atención lo bonita que era, zapatos limpísimos, algo en lo que me fijo siempre. Iba echo un pincel. Hasta ahí todo bien, cuando hablo ya no me parecía tan bien. Entablo una conversación preguntando el tipo de café que tenían, se enrollaron los dos y se veía que entendía de cafés, aunque me recordaban muchos y ya pido perdón de antemano, a esos madrileños que van de sabiondos. Tomo dos cafés distintos y en ambos le levanto un dedo en aprobación.
Se notaba que era ordenado. Se quito la chaqueta y no la dejo de cualquier manera. La doblo de una manera especial y la dejo sobre una silla. De la cartera que llevaba, saco varias cosas y las dejo en un orden en la mesa. Muy ordenado. Mirándolo con disimulo me decía este si me lo propusiera Tiano, sería difícil decir que no y con ese pensamiento “cochino”, se me ponía una sonrisa “maligna”.
A partir de ese día, ese hombre aparecía todos los días, normalmente a la misma hora y se marchaba después de que lo hiciera yo. A mí me gusta variar mi vestuario, pero este tío me ganaba. No repetía traje, ni zapatos. Lo de las corbatas me fascinaba, porque no había ninguna que fuera hortera como muchas que veo. El nudo era perfecto. A que se dedicaría? Era muy enigmático. Cuando llegaba hablaba 5 minutos mientras le ponían el café y menos de futbol, hablaba de todo y se notaba que sabía. Un día habían cambiado el horario los de la cafetería, por la tarde estaba él y por la mañana ella, eran pareja. Con ella que tenía más confianza, logre sacar la conversación y ella me decía que ya se lo habían dicho, pero que no lo había visto, que esperaba verlo ese día y tampoco sabía nada, que su pareja había intentado sonsacarle pero que el tío esquivo bien las preguntas.
Llego y nos miramos las dos. Ella me hizo gestos indescriptibles, pero que yo entendí lo que quería decir y me tuve que aguantar la risa en algunos momentos. Cercano al 1,90 o lo mismo los pasaba. Quiero ser sincera, pero si vestido estaba así, como estaría desnudo, madre mía. Pensaba eso y ya me arrepentía de haberlo pensado. Me arrepentía porque no es que me vea mal, pero un hombre como ese las tendría a puñados y seguro que mujeres esculturales y altas.
Este año cumplo 40 años. Mido 1,62 m. No soy Emily Ratajkowski pero sé que estoy bien, me cuido, hago mis ejercicios, llevo una buena alimentación, no fumo y bebo socialmente. Mis amigas y mi pareja (estoy casada) dicen que me parezco mas a Úrsula Corberó, mi pareja dice que sobre todo en el trasero. Normalmente, por lo menos en esta última temporada llevo un corte bob de media melena, hasta que me canse de verme así. La verdad es que es como mejor me veo y mas partido saco a mi cara. De pecho (no diré la medida) estoy bien, una talla normal. Me veo algo más que resultona.
Como persona, si me encuentro en un ambiente adecuado, soy divertida y festera. Si no, soy reservada y desconfiada, más de lo que quisiera. Mucha culpa la tiene mi profesión, que aunque quiero desvincularme de ella cuando no estoy ejerciendo, me es imposible, amistades, familia y mi pareja, lo dicen, deformación profesional. No diré el tiempo que llevo casada, lo suficiente para conocernos perfectamente mi pareja y yo. No tenemos hijos, de cara al resto del mundo porque no queremos, la verdad porque mi pareja no puede, aunque si se esforzara lo mismo podría. Si me gustaría ser madre, pero si no se puede, pues a aguantarse. Esto lo cuento, porque aunque nadie va a saber quién soy, mi pareja me dice que sea yo, que no oculte mi verdad.
Mi pareja físicamente es normal en todo. No es tan festero como lo puedo ser yo, es de los que cuando salimos y hay que bailar, es como una estaca, no le gusta nada bailar y si lo hace es por contentarme a mí. No nos ocultamos nada y en el sexo es bastante imaginativo, lo que le falta en el baile le sobra en este terreno. Desde hace ya tiempo, está empeñado en “innovar” en la cama, como le gusta decir. La innovación pasa por meter como mínimo a un tercero. Como fantasía está muy bien y anima nuestros momentos de cama, pero en frio me entran escalofríos. Porque no lo entiendo, aunque sé que podría llegar a entenderlo. Miedos, todos. No utilizo ninguna medida anticonceptiva y el látex de los preservativos me causan pequeños problemas.
Y no me voy a poner un DIU para un encuentro fortuito, ni un condón femenino, ni un anillo hormonal y mucho menos la píldora que me causa unas fuertes migrañas, bajándome la libido y paso. Si a esto le sumamos los candidatos propuestos por mi pareja, mejor la abstinencia. Me dice que el listón lo tengo muy alto y es verdad.
No lo he dicho antes, pero lo hago ahora. No me gusta que se metan en mi vida, por eso tengo unos grandes tiras y aflojas con mi propia familia. Que no se dan cuenta de que tengo mi vida propia y que mis decisiones las tomo yo y cansada de que me pregunten si no voy a tener hijos o cuando tengo algún pequeño retraso, ya estén especulando con un embarazo. Me dicen que soy mandona llegando al autoritarismo o la dictadura. No estoy en nada de acuerdo, aunque reconozco que por ejemplo en mi casa soy un poquito así, pero porque mi pareja es muy dejada y si fuéramos los dos así, la mierda nos comería y en las decisiones importantes, al final me toca decidir a mí.
Todos los seres humanos, estemos casados o no, necesitamos un espacio propio. Un espacio donde poder espirar, pensar y meditar. Pues mi espacio lo encuentro en esta cafetería, que no está de paso, tienes que ir exprofeso a ella. Además de un café fuera de serie, tienen los mejores mini croissants. Me enseñaron que el café se toma sin azúcar. Es un sitio tranquilo, una buena selección de música de fondo y si no das pie, nadie te incordia.
Siguieron pasando los días y algunos de esos días estuvo conmigo alguna amiga y coincidíamos en los comentarios sobre ese hombre. Todo cambio a finales de mayo, el día no me acuerdo. Cuando llegue él ya estaba dentro. Detrás de mi entraron varios chicos, de no más de 20 años. Venían con ganas de tonterías, primero se metieron con el camarero y este de buenas maneras les pidió que se comportaran, pasaron de él. Carlos (Ese día fue cuando me entere de su nombre) estaba a lo suyo, como si con el no fuera nada, tanto cuerpo, tanto musculo y calladito.
El mas provocador se vino a mi mesa y se sentó, me lleve un buen susto porque no me lo esperaba. Me entro de malas maneras y como no se estarme callada saque un euro lo puse en la mesa y le dije que se fuera a comprar un bollo. Para que le dije eso, se puso como una fiera, me insulto, me dijo que el euro me lo metiera por ese sitio. El camarero venía a auxiliarme y otro de los amigos le dijo que no saliese de la barra. Casi me hago pis, me temblaba todo. Carlos se decidió a decir algo, pero sin moverse del sitio, siguio sentado. Le decía que se relajaran, que se sentaran y no dieran voces. Lo decía tan relajado que me dejaba alucinada, si se harían colegas y todo. El que me insulto a mi le dio voces diciéndole si le iba a pegar con la corbata o algo así. Le siguio provocando, eso me venía bien porque ahora se olvidaban de mí.
Todo empeoro cuando Carlos, le decía algo de tonto, imbécil, no sé qué y le acaba llamando gilipollas. Ver a ese chaval irse a por Carlos como un toro desbocado, que no era pequeño que era también muy alto. Fueron segundos, pero no sé cómo, le fue a dar un puñetazo, Carlos lo esquivo y cuando nos dimos cuenta, le tenía un brazo por el cuello y poco después, quedaba como dormido. Hablo con el resto de la pandilla, mas bien les ordeno, despertaron al listillo y se marcharon.
Carlos fue a su mesa, recogió todo y se marchaba, no le querían cobrar, dejo el dinero en el mostrador y se fue. Pase del nerviosismo a otro estado que ya imaginareis. Menudo hombre. Antes de irme le dije al camarero que al día siguiente no el cobrara, que estaba invitado por mí. Al llegar a mi casa se lo conté a mi pareja y se dio cuenta como me había puesto y se dio cuenta porque me propuso que fuera ese el tercero. Ni caso le hice. Falte dos días y el día que llegue me dijo el camarero que no había aceptado mi invitación. Porque no aceptaba invitaciones de quien no conocía. Paso de caerme bien a caerme fatal. Seria tonto el musculito, que falta de empatía y sensibilidad.
Unos días después ocurrió otro echo que me hizo pensar mucho, ese día Carlos iba con una chaqueta y un polo. Era la primera vez que no le veía de traje. Me fije mas, media ahora lo veía ya como de 2 metros poco le faltaría. Los brazos musculados. Me llamo la atención que no se le veía ni un tatuaje, algo raro hoy en día y mas en la edad de él, que no estaría ni en los 35 años. Con esos pantalones se le marcaba un trasero perfecto, tenía razón mi cuñada, que un día que lo vio dijo que eso era un culo y no lo que se veía por ahí. Lo que decía, entro una mujer con dos niños, exactamente niño y niña, casi de la misma edad. La mujer que era joven, venia blanca, le dijo al camarero que se sentía mareada, por lo que se ve un problema de azúcar.
Carlos, el hombre imperturbable, actuó rápido, se acercó la ayudo a sentarse en una silla. Se encargo de todo. A los niños no había quien los calmase, era una escandalera, me acerqué a ellos y no había manera, se acercó otra persona y el resultado el mismo. Carlos se fue a donde el niño y la niña, se puso de rodillas en el suelo, empezó a hablar con ellos y no sé de qué manera logro que se calmaran. Bromeo con ellos y mientras la madre se recuperaba, el con unas servilletas les hizo “magia”, con las servilletas hizo jugando que le salieran de la mano una flor. Hizo dos, una para cada uno. La madre se recuperó del todo y los niños querían seguir jugando con él. Como podía ser un hombre que unos días antes fue virulento con ese grupo de chavales y hoy era todo corazón con los niños, como podía tener ese afecto.
Aunque no soy madre y tal vez nunca lo sea, pero tengo claro que Carlos, seria seguro que muy buen padre cuando lo fuera, si es que no lo fuera ya. Alianza no llevaba por lo menos. Es que cuando se fueron y se sentó otra vez en su sitio, ocultaba una sonrisa de felicidad. Que ser más raro y que difícil descifrarlo. El descifrarle estaba siendo ya un reto para mí.
Lo que presuponía de él, es lo que me defraudo al final. No podía imaginarme que escribiera sobre mí. reconozco que cuando vi lo que me había imprimido mi marido, me entro rabia, ira, enfado, todos los sentimientos que no debe de tener una persona, pues los tuve todos, que se mezclaron haciendo un coctel explosivo, que me llevo a perder un poco los papeles y acudir a la cafetería a tirárselos en la cara.
Un día desapareció y ni el del café sabía si le había pasado algo. Era raro, que de la noche al día hubiera desaparecido, lo primero que pensé, claro no iba a venir a verme a mí. Los días pasaban y no me atrevía a preguntar, se abría la puerta y con disimulo miraba, nunca era él y no sé porque miraba, si nos había dado un plantón. En diciembre, antes de la navidad, el día menos esperado, lo veo entrar y me llene de alegría, no hice ni una mueca para que no se me notara, se va a una mesa deja todo como siempre y luego se viene hacia mi mesa.
Me fue a saludar y en un acto que luego me lleno de vergüenza, porque actúe como una cría, recogí mis cosas, me levante, le mire con indiferencia y me marche. Nada más salir me di cuenta de mi metedura de pata, me entretuve con el móvil, pero él no salió, le vi de reojo, hablando desde su mesa con el camarero. No se veía nada afectado. Le cuento a mi marido lo sucedido y espero un apoyo, un algo de él y lo único que hace es partirse de risa.
Quede con unas amigas y fuimos a tomar café, era como mi guardia protectora. Carlos sentado con sus auriculares puestos y pasando de mi totalmente. De vez en cuando miraba algo en el móvil. Ya paso de mirarle y llega mi marido. Vine nos saluda a odas y se va a la mesa de Carlos. Se pusieron a hablar con una alegría inusitada, de la conversación logre enterarme que se había tenido que ausentar de España, pero no sé para qué. Solo oía que a todo lo que le preguntaba Tino, él contestaba que todo de lujo.
Mi marido de camino a casa me conto que nos había invitado a cenar el sábado, en desagravio por el plantón. Tiano sin consultarme acepto y al hacerlo así me facilito el poder aceptar. Para la cena me vestí “adecuadamente” y eso sí, con unos buenos tacones, porque unos tacones mejoran sin duda la figura de una mujer. Ya sentados, me dio un regalo, un buen perfume y que me gusta mucho, fui a darle dos besos de cortesía y el muy granuja me los dio casi en mis labios. Ya eso me altero y lo que me preocupa que se me notara.
Tiano que parece a veces del CSI, quiso saber sobre su ausencia, sobre su viaje y Carlos le respondió que no le gustaba hablar de trabajo, como tampoco de política ni de futbol, cenando o comiendo. Mi marido nos dejó solos y no se quien saco la conversación, pero hablamos de las fantasías de mi marido y si no le daba corte acostarse con un matrimonio o una pareja. Su respuesta resulto convincente, le daba igual. Cuando ya estaba mi marido, seguimos con la misma conversación y mi marido, con algo de mi ayuda, puso unas condiciones y Carlos no la acepto. Todo porque era el que “mandaba” y me saco de quicio.
Pero que se creía este chulito? A mí con esas tonterías? Pues si tenía dudas, ya me las había quitado y Tiano también le sentó mal, a pesar de no expresarlo, se sus tipos de cara. En otro momento en el que quedamos solos, con una naturalidad inusual me dijo que tarde o temprano acabaríamos follando. Nada de acostándonos o haciendo el amor. Me falto un santiamén para mandarlo a segar, pero no, no estando mi marido.
Tiano se recompuso y nos llevó a tomar una copa, fuimos todos en nuestro coche, porque Carlos había venido en taxi. Pensaba en que iríamos a una de las cafeterías que conocíamos, una copa y para casa, porque no había salido como mi marido quería. Me puse tensa cuando vi el camino que llevábamos. Íbamos a un sitio, al que le gustaba llevarme mi marido, en el que hay muchos tíos solos y que en el momento que pueden te pegan la cebolleta. Le gusta llevarme para ver si me decido a cumplir sus fantasías, porque el sitio también es muy oscuro.
Fuimos a bailar Carlos y yo, en buena parte instigados por mi marido y mi pensamiento y deseo, aunque me gusta bailar, es que Carlos fuera como la mayoría de los hombres, que no saben bailar y en dos bailes otra vez sentados. Con lo grande que es, normalmente son arrítmicos. Estupefacta me quede al verle bailar, este tío si sabe bailar, aunque dijera que no mucho.
Se fue animando y me toco varias veces el culo, pero tenía dudas si era intencionado o no. por lo que no puse ningún reparo, pero se encendieron mis alarmas. En un baile de los que mi marido los llama bailes sobón, Carlos y yo quedamos pegados, durante un momento de la música. Lo que note, además d estar duro, no era normal. En cuanto pude nos volvimos con mi marido y ya estaba muy “nerviosa”
No debía de estar muy acostumbrado al alcohol, porque le pedí una bebida especial y se “asusto” al ver como pegaba. El momento más explosivo vino cuando pone su brazo por detrás de mí, sobre el respaldo, que yo lo notaba y su mano sobre mi rodilla. Me corto la respiración, mire a mi marido y estaba mirando las musarañas. Con una cachaza tremenda, va subiendo su mano. Mi corazón se me sale por la boca, da igual lo que haga, sabe cómo estoy, porque noto como mi piel se ha erizado toda. Mi marido ya se dio cuenta y nos miraba, me quede expectante por ver que hacía o decía. Solo miraba, me parecía increíble, anormal.
Todo se me fue cuando note sus dedos rozando mi ropa interior y el escalofrió que me produjo. Manos grandes pero habilidosas, sobran las palabras, cerré los ojos y me deje llevar, si a mi marido no le importaba, a mí en ese momento tampoco. Me quería besar y yo me decía que no, notar sus labios fue como una llave para abrir mi boca y besaba de una manera especial, mas que especial, lo siguiente. Ya podía hacer conmigo lo que quisiera, le besaba como una loca y el capullo, va y para sus dedos en el momento culmen, para matarlo no una vez, si no dos o tres.
Me abrazo, cogió, que se yo, con esos brazos inmensos y cuando me quise dar cuenta la mano izquierda estaba tocando mis pechos. Nadie me ha llevado a un orgasmo de esa manera. Lo mismo por la situación, el lugar, por lo novedoso. Va y luego pensando que íbamos a rematar la noche, dice el tío que no. Nos suelta la matraca y se va. Me dije y le dije a mi marido que una vez y no mas, que se fuera a la m…
No fue así porque como cuenta el paso más veces, en sitios que no creí jamás que haría una cosa así y menos casada.
Tuvimos un problema y el desde el principio se ofreció a ayudarnos. Con contundencia casi ordenando, nos decía que nada de hotel, que su casa era muy grande y tenía sitio. Por el camino nos preguntaba que nos gustaba para cenar, carne, pescado, verdura, pasta. Como es lógico le decíamos que cualquier cosa y mi marido al final le dijo que por el pescado, pero que llamaría a un japo y pediríamos sushi, Carlos decía que nada de eso. Iba contenta dentro de mi disgusto, porque viendo la casa de una persona se sabe bien como es.
Aunque ya se sabe qué pasa con la casa de un soltero. Lo de la casa grande no lo había dicho por decir. Nos mostró nuestra habitación y nos enseñó parte de la casa, haciendo hincapié como quien no quiere la cosa, de que había un sitio que no le gustaba que entrara nadie, no es que lo prohibiera, lo hizo como comentario. Muy diplomático. No era la típica casa de un soltero, no había una mota de polvo, nada fuera de su sitio y lo que más me llamo la atención, no había ni una foto de nada ni de nadie. En qué casa no se ve una foto en algún sitio? Ya lo digo yo, en ninguna.
Es que dé el no sabíamos nada, a excepción del nombre, que era culto, que era amable y simpático, que vestía bien y por lo que veíamos no andaba mal. Carlos dijo que iba al Corte Ingles a comprar el pescado y que nos gustaba y empezó la lucha de gallos. Porque mi marido quería ir y comprarlo el, Carlos que éramos sus invitados. Que paso? Se bajaron los dos a comprar.
No lo voy a disfrazar, nada mas irse me puse a examinar la casa. Su dormitorio una pasada, si lo ve mi madre se queda en la casa de okupa. Tenía un montón de espejos, pero no colocados de cualquier manera, estaban perfectos y quedaban muy bien, una sesión de cama tenía que ser el no va más. Otra cosa llamativa, dos vestidores inmensos, uno con ropa de hombre, perfectamente colocada, los trajes por tonos y las camisas por colores, un corbatero con todo estilo de corbatas.
El otro vestidor, era del mismo tamaño pero distinto, porque tenía un mueble hecho a medida, con una butaca baja y un espejo con iluminación led. Era un vestidor para mujer, estaba claro, la casa que vendría así. Una habitación pegada a la principal, vacía y pintada en un color gris perla suave. Salón grande, cocina inmensa, con una isla de película y ahora llega la misteriosa habitación.
Era una habitación sin sentido. Era más grande que el propio salón. Como en el primer tercio de la habitación había montado un despacho. Mesa de cristal, asiento anatómico, un ordenador con pantalla doble, no sé para qué. Las primeras y únicas fotos que vi. Era un collage grande, en la que se le ve a él, haciendo distintos deportes, con amigos y con alguna persona muy conocida, ninguna política. Detrás del sillón de la mesa, un paragüero con varios tubos dentro. Los abrí y eran diplomas de sus estudios, quien lo iba a decir. Dos no pude abrirlos. Luego algo llamativo, nunca había visto tanto libro junto ni tanto discos antiguos de los grandes.
En el centro de la habitación un sillón de tres plazas, una mesita de salón y si te sientas, ves enfrente un cuadro de buen tamaño, todo el tema del cuadro es un niño con una cara muy graciosa. Puede ser que sea el de pequeño.
Se puso a hacer la cena y es un auténtico cocinero, como maneja los cuchillos. Un detalle importante, mientras cocinaba y hablábamos, nos ofreció algo de beber, él y yo vino, mi marido una cerveza. Carlos lo primero que hace, colocar posavasos. La segunda vez que mi marido dejo el vaso fuera del posavasos dejando el cerco, Carlos no se cortó ni un pelo, diciéndole que usara el posavasos. Según manchaba algo y terminaba con el utensilio que fuera. Lo lavaba y a su sitio. Muy meticuloso.
Estuvimos un poco más de dos días y como ya nos avisó, durante ese tiempo no intentaría nada y así fue. Hasta aquí he contado, como un ligero resumen. Para ahora poder desnudarle yo a él, como él ha hecho conmigo. Repito que no es una venganza, es para que se dé cuenta de lo que puede llegar a sentir otra persona y para que se vea que soy justa, diré lo bueno y lo malo.
Aunque parezca una persona extrovertida, que lo es, pero a medias. Porque lo es mientras no se trate de entrar en su persona en sus sentimientos, en ese momento se vuelve una persona introvertida, lo que pasa que sabe cómo dominar esa faceta y no se nota a penas. Una de sus armas es que el tampoco trata de entrar en la vida de los demás.
Es una persona dominante, se le nota. La diferencia con otras personas dominantes es que le sale de forma natural y sin perder el respeto. Se le ve una confianza interna desde que le conoces. Dice el no, de una forma natural y sin parpadear, seguro de sí mismo. Puede hablar suave, ero con contundencia, pudiendo embelesar y atraer tanto a mujeres como a hombres. Lo que conté con los chicos, puede ser agresivo no es la palabra, contundente y luego con los dos niños delicado, pero siempre dominando la situación. Esto en la vida normal, por lo que supongo que tiene un puesto de trabajo donde es el líder.
En el aspecto sexual se le nota mucho más. Hasta a mí, me ha llevado a su terreno, a donde quería, aunque no se llegó armas, porque mi marido me enseño todo. Aparte de esto, en su casa descubrí una serie de objetos para algunos tipos de placeres, que dejan meridianamente claro sus gustos sexuales en parte. No es que sea nada malo, que el verlos además de sacar alguna sonrisa, hace sentir hormigueos en la tripa. Lo extraño, que está todo embalado sin usar. En espera de alguien? En espera de algo? Otra incógnita más.
Pasando a otro aspecto. Lo llamaremos “manías” aunque no sería la definición exacta. Limpieza y desinfección. En esos dos días, pude descubrir a una persona meticulosa en la limpieza y desinfección, no había visto nada más que a mi madre. Todo colocado, nada fuera de su sitio. Unos por mucho y otros por nada, ya le podía pasar un poco a mi marido.
La primera mañana que estuvimos en su casa. No dormía bien por el disgusto, los nervios. Oí que a las seis de la mañana andaba ya en pie. Fui a la cocina y vi que tenía un molinillo de café, nada de electrónico, manual, saco el grano, lo molió y nos tomamos un café. No me había terminado el café y salió a correr. Otra “manía” mas, no me levanto a esa hora a hacer deportes ni en sueños.
Vi la habitación “privada” con un destello de luz. Me acerque y vi que las pantallas del ordenador estaban encendidas. En una se veían unos datos actualizándose que no sé de qué eran. En la otra pantalla no había nada, salvo un salvapantallas que era de una foto tratada, con una aplicación de esas que hacen que parezca un dibujo hecho a lápiz. Pues eso. era una mujer joven, con melena hasta los hombros, gafas sobre el pelo, sentada sobre un alfeizar, con chaqueta o cazadora, sonriendo y los ojos medio cerrados. Hermana? Familia? El caso que me fije mucho porque me sonaba, lo mismo era alguna mujer conocida, como las que tenía en el collage y al estar retocada como si fuera un dibujo no lograba distinguirla.
Por qué no quiere que se sepa de su vida personal? Que esconde? Mi opinión, que ni oculta ni evita que se sepa algo de él. Es tan simple como que no confía, desconfianza. No podía ser tan perfecto. La desconfianza no nace, se crea. Lo que quiere decir que le faltaron a su confianza y duramente, por eso no se abre. Aunque seguro que la llave la tendrá alguien y ese alguien algún día aparecerá, mientras está lejos de la perfección. Porque no se puede vivir siempre con un blindaje alrededor de uno mismo, porque es agitador, tanto físicamente como anímicamente.
Conjeturo que cuando lea esto, porque lo leerá. Alguien le avisara seguro, dejara hasta de saludarme. Desde que le tire los papeles, no he ido a toma café y sé que él no ha fallado ningún día, salvo unos días en la semana de San Valentín. Me veo buscando otro lugar y no va a ser nada fácil.
La parte más difícil de la narración, como mínimo complicada, es dos listas con defectos y virtudes y como llego a esa conclusión.
DEFECTOS VIRTUDES
Arrogante Afectivo
Cínico Agradable
Descortés Atento
Distante Audaz
Duro Tranquilo
Inflexible Cariñoso
Mandón Comprensivo
Obstinado Disciplinado
Testarudo Divertido
Perverso Enérgico
Sarcástico Encantador
Temerario Dulce
Dominante Valiente
Malvado Sensible
Reservado Sincero
Resentido Resistente
Arrogancia Seguro
Egoísmo Exuberante
Orgullo Fuerte
Perfeccionismo Limpio/Aseado
Maquiavélico Independiente
Critico Liberal
Desconfiado Educado
Dogmático Inteligente
Frialdad Pasional
Modesto Sexual
Inconsciente Optimista
Infeliz Intuitivo
Malicioso Fogoso
Susceptible Morboso
Lujurioso Lujurioso
Exceptico Confiado
En las dos columnas puede haber lo que puede parecer contradicciones por coincidir el mismo termino en las dos listas u otro muy similar. Como ejemplo el ultimo (lujurioso) que si es bueno ser lujurioso en momentos determinados y específicos, él lo es en todo momento, aunque no lo exprese y hay que reconocerlo es uno de sus puntos que atraen.
También está en una columna confiado y en la otra desconfiado. No es una contradicción, es confiado en todo, a excepción de su pasado, de su sentimiento interior.
Otro significativo (malicioso) no porque diga insidias, porque piense mal o que atribuye maldad a otros, porque piensa que todas y todos, dentro de nosotros llevamos un ser dentro, a falta de dejarlo en libertad, que se deja llevar por los placeres sin mas y el los busca y cierto que algo descubre y si lo sumamos al ser maquiavélico, la combinación es muy “peligrosa”
Hay una combinación muy particular (inflexible, mandón, testarudo y aunque no está cabezonería) que con (perverso) logran vencer cualquier “resistencia” o es muy difícil de resistirse. Porque aquí entra otra (arrogancia) puede resistirse y está claro a cualquier tentación y cuando decía que no le va la vida en acostarse con una mujer, era verdad. Aunque no utiliza el termino acostarse.
Ahora viene la otra cara, un hombre que atento, cariñoso, afable, con don de palabra, buena conversación, al extremo de poder ponerse a la altura de cualquier interlocutor. Una prueba muy palpable fue cuando le invitamos a una reunión familiar. Congenio con toda la familia y con su astucia se libró de contestar a nada personal.
Nos es que sea dos hombres en uno, que va. Es un hombre que logra controlar hasta un punto desesperante sus sentimientos, sus actitudes, su forma de ser, porque no actúa, le sale de forma natural.
Hago una nueva lectura (resentimiento) es como si estuviera dolido con algo, con alguien o con una situación. Lo que me hace pensar que es una mujer y puede ser que la combinación que refería anteriormente, sea la causante de ese resentimiento.
Se conoce bien, cuida hasta el último detalle de su persona. A la vista esta, de que se cuida a la perfección. Su presencia, un hombre alto, fuerte, decidido, divertido. Aseado (pelo, uñas, manos, ropa, calzado) Sexualmente muy fuerte, potente. Físicamente lo que se dice superdotado y ya me entendéis, si a eso le sumamos que de lo que yo conozco, sus manos, su boca y su lengua, las usa mas que a la perfección, rareza en la mayoría de los hombres, seamos sinceras. Se hace adictivo. Y todo lo que sea adicción no es buena (eso creo)
Lo que más me resulta insultante es su modestia. Es su gran arma, su gran mentira. Al contrario que haríamos el resto de los mortales, Carlos no saca a relucir lo que sabe, lo que tiene, lo que hace. Finalizando esta narración y después de 9 meses, no se exactamente a que se dedica, si tiene padre, madre, hermanos, hermanas. No hablaba de nada de eso. Se le pregunta por el deporte que hace y contesta que lo normal, luego en mis descubrimientos en su casa, veo que nada de eso, que hace mucho mas y bastante deporte de riesgo, pero de eso no dice nada. De los estudios, igual, responde que lo básico y luego descubro en los tubos, los diplomas de sus estudios y veo sobre su mesa, apuntes, libros de algo que debe de estar estudiando ahora y si no el primer día que fuimos a bailar, que le pregunte si le gusta y si sabía, su respuesta no tuvo doble interpretación, como gustar me gusta, me divierte y me entretiene, lo de saber, es otra cosa, digamos que me esfuerzo. El ridículo que hice diciéndole que solo tenia que seguirme y sabia bailar mas que bien.
A Carlos se le ve siempre un hombre seguro, inexpugnable, firme y sobre todo tranquilo, no hay nada que le perturbe o se contiene para que no se le note. En todo este tiempo siempre había sido así, hasta que sucedió un acontecimiento digno de mencionar y de narrar. Casi siempre hemos tenido mas cenas que comidas. Pues en una de esas comidas, estábamos sentados mi marido, el y yo. Cuando entraron un grupo de personas y entre esas personas había una mujer de edad muy avanzada, los 90 los sobrepasaba seguro, parecía una mujer muy frágil.
Carlos y ellos se conocían, Carlos se levanto saludo a todos y oímos como decía que luego en el café se uniría. Después de comer Carlos nos insistió para tomar un café con sus conocidos y luego nos íbamos. A mi no me hacia mucha gracia pero por no hacer el feo fuimos. Me ahorro las presentaciones y la mujer mayor, hizo que Carlos se sentara junto a ella y esta mujer le dijo que la ultima vez se quedaron a medias. Le pidió la mano, calos se la dio, con genio le dijo que la otra. Carlos la puso con la palma hacia arriba y la que parecía débil, le dio un buen tortazo con la suya, la agarro con fuerza, tiro hacia ella y le empezó a decir cosas.
Cosas como que llevaba un gran dolor, que no se venciera o rindiera, no me acuerdo ahora mismo, que o había aparecido o aparecería otra persona con el mismo dolor, que en la unión estaba la felicidad. Que encontraría un lugar donde el lograría unir lo antiguo con lo moderno, la unión de dos épocas. Nadie entendía nada, pero la cara de Carlos aunque lo disimulaba, era de tensión. Cuando nos fuimos decía que no había entendido nada y que como era escéptico con esos temas, que le daba igual. El resto de la tarde se notaba que su cabeza iba por otro lado.
Seguiría escribiendo mucho mas pero no quiero resultar pesaba ni aburrida. GRACIAS si has llegado hasta aquí.