Desnuda frente a hombres maduros
Hoy en día, después de tanto tiempo, me sigo preguntando cómo accedimos a mostrarnos desnudos delante de un grupo de gente madura y nos dejamos hacer de todo.
Después de narrar algunas aventuras, mezclando mis fantasías con algunos hechos reales, reflejados en "cadena de favores", serie de la que por cierto, tengo previsto escribir algún capitulo más. He decidido, tras comentarlo con alguno de vosotros, lectores de todorelatos.com , contar tres historias en las que mi novia, hoy mi mujer y yo, tuvimos juntos sexo con otras personas.
La primera de ellas, que paso a describiros, puede resultar algo extraña, o incluso ridícula, soy consciente de ello, pero puedo aseguraros que fue muy excitante. Hoy en día, después de tanto tiempo, me sigo preguntando cómo accedimos a mostrarnos desnudos delante de un grupo de gente madura y nos dejamos hacer de todo.
En el relato hay hasta 10 personajes por lo que para hacer fácil su compresión, he evitado ponerles nombres que siempre crean confusión, y salvo los principales (la tía Lucia y al tío Alfredo y nosotros (Mónica y Gabriel), el resto los he diferenciado por una de sus características (el cuñado, el bajito y el calvo) en los hombres y (la cuñada, la gordita y la rubia) en las mujeres.
Otra cosa, hay momentos que he preferido usar el recurso del dialogo para que no fuera muy aburrido, lógicamente después del tiempo, no recuerdo las palabras exactas, pero si las importantes, de forma que he recompuesto algunas conversaciones.
Esta historia ocurrió cuando apenas faltaba un mes para casarnos. Hace poco más de 8 años. Yo tenía un congreso en Barcelona y le dije a mi prometida, Monica, que viniese conmigo, Así de alguna forma se olvidaba de los preparativos de la boda que la traían algo desquiciada.
Monica tenía 25 años, ella no es muy alta mide 1,63y para entonces pesaba alrededor de 65 kg, no estaba gorda, mas bien "jamona", siempre me han gustado las mujeres así. Buen pecho una talla 105 de copa ancha, unos muslos rollizos y un culo redondo y respingón. Su cara es muy simpática con una naricilla redondita que le proporciona una belleza muy serena.
Por entonces yo estaba muy bien y no con la barriguita que tengo ahora. Mido 1,88 m tengo unas anchas espaldas y pesaba 90 Kg, practicaba deporte a nivel casi profesional por lo que mi cuerpo estaba en plena forma. Con 27 años que se puede esperar.
La verdad es que recuerdo aquel fin de semana como algo especial en mi vida, no solo por la historia que os voy a contar si no por lo bien que lo pasamos en Barcelona. Primero, mi ponencia en el congreso resulto un éxito, note a Monica muy contenta y orgullosa. Por la tarde nos escapamos de los congresistas y fuimos a cenar, al teatro, a varios locales de moda y a la vuelta al hotel estuvimos follando hasta que amaneció. Por la mañana nos levantamos con el tiempo justo de ir a la clausura del congreso.
A la vuelta a Valencia me propuso pasar por Tarragona a entregarles la invitación de boda a su tía y a sus primos. En principio me mostré reacio pero finalmente, accedí.
Su tía, era hermana de su padre, tenía entonces 52 años, estaba casada con el tío Alfredo de 55 años, arquitecto de renombre en la ciudad. Eran una pareja bastante alegre y liberal, de las que vivieron los años hippies intensamente, por ello, muy distintos a los padres de Monica, de estilo ultraconservador y tradicional, motivo por el cual las relaciones entre ellos no eran demasiado fraternales, pero Monica se sentía, de alguna manaera, obligada a invitarlos y en especial a sus primos con los que siempre se había llevado muy bien.
Así que para evitar compromisos, antes de llegar paramos en un bonito restaurante a la entrada de la ciudad. Allí me conto al detalle todo lo sucedido entre su madre y su tía y porque se llevaban tan mal. Monica, en cierta medida, no quería que fuera su tía a la boda para evitar que su madre estuviera incomoda y hubiera un ambiente enrarecido en un acontecimiento tan señalado. Era una situación compleja, encontrar el momento y la forma de decirlo para no generar polémica o enfado. Así que para que se desinhibiera, le pedí al camarero otra botella de vino, -eso te ayudara. Le dije. Durante el almuerzo hablamos reímos, estábamos muy eufóricos, hasta estuvimos a punto de no parar en casa de su tía, pues le insistí, en que enviara por correo la invitación, pero por suerte o por desgracia ella declino mi oferta. Y es aquí donde comienza la historia que sucedió en apenas hora y media.
Monica y yo vestíamos elegantes, pues salimos directamente de la clausura del congreso al coche sin tiempo a cambiarnos. Ella con un traje de chaqueta y falda hasta la rodilla, una camisa blanca, un collar de perlas ceñido al cuello y unos zapatos negros de tacón. Yo, por mi parte, el clásico el traje, siempre he sabido llevarlos con estilo, con una preciosa corbata que intente quitarme pero ella me lo prohibió.
Su tía nos recibió muy amablemente, y nos hizo pasar. Para nuestra sorpresa nos encontramos que disfrutaban de una reunión de amigos, eran cuatro parejas, las mujeres terminaban de recoger la vajilla de las mesas mientras los hombres sentados en los sofás, frente al televisor, mantenían una acalorada tertulia política. Al ver que tenían invitados, vimos la excusa perfecta para dar rápidamente la invitación e irnos.
¿Tenéis visita? No queremos molestaros.
No te preocupes. Son buenos amigos. Además, están a punto de irse.
Hemos venido a darte la invitación de boda.
Tomad algo con nosotros y os presento.
Hizo que el resto se sentaran a tomar un último café. El salón donde se desarrolla esta historia, era muy amplio, con una zona donde estaban situados los sofás otra zona de comedor con una amplia mesa y en un rincón haciendo chaflán donde habían situado una barra-bar con un amplio botellero.
Su tío se encargo de las presentaciones a las otras tres parejas, todas nos duplicaban la edad, cincuentones, dos parejas eran vecinos suyos y la otra eran los cuñados de la tía Lucia, es decir, el hermano del tío Alfredo y su mujer.
La conversación transcurrió con los típicos comentarios de la boda, viaje de novios, donde os conocisteis y demás preguntas típicas de estas situaciones, una vez hubimos acabado el repertorio, la conversación se transformo en recuerdos de bodas de los asistentes, era una charla tranquila y simpática, con anécdotas curiosas. Todos eran gente abierta, de fácil palabra, nos sentimos a gusto entre risas y comentarios divertidos. Enlazando un tema con otros comentaron la vida en los setenta y así surgió el meollo de esta aventura.
¿Te acuerdas cuando fuimos por primera vez a hacer nudismo? Dijo la tía Lucia
No se me olvidara, vino la guardia civil para echarnos y se fueron con él en posición de presenten armas.
Ahora es distinto comento la cuñada, aquí en Tarragona hay varias playas nudistas.
Ya nadie se escandaliza.
No creas, todavía hay algunos que se siente ofendidos.
Si, y muchos mirones.
Muchas veces son los mismos. Los que más miran luego están en contra.
Yo convencí a Gabri. A él no le gustaba. Dijo Monica
A todo hay que acostumbrarse. Ahora soy el primero en desnudarme.
Si pero porque eres un exhibicionista. Replico Monica
Que pasa, me gusta exhibirte. Y a ti también.
Hombre, yo lo hago porque me siento libre.
El nudismo tiene siempre algo de exhibicionismo dijo el calvo.
¿Qué tiene de malo exhibirse?
Si tienes un buen cuerpo, claro, pero nosotros para exhibirnos más bien poco. Dijo la gordita
Te digo que yo causo sensación. Dijo Monica.
La verdad es que nos gusta que nos miren cuando estamos en la playa.
Si tanto os gusta exhibiros porque no lo hacéis aquí entre amigos. Podíamos hacerlo como si fuera una reunión nudista y comportarnos todo como si nada.
¿Qué quieres decir que nos desnudemos delante de vosotros?
Lo has dicho tu, no yo. Os gusta exhibiros y os gusta el nudismo. ¿por qué no?
Y vosotros también, claro. Dije yo.
¿Tú crees que nuestros cuerpos están para ir desnudos?
Los que estamos aquí hemos hecho más nudismo que haréis vosotros en vuestra vida.
Es otra experiencia antes de casaros.
No creas que me da miedo. Pero no quiero que os pongáis cachondos, dijo Monica acabando con una carcajada.
Esto va a ser más que otra cosa una prueba de confianza en vosotros mismos.
Con lo que decía, Monica se estaba metiendo en un callejón sin salida que no podía controlar. Me pareció una conversación absurda y me levante a ponerme una copa. Había en una pequeña barra en una de las esquinas, al fondo de la habitación, Lucia se acerco a mí y susurrándome al oído me dijo
Tenía pensado daros 100.000 pesetas (600 ) de regalo de boda pero si aceptáis os lo duplico. Por favor. La tía Lucia podía permitirse gastar ese dinero.
¿Si aceptamos que? Desnudarnos. ¿Es que van en serio?
Yo por menos me desnudo, pero tendrás que convencer a Mónica. Para seros sincero pensé en el ordenador que me podría comprar con ese dinero.
Volvimos a la zona de los sofás donde continuaban con la discusión presionando a Monica para que se desnudara, la estaban agobiando con preguntas y comentarios. Pero ella estaba casi decidida a quitarse la ropa, quizá por la excitación del momento o por lo que llevamos vivido todo el fin de semana, o tal vez por la confianza que le genero el comentario de su propia tía.
Chica, estas entre amigos, no te vamos a violar, solo es exhibirse un poco, si tuviera tu cuerpo lo haría. Así nos alegráis un rato la vista, no seas tonta.
No entiendo porque tanto interés tenéis en que nos desnudemos. Parecéis una panda de viejos verdes.
Tranquila mujer, no tienes porque insultar. Solo era para ver si os atrevíais a hacer algo especial.
No te está diciendo que hagas un striptease
No creo que os asustéis por ver unas tetas y un coño pelado. Dijo Monica de forma muy dura.
Yo me adelante, deje mi copa sobre la mesa y con decisión dije un rotundo
¡De acuerdo! ¿Queréis que nos desnudemos? ¿Os hace ilusión? Vais a ver un buen espectáculo.
Me daba igual, me había molestado que fueran tan pesados con una cosa así, parecían desesperados, -si quieren rabo que miren y lloren, y con la seguridad del que calza un buen aparato, me desnude a la vista del grupo, muy rápido, en menos de un minuto estaba completamente en pelotas delante del auditorio, mi rabo estaba morcillón y fue objeto de algunos comentarios de las mujeres y alguno que otro en los hombres, tipo "como calza el chico" ó "vaya rabo". Mire a Monica que sonreía por mi comportamiento.
Se puso de pie, busco un espacio separado del grupo y de manera muy simple, se desvistió sin ningún aspaviento, ni movimiento provocativo; se sentó en un de las sillas para despojarse primero de las medias, luego la falda, descubriendo sus muslos, gruesos y juntos. Usaba unas braguitas blancas muy elegantes, una de mis favoritas, de esas que sin ser un tanga, dejan ver los cachetes del culo. Se volvió a colocar los zapatos para evitar ir descalza y sin mirar a la gente se desabrocho la camisa, botón a botón, como si solo estuviera ella. Todos esperaban verla desnuda cuanto antes, se notaba la impaciencia en el ambiente, nadie hablaba; el silencio se apodero de la sala. Despacio se saco la camisa y, en ropa interior, se volvió quedando frente a la gente.
Tenían ante ellos una talla 105 de busto. Estoy seguro que los que allí estaban nunca habían visto una cosa así. Monica trazo en su cara una nerviosa sonrisa y se soltó el cierre del sostén. Sus enormes tetazas, de pezón puntiagudo y sonrosado, ante la vista de todos desafiaron la fuerza gravitatoria, a pesar de su tamaño estaban rectas sin colgar en exceso se mantenían firmes, turgentes, frescas, las marcas del bikini hacia que resaltara el blanco del pecho sobre el moreno de la piel.
Se escucharon unas cuantas expresiones soeces entre los hombres ¡Joder que melones! ¡Vaya tetas! ¡Qué domingas! Y entre las mujeres ¡Hija mía, donde vas con eso! ¡Madre mía!
Se bajo las bragas, se volvió y dejo que todos vieran su gran pandero. Redondo, molloso, respingón, eso sí con algo de celulitis. Un magnifico culo al más puro estilo latino, voluminoso y sobresaliente.
Ahora estaba muy atractiva, solo con los zapatos de tacón, el collar de perlas y su coñito bien cuidado, con su encantador pelillo rizado.
Todos aplaudieron e hicieron algún comentario adulando nuestros cuerpos. Por un momento se arrepintió de lo que estaba haciendo, se sonrojo al notarse desnuda e indefensa ante su propia tía y el resto de los maduros que babeaban viéndola. Por su expresión, los presentes, no se creían lo que estaba pasando, y tardaron en reaccionar. Los hombres estaban embobados viendo como pendían del cuerpo de mi novia unas ubres tan hermosas y las mujeres se deleitaban con mi atlético cuerpo.
Nos sentamos junto a ellos y continuamos la conversación, Monica lo hizo al lado de la cuñada, las mamas le colgaban hasta el principio del vientre, hermosas, voluminosas, libres, cruzo las piernas y pidió un cigarro.
Nos mostramos muy simpáticos en la conversación hablamos de deportes, de viajes, de la temporada de esquí, incluso de moda. Recuerdo que el calvo y la rubia estaban preparando su viaje a Sídney para los juegos olímpicos, lo contaban muy emocionados. Pero cada vez redujeron el tema hasta dejarnos fuera de ella, casi ignorarnos. Lo que me puso más nervioso si cabe.
Para calmarme, intente involúcrame en el grupo, entrar en la conversación pero era difícil, los hombres no hacían más que mirar el cuerpo desnudo de mi novia y murmurar frases como "¿has visto que tetas tiene?" "Que buena esta" "Te dije que acabaría desnuda, la muy golfa".
La tía lucia llamo a la cuñada para que le ayudara a preparar café, al verlas, Monica se levanto, recogió su bolso y las siguió a la cocina. Pensó que era el momento a solas de entregarle la invitación y dada la situación pedirle que no fuera a la boda. Durante ese trayecto el grupo de hombres no separo la vista de ella, el ruido de sus tacones al andar, sus pechos bamboleándose al compás de sus pasos y su enorme trasero subiendo y bajando dejaron una expresión honda en sus caras. Otra vez se oyeron los comentarios, entre ellos, "vaya culazo", "que melones", "que maciza".
Monica entro a la cocina, las dos mujeres estaban preparando una bandeja con café e infusiones. Saco de su bolso un sobre y se lo entrego a la tía.
Nunca pensé que te daría mi invitación de bodas desnuda. También está la de los primos. Que si ellos me vieran así.
Habéis sido vosotros los que os habéis desnudado.
Pero si no habéis hecho más que insistirnos,
Pero no te das cuenta que estábamos bromeando. Si estas incomoda iros
No me molesta, me gusta que me miren. Si da gusto ver como se le cae la baba a vuestros maridos.
Mujer con un cuerpo como el tuyo, tu veras. Con lo que le gustan a los hombres las tetas grandes. Decía la cuñada mientras le tanteaba los pechos con ambas manos.
Pero, no te quejaras, caray con tu novio. Vaya hombretón. Te lo montaras bien con él. ¡Como está el tío! Añadió.
Si que está bien, hija. ¿Tiene que hacerte maravillas?
Esta bueno, ¿verdad?
Imagino que nos darás permiso para tocar la mercancía. Insistió la cuñada.
Pregúntaselo a él.
¿Y tú? ¿No solo dejaras que miren? ¿Están deseosos de echarte mano?
¿Qué estás diciendo? ¿Estás loca? ¿Qué me toquen esos? Si son todos de la edad de mis padres.
Si les estas poniendo a cien, cariño haz ese esfuerzo, a fin de cuentas son mis invitados y debo quedar bien.
Pues ponle mejores pasteles. Estas bromeando, ¿verdad?
Monica puso cara de pocos amigos, muy seria, miro a su tía sin decirle nada. La tía Lucia cambio el tono de su discurso, transformando su dulzura en agresividad nerviosa.
Tu madre no quiere que vaya a la boda ¿verdad? Esta invitación es por compromiso si no me equivoco. Concédeme lo que te pido y no iré, pondré cualquier excusa.
Pero tía, yo quiero que vayas.
Cariño, ya sabes cómo es tu madre, se alegrara si no me ve.
Vale, lo haremos. Pero si digo basta, se acabo.
Muchas gracias cariño, le dijo la tía Lucia mientras la besaba con una amable sonrisa.
Pero no quiero hacerte chantaje, eso es una decisión tuya. Que a mí me agradaría. Nadie va hacer nada que no te guste, estoy yo aquí y esta tu novio. Es solo seguir el juego. Por favor
La verdad es que no entiendo que quieres conseguir. Como juego está bien, es mas hasta me da morbo estar desnuda y ver como se les cae la baba.
Ahora les dejas que te toquen las tetas y ya está, si estaban a punto de irse.
Te he dicho que de acuerdo. No me importa que me toquen las tetas, mientras no pasen de ahí. Me vas a convertir en puta.
No digas eso. Iros. Ya está, no quiero que te sientas mal. Todo ha surgido espontáneamente. Solo te he pedido que te dejes tocas esas tetazas que tienes.
Vale, no te pongas así. No pasa nada si me tocan las tetas.
Cuando se incorporaron Monica, su tía y la cuñada al salón, la miradas, de nuevo se centraron en el cuerpo desnudo de mi amada, seguido por los cuatro pares de ojos hasta que se detuvo junto a una de las sillas, en la que apoyo sus brazos, dejando sus pechos ligeramente suspendidos hacia adelante. Me fije en el más bajito (el más salido de todos) se mojaba los labios con frenesí, seguro imaginado como seria poder follarsela. Yo continuaba de pie, Monica paso por mi lado, me abrazo por detrás, sentí su cuerpo desnudo apretándome espalda, y me susurro al oído: - no te preocupes por lo que pase y déjate llevar. Me conmovió el comentario, me gire como buscando una mejor explicación, me dio un beso en los labios, guiño un ojo y me dijo Hazme caso.
Tras darme otro beso, junto con la tía Lucia se contorneo hacia la barra, donde propusieron a los demás tomar una copa.
Los hombres se levantaron como un resorte, pero el más bajito fue parado por su mujer y se volvió a sentar. Tío Alfredo ocupo la posición de barman y preparo unas copas a los otros dos.
Yo como terminaba mi gin-tonic continúe sentado charlando con las mujeres.
¿Qué tal? ¿Os gusta el espectáculo? A fin de cuentas es lo que queríais.
Tu estas muy bien, pero tu novia está un poco rellenita.
No se lo digas, si no estará a dieta otro par de meses.
Monica estaba de pie con los codos apoyados en la barra y una rodilla sobre el taburete, las tetas le colgaban frente al tío Alfredo que disfrutaba de la vista mientras ponía las copas, y el culo frente a los otros dos hombres que con desfachatez se regodeaban y murmuraban sobre el hermoso pandero, ella lo notaba y lo levantaba dejándolo en pompa
Se volvió descarada, provocativa, con su copa en la mano dejando a su espalda la barra y mostrándose ante su tía y los otros dos que ahora podían contemplar de cerca las tetazas y los arreglados pelillos del pubis. Había pasado de estar nerviosa y avergonzada a sentirse descocada, sabía que era la protagonista y tenía claro hasta donde iba a llegar. Y más aun cuando en la vacía conversación que tenia con los hombres no dejaban de mirarle las domingas, los ojos las devoraban, imaginándose millones de cosas que poder hacer con ellas.
Para evitar dar la espalda a su tío, Monica se situó mirando a la barra dando el culo al grupo que estábamos en los sofás, la tía a su izquierda, a la derecha el calvo y el cuñado en frente de ella sentado en un taburete.
Muchas gracias por acceder a desnudarte. Estás muy atractiva. Le dijo su tío.
Como ves no pasa nada, todo normal, como si estuvieras vestida. Añadió el cuñado. Que fue el más pesado a la hora de convencerla. Nadie se escandaliza.
Hombre, no creas que estoy muy cómoda estando desnuda delante de vosotros, casi ni os conozco ¿Qué os parece lo que veis?
Estas muy bien.
Da gusto verte. Tan joven, tan libre.
Vestida disimulas el pecho que tienes. No parecía que tuvieras tanto. Le indico el calvo.
Depende donde este me pongo una ropa u otra. Teníais que haberme visto anoche con mi camiseta ajustada. No iba a venir aquí de esa manera. Y mira como estoy ahora. No sé cómo me habéis convencido.
Ya de jovencita apuntabas. Me acuerdo un día que viniste con tus primos a la playa. No dejaban de hablar de las tetas de su prima.
No lo sabes tú bien, los primeros novios que tenia no se atrevían a desvirgarme, solo querían que les masturbara con las tetas.
¿No te incomodan tener tanto pecho? Le pregunto su tía. Ni tu madre ni yo tenemos tanto.
Qué pena que no fuera así. Dijo su marido. Estaría tocándotelas a todas horas.
No lo sé, dice mi madre que su abuela era también tetona.
Aunque a vosotros os gusten las tetas grandes, llevarlas colgando no es cómodo, dijo la tía Lucia mientras sopesaba uno de los pechos.
¿A que pesan? Respondió Monica
Probad y veréis, pero despacio, no seáis brutos. Invito la tía Lucia a los presentes.
Monica miro a su tía, esta le sonrió, el campo estaba abierto, pero ninguno de los hombres supo cómo responder; la tía con un gesto de las manos señalo hacia la delantera de mi chica, sostenida por la ley de la gravedad y el tesoro más preciado de la tarde: - venga, ¿a qué esperas? El primero en lanzar el ataque fue el calvo, sostuvo uno de los pechos, de manera neutra, aséptica, sin naturalidad alguna, dejándolas caer de golpe.
Si que pesan.
¡Sujétalas bien! Exclamo la tía ¿es que nunca has tocado una teta?
Ante el comentario de la tía, el calvo, soltó toda su ansia, se animo, atrapo primero una, apretándola fuerte y luego la otra. Con una en cada mano, noto los pechos fríos, tersos, tan grandes que se le escurrían, no alcanzaba a sostenerlos, le rebosaban. Jugueteaba con ellos, la miro a la cara, mi novia le sonrió: - ¿te gustan? El respondió con un gesto de su cabeza, su respiración se agito, continuo amasando las domingas ante la mirada del resto.
El cuñado se incorporo rápidamente al ver la disponibilidad a ser magreada de mi novia, estaba inquieto por tocarla. Busco colar las manos, pero el calvo no se lo permitió, no iba a consentir dejar de disfrutar de las blancas y deliciosas ubres.-los demás también tienen derecho, le dijo Monica.
Después de unos minutos, el cuñado reclamo su espacio e invadió con sus zarpas las empinadas montañas. El calvo con una sonrisa después del atracón de tetas que se había dado, comentaba la experiencia "que tetas tiene la tía" "muy buenas", "nunca había tocado unas así", fue la tía Lucia, quien corto los comentarios, llevando la mano del calvo, hasta el culo de Monica que se vio invadida también por la retaguardia. Con desvergüenza recorrió las cachas de mi chica, lo escruto, palpándolo con detalle, hasta llegar a pellizcarlo con toda la palma. Mientras, el cuñado tenia presa la delantera, se había hecho dueño de los melonazos que amasaba, pellizcaba, hacia rebotar en todas direcciones, acariciaba y jugueteaba con los pezones. Recorrían su talle con sus viejas manazas, el calvo, mientras acercaba el paquete le musitaba al oído "estas muy buena" "tienes un cuerpazo de escándalo"
La tía Lucia y el tío Alfredo dejaron a sus amigos, ocupados en el magreo de su sobrina, el ambiente se caldeaba, se juntaron a hablar, quizá para aclarar la situación o acordar el próximo paso. Se susurraron algo entre carcajadas que molesto a Monica y la hizo volverse hacia ellos con alguna mano todavía deleitándose en su busto
¿De qué os reis?
No me imaginaba que mi sobrina tuviera unas tetas tan grandes y fuera tan permisiva.
¿Qué le decías a la tía que no dejabais de reíros?
No te enfades cariño. Dijo la tía. Estos no han tocado a una chica tan atractiva en su vida.
Parecéis desesperados le increpo a los amigos.
No saben hacerlo. Ven. Acércate. La agarro su tío
La atrajo hacia su cuerpo y la giro poniéndola de espaldas, ella noto como restregaba su entrepierna la raja del culo y le sujetaba los melones por detrás de abajo a arriba, deslizando los dedos índice y medio entre sus pezones. El resto contemplaba asombrado como se aprovechaba de ella, nadie esperaba que lo hiciera de esa forma tan obscena. Manoseaba cada parte del cuerpo de su sobrina, lascivo, moviendo las caderas para que su paquete chocara con los blandos glúteos, incontinente, estrujaba la teta izquierda mientras deslizaba una de las manos buscando el coño. Monica, aparto de su sexo la mano, haciendo el signo negativo con su cabeza y separándose de él unos metros para tomar aire. Pero estaban preparados los otros dos, el calvo y el cuñado apenas hubo dado un paso y la vieron libre volvieron a abordar los melones y la cola como locos. No dejaron ni un solo centímetro de su cuerpo sin tocar.
Yo estaba de charla con las señoras, que cada vez calentaban la conversación, hablando de sexo. Fueron ellas las que llamaron mi atención sobre la permisividad de Monica a ser manoseada. En un principio me extraño, pero pude constatar con mis propios ojos como toqueteaban con ansiedad el cuerpo que la noche anterior yo me estaba follando. Me quede mirando el espectáculo que la golfa de mi novia estaba dando junto a la barra, no quise hacer nada, confié en que ella pondría los limites y así lo hizo, pero los limites no los tenía mi polla que comenzaba a endurecerse.
¿Te pone que metan mano a tu futura esposa? Dijo la cuñada. De las cuatro era la más cachonda. ¿No te importara que te metamos a ti también? Y me agarro el rabo.
Esto sí que es una polla y no lo que tienen aquellos. Dijo la rubia.
Mueve la mesa, me ordeno la cuñada. Vamos a bailar
Me puse de pie y una mano abordo mi trasero, me volví para ver quién era y me encontré con la tía sobándomelo. Nadie se cortaba un pelo.
Si tuviera 20 años menos, no te escapabas.
La cuñada se levanto y puso música, encendió la radio, de la que surgieron los últimos acordes de una canción de Estopa. Lo hizo sin duda, para captar la atención de los hombres que seguían manoseando el cuerpo de mi chica. Y lo consiguió, Monica se separo de los tocones, me acordare siempre, sonaba una canción de las Papa Levante, "Me pongo colorada", ideal para la situación, pensé.
Monica aprovecho para alejarse de los tocones y acudió a exhibirse con el baile, una vez en el centro de la habitación, le pregunte que porque se había dejado meter mano, me dijo que luego me lo explicaría, que siguiera con el juego, que no íbamos a tardar mucho en irnos. La note excitada su pezón se había transformado en una gran aureola, la conozco y es un indicador de que está caliente.
Me situé frente a ella para acompañarla en el baile. Por si faltaba poco para aumentar la tensión erótica de la sala, sus movimientos desnuda, simulando el baile por sevillanas, con las manos levantadas, su talla 105 al aire, moviéndose de un lado a otro, su cruce de pies con su magnífico culito respingón, tuvo que poner frenéticos al resto. De pronto y ante la exhibición de mi novia alguien cambio a la radio por un CD de pasodobles.
Monica, dejo la pista de baile al oír los pasodobles, cansada del ajetreo, se acerco a beber de su vaso y se sentó en uno de los sofás, desde allí buscaba a su tía con la mirada. Después de haber sido bien manoseada, buscaba algo de tranquilidad.
Yo me lo pasaba bien, bailaba, por decir algo, pues ese tipo de bailes nunca se me han dado bien. Pero era divertido estar en pelotas con toda esa gente mirando.
Primero bailotee con la rubia, era la que estaba de mejor ver de todas, vestía muy elegante con unos pantalones y un jersey que le hacían una bonita figura. Como vi que ella me metía mano, aproveche para agarrarla por debajo de la cintura, palpando su trasero que resulto estar duro y como veía que no decía nada me frotaba la polla en su entrepierna, la señora disfrutaba, se le notaba por lo lanzada que estaba y yo cada vez me ponía mas cachondo, algo que se notaba en el aumento de tamaño de mi pene.
La tía Lucia forzó a una gordita, la más tímida del grupo, a que bailara conmigo, la agarre por la cintura y más mal que bien, la lleve en el baile. Yo estaba realmente cachondo y el contacto con la gordita, se hizo notar en mi polla, que inmediatamente creció. Las otras señoras señalaron a la gordita como causante, esta sonrojada, me toco el pene unos segundos sin dejar de reír de forma nerviosa, yo, consciente del juego, le di la vuelta, para poder restregarle todo mi nabo por el culo. No dijo nada, más bien se emociono. El resto de mujeres reían viendo lo alterada y sorprendida que estaba.
¡Vaya polla! grito la cuñada, para que la oyeran todos.
Deje a la gordita y me acerque a ella con la polla por delante pero no me dejo y me hizo volver a rozarme con su culo.
Pasaba esto mientras Monica seguía sentada en el sofá intentando llamar la atención de su tía que estaba ocupada conmigo y sus amigas, los cuatro hombres incluso el bajito, todavía bebían y hablaban en la barra, este ultimo al verla sola y animado por los otros se acerco a ella.
Me toca a mi estar un rato contigo
Tranquilo, no me voy.
Eres muy guapa.
Y más cuando estoy desnuda, ¿verdad?
Oye no quiero que te molestes por lo que te voy a decir, pero ¿Estarías dispuesta a pasar alguna noche conmigo?
¿Contigo?
Estaría dispuesto a pagarte, si fuera necesario.
¿Qué?
Te podría dar 50.000 pesetas (300 )
¿Qué te crees que soy una puta?
En ese momento paso por allí su tía, Monica la paro y se levanto a hablar con ella.
Tía ¿este quién es? Le susurro al oído
¿Qué pasa?
Quiere pagarme para que me acueste con él.
No le hagas caso, es un meapilas, de los de mucha misa y luego las mata callando. Pero es buen tipo.
De todas formas, como juego, creo que ya está bien. Nosotros nos vamos ya.
Si cuando habéis llegado se iban todos. Espera, no creo que tarden en irse.
El hombre bajito que había permanecido sentado, se puso de pie, pidiendo la atención de las dos mujeres.
Perdona Lucia, pero a los demás les ha dejado tocarla y yo no he tenido oportunidad.
Monica estuvo a punto de negarse, pero miro a su tía que con la expresión de su cara le dijo que accediera.
Venga, tócame. Dijo mi novia al tiempo que suspiraba con resignación.
No quiero que me vea mi mujer. (su mujer era la gordita que bailaba conmigo)
Si tu mujer está bailando.
Quédate ahí y nosotros nos sentamos. Le indico Monica a su tía
La tía Lucia se quedo de pie haciendo de pantalla. El bajito y mi novia se sentaron en el sofá, ella echo atrás hombros y brazos, dejando libre el busto para que pudiera ser palpado.
No se lo pensó un momento, al ver el campo abierto lanzo las manos ansiosas a las globos de mi prometida, al igual que a los demás le rebosaban y aunque pretendía abarcarlos, se sentía impotente ante tal volumen de carne. Así que, las chafo, las junto y comenzó a jugar con los pezones manipulándolos con suavidad, acariciándolos con las yemas de los dedos. Se estaba dando un buen banquete. Mientras Monica ponía cara de indiferencia, se dejaba manosear, por el hombrecito, de forma aturullada como un obseso. Ella sentada como una estatua inmóvil, receptiva, sus piernas juntas cerradas, en posición de defensa, sus melones cual torres, erguidas, su pezones atacados por los dedos invasores del hombrecillo, que no la miraba a la cara solo tenía ojos para las tetas, se deleitaba, no se creía lo que tenía entre las manos, giro la cabeza, para ver si veía a su mujer, miro a la cara de asco que tenia Monica y siguió palpándole los dos pezones como el que sintoniza una emisora de radio.
¿Me dejas chuparlos?
Ni hablar, tócalos cuanto quieras pero nada más.
Que tetazas.
¿Has acabado?
Los demás te han sobado el culo.
Venga. Dijo tras resoplar de nuevo.
Monica se levanto y se puso junto a su tía, que continuaba de muralla de espaldas al hombre bajito, ahora Monica volvía a estar de cara al salón, de lo que me di cuenta cuando los hombres que charlaban en el sofá volvieron la cabeza para mirar de nuevo sus pechos colgando, ante el comentario de uno de ellos "allí está la tetona". Monica les saludo con la mano, mientras su trasero había quedado delante de la cara del hombrecillo que procedía a manipularlo.
Este es un pesado.
Le comentaba a su tía en voz alta, mientras consentía que le manosearan el culo. El bajito seguro que lo oyó pero no le importo, continuo apretando el pompis hasta que Lucia invito a todos a comer algo.
Hay gente que las "mata callando" o mejor dicho que tienen "mucha cara", y el hombrecillo era uno de ellos, veréis porque lo digo.
La gordita, acalorada, dejo de bailar, se acerco a la mesa cogió uno de los canapés y sujetando la mano a la tía lucia se despidió de ella:
Nos vamos. Se nos ha hecho más tarde de lo previsto.
¿No te habrás molestado? Que va todo lo contrario ha sido muy divertido.
¿Y tú? Dijo refiriéndose a su marido. ¿Le has tocado a esa ya las tetas o vas a ser el único que no se la toque? Pareces tonto hijo mío.
Monica que hablaba conmigo en ese momento, volvió a resoplar. El bajito se acerco y no desaprovecho la oportunidad de volver a tocarlas. Esta vez una con cada mano, en forma de pinza, estuvo centrado en los melonazos, bajo la mano a muslos y culo, hasta que su mujer acabo de despedirse de los demás y lo volvió a llamar. Iba tan emocionado que se olvido decir adiós al resto de amigos.
Los otros tres reían ante el comportamiento de bajito mientras La música había parado, todos estábamos junto a la mesa y las manos estaban ocupadas en los canapés. Monica erguida, muy presumida con sus tetas al aire, su collar y los zapatos de tacón se veia muy erótica. Yo lo único que tenia erguido era mi polla ambos seguíamos siendo objeto de las miradas calenturientas y de todo tipo de comentarios cuando, sonó el timbre. Todos se pusieron nerviosos.
¿Quién será ahora? Dijo la tía Lucia
¿Qué hora es? Caray, debe ser mi hijo, que trae a los nietos, le dije que si no estábamos en casa estaríamos aquí. Salimos ya. No dejes que entre salimos enseguida. Dijo la rubia mientras se despedía de Monica con un par de beso, una suave caricia a sus pechos y un elogio a su joven cuerpo.
A la entrada de la casa había un pequeño recibidor, tan solo una puerta lo separaba del salón. Tía Lucia acudió a atender la llamada. Era el hijo de la rubia y el calvo que los buscaba un tanto enfadado. La tía Lucia lo entretuvo mientras sus padres se llevaban un buen regalo de despedida.
El calvo con un talante muy simpático, beso en la mejilla a Monica y aprovecho para volver a sobarla, hizo botar las tetas dándoles un golpe desde abajo y luego las junto. Bajo las manos por sus caderas hasta llegar a sus nalgas que apretó juntando su cuerpo para notar su voluptuoso pecho una vez más. Monica se dio cuenta de la erección bajo su pantalón y quiso que se fuera con un bien caliente. Se situó de espaldas, para que mover en círculos su culo sobre la entrepierna. El hombre alargo los brazos hasta tantear una vez más los turgentes y enormes senos que le sirvieron de punto de apoyo para atraerla hasta su paquete que restregó cuanto pudo hasta abrirle bien las nalgas e incrustarlo a fondo.
La rubia se despedía de todos, viendo la escena de su marido con mi novia, cuando llego a la cuñada, esta le comento si no se iba a despedir de mí, ambas se acercaron, la rubia me dio dos besos mientras sostenía mi poya, manejándola de arriba abajo. Yo aproveche ese momento para meterle mano, por todas partes para acabar en su entrepierna, la verdad que era la que estaba de mejor ver de todas. -Menuda guarra, pensé, seguro que se hubiera dejado follar.
Monica, por su parte, controlaba la situación y quiso calentarla algo mas, le dio dos besos de despedida al calvo que aprovechaba los últimos tocamientos de la parte superior y le pregunto.
¿Te ha gustado?
Estas muy buena.
¿Quieres follarme? Le decía al agarrarle el paquete.
Me encantaría, pero me tengo que ir, dijo de forma nerviosa, mi mujer está ahí esperando. Hasta luego
Cuando repitáis esto nos llamáis. Decía la rubia mientras levantaba la mano diciendo adiós.
Cuando se fueron, bajo la tensión, todos nos relajamos, nos acercamos a la mesa donde la tía había improvisado una frugal merienda. Monica dio por terminado el espectáculo, busco sus bragas y no las encontró, nunca lo supimos pero sus bragas desaparecieron, yo creo que en un descuido se las llevo el hombre bajito, pero el hecho es que no estaban. Su tía le indico con un gesto que se esperara a vestirse, pero le hizo solo caso a medias. Se coloco la camisa sin sujetador dejándola sin abotonar, así se sentía más protegida, pero permitiendo ver el lateral de sus ubres, algo que junto a sus tacones la hacía más erótica y atractiva, si cabe. Terminábamos de picar algo al tiempo que los cuñados comenzaban a despedirse, departiendo con los tíos, se volvían con frecuencia a mirarnos, la conversación estaba claro se refería a nosotros. Monica y yo seguimos junto a la mesa,
Estas cachondo, ¿verdad? Me dijo Monica
¿Y tú? Salgamos de aquí y echamos un polvo en el coche.
Si, vámonos, tengo ganas de polla.
Los cuñados se acercaron a nosotros, el cuñado se acerco a Monica, le dio dos besos y le abrió la camisa para volver a magrearle las tetas.
Ya está bien. Le dijo mi novia aburrida de tanto toqueteo. Creo que ya te has aprovechado bastante.
Tienes unas tetas preciosas. Deja que me despida de ellas como se merecen
Dijo esto mientras metía su cabeza en medio de ellas. Monica se rio. Parecía un autentico depredador, paso a lamerle el pezón, al tiempo que le sobaba el otro y le sujetaba le culo. Sus manos se desplazaban por todo el cuerpo de Monica, del trasero al busto, a los muslos, su lengua saltaba de un pecho a otro con agilidad para morder y chupar. Le dio un buen repaso antes de marcharse.
Mientras Monica era "requetesobada", La cuñada, también decía adiós a mi rabo, me lo empezó a menear, pasando a estar erecto en segundos. Se agacho delante de mí y se metió mi rabo en la boca. La muy guarra se lo tragaba todo, lo lamia de maravilla; y yo con lo caliente que estaba no iba a decir que no. Pero para mí desgracia solo fueron unos lametones, estuvo como unos segundo chupándomela y se levanto dejándome a medias y mas enrabado que un toro.
Qué rica. Pero será en otra ocasión.
Me vas a dejar así.
Me dio un beso, miro a su marido que continuaba aprovechándose de la permisividad de mi novia y le dijo "Deja a la chica. Ya se va bien sobada"
Por fin se despidieron y nos quedamos solo con sus tíos y dimos por acabado el espectáculo. Monica acudió a vestirse, se coloco el sujetador, la falda sin las bragas y mientras se ceñía la camisa, el tío que había salido del salón, volvió a entrar y se llevo una decepción al vernos vestidos.
Ya os habéis vestido, pero si yo no me he despedido de esas tetas tan maravillosas que tienes.
Ya está bien, tío.
Hija, estoy seguro que no tendré otra oportunidad.
Me haces sentirme como una puta
Bueno quizá será mejor que vayamos a la boda
Monica se volvió a abrir la camisa, mostrándole el sujetador, el tío le saco las domingas fuera sin quitar el cierre, se arrodillo delante de ella y se las metió en la boca como pudo, pasaba de una teta a otra con la lengua, le introdujo las manos bajo la falda para agarrarle el culo el cual palpaba mientras continuaba lamiéndole los pezones.
La tía y yo mirábamos el espectáculo, de pie a pocos metros de ella, cuando note que me bajaba la bragueta y sacaba mi polla para masturbarme.
Monica, se cerró la camisa, y puso punto final a la exhibición, estaba muy molesta con la última actuación del tío y más al ver como la tía le sacaba brillo a mi verga hasta soltar todo el semen.
Hubo pocos comentarios después. Monica y yo, con la ropa mal colocada montamos en el coche, y casi sin decirnos nada paramos en un lugar oscuro donde echamos un estupendo polvo. Me corrí dos veces dentro de ella sin condón. Aun lo recuerdo como uno de los mejores polvos que he echado en mi vida.
Que os hayáis creído o no el relato, no es importante, valorarlo como una historia real o imaginaria, es cosa de cada uno. Lo que por favor me gustaría es saber que os ha parecido, en especial lo relativo al comportamiento de los personajes participantes.