Desnuda en la terraza
Abro las piernas, el sol calienta mi sexo. No puedo evitarlo, me excita tomar el sol desnuda y sola.
Estoy tomando el sol en mi terraza. Desnuda. Los rayos tibios, pero no ardientes calientan mi cuerpo, todo mi cuerpo. Me roza una ligera brisa, mis pezones se endurecen, un escalofrío recorre mi vientre hacia abajo. Abro las piernas, el sol calienta mi sexo. No puedo evitarlo, me excita tomar el sol desnuda y sola.
Suavemente chupo mi pulgar, lo bajo húmedo a mi pezón, juego con él, le doy ligeros toques. La brisa enfría mi saliva. Se endurecen. Aún más. Vuelvo a llevar el pulgar a mi boca, imagino que es otra cosa. Me encanta chupar. Juego con el otro pezón. Mi coño está abierto, expuesto al sol. Con una mano sigo jugando con mis pechos, la otra baja por mi tripa. Todo se pone de punta. Bajo más, mi mano llega a su meta, lo rozo por encima, me acaricio sin prisa.
Siempre la misma fantasía: en ese momento aparece un hombre, en ocasiones es un obrero que sale de un andamio cercano, en otros un ladrón... lo mismo da. Es un extraño y me encuentra desnuda, masturbándome.
Meto un dedo entre mis sexo. Los labios están hinchados, empapados. Mi clítoris palpita. Lo acaricio pero aún no aplico mucha presión. Disfruto del proceso.
Sigue la fantasía. Abro los ojos y veo al hombre. Se queda parado, pero en sus pantalones noto que le gusta lo que ve. Le miro con ojos turbios, la boca entreabierta, la respiración agitada. Le digo "ven". Le veo desnudarse, no deja de mirarme como hipnotizado y yo no dejo de masturbarme.
Meto el dedo anular en mi coño, meto también el índice. Estoy muy caliente, estoy muy mojada, estoy imaginando como me follan.
En mi cabeza el desconocido abre aun más mis piernas, se mete entre ellas y pone su polla dura a la entrada de mi coño ávido. Está tan cerca, pero aún fuera. Poco a poco me la mete entera, vuelve a salir despacito. Voy a morirme si no se mueve más rápido. Le agarro del culo y le aprieto hacia mi. Empieza a penetrarme con fuerza, con velocidad. Me levanta las caderas mientras me folla rítmicamente.
No dejo de tocarme. Con una mano me acaricio el clítoris, empapado mis dedos se deslizan fácilmente. Los dedos de la otra entran y salen de mi coño, rápido, como la polla de mi amante. Los gemidos escapan de mi boca.
Imagino que se unen a los suyos. Gemimos, gruñimos y jadeamos juntos.
Me voy a correr. Aumento el ritmo de mis dedos. La tensión aumenta. Mi cuerpo tiembla y estallo en oleadas de placer.
Nuestros cuerpos se tensan a la vez y nos corremos juntos. Es mi fantasía.
Abro los ojos y él se desvanece. Satisfecha sigo tomando el sol... quien sabe, igual dentro de un rato vuelvo a llamar a mi amigo imaginario.