Desnuda en la cala familiar

Tony debe resolver en un lío familiar en un paraje paradisíaco. Aunque cuenta con su inteligencia, pero sus armas son su cuerpo y el SEXO

Desnuda en la cala familiar.

Una aventura de Tony R. de profesión: Resolver problemas.

A petición de

algun@s

lector@s

, vuelve la eficaz Tony Romano.

Capítulo 1 de 2. Una curiosa familia.

-“Hay que simular sexo y pasión”-

le dije al oído a mi supuesto marido. Estábamos solos en el dormitorio, yo tenía claro que iban a comprobar si era verdad nuestro matrimonio. Y más al día siguiente, que llegaba la arpía de mi falsa cuñada. Ricardo asintió con la cabeza y comenzó a desnudarse. Yo le imité, la verdad que estaba buenorro, un macizo a lo Rock Hudson y como el actor, también gay. Apagamos la luz. Los dos desnudos nos tumbamos en la cama, nos dimos vueltas, hasta dejar las sábanas con huellas de movimientos apasionados, no nos tocábamos, me di cuenta que no era suficiente. Y además me había puesto cachonda. Teníamos que dejar resto de semen.

-

“Es necesario que quede algo de tu leche para que parezca que hemos cogido.”-

- “ No te preocupes, ahora me hago una paja.”-

El reflejo de la luna que se filtraba por la ventana me permitía ver como su mano agarraba la pija y se la meneaba, lo hacía como un acto higiénico, y a mí me ponía a mil.

-

“Cuando estés a punto, avisa. No puede quedar todo el semen en la sábana.”-

-“Pues me falta poco”-

Dejé que siguiera pero acerqué mi boca a su glande, cuando aceleró la paja, me metí el capullo en la boca y allí como un lago recibe al río,así acogí yo su esperma. Él se dejó mamar, sólo fui receptáculo de su leche, apenas toqué su glande con mis labios ansiosos. Me separé y deje que el semen escurriera de mi boca hacia la mitad de la cama. Sólo un poco, lo que te sale cuando acabas de echar un polvo. Me tragué golosa el resto. Ricardo , relajado, se fue quedando dormido. Yo, cachonda perdida, comencé a hacerme un dedito. Era la primera vez en mi vida que un tío no quería cogerme. Me cruzaron la mente perversidades que pudieran poner cachondo a semejante galán. Entre ella logré acabar. Pensé que iba a ser un trabajo divertido.

Porque era mi trabajo. Yo resuelvo cosas, hago arreglos para que nuestros clientes consigan por lo que pagan.

A la vuelta de vacaciones mis jefes me habían encomendado el asunto:

-Ricardo Buenavista, 35 años, ingeniero de montes, homosexual, con residencia en Brasil, necesitaba una mujer para hacerla pasar por su esposa.

-Objetivo : Convencer a su padre, Manuel, que no era gay. El viejo era clásico y no le gustaba esa orientación sexual. Era algo imprescindible para que no le desheredara.

-Problemas añadidos: La hermana mayor de Ricardo , Lucía, casada con Antonio Lafuente, madre de dos hijos, acusando al hermano de “mariconazo” intentaba quedarse con todo.

A Ricardo sólo le interesaba la casa en el Mediterráneo donde estábamos.

Habíamos llegado por la tarde. Mi falso suegro era guapo, alto, delgado, fuerte, pese a sus 70 años pasados, cuando me besó me di cuenta que todavía sabía apreciar una buena hembra.

La casa era enorme, sobre un acantilado en el Mediterráneo, un pequeño ascensor bajaba hasta una pequeña cala aislada. Teníamos que pasar unos días, no sabía cuantos, hasta convencer a Manuel Buenavista que dispusiera un nuevo testamento en el que aquella casa quedara en manos de Ricardo. al que yo acompañaba en el rol de esposa amorosa.

Y allí estaba yo, Antonia Romano, dispuesta a hacer de esposa y lograr el testamento adecuado.

La verdad es que Ricardo era un cielo, guapo, elegante, simpático y... gay.

-

“Padre, no hemos podido venir antes, pero quería que conocieras a mi mujer. Nos hemos casado hace cuatro meses, como te conté, pero ….como sabes es jodido comunicarse....La conocí un fin de semana en Buenos Aires y...”-

-“ Me enamoré , le seguí hasta la selva donde vive y

no le dejé escapar. Nos casó un misionero , su hijo es demasiado serio...yo hubiera preferido un rito indio...más salvaje, como es él.”-

añadí pegándome a Ricardo. La verdad es que con el pelo corto, un vaquero y una remera blanca, sin corpiño, con naúticos daba la imagen de chica enamorada, limpia, con cuerpazo de cine, que sigue a su maridito al fin del mundo. Al viejo se le veía contento, nos mandó a una habitación con baño en la planta baja que daba al azul del mar en todo su esplendor. Yo fui a deshacer las maletas mientras Ricardo le mostraba fotos trucadas de nuestra boda y los sitios por donde andábamos. En fin, hacer como si nuestro matrimonio fuera real.

Cuando volví con ellos, la sonrisa paternal era de oreja a oreja, se le veía contento, lo primero que me soltó fue aquello de: -

“Niños , ¿ para cuando?”-.

Yo le respondí con un: “

Suegro, dejáme disfrutar un poco de

marido, que para ser madre tenemos tiempo”-

Le conté una vida inventada, mezcla de puritanismo y aventuras, y sin darnos cuenta se nos hizo de noche y la hora de la cena, y después de la cena y una copa, nos tuvimos que ir a la cama, donde simulamos un fogoso polvo.

El sol al amanecer me despertó, me acerqué a la ventana y comprendí el deseo de Ricardo, aquella casa era una maravilla. Tenía hambre, me puse una túnica blanca y salí de la habitación, fui hacia la terraza del salón, allí estaba Manuel tomando un café con leche acompañado de tostadas con aceite y tomate, me senté a su lado , caballeroso me sirvió la bebida. Enseguida apareció la sirvienta, una mujer de unos cuarenta, oriental, probablemente filipina, baja, gordita, con enorme sonrisa en la cara, me trajo otras tostadas en las que puse sólo aceite.

Mi trabajo me enseña a sonsacar , a saber lo que piensan los demás, y Manuel no fue una excepción. Además necesitaba contar su vida, lo que le ocurría, lo que pensaba. Muchas cosas las conocía por el informe previo que me habían suministrado en la Empresa, pero otras fueron surgiendo: su soledad que superaba a base pintar, su apego aquella casa, ..su afición al mar, a nadar en la cala desierta que se encontraba a nuestros pies, en vivir sus últimos años llevando una vida tranquila que nunca había podido llevar....

Yo le oía e iba elaborando el plan que me habían encomendado. Mis senos poderosos se marcaban contra la seda de la túnica, y el viejo se distraía mirando como mis pezones desatacaban en la tela.

Debe ser maravilloso bañarse así, en un mar virgen...”-

le dije mirándole invitadora. -

“Ahora es la mejor hora, por la mañana temprano ¿ Quieres que bajemos a nadar?”- - “Me encantaría. Voy a ponerme el bikini”-

- “El mayor placer es bañarse desnudo en el agua límpida.”-

- “No lo he hecho nunca”-

mentí, sabiendo lo que me iba a proponer .

-

“Siempre hay una primera vez. Anda , ven, soy un viejo artista que ha visto muchos desnudos y además....somos de la familia”-

Lo tenía donde yo quería, me hice la modosa cuando le agarré la mano para ir hacia el pequeño ascensor que bajaba a la cala. Al llegar a la arena, me quedé quieta, quería que él me pidiera que me sacara la ropa. -

“Quítate la túnica y a disfrutar”-

le obedecí.

Me quedé totalmente desnuda ante mi suegro, respiré hondo, mis senos subieron y bajaron orgullosos. Me di cuenta que no perdía ojo de mis tetas ni de mi conejito depilado. Cuando le había dado una buena ración de espectáculo, me acerqué al agua, y me metí. Estaba deliciosa, tibia, transparente. La playa tenía una rampa fuerte, enseguida cubría, y me puse a nadar. Él se quitó el pantalón y la camisa, no llevaba calzoncillos y corriendo se zambulló en el mar. Vino hasta mí, tenía un buen estilo nadando. Durante un buen rato los dos braceamos en las aguas tranquilas. Por fin salimos.

-“Suegro, me has hecho feliz. Nunca pensé que nadar desnuda pudiera ser tan agradable”

-

Para él debía ser más que agradable porque su verga, grande, gorda, no estaba en erección pero sí alegre a pesar del baño. Yo al verle, noté que se me encendía el coño.

-“

Vamos a secarnos arriba, mientras tomamos otro café y un zumo de naranja.”-

Me tomó de la mano y fuimos hacia el ascensor con las ropas en la mano libre. Como sin darnos cuenta nuestras pieles se rozaban, aquello me calentaba a mí y seguro también a él.

Arriba nos esperaba Ricardo, mi supuesto marido, me dio un beso en la mejilla, yo le respondí con un pico en los labios.

-

“¡ No sabes lo bien que lo he pasado con tu padre!. Es genial bañarse en cueros. Allá no lo podemos hacer pero …..mientras esté aquí , me hago fanática. Vos podías probar...aunque seguro que ya lo has hecho antes....y no me habías dicho nada. No sé si podré perdonártelo.”-

- “Padre, has visto que Tony es como una niña. Parece una mujer pero....en el fondo es una cría. Eso me gustó de ella. Es disfrutona...de todo”-

Pensé que había estado astuto, poniéndome en mi rol de nuera alegre y ese todo final tenía unas implicaciones sexuales que se insinuaban, pero quedaban claras. Y sin esperar respuesta, se quitó el chino y en cueros, corrió hacia el ascensor, bajó y se metió en el mar. Su padre y yo le mirábamos apoyados en la baranda de la terraza. Yo me pegué a Manuel, y le pasé un brazo sobre el hombro,mis tetas se aplastaron contra su cuerpo. Parecía algo inocente, pero la inocencia no está entre mis virtudes. No tardó en subir, y nos sentamos al sol a seguir disfrutando del café con un jugo de naranja. Les dejé solos pidiendo que me encargarán un termo con agua muy caliente, pero sin hervir. Fui a mi habitación y volví con mi mate , su bombilla y la yerba, cuando me serví y comencé a chupar , creí encontrarme en el Paraíso. Desnuda entre dos hermosos hombres, bien dotados, sus vergas, aun en semidescanso, eran gloriosas, con buen ambiente y tomando mate, era algo similar al Edén. El baño, el café con leche, las tostadas, el jugo de naranja y el mate me hicieron efecto.

-

“ Ricardo, ya sabes que el mate me mueve el cuerpo. Voy al baño....Ahora vuelvo. Me da miedo tomar el sol así

,

se me va a quemar ….lo que tenía tapado.”-

Había estado de vacaciones en Brasil y usado un mini bikini, que dejaba blancos mis pezones y parte del monte de Venus , se lo hice notar a mi suegro, que reaccionó con alegría de verga, endureciéndose un poco más su vástago. Volví a nuestro dormitorio, estaba a mil. Fui al baño, me senté en la taza y liberé mis intestinos. Papel, bidet. Seguía caliente. Decidí ducharme para quitarme la sal. El agua estaba tibia, deliciosa, dejé que corriera por mi cuerpo. Bajo la alcachofa, mis manos buscaron una caricia conocida. Mis pezones agradecieron los toques y pellizcos. Lo iba a pasar bien en este trabajo. Mientras con la izquierda seguía sobándome los senos, mi mano derecha bajó buscando mi sexo. Estaba ansioso esperando. Me hice una paja lenta, haciendo que todo mi cuerpo sintiera como me llegaba el placer en oleadas. La ventaja de haberme cortado el pelo es que no necesitaba perder tiempo en secarlo. Me puse un bikini negro brasileño, apenas me cubría los pezones y la concha. Mis dos nalgas quedaban al aire, rotas por el hilo dental.

Volví con el padre y el hijo, habían dejado la terraza y entrado en el salón. Allí Ricardo miraba los cuadros que decoraban las paredes. Todos eran de su padre. Algunas marinas, paisajes urbanos y un enorme retrato al oleo de una mujer rubia, hermosa, con una blusa azul oscuro que destacaba más el cielo de sus ojos. Comprendí que era la madre de mi marido. -

“Suegro, la verdad que pintas muy bien. Los paisajes son estupendos, los oleos geniales, pero todavía mejor las acuarelas. ¿ Donde tenés el taller?”-

no mentía en el elogio. Era un buen pintor aficionado, realista, con estilo académico pero muy digno.

En la casa vieja. La que estaba cuando compré esta finca. ¿Quieres verla?”-

Dije que sí , ellos se pusieron los chinos, salimos de la casa. Por un pequeño camino, de apenas 50 metros, pasamos una roca y llegamos a una cabaña de una planta. No se veía desde donde habíamos estado. Techo, paredes, puerta y ventanas con una chimenea. Entramos , era su estudio. Desordenado dentro de un orden. Lo estudié , allí tenía que encontrar información. En el bastidor un oleo enorme a medio pintar, una pareja con dos niños. Me di cuenta que eran su hija, su marido y sus nietos. La mujer se parecía a su madre, no estaba mal, pero les faltaba vida, sobre todo a los niños. Me atreví a criticarle.

-

“Los adultos están bien, no sé si se parecen a los modelos pero a los críos les falta algo... Es muy difícil pintarlos. Se ve que te está costando”-

Me mostró una serie de esbozos , acuarelas, plumas , en los que se basaba para pintar el retrato. Le dije que eran buenos pero que al oleo perdían frescura. Me dio un golpe en el hombro, apreciando que no mintiera, él creía lo mismo. Vimos las plumas, más acuarelas, algunos lápices. Se le veía contento de enseñar su obra y que alguien, yo, la valorase . Se oyó el claxon de un coche. Me imaginé quienes eran: La hermana y el cuñado. Al ir hacia la casa, le pedí permiso a Manuel para usar el baño. Yo le cerraba luego la puerta, no podía aguantar las ganas de orinar. Cuando salieron, busqué lo que quería encontrar, estaba segura de donde estaba: dos carpetas apoyadas en la pared. Y sí, allí estaban los secretos de mi suegro: Desnudos y dibujos eróticos. Algunos convencionales, otros auténticas fantasías pornográficas. Su mujer en todo tipo de desnudos y de posturas de coger. La filipina, que tenía unas buenas lolas exhibiéndose sola o con juguetes sexuales.

En la otra carpeta, fotos: de su mujer con disfraces de ama y de una pareja follando. Uauu , a mi suegro le iba la marcha.

Fui a la casa principal y allí estaba la familia de Ricardo. Y mi primera sorpresa fue que les acaba de ver en las fotos de los que estaban cogiendo. Eran ellos. El papá se dedicaba a sacar fotos a su hijita y a su yerno follando. Todo empezaba a ponerse más interesante.

Les debí deslumbrar porque se quedaron sin habla. La verdad que un minón como yo con mi mini bikini es para cortar la respiración.

Lucía era un rubia preciosa con melena corta, ojos azules, de apenas 1,60. Con un vestido sin mangas verde parecía un ángel. Su marido, Antonio, el típico guaperas, moreno, canchero con su remera azul y los jeans marcando paquete.

-

“Cuñada

,

teníamos ganas de conocerte.”-

me dijo ella mientras me besaba en la mejilla poniéndose de puntillas.

Argentina. Una sudaca que seguro es psicóloga”-

soltó mi cuñado devorándome con los ojos .

Porteña y psicóloga conductivista. De las que mejoro a los seres humanos, aunque dejé de ejercer cuando me casé con Ricardo. Ahora sólo soy amante esposa”-

le besé al contestarle, dejando que mis pechos se pegaran a su torso. Noté que le afectaba y se ponía nervioso.

Habían traído, en un alarde de poder, un Jabugo con su jamonera, que lucía sobre la mesa. Ellos venían con lo mejor. Algo comprensible pues llevaban las tiendas de mi supuesto suegro, vivían en su piso, así que era lo menos que debían hacer. Pero presumían de ello.

-

“Ricardo, ¿ por qué no nos agarras unas langostas?

.

Estos no bucean bien, yo ya estoy viejo y hace mucho tiempo que no como las de nuestra cala”-

dijo Manuel. Yo me quedé asombrada del cariño que puso en la petición. Se notaba que había echado de menos a su hijo.-

“y mientras nos bañamos todos. Unas langostitas , jamón y los tomates de la huerta del tío Tomás son un regalo del cielo”-

Agarraron gafas de buceo y bajamos de nuevo a la cala. Todos se desnudaron, yo me quité mi mini bikini. Cinco personas en cueros dispuestas a bañarse. Lucía tenía el pelo púbico recortado quedando una pequeña línea que le llegaba a la raja. Su marido no quitaba los ojos de mi concha depilada. Se lanzó al agua, no quería que se le notara que se le estaba poniendo dura.  -

“Cariño, ¿ no te importe que te acompañe a por las langostas?”-

le pedí apoyándome en él. Convenía que todos vieran que me tenía enamorada, así que exageraba las muestras de amor. Me puse las gafas y le seguí. Mi marido llevaba una bolsa de red. Nadamos hasta el farallón debajo de la casa, donde rompía el mar. Sin decir palabra nos sumergimos. Me encanta bucear, y hacerlo en aquellas aguas cálidas y cristalinas era un placer del paraíso. Le seguí, bajaríamos unos cinco metros, y las vi. Entre las rocas había unas diez langostas medianas. Ricardo me hizo una seña y emergimos. Respiramos hondo y volvimos a descender. Se las agarraba fácil, debían llevar mucho tiempo sin que nadie las molestara. Cuando metimos cuatro salimos a tomar el aire.

-

“Tony, me sorprendes. No tenía ni idea que bucearas tan bien.”-

- “Hay muchas cosas de mí que no sabes y que por tu bien vas a tener que aprender. Necesito una media hora a solas con vos. Todo puede ser fácil o muy difícil. Depende de vos.”-

Tenía que comprobar un par de cosas pero ya había diseñado un plan en mi cabeza.

Al salir , subimos a la casa. La criada había preparado las tumbonas para tomar sol. Antonio se preparó para cortar el jamón. Padre e hijo fueron a hervir las langostas. Mi cuñada era una muñequita linda, yo sabía que era una hija de puta , pero lo disimulaba.

-

“ Lucía, ¿ no tendrás protector? .Como ves hay zonas que

se me

pueden quemar

y con la concha y los pezones rojos es fastidiado coger”-

lo solté con la mejor de mis sonrisas. Me pidió que la acompañara a su habitación, era la que salía en las fotos. El viejo debía tener alguna cámara para sacarlos cuando follaban. Me ofreció la crema. Me embadurné los pezones y el monte de Venus. Le devolví el tubo y le pedí sin darle importancia, si podía darme ella la leche en el triángulo de la rabadilla. No podía negarse. Cuando lo hizo me di cuenta que se calentaba. Le iba el rollo de Lesbos.

Me giré y la abracé, quería que sintiera mi cuerpo pegado al suyo. -

“ Cuñada, nos tenemos que llevar muy pero que muy bien. ...Sabes que sos una belleza....te pareces a tu madre...Tu hermano dice que no ha conocido mujeres mas hermosas que vosotras”- - “Tú también eres muy guapa. Tienes un cuerpo de ...” –

-“ Soy mas tetona y grande que vos, pero ….vos sos delicada...yo tengo, perdona que lo diga, un poco el tipo de fulana de Playboy. Nada comparable con vos.”-

Le respondí sin soltarla, quería que notara mi calor, mi suavidad, como mi piel que respondía a su excitación. Al separarnos las dos teníamos los pezones duros y enhiestos y las respiraciones ligeramente jadeantes.

Volvimos donde estaban los hombres, Antonio cortaba jamón, se le daba bien, mi marido y mi suegro no estaban . Habían ido a preparar las langostas. Agarré un fina lámina y me la llevé a la boca. Lo hice posando, las lolas se levantaron y mi boca en vez de la loncha de cerdo pareció que lamía una verga.

-

“Cuñadito, cómo hagas todo así, Lucía debe estar en la gloría. Sos muy cuidadoso pero eficaz.”-

mientras le elogiaba abracé a la mujer como felicitándola. La pija respondió ante la visión de dos hembras cariñosas.

-

“Esto merece un beso”-

Me acerqué a besarle en la mejilla, aproveché para rozarle, la erección fue en aumento.

-

“No te preocupes, es normal que se te ponga así con dos mujeres desnudas y más habiendo una que no habías visto nunca”-

Añadí mirando su poronga en alza. Salí buscando a los otros dos cocineros. Les encontré en la cocina, estaban sacando los mariscos de una olla con agua en ebullición. Procurando no quemarme les besé, a Ricardo en la boca , a Manuel en la mejilla, eso sí pegando mi cuerpo desnudo al suyo.

¡ Qué joya de cocineros!. Esto está para comerlo, y a vosotros también. ¡ Requetelindos! No me habías dicho que tu padre era tan agradable.”-

Volvimos a la terraza, Antonio estaba preparando el vino, Lucía cortaba los tomates , ponía la sal y echaba el aceite de oliva. Desnudos como estábamos comimos y bebimos. Con el sol en la piel, el mar azul a nuestros pies y la delicia de los manjares me sentí en el Edén , un edén en el que yo era la serpiente. Mis cuñados dijeron que estaban cansados, habían venido desde Madrid y que se iban a echar la siesta. Cuando se fueron, Antonio nos dejó un momento mientras preparábamos las copas. Me di cuenta que iba a conectar las cámaras para grabar a la pareja. Cuando volvió ya tenía preparado un malta similar a los que nosotros teníamos en las manos. Le habíamos esperado para brindar. Lo hicimos y sentados Ricardo nos contó su vida en la selva, cortando árboles seleccionados. Era interesante, se le veía cuidadoso del medio ambiente pero....mi trabajo era otro.

Les dejé solos y fui a mi dormitorio. No fue difícil, allí estaban las cámaras: dos enfocando a la cama, otra en el baño. Busqué en mi equipaje y saqué mi máquina de fotos, volví con el padre y el hijo que estaban felices hablando. Coqueta, moviendo la cola y las lolas me acerqué a mi suegro, le di un beso en la frente, metiendo mis tetas en su jeta, podía chuparlas con sólo sacar la lengua, me pegué a él, mimosa como una niña pequeña y le dije con un ronroneo: -

“Suegro, te voy a poner deberes......Y no puedes decir que no. Me vas a hacer un retrato al oleo y......ahora deja de hablar con tu niño y a trabajar. Lápiz, pluma o acuarela ya puedes empezar....o...tu nuera ..te va a hacer ...daño”-

Le pellizqué el pezón derecho como amenaza previa, sabía que le iba a gustar. Era un vicioso encantador. La polla se endureció, hice que no me daba cuenta y me tumbé a posar como la maja desnuda.

Y ahí tienes una máquina para que me saques fotos. Yo te las imprimo porque.... además me tienes que hacer unos desnudos de mi cuerpo serrano para que tu chico piense sólo en mí cuando se me vaya a las zonas en que no quiere que vaya.”-

Se puso en marcha, un cuaderno, un lápiz y enseguida mi primer retrato. Era bueno, se me parecía. Después me dibujó de cuerpo entero. Estaba perfecta , para comerme. Me moví como una modelo erótica para que me tomara las fotos.

Se iba calentando mientras las hacía.

-

“ Y ahora, Manuel

,

mi suegro maravilloso, las va a imprimir y a intentar unas acuarelas mientras Ricardo y yo nos volvemos a dar un baño.”-

me acerqué a él, le abracé pegándome como una lapa, dejando que sintiera mi cuerpo desnudo y cálido empotrado en el suyo, le besé en la mejilla.

-

“ Y no se te ocurra no hacer los deberes...¡que te doy una paliza!”.-

Al separarme le di un azote en las nalgas. Disimulando miré como su polla se ponía dura. Me di la vuelta y tomando la mano de Ricardo fui hacia el ascensor.

-

“ Es como una niña juguetona”-

dijo mi marido a modo de despedida. Nos bañamos tranquilos, el sol de la tarde había calentado el agua, no teníamos prisa por volver, mientras nadábamos le fui explicando mi plan a Ricardo. No podía evitar que me cayera bien, era mi cliente pero también un buen tipo al que le apetecía aquella maravilla en la que estábamos, me di cuenta que él sabría cuidarla, algo que desde luego no iba a hacer su hermana y su cuñado. Para lograr mi objetivo que su padre se lo diera en herencia, él iba a tener que jugar un rol distinto de sus inclinaciones sexuales. Yo iba a intentar hacérselo fácil pero él tenía que poner su parte. Subimos y pasamos por la cabaña – estudio de mi suegro. Nos oyó al llegar y se cubrió sus partes con una toalla. Estaba empalmado, hicimos como que nos nos dábamos cuenta. Yo me pegué a él para ver los dibujos que me había hecho. Eran buenos, la mujer pintada se parecía a mí, pero cargando mi sexualidad. Eran retratos de una hembra caliente que buscaba el ser cogida.

-

“Son buenísimos.....”-

le besé a decírselo y casi le empotro las tetas en su pecho-

“ Pero ..¿ tengo esa pinta de leona?....Lo soy pero ...vos has sabido sacar lo que tengo escondido”-

Y volví a besarle, esta vez , en lugar de la mejilla, prácticamente en la comisura de los labios.-

“voy a ducharme para quitarme la sal...cariño...¿ vienes ?”-

Papá, ten cuidado qué Tony es como una niña, pero como saque la hembra que tiene dentro no hay quien la pare...y esos dibujos la han alterado”-

dijo mi marido al despedirse de su padre y seguirme camino de la casa principal.

Entré en la ducha, sabía que Manuel nos iba a grabar. Dejé que el agua corriera por mi piel, Ricardo se metió conmigo. Se fue quitando la sal, nuestros cuerpos se rozaban. Tocaba actuar. Estaba excitada sabiendo que tenía un mirón.

Ricardo tenía los ojos cerrados, yo se lo había recomendado dadas sus preferencias sexuales. Le sería más fácil dejarse llevar si pensaba que yo era un hombre. Mis manos le acariciaron el pecho, lo hice sin mimos, arañando sin dejar marcas, me entretuve en sus pezones,se pusieron duros , íbamos bien.

Yo adoptaba posturas sexy y ponía cara de vicio para mi espectador. Agarré la polla y empecé a meneársela. Se le iba poniendo dura más cuando le mordí los pezones, seguí con la paja, me imaginaba al viejo cascándosela y me excitaba más y más. Me relamí ante la cámara. Sin soltarla me arrodillé y.....

Creo que hay mamadas para el placer del chupado donde se juega básicamente con el glande y la zona inmediatamente anterior con uso de labios y lengua, con mezcla de suavidad y presión , con lametazos que dan todo el placer que el macho pide, ayudándose de la mano que sigue masturbando, al tiempo que la otra mano juega con las nalgas y el oscuro orificio. Pero el porno ha creado otro estilo, adecuado para ser filmado, con mucho de lengua lamiendo, dientes mordisqueando y verga que entra y sale en toda su longitud, suele ser menos satisfactoria para el mamado pero ...queda mejor en la pantalla. Así fue la que hice, tipo espectáculo.

Quedaba el final que notaba próximo, tenía dos opciones o me tragaba la leche o dejaba que saltara sobre mi cara y las tetas. Decidí la segunda opción. La saqué de la boca y le pajeé con rapidez y fuerza, el semen saltó como un volcán en erupción , gotas viscosas en el rostro y sobre los senos. Pensé en mi observador. Le había dado un buen show. Me levanté y se la lavé con mimo, mientras relamía la simiente de Ricardo y una vez higienizado, con dos dedos fui recogiendo su esperma y metiéndomelo en la boca.

Le pegunté al oído: -

“ ¿ Te ha resultado difícil?”

-“ No, he cerrado los ojos e imaginado que eras Brad Pitt.”-

No pude menos que reírme, él salió de la ducha y yo acabé de aclararme. Como habíamos quedado Ricardo se fue al salón.

Seca me tumbé en la cama. La cámara me apuntaba a la perfección.

Pensé qué sería más erótico. Dejé un pecho al aire, la sábana me cubría el otro y llegaba por el vientre hasta taparme el sexo, corriendo entre los dos muslos. Eso sí, una mano encima de la concha, acariciándola. Mi mirón seguro que seguía meneándosela. Oía ruidos , los cuñados se habían levantado. Comenzaba otra parte de la operación Herencia.

Cerré los ojos a medias, como si estuviera dormida, aunque podía ver y seguí tocándome pero dejé al aire mi coñito en el que mis dedos jugaban alegres. Lucía entró en la habitación , iba con una camisola, se quedó parada viendo como me hacía un paja. Estuvo un buen rato mira que mira, por fin se acercó a mí y me tocó el hombro. Tiré de ella hacia mí y la besé. Seguía haciéndome la dormida, ella se sorprendió durante unos segundos, pero luego respondió a mi beso, metiendo la lengua. Agarré su mano y la llevé a mi concha húmeda, no se hizo de rogar, sus dedos me acariciaron expertos. Yo resoplé de gusto, no dejé que abandonara el beso cada vez más tórrido.

-

“ Cariño, como sigas así me vengo”-

musité sin abrir los ojos, al tiempo que busqué tanteando su pubis apenas cubierto por el bikini. Estaba empapado, así que acaricié su conejito a través de la tela.

¡Qué lindo! Ay ….Richi....sigue....OOHHH, AYYY, ¡ No sos Ricardo!”-

largué con mi mejor actuación de asombro. Lucía no paraba de tocarme ni yo a ella. Aceleramos las caricias hasta que estallamos. Yo no dejaba de pensar en nuestro espectador que se debía haber hecho una paja gloriosa, era lo menos que esperaba después de mi actuación porno.

-“

Tony , me has confundido con mi hermano, me has besado y me has obligado a acariciarte y...”-

- “No te disculpes, me has dado mucho gusto. Estaba muy caliente y.....me has dejado nueva. Yo a vos ¿ te he ayudado?”-

- “ Sí, ha sido delicioso aunque ….jugabas con ventaja. Estabas desnuda y yo vestida”-

- “ Eso se puede arreglar.”-

Y tiré de su tanga para dejar al aire su coño , al tiempo que le ayudaba a quitarse la camisola. Era un rubia divina. Mis labios buscaron sus pezones, no tenía mucho tiempo para andarme con florituras, lo mío era un trabajo, que eso sí procuraba disfrutar. Ya estaban duros, pero apenas los lamí aumentaron de tamaño hasta casi llegar a medio meñique. Mi mano atacó su botoncito rosado. Dio un respingo de placer, respondió imitando mi caricia. Nos estuvimos masturbando un corto tiempo, andábamos por mil de calentura, cuando me susurró al oído. -

“Cómeme”

-“ "

Y vos a mí”-

En segundos formamos un 69 perfecto. Su boca en mi concha, la mía en su coño. Y nos devoramos, lengua , labios, dedos nos daban placer. Estallamos en un orgasmo salvaje.

Sin decirnos nada, nos separamos, ella salió de la habitación , yo me enjuagué la boca, me vestí como ella , una camisa de Ricardo y una tanga y marché al salón, allí estaban hablando Lucía con su hermano y su marido. Mi encantador seudo suegro no apareció hasta pasado un buen rato. Se le notaba relajado y me miraba como un lobo a una tierna cordera. Haciéndome la boba me tomé dos cucharadas de aceite de oliva, mano de santo para lo que imaginaba ocurriría a continuación: una larga ración de copas . Oscurecía y todos estaban animados, era la hora de picar algo, antes de ir a acostarse.

La sirvienta filipina apareció con unas tortillas y paltas con queso. Antonio cortó jabugo, comenzamos a comer. Miré con detenimiento a la sirvienta, haberla visto pintada desnuda , hacia que adquiriera otra dimensión. Me di cuenta que estaba buena, tenía unas lolas erguidas , grandes casi como las mías, que la convertían en una bajita tetona. Tenía su punto de morbo. En sus ojos había hambre de mí cuando se cruzaron nuestras miradas. Era algo con lo que no había contado , pero que debía integrar en mi plan de acción.

Mi suegro había puesto música baja , pero que invitaba a bailar después de la cena, con las copas en la mano, nos mirábamos , éramos dos mujeres y tres hombres, la criada se había retirado. Fui yo la que dio el primer paso, pidiendo permiso a Ricardo, saque a mi suegro a la danza. Era una canción lenta, francesa, que nunca había oído, me pegué a él, quería que me sintiera. Evidentemente me sentía, porque la polla se endureció contra mi cuerpo. Bailamos dos piezas, luego mi marido me tomó en sus brazos, yo me hacía la bebida y me restregaba como si estuviera a mil, no lo estaba , como mucho a cien, me divertía el juego de tensar la situación . Mi suegro bailaba con su hija.

Antonio cambió la música de lentos a caribeños , mi presunto marido sacó a a su hermana, se notaba que habían practicado de jóvenes. Mi cuñado se abalanzó sobre mí, me pegó a él y comenzó a seguir el ritmo con su pelvis pegada a la mía. Le separé, y alargué la mano para que se uniera Manuel. Bailé con los dos, separada, pero rozándolos, un poco de nalga, un poco de teta,siempre tenían un trozo de mi anatomía pegado a la suya. Y eso sí haciendo como si estuviera cada vez más caliente, una borracha ardorosa. Ellos se iban animando. Era el momento de cortar.

-

“Cariño, anda vamos a la cama. Tu nena te necesita”-

agarré a Ricardo de la mano y fui dando un beso al resto de los presentes. A mi cuñada , uno en la boca, recordatorio de lo ocurrido. A mi cuñado en la mejilla, alegre pero distante. A la hora de besar a mi suegro solté a mi marido, y le abracé totalmente entregada, diciendo mientras le cubría la cara de besos, rozando sus labios pero sin tocarlos :

-“Sos maravilloso,...gracias...gracias...gracias”-

Y nos fuimos al dormitorio. Sabía que para mi próximo show tenía que dejar pasar algo de tiempo, y sobre todo que Ricardo no fallara.

Nos habíamos desnudado a oscuras, mi cliente se la estaba pelando, todo mientras se disolvía la reunión familiar en el salón vecino. Apenas nos dimos cuenta que el viejo iba a su observatorio,encendimos la luz. Ricardo ya tenía una buena erección, la verdad es que su falo era un arma poderosa, yo, calculando la mejor toma, me puse en cuatro, como una perra dispuesta a ser cogida. Ricardo, tras de mi, me fue untando el ojete con crema, después me metió primero un dedo, luego dos para lubricar la entrada de su arma, lo sabía hacer, me dio un subidón, apoyó la polla y la fue introduciendo con mimo. Era delicado, no quería que me doliera, y no me dolió, sentí como me iba llenando, hasta que la tuve entera. Y ahí empecé a moverme, le había dicho que se quedara quieto, todo lo haría yo. Era agradable que te encularan tan dulcemente, y más un tío tan guapo. Cambió un poco su postura y...su mano derecha entró en contacto con mi clítoris comenzando a acariciarlo. Sabía masajear mi botón rosado que estaba duro y erguido, pequeño, orgulloso. El trabajo se fue convirtiendo en una delicia. Tanto que cuando se retiró, yo estaba a punto de venirme, lo que él hizo soltando su semen en mis nalgas. Se levantó y fue a lavarse la pija, yo me quedé tumbada, acabando de llegar haciéndome un dedo. Me excitaba su guasca en el culo. En la cama, le abracé, había que simular, me también me apetecía demostrarle mi cariño.

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“Objetivo cumplido. ¿Te ha sido difícil?”-

- “ No, te lo cuento y no te rías. Al principio te imaginaba como a Miguel Bosé, ...pero luego como a Bibí, por eso te toqué el clítoris, pensé en un pija pequeña”-

Me reía y me salió darle un beso cargado de ternura. Me lo devolvió dulce, amoroso.

¿ Podrá Tony cumplir su misión? ¿ Qué artes perversas tendrá que poner en juego?. La solución en el próximo capítulo