(Des)montando a mi cuñado. Tercera parte

Después de un buen rato de comerme el culo quiso follarme de nuevo. Esta vez no se lo pensó mucho y llevó su polla directamente a mi ojete. Esta entró a la perfección e inmediatamente ya me estaba follando como un poseso, metiendo y sacando su descomunal polla de mi culo como si nada.

Aquellos encuentros con mi cuñado se fueron convirtiendo en algo más que sexo. Se empezaba a crear cierta complicidad entre nosotros dos, nos conocíamos más y sabíamos qué cosas nos gustaba a cada uno. Sin dejar de practicar sexo salvaje nuestros encuentros se convirtieron en sesiones donde reinaba la pasión, la lujuria y el deseo expreso del uno por el otro. También lo noté follando con Samanta, ya no pensaba tanto en ella sino en su hermano. Y me producía mucho más placer la polla de Guille que el coño de mi novia. No sabía muy bien cómo afrontar aquello. Se lo comentaba a Guille muchas veces y me decía que me dejara llevar.

  • ¿Sigues viéndote con otros chicos?- Quise saber.
  • Desde que follamos no he vuelto a verme con nadie.

Teníamos este tipo de conversaciones muy a menudo. Por whatsapp o por teléfono puesto que no teníamos muchas oportunidades para vernos. Hacíamos uso de la tecnología para hacernos pajas, mandándonos fotos o vídeos. Y diciéndonos guarradas.

  • Me acabo de hacer una paja pensando en tu culito.- Acompañaba el texto con una foto de su polla en la que se veía toda la corrida sobre su pubis.
  • Qué ganas de leche calentita.

Nos hacíamos vídeos en los que nos pajeábamos y nos los mandábamos el uno al otro. Yo llegué a hacer uno metiéndome los dedos por el culo. Le puso a mil, le puso tan cachondo que tuvo que ir a pajearse al baño estando en el trabajo.

Finalmente logramos coincidir un día en el que los dos teníamos tiempo. Quedamos en su casa y a mi novia le dije que había quedado con amigos. Ella tenía un evento con amigas así que supuse que no me contactaría en toda la noche.

Ya en su casa empezamos tomando unas birras en el sofá. Casi sin darnos cuenta nos íbamos acercando poco a poco el uno al otro hasta acabar casi abrazados. Apoyaba mi cabeza sobre su hombro y podía oler la fragancia que desprendía de su cuello. sentía el calor de su cuerpo y la dureza de los músculos de sus brazos. Teníamos las manos entrelazadas e íbamos acariciando nuestros cuerpos.

  • Al fin una noche para tí y para mí.- Le dije.
  • Jamás pensé en algo así.
  • Así, ¿cómo?.- Pregunté.
  • Nunca me había obsesionado tanto con alguien. Y la primera vez que lo hago es con el novio de mi hermana.
  • Solo debes dejarte llevar por tus sentimientos.
  • Si me dejo llevar ya estaría follándote.

Tras ese comentario empecé a besarle el cuello. Con una mano le acariciaba la polla, que llevaba empalmada un buen rato. Del cuello subí a sus labios y nos empezamos a comer las bocas, jugando con nuestras lenguas. Al cabo de un rato quise cambiar para tenerle más accesible y me senté sobre él para continuar comiéndole la boca. Ahora nuestras pollas se rozaban así como nosotros movíamos las caderas. Le quité la camiseta y contemplé ese torso que tan cachondo me pone. Le pasé la lengua desde el cuello hasta sus pezones. Lamiendo bien su pectoral perfecto. Fui bajando dando pequeños besos por su abdomen hasta rozar su pubis. Me deshice de sus pantalones y acerqué mi nariz a sus calzoncillos para impregnarme del olor que estos desprendían. Se podía apreciar alguna manchita de precum. Con la punta de mi nariz buscaba su polla y con mis labios le besaba por encima de la tela. Fui bajándole la prenda de ropa poco a poco hasta que se liberó aquella bestia de miembro que tenía Guille. Lo lamí desde los huevos hasta la punta unas cuantas veces. Jugaba con sus huevos metiéndomelos en la boca. Me centraba en la punta de su rabo, lamiendo el glande durante bastante rato, cosa que le volvía loco.

  • Trágate mi polla de una vez.- Dijo desesperado.

Y me la metí y empezó a follarme la boca agarrándome por la nuca con sus manos. Movía su cadera de arriba a abajo intentando meterme todo su rabo. Ya empezaba a tener dificultades para respirar y la saliva se me iba cayendo por la comisura de mis labios.

  • ¿No querías rabo? Pues toma rabo joder.

Y seguía metiéndola todavía más rápido. Intentaba decirle que parase, que ya no aguantaba más, pero no había manera de hablar con ese pollón dentro de mi boca. No tardó mucho en parar y al fin pude coger aire profundamente.

  • Joder, como te gusta ahogarme y llevarme hasta el límite, un día me dejarás sin aire.

Me hizo una seña indicándome que me sentara de nuevo sobre él y volvimos a besarnos. Nuestro beso ahora sabía su polla y un poco al precum que echaba.

  • Quiero ducharme contigo.- Me dijo.

Nos dirigimos al baño y, mientras, me iba desvistiendo. Abrimos el agua y al estar templada nos metimos bajo el chorro. Seguimos besándonos bajo el agua mientras nuestras manos acariciaban nuestros respectivos cuerpos mojados. Yo aprovechaba para sobarle bien sus fuertes y redondas nalgas o los duros músculos de su espalda. Rozábamos nuestras pollas que se acariciaban entre sí. Me pegó a la pared de la ducha y me aupó con sus brazos de manera que mis piernas le rodeaban la cadera. Seguimos besándonos y lamiendo nuestros cuellos.

Al cabo de un rato me bajó de nuevo y llevó sus manos llenas de jabón a mi trasero. Deslizó sus manos por todo mi culo, dejándomelo bien limpito. Siguió por mi polla y por el resto de mi cuerpo. El chorro de agua iba quitando los restos de jabón que dejaba por mi cuerpo. Después hice yo lo mismo con su cuerpo, limpiando bien su culito y su polla y el resto de su cuerpo.

Nos seguimos besando hasta que me dio la vuelta y me pegó a la pared. Acercó su cuerpo al mío, dejando su tronco entre mis nalgas y arrastrándolo de arriba a abajo. Me lamía el cuello para acabar besándonos de nuevo, ladeando mi cara para facilitarle el beso.

  • Méteme la polla.- Le pedí.

Con mis manos separé mis nalgas, me puse de puntillas y levanté mi cadera para entregarle mi culo. Guille puso la punta de su rabo en el orificio de entrada de mi culo y comenzó a hacer presión poco a poco. Noté su glande cómo intentaba abrirse paso en el interior de mi culo. No pude evitar soltar ciertos jadeos a pesar de que me gusta que Guille me meta la polla por el culo. Su rabo entraba despacio y Guille no dejaba de besarme mientras me abría el culo lentamente. No sé cuánto mide su polla pero parecía que me iba a partir en dos. Guille no se rendía y, a pesar de que lo estaba haciendo despacio, pretendía metérmela entera a la primera. Empecé a notar cómo su rabo ya rozaba lo más profundo de mi culo, provocándome cierto dolor.

  • Ah joder, para…- Le supliqué.
  • ¿No querías polla?.

La sacó lentamente y volvió a repetir el movimiento, esta vez con un poco más de ritmo. Y así unas cuantas veces hasta que mi culo se acostumbró al tamaño de su polla.

  • Joder qué culazo tienes.
  • Fóllame joder, fóllame.

Ahora la follada ya tenía cierto ritmo y mi culo recibía con facilidad el rabo de Guille. Notaba el calor de su polla invadiéndome por dentro. Le pedía una y otra vez que me follara y que no parara. Aceleró poco a poco y a mí me estaba volviendo loco. Apoyaba mi cabeza sobre mi mano que estaba contra la pared, con la otra mano me agarraba una nalga para abrir mi culo un poco más y facilitarle el trabajo a Guille. Él iba besándome el cuello y la boca mientras jadeábamos los dos de puro placer. No dejaba de acelerar el ritmo y sentía su polla totalmente entrando y saliendo de mi culo.

  • ¿Te gusta cómo te follo?
  • Sí joder, sigue follándome.

Después de taladrarme el culo durante un buen rato quiso salir de la ducha y me pidió que me sentara sobre el lavabo. Me agarró de las piernas y me subió y separó las rodillas. Me coloqué justo al límite para poder facilitarle la follada. Con esta posición estaba perfectamente colocado para que me metiera la polla sin muchas dificultades. Pero antes de comenzar a follarme se agachó para comerme el culo con su boca. Empezó a lamer con su lengua mi agujerito y dando mordisquitos alrededor. Yo estaba casi temblando del placer que me proporcionaba. Le pedía que siguiera una y otra vez. Con su lengua se centraba en la entrada de mi culo, haciendo presión sobre ella. Hubo un momento que le agarré de la cabeza para poder sentir su lengua todavía más. Quería que me abriera el culo con su lengua. Poco a poco iba notando cómo su lengua entraba un poquito dentro de mi culo. Y era maravilloso.

  • Joder cómeme el culo Guille. Sigue así, no pares...

Después de un buen rato de comerme el culo quiso follarme de nuevo. Esta vez no se lo pensó mucho y llevó su polla directamente a mi ojete. Esta entró a la perfección e inmediatamente ya me estaba follando como un poseso, metiendo y sacando su descomunal polla de mi culo como si nada. Ahora estábamos de frente y no apartábamos nuestras miradas. Su cara me estaba volviendo loco, estaba sudando, mordiéndose los labios y sin dejar de mirarme, soltando algún “joder” de vez en cuando. Yo le suplicaba “fóllame” mientras jadeaba y gemía de placer. Sentía mi culo abierto y entregado a su polla.

  • Voy a correrme.- Me dijo.
  • Quiero que me llenes el culo de tu leche joder. Córrete en mi culo.

A Guille se le dibujó una sonrisa en su cara cuando me escuchó decir esas palabras. Y es que yo me moría de ganas de que me preñara el culo. Pero también quise correrme y llevé mi mano a mi polla para empezar a pajearme. Pronto noté como estaba a punto para eyacular, y es que con la follada que me estaba metiendo Guille no iba a tardar demasiado. Él seguía penetrando sin parar y a toda ostia. Empecé a correrme mientras su polla entraba y salía de mi culo. Mi leche fue a parar sobre mi abdomen. Correrme mientras Guille me follaba fue una puta pasada. Fue una mezcla de todo tipo de placeres. Me llegaron hasta dos lefazos sobre la cara. Nada más acabar Guille ya me avisó que empezaba su corrida. De repente sentí el calorcito de su leche recién exprimida rellenándome el culito. El gritaba de éxtasis, embistiendo su cuerpo contra el mío por cada lefazo que expulsaba su polla dentro de mi culo. Al acabar acercó su cara a la mía y nos comimos las bocas. Con su lengua recogió los lefazos que habían caído sobre mi cara y los llevó al interior de mi boca y seguimos jugando con nuestras lenguas. Su polla seguía en el interior de mi culo, ya con toda la leche fuera. Esta ya empezaba a derramarse un poco por la salida mi culo.

Aproveché nuestro beso para recoger un poco de mi corrida con la mano y llevármela a la boca y seguir besándonos.