(Des)montando a mi compañero de piso
El novio de mi compañera de piso me vuelve loco. Descubre en este relato cómo acabamos comiéndonos las pollas aprovechando que su novia no está.
Ya va otro día más que me despierto con los gritos de placer de mis compañeros de piso. En realidad, ella es mi compañera de piso y mejor amiga desde que íbamos al instituto. Pues hace un año ya que está con este chico y puedo dar fe de que les va muy bien en la relación. Esto de que me despierten follando ya se está convirtiendo en algo rutinario y me empieza a tocar los cojones. Al menos me llevo muy bien con Rubén, su novio, es muy buen chaval y está que te cagas de bueno. Esa el la parte positiva, que me puedo imaginar comiéndole la polla o algo así, solo escucharle jadear me la pone dura. Ya va más de una vez que se lo repito, que por favor sean más silenciosos, pero se ve que Rubén tiene una de esas pollas difíciles de olvidar. Y claro, a Raquel, la privilegiada, encantada está de que la despierten con estos polvos. Yo tampoco le diría que no. Seamos honestos.
Cuando conocí a Rubén ya supe inmediatamente qué tipo de hombre era, típico musculitos con cara de niño bueno y que las tenía a todas loquitas. No me fie de él ni un momento, y se lo hice saber a Raquel. Pero, como de costumbre, no me escuchó. Pero esta vez yo estaba equivocado, resultó ser un chico encantador y que una vez comprometido con mi mejor amiga no tuvo ojos para otra mujer. Hasta que llegué yo.
Como decía, esos polvos mañaneros me joden bastante, aunque alguna que otra vez me ponen tan cachondo que no puedo evitar pajearme pensando en Rubén. Le he preguntado muchas veces a Raquel que me describa cómo tiene la polla. No me ha dicho mucho la cabrona, se lo guarda solo para ella solita. Pero lo poco que he conseguido sonsacarle es que le proporciona los mejores orgasmos de su vida. Y tanto que se los da, los oigo casi todas las mañanas.
Esta mañana me despierto ya con la polla dura y los gemidos de Rubén en la habitación de al lado. Al escucharle solo a él imagino que le está haciendo una mamada. Me pongo en el lugar de mi mejor amiga mientras empiezo a acariciarme la polla. En mi mente aparece Rubén totalmente desnudo, marcando todos los músculos bien trabajados en el crossfit, mis manos acarician su torso depilado, rozando su piel de niño de 24 años, y mi lengua va de arriba a abajo por su polla enorme. Los gemidos no me los tengo que imaginar, los tengo en vivo y en directo. Hoy estoy especialmente cachondo, será que ya llevo un tiempo sin follar con alguien decente. Rubén sería un candidato perfecto. Lástima que sea el novio de mi mejor amiga. Aunque que un hetero con pareja se folle un tío no se considera cuernos, ¿no?.
Paso a pajearme, ahora imagino que me coloca a cuatro patas para follarme el culo. Joder, creo que voy a meterme un dedo, estoy demasiado cachondo. Además, Rubén no deja de aumentar sus gemidos y jadeos. Menuda mamada le debe estar haciendo la muy hija de puta. Y, ¿si me ofrezco para ayudarla?. No creo, ella es muy celosa. Y, ¿si me asomo para verles?. Aunque sea una miguita.
Ya me estoy masajeando mi agujerito. Lo reconozco, tengo ganas de polla. La polla de Rubén. Ya me he encaprichado. Lo veo mucho, pasa más tiempo en nuestra casa que en la suya. Muchas veces se pasea sin camiseta, en calzoncillos. Joder, si es que muchas veces la he tenido tan cerca. Y claro, otra vez empalmado. Si es que así no se puede vivir. Normal que me llegue a encaprichar con él.
Está a punto de llegar al orgasmo, lo noto por sus gemidos. Y porque lo está diciendo.
- me corro joder, me corro…- se oye al otro lado de la habitación.
Acompañado de un largo gemido. Yo estoy tumbado de lado en mi cama metiéndome dos dedos por el culo imaginando que ese placer se lo estoy dando yo. Me pregunto si se habrá dejado correr en su boca. Raquel me ha contado que alguna vez lo hace, en ocasiones especiales. Joder, le respondo, para mi todas serían ocasiones especiales. En cero coma acabo corriéndome dejando todo lleno de semen. Mierda, a limpiar otra vez por estos calentones mañaneros.
Al cabo de un rato me levanto, me quito el semen con un cleenex y me pongo unos calzoncillos. Ya limpio luego, necesito un café. Salgo de mi habitación directo a la cocina. Veo que está la puerta de Raquel abierta. Al pasar por delante me encuentro a Rubén, en todo su esplendor, totalmente desnudo tumbado en la cama. Me mira y yo le miro. No se que hace/decir.
- Uy perdona.
Y sigo mi camino intentando asimilar lo que acabo de ver. El cuerpazo de Rubén, y su polla, sí joder, su polla. Que estaba a medio crecer. Genial para metérsela en la boca y sentir su maravilloso sabor.
- Lo siento Luis, creía que ya te habías marchado.
Oigo que me dice su voz desde atrás. Me giro y le veo asomado en la puerta de la habitación. Solo se ve la cabeza pero yo se que está totalmente desnudo. Lo se porque lo acabo de ver. Que todavía no me lo creo.
- No te preocupes, será que no he visto hombres desnudos-.
Intento bromear para romper un poco la tensión.
- Por cierto hoy es sábado y no trabajo, seguiría durmiendo si no hubiera sido por vuestros gemidos, pero nada, que uno ya se acostumbra.
- ¿Nuestros gemidos? Perdona Luis, qué vergüenza. De veras pensaba que estaba solo. He sido yo mismito, Raquel tenía turno de mañana, se fue a las 6.
¿QUÉ? ¿Que lo que estaba escuchando era a ese Dios griego masturbándose?. Y, ¿porqué no me llama? Estoy en la habitación de al lado, solo me lo tienes que decir que me pongo de rodillas cuando tu quieras.
- ¿Y eso?, ¿ya no te da placer mi amiga?
- Uno a veces necesita desahogarse por su propia cuenta.
Dice esto mientras su cabeza desaparece tras el marco de la puerta. Me preparo el café y regreso a mi habitación. Su puerta sigue abierta. ¿Qué hago?, ¿miro?, ¿me hago el interesante y paso de largo?.
- Luis- dice justo al pasar por su puerta.
Me paro. Me giro. Ahí está. Tal cual me lo acabo de encontrar hace cinco minutos. Tumbado en la cama con su polla, ya flácida, al aire. Y claro, mis ojos van directos a ella. Reacciono y le miro a los ojos. Miro otra vez su polla. Malditos acto reflejos.
- ¿Qué te pasa?- dice sonriendo -¿Es la primera polla que ves?
Sabe que no me van los coños. Le río el sarcasmo.
- Normalmente si tengo una delante es para comérmela, ¿quieres algo?
- jajaja no creo ni que me la pongas dura.
- ¿perdona? soy capaz de hacer que te corras en menos de 2 minutos.
- Lo dudo bastante. Pero bueno, eso no va a pasar nunca.
- Por supuesto, solo faltaba que un hetero machito como tu se dejara comer la polla por una marica.
- No te ofendas Luis, estaba bromeando.
- Lo sé lo sé… sé que algún día acabaré haciéndote una mamada jajaja.
- Pues ya que tu amiga se ha ido sin siquiera hacerme una mamada… yo no tengo nada que hacer en toda la mañana
Está de coña.
- Estás de coña, ¿no?
Con media sonrisa en la cara me señala su miembro con las dos manos, como invitándome a que me ponga frente a él a tragarme su polla. Me quedo parado, no se que hacer. No digo nada. Él tampoco. Está bien, pues voy a acercarme a ver qué pasa.
Entro del todo en la habitación. Dejo el café en el escritorio. Estoy de pie frente a él. Rubén se pone las manos detrás de la cabeza. Nos miramos fijamente. Él tiene media sonrisa. Qué querrá. Sigo adelante, no hay nada que me lo impida. Seguro que está de coña. Seguro que cuando esté más cerca de su polla me parará. Apoyo las rodillas en la cama. Ahora miro su pene. Está flácido. Se ve delicioso. Los huevos depilados. La tiene un poco brillante. Claro, si ni siquiera se ha limpiado de la paja que se ha hecho antes. Seguro que todavía sabe a su leche. Joder, espero que no me pare porque ahora ya le tengo más ganas que nunca. Apoyo mis manos. Ya estoy a cuatro a muy pocos centímetros de su pene. Le miro por si acaso. Ha cerrado los ojos. Vale, así que está dispuesto a que lo haga. Te vas a enterar cabrón. En menos de un minuto estarás suplicando que pare por la corrida inminente.
Acerco mi boca y saco la lengua. Se la paso desde la base hasta la punta. Joder sí que sabe a semen. Ya estoy empalmado. Me pone mucho comer pollas recién corridas. Lo hago unas cuantas veces más. Juego con sus cojones. No me doy cuenta y ya la tiene casi empalmada del todo. Joder, sí que es grande. Normal que Raquel pegue esos gritos. Mierda, Raquel. Me estoy comiendo la polla de su novio. Joder. Paso, ya arreglaré este problema después. Voy a disfrutar de esta increíble polla.
Ya la tengo llena de saliva y empalmada del todo. No me ha costado nada. Rubén no dice nada. Solo gime de placer. Con los ojos cerrados.¿en qué estará pensando?. De cada vez su respiración es más fuerte. Parece que se ha olvidado de quién le está comiendo la polla. Decido metérmela en la boca. Fuera y dentro despacio. Saboreando bien cada penetración. Noto sus manos sobre mi cabeza. Empieza a follarme la boca. Y ahí es cuando se que en menos que canta un gallo este ya se corre. No sabré yo cómo nos gusta que nos coman las pollas. Pues claro.
- Joder no sabía yo que lo harías tan bien. Vas a comerte mi leche por cabrón.
Dice el tío que está llegando al éxtasis de placer.
Me agarra bien fuerte la cabeza y empieza a follarme la boca todavía más rápido. Está dispuesto a correrse. Ya noto un poco de precum, delicioso. Me tiene totalmente a su merced. Solo puedo respirar por la nariz y se me está cayendo la saliva por todo. Consigue llenarme la boca entera con su miembro. Me encanta cuando llegan a este punto, cuando no les importa para nada si estás bien o no. Me pone cachondísimo. La corrida es inminente y me muero de ganas de tragarme su leche. Al fin, después de tantas pajas pensando en él. En ese torso y esos brazos tan definidos. Su polla se hincha. Joder, me corro, dice una y otra vez. Hasta que llega el primer espasmo con el primer lefazo. Calentito y salado me llena toda la boca. Otro lefazo. Se me derrama por los labios. Otro lefazo más. Sigue agarrándome de la cabeza, tiene totalmente el control. Empiezo a tragarme la leche. Deliciosa. Exhausto me suelta la cabeza. Me aparto dejando su polla libre y cojo aire. Le miro. Está con una cara de felicidad máxima. Yo estoy con los labios llenos de leche y saliva. Miro su polla, está roja y empapada de leche, recién corrida de nuevo. Me la meto en la boca. Recojo todo el líquido que hay en ella y me lo trago. Le paso un par de lengüetazos más. Qué maravilla joder. Y ya que estoy le como los huevos también. Adoro metérmelos delicadamente en la boca y jugar con ellos. Me encanta esta situación, estar a cuatro patas delante de un tío como Rubén, a quien le acabo de comer la polla, él está en la gloria disfrutando del orgasmo que le acabo de propiciar, mi boca y mis labios llenos de leche calentita, cual puta con ganas de polla, solo falta que me follen el culo
- Joder, qué mamonazo. Pero, ¿tú dónde has aprendido a ser tan guarra?
- Te lo dije.
- Hostias, hacía tiempo que nadie me la comía así. Que te has tragado mi leche tío, no sabes lo que odia Raquel hacerlo. Me has puesto a mil cabrón.
- Pues ya sabes, a mi me tienes en la habitación de al lado siempre que quieras.
- No podemos hacerle esto a Raquel.
- ¿Qué hay de malo? Un juego entre tíos, para pasarlo bien. Nadie tiene por qué enterarse.
Puede que sea egoísta por mi parte, pero ahora mismo es todo fruto del calentón.
- Bueno, de momento ni una palabra a Raquel.
- Oye, ya que te hecho la mamada, dejarás que al menos me haga una paja, ¿no?
Rubén se queda mirándome, indeciso. De pronto, me sonríe y lleva su mano a mi polla. Le miro ojiplático, no me puedo estar creyendo que el hetero este me esté acariciando la polla. Está bien, me acomodo a su lado para estar todos más cómodos. Me relajo y me dejo hacer. Le noto un poco patoso.
- Va tío, hazlo como te lo haces a ti mismo, no tengas miedo.
- Se me hace muy raro que no sea mi pene. Tengo que confesar que esto me está gustado y todo jajaja.
- Así con cariño.
Se echa saliva en la mano para poder frotar mejor su mano sobre mi miembro, que me lo acaba de poner duro. Empieza a provocarme mis primeros gemidos, ya le noto más cómodo, de cada vez se desenvuelve mejor. Me acaricia la punta hasta me masajea un rato los huevos.
- Mira cómo aprendes de rápido jajaja.
- Mira cómo tengo la polla, me está poniendo cachondo eso eh, no me estarás convirtiendo en un mariconazo como tú, ¿no? jajaja
Me río también. Es de hacer este tipo de bromas. Si ya nos conocemos.
- Va sigue así y en nada me corro. Lo estás haciendo de puta madre. Siempre me has puesto muy cachondo tío. Y encima me estás haciendo una puta paja.
A todo esto él sigue pajeando hasta que empieza a subir la velocidad. Mi polla se hincha hasta su máximo preparándose para expulsar una gran cantidad de leche. Estamos los dos tumbados, uno al lado del otro bien cerquita. Nuestros cuerpos calientes se tocan y se rozan. Le miro y veo su cara concentrado en mi polla esperando la corrida. En un momento dado me evita. Y no puedo evitarlo. Me lanzo con la boca abierta hacia la suya. Saco mi lengua y se la meto lo máximo que puedo en el interior de la suya. Su lengua no reacciona pero al menos me deja estar ahí dentro jugando con la suya. Me aparto para verle la cara. Nos miramos y nos sonreímos. Ahora es él quien se acerca y me mete toda la lengua para fundirnos en un beso apasionado, como si quisiéramos comernos enteros. Ha dejado de masturbarme y aprovecho para colocarme sobre Rubén. Ahora nuestros cuerpos se tocan totalmente, pecho contra pecho y polla conta polla. Mientras continuamos comiéndonos las bocas yo muevo la cadera para que mi polla roce con la suya. En este punto el calentón ha llegado a su máximo. Empiezo a correrme por el roce de mi polla con la suya. Toda mi leche va a parar sobre su vientre. Aprieto mi polla contra su cuerpo para sentir más placer. Como si le estuviera follando. Sigo comiéndole la boca a la par que gimo del placer de mi corrida.
- Joder no he podido evitarlo, te he dejado pringado de leche.
- Pues ya sabes lo que toca.- Me dice ocn mirada cómplice.
Por lo que llevo mi boca hacia sus abdominales, ahora llenos de mi leche, y empiezo a lamerle todo el vientre de arriba a abajo recojiendo hasta la última gota de semen. Antes de que se acabe recojo un poquito con el dedo índice. Hago amago de que me lo voy a tragar. Se que eso le pone cachondo. Pero antes de que me lo meta en la boca me coge de la muñeca y se lleva mi mano a su boca. Cuá es mi sorpresa cuando veo a ese “hetero” meterse mi dedo índice en la boca para lamer ese poquito de leche que me iba a tragar yo.
- Jajaja hasta mi leche que has querido probar, te he dado envidia eh.
- mmmmm pues no está nada mal jajaja
- Bueno ahora ya me la he acabado pero que cuando quieras me haces una mamadita y te doy toda la leche que quieras.
Nos fundimos en otro beso apasionado, esta vez con sabor a mi leche. Para mi son los mejores besos que hay, ¿no crees?