DESMADRE EN MI FAMILIA (Parte 6)

Viviana y Simón hicieron un trato que hizo que su relación de hermanos se hiciera más cercana.

GRACIAS POR VOLVER

Si es tu primera vez con mi historia BIENVENIDO Y BIENVENIDA, sin embargo, esta es la Parte 6, si quieres entender mejor la historia te invito a revisar los siguientes links primero.

Parte 1: https://www.todorelatos.com/relato/171507/

Parte 2: https://www.todorelatos.com/relato/171550/

Parte 3: https://www.todorelatos.com/relato/171615/

Parte 4: https://www.todorelatos.com/relato/171696/

Parte 5: https://www.todorelatos.com/relato/171793/

–x–

Anteriormente

– Sí…, está bien…, vamos al ritmo que tú quieras... Ya vas a ver cómo nos vamos a divertir – se baja de mi regazo, se acuesta a mi lado y me abraza tiernamente – Gracias por hacer esto conmigo – me besa con delicadeza y empieza a acariciar mi rostro – no te vas a arrepentir, te lo juro– [Ya me estoy arrepintiendo].

Viviana

Estaba acostada en mi cama pretendiendo dormir, la noche anterior el calor y caricias de mi padre habían logrado que conciliara el sueño, pero ese día no lo lograba. Cansada de tratar de descansar decidí bajar a la cocina y preparar una aromática que me ayudara a relajarme, una vez puse un pie fuera de mi habitación el silencio de la noche me permitió darme cuenta de un par de cosas, la primera que mis padres estaban demostrándose cariño nuevamente, situación que me enfermaba y seguía molestándome de sobre manera, la segunda que la luz de la habitación de Simón estaba encendida.

Bajé a la cocina y decidí preparar dos tazas de aromática en lugar de una, yo no suelo consumir azúcar así que a la mía no le agregué, a la de Simón le puse dos cucharadas y colocándolas en una bandeja subí nuevamente. Entré en la habitación de Simón sin avisar sobresaltándolo.

– Viviana por favor, aprende a golpear – dijo visiblemente irritado y estresado.

Estaba en pijama sentado frente a su escritorio. Se había duchando antes de cenar así que su cabello aun estaba húmedo, tenía los lentes puestos y estaba muy concentrado con una tabla periódica y un montón de hojas sobre el escritorio. Verlo así es como ver una vieja fotografía de papá, sus rasgos físicos son tan parecidos a los de él, ojos negros y penetrantes, piel blanca igual a la mía, buena estatura (1,84 m) y figura atlética resultado de todos los años que ha practicado fútbol, la única diferencia con Miguel es su cabello, mi padre a pesar de las canas que ya empezaba a lucir en ese entonces ostenta un cabello rubio oscuro y lacio al igual que el mío, mientras Simón tiene el pelo rizado oscuro, incluso más que el de mamá.

– Lo siento, solo vine a traerte esto – le dije colocando la bandeja en una sección libre de desorden sobre la mesa.

  • Gracias – respondió sin siquiera dirigirme la mirada.

Lo abracé desde atrás de la silla rodeando su cuello con mis brazos y apoyando mi cabeza sobre su hombro.

  • ¿Mucho trabajo? ¿Te puedo ayudar? – pregunte posando un beso en su mejilla.

  • Lo dudo, gracias por la aromática, ya te puedes ir – su tono cortante no me paso desapercibido, sin embargo, lo ignoré, sabía que aun estaba lidiando con lo que había pasado [ Conozco ese sentimiento ].

  • Eso es la configuración electrónica verdad, yo lo hacía en séptimo.

  • Pues disculpa por ser tan idiota entonces – dijo con brusquedad deshaciendo el abrazo y alejándome de él.

  • No quise decir eso, simplemente traté de decirte que si necesitas ayuda yo lo puedo hacer, conozco el tema y podría ayudarte - me defendí inmediatamente tratando de mantener un tono conciliador - Ya es tarde, mañana debes madrugar, incluso más que yo y debes estar cansado, yo puedo ocuparme de este trabajo mientras duermes o adelantas algún otro trabajo no sé cómo prefieras.

  • Lárgate Viviana, no necesito tu ayuda en nada, déjame tranquilo – me espetó irritado logrando que también yo me saliera de mis casillas.

  • ¿Qué carajos te pasa? ¿Es por lo de hoy? ¿Estas así por lo que pasó? – respondo con el mismo tono de voz enojada, pero en medio de susurros para no alertar a mis papás.

  • Sí, ¿eso es lo que querías saber? Pues sí, si estoy así por lo que pasó, ¿contenta? Ahora lárgate – dijo mirándome fijamente por primera vez en toda la noche. En toda la tarde, a decir verdad.

Después de nuestra conversión en mi habitación, después de lograr que accediera al trato que le propuse, me dijo que tenía mucho trabajo pendiente de la universidad, así que se encerró en su habitación el resto del día, sólo salió a la hora de la cena, pero no comió con nosotros, dijo que tenía muchos trabajos, que estaba cerca del cierre del corte y que prefería comer en su cuarto. Pensaba que estábamos bien, que nuestra conversación había logrado arreglar las cosas, pero ya me doy cuenta que no.

Mi intención inicial no era involucrarme con él, suficiente tenía con las experiencias sexuales compartidas con Lucía como para sumar otro miembro de mi familia a la lista, cuando llegue a la casa y entre a su habitación tenía la intención de pedirle que me presentara a alguno de sus amigos del equipo de futbol o de la universidad, los chicos del colegio son unos verdaderos idiotas, así que supuse que involucrarme con un hombre de mayor edad podría ser mejor.

No contaba con lo que encontraría al entrar, tampoco contaba con mi reacción, ni tampoco con lo que paso después, no lo planee, no fue algo premeditado, simplemente pasó, no era la primera vez que veía a mi hermano en esa situación, el muy tonto solía masturbarse sin cerrar bien la puerta del baño y a lo largo mi pubertad y adolescencia lo pillé varías veces autocomplaciéndose, pero si fue la primera vez que vi lo que hacia como un acto erótico y provocativo en lugar de verlo como siempre lo había visto, un acto natural y una necesidad biológica.

He de admitir que las hormonas me controlaron, estaba enojada, furiosa, quería venganza y la situación se prestó para lograr lo que buscaba, sólo quería desahogar todo lo que sentía así que me acerqué y sutilmente lo convencí para dejarme llegar a mi objetivo. Sin embargo, en el transcurso todo cambió, la imagen de Patricia y Christian en el parque se desvaneció dando pasó al disfrute de lo que estaba haciendo, escuchar la voz excitada y entrecortada de mi hermano que me animaba a seguir me excito a mí, quería hacerlo gozar como yo lo estaba gozando, nunca antes había sentido tanto placer haciéndole sexo oral a Patricia como lo estaba sintiendo con Simón. Lo nuevo de la experiencia, el morbo de que fuera justamente con mi hermano con quien compartiera esta primera vez, su cara de placer, sus gemidos y jadeos de satisfacción, forjaron el camino para que me perdiera por completo en lo que estaba viviendo, lo que estaba sintiendo.

Me encantó, sentir la lujuria y arrebato de un hombre, el poder que proporciona el tenerlo a mi merced en medio de su vulnerabilidad sometido de cierta forma a mi voluntad, fue una sensación indescriptible, quería más, quería mucho más de él, quería que se derritiera por mí y lo logré, recibí su eyaculación en mi boca y a pesar de la extrañeza que para mí suponía el nuevo sabor lo disfruté, disfruté el fruto de mi trabajo.

Pero en ese momento todo se distorsionó, volvió a mi la mente la presencia de Patricia y su traición, porque sí, a pesar de hacer terminado “ el ciclo” me sentía traicionada, usada y quería mi venganza, mis emociones volvieron a retomar el control de mis acciones y llevándome el miembro que tenía entre mis manos nuevamente a mi boca empecé a repetir lo que había hecho en medio de una nube de rabia y dolor, de ira y tristeza y mientras por mis mejillas rodaban lágrimas de amargura mi cerebro se desconectó por completo de lo que estaba haciendo.

Cuando Simón me separó a las malas de él recuperé mi raciocinio, fui consciente de la situación y sentí mucho miedo, ya no eran las hormonas, tampoco las emociones las que me gobernaban, ahora era un sentimiento de culpa y vergüenza, entré en pánico y salí corriendo a mi habitación [ ¿Qué hice?, esto está muy mal ]. Mi mente se colmó de recuerdos, miles de ellos y me di asco de mí misma [ Que tanta mierda tiene que haber dentro de mí para llegar a estos límites ], sentí la presencia de Simón en mi cuarto y la culpa y vergüenza fueron aun mayores, no era capaz ni siquiera de verlo a la cara, pero pude percibir que lo que estaba sintiendo estaba reflejado en él, sumado a una cuota de preocupación y amor fraternal como la que había mostrado por mi el sábado anterior, ya no me sentí tan mal, sabía que los dos nos encontrábamos en la misma situación, que los dos éramos la dos caras de una misma moneda y sin poder aguantar más todo lo que tenía en mi interior me terminé sincerando con él.

Cada palabra que salió de mi boca estaba llena de verdad, la idea de involucrarme con él en una relación más allá de la fraternidad salió de mi de manera totalmente natural y a pesar de lo absurdo de mis argumentos los sentía dentro de mi completamente ciertos, soy consciente que manipulé emocionalmente a Simón para que accediera, pero también soy consciente que necesitaba de un soporte emocional en mi vida como lo había sido hasta ese momento Patricia, finalmente pensé que había logrado lo que necesitaba y me propuse ofrecerle a Simón todo lo que necesitara con tal que se quedara a mi lado, tenía veinte días para convertirme en una persona esencial para él y haría todo con tal de lograrlo. Ahora me doy cuenta que no era así, Simón también tenía dentro de sí una lucha interna que estaba librando una ardua batalla, y con la forma en que me trataba, me dejaba en claro quien estaba ganando.

Mi visión se nubló y con un nuevo nudo formándose en mi garganta le respondí – Perdón, yo no quiero molestarte – las lágrimas empezaron a abandonar mis ojos y para terminar con su agonía decidí dar media vuelta y salir.

Simón me tomó del brazo impidiendo que avanzara y levantándose de su silla me atrajo hacia sí abrazándome.

  • Lo siento – dijo dándome un beso en la coronilla - lo siento, estoy muy confundido con lo que está pasando, no debí hablarte así.

  • Yo también estoy confundida y te entiendo si no quieres continuar con esto, es solo que… - [ No sé si sea correcto decirlo ]

  • Solo que ¿qué? – preguntó tomándome del mentón obligándome a que lo mire.

  • Es solo que… lo necesito Simón, necesito esto, me hace bien sentirme ligada a ti de esta forma.

  • No está bien – limpia mis lágrimas con su pulgar y clava su mirada en la mía.

  • Lo sé, pero no puedo evitarlo, quiero tenerte en mi vida de esta forma.

Simón se quedó en silencio meditando en lo que le acababa de decir, rompió en abrazó y retomó su posición anterior en silla frotándose la frente en señal de frustración.

  • Vivi…, hace unos años le hice mucho daño a una persona a quien le guardaba un gran cariño, no quiero que pasé lo mismo contigo.

  • No va a pasar lo mismo – dije acercándome y poniéndome de cuclillas frente a él.

  • Lo que me estás proponiendo… me recuerda mucho a esa situación, no quiero cometer los mismos errores.

Llevé mi mano hasta su mejilla y lo acaricié con ternura – No lo harás, yo no soy esa persona y no estamos en las mismas circunstancias, pase lo que pase Simón, eres y siempre serás mi hermano, eso nunca va a cambiar y el amor fraternal que sentimos tampoco va a cambiar.

Simón me tomó de la cintura alzándome y me sentó sobre su regazo, yo me acomodé apoyando mi cabeza en la curva entre su hombre y su cuello.

  • Viviana, te amo, como una hermana, como mi hermana ¿entiendes lo que quiero decir?

  • Si, y yo también te amo como mi hermano – levanté mi rostro y nuevamente miré fijamente a sus ojos.

  • Pasé lo que pasé… eso no va a cambiar, de ninguna manera va a cambiar, lo tienes claro ¿verdad?

  • Completamente – acerque mis labios a los suyos y con un suave besó le di a entender que no esperaba ni quería más de lo que él me estaba dando, para mi eso era suficiente - ¿Quieres que te ayude con lo de química o no? – con un resoplido divertido de su parte me di media vuelta sin levantarme de su regazo y miré el cúmulo de hojas sobre su escritorio – Oye Simón, que estudies odontología no implica que tengas que adquirir la caligrafía de los médicos – bromeé con él arrancándole una risa profunda y sincera.

  • No te burles – dice haciéndome cosquillas en la cintura - estoy escribiendo con la derecha y si hacerme una paja es difícil ya imaginaras como es escribir.

  • ¿En serio piensas entregar ese trabajo con esa letra? – asintió mientras rodeaba mi cuerpo intercambiando los papeles del abrazo que hace unos minutos atrás compartíamos– ¿tienes más trabajos por hacer o era una mentira para evadirme?

  • Las dos cosas, sí tenía más trabajos, pero ya los terminé, incluso éste.

  • ¿Y todos los trabajos están escritos igual que éste? – pregunté para molestarlo.

  • No, los otros eran a computador.

  • O sea que ahora te vas a ir a dormir – me levanté de su regazo y me apoyé sobre el escritorio de frente a él, dispuesta a iniciar mi negociación.

  • Exactamente.

  • Te propongo un trato…

  • Hay no Viviana, tú y tus tratos ya me dan miedo – dijo medio en broma, medio en serio mientras tomaba la taza de su aromática y se alejaba de mi camino a su cama.

  • Pero si ni siquiera me has escuchado. Déjame transcribir en limpio esta… tarea y a cambio me dejas dormir contigo.

  • Te pedí que las cosas fueran lento – me dijo tergiversando mis intenciones.

  • Sí, lo sé – respondo mientras ruedo los ojos – solo quiero dormir, literalmente dormir, mi cuarto tiene muchos recuerdos y no logro conciliar el sueño.

Me miró fijamente con el ceño fruncido y con un asentimiento de cabeza accedió. Tras de terminar casi de un solo sorbo la aromática que había preparado para mí me dispuse a ayudarlo con la tarea, o mejor a transcribirla porque efectivamente ya la había terminado, la ventaja es que como es tarea de Simón y no mía todo va a tinta negra, yo soy fanática de los colores y aun hoy todos mis trabajos tienen mínimo tres colores distintos con especificaciones concretas, me encanta como se ve, pero cuando es a mano el cambiar de bolígrafo quita mucho tiempo, así que esta vez me rindió más de lo que pensaba, al terminar apagué la luz del cuarto y me acerqué a mi hermano quién ya estaba bastante adormilado, me acomodé a su lado un poco alejada para no incomodarlo, pero esta vez fue él quien se acercó para abrazarme y así poco a poco logré conciliar el sueño.

La mañana siguiente al despertarme me sentí un tanto desorientada, luego recordé todo lo que pasó el día anterior y me ubiqué inmediatamente. Eran las seis en punto, tenía el tiempo justo para arreglarme e ir al colegio, Simón se debió de ir una hora antes de que yo me despertara, el campus de nuestra universidad se encuentra a dos horas en transporte público desde nuestra casa y todos los días tenía clase de siete, así que ya debía de ir en camino.

Mi humor esa mañana era radicalmente diferente al del día anterior y se notaba, aun así, al llegar al colegio la situación me puso en perspectiva nuevamente, hasta ese momento mi vida social empezaba y terminaba con Patricia, por lo que no contaba con un grupo de apoyo con quien estar en el colegio, me hablaba bien con mis compañeros y compañeras, pero nunca trace una verdadera amistad con nadie, lo cual empezó a pesar.

Desde ese día algunas de las chicas que se acercaban a mi lo hacían con la intención de averiguar el chisme del motivo de mi pelea con Patricia, por lo que inmediatamente descarté por completo la posibilidad de formar una amistad real con ellas, sin embargo, ese día hubo una persona que se acercó sinceramente a mí, Camilo Leaño no buscaba obtener información, simplemente quería tenderme la mano así que a partir de entonces iniciamos una amistad muy sincera que fue haciéndose más sólida con el paso del tiempo, nunca me preguntó que había pasado, pero con el tiempo me dijo que él sabía todo, él ya había deducido el tipo de relación que tenía con Patricia y nunca se lo comentó a nadie, por eso cuando notó el noviazgo de Patricia ató cabos y decidió ofrecerme su amistad incondicional a modo de apoyo. El año siguiente llego Daniela Cruz al colegio una nueva estudiante paisa que se unió a nosotros convirtiéndose así en nuestra tercera rueda. Nunca llegue a tener él mismo nivel de confianza con ellos que con Patricia, pero eso era bueno.

Los veinte días siguientes pasaron en un abrir y cerrar los ojos, Simón y yo continuamos con nuestro trato tal y como lo habíamos pactado. La primera semana me quedé en su cuarto todas las noches, él llegaba a la casa tipo ocho o nueve de la noche y solía irse a dormir a altas horas de la noche porque estaba estudiando o haciendo trabajos, la luz prendida y el sonido del tipeo me mantenía despierta, pero aun así prefería estar ahí que en mi habitación, así que mientras Simón estaba en lo suyo yo leía, cuando el cansancio lo vencía dejaba lo que estaba haciendo y se metía en la cama conmigo, las primeras tres noches no hicimos nada diferente a dormir, pero el viernes yo tenía mi libido particularmente aumentado [ Es viernes y el cuerpo lo sabe ] así que aprovechando que ninguno de los dos debía madrugar el día siguiente, lo obligué a irse a la cama temprano y empecé a buscar mi satisfacción física.

Sutilmente lo fui llevando por el camino que quería, empezando con besos tiernos y caricias inocentes, poco a poco los besos fueron subiendo de intensidad y las caricias se hicieron más atrevidas, mientras en tocaba mis pechos con algo de torpeza sobre la camisa y luego sin ningún tipo de impedimento de por medio [ Wow, así que es cierto lo de la falta de experiencia ] yo llevé mi mano dentro del pantalón de su pijama, paulatinamente lo fui guiando para mostrarle como me gustaba que me tocaran a la vez que él hacía lo mismo conmigo. La inexperiencia lo hacía preguntar más de lo normal si me agradaba lo que hacía, yo pacientemente lo corregía cuando no estaba logrando el objetivo y lo animaba cuando estaba por el camino correcto. Yo tampoco lo hacía perfectamente, a pesar de mi experiencia previa tocar a un hombre es completamente diferente, así que él en varias ocasiones tuvo que guiarme también.

Cuando ya tenía su pene en el punto de máxima gloria se me hizo agua la boca, bajé hasta mi objetivo y recordando lo que habíamos hecho el lunes empecé a succionarlo. Nuevamente esa sensación de poder y dominio se apodero de mí y lo disfrutaba tanto o más que Simón. El trabajo previo con la mano y el nivel de excitación llevaron a mi hermano al éxtasis más rápido de lo esperado, ya conocía su sabor así que no me molestó sentirlo nuevamente en mi boca, lo tragué y limpié sus residuos con la lengua, Simón se tensó pensando que pasaría lo mismo de la vez anterior, pero al notar mis intenciones se relajó y yo poco a poco subí por su torso repartiendo suaves besos hasta llegar a su boca.

  • Sabes a mí – comenta entre susurros

  • Es mi nuevo sabor favorito – respondí esbozando una sonrisa pícara.

  • ¿Puedo devolverte el favor?

  • No hay necesidad que lo preguntes.

Y así cambiamos de lugares, considerando que para él resultaría incómodo por su brazo enyesado adoptar la posición más tradicional fui yo quién subió hasta posicionar su boca debajo de mí con su cabeza entre mis piernas y sosteniéndome de la cabecera de la cama me dispuse a disfrutar. La sensación era diferente, Simón llevaba toda la semana sin afeitarse y su vello facial añadía un efecto adicional muy agradable [ Dios, hermano, en esto si tienes experiencia ].

  • Simón…, que rico…, aaaahhhh…, me encanta…, sigue…, aaaahhhh…, no pares…, sigue…

Empecé a mover mi cadera adelante y atrás buscando mayor fricción propiciando así la llegada de mi tan anhelado orgasmo. El temblor se apoderó de mi cuerpo haciéndome jadear y gemir con mayor intensidad, llevé mi mano a mi boca para reprimir el ruido y evitar que mis padres se percataran. Simón me ayudó a acomodarme una vez bajé de la nube y me rodeó con el brazo mientras recuperaba el aliento apoyando mi cabeza sobre su pecho.

  • Mentiroso – dije aún agitada.

  • ¿Qué? ¿Por qué? – preguntó mientras acariciaba mi cabello

  • En esto si tienes experiencia ¿verdad?, no es la primera vez que te comes un coño.

  • Ok, sí es cierto no es la primera vez.

  • Entonces…

  • Entonces ¿qué?

  • ¿No me vas a contar?

  • No.

  • Oye eso no es justo, tú sabes lo de Patricia.

  • Sí, pero no te voy a contar, no por ahora al menos, cuando… me sienta cómodo con el tema te juro que te lo contaré todo.

  • Esta bien – accedo a regañadientes mostrando un gesto de inconformidad bastante caricaturesco.

  • Eres muy mimada – dijo riéndose de mi puchero.

  • Pues sí, que esperabas, soy la menor.

Niega con la cabeza en símbolo de resignación y poco a poco empiezo a sentir como el sueño se hace protagonista en mi sistema.

  • Hablé con papá.

  • ¿De qué? – pregunté más dormida que despierta.

  • De tu cuarto. Le dije que era buena idea hacer una remodelación para subirte el ánimo, aún tienes el cuarto de una niña de diez años, creo que nunca lo has cambiado. Dijo que iba a hablar contigo, así que aprovecha, cuando termines de remodelar puedes volver a dormir allá sin problema.

Esa última parte me desconcertó ahuyentando inmediatamente el sueño que se cernía sobre mi- ¿Por qué? ¿Te molesta compartir tu habitación conmigo?

  • No Vivi, para nada, todo lo contrario, pero soy consciente que te estas desvelando por mi culpa, además necesitas depurar de ti esos recuerdos que te lastiman y también necesitas un espacio para ti.

Levanté mi cabeza para mirarlo fijamente y con una sonrisa pose en sus labios un beso a modo de agradecimiento – Gracias por pensar en mí, te amo hermano.

  • Te amo hermana.

Después de esa noche nuestra rutina nocturna se hizo más dinámica, ya había terminado parciales en la universidad y en la noche al regresar de la universidad me empezó a ayudar con los planes de la redecoración, desde el color de la pintura hasta los nuevos muebles. Papá destinó parte de sus ahorros personales para darme ese regalo, y él mismo participó Simón y conmigo en el proceso, nos ayudó a pintar la habitación ya que Simón con su brazo enyesado se le dificultaba bastante, en compensación Simón prometió que una vez recuperara la movilidad del brazo iba a hacer un mural conmigo.

Empezamos a compaginarnos mejor sexualmente, una semana después de la primera noche que me hizo sexo oral, por fin logré hacerlo confesar, me habló de una tal Angie de la que nunca antes había escuchado hablar, sólo le he conocido una novia a mi hermano y era una chica del colegio de nombre Melissa, ella le hizo mucho daño a mi hermano y no la tengo en buen concepto. Me dijo que yo no conocía a Angie y que él ya no tenía contacto con ella, me contó muy superficialmente la situación, me dijo que la había usado de la peor manera con el único objetivo de obtener experiencia sexual, pero nunca llegaron muy lejos. Aun así, había cosas que no me cuadraban, al final decidí no indagar más en el tema ya que cada que lo intentaba Simón se empezaba a sentir muy mal, le dije que todos en la vida cometemos errores y lastimamos a personas que queremos, pero que lo importante es aprender de esos errores y si tenemos la oportunidad de rectificarlos, haberlo.

Faltando un día para que le quitaran el yeso Lucia y Miguel nos compartieron la buena nueva, en dos meses cumplirían 20 años de casados y como cada cinco años iban a hacer una renovación de votos, el anuncio me descompuso inmediatamente y Simón lo percibió, el cinismo de mi madre no conocía límites.

  • ¿Te molesta la renovación? – me preguntó una vez solos en su habitación, después de nuestro intercambio orgásmico.

  • No, porque debería de molestarme – había cosas que aun no le contaba a Simón.

  • A mí sí – la sorpresa no se hizo esperar – conozco muy bien las condiciones de la relación de papá y mamá, y por lo que puedo deducir tú también, sé que es difícil, pero haz lo posible por disimularlo, los próximos dos meses van a ser llenos de preparativos y esas cosas y necesitas mostrarte indiferente.

  • ¿Cómo lo sabes? – pregunté con el ceño fruncido.

  • La descubrí un día con mi entrenador, después la vi con el jefe de papá y la última vez estaba con un tipo que ni idea de donde lo conoce.

Simón me dejó sin palabras no sabía que decirle al respecto, si él supiera la cantidad de veces que le ha sido infiel y con quienes, aun así, me limité a asentir y dar por terminado el tema.

  • Bueno, pues hasta hoy va nuestro trato ¿no? – le dije desviando la conversación.

Una media sonrisa de suficiencia dibuja su rostro – Creo que sí, mañana me quitan el yeso, pero debo empezar con la terapía física, no se cuando recuperaré la movilidad completa.

  • Una verdadera lástima, ¿consideras que necesitas de una enfermera?

  • Si la enfermera eres tú sí – dice acercándome a él abrazándome la cintura.

Y con un dulce beso renovamos nuestro trato, siempre supe que podía contar con Simón, pero a partir de ese momento supe que realmente sin importar las circunstancias nuestra relación es incondicional.

–x–

GRACIAS POR LEER

Perdón la demora y gracias por regresar, como ya había dicho estoy iniciando un proyecto el cual consumió mucho de mi tiempo, la fase de diseño ya la culminamos y estamos en espera de evaluación y aprobación, así que mientras eso ocurre tengo nuevamente tiempo para continuar con la historia. También hice una pausa para estructurar mejor la historia ya que todo lo tenía en la cabeza y necesitaba ponerlo en papel para poder trabajar más cómodamente, son muy psico rígida con esas cosas.

Mil gracias a los que siguen mi historia, la califican y comentan, siempre leo lo que me escriben y procuro responderles además me motivan mucho a seguir, espero que sigan leyendo y comentando.

Agradecimientos especiales a: Sebastian, MachoAntonio, Pedro Hernández, Jomag, VeroYDany, Sexo a full, Hero de Colombia y Isg por sus comentarios en la publicación anterior. Espero hayan disfrutado esta parte.

CON CARIÑO, LYDIA B. SALUDOS DESDE COLOMBIA

PD: Estoy pensando en crear un blog para poder interactuar mejor con ustedes ya que esta plataforma limita mucho eso, recibo opiniones respecto al tema.

NOTA: Esta historia no es real ni está basada en hechos reales, ha sido una construcción ficticia de la autora, algún parecido con la realidad es mera coincidencia. Debido a la naturaleza del relato es importante aclarar que la autora no apoya ni aprueba muchas de las conductas presentadas por los personajes, es sólo una historia.