DESMADRE EN MI FAMILIA (Parte 3)

Esto es lo que pasó después de que Lucia me diera la bienvenida al mundo del sexo.

GRACIAS POR VOLVER

Si es tu primera vez con mi historia BIENVENIDO Y BIENVENIDA, sin embargo, esta es la Parte 3, si quieres entender mejor la historia te invito a revisar los siguientes links primero.

Parte 1: https://www.todorelatos.com/relato/171507/

Parte 2: https://www.todorelatos.com/relato/171550/

–x–

Anteriormente

Sin más Lucía salió de la habitación y yo quede profundamente dormida, aún tenía muchas preguntas, pero no tenía energía para hacerlo.

Viviana

No sabía cuánto tiempo llevaba durmiendo cuando Lucia se acercó a mi para despertarme.

– Nena, come algo, ya son las cinco de la tarde – abrí los ojos y vi como traía con ella algunos aperitivos en una bandeja. Ya no estaba sólo en albornoz, se había cambiado y estaba vestida con una falda plisada negra y un buso cuello tortuga vino tinto, llevaba tacones y la falda estaba ceñida a su cintura con un cinturón acentuando muy bien su figura. No importaba si sólo iba a estar en la casa Lucía siempre se vestía, peinaba y maquilla con elegancia.

– Gracias mami – me reincorporé en la cama y ella puso la bandeja frente a mí.

– ¿Cómo te sientes?

– Extraña, pero feliz.

– Que bueno, me alegra – se colocó de pie para salir de la habitación cuando yo la llamé de nuevo.

– Mami, tengo más preguntas, podemos hablar – una genuina sonrisa (como pocas veces se le veía) asomo en su rostro y se acercó a mi – ¿Por qué no le puedo decir a nadie lo que pasó? ¿Hicimos algo malo? – dulcemente acarició mi cabello.

– No nena, nada de que pasó es malo, sin embargo, la gente no entiende muchas cosas y cuando pasan suelen juzgar. Sentir placer, explorar el cuerpo, son cosas naturales no son incorrectas, está bien hacerlas. Pero la gente no le gusta reconocerlo, por eso es mejor no decir nada.

– ¿Tampoco a papá?

– No, ni a él ni a tu hermano.

– ¿Por qué mi padrino tenia sexo contigo y no con mi madrina? ¿Por qué tu tenías sexo con él y no con mi papá? ¿No se supone que para esos son los esposos?

Creo que por fin llegamos a la pregunta que más estaba esperando mi mamá – Bueno primero una aclaración, sexo puedes tener con quién quieras y cuando quieras, no es exclusivamente para los esposos ni para momentos específicos, que sea correcto o no depende de la percepción de cada quién, para mi no está mal por eso lo hago y lo disfruto…

– ¿O sea que has tenido sexo con más hombres aparte de mi papá y mi padrino?

– Sí, y con mujeres también – mi cara debía de parecer un poema, realmente me sorprendía lo liberal que era mi madre, quien hasta ese momento me había parecía una dama de sociedad refinada.

– ¿Papá sabe?

Mi mamá se encogió de hombros – Lo sospecha.

– ¿Por qué no se lo cuentas?

– Recuerdas que te dije que todo depende de la percepción de cada persona, bueno pues para tu padre si es algo malo.

– ¿Y para mis padrinos?

– Tu madrina no sabe, es igual a tu papá, pero igualmente Orlando no está haciendo nada malo independientemente de la percepción de Rosalba, ellos están en proceso de divorcio, tu padrino llevaba mucho tiempo sin sexo y yo lo invité a desahogarse.

– Ok – no sabía que más decirle, a pesar de lo que dijera mi mamá, no dejaba de pensar que algo no me cuadraba del todo – gracias por responder y por el almuerzo.

– De nada nena, come bien y sigue durmiendo.

Después de ese día se empezó a construir una relación muy cercana con mi mamá, ella empezó a explicarme muchas más cosas sobre la sexualidad, me explicó mas detalladamente el proceso de fecundación, también lo que era una menstruación y un ciclo menstrual, el funcionamiento del cuerpo femenino y el del masculino también, me explicó como los hombres se masturban, me hablo del sexo seguro y los riesgos de no practicarlo responsablemente y sobre el uso de pornografía (aunque nunca la vimos juntas, decía que era una de las cosas que a ella no le llamaban la atención, pero me insto a que lo probara). Hacia el final de mi pubertad empecé a ver porno, aunque al igual que mamá no le agarre el gusto del todo, inicialmente al ser una novedad me intereso y lo disfrutaba bastante, luego todo me pareció repetitivo, mismas posiciones, mismas tramas insulsas y sin sentido, además contaba con porno en vivo y en directo así que pasó la emoción.

Durante mi incursión en la pornografía encontré muchas cosas que me causaban curiosidad y se lo preguntaba, me explicó en que consistían diferentes prácticas sexuales como el sexo anal (el cual ya había presenciado en vivo y en directo), el sexo oral, tríos, orgias, doble penetración y otro tipo de prácticas que, aunque no eran de su agrado sabía que existían como el BDSM y otro tipo de parafilias, me explicó que era un fetiche y que el de ella era que le hablaran sucio. También me hablo sobre la orientación sexual y me dijo que a pesar de que ella no se consideraba bisexual si disfrutaba de tener relaciones sexuales lésbicas.

Aprendí con mi madre más sobre sexo que lo que hubiese podido aprender en las clases de educación sexual durante el trascurso de todo mi ciclo escolar, podía decirse al entrar a la adolescencia ya era una casi una experta, aunque solo la teoría, técnicamente seguía siendo “virgen”. Fuera de masturbarme regularmente y pedirle a mi madre de vez en cuando que me comiera el coño no había hecho mucho más, excepto por Patricia.

Después de lo que pasó con Lucía guardé el secreto tal y como me lo había pedido por algún tiempo, nadie aparte de ella y yo sabíamos lo que había pasado, pero las cavilaciones mentales no me dejaban tranquila, en ocasiones dudaba de si todo lo que había sucedido era real o no, otras me sentí culpable por ocultarle la verdad a mi papá y en otras quería volver a vivir todo otra vez, sentir más orgasmos y explorar más mi sexualidad. Tantas cosas en la cabeza empezaron a afectar mi comportamiento, estaba más callada en el colegio y me distraía con facilidad en las clases.

Patricia ha sido desde siempre mi vecina y mejor amiga, íbamos juntas al colegio, siempre nos contamos todo, somos casi como hermanas, así que no fue de sorprender que después del fin de semana al regresar al colegio ella notara algo extraño, por lo que empezó a preguntar incesantemente que era lo que me ocurría, yo me negaba siempre a decirle y una semana después de lo ocurrido ella se molestó conmigo y me confrontó.

– Pero que pasa, es que ya no somos amigas.

– No es eso, ya te dije que no te puedo contar, no se lo puedo decir a nadie.

– Y para que son las mejores amigas sino para contarse lo que nadie más puede saber. Confía en mí, yo no lo voy a contar a nadie – decía mientras hacia pucheros – es que ya no me quieres verdad, ya no quieres ser mi amiga, por eso no me cuentas – decía mientras empezaba a llorar (siempre tóxica, nunca intoxica).

– No es eso, yo si te quiero, es que no te puedo contar, es un secreto – decía mientras la consolaba, ahí fue cuando tome la decisión, no podía seguir guardándome ese secreto o me volvería loca y ya que ella está tan interesada pues… – está bien, te voy a contar, pero es un secreto, no te lo puedo decir aquí, hagamos una pijamada en mi casa mañana viernes y te lo explico todo ¿vale?, ya no llores, no me gusta verte así – le dije mientras la abrazaba.

Patricia limpio las lágrimas que salían de sus ojos castaños y esbozo una leve sonrisa de satisfacción (manipuladora desde chiquita). Esa tarde en casa le hable a mi mamá de la pijamada y me dijo que no había problema, siempre y cuando no fuéramos a permanecer despiertas toda la noche y que no hiciéramos mucho ruido (mira quién habla de hacer ruido).

Ese viernes ya teníamos todo preparado para la pijamada, mi mamá nos preparó sándwiches y acomodamos mi habitación para su llegada. Después de que su mamá, la señora Stella, la dejara en mi casa fuimos corriendo a mi habitación, papá estaba trabajando, Simón en clases de natación y mamá, bueno digamos que mamá estaba ocupada con mi padrino, Lucía le había advertido de mi presencia, él se incomodó un poco, pero con lo cachondo que estaba no le prestó mucha atención.

Lucia nunca le dijo a mi padrino que yo los había descubierto, pero al principio le pareció extraño que lo invitara a la casa mientras yo estaba allí, así que empezó a preguntar y mi mamá con el fin de evitar el interrogatorio, dejó de colocarlo en sobre aviso a él y empezó a advertírmelo a mí, no solo cuando la visitaba mi padrino, sino también cuando acudían a las invitaciones de mamá sus otros amante y así yo me cuidaba para que no me vieran, cosa que aprovecha después cuando se daba inicio a la faena, mi mamá siempre olvidaba cerrar la puerta de la habitación matrimonial del todo, sabía que me gustaba mirar (creo que a ella también le gustaba saberse observada) y cuidaba que su amante no se percatara de mi presencia mientras los veía coger yo me excitaba y acababa por masturbarme.

Con todos los polvos que presencie de mamá me masturbé, menos con papá, una noche me pareció escuchar que estaban cogiendo, así que siendo ya una adolescente y habiéndome habituado a esa situación desde la niñez, instintivamente fui a verlos para tocarme mientras los observaba haciéndolo, pero no lo hice, no me masturbé esa noche, ni siquiera me excité y fue la primera vez en mi vida que experimenté un genuino rencor hacia mi madre. Había visto muchísimas veces en los últimos 6 años como Lucía tenía sexo con un sinfín de personas, pero nunca había visto que le hicieran el amor , la devoción y adoración que manifestaba mi padre en cada caricia, en cada beso, incluso en cada penetración era sublime, era intenso, pero no era mutuo, él se entregaba en cuerpo y alma a Lucia a la vez que procuraba el disfrute de los dos, mientras que para ella no era más que un desahogo sexual más. En ese momento la odié, odié todo lo que le hacia a papá, todas las infidelidades, todas las mentiras y me planteé por primera vez la posibilidad de decirle la verdad a él, luego me di cuenta de un par de cosas.

Uno, lo que pasara entre mi papá, Lucía y el resto de sus amantes era un problema de pareja y no me competía involucrarme, aunque me carcomiera la ira. Dos, no me sentía en la capacidad de lastimar tan profundamente a un hombre tan maravilloso como Miguel. Así tal y como lo había hecho antes, me hice la de la vista gorda, di media vuelta y me fui a mi habitación llena de rabia, esa noche no puede dormir mucho y lo poco que dormí soñé con mi papá, pero no de manera sexual, soñé viéndolo llorar amargamente tras enterarse de la clase de mujer que es su amadísima esposa, tal imagen me desgarro el alma y al despertar tenia el rostro bañando en lágrimas, igual que él en mi sueño. Después de eso, la relación con mi madre no fue la misma, no volví a espiarla mientras cogía, aunque seguimos hablando como siempre.

Ya en la habitación con Patricia y con la puerta cerrada no escuchábamos el ruido procedente del cuarto de mis papás, Orlando y Lucía cerraron la puerta y se cuidaron de no hacer mucho ruido, bueno mi padrino se cuidaba, ese día no le hacía comentarios lascivos ni le hablaba sucio, a duras penas gemía y jadeaba, mi mamá también gemía no tan alto como la vez anterior, pero sí lo suficiente como para que se escuchara en el pasillo, aun así, yo sabía que estaban haciendo y eso me estaba excitando. A Patricia, la curiosidad no le dio más y empezó a pedirme que le contara mi tan misterioso secreto.

– ¿Recuerdas el día que salí temprano del cole, el jueves de la semana pasada?

– Si, que estabas enferma y tu papá te recogió porque tu mamá no apareció.

– Si ese día, resulta que mi mamá si estaba acá en la casa.

– ¿Y entonces? ¿Por qué no pasó por ti?

– Bueno lo que pasa es que cuando llegue a la casa mi mamá…

Empecé a relatarle todo lo que había pasado ese día con lujo de detalles, desde como escuche los gemidos de mi mamá, de como la pille cogiendo con mi padrino, de todo lo que se decían y hacían (de solo recordarlo y sabiendo lo que estaba ocurriendo unos metros más allá, me estaba empezando a excitar), de cómo después de que mi mamá se corrió se dio cuenta de mi presencia, de cómo después de dejarme en la habitación se fue a seguir cogiendo y yo escuchaba todo, de cómo me frote con mi mano, de cómo mi mamá se dio cuenta y empezamos a hablar de sexo, le conté toda mi conversación con Lucia y le explique todo lo que ella me explicó, también le dije que me había enseñado a masturbarme y como me chupó el coñito después, por último le hable sobre lo que me dijo acerca de la infidelidad.

Patricia no daba crédito a todo lo que yo le contaba, mantuvo durante todo el relato cara de sorprendida y ocasionalmente me interrumpía para preguntarme alguna cosa, además por lo explícito de la narración note que ella también se había excitado, y eso me gustó. Sus preguntas mostraban una curiosidad igual a la mía.

– ¿Y te enseñó a tocarte? ¿Lo has vuelto a hacer? ¿Te ha vuelto a chupar ahí abajo? – preguntó sonrojada (por la excitación y la vergüenza) entre sorprendida e intrigada.

– Sí, me mostró como lo hacía ella y me indicaba que debía hacer yo, pero no lo he vuelto a hacer. Y sí, el martes en la tarde cuando Simón no estaba, decidí averiguar si era cierto todo lo que había pasado o si era solo un sueño extraño, además quería comprobar si era verdad lo de que si quería que me lo comiera el coño que sólo se lo dijera, fui a la cocina le dije: “mami, quiero que me vuelvas a hacer lo de la vez pasada” y ella acepto, me llevó a la sala, me quitó todo de la cintura para abajo y me volvió a chupar ahí.

– Wow, mi mamá nunca haría algo así, nunca me explicaría las cosas así ni me haría esas cosas. ¿Y que sentiste? ¿Cuándo te tocabas?

– No se como explicarlo, pero puedo mostrarte como se hace para que también lo hagas y tu misma sientas como es.

– En serio, me enseñarías a hacerlo – su rostro reflejaba una expectación y emoción increíbles, casi como si le dijera que íbamos a ir a un parque de diversiones.

– Si claro, ¿quieres hacerlo?

– Si, enséñame – dijo presta a atender la explicación como se de su clase favorita se tratará.

– Yo no soy experta, pero te voy a mostrar lo que mostró mi mami, ella hace otras cosas, pero no sé cómo se hace. Quítate todo de la cintura para abajo y acomódate en la cama con las piernas abiertas, así mira.

Patricia lo hizo todo lo que le indicaba, le dije que buscara su clítoris y empezara a frotarlo, efectivamente ya estaba excitada, estaba húmeda por lo que cuando encontró el clítoris la fricción fue más fácil. Poco después a las dos se nos empezó a poner la respiración más pesada y empezamos a gemir suavemente.

– ¿Te gusta? – le pregunté.

– Si, se siente muy bien, ¿cuándo la chupan también se siente así?

– No, se siente diferente, pero también se siente rico, ¿quieres probar que se siente?

– ¿Me la quieres chupar? ¿Sabes hacerlo?

– No, sería la primera vez, solo lo haría para que sepas que se siente, lo hago porque eres mi mejor amiga.

Deje de masturbarme y me acerque a ella, Patricia me miraba con miedo y curiosidad, me agache colocando la cabeza entre sus muslos igual a como Lucía lo hacía conmigo, ella quitó su mano y yo pasé mi lengua por primera vez a su coño, sabía extraño, pero no era desagradable. Mi amiga dio un respingo como si un escalofrío recorriera su cuerpo y preguntó.

– ¿A que sabe?

– No sé, como salado y un poco amargo y está caliente, ¿Te gustó?

– Sí.

– ¿Quieres que siga?

– Solo si tú quieres.

Volví a meter mi cara entre sus muslos y empecé a mamarle el coño, lamia como si de una paleta se tratará, perecía que a Patricia le gustaba así que seguía haciéndolo, un rato después mi amiga me agarro de la cabeza así como lo había echo yo con mi mamá antes, después aumento el volumen de sus gemidos, lo cual no me preocupo, nadie escucharía, mi mamá estaba muy ocupada, decidí cambiar de técnica y dedicarme solo al clítoris de mi amiga, con la lengua empecé a rodearlo en círculos tal y como mamá había hecho conmigo, Patricia empezó a mover su pelvis y supe que estaba cerca, seguí comiéndole el coño alternando entre simular que comía una paleta y rodear el clítoris.

– Aaaahhh, aaaahhhh, si me gusta, aaaahhhh, sigue Vivi, me gusta, aaaahhhh, aaaahhhh…

Patricia empujo mas fuerte su coño contra mi cara cortándome un poco la respiración, pero yo seguí, sabía que ya iba llegar, algo que me confirmó después.

– Me voy a orinar, para, quiero ir al baño.

– No es chichi, te vas a correr, sólo déjate ir, suéltalo – le dije y luego regrese al juego.

Patricia se movía cada vez más deprisa hasta que en un momento grito y empezó a temblar como lo hacía mamá, como lo hacía yo. Vi como de ella salí muchos fluidos y los limpié con mi lengua y después me alejé para dejarla descansar, me acomodé nuevamente donde estaba antes y noté que mi humedad había aumentado, empecé a masturbarme nuevamente cuando Patricia recupero el aliento observándome me dijo.

– ¿Puedo chuparte el coño yo a ti?

Me encogí de hombros y le dije – Pues si quieres, si – a ella se le iluminaron los ojos como si le hubiese dicho que había ganado un suministro de helado de por vida.

– Gracias Vivi, quiero probar a que sabe.

Después de eso me imitó, se colocó entre mis piernas y empezó a probar mi sabor.

– Tienes razón es salado, sabe raro, pero me gusta – y sin decir más continuó con la tarea.

No lo hacía tan bien como mamá, pero igualmente me gustaba, intentó imitar lo mismo que yo había hecho con ella, ocasionalmente levantaba la cabeza y me preguntaba si lo estaba haciendo bien o si me estaba gustando, yo le respondía con sinceridad diciendo que me gustaba mucho, pero que Lucia lo hacía mejor, ella de desanimó al principio por mi comentario, pero le aclare que tranquila que era la primera vez que lo hacía, me prometió que iba a mejorar. Después de un tiempo y a pesar de la falta de experiencia logró que me corriera, no fue tan intenso a como cuando lo hacía mi mamá, pero igual me gusto. Luego de eso le dije que nos acomodáramos la ropa y que durmiéramos un rato y así fue, las dos nos acomodamos en mi cama y nos empezamos a quedar dormidas mientras estábamos abrazadas.

– Vivi, ¿Ya te dormiste?

– Mmm, casi Patty ¿Por? – respondí más dormida que despierta.

– ¿Te puedo pedir algo?

– Dime.

– ¿Puedes seguir enseñándome cosas? ¿Puedes seguir contándome y mostrándome todo lo que te explique la señora Lucia?

– Mientras no le digas a nadie claro que sí, para eso son la amigas, pero ya duérmete quieres.

Patricia apreto el abrazo que teníamos y me dijo – Gracias Vivi, te quiero.

Yo le di un beso en la frente y le dije: – También te quiero, duérmete ya.

La petición de Patricia, más que incomodarme resultó ser liberadora, ya tendría alguien con quien compartir todo y no tener que guardarme todo volviéndome loca. Poco a poco terminamos quedándonos dormidas una abrazada a la otra y una sonrisa dibujando nuestros rostros.

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GRACIAS POR LEER

Agradezco enormemente que sigan mi historia, sus comentarios y percepciones me ayudaría mucho, por eso sigan comentando, díganme si les gustó, teorías de lo que va a pasar y críticas constructivas. Espero que sigan leyendo en algunos días subiré la siguiente parte.

Agradecimientos especiales a: Zulen, Carmesina, Pedro Hernández, Marisol, Koke, Jomag y rafvallone por sus comentarios en mi primera publicación y por darme ánimos de seguir. Espero que lo disfruten.

CON CARIÑO, LYDIA B.

NOTA: Esta historia no es real ni está basada en hechos reales, ha sido una construcción ficticia de la autora, algún parecido con la realidad es mera coincidencia. Debido a la naturaleza del relato es importante aclarar que la autora no apoya ni aprueba muchas de las conductas presentadas por los personajes, es sólo una historia.