Desmadre en la fiesta de Carla 2

Después de la locura de la fiesta me quedo a dormir en casa de Carla y paso un gran rato disfrutando de las hermanas.

Este relato es la continuación de "Desmadre en la fiesta de Carla", si no lo has leído recomiendo ir primero a ese.

Cuando terminó la videollamada Carol nos dio las buenas noches y se fue. Nos quedamos Carla y yo solos, desnudos en el sofá. Ella se sentó sobre mí y empezó a besarme con fogosidad.

-Me ha dado mucha envidia que le follaras el culo a María, por poco que haya sido, yo también voy a querer de eso...

-Por supuesto, eso y mucho más te voy a dar pero estoy muy acalorado, voy a darme una ducha primero. Espérame en tu cuarto y ve buscando algo con lo que te pueda atar después...

Ella se levantó y cuando se iba le di un buen azote en su redondo y precioso culo. Fui al baño y cuando entré me encontré a Carol lavándose los dientes.

-¿Te importa que pase? Quería darme una ducha.

-Sí, sí, pasa. Oye que antes no te he dicho nada, muchas gracias por liarla para que no tuviera que decirle a todos que soy virgen... Has sido muy amable.

-De nada. Pero no deberías sentir vergüenza, no hay nada de malo en que seas virgen. ¿Te puedo preguntar por qué no lo has hecho? Eres preciosa y tienes un cuerpo de escándalo, seguro que has tenido muchas oportunidades. Le pregunté.

-Pues la verdad es que todos los chicos van a lo que van y son muy bruscos, parece que yo les diera igual y lo único que quieren es mi cuerpo. Estaba esperando a encontrar a alguien que me trate con cariño y cuidado y creo que lo he encontrado...

Yo estaba un poco empanado y no pillé la indirecta, así que le pregunté quién era ese chico. Ella me contestó que era yo, que me había portado muy bien con ella esa noche, que le habían encantado nuestros besos:

-Ya que te quedas aquí esta noche... Podrías ser tú el primero con el que me acueste, me encantaría hacerlo contigo. Acabó confesando Carol.

-¿Por qué no te duchas conmigo y hablamos ahí dentro?

Accedió y se metió conmigo a la ducha, abrí el agua y bajo el chorro la besé con ímpetu mientras acariciaba suavemente su entrepierna. Dejé que ella tocara mi polla y curioseara con ella (sabía que era la primera vez que tocaba una) y yo aproveché para comerme esos perfectos pechos con los que llevaba soñando toda la noche. Aún bajo el agua le dije:

-A mi también me encantaría ser tu primer polvo pero tengo que ser sincero contigo, tu hermana me está esperando en su habitación para acostarnos. Creo que ya sabes que no es la novia más fiel, hace un tiempo ella y yo ya tuvimos un episodio sexual y ambos teníamos ganas de repetir.

Bajó los ojos con pesar y me dijo que lo entendía, que no pasaba nada, pero era evidente que había dado un gran paso pidiéndome perder la virginidad conmigo y ahora se sentía muy desanimada. Oportunidades así no pueden perderse y más allá de echar un polvo con una chica con cuerpo 10 como ella, sentía que habíamos conectado mucho y no quería echarlo a perder.

-Pero que tenga que ir ahora con tu hermana no quiere decir que por la mañana no pueda visitar tu habitación, ¿no? Acuéstate totalmente desnuda y duerme bien, te despertaré con una buena sorpresa.

En ese momento se le iluminó la cara, me dio un beso y ambos salimos de la ducha y nos secamos. Ella se fue a dormir y yo al cuarto de Clara, con las energías cargadas y con el frescor del baño. Cuando llegué Carla me esperaba sentada y sobre la cama tenía unas bandas elásticas, unas esposas de estas con terciopelo y el lubricante. Me acerqué a ella y en cuanto llegué empezó a comerme la polla, yo me dejé hacer y disfruté de su felación, pero al poco me tumbé en la cama y la invité a tumbarse sobre mi para hacer un 69 y poder estimularla yo también. Nada más empezar alargué el brazo y a tientas cogí el lubricante, me puse un poco en una mano y mientras le comía el coño empecé a abrir su culo. Estaba claro que lo estaba deseando, pues aumentó la velocidad de la mamada. Cuando ya le había metido 2 dedos salí de debajo de ella como pude, le di un azote fuerte de los que tanto le gustan y cogí las esposas.

-¿Y esto? No me creo que al soso de tu novio le vaya este rollo.

-Están nuevas, las compré yo pero nunca ha querido usarlas.

-Ahora las estrenamos, tú tranquila.

La cama de Carla tiene una barra a lo largo del final de la cama así que la puse a 4 patas y con las bandas até sus tobillos a la barra. Luego cogí sus manos, las llevé a su espalda y le puse las esposas por lo que tuvo que apoyar la cara contra la cama. La tenía inmóvil para mí, si me ponía de pie en el suelo su culo y su coño me quedaban a la altura perfecta y ella estaba entregada.

-Si en cualquier momento te agobias avísame y te desato, ¿vale? Le dije, no quería que tuviéramos ningún problema.

-Tranquilo, si lo necesito te digo. Pero no tú ve a lo bestia, el sexo con mi novio es siempre muy suave y me apetece una noche de sexo duro.

Como tenía el ano algo abierto por la masturbación que le había hecho empecé por ahí. Me puse de pie detrás de ella y empecé a follarme su culo con toda la fuerza que podía. Ella gritaba de placer y yo tenía claro que Carol nos estaba oyendo (y algún vecino también) pero no me importó, estaba con Carla y me centré solo en ella. Mientras la enculaba le solté un azote:

-¡Más fuerte! Me pidió.

Le di otro claramente más duro y volvió a pedir más, repetimos y seguía pidiendo más. Parecía poseída, tenía ya el culo completamente rojo y seguía pidiéndome que le diera más fuerte.

-¿Estás segura? Te voy a hacer daño Carla...

-Te he dicho que no te cortes y te estoy pidiendo más, ¡pégame joder!

Así que le di lo que quería, le propiné una palmada con todas mis fueras que me hizo daño hasta a mí, pero por alguna extraña razón ella soltó un gemido. Dar algún azote jugando me gusta, pero hacer daño en exceso no me va, así que después de ese último golpe paré, pero seguí penetrando su culo. Al poco le saqué la polla del ano y en la misma postura se la metí por el coño. No había duda, le estaba gustando mucho porque estaba completamente empapada y gritaba como poseída.

Agarré sus nalgas y mientras abría su coño el agujero de su culo quedaba ante mis ojos y después de la follada que le había dado estaba completamente abierto. Sin parar de penetrarla empecé a meterle dos dedos en el culo. Entraban sin oposición, así que escupí sobre su agujero y metí 3. Esta vez si costó meterlos, pero seguí empujando hasta que entraron por completo. Notaba el tacto de mis dedos en la polla y también las convulsiones que empezaban a rondar su cuerpo presagiando un fuerte orgasmo, así que saqué mi mano de su culo para usarla sobre su clítoris y cambié la penetración a anal. Seguí con toda la fuerza que pude hasta que Carla rompió en un orgasmo profundo y extenuante dejándola sin fuerzas.

Con las manos atadas a la espalda y las piernas fijadas a la cama no tenía mucha posibilidad de movimiento, simplemente cayó tumbada sobre la cama. Me apetecía correrme en su boca y aunque se la veía sin fuerza me había pedido que fuera duro. Me subí a la cama, levanté un poco su cabeza, me metí debajo de ella y tumbado boca arriba metí mi polla en su boca. Boca abajo y sin poder ayudarse con los brazos el único movimiento que podía hacer Carla era el que le permitía su cuello, así que pasado un momento le agarré la cara, la levanté un poco y ayudé moviendo mis caderas. Sentí que no iba a aguantar más, empujé su cabeza contra mi cuerpo y descargué directamente en su campanilla. Le solté las ataduras y nos tumbamos abrazados.

-¿Era esto lo que querías?

-Justo esto, gracias Isma. Estoy súper cansada, vamos a dormir.

Miré el reloj antes de dormirme, eran las 6:30. Ponía así fin a una noche impresionante, tocaba descansar porque a la mañana siguiente me esperaba Carolina...

Al abrir los ojos me deslumbró la luz del sol que entraba por la ventana, me levanté y corrí las cortinas para que no molestara a Carla. Cogí el móvil y vi que eran las 13:00, fui al baño, hice pis y me lavé la cara y me fui a la cocina. Después de tomarme un café y un vaso se agua me dirigí al cuarto donde dormía Carolina. Estaba desnuda y tumbada boca arriba, dejando a la vista sus precisos pechos y su depilado coño. Antes de nada le mandé un mensaje a Carla para que lo viera al despertar: "estoy haciendo que tu hermanita pierda la virginidad, no nos interrumpas por favor". Después me puse al lado de Carolina y la desperté con un beso.

-Buenos días princesa, ¿sigues queriendo hacerlo conmigo?

-Hola... Pues creo que sí, pero os oí anoche y yo no quiero que me hagas lo que a mi hermana. ¿Le gusta que le peguen? Está loca.

-No creo que sea lo que le gusta realmente, pero por lo que me cuenta está en una relación muy monótona con su novio, imagino que solo quiere experimentar. Y tú no te preocupes, a ti no te voy a hacer nada de eso, te voy a tratar como a una princesa. ¿Tienes condones?

-Tomo la píldora para regular mi periodo, así que no hace falta condón.

Empecé a besarla lentamente en la boca, para después ir bajando y besar su cuello, su clavícula... Seguí bajando hasta llegar a sus grandes tetas, donde me detuve un buen rato. Besé, lamí y acaricié cada milímetro de aquellas tetas perfectas y podría haber seguido todo el día, pero seguí bajando. Le dí besos por la tripa, cuando llegué a la cintura empezó a sentir cosquillas y se revolvía con el tacto de mis labios y mi lengua. Separé sus piernas y me tumbé entre ellas, me comí sus muslos poco a poco hasta llegar a su entrepierna. Aún no había tocado su coño y ya estaba completamente mojada, me entregué plenamente a darle placer. Empecé lamiendo sus labios y poco a poco me acerqué a su rajita, le di un buen lametón de arriba abajo llegando a tocar su clítoris, en el que me centré a continuación.

Al principio iba lento para ir subiendo la intensidad, al poco le metí dos dedos para masturbarla a la vez que seguía comiéndole el coño. Empezó a gemir con más intensidad y previendo que le llegaba el orgasmo dejé de estimularla. Quería jugar un poco con ella y sus sensaciones, llevarla casi al orgasmo, parar y al poco volver, pues sabía que de esa forma cuando le dejara llegar su orgasmo sería mucho más intenso. Así que me pasé un buen rato así, le comía el coño y en el último momento paraba para besarla y tocarle las tetas y al poco volvía a bajar a su coño.

Cuando por fin dejé que llegara al orgasmo estalló en gritos de placer mientras se agarraba a mi espalda con todas sus fuerzas. Para intensificarlo me tumbé sobre ella e inmediatamente comencé a penetrarla, a buen ritmo pero sin pasarme de fuerza. Ella estaba fuera de si, me clavaba las uñas en la espalda y me besaba y mordía el cuello. Poco a poco se le fue bajando el subidón, se relajó y seguimos follando mientras nos besábamos. Llevábamos ya un buen rato cuando sentí que me quedaba poco para correrme, pero no quería acabar todavía así que se la saqué y me tumbé a su lado.

Estuvimos unos minutos abrazados mientras nos besábamos y acariciábamos. Yo ya estaba listo para aguantar otro rato, así que le dije que se pusiera a cuatro patas, me coloqué detrás de ella y le lamí un poco el coño desde atrás. Aproveché también para comerle un poco el ano y comprobé gustosamente que no ponía ningún problema, sería fácil follarme ese culo el próximo día. Me incorporé detrás de ella, puse mi polla en la entrada e su coño y se la metí lentamente hasta el fondo para empezar a bombear después. Fui de menos a más, empezando muy despacio y cada vez aumentando más la velocidad hasta que no pude más y me corrí dentro de ella.

-Espero que hayas disfrutado de tu primera vez.

-¡Ha sido increíble! Respondió lanzándose hacia mi para seguir besándome, emocionada.

+Me alegro. Aún hay muchas cosas que tienes que probar... Tengo unas cuantas en mente para el próximo día que nos veamos.

-¿Pues quedamos está misma tarde? Me dijo con cara viciosa.

-Si que te ha gustado, ¿eh putilla? Le dije bromeando. Pero hoy no puedo, he quedado con unos amigos, podría ser el finde que viene que tengo mi casa libre.

Fui al salón a por mis calzoncillos y después prepararé café para los tres y desayunamos juntos. Mientras volvía a casa repasé todo lo que había pasado desde que llegara a la fiesta el día anterior, me costaba entender cómo podía ser un tío con tanta suerte: la locura de juegos con todas ellas, tener a Carla en el bote y poder dominarla y follarla salvajemente, la posibilidad del culo de Carmen (ojalá me llame, pensé) y, por encima de todo, Carolina. Esa pequeña y preciosa diosa a la que yo había descubierto el mundo del sexo y parecía totalmente entregada a mi. No podía esperar ni un segundo para quedar con cada una de ellas...