Desilusión (Lorena)

La versión de Lorena

Desilusión (Lorena)

Me encuentro recostada en la cama leyendo un libro, a mi lado está Juan duerme como un tronco. Lo miro y no puedo evitar echar la vista al pasado. Cuando íbamos al instituto todas las chicas estaban coladas por Roberto, el chico más guapo de la ciudad.

A mí me consideraban la chica más guapa del instituto, es una cosa que nunca me preocupo, Roberto como el macho de la manada se acercó a mí. Sabía perfectamente que detrás de esas palabras amables se ocultaba la intención de follar conmigo.

Se iba a llevar una decepción, para su desgracia Roberto era la versión joven de mi padre, hombres que piensan que las mujeres somos sacos de semen para su disfrute, durante años vi como mi madre tenía que mirar a otro lado, cada vez que mi padre le era infiel.

Entonces me fije en Juan, era el hermano adoptivo de Roberto, no tenía nada que ver con él. Callado, muy reservado, pero sumamente amable y muy atento con la gente, Roberto se llevaba todos los caprichos y atenciones de sus padres mientras Juan se conformaba con las migajas.

Una tarde a la salida del instituto lo vi sentado en las mesas de la zona de recreo, estaba inmerso en unos ejercicios de matemáticas. Parecía sumamente frustrado, me acerqué para blindarle mi ayuda.

• Hola Juan, ¿te puedo ayudar en algo?

• Hola Lorena, ¡este ejercicio se me resiste, no término de entenderlo!

• Echémosle un vistazo.

Las matemáticas eran mi asignatura preferida, era la clase que más disfrutaba y la que más atención ponía. Juan sin embargo las odiaba profundamente, sabía que eran importantes para la vida y por eso ponía tanto empeño para aprobarlas.

Mientras seguía intentando terminar ese endiablado ejercicio, no pude evitar fijarme en él. No era tan guapo como su hermanastro, pero era atractivo, tenía buen cuerpo y lo más importante, era humilde no como su hermano un ser egocéntrico.

Esa tarde noche me fui para casa muy contenta, no solo había ayudado a Juan a entender ese ejercicio, había tenido la oportunidad de poder pasar la tarde con una persona excepcional.

Sé que me miro de reojo en más de una ocasión, pero lo hacía con respeto y con una mirada de admiración. A lo lejos vi como estaba Roberto con sus amigos mirando con muy mala cara. Se acercó donde estábamos nosotros y me dijo.

• Lorena a la noche me han invitado a una fiesta, quiero que vengas conmigo.

• ¿Y lo que yo quiera no importa?

• ¡No me dirás que prefirieres quedarte con este sieso!

• ¡Pues si!, sí que lo prefiero.

Roberto se fue de muy mal humor, miro a su hermano con sumo rencor y volvió con sus amigos. No entendía como era capaz de aprobar matemáticas, si no daba ni un palo al agua. Un tiempo más adelante averigüe porque aprobaba con tanta facilidad.

Una de las tardes me dirigía a la sala de profesores a preguntarle una duda a la profesora de matemáticas, cuando me disponía a tocar la puerta escuche unos ruidos desde dentro. Escuche pasos y dos voces conocidas, una era la de Roberto y la otra la de la profesora.

Corrí hasta el final del pasillo al mirar otra vez hacia la sala de profesores, vi salir a la profesora de la mano de Roberto y meterse en un cuarto donde guardaban material. Al acercarme me di cuenta de que aunque habían cerrado la puerta, esta se encontraba en mal estado y podía verse el interior por unos agujeros.

Con lo que vi entendí muchas cosas, Roberto se encontraba con los pantalones bajados y la profesora le estaba haciendo una mamada de campeonato. Roberto miraba al techo mientras la profesora degustaba aquel trozo de carne, estuvieron un buen rato hasta que Roberto encajo su polla en la garganta de ella y empezó a correrse.

La profesora le recrimino su actitud mientras él se reía, después se sentó sobre una pequeña mesa y abrió las piernas. Tenía un coño totalmente depilado y muy brillante, Roberto apunto su polla y de una estocada entro hasta el fondo, la profesora se mordió la mano para no gritar.

Entonces Roberto empezó un mete saca brutal, la profesora gemía con la mirada en blanco emborrachada de placer. Yo ya había tenido suficiente y me dirigí a la salida, llame a mi madre para decirle que llegaría antes a casa y esta me dijo que la esperara allí que pasaría recogerme.

Mientras esperaba vi como aparcaba un coche y salía un hombre, entonces vi salir a la profesora y besar a ese hombre, deduje que sería su marido. Más tarde salió Roberto y miro a la profesora mientras esta abrazaba al otro hombre, la mirada llena de lujuria que le mando la profesora a Roberto me indico que esos encuentros se repetirían.

Roberto me vio y se acercó, venía con su semblante triunfador.

• ¿Qué haces aquí Lorena?

• Espero a mi madre para qué me lleve a casa.

• Puedo llevarte yo si quieres.

• ¡No es necesario!

• ¡Joder que borde eres mujer!

Se dio media vuelta y se metió en su coche, Roberto tenía coche y Juan tenía que venir todos los días en dos autobuses, teniendo que levantarse de la cama una hora y media antes que su hermanastro para poder llegar a tiempo.

Ni una sola vez le trajo a clase, Juan nunca se enfadó por eso. Le habían adoptado y estaba agradecido con lo que le daban aunque fuera poco. Cada día me sentía más atraída hacia Juan, sabía que jamás me pediría salir. Cada vez que lo intento con alguna de las chicas del instituto se llevaba una humillante respuesta y las que le decían que si era para estar más cerca de su hermanastro.

Una vez que Roberto las hacía caso, pasaban de Juan como la mierda, tendiendo este muchas veces que marcharse con un semblante triste. Decidí que seria yo la que le pidiera salir, esa misma tarde me acerque a el mientras estaba haciendo los ejercicios que nos habían mandado para el día siguiente.

• ¿Hola Juan puedo sentarme?

• Claro Lorena.

• ¿Podría preguntarte algo?

• Claro.

• El viernes tenía intención de salir y me gustaría hacerlo contigo.

• ¿Me estás pidiendo una cita Lorena?

• Si

• La respuesta es no, lo siento Lorena pero ya hecho el ridículo suficiente.

• Se porque lo dices Juan, pero te prometo que yo seré diferente.

Juan levantó la cabeza y me miro, su mirada era intensa pensó durante unos instantes y me dio una respuesta.

• Muy bien acepto, Lorena será un placer salir contigo.

Le di un beso en la mejilla y me despedí de él, mi madre había llegado a recogerme. La semana se me hizo eterna, pero al fin llego la hora en la que Juan vendría a recogerme.

Cuando tocaron al timbre y lo vi, sentí un temblor en todo mi cuerpo.

Venía vestida con unos zapatos cómodos, unos vaqueros, una camisa clara y una americana. Estaba guapísimo, en ese momento decidí que ese hombre tenía que ser para mí.

Fuimos a un restaurante a cenar, la conversación fue increíble. Tenía temas de conversación muy interesantes y variados, sonreía y lo más importante me hizo reír. Reí muchísimo durante toda la noche.

Al terminar de cenar fuimos a un local de moda el local estaba a rebosar, por suerte la pista de baile estaba bastante vacía. Cogí a Juan de la mano y empezamos a bailar, lo hacía de forma torpe, la gente le miraba raro, pero a él parecía que le diera igual.

Empezó una canción lenta, me miro y empezamos a bailar. Mi cuerpo pegado al suyo pude sentir su calor, apoye mi cabeza y me deje llevar. Para mí el tiempo se detuvo mientras me encontraba entre sus brazos, cuando la canción acabo le mire a los ojos, lo decidí.

Mis padres no iban a estar ese fin de semana y yo quería pasarlo al lado de este hombre, cuando llegamos a casa, estaba muy nervioso. Me empecé a desnudar, él agachaba la mirada cada vez estaba más nervioso, me acerqué y le dije.

• ¿Qué te ocurre Juan?

• Es mi primera vez Lorena, te voy a decepcionar y después me dejaras de lado.

• Eso no va a pasar, déjame guiarte y verás como lo pasamos muy bien los dos.

Me termine de desnudar y le ayude a él, temblaba de miedo entonces decidí darle un beso en los labios y un abrazo. Dejo de temblar, cogí su mano y la llevé a mi coño. Estaba muy mojado por la excitación, quería que se diera cuenta de que por la persona que yo estaba así era por él.

Paso su mano por mi húmedo coñito que le adornaba una fina capa de pelo dorado, entonces miro a mis ojos azules como el mar y se dejó llevar. Cuando yo cogí su polla pego un respingo y un suave gemido salió de su boca. Su tamaño era normal, pero era más gruesa y llena de venas, mire hacia abajo y me gusto lo que vi.

Me agaché y me la metí en la boca, a Juan le temblaron las piernas, poso sus manos en mis hombros para no caerse y miro hacia el cielo. Su expresión de sumo placer me llego al alma, pare cuando vi que estaba a punto de correrse. Me separé de él y me senté en el sofá con las piernas abiertas, metió su cabeza entre ellas.

Siguiendo mis instrucciones me hizo la mejor comida de coño que me hubieran hecho jamás, Juan era totalmente instintivo, enseguida capto lo que realmente me gustaba. Llego el momento de la verdad, apunto su polla hacia mi coño y la fue metiendo poco a poco, le dije que esperara a que mi coño se acostumbrara a su grosor.

Cuando le dije que adelante se empezó a mover, sus movimientos eran torpes y descompasados, pero lo que realmente me gusto es que en ningún momento fue egoísta, se esforzó para que sintiera placer, sacrificando parte del que él estaba sintiendo.

No duro mucho, pero sentí vaya si sentí, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos y antes de que pudiera decir nada le bese con toda mi alma. Juan se levantó y me pidió perdón por su torpeza.

• ¡Perdóname Lorena he sido muy torpe!

• No tienes que pedir perdón, has sido muy cariñoso y atento.

• ¿No estas decepcionadas?

• En absoluto, estoy deseando repetir.

Y así fue lo volvimos a hacer, fue un fin de semana increíble. Juan y yo empezamos a salí y fue el mejor año de mi vida, mis amigas me decían que, que veía en él. Mientras me preguntaban eso una sonrisa crecía en mi rostro, ellas follaban con Roberto, pero eran infelices, yo en cambio era muy feliz al lado de Juan.

Pero como todo lo bueno dura poco, a mi padre le descubrieron follando con la mujer de su jefe, el muy imbécil volvía a pensar solo en el mismo. Fue despedido y tuvimos que cambiarnos de ciudad, el día que me despedí de Juan fue el peor día de mi vida.

Los años que pase separada de Juan fueron muy duros para mí, sabía de Juan por su madre. Siempre tuve la sensación que esa mujer podía ver el futuro, una de las veces que me llamo y me dijo que Juan había empezado a salir con otra mujer, se me cayó hasta el móvil al suelo.

Por el tono de su madre, se notaba que a esta no le hacía ninguna gracia esa mujer, el tiempo fue pasando y llego el día en que mi padre volvió a liarla otra vez, fue despedido y volvimos al pueblo. Mi madre ya estaba arta de su comportamiento he infidelidades, tuvieron una discusión y mi padre se fue para no volver, si algo tengo claro es que fue lo mejor que nos pudo pasar a las dos.

El tiempo fue pasando y yo quedaba a tomar café con la madre de Juan, me ponía al día de su hijo, Roberto volvió con su acoso y derribo y yo le esquivaba como podía. Una de las mañanas que quede con la madre de Juan me dijo que la tenían que ingresar en el hospital, también me dijo que Juan vendría al pueblo.

Me puse muy nerviosa, tenía muchas ganas de verlo, pero me daba miedo mi reacción en cuanto lo viera en brazos de otra mujer, sabía que pasaría una semana en el pueblo. Intente mantenerme al margen y procuraba no encontrarme con él, sabía que verle con su novia me dolería mucho.

Una de las tardes que decidí subir al hospital para visitar a la madre de Juan, me encontré con Roberto, iba de la mano de una mujer guapísima, se acercó a saludarme.

• Hola Lorena.

• Hola Roberto.

La mujer que iba con Roberto me miraba de una forma extraña, no entendía por qué si no nos conocíamos de nada.

• Lorena, te presento a Lidia, la novia de Juan.

• Encantada Lidia.

• Encantada Lorena.

La conversación fue muy corta la verdad que la presencia de Roberto me incomodaba muchísimo, además pude observar que esa mujer terminaría sucumbiendo a los encantos baratos de Roberto, partiendo el corazón al bueno de Juan.

Cuando llegue a la habitación de la madre de Juan nos saludamos con dos besos en la mejilla, me senté en una silla al lado de ella y empezamos a conversar.

• Lorena cuida de mi hijo, esa mujer le va a hacer mucho daño.

• Tal vez te equivoques.

• No me equivoco y tú piensas igual.

• Si la verdad es la sensación que me ha dado.

• Esa mujer ha mirado a Roberto como todas las mujeres con las que termina acostándose, lo hemos malcriado y otros pagan las consecuencias.

Mientras seguíamos hablando alguien toco la puerta y entro era Juan, estaba guapísimo. Su cuerpo era más atlético que cuando salíamos y los años le habían sentado muy bien.

Entonces la madre de Juan nos mandó a los dos a por un botellón de agua.

• ¿Cuándo has vuelto al pueblo?

• Hace un par de años, a mi padre le despidieron y tuvimos que volver.

• ¿Todo bien?

• Si gracias, encontré trabajo y vivo con mi madre. Mi padre nos abandonó al poco de llegar aquí.

• Lo siento mucho Lorena.

• Yo no, no era un buen hombre.

• Esta tarde he conocido a tu novia, es muy guapa.

• Si, donde la has conocido.

• Estaba con tu hermano, según me han dicho le estaba enseñando el pueblo.

Eso enfureció mucho a Juan.

• No quería Importunarte Juan.

• No lo has hecho, por lo menos tú no.

Juan se despidió de mí, estaba hecho una furia, al día siguiente se marchaban a su ciudad y era muy posible que no volviera verle en mucho tiempo. Al día siguiente antes de irse quedo conmigo para tomar un café y despedirse de mí, se le notaba derrotado y muy enfadado, pero conmigo fue el Juan atento y cariñoso de siempre. Según me contó su madre, la bronca con Roberto fue de aúpa.

Pasado unas semanas recibí una llamada de la madre de Juan, este se volvía a vivir al pueblo. Me dijo la hora de su llegada y que fuera a recogerlo, me vestí a la velocidad de la Luz y fui directa al la estación.

Estaba muy nerviosa y más que me puse cuando vi llegar el autobús donde el venía, cuando le vi bajar, me dio un vuelco el corazón. Se acercó a mí y me abrazo, entonces empezó a llorar, me partió el corazón. Durante el trayecto no hablamos casi nada.

Cuando le deje en la puerta de casa de sus padres, le dije si volveríamos a vernos, él con una sonrisa me dijo que contara con ello. Me fui muy contenta a casa, entonces a las pocas horas recibí un mensaje de la madre de Juan para que fuera a donde yo ya sabía.

Me encontré a un Juan totalmente borracho, intento levantarse, pero tropezó y sé cayo al suelo entonces me senté a su lado, le quite la botella y empezamos una conversar.

• ¡Otra oportunidad para ser feliz truncada, parece que yo no tenga derecho a serlo!

• Lo siento mucho Juan, tu madre me lo ha contado.

• No entiendo lo que a pasado, estábamos bien y ha sido aparecer él y todo se ha destruido. Tú eres la única que no cayó en sus redes.

• Juan, tu hermano tiene un envoltorio muy bonito, pero por dentro esta vació. Yo lo vi a la primera.

• ¡Porque las demás no!

• Tal vez no te quisieran como ellas creían.

Empezó a llorar, ver llorar al hombre que amas es muy duro, las semanas fueron pasando y a Juan cada vez le veía mejor, su madre se divorció y eso le sentó tan bien como a la mía, la verdad que cada día Juan y yo estábamos mejor. Un viernes volvimos a repetir nuestra primera cita.

Me vino a buscar a casa con la misma ropa, esta vez le sentaba mucho mejor, yo volví a ponerme el mismo vestido. La cena fue tan especial como en aquella cita, después de cenar volvimos al mismo local. Parecía que el tiempo no había pasado, la barra estaba tan concurrida como aquella vez, pero la pista estaba bacía.

Juan seguía igual de torpe bailando, pero como todo en su vida le ponía mucho empeño, y lo estábamos pasando muy bien, entonces volvió a sonar la canción lenta de la otra vez. La sintonía fue la misma, volví a mojarme y lo volví a sacar del local en dirección a mi casa.

Esta vez Juan no temblaba, nos fuimos desnudando el uno delante del otro, cuando lo tuve desnudo casi se me caen las bragas al suelo, menuda tableta de chocolate marcaba el Juan ni los de Milka. Yo también me desnudé, Juan volvió a mirarme con la misma mirada.

• ¿Te gusta lo que ves?

• Muchísimo Lorena.

• Has salido con mujeres mejores que yo.

• De eso nada, tendrían que nacer mil veces y ni se te acercarían.

Escuchar eso me emociono, mis ojos se pusieron vidriosos y me lancé a besarle, quería demostrarle lo mucho que lo amaba. Se sentó en el sofá, me tendió sus manos y me fui introduciendo su polla en mi coño, sentía cada centímetro que iba entrando.

Este Juan no tenía nada que ver con el otro, sabía lo que hacia y como darme placer. Nuestros ojos se cruzaron y pude ver en ellos lo que Juan estaba sintiendo por mí. Nuestros movimientos se acompasaron, fue un sexo tierno y lleno de sentimiento y mucho amor.

Conseguimos corrernos los dos a la vez, cuando terminamos me tumbe a su lado haciendo la cucharita y entonces me lo dijo.

• ¿Lorena quieres volver a ser mi novia?

• ¡Claro que si!

Me encontraba en una nube, el amor de mi vida me había pedido ser novios otra vez, me puse a temblar, él me abrazo más fuerte. Al día siguiente fuimos a decírselo a su madre, se puso muy contenta y me guiño un ojo.

• ¿Tú sabías que esto pasaría?

• Se que eres la única mujer que a querido de verdad a mi hijo.

• Cuando me entere de que salía con Lidia, se me cayó el mundo a los pies.

• Nunca me gusto esa mujer, decía amar a Juan, pero a la primera oportunidad lo traiciono.

Dejamos la conversación porque Juan se acercó, cenamos los tres y después nos volvimos a nuestra casa a amarnos como era debido. Juan me contó que Roberto empezó a salir con Lidia, esa mujer iba a comprobar lo que se sentía cuando te eran infiel en sus propias carnes, el karma siempre cobra sus deudas.

Había pasado un año desde que empezamos a salir, las cosas nos iban genial a los dos, hable con un conocido de mi madre y le conseguí trabajo de soldador a Juan, este se puso muy contento y la verdad que el conocido de mi madre no se ha arrepentido de haberlo contratado.

Dentro de unas semanas se casan una pareja amiga y nos han invitado, esa misma tarde fuimos a comprarnos mi vestido y el traje de Juan, después fuimos a comprarle un regalo y al final decidimos darle un sobre con dinero, así podrían gastárselo en la luna de miel.

Llego el día de la boda y me puse mi nuevo vestido, me quedaba genial. Cuando salí vi a Juan pelearse con la corbata.

• Veo que te sigues llevando mal con las corbatas.

• ¡Las carga el diablo!

• Bueno ya esta, mira que guapo te ves.

• Estaría igual de guapo sin ella.

Me hizo reír, cogimos el coche y nos pusimos en marcha hacia la iglesia, cuando llegamos estaba abarrotada de gente. El novio estaba nervioso no lo siguiente y la novia que era mi mejor amiga, no lo estaba menos que él. La ceremonia fue muy bonita, después nos fuimos al banquete y todo fue genial hasta que llego Roberto de la mano con Lidia.

Pensé que eso afectaría a Juan, pero lo único que sintió fue que quería pasárselo bien e ignorar a esos dos, eso me hizo muy feliz. Temía que la vuelta de Lidia hiciera removerse algo dentro de Juan.

En un momento de la velada, me dirigí al baño a retocarme el maquillaje y la puerta del baño se abrió, allí se encontraba Roberto, no me lo podía creer. Cerró la puerta y se acercó a mí.

• Que guapa esta Lorena, no sabes lo cachondo que me pones.

• ¡Pues si estás caliente vete a follar con tu novia!

• A la que quiero follar es a ti.

No me podía creer lo que estaba escuchando, cerré el bolso y me dispuse a salir, entonces Roberto me cogió fuerte del brazo y me atrajo a él intentando besarme. Le di un rodillazo en los huevos que lo dejo de rodillas en el suelo.

• ¡No vuelvas a acércate a mí en tu puta vida me has entendido!

Lo dejé allí y me fui a buscar a mi novio, le conté lo ocurrido. Se enfadó, pero cuando le conté lo del rodillazo en los huevos se empezó a reír, dijo que era una mujer de armas tomar y que estaba muy orgulloso de mí.

Pasadas unas horas Roberto estaba borrachísimo y en un momento empezó a increpar a Juan, este lo ignoro como llevaba haciendo durante todo el día. Roberto se lo tomo muy mal y embistió contra Juan, este se apartó y Roberto termino estrellándose contra una mesa.

Juan salió afuera a calmarse y tomar un poco el aire, entonces me disponía a salir con él, pero Lidia se me adelanto, vi como intento besarlo y este le hizo una cobra real. Lidia se tropezó terminando en el suelo de forma humillante, entonces Juan le dijo.

• Tú ya tuviste tu oportunidad conmigo y la tiraste por la borda, si no eres feliz con él, déjale Lidia, pero olvídate de mí. Yo ya he conseguido ser feliz con Lorena lejos de ti.

Esa noche terminamos haciendo el amor y fue cuando me quede embarazada, cuando se le dije a Juan que iba a ser padre, se echó a llorar de felicidad.

He vuelto al presente y mientras me toco la tripa y noto como mi hijo/a se mueve soy sumamente feliz, lo fácil hubiera sido liarme con Roberto, pero si lo hubiera hecho no sería tan feliz como lo soy ahora al lado de Juan, el amor de mi vida.

FIN.