Desilusión

Una historia de infidelidad.

Desilusión

Mi nombre es Juan y me encontraba viajando de vuelta a mi pueblo natal. Después de haber conocido la mayor de las felicidades para acabar con la mayor de las decepciones.

Yo trabajo como soldador, me contrataron para sustituir un tramo de vías de tren en la gran ciudad.

Ese trabajo se hace de noche, puesto que los horarios nocturnos son mínimos, si el trabajo se hiciera de día sería un trastorno para todo el mundo que utiliza el transporte público.

Para poder soldar los raíles se utiliza la soldadura aluminotérmica, para hacer este trabajo se alinean los dos raíles, se coloca el molde que es un puzzle de ladrillos refractiles. Los raíles entran en cada lado del molde, dejando varios centímetros de espacio. En ese espacio se verterá el acero fundido.

Para poder fundir el acero se utiliza una mezcla de aluminio, óxido férrico, carbono y un reactivo inflamable. Esta mezcla alcanza una temperatura de 3500 °C, por último se deja enfriar y se retira del molde.

Es un trabajo peligroso, pero rara vez suelen ocurrir accidentes, menos esa noche que todo salió mal. El molde estaba defectuoso y al iniciarse la reacción exploto y termino produciéndonos quemaduras a los operarios. Mis compañeros tuvieron más suerte, sus quemaduras fueron leves.

Yo que me encontraba más cerca tuve quemaduras de segundo y tercer grado en uno de los brazos y una de las piernas. Nunca había sentido tanto dolor en mi vida. Llamaron a una ambulancia que me traslado al hospital más cercano.

Sentía tanto dolor que aunque no me quejaba, me salían unos lagrimones como puños de grandes. Entonces fue cuando la vi, la mujer más hermosa del mundo venía a socorrerme de este agónico dolor. En su bata blanca ponía Dr. Lidia.

Me quede tan alelado mirándola que no me di cuenta ni cuando me hicieron las curas. Me tuvieron ingresado un par de días por si las quemaduras se infectaban. Después esa misma doctora me receto una pomada que tenía que darme dos veces al día y después tapar bien para evitar que le entrara porquería polvo…

Los días que estuve en ese hospital conecte muy bien con Lidia, era una mujer con una gran sonrisa. Yo nunca había creído en el amor a primera vista, pero era mirar su cabello negro y brillante cuando le daban los rayos del sol o sus ojos verdes y se me quitaba hasta el dolor.

Yo siempre intentaba coquetear con ella y decirle lo guapa que estaba, lo bien que le quedaban esos pendientes que se había puesto y cosas así. Cuando me dio el alta, me arme de valor y le pedí una cita. Quería invitarla a cenar como agradecimiento por lo bien que se había portado conmigo.

Para mi sorpresa acepto enseguida, yo me esperaba una respuesta como que no salía con pacientes o cosas así. La verdad que me sentía flotar.

Yo no era nada del otro mundo, mi altura era normal y mi rostro no podía ser más corriente, lo único que destacaba en mí eran unos ojos grises que llamaban la atención de todo el mundo y una personalidad muy positiva. Yo solía ver las cosas buenas siempre.

Tengo que decir que yo era adoptado y tenía un hermano, nunca fui santo de su devoción, pero teníamos una relación cordial, más bien por nuestros padres. Él era todo lo contrario a mí, destacaba en todo, era guapo alto y tenía un cuerpo esculpido en un gimnasio.

Para el yo siempre fui el intruso que le quito parte del amor de sus padres cuando yo no era nada de ellos, más bien un muerto de hambre que avían recogido por caridad. A mí no me importaba que pensara así, cuando te crías sin nadie desde pequeño, recibir un poco de amor es mucho.

Mis padres me querían, pero estaba claro quien era su hijo, si había que comprar un capricho, siempre era para Roberto (así se llamaba mi hermano). Esas cosas a mí no me importaban, tenía un techo, tenía tres comidas diarias y siempre iba con la ropa limpia, eso era lo más importante.

La noche que salí a cenar con Lidia iba nerviosa, temblaba como un flan. Llegue a recogerla a su portal diez minutos antes, cuando salió del portal casi me da un infarto. Estaba preciosa de verdad, estaba tan espectacular que podría ir robando las carteras de todos los hombres que nos cruzáramos por la calle, y estos no se enterarían de nada.

La invité a cenar a un restaurante que me habían recomendado, se cenaba bien y no te dejabas los dos riñones y los ojos para pagar la factura, a Lidia le gusto mucho y la verdad que la cena fue estupenda.

• Te noto nervioso toda la noche, ¿estás bien?

• Si un poco.

• ¿No me digas que te sientes intimidado?

• Si, lo estoy, nunca había salido con una mujer tan guapa como tú.

• Pareciera que fuera la primera mujer con la que sales (sonreía).

• No, pero las chicas no hacían cola para salir conmigo.

• Pues a mí me gusta el conjunto.

• ¿Qué conjunto?

• Tienes unos ojos que llaman la atención, un cuerpo bien definido y una personalidad muy positiva. De momento no he visto nada en ti que me desagrade, al contrario.

Escuchar esas palabras me hicieron hincharme como un pavo real, después de cenar me dijo que quería ir a bailar. Me llevo a un local de esos de moda, donde necesitas un magnetófono para poder comunicarte con una persona, de lo alta que está la música.

Si algo me quedo claro es que si me dejaron entrar es porque iba de su brazo. De otra manera el segurata me habría metido en el primer container que hubiera encontrado. El local estaba abarrotado, parecía que había que pedir las consumiciones vía WhatsApp.

Mientras pedía las consumiciones, Lidia se fue a la pista de baile, no tardo en estar rodeada de buitres, no me hacía ninguna gracia ver eso, pero ella y yo no teníamos nada y no tenía ningún derecho a ponerme celoso.

Según me acerque Lidia se fue quitando todos los moscones que tenía alrededor y según cogió su consumación se dio la vuelta y empezó a contornearse al son de la música, restregando su culo sobre mi polla. La tenía tan dura que habría partido paredes con ella.

Después se dio la vuelta y fue acercando su rostro al mío cada vez más hasta que me beso. Al principio me cogió a contrarié, no me lo esperaba, pero enseguida me repuse y colaboré con todo a ese beso. Terminamos las consumiciones y fuimos directos a su casa.

Cogimos el ascensor y estuvimos a punto de empezar a desnudarnos allí mismo. Cuando entramos en su casa. Lidia se adelantó y sé bajo el vestido rojo que llevaba puesto. Debajo de él llevaba un conjunto de tanga y sujetador del mismo color que le quedaba de miedo.

Empezó a hacer una especie de baile y se fue quitando el sujetador y el tanga, este último me lo hecho para que me diera cuenta de lo mojada que estaba. Tenía un cuerpo esculpido por los mismos dioses, lo único que a mí no me gusto mucho era que tenía el coño rasurado, pero no se puede tener todo en la vida.

Yo me fui desnudando, Lidia se fue acercando despacito, disfrutando de lo que tenía delante. Cuando llego hasta mí y me cogió la polla, note una descarga eléctrica que me recorrió todo el cuerpo.

Yo hice lo propio metiéndole los dedos en su coño, nos estuvimos masturbando durante un rato, mientras nos mirábamos a los ojos. Lidia se agachó y se metió mi polla en la boca, sabía lo que se hacía, me tubo a punto de caramelo en un instante y tuve que hacer esfuerzos sobre humanos para no correrme.

Entonces le dije que parara y se sentara en el sofá con las piernas abiertas, ante mí apareció un coño totalmente brillante y húmedo, empecé a jugar con su clítoris mientras le metía dos dedos en el coño. Se corrió entre alaridos y espasmos.

Cuando se recuperó, me senté en el sofá, Lidia cogió un condón y me lo puso con la boca. Nunca me lo habían hecho, una vez puesto el condón, Lidia se sentó sobre mí metiéndose mi polla en su coño. Una vez se acostumbró empezamos una penetración acompasada que nos llevó al olimpo de los orgasmos.

Esa noche hicimos el amor dos veces más, me pidió que me quedara a dormir y yo lo hice encantado. Pasamos el siguiente día que era domingo junto, el lunes todo volvió a la normalidad, ella volvió al hospital y yo a mi turno de noche.

No tuvimos contacto en toda la semana, le envié unos cuantos mensajes que no contesto y pensé que había estado bien, pero que al final yo no le interesaba. Eso cambio un jueves que me llamo para disculparse, había tenido mucho trabajo y cuando llegaba a casa lo único que hacia era cenar algo ligero y meterse en la cama.

Desde ese día pasábamos todos lo fines de semana, si no era en casa de uno en la del otro. Llevábamos medio año de relación cuando mi padre me llamo para decirme que a mi madre le habían ingresado. Se lo comenté a Lidia y pedimos unos días libres para ir a visitar a mi madre.

Cuando llegamos al hospital subimos a la planta donde se encontraba la habitación de mi madre y toque con los nudillos, al entrar allí se encontraban mi padre y mi hermano. Este último al verme puso cara de asco, pero se le pasó cuando vio a Lidia, entonces se convirtió en el mejor de los hermanos. Menudo hipócrita.

Pasmos una semana en el pueblo y para mi desagrado Roberto y Lidia hicieron muy buenas migas, se le notaba a ella en la mirada lo mucho que le gustaba lo que veía, eso me molesto y tuvimos una conversación.

• ¿Te ha gustado mi hermano verdad?

• Si, me ha caído muy bien, lamento que no os llevéis bien.

• ¿Qué te ha contado?

• Que tú siempre te metías con el porqué vuestros padres le preferían a él al tu ser adoptado.

• ¡Eso te ha contado!

• ¿Qué ocurre cariño?

• A mí siempre me ha dado igual que todos los caprichos se lo concedieran a él, yo tenía un techo, tres comidas diarias y ropa limpia. Para mí eso era más importante que me compraran un coche nuevo.

• Pareces molesto.

• ¡Lo estoy porque sé por donde va y lo que quiere!

• ¿Qué insinúas Juan?

• Que no es la primera vez que se encapricha de una mujer que se ha fijado en mí. Mi hermano aparecía para hacerme sombra y ver como terminaba con él, para restregármelo.

• ¿Y crees que esta vez va a pasar lo mismo, verdad?

No la conteste, decidí salir a dar un paseo para calmar los ánimos, al día siguiente volveríamos a la ciudad y no tendría que ver a mi hermano en mucho tiempo. En el pueblo había pequeño bosque donde solía ir cuando discutía con mi hermano o me sentía triste, me gustaba porque era tranquilo y me ayudaba a reflexionar sobre las cosas.

Después de estar un rato decidí subir a ver a mi madre, sabía que estaríamos solos y me apetecía, cuando entre en la habitación me lleve una sorpresa. Allí se encontraba Lorena, una exnovia que lo tuvimos que dejar porque a su padre le trasladaron de trabajo y tuvieron que ir a otra ciudad.

• ¿Hola mama, cómo estás?

• ¿Bien hijo, podrías acompañar a Lorena a traerme un botellín de agua por favor?

Salimos los dos y nos dirigimos a la segunda planta, donde se encontraba la máquina de bebidas.

• ¿Cuándo has vuelto al pueblo?

• Hace un par de años, a mi padre le despidieron y tuvimos que volver.

• ¿Todo bien?

• Si gracias, encontré trabajo y vivo con mi madre. Mi padre nos abandonó al poco de llegar aquí.

• Lo siento mucho Lorena.

• Yo no, no era un buen hombre.

• Esta tarde he conocido a tu novia, es muy guapa.

• Si, donde la has conocido.

• Estaba con tu hermano, según me han dicho le estaba enseñando el pueblo.

Eso me enfureció mucho y Lorena lo noto.

• No quería Importunarte Juan.

• No lo has hecho, por lo menos tú no.

Me despedí de Lorena y después de llevarle el agua a mi madre, me fui directo a casa. Al llegar me encaré a mi hermano.

• Veo por donde vas Roberto, como sigas por ese camino atente a las consecuencias.

• Hermanito, esa es demasiada mujer para ti, cuando me cate, se olvidara de que existes como pasa siempre.

• ¡Todas menos una, o se te ha olvidado!

• A si la tonta de Lorena, ella fue la única que se mantuvo fiel a ti, zorra estúpida.

Le solté un puñetazo que termino estampándole contra la mesa de la cocina, Lidia y mi padre entraron y ambos recriminaron mi comportamiento.

• No te preocupes papa que mañana nos marchamos y no me verás en mucho tiempo.

• Hijo no te lo tomes así.

• ¿Así como papa?, entiendo cuál es mi sitio en esta familia, pero lo habéis malcriado en exceso.

Le dejé con la palabra en la boca y subí a despedirme de mi madre.

• Hijo sé que has discutido con Roberto.

• Mama, ¡va a por Lidia, la amo de verdad!

• Si ella te ama te será fiel, recuerdas que también lo intento con Lorena, ella no te traiciono.

• ¿Tú también prefieres que Lidia esté con Roberto verdad? (muy decepcionado).

• Solo digo que dejes fluir las cosas, el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.

Coma ya he dicho que sabía cuál era mi sitio en esta familia, sé que mi madre me quería, haría caso a ese consejo y seguiría comportándome con Lidia como yo había sido. Si ella decidía que no era suficiente, yo lo habría intentado.

Estuve un rato con mi madre que le darían el alta en un par de días, llevaba marcapasos y el suyo había fallado. Le habían puesto uno nuevo y todo volvía la normalidad.

Me despedí de mi familia y empezamos el viaje de vuelta, no hablamos, cada vez que lo intentaba recibía un gruñido como respuesta. En la primera parada que hicimos para estirar las piernas se dignó a hablarme.

• ¡Te pasaste con tu hermano, es muy bueno y se preocupa por ti!

• Si se preocupa un montón, me ha estado puteando desde que ose pisar esa casa hace años, ¡ha puesto su mira sobre ti!

A Lidia se le escapó una sonrisa, desde ese momento nuestra relación cambio, su comportamiento cada vez era más frío conmigo, cada vez nos veíamos menos y me ponía más excusas.

Pasadas dos semanas, pensé que esta situación era ridícula y decidí darle una sorpresa en el hospital. Cuando llegue la sorpresa me la lleve yo, salía del hospital cogida del brazo de mi hermano y se montaban en su coche, les seguí y pararon en un restaurante.

Yo tenía las cosas claras, Lidia ya había caído en sus redes y tenía que acabar con esta relación, llame a mi jefe y le dije que no me encontraba muy bien. Me dijo que me cogiera la noche libre, no le dije nada a Lidia.

Media hora más tarde de la hora en la que yo tendría que estar trabajando, vi llegar el coche de mi hermano, toco el timbre y Lidia le abrió casi desnuda. Para que alargar más esta situación. Me baje de mi coche y enfile a casa de Lidia, ni se dieron cuenta de que había entrado.

Entre que mi hermano estaba en el nirvana mientras Lidia le comía la polla y esta parecía estar disfrutándolo mucho, cogí una guitarra que me regalaron y no había tocado en mi vida y sé la reventé en la cara a mi hermano.

Al final sí que sabía tocar la guitarra, mire a Lidia y no le dije nada, cogí una bolsa y empaquete las cuatro cosas de mi propiedad que había en esa casa. Cuando termine antes de salir volví a mirar a Lidia con una mirada llena de decepción, tristeza y rencor.

Fui a hablar con mi jefe y le conté la situación, me dijo que me cogiera el mes de vacaciones, si después de ese tiempo, decidía no volver lo entendería.

Aquí me encuentro como he dicho al principio volviendo a mi pueblo, hable con mis padres, mi padre no dijo nada, pero mi madre se enfadó y mucho. Empezaba a ver que a Roberto se le habían consentido demasiadas cosas.

Cuando llegue a la estación de mi pueblo me lleve una sorpresa, Lorena me estaba esperando. Cogí mi maleta y la metí en el maletero de su coche, le di un abrazo y me echo a llorar.

No hablamos mucho durante el trayecto, cuando llegamos a casa de mis padres me pregunto si podríamos volver a quedar, le dije que contara con ello. Cuando entre en casa mi madre estaba en la cocina y mi padre en el salón. Parecían haber discutido.

• Ya estoy en casa.

Mi padre se levantó y de muy mal humor me dijo.

• Estarás contento niño desagradecido, he discutido con mi mujer por tu culpa

Entonces mi madre salió de la cocina como una fiera y le dijo a mi padre.

• Hemos discutido porque durante todos estos años hemos mirado a otro lado mientras Roberto hacia de las suyas y ya me he cansado.

• Esa mujer está mejor con Roberto hacen mejor pareja.

Le di un beso a mi madre y le dije que iría donde ella sabía, me compre unas cuantas cervezas y me senté apoyado en uno de los árboles, hacia bastante que no bebía tanto y me había subido muy rápido. Escuche que se acercaba alguien y al intentar levantarme tropecé. Era Lorena y caí literalmente a sus pies.

Lorena me miraba muy preocupada, me ayudo a levantarme y nos sentamos en una roca.

• ¡Otra oportunidad para ser feliz truncada, parece que yo no tenga derecho a serlo!

• Lo siento mucho Juan, tu madre me lo ha contado.

• No entiendo lo que a pasado, estábamos bien y ha sido aparecer él y todo se ha destruido. Tú eres la única que no cayó en sus redes.

• Juan, tu hermano tiene un envoltorio muy bonito, pero por dentro esta vació. Yo lo vi a la primera.

• ¡Porque las demás no!

• Tal vez no te quisieran como ellas creían.

Esa noche acabé llorando en brazos de Lorena, pero día a día fui mejorando gracias a mi madre y a la compañía de Lorena, cada día me gustaba más estar a su lado, estábamos volviendo a tener la sintonía que tuvimos antaño.

Tuve que alquilar un piso, de no hacerlo mis padres se habrían terminado divorciando, el mes pasó y gracias a Lorena encontré un trabajo como soldador en una empresa cerca del pueblo. Llame a mi jefe y le dije mi decisión, él me deseo suerte y me dijo que si algún día quería volver no duraría en llamarle pues siempre tendría un puesto esperándome.

Alberto y Lidia empezaron una relación y este se mudó a la ciudad, yo día a día me fui enamorando de Lorena y pasados unos meses empezamos una relación, mi madre se alegró mucho y mi padre creo que me deseo que me saliera una enfermedad dolorosa o algo así, la verdad que no le ice mucho caso.

Ya había pasado un año desde que volví al pueblo y las cosas la verdad que me iban muy bien, estaba muy a gusto en mi trabajo y mi relación con Lorena iba de maravilla. Una pareja amiga se casaba y ese fin de semana era la boda. Lorena iba preciosa, yo me puse el traje y lo que menos me gustaba la corbata.

Cuando llegamos a la iglesia estaba abarrotada, el novio estaba hecho un flan y la novia no se quedaba corta tampoco. Fue una ceremonia muy bonita, después fuimos a la comida, todo iba de maravilla menos la presencia de mi hermano y Lidia.

Decidí ignorarles y pasármelo bien junto a Lorena y la verdad que lo estábamos consiguiendo hasta que mi hermano que había bebido más de la cuenta empezó a increparme. Yo pasé de él, eso le puso furioso y se arrancó contra mí.

Con lo bebido que iba tropezó y yo lo único que tuve que hacer es apartarme. Aterrizo sobre una mesa llena de comida, poniéndose perdido él y a todos de alrededor. Decidí salir a fuera a tomar el aire, entonces hizo acto de presencia Lidia, otra que también se había pasado con la bebida.

• Juan perdóname, me es infiel todo lo que puede y más, me equivoque vuelve conmigo.

Entonces de forma torpe se empezó a acercar a mí con la intención de besarme y le hice la cobre real, se tropezó con su propio vestido y cayo al suelo.

• Tú ya tuviste tu oportunidad conmigo y la tiraste por la borda, si no eres feliz con él, déjale Lidia, pero olvídate de mí. Yo ya he conseguido ser feliz con Lorena lejos de ti.

Lorena salió a buscarme, le conté lo ocurrido y ella me contó la que lió mi hermano que tuvieron que llevárselo antes de que el novio le rompiera la cara. Bese a Lorena y nos fuimos a casa a dar rienda suelta a nuestro amor.

EPILOGO

Lorena me acaba de dar el mejor regalo de cumpleaños de mi vida, me ha dicho que vamos a ser padres, mi madre está encantada, creo que a mi padre le ha salido una úlcera después de saberlo.

Mis padres se divorciaron, que mi madre se pusiera de mi parte en vez de Roberto fue algo que mi padre no pudo soportar, al final mi madre se cansó y ahora es mucho más feliz.

Roberto después del espectáculo de la boda y que Lidia le dejara ya no ha vuelto a levantar la cabeza, las mujeres han empezado a verlo como realmente es, un ser egoísta y totalmente vació.

Lidia entró en una depresión cuando fue consciente que dejo escapar a una buena persona por una serpiente que estuvo con ella solo para joder a su hermano, perdió el trabajo y la ultima noticia que tuve de ella fue que volvió a vivir con sus padres.

Me fui del pueblo a la ciudad esperando encontrar algo mejor, creía haberlo encontrado, pero solo fue una gran decepción. Ha sido en el pueblo donde he encontrado la verdadera felicidad al lado de una mujer que me demuestra día a día que me quiere tanto como yo a ella.

FIN.