Desfile de modelos

Una adolescente es cogida por un maduro...No parece una historia singular, pero sí sus pormenores.

"ESTA NOCHE HAY UN DESFILE DE ROPAS, ¿VENÍS?"

Por Chichonero

De cómo una ardorosa adolescente fue más mujer en la cama… Ardiente relato de una jovencita y un maduro haciendo sexo puro

Deseo compartir otra experiencia, ocurrida no más de tres meses atrás cuando se iniciaba el verano en Argentina, época de calor y escasa vestimenta tanto en hembras como machos.

Las pendejas (chicas) andan con más carne a la vista y la mayoría está en celo de manera casi permanente, por lo que no resulta dificultoso "engrampar" a alguna dispuesta a un sexo express.

Es el caso que una noche tuve que concurrir a una reunión socio comercial –presentaban nuevos modelos de ropa-, donde observé a una muchachita de no más de 18 años. Una hermosa hembrita adolescente, vestida –es un decir- con un top de tul negro, pequeños corpiños de igual color y una micro falda de jean que ocultaba sus tesoros, digamos, no tan generosamente. Sus largos cabellos brillaban de diversos tonos según fuera el spot que los iluminara. Se balanceaba monamente al ritmo del acompañamiento musical que amenizaba la presentación y por momentos esos movimientos eran netamente eróticos. En una pausa de la presentación, me acerqué hacia la barra donde ella estaba y pedí un trago. Sacó un cigarrillo y me pidió fuego. Agradeció mi atención y le pregunté si deseaba otro trago, respondiendo que aún no había bebido nada más que el de la recepción. Pidió un jugo frutal y comenzamos a dialogar sobre aspectos del acto. Nos presentamos, diciendo llamarse Valeria y la conversación terminó cuando se iniciaba otra sección del desfile, en este caso lencería íntima. Las modelos lucían escuetas tangas, mínimos corpiños, baby dolls, y las más variada gama de ropa para dormir o interior para diversas ocasiones. Los celulares con cámara de los chicos no daban abasto para retener esas pasadas.

Con Valeria, comentábamos el ropaje que se modelaba y ella manifestó que eran de su agrado esas prendas tan mínimas, pues –dijo-, le resultaban mucho más cómodas para dormir e incluso eran más eróticas para estar con un caballero, y dejó el sentido en el aire.

Me preguntaba si la pendeja estaba caliente y esas prendas la calentaban más, o directamente estaba por lanzarse conmigo. Dejé correr los comentarios que hacíamos en vos baja y tentando el terreno le espeté al oído: "Vos, ¿usás siempre ropita así?"

"Para entre casa no, pero para oportunidades especiales sí"

"¿Y qué opina tu novio?

"Nada, pues no tengo. Me agrada el sexo express". "Es más misterioso", -agregó-.

Quedé de una pieza. Me indagaba a mi mismo, cómo una mocosa de no más 18 años ya tuviera más experiencia que yo. Pero ese era el punto y comencé a tramar cómo levantármela.

Dos o tres modelos más y el show acabó en medio de un frenético aplauso. Sirvieron bocadillos y tragos y la piba no se me despegaba. "¿No viniste con amigas?", -le pregunté. "No. Vine sola y con vos la estoy pasando bomba". Le agradecí el cumplido y siendo ya hora de partir, le ofrecí acercarla hasta su casa, cosa que negó diciendo que sus padres no verían bien llegara acompañada de un extraño. "Bueno. Como prefieras. ¡Que tengas una buena noche!, ¡Fue bueno conocerte!", y junto con la mano le di un beso en la mejilla –como se estila ahora-

"Que pena te vayas. ¿Me acompañás hasta la salida?", y clavó en mi sus hermosos ojos celestes. "Esperame que voy al baño", y partió hacia el sanitario. Así pude observar sus lindas, delgadas y rectas piernas y un culito redondo bien parado y durito. ¡Toda una muñequita adolescente!

No tardó en regresar y enfilamos hacia la puerta. Una idea me carcomía "¿Querría coger, o era todo mi imaginación?

Al llegar nos despedimos nuevamente y cuando iniciaba mi camino hacia el estacionamiento en busca del auto, escuché que me llamaba. Me regresé y dijo: "Pensándolo bien, está tan linda la noche, es temprano y quizá te gustaría llevarme a pasear un rato por la zona del parque, ¿sí?" La tomé de la mano y nos encaminamos hacia el auto. Partimos a marcha moderada hacia el sector del parque –donde habitualmente van parejas-

Detuve el auto cerca de una profusa arboleda. Me pidió un cigarrillo, pues se le habían terminado. Lo encendí y lo puse en sus labios. Como para romper el hielo le dije: "Tenés unos hermosos labios".

"¡Son para comerte mejor!" -como dijo la Caperucita Roja"-, (dijo engrosando la voz), y nos reímos de su ocurrencia.

Me imaginé esos carnosos labios adolescentes rodeando la cabeza de mi pija y sentí que se me empezaba a parar.

"¿De verdad me vas a comer?"

"Y ¿por qué no? Me caíste bien de arranque". Allí se fue todo al diablo. La tomé de los hombros y acercándome uní mis labios a los suyos. La piba arrojó el cigarrilo por la ventanilla y mientras no dejábamos de besarnos, se abrazó fuertemente a mis espaldas.

La chuponeé por el cuello, y ella respondió de igual modo. Me desprendió varios botones de la camisa dejando mi pecho al aire. Lamió mis tetillas y besuqueó el pecho cubierto de vello. "Sos un osito" –musitó por lo bajo- "Me excita sentir tus pelos en mis labios". Nos chupamos las lenguas y mis manos comenzaron a explorar sus tetitas. Casi ida se desabrochó el corpiño y dejó libres esos dos tesoros.

No eran grandes, pero si turgentes y el tamaño de sus pezones –ya erectos- era espectacular.

No se dejaba estar. Cautelosamente bajó su mano hacia mi entrepierna y sobó por sobre el pantalón a mi pobre pija que pugnaba por escapar de su obligado encierro. Ante semejante tratamiento no tardó en ponerse a tope. Con un poco de brusquedad y excitación logró bajar la cremallera. Metió su tibia y pequeña manita por debajo del slip y se apropió del cilindro. La sobaba de arriba abajo como si me masturbara delicadamente. Yo le chupaba variadamente los duros pezones. Gemía y manifestaba: "Humm… que larga y gruesa la tenés"… y apretaba con fuerza mi tronco.

En realidad esos halagos no condescendían en verdad con mis normales medidas, pero quizá para una adolescente acostumbrada a vergas menores, lo mío fuera tal y como ella describía.

Allí la cosa pintaba para ponerse muy caliente y de pronto recordé que no portaba condones, por lo que directamente la invité a ir a un "telo". Al principio rehusó la idea, pero a medida que nos seguíamos dando caricias y besos aflojó y prontamente enfilamos hacia uno de esos establecimientos alejados de la ciudad.

Fuimos a la habitación y ella pasó directamente al baño para higienizarse, tras lo cual regresó tapada con el toallón y fue mi turno del baño. Cuando retorné estaba tapada hasta el cuello con la sábana y absorta con el vídeo porno que se emitía por el circuito cerrado del "telo". Me sonrió pícaramente y abriendo la sábana me dejó el sitio a su lado.

Pasé mi brazo por debajo de su cuello y se acurrucó contra mi pecho. Le acariciaba las tetas y la besuqueaba y ella respondía con intensos toqueteos a mi verga.

"Quiero vértela" –dijo de pronto-

Quitó de par en par la sábana y se arrastró sobre mi vientre. La tomó con su pequeña mano por la base y mirándola detenidamente exclamó: "Soberbia" y le dio un sonoro beso en la punta. Se puso bien de costado y con unas tímidas lamidas por los laterales me comenzó un oral que correspondí prendiéndome de su rasurada conchita.

¿Siempre la tenés afeitada? –pregunté-

"Es lo que usa" –respondió y siguió chupando, ahora con mayor denuedo pues la excitaba muchísimo recibir mis lengüetazas en su vulva adolescente. Con mis dedos le abría los labios mayores y pasaba toda la lengua en punta por dentro. Levantaba sus caderas del gusto y me daba chupones intensos y profundos en el glande.

Nos estuvimos amando oralmente un largo rato. Se regresó a mi lado y me dijo "Sos bárbaro mineteando. Tenés una lengua de fuego"

"Vos la chupás muy lindo", -respondí y se sintió una diosa del sexo.

Es seguro que sus amantes adolescentes no la habrían tratado de ese modo, pues observaba que se derretía del deseo.

"Quiero que seas sincera conmigo. ¿Qué te inclinó a venir con un maduro?" pregunté-

"No sé. A lo mejor me inspiraste confianza. A lo mejor sea verdad eso que escuché de unas amigas, que los mayores cogen mejor, puede que sea porque tienen más experiencia… ¡qué se yo!"

"¿Nada más que para comprobarlo?"

"La verdad. ¿Querés que te diga la verdad? Cuando te pedí fuego, ya te había estado mirando atentamente y me dio la impresión que sería bueno tener una transa con vos" –manifestó sueltamente-

"Bueno. Ya estamos desnudos, nos conocemos físicamente y quiero decirte que me gustas muchos. Tenés un estilo diferente a las adultas. Sos bastante suelta"

Se sonrió dulcemente y me besó con fuerza.

Mientras las lenguas jugaban, le acaricié lentamente la concha y ella volvió a aferrar mi pija dura. Entraba y sacaba el dedo mayor de su vagina y eso la ponía "cachonda" –como dicen las españolas-

Franeleábamos como descocidos y cuando supuse que estaba a punto la encimé haciéndole patinar la pija por sobre su concha húmeda. Levantaba la pelvis para no desperdiciar el roce continuo de mi pija, y cuando el glande apuntó decididamente a su hueco anhelante empujó contra mi vientre y la penetré. Mordió sus labios y emitió un quejido de dolor.

Se la saqué. Me coloqué rápidamente el condón y recomencé el tratamiento.

¡Más le daba, más pedía! Clavaba sus uñas en mi espalda al sentir la pija bien al fondo de su vagina y se revolvía sobre la sábana y arqueaba las caderas para no desperdiciar bombeada alguna.

Unos instantes después presa de convulsiones estomacales, respiración súper forzada, la sentí acabar. Subía y bajaba sus nalgas, hasta que quedó como adormilada. ¡Se había echado un polvazo de novela!

No pasó mucho tiempo hasta recomponerse. Me besó, chupó la lengua y teniendo todavía mi pija dentro suyo, reinició lentos movimientos coitales.

"¡Está deliciosa!" –dijo-

"¿Te agrada?" –pregunté tontamente-

"Hummm… ¡soberbia!, ¡Pero, que gruesa!

"¿Le tenés miedo?"

"Bueno. Miedo no, por que ya la tengo adentro, pero si larga jugo seguro que me preña", y me dio un chupón en los labios que casi me hace acabar.

"No te preñará porque hay gomita de por medio"

"Eso me tranquiliza, pero no te la siento bien como cuando la entraste al principio"

"Pasemos bien este bello momento y hagamos las cosas lo mejor posible sin inconvenientes, ¿te parece?"

"OK. ¡Cojamos!"

Y uniendo acción a la palabra se salió de abajo como una anguila. Zamarreó un poco mi pija y decididamente –como actriz porno-, arrodillándose sobre mis piernas juntas, se fue dejando caer en cámara lenta sobre mi verga. Con su mano la enfiló directamente a la concha abierta, dilatada, cálida y mojada. Instantes después inició una cabalgata lenta que fue cobrando velocidad en la medida que se excitaba. La tenía sujeta de las nalgas y mis dedos acariciaban ese culo tibio y tan firme y mejor formado. Pasaba mi índice por el borde la concha mojada y depositaba ese jugo por el aro marrón que se abría con cada subida y bajada por mi pija. Esparcía bordeándole el aro y se estremecía jadeando.

"¿Te gusta el culo?" –preguntó entre jadeos.

No le respondí. Quité la pija de la concha y se la hice jugar sobre el orto, Se irguió un tanto y apretó su culo sobre mi tronco. ¡Estaba todo dicho!, la quería por el culo.

Nos costó al principio y como le doliera un poco, me quitaba el aro haciendo que la pija resbalara hacia arriba. Recomenzábamos hasta que inevitablemente el glande se ubicó justo y empujé. Se quejó. Me quedé quieto. Me besaba afiebradamente y me lamía el rostro. La miré y tenía sus cachetes rojos.

Las tetas le brillaban de sudor destacándose nítidamente esos hermosos, pequeños y turgentes pezones a los que lamía alternadamente mientras iba forzándole el orto. Otro quejido y la pija ingresó. La dejé acostumbrarse al tamaño del invasor y a medida que se relajaba entraba otro poco. Cuando sentí que estaba adentro hasta la mitad del tronco, di principio a la culeada. Se quejaba y se mordía los dedos para no gritar.

Poco a poco-me pareció-, el dolor fue dejando paso a otras sensaciones, y ella subía y bajaba por la pija, y cada vez más le entraba.

En un momento abrió desmesuradamente sus ojos. Sus finos labios se pusieron en "O" y exhaló fuertemente el aliento. ¡La pija se había enterrado más de la mitad!

Me detuve. Respiraba agitada y percibí como el pegajoso esfínter latía hacia fuera y adentro. Se la quité de golpe y nos acomodamos de costado.

Levantando en alto su pierna derecha, ella pasó su mano hacia atrás y acomodó la punta sobre su ortito dilatado y dio un suave empellón contra mí y la cabeza le entró decididamente. Ahora ella quien dominaba la acción con empujones en contra de mi vientre. La pija de a poco iba ingresando en su culo. En un movimiento, se adentró casi toda y se quejó. "Duele… es larga y duele".

"¿Querés sentarte sobre ella?"

Ni lerda ni demorada lo hizo. Me dio la espalda y apuntándole bien, la empujé hacia abajo de los hombros. La pija se enterró como en un túnel y suavemente la culeé desde abajo.

"Ayyy… la puta, como entra la muy guacha" –se quejaba.

La leche me hervía. Aceleró el sube y baja y mientras le apretaba las tetas sudadas, percibí que ahora el culo le latía intensamente. ¡Estaba acabando nuevamente!

Quedó trémula y temblaba toda. El aro apretaba y aflojaba mi tronco. Me apresté al final y dándole sin descansar en medio de sus jadeos y quejidos, la garché hasta que reventé en chorros dentro suyo.

Se quedó un momento más con la pija enculada y se fue retirando suavemente. "Flop" se oyó al salir y mi trajinada pija cayó sobre mi vientre inerte. Ella yacía mi lado desmadejada, sudorosa y no paraba de lamerme el cuello y el rostro.

"Me lo hiciste rebién" y me aplicó un chupón en los labios.

Me levanté y yendo al baño comprobé que el condón se había roto, por lo que supuse tendría toda la lechada adentro.

Al regresar, se estaba frotando lascivamente la concha. Se acercó al borde del lecho y levantando su cabeza, pegó la boca a mi pija a la que volvió a mamar con delirio.

Ocurrió un verdadero milagro –a mi edad- Lentamente, la pija fue recobrando vigor y merced a su solícito tratamiento oral, momentos después lucía una soberbia erección.

"La quiero en 4" –exigió-, y se colocó en medio de la cama con su culo en pompa.

Era un espectáculo inenarrable ese cuerpo adolescente, desnudo, brillante aún de la transpiración de los polvos anteriores de ella. Pero si algo tiene la juventud, es la enorme capacidad de recuperación –aún en el sexo-

Me subí tras ella, y ensalivando la pija se la restregué por la concha abriendo sus labios. Ella se balanceaba hacia atrás y adelante. Cuando ingresé le atacó la calentura. Los cuerpos chocaban en sus partes bajas y se oía el flop, flop, de la pija entrando y saliendo de esa concha que chorreaba flujos. Su hermoso culo, recién utilizado se mostraba bien dilatado y entre empujón y empujón, observé como comenzaba a correr un denso hilo de semen desde sus entrañas. Ella ignoraba la rotura del condón, como así también que ahora mi pija estaba desnuda dentro de su cuerpo.

La tenía tan dura que me dolía. Eran contadas las veces en que me había cogido una piba tan joven, pero allí estaba con mi pija metida en una de ellas, y para colmos, absolutamente ida por la calentura. No daba ni pedía cuartel. Estaba como disparada del mundo y su atención estaba centrada en mi pija dándole bomba sin parar.

Se pegó a mi pelvis con la pija totalmente enterrada y temblando acabó en otro polvo digno de una reina. "Genial…sos genial cogiendo", "Es como decían mis amigas: coger con un maduro es lo más…", y se aplastó contra la sábana.

Su culo entreabierto dejaba ver los labios mayores hinchados de la excitación y el intenso frotamiento dado. Caí sobre ella. Abrió las piernas cuanto pudo, levantó las ancas y me ofreció el culo. De una la emboqué y la culeé teniéndola apretada y rodeada con mis brazos. Parecíamos un solo cuerpo. Dado el agotamiento, respondía tibiamente a mi bombeo que era frenético. De los hombros y sin despegarnos, la di vuelta boca arriba y proseguí bombeándola. Le sobaba las tetas y la besuqueaba por el cuello, metiéndole la punta de la lengua en sus orejas. Eso la reavivó. Pareció ser su punto sensible y respondió con rítmicos mete y saca. Se estremecía toda, particularmente sus músculos abdominales que se tensaban con el esfuerzo, ¡divino esfuerzo! Que ejecutaba.

Otro milagro: ¡acabamos juntos! Mi nueva e intensa lechada se esparció en el fondo de su canal. Valeria exhumaba sus jugos anales mezclados con mi leche y gozaba como una joven yegua. ¡Y verdad que estaba disfrutando como tal!

Quizá ningún otro hombre le había procurado sexo de ese modo, ni tanto gozo en una misma sesión.

A pesar de tan tremenda acabada, prosiguió contoneando sus caderas y encabritando ese culo bellísimo usando mi pija como pivote. Se afirmó con ambas manos sobre mis rodillas y bajando el torso se dio a una furiosa culeada arriba y abajo, a la par que le masajeaba apretadamente su mojadísima conchita y la mantenía asida de una teta.

No le aflojé el ritmo. La culeaba con desesperación como si fuera el último acto de mi vida. ¡Ninguna mujer me había hecho gozar del sexo anal como esta pendeja!

Sus bramidos se deben haber escuchado fuera de la habitación cuando volvió a acabar. Su espalda bronceada chorreaba transpiración que bajando por su espina dorsal iba directamente a dar a la raya de ese portentoso culo juvenil. Mi pija –gloriosamente dura todavía- no paraba de entrar y salir, y cuando arreciaba otro orgasmo de Valeria, sentí un fuerte tirón en las bolas y no sé de dónde, otros goterones se escaparon de mi pija. Al percibir la tibieza del semen en su recto, Valeria, abriéndose el culo de par con sus finos dedos, me regó con un orgasmo furibundo. Se quedó temblando entera. Creí que iba a desmayarse. Intentando confortarla, la tomé de las caderas levantándola y la deposité suavemente sobre la sábana. Su pecho se agitaba al igual que su respiración. "Agua, Quiero un poco de agua", rogó.

Corrí al baño y le traje un vaso lleno que bebió como afiebrada.

Un rato después, y ya calmada del violento esfuerzo realizado, subiéndose sobre mí, musitó en voz baja: "Te voy a confesar algo. Te costó al principio porque era virgen anal", y me besó.

¡Casi caigo del lecho! La pendeja víctima de su calentura, acababa de entregarme su culo virgo.

"Te juro que vi todas las estrellas cuando me clavaste, pero te digo gracias por hacerme mujer del todo. Nunca imaginé que se pudiera gozar tanto por el culo, sos un dios y tu pija una diosa total". Me dio un beso rápido y corrió hacia el baño desde donde pude escuchar como calmaba su concha y culo con la ducha de bidet.

Había transcurrido una hora y media desde que ocupamos la habitación. Mi pija mustia, yacía entre mis bolas. ¡Había tenido una dura pero gratificante tarea! –no siempre se rompe un culo adolescente.

Regresó Valeria. Se acostó boca arriba y mientras disfrutábamos de un cigarrillo, abriendo sus piernas de par en par, pasó sus dedos por el hueco. "Guauuu… está reabierto el pobrecito. ¡Lo rompiste bien!" y se volvió a tender cuan larga era.

Apagamos el cigarrillo. Reinicié las caricias en sus largos cabellos. La besé dulcemente sobre los párpados que ocultaron momentáneamente esos ojos celestes que mareaban y luego nuestras bocas volvieron a unirse en un beso largo y apasionado. "Antes de irnos quiero chuparla" –dijo- Fue hacia mis pies, se arrodilló apoyando el culo sobre los talones e inclinando el torso, su mano enderezó a mi caída pija. Pequeñas lamidas, depositar saliva abundantemente sobre el glande, tironeos con los labios del prepucio y embucharla, era todo uno. Se animó a más. Bajo su boca golosa hacia mis bolas y tras lamerlos, succionó uno a la vez. Regresó a la pija y literalmente la devoró hasta que ella tomó fuerzas y erectó. No pudo deglutirla entera, pero sabiamente tragó el sable hasta la mitad. La dejó brillante de saliva y como una pantera y de rodillas, se ubicó sobre mi cara restregando la concha contra mi boca. Mi lengua hizo lo suyo hasta que ella misma ubicó ahora su culo sobre mi boca. Lamí ese hueco marrón palpitante que se abría y contraía alternadamente. Debo haberme bebido parte de mi semen en esas lamidas, pero qué importaba si me estaba comiendo ¡un bocado de cardenal!

Presa de una renovada desesperación, apretaba su ano contra mi lengua, quitándome por momentos la respiración. Observé que se inclinaba sobre mí y sentí de pronto su húmeda boca tragando mi pija. Levantó la cabeza, la movió violentamente hacia los costados y gritó: "Así. ¡Cogeme con la boca! ¡Por favor cogeme con la boca! ¡Ohhh, Dios como cogés! Ayyyy… así mi macho…así… ¡no dejés de lamerme el culo!", y volvía a chuparme la pija hasta donde le era posible.

En un momento, y con suma agilidad se levantó. Se tendió boca arriba y poniendo el culo al borde de la cama, levantó sus piernas en "V" y se me ofreció.

Me bajé como rayo del lecho, y arrodillado sobre la alfombra le ofrendé una serie ininterrumpida de besos negros, hasta llevarla al borde mismo del orgasmo.

Me enderecé, y ensalivando la pija la tomé de las nalgas y la atraje. Ensartarla de un golpe fue sencillo. Colocó sus talones sobre mis hombros y nos dimos a culear como desvariados. Cuando me estaba por venir la leche, se dio cuenta. Bajó velozmente sus talones, se sentó al borde del colchón, acercó su boca y abriéndola esperó el semen –como una real actriz porno-. Asió mi pija por el medio y la masturbó hasta hacer saltar leche que regó hasta su paladar. Lejos de escupirla, la usó para lubricar aún más mi tronco y se estuvo saboreándome el glande al que bañaba con mi propia leche. Segundos después ¡ni rastros de semen! Le lamí los bordes de sus labios y eso la recalentó. Me dio un empellón. Caí de espaldas sobre la cama y ella subiéndose a horcajadas y ante la posibilidad –casi cierta- de que se comenzara a bajar rápidamente, con su mano la insertó totalmente en la concha y me cabalgó hasta que le vino el que sería su último orgasmo.

Nos quedamos descansando hasta que sonó la chicharra del teléfono interno y el operador indicó que nuestro turno había terminado. NOSOTROS TAMBIÉN.

Aún contra su deseo la llevé hasta cerca de su casa. Antes de descender del auto, maniobró hasta quitarse la tanguita. La olió y dijo que la guardara como recuerdo de su mejor noche de sexo. Aún hoy la conservo y esta mañana recibí un mensaje de texto por el celular. ¿Saben cuál es el texto?:

"Esta noche hay un desfile de ropas, ¿venís?