Desesperado por sexo
Un hombre deseoso de tener sexo no consigue compañía, hasta que se encuentra con algo mejor de lo que buscaba.
Aun no había bebido lo suficiente como para embriagarme, era una noche lluviosa y allí estaba yo, bebiendo solo en la barra de aquel club. Hacía un par de días que estaba necesitado de sexo, ninguno de mis programas había cuajado, y hacía la última llamada de la noche. La contestadota con la voz de Irene me invitaba a dejar un mensaje, maldije por lo bajo y pedí otra copa. Bebía tequila e iba por mal camino.
Empiné el vaso y sentí como mi garganta ardía al paso del alcohol, unos segundos después me sentía mejor. Pagué y salí, mi auto estaba enfrente a la entrada, por lo que no me costó nada llegar hasta él. Me senté al volante y reflexioné sobre que haría aquella noche, jueves y lloviendo no pintaba muy bien. Decidí dar una vuelta por la zona roja. Al cabo de unos instantes empecé a ver algunas chicas, ninguna despertó mi interés, hasta que en una esquina una rubia no muy alta, delgada, con un buen cuerpo. Me acerqué al borde de la acera y detuve el coche. Me miró desde el porche de una tienda que a aquella hora estaba cerrada.
Me bajé del auto y caminé hacia ella, el alcohol me cobraba cuentas. Era rubia, pelo recogido, ojos claros, de facciones agradables, muy femeninas. También observé que llevaba un vestidito celeste muy escotado, que dejaba ver unos senos pequeños pero pasables. Lo mejor eran sus muslos firmes que su vestidito no alcanzaba a cubrir. Me excité de inmediato.
Le dije que quería follarla allí. Me advirtió que era travesti, yo le dije que no importaba y ella sonrió. Ella me dijo que a la vuelta de la esquina había un corredor entre dos casas, que nadie nos vería. Caminamos rápidamente bajo la lluvia y nos metimos en donde ella dijo, había un techito. La apreté contra la pared y la empecé a besar, le metí mano bajo el vestido, tenía unas lindas nalgas, firmes y suaves, las amasé con mi mano, mientras con la otra le apretaba los senos. No coordinaba tanto como deseaba, entre lo que había bebido y la excitación, me desesperaba metiendo mano y besándola en el cuello y hombros.
Ella me correspondía, me desabrochó el pantalón y corriendo mi boxer se hizo con mi polla. Me elogió el tamaño, y yo le prometí metérsela a fondo para que la sintiera completa. Estaba tan caliente que le bajé las bragas y le refregué mi polla contra la de ella. Me dijo "papi que caliente que estás" y yo le aseguré que enseguida le mostraría lo caliente que estaba. Agarré las dos pollas en mi mano y las masturbé con pasión, ella me besaba y me agarraba por las nalgas, dado que mi pantalón y boxer ya estaban por mis tobillos.
La bajé los breteles del vestidito y le chupé los senos, eran pequeños y los pezones minúsculos, igualmente me encantaron, al menos no eran de plástico. Sentí como su polla crecía en mi mano. Quería follarla ya y se lo hice saber. Ella me dijo que se tenía que lubricar el ano. Mientras buscaba en su cartera el lubricante, no me pude contener y se la empecé a mamar. De rodillas, con los pantalones por los tobillos, poco me interesaba lo que pensara alguien si me veía, se la mamé con ganas.
Sentí como su polla se endurecía en mi boca, alcanzando un tamaño respetable, como unos 20 cm estimé. La succioné y lamí, me encantaban las pollas de las chicas. Ella se entró a lubricar el culito y yo le chupaba la hermosa polla y le masajeaba los testículos. Me dijo que estaba lista. La giré contra la pared y esperé a que separara las piernas, apenas se inclinó con una mano entre sus piernas agarró mi polla ardiente y la dirigió a su ano. Apoyé la punta y empecé a presionar, mientras ella graduaba la penetración.
Apenas le metí la cabeza quise metérsela a fondo y no me dejó, me indicó que esperara. Su mano me lo impedía y yo me desesperaba por empezar, estaba medio borracho y muy impaciente. Finalmente luego de unos instantes, sentí como mi polla avanzaba en su recto y su mano le dejaba paso a mi deseo. Le dije que mientras la follaba me manoseara los testículos.
Empecé a empujar despacio, pues tenía el culo apretado y faltaba dilatación. Su mano acariciaba mis testículos, produciéndome una sensación arto placentera. Fui follándola despacio, hasta que su culo se adaptó a mi polla. La oí suspirar y decirme que le diera duro. No me hice rogar, le empecé a dar con ganas, empujando mi polla en sus intestinos, como debe ser.
Su mano continuaba acariciando mis testículos en cada ida y venida. La chica tenía un rico culo y conocía el oficio. Me afirmé con ambas manos de su cadera y embestí contra su culo. Nuestras respiraciones rompían el silencio de la noche y se perdían entre el ruido de la lluvia. Me encantaba su culito y se lo hice saber. Tenía un cuerpo delgado y flexible y sus caderas me acompañaban al follarla, quería que le diera la leche rápido.
Pensé en que me debía de haber calzado un condón, pero estaba tan excitado que no me importó, mi verga iba y venía en aquél delicioso culo y poco importaba el resto. Me concentré en follarla y disfrutar del perfecto abrazo de su culo e intestinos sobre mi polla.
Maniobré para agarrar su polla, estaba semi-dura, y se la jalé con ganas. Ella me lo agradeció, alentándome, mientras con su mano trataba de seguir acariciándome los testículos, cosa que se hacía más difícil con mis embestidas. Sintiendo su mano en mis testículos, me asaltó la idea de que me metiera un dedo en el culo. No era algo nuevo para mí y me encantaba.
Su reacción no se hizo esperan y sentí como su dedo, lubricado, supuse que lo había usado antes en el de ella, se metía en mi ano. Era una sensación más que placentera, mi culo palpitaba mientras apuraba mi follada, dado que sentía como me iba a correr de un momento a otro.
Empujé unas 10 veces más y me invadió el hormigueo y mi polla explotó en la profundidad de sus intestinos. Fue un orgasmo muy fuerte, sentí como los espasmos contraían mi ano y tensaban mi cuerpo. El dedo de la chica fue fundamental. La follé un rato más mientras continuaba eyaculando en su interior, hasta que terminé de descargarme.
Aun sostenía su polla entre mis manos, me retiré despacio. No se por qué, si fue el alcohol o el depravado que habita en mí, pero sentí deseos de chuparle el culo, lo había visto en una película, y agachándome me coloqué de forma que mi boca estuviera a la altura de su culo y separando sus nalgas entre a lamerle el culo. Sentí el inconfundible sabor a semen, algo salado, picantito, y lo lamí con ganas, ella gemía de placer.
Me tomé mi tiempo y ella maniobraba su culo para que mi leche se escurriera afuera y yo la limpiara con mi lengua. La verdad es que me encantó. Al cabo de unos minutos me pareció que estaba bien. Así se lo dije, y ella me lo agradeció. Tomando mi cara entre sus manos me ayudó a levantarme y me besó con gran pasión. Sentí su polla dura contra mi abdomen y reímos.
Yo la miré y le pregunté que iba a hacer con esa polla. Ella sonrió y me dijo que a veces se debía conformar y aguantarse. Le miré la polla con detenimiento, pensaba rápidamente que hacer, si mamársela o qué. "O qué" fue lo que decidí. Le pregunté si quería follarme, era una oferta, que no quería pagar. Ella me dijo que la había "tratado" tan bien y la había dejado tan caliente que me follaría encantada.
Giré sobre mí, y apoyando mis manos contra la pared, con ella había hecho antes, separé mis piernas y esperé. Ella me lubricó el ano con paciencia, un dedo entraba y salía, luego de un momento metió dos sin esfuerzo, y casi de inmediato el tercero, me encantaba como me estimulaba. Luego lubricó su polla también. Apoyó la cabeza de su miembro contra mi culo y presionó con suavidad. Sentí como mi esfínter se expandía con suavidad y permitía la entrada de aquella polla dura y suave. Empujé mi ano hacia fuera, como ya sabía facilitaba la penetración, y de inmediato sentí como mi esfínter se cerraba sobre su tronco.
Ella esperó un momento y siguió la penetración lenta y segura, hasta que la tuve toda adentro. Respiré tranquilo, no me había dolido, solo la presión inicial había sido una pequeña molestia, pero era lo normal. Mi culo ya sabía de varias pollas, y algunas mayores a la que me empalaba en ese momento.
Le dije que mi culo era todo de ella, que se sacara las ganas, que me moría de deseo. La chica no se hizo esperar y empezó a follarme lento, con movimientos profundos, entrando a fondo y casi sacándola por completo de mi culo. La caricia de su carne en mis intestinos me hacía derretir de placer, no hay nada como una buena polla en el culo si saben usarla, y ese parecía ser el caso.
La chica me agarró de la cadera y moviendo la suya en círculos me empezó a dar la follada de mi vida, una más, una de tantas, pero la última si era buena siempre parecía la mejor. No había nada de qué quejarse, estaba en manos de una experta, me follaba con lentitud y aumentaba el ritmo por instantes, para luego volver a moverse lenta y firme, haciéndome sentir todo el largo y dureza de su hermosa polla, revolviendo mi interior, acariciando mi esfínter e intestinos como corresponde.
Sentí como mi polla se endurecía, en parte por mi excitación al saberme bien follado, y también por los sutiles roces en mi próstata. Suspiré varias veces con sus certeros movimientos, y gemí con sus sutilezas cuando me la mandaba a fondo y me acariciaba la próstata con firmeza. Empecé a empujar mi cadera cuando la sentía penetrarme, para disfrutarla toda a fondo, para sentirla mejor. Ella se excitaba tanto como yo, y ambos coordinábamos a la perfección.
Pronto experimenté más y más placer, me follaba de maravillas y la sentía dar lo mejor de sí, entendí que estaba muy excitada y que pronto se correría. Hice lo que pude, moví mi cadera con ganas, tratando de encontrarla en cada embestida, ella me follaba cada vez más rápido y más fuerte, me tenía loco de excitación, disfrutando de aquel inmenso placer de ser follado por una chica. El que fuera en la calle, mientras llovía, estimulaba mi morbo y disfrutaba más aun de la carne que invadía furiosa mi esfínter, rellenándome las tripas.
Pronto la oí jadear y mi culo aguantó firme las estocadas de su polla, de inmediato sentí el calor de su semen invadiendo mis entrañas, llenándome de placer y leche. Ella me follaba con fuerza y su cuerpo se tensaba sobre mí, sus manos atenazaban mis caderas, como para que no me le fuera a escurrir en ese momento crucial. Su polla empujó un poco más y pronto la oí suspirar de alivio, se había descargado con intensidad dentro de mí.
Me abrazó por la cintura, luego palpó mi polla erecta. Me dijo que le había encantado follarme, que mi culo era delicioso. Me la sacó con cuidado y me limpió un poco con su mano. Reímos. Ella sacó unos pañuelos de papel y me trató de limpiar mejor el culo. Le dije que no se preocupara, que gotearía un rato más. Agarré un pañuelo y lo coloque entre mis nalgas y luego subí mi boxer y pantalones. No me preocupaba en lo más mínimo.
La vi escribir algo en un papel. Me lo dió, me dijo que se llamaba Irma y que estaría encantada que la llamara en cualquier momento, que la había pasado genial conmigo y que estaría deseosa de repetirlo. Agregó que por follarme nunca me cobraría nada, y que sería genial si alguna vez lo podíamos hacer en otro sitio, más tranquilos, y que una cama ayudaría mucho.
Le dije que estaba de acuerdo, y que no me haría esperar mucho, que por hoy estaba bien. Nos besamos en los labios y me marché, con el culo goteando leche, rumbo a mi auto. Encendí el auto, la miré, toqué la bocina y vi su mano saludarme mientras me marchaba.
Ya no estaba ebrio, y me sentía bastante satisfecho, ahora solo me quedaba ducharme y descansar, por suerte el fin de semana empezaba mañana de noche. Miré el reloj y eran casi las dos de la mañana, o sea que empezaba hoy de noche. Palpé en mi bolsillo el papel con el número de Irma y decidí que la llamaría antes de lo que ella esperaba.