Desesperado 2.

Aunque la serie empezó en "sexo con maduras", la historia se convierte en una de "amor filiar". Eduardo ya ha probado a la madura Paula, pero necesita más, al igual que ella. La complicación se da cuando otra madura mujer desea lo mismo que Paula, sobre todo si es su madre.

Desesperado 2.

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Nota del autor: en estos relatos, están reflejados los pensamientos de los personajes, por lo que se especificará a quién pertenecen con el nombre del mismo, salvo que esté en un diálogo que estará en cursiva.

Eduardo : ¡Vamos Paula, chúpala! ¡Oh, sí, qué boca de puta tienes! ¡Qué bien la mamas! Pon tu culo en pompa que te voy a follar cómo la perra que eres. ¡Oh, sí, qué coño tan caliente tienes, so puta! ¡Ya, ya me voy a correr!

-          ¡Eduardo ¿te pasa algo?! ¡Llevas más de una hora en el baño!

-          ¡No mamá! – Y la reprimida esta, siempre controlándome. - ¡Ya voy a salir!

-          No tardes, Paula ha venido para que le ayudes a no sé qué de Internet…

-          ¡Ya voy!

Eduardo: ¡Joder! La guarra de Paula siempre ha venido lo domingos a ver a mi madre… Hoy es miércoles… ¡Seguro que está caliente y quiere más! Llevo estos tres días matándome a pajas, pensando en el domingo pasado cuando me la follé. ¡Tengo que aligerarme, no he llegado a correrme con esta paja! ¡Seguro que Paula necesita mi leche!

-          ¡Ya estoy aquí! ¿Qué ocurre? – Sí, sí, sonríe con esa boca que seguro que se quiere comer mi polla.

-          ¡Ah, hijo! - ¡Joder, qué caliente me pone, si fuera mi hijo lo tendría todo el día follándome! – Verás Eduardo, me han pedido que haga unos trámites por Internet… Y no sé cómo hacerlo, de hecho no tengo ni ordenador… ¿Podrías ayudarme?

-          ¡Sí Eduardo, échale una mano! – A ver si así dejas de tenerle tanta antipatía a mi amiga.

-          ¡Es que tengo que estudiar! – Me haré de rogar para que no sospechen que estoy loco por meterle mano.

-          ¡Anda hijo! – Será perro el niño este, se lleva todo el día metido en el baño, haciéndose pajas, y no es capaz de ayudar a Paula. - ¡Será un momento y le ayudas!

-          Bueno, pero vamos rápido para que pueda estudiar…

-          ¡Gracias Eduardo! - ¡Joder, qué caliente me pongo con este niño! Tengo todo el coño mojado de pensar en él.

-          ¡Gracias hijo! – Le daré un beso maternal para mostrarle mi agradecimiento y a ver si deja de ser tan desagradable con mi pobre amiga. Ella no tiene un hijo que le pueda echar una mano.

Eduardo: ¡Joder, estoy temblando por la excitación! Espero que quiera masturbarme, yo le entraré a saco quiera o no.

Paula: ¡Qué culo tiene el cabrón! A ver cómo puedo tener esa joven polla, llevo tres días que no pienso en otra cosa.

-          ¡Venga, siéntate! – Te voy a enseñar a manejar Internet, y me pagarás en carne.

-          ¡Pero yo no sé!

-          ¡Verás que es fácil! – Sólo tendrás que abrir un poco las piernas. – Yo te diré lo que tienes que ir haciendo.

-          ¡Bueno, pero vamos a tardar una eternidad! – Y yo lo que necesito es tu dura polla.

-          ¡Bien, abre el navegador! – Yo cojo esta silla y me pongo bien cerquita de ti. ¡Qué bien hueles!

-          ¿Eso qué es? - ¡Dios, qué cerca está de mí! ¡Bésame, tócame, hazme algo!

-          Ves, este icono, haz doble clic y se abrirá el navegador… - Pondré mi mano por su espalda y se le acariciaré el cuello poco a poco.

-          ¿Pero cómo? – Joder, me acaricia el cuello y me excito cada vez más. No sé si aguantaré.

-          ¡Así! – Agarró su mano, y después le acaricio el brazo. Pondré mi mano sobre su muslo mientras sigo acariciando su cuello. Parece que esto le gusta.

-          ¿Y esto es ese maldito navegador? - ¡Joder, mete tu mano bajo mi falda ya!

-          Sí, ahí arriba tienes que poner la dirección donde quieres ir… - ¡Qué muslo más bueno!

-          ¿Una calle? - ¡ Y yo qué sé de que me hablas! ¡Quieres meterme mano ya!

-          ¡Paula, te he preparado un café! - ¡¿Qué hace Eduardo tan pegado a Paula?! ¡Será para ver mejor la pantalla!

-          ¡Gracias hija! – Pero vete ya que quiero disfrutar de tu hijo. - ¡Eduardo me está enseñando desde cero! ¡No tengo ni idea de las cosas que me dice!

-          ¡Sí, se pasa mucho tiempo delante del ordenador! – Seguro que verá páginas de pornografía… - Lo que él no sepa…

-          Tendré que pedirle que me enseñe todo lo que pueda de estas cosas… - Y que me deje su polla mientras me explica. - ¡Estamos desfasadas tecnológicamente!

-          ¡Sí, tal vez tenga que enseñarnos a las dos! – Me parece que algo raro tenéis, si tanto te ayuda mi hijo.

-          Cuando queráis, os sentáis aquí y yo os enseño todo… - Joder, qué caliente me he puesto pensando en mi madre y su amiga, las dos haciéndome… lo que sea.

-          ¡Bueno, os dejo con eso! – Pero os vigilaré. – Si necesitáis algo, me avisáis.

Eduardo: sí, vete y deja que le enseñe a la puta de Paula las cosas de Internet. Creo que en breve en vez de meter direcciones, voy a meterle otra cosa.

-          ¡Bueno, qué tengo que hacer ahora! - ¡Joder, qué gusto las caricias que me está dando!

-          Ya estás en la página que buscabas. – Ahora voy a por ti. Le susurraré al oído. - ¡Si me quieres ayudar a mí, abre un poco las piernas! - ¡Bien, bien! No ha dicho nada, sólo las ha abierto. ¡Toma un beso en el cuello!

-          Eduardo, si haces eso, no aprenderé nada… - ¡Y cómo te pares ahora te mato!

-          Hay tiempo para aprender… - Chuparé el lóbulo de la oreja para calentarla mientras meto mi mano bajo su falda. - ¡Llevo tres días masturbándome, pensando en el domingo pasado! - ¡Joder, qué muslos más buenos tiene!

-          Pero hijo, eso estuvo mal, muy mal… - No te vayas a parar que quiero más, mi coño está caliente pensando en recibir tu polla. – Fue una locura que no puede volver a ocurrir…

-          No Paula, no ocurrirá… - Estoy tocando su coño, está caliente, mojado y… ¡No tiene pelos!

-          ¡No Eduardo, soy mayor que tú y amiga de tu madre! – Va a hacer que me corra sólo con hablarme al oído… Esos dedos acarician mi raja, me voy a correr.

-          Si no te gusta esto ¿por qué te has depilado tu coño? - ¡Guau, mi dedo se mete entre sus labios! ¡Está totalmente empapada! Le daré un mordisco suave en el cuello.

-          ¡Ooooh, Eduardo, por favor, para! – Me va a matar de gusto. Qué bien se mueve ese dedo en mi coño, empujaré su mano para que no se le ocurra irse sin hacer que me corra. – No sé porque me he quitado los pelos, pero eso no es razón para que abuses de mí. - ¡Abusa, no pares, abusa hasta que me corra, por favor!

María: Estos dos traman algo. No sé. Desde siempre Eduardo ha odiado a Paula, decía que era una vieja que sólo quería que yo me sintiera más vieja que ella y que nunca aprovechara mi vida, que era una amargada que hacía mi vida negra. Pero hoy no se ha resistido a ayudarla, creía que montaría en cólera al insinuarle que la ayudara. Todo lo contrario, los he visto muy juntos, demasiado juntos… ¡Estos dos hacen algo malo! Iré a recoger el baso del café y le diré que me marcho a comprar algo… ¡Sí, eso haré! Simularé que salgo y los espío desde el balcón, donde da la ventana del cuarto de Eduardo. ¡¿Qué tendrán entre manos?!

-          Paula, Eduardo… - ¡¿Qué estaban haciendo?! ¡Han botado al escucharme!

-          Sí, ¿qué ocurre? – Espero que María no se haya dado cuenta que su hijo me estaba masturbando.

-          Voy a la calle a comprar, en un rato vuelvo… ¿Os queda mucho?

-          Mamá, hay un dato que no entra en el ordenador, en cuanto se lo meta, acabamos. – Si nos dejas un buen rato, se la meto, nos corremos y habremos acabado. ¡Así que vete ya, reprimida de mierda y no interrumpas!

-          ¡Vale, os dejo! – Pero os estaré vigilando. – Me llevo esta ropa que está sucia… ¡Abriré un poco la ventana para que se ventile la habitación, huele a leonera! ¿No te molesta el tufo de mi hijo?

-          ¡La verdad es que no me he dado cuenta! – Y lo que quiero es que me impregne con su olor a joven en celo, me llene con su leche y me muerda por todos lados. ¡Qué caliente me pone tu hijo!

-          ¡Bueno, en media hora vuelvo! – Os vigilaré para saber qué tramáis. – Portaros bien.

María: Ahora haré cómo que me marcho, cerrando la puerta. Tengo que ir con cuidado para esconderme en el balcón, no quiero que me descubran espiándolos. Me temo que Paula está intentando abusar de mi pobre hijo. ¡Cómo la vea abusar, la mato! Ya he cerrado la puerta, ahora a correr, sin hacer ruido al balcón. Ya estoy fuera, me agacharé hasta llegar a su ventana… Los escucho hablar, pero no entiendo lo que dicen. Miraré con cuidado, la oscuridad de la tarde hace que no me vean, pero yo podré verlos… ¡Dios, qué están haciendo! Están de pie, uno junto al otro. Mi hijo tiene la mano bajo su falda y no para de moverla… ¡No, no puede ser, la está masturbando! Y ella tiene metida la mano dentro de su pantalón… ¡Se están tocando!

-          ¡Chúpamela! - ¡Joder, que excitante es decirle eso a la Paula! ¡Su coño está totalmente empapado!

-          ¡No, no hijo! – Estoy demasiado caliente, pero no sé cómo hacer eso. – Nunca he hecho… eso… No creo que lo haga nunca.

-          ¡Vamos Paula! – Si le hablo bajito al oído, seguro que lo hace. - ¡Te va a gustar! ¡¿No sabes cómo se hace?!

-          ¡No, nunca lo he hecho! – ¡Mi madre, me voy a correr cómo siga hablándome así mientras sus dedos me acarician!

-          Haremos una cosa… - Ven siéntate aquí… - Siéntate, mira el ordenador. Te pondré una película que te enseñará cómo has de mamar una polla…

-          ¡Pero eso es pornografía! - ¡Este niño es un pervertido!

-          Sí Paula, pero mientras aprendes cómo se hace, yo intentaré que te corras. – A ver, dónde estaba ese vídeo donde esa madre le daba una buena mamada a su hijo… ¡Aquí! El título que le puse es inconfundible. “Buena mamada de mamá”, imposible de equivocarse. - ¡Mira Paula, ahora empieza la acción! ¡No pierdas detalle!

María: El pervertido de mi hijo y la puta de mi amiga están teniendo sexo. ¡Voy a entrar en la habitación y la voy a armar! Pero ¿qué están haciendo? Paula se ha sentado en la silla, Eduardo le levanta la falda y le abre las piernas. ¡No puede ser! ¡No lleva bragas! La puta venía a esto, ni siquiera venía con bragas. Y mi hijo le ha puesto una película en el ordenador, ¿qué va a hacerle? No puede ser, esto es demasiado… Eduardo ha metido su cabeza entre las piernas y parece que le está…

Paula: ¡Oh, Dios, esto es maravilloso! El cabrón de mi marido nunca me hizo esto, él se limita a meterla, correrse y se acabó. ¡Dios, gracias por darme a este joven que me vuelve loca con su boca!

-          ¡Sí Paula, gime y grita todo lo que quieras! – Joder, este coño se está vaciando, está mojando todo el asiento, sus piernas se convulsionan, se está corriendo a placer.

-          ¡Ouf, sí, sí, no pares! - ¡Dios, que cosa más buena! Nunca me había corrido de esta forma, ni siquiera el otro día cuando me folló por detrás. - ¡Aaaah, sí, sí! ¡No sé que haces, pero no te pares ahora!

Eduardo: Sabía yo que eras una vieja calenturienta y puta. Mucha iglesia, mucho comerle la cabeza a mi madre, pero te gustan las polla y que te coman el coño. Y este clítoris, ¡qué grande lo tienes! Lo mamaré hasta que te corras. Tu coño no deja de echar flujos, huelen fuerte y ese olor me pone más caliente. ¡Cuando te corras, te vas a comer tu primera polla!

María: ¡Joder, cómo grita la puta! Mi hijo le come el coño a esa guarra. ¡Tengo que parar esto! Tengo que hacerlo, pero verlos me produce una extraña sensación… No sé qué me pasa, pero en cierto modo me gusta ver a mi hijo haciendo eso… ¡No, no puede ser!

-          ¡Ouf, Dios, qué me has hecho! – Mis piernas tiemblan descontroladas, siento que mi vagina se vacía, calambres de placer recorren todo mi cuerpo… Su lengua ataca mi clítoris y no puedo aguantarlo, no controlo mi cuerpo que se mueve por el placer y las extrañas sensaciones que estoy sintiendo. - ¡Sigue, sigue! - ¡¿Qué me está haciendo que no puedo controlar tanto placer?! ¡Dios, es tanto placer que su lengua me molesta en mi clítoris! - ¡Para, para, ya no puedo más! ¡No puedo, no puedo, necesito descansar, estoy mareada!

-          ¡Qué coño más sabroso tienes! – Mírala, espatarrada en la silla, con la falda por la cintura y su raja mojada y dilatada. ¡Es enorme su clítoris! Sobresale de los labios. Creo que es hora de darle de comer a mi viejita… - ¿Has visto todo lo que le ha hecho esa puta al chaval en la película?

-          ¡No, no, no he podido! – Estaba sintiendo el placer más grande del mundo y me voy a preocupar de que otra se coma una polla.

-          ¡Pues la echamos atrás! ¡Aquí empieza! ¡Toma mi polla y repite lo que veas en la pantalla!

María: ¡Coño, mi hijo se saca su polla y se la ofrece! Lo peor es que me gusta verlo con su polla erecta y grande. ¡Vamos, puta, cómetela! Ver a mi hijo comiéndole el coño a Paula me ha excitado, ver su polla hace que mi coño se moje… Nunca he pensado en mi hijo para el sexo, pero ver como le ofrece su sexo a Paula… ¡Ouf, puedo sentir con mis dedos mi coño mojado!

Paula: ¡Qué bien huele la polla! La ha puesto delante de mi nariz y puedo sentir el aroma que desprende. Nunca me ha gustado ver chupar una polla. Cuando lo veía en alguna película con mi marido, me iba de la habitación… Hoy es diferente, veo lo que hace la mujer de la pantalla y lo repito con la polla de Eduardo. ¡Joder, se la ha tragado por completo!

-          ¡No me mires así, Paula! – Este es el vídeo de una mamada que más me gusta y hoy voy a hacerlo realidad. - ¡Sé que puedes tragártela por completo! ¡Inténtalo!

María: ¡Cabrona! No sabe cómo chupar la polla de mi niño. ¡Con lo dura y grande que la tiene! ¡Vamos, trágatela, mámala hasta que se corra! Dios, esto es una locura. Me estoy masturbando mientras mi amiga le chupa la polla a mi hijo… Y lo peor es que tengo ganas de entrar y hacérselo yo… ¡No, no, es mi hijo! ¡Pero estoy caliente! ¡Aaag, me estoy corriendo cómo hacía tiempo que no me corría! ¡Uf, mis dedos están empapados!

Eduardo: ¡Vamos puta! ¡Trágatela! Te agarro la cabeza y la empujo hasta el fondo. ¡Toma, toma, toma! Entera, hasta la garganta. Dos embestidas más y te lleno de leche la boca. ¡Toma, toma!

Paula: ¡No puedo! Me llega hasta la garganta y tengo ganas de vomitar. ¡Esto no me gusta! ¡Déjame, no me fuerces!

-          ¡Déjame, esto no me gusta! - ¡Qué bruto y asqueroso es este niño!

-          Pero Paula, esto es…

-          ¡Pero ¿esto qué es?! – Míralos, hace un momento los dos tenían cara de gozar y ahora están acojonados. - ¡Paula, no esperaba esto de ti! – La muy puta se ha quedado de piedra. - ¡Y tú, Eduardo, no sabía que eras tan pervertido! – Mira, su pito se viene abajo.

-          ¡María, yo… yo!

-          ¡No digas nada, Paula! Escuché ruidos en la habitación y me acerqué por la ventana para ver qué pasaba… ¡Eres una puta pervertida! – Mírala, parece que va a llorar. - ¡Y tú, niño asqueroso! – Sí, eso mira al suelo. - ¡¿Crees que esa es forma de enseñar a una mujer a mamar pollas?! ¡Vamos, quítate la ropa y túmbate en la cama! - ¡Vaya, ahora parecen sorprendidos! - ¡Vamos, corred, que no tengo toda la tarde!

-          ¡Pero… pero…! - ¡¡¿Mi madre acaba de ordenarme que me desnude?!!

-          ¡Sí, no te enteras! – Ahora váis a saber lo que es bueno. - ¡A la cama! ¡Desnudo!

María: Le enseña su polla a Paula hace un momento y ahora se avergüenza de desnudarse delante de su madre ¡este niño es panoli! Y la otra ni se levanta del asiento, le estoy entregando a mi hijo desnudo y es incapaz de reaccionar. ¡Vaya dos! Lo ayudaré. ¡Qué bien huele su cuerpo! Nunca lo había olido tan cerca. Le bajaré los pantalones y me acercaré a su polla para olerla. ¡Oh, que bien huele! La he rozado con mi nariz y parece que está creciendo. ¡Lo excito!

Eduardo: ¡Joder, mi madre parece que está más caliente que Paula! ¡¿O es que quiere desnudarme para darme unos azotes y castigarme?! Siento el leve roce de su cuerpo y me está excitando… ¡La puta, ha rozado con su nariz mi polla! ¡Se me levanta, se me levanta sin yo quererlo!

-          ¡Vamos, túmbate en la cama! - ¡Mira cómo ha crecido! ¡Qué gorda y grande la tiene! Si la puta de Paula no se la come, tendré que sacrificarme yo y darle una buena mamada. Y ¿Dónde está la otra? La pasmada sigue sentada en la silla, mirándonos. - ¡Vamos Paula! ¡Ven que tienes que acabar la mamada que empezaste!

-          ¡Yo, ¿qué yo me acerque a mamar a tu hijo?! - ¡Dios, María es más puta que yo! Me ofrece a su hijo para que tenga sexo con él. – Pero no sé hacerlo y tu hijo es muy brusco…

-          No te preocupes Paula, yo te ayudaré a qué aprendas a hacerle una mamada. ¡Ven, ponte por aquel lado de la cama! – Vamos, ya sé que eres tan puta, cómo esas a las que criticabas todas las tardes de domingo. Arrodíllate que vas a adorar al dios falo. – Muéstrale tus tetas a mi niño, seguro que eso le excita.

-          ¡¿Te gustan?! – Nunca le he enseñado mis tetas a ningún hombre, sólo a mi marido, esto ya me calienta por pervertido.

-          ¡Guau, son preciosas! - ¡Qué pezones más buenos tiene la vieja! Son claros, de aureola grande y en medio, esos pezones que están duros y erectos… ¡Paula está caliente! Alargaré la mano para tocar sus tetas.

-          ¡Quieto, tú no tocas nada que tu madre no te diga! – Ese guantazo en la mano le ha hecho retroceder. ¡Tengo que enseñarle quién manda aquí! ¡No puede follarse a quién a él le de la gana! – Tú eres el “muñeco” para que Paula aprenda a hacer una buena mamada. ¡Tú quieto hasta que yo te diga lo que tienes que hacer! ¡Vamos Paula, qué parece que nunca has cogido una polla!

-          ¡Una tan joven, no! - ¡Y tan grande cómo esta! Si vieras la de mi marido te echarías a reír de él.

-          ¡Pues cógela y dale suaves caricias para que se ponga más dura! – Si es qué puede estar más dura.

-          ¡Vale! - ¡Dios, qué maravilla de polla! ¡Casi no puedo abarcarla con la mano! Ahora sé porque me llevé tres horas sintiendo mi vagina dilatada, después de haberme entrado esto… - Pero María, tal vez si tú le enseñas tus tetas a tu hijo, puede que se le ponga más grande aún ¿no?

-          ¡Eres una pervertida! ¿Quieres que le enseñe mis tetas a mi hijo? ¿Crees que mi hijo se excitará con el cuerpo de su madre? – No sé lo que hará Eduardo, pero yo deseo que se ponga cómo un semental y me lo demuestre. – ¡Vale, lo haré!

Eduardo: ¡Joder, estas dos están demasiado calientes! Mi madre se ha quitado la camisa y se baja las copas del sujetador. ¡Dios, que dos tetas más buenas tiene! Nunca se las había visto, pero son realmente buenas. Son algo más pequeñas que las de su amiga, pero más firmes. Esos pezones oscuros, pequeños… Erectos y bien grandes… ¡Joder, quiero mamarla cómo cuando era un niño! ¡Quiero que me de leche otra vez!

-          ¡¿Te gustan las tetas de mamá?! – Estoy tan excitada que mis pezones están durísimos. Necesito que me los mamen… - ¡Pues tócale las tetas a tu madre!

Paula: ¡Joder, la polla se ha puesto más dura al verle las tetas a María! Lo he sentido en mi mano. Y ella también tiene ganas de sexo, está caliente, lo noto. Mira cómo le ofrece sus tetas para que él las acaricie. ¡Qué excitante es ver a madre e hijo teniendo sexo! ¡Me voy a correr sólo con mirarlos!

Eduardo: ¡Joder, que calientes y suaves son las tetas de mi madre! Y ella se agita mientras se las toco. ¡Qué maravilla de pezones! Quiero chuparlos, mamarlos, lamerlos con mi lengua. ¡Lo necesito, quiero las tetas de mi madre!

-          Mamá, dame de comer… - Le imploraré con los ojos, cómo si fuera un niño pequeño que necesita comida.

-          ¡Si mi niño tiene hambre, mamá te dará de comer! – Me acerco de rodillas, mi cuerpo tiembla por la excitación… Hace años que ningún hombre me toca, qué sea mi hijo el primero que lo va a hacer me pone demasiado caliente. ¡Oh Dios, qué placer sentir su boca en mi pezón! ¡Sus labios lo rodean! - ¡Ouf, sí mi niño, come, sáciate de las tetas de mamá! - ¡No puedo creerlo! ¡Me corro! ¡Sólo con chuparme las tetas me estoy corriendo! - ¡Ah, ah, aaaaah, sí, sí, cómete a tu madre! ¡Qué rico!

Eduardo: ¡Joder, mi madre se está corriendo! ¡Qué tetas tan buenas tiene! Mientras me como una, acaricio la otra. ¡Qué suaves! ¡Qué ricas! ¡Qué pezones tan duros tiene! Le tocaré el culo con la otra mano, ese culo tan grande que tiene.

-          ¡Qué bien comes! – Haz hecho que mamá se corra. - ¡Paula, agita la polla de mi niño! ¡Estará a punto de correrse!

-          ¡Sí María, pero lo que no haré es mamársela, eso no! – Creo que esta polla está a punto de estallar, está durísima y palpita.

-          ¡Vamos reprimida, quítate! ¡Siempre tiene que ser la madre la que acabe el trabajo! – Dios, estoy enloquecida y me dispongo a mamarle la polla a mi hijo. Sé que no debería hacerlo, pero mi cuerpo manda. Estoy caliente, necesito sexo ¡y lo tendré! - ¡¿Quieres que mamá te la chupe?!

Eduardo: ¡Joder! Ni siquiera ha esperado que le conteste. Antes de acabar la pregunta tenía media mi polla en su boca. ¡Joder! ¡Qué bien mama! ¡Ver cómo mi polla se pierde en su boca me está volviendo loco! ¡Escuchar los chasquidos de su mamada van a hacer que me corra! ¡Dios, siento que voy a lanzar mi semen! ¡Tengo que avisarla!

-          ¡Mamá… mamá, no puedo más! - ¡Joder, qué mamada más bestial! - ¡Me corro, me corro! - ¡Sácala o me correré en tu boca!

Paula: ¡Dios santo! Nunca me han gustado las mamadas, pero María se la está haciendo a su hijo y me está poniendo caliente. ¡No puedo más! Mis dedos me darán placer. ¡Sí, sí! Mientras ella se come la polla mi dedo acaricia mi clítoris y siento que me voy a correr. ¡Dios! ¡Por favor María! ¡¿No escuchas a tu hijo?! Se va a correr, te lo dice, y tú sigues mamando. ¡Sácala o te llenará la boca de semen! ¡Él está gimiendo, su polla se convulsiona dentro de la boca de la madre! ¡Se está corriendo y yo tambieeeeén!

María: ¡Sí cariño, mamá sabe que te vas a correr! ¡Sí hijo mío, córrete en la boca de tu madre! Seguiré mamándote hasta que te vacíes, cómo tantas veces has hecho en soledad. Hoy quiero que sueltes todo tu semen en mi boca ¡dáselo todo a mamá que necesita tu leche! ¡Sí, sí, su polla se agita en mi boca! ¡Ya viene, ya viene! ¡Dios, el primer chorro me ha golpeado en la garganta! Sus caderas se agitan, grita, gruñe y gime de placer mientras no deja de salir leche de su polla. ¡Oh, cómo he deseado esto! ¡Necesitaba sentir la corrida de un hombre en mi boca! ¡La corrida de mi hijo me ha provocado otro orgasmo! Y ahí está la puta de Paula. Incapaz de mamarle la polla a Eduardo, se ha masturbado y corrido viéndome. ¡Es una palillera!

-          ¡Joder mamá! – No dejo de echar semen en su boca, y ella no la suelta… ¡Me va a dejar vacío! - ¡Mamá, te he avisado! Te lo he dicho y no has parado. - ¡Joder! La ha soltado y me enseña la boca llena de semen blanco. ¡Joder y joder! ¡Se lo ha tragado todo!

-          ¡Mira Paula! La polla de mi hijo vuelve a menguar… ¡¿Quieres intentar lamerla y se la levantas de nuevo?! – La puta está tan caliente que no puede ni hablar. Ha agitado la cabeza y se acerca. ¡Mírala cómo lame! ¡Cómo si fuera una perra en celo! - ¡Hijo, tu madre te ha dado una mamada! ¡¿Crees que podrías devolverle el favor?!

-          ¡Claro que sí! - ¡Joder, mi madre me pide que le coma el coño! ¡Me vuelvo a excitar!­ - ¡Ponlo en mi boca!

María: Sé que me he vuelto loca, pero estoy demasiado caliente. Mi cuerpo es el que manda, ya no razono, necesito que me coman el coño ¡y se lo he pedido! Míralo, tan joven, tan guapo, ¡tan excitante! Me mira con lujuria. Al final he de agradecerle a Paula que tuviera sexo con mi hijo, he descubierto que yo también lo necesitaba, y él, mi hijo, será mi macho mientras quiera. Cada vez que necesite sexo, aquí estaré, mi coño estará para ti, para que disfrutes de él y me hagas disfrutar.

Eduardo: ¡Joder! Se está desnudando. Hace una semana, no había tenido sexo con chicas. Hoy estoy en la cama con dos mujeres… ¡Y una es madre! Se quita la falda. ¡Qué bonita es! Nunca me había fijado en ella como mujer. Nunca la había mirado deseando poseerla… ¡Y aquí estamos! Yo desnudo en la cama, viendo como mi madre se quita la ropa, esperándola para lamer, para saborear su coño maduro. ¡Joder! Se quita las bragas y puedo ver su coño, cubierto de pelos… Ya se acerca. Le acaricio el culo mientras ella me mira. ¡Qué ojos más bonitos y sensuales! Se pone de rodillas en la cama y se acerca a mi cara, su coño cada vez está más cerca, puedo olerlo. ¡Joder, mi polla vuelve a estar durísima! El olor de sus flujos me excita.

María: ¡Dios mío, perdóname por lo que voy a hacer! Me mira con deseo, con lujuria. Está loco por probar mi coño y yo ardo en deseos de sentir su boca en mi sexo. Se lo abriré para que lo vea. ¡Dios, se aproxima! ¡Ouf, qué placer sentir su lengua en mi raja! ¡Me estoy vaciando con sus caricias! ¡Sí, sí, no pares, sigue lamiendo a tu madre!

Paula: ¡Cabrones, van a hacer que me corra otra vez! La puta de María quiere que le coma la polla… ¡Yo lo que quiero es que me la meta dentro del coño! ¡Qué caliente me ponen! ¡Qué me gusta ver a la madre y al hijo teniendo sexo!

-          ¡Paula, ¿estás comiéndole la polla a mi hijo?! - ¡¿Dónde habrá aprendido a comer tan bien los coños?! ¡Me está volviendo loca con su lengua!

-          ¡No, ya te he dicho que no me gusta eso! – Estoy disfrutando más viendo cómo te come a ti.

-          ¡Esta mujer desaprovecha las mejores!

Eduardo: Mi madre me quita su coño… ¿Qué va a hacer? ¡Coño, se está girando! ¡Esto es genial, quiere hacer un sesenta y nueve! ¡Aquí está de nuevo mi deseada raja! ¡Joder, tiene todos los pelos mojados de saliva y flujos! Le comeré bien el clítoris…

-          ¡Eduardo, eso me gusta! ¡Sigue jugando con mi clítoris! – Este niño sabe hacer gozar a una mujer… ¡Qué maravilla! ¡Me voy a correr de nuevo! - ¡Hijo, no pares, me voy a correr!

Eduardo: ¡Sí mami, te daré lo que me pidas hasta que te corras! ¡Guau, qué duro se le ha puesto el clítoris! Sus caderas se agitan cada vez que paso la lengua por encima de ese maravilloso bulto. Lo mamaré intensamente… ¡Eso, eso, gime, agítate de placer! ¡Te gusta lo que tu hijo te hace! ¡Te gusta que tu hijo te coma el coño! ¡Tanto o más como a tu hijo le gusta que le mames la polla! ¡Joder, siento que se la está tragando entera, hasta los huevos!

María: ¡Hijo, qué placer me estás dando! Tu polla en mi boca me vuelve loca, pero tu lengua en mi coño me hace sentirme viva, cómo nunca me había sentido. ¡Dios, no pares! ¡Haz que mamá se corra!

Paula: ¡Dios mío, estoy asistiendo a un incesto! Y en vez de horrorizarme, en vez de enfadarme con mi amiga por lo que hace, me siento cada vez más caliente, deseando que ese niño clave su polla en mí. ¡Dios, perdóname y haz que su polla entre en mi coño! ¡No puedo más! Me masturbo, me toco mi endurecido clítoris, mis tetas van a estallar deseando que él las mame. ¡Dios, qué placer! ¡De nuevo me corro!

-          ¡Oh, sí, sí! ¡Me corro, me corro! - ¡Verlos me vuelve loca! Mi coño lanza chorros de líquidos… ¡Nunca me había corrido así! - ¡Dios, qué bueno veros!

María: Paula grita de placer, se masturba en la silla mientras mi hijo y yo hacemos un sesenta y nueve. ¡Qué bien mueve esa lengua! ¡Ya siento el orgasmo que llega! ¡Ya llega, ya llega!

-          ¡Hijo, me corro! - ¡Qué placer tan intenso! ¡Siento cómo me vacío en la boca de mi hijo!

Eduardo: ¡Sí, sí mamá! Córrete en mi boca, siento tus flujos correr por mi cara, por mi nariz, por mi boca… Te lamo y saboreo el regalo de tu interior, del interior de esa vagina que me dio a luz. ¡Sí, sí mamá! Tu cuerpo se convulsiona, estás gozando de cada caricia que te doy en tu coño. ¡Sí, sí mamá, córrete!

-          ¡Dios, no puedo más! ¡Me he corrido! – Siento cómo mi coño se agita después del orgasmo, necesita que esta polla entre dentro. - ¡Por favor, hijo, fóllame! ¡Necesito tenerte dentro! ¡Mi vagina necesita tu polla!

-          ¡Sí Eduardo! – Casi no puedo levantarme de la silla por el placer. – Yo también necesito que tu polla me penetre. Ya me has probado y mi coño te echa de menos. ¡Fóllanos a las dos!

Eduardo: ¡Joder! Voy a reventar de excitación. ¡Mi madre y su amiga! ¡Paula y mi madre! Las dos pidiendo que las folle. No sé si podré resistir, pero intentaré que se corran antes que yo lo haga.

-          Pues, levántate mamá. - ¡Tiemblo al pensar lo que voy a hacer! - ¿Cómo queréis que lo haga?

-          Ofrezcámosle nuestros culos y que él decida a quién se la clava primero ¿no? - ¡Fóllame a mí primero, que tu madre acaba de tener tu polla en la boca!

-          ¡¿Te parece bien, hijo?! – Espero que sepas elegir bien. - ¡Pongámonos en el filo de la cama con nuestros culos en pompa! ¡Hijo, tú ponte detrás!

Eduardo: ¡Míralas! Las dos parlotean y se van colocando, una junto a la otra, con sus enormes culos redondos en pompa. Puedo ver sus mojadas rajas, esperando que mi polla busque cobijo en sus calientes y lujuriosas vaginas. ¡¿Pero a quién clavársela primero?! Les pasaré mi polla por sus rajas, se la frotaré para que se exciten más, jugaré con ellas. Voy a por la raja de mi madre. ¡Uf, qué caliente está su coño!

María: ¡Eso es, primero tu madre! Bien hijo, bien, frota tu polla contra mi coño y después penétrame bien fuerte, clávala hasta el fondo y llena mi vagina con tu gruesa polla. Eso, eso, sigue, pero clávala ya. ¡Eh, ¿qué hace?! ¡Cabrón de niño! ¡Se ha ido al coño de la puta de Paula!

Paula: ¡Mira la cara de María! Se creía que se la iba a clavar a ella y la ha dejado con las ganas. ¡Anda, pecador, clávasela a tu madre! Pero antes de irte, sigue rozando tu polla contra mi mojado coño. ¡Un poco más! ¡Qué rica polla tienes condenado!

María: ¡Será, ahí vuelve otra vez! ¡¿Quieres jugar con nuestros coños?! ¡Si no deseara tanto que tu polla me invadiera, te echaría ahora mismo! ¡Pero no, deseo tener a mi hijo dentro de mi vagina! ¡Vamos, tu madre está bastante caliente para que la penetres! Otra vez se va. ¿Cuánto tiempo estará así? ¡Oh, ¿qué hace?! ¡Oh Dios, me la ha clavado por completo! ¡Cuando menos lo esperaba ha entrado! ¡Siento mi vagina repleta con su polla! ¡Qué placer más bueno!

Eduardo: ¡Joder! ¡Qué coño más caliente tiene! ¡Siento que mi polla se va a derretir dentro de mi madre! Me muevo y veo como mi polla sale y entra en su coño. ¡Qué maravilla! Puedo ver los labios de su coño, dilatados por la presión de mi polla. ¡Qué caliente me pongo al verla, al escuchar sus gemidos! ¡Mamá, quiero follarte todos los días de mi vida!

-          ¡Vamos Eduardo! ¡Aquí tienes otro coño que satisfacer! – Casi me voy a correr viéndolos follar junto a mí, en cuanto me clave esa polla empezaré a gemir de placer. - ¡No te olvides de mí!

-          No Paula. - ¡Joder que maravilloso meterla en el coño de mi madre! – Déjame disfrutar un poco más del coño de mi madre, ahora mismo te follo.

-          ¡Sí, sí, fóllanos a las dos! - ¡Dios, cómo me gusta la polla de mi hijo! Me vuelve loca con cada embestida que me da. Estoy a punto de correrme, no aguantaré más. - ¡Un poco a una y después a la otra! ¡Hasta que nos hagas corrernos! ¡Vamos hijo, métesela ya a Paula!

-          ¡Voy allá! – Estos culos redondos me encantan. Me vuelve loco la forma en que se agitan cada vez que clavo mi polla en sus coños. Si no me hubiera hecho correr mi madre antes con su boca, no habría aguantado nada. ¡Joder, ahí está la raja sin pelos de Paula! - ¡Toma Paula!

-          ¡Dios, me la has clavado entera! - ¡Joder, siento que me corro! ¡No puedo aguantar más! - ¡Sí, ouf, sí, clávala con fuerza! ¡Sigue, no pares! ¡Haz que me corra y después vuelve con tu madre! ¡Me falta poco, dame fuerte niño!

María: ¡Cómo se está corriendo la puta! Apenas le ha clavado la polla dos o tres veces y ya se corre. ¡Toma hijo! ¡Chupa la teta de mamá! ¡Oh, qué maravilla, ver a mi amiga correrse y sentir a mi hijo mamarme! ¡Venga, acaba ya con ella y haz que mami se corra también!

Eduardo: ¡Joder, qué bueno! Chupo los pezones de mi madre mientras siento cómo mi polla se clava en el caliente coño de Paula. ¡No me puedo correr! ¡Tengo que follar a mi madre! ¡Vamos, puta, córrete ya de una vez! ¡Ya está gritando! Siento que mis huevos están empapados con los flujos que salen a chorros de su coño. El otro día no se corrió así, debe estar gozando de lo lindo.

-          ¡Sí, sí, me corro! – Ya no puedo hablar, sólo puedo gemir y retorcerme de placer. La polla de este niño me está volviendo loca. Me mareo, siento que no tengo fuerzas para mantenerme a cuatro patas… ¡Me caigo!

-          ¡Le ha rendido el placer! ¡Vamos hijo, ya has acabado con Paula! ¡Ahora dale placer a tu madre! - ¡Mira el redondo culo de tu madre! ¡Mira mi coño! ¡Es todo para ti! ¡Clávala y no la saques hasta que tu madre haya tenido su merecido orgasmo! ¡Hazme gritar de placer!

-          ¡Prepárate mamá! – Siento en mi capullo el calor de su coño. ¡Ahí va eso! – ¡Toda para ti!

María: ¡Ouf, ha vuelto a entrar de una vez, hasta el fondo! Su polla estaba llena de los flujos de Paula y ha entrado sin contemplación, hasta lo más profundo de mi vagina. ¡Dios, por qué lo me lo habré follado antes! En vez de escuchar tantas tonterías de la boca de la puta de Paula, debería haber pasado todos los domingos follando con mi hijo, ofreciéndole mi coño para que lo comiera, lo masturbara y después me follara cómo la puta en que me estoy convirtiendo. ¡Qué maravilla es el incesto! ¡Qué maravilla es la polla de mi hijo! ¡Clávate, dame fuerte!

-          ¡Vamos mamá! ¡Córrete! – Hazlo, por favor. Tu coño me estrangula la polla, no sé qué haces con él, pero siento que lo exprimes… ¡Siento que me voy a correr! ¡Rápido, córrete! - ¡Necesito que te corras y dejar vaciar mi polla!

-          ¡Sí hijo, sí! – Aguanta un poco más, mi coño se mueve involuntariamente con tus penetraciones y me da más placer. Un poco más y tu madre se retorcerá de placer. ¡Clávala, clávala! - ¡Vamos, dame fuerte! ¡Mete tu polla hasta los huevos! ¡Grito de placer! ¡Del placer de follar con mi hijo! ¡Me corro, siiiiií, me corroooooo!

-          ¡Joder mamá! – Se me va, se me escapa el semen, no puedo retenerlo. ¡Joder, qué placer correrme dentro de ella! - ¡Ma… má, me corro, me estoy corriendo!

-          ¡Sí cabrón! ¡Llena el coño de tu madre con tu semen, préñame! - ¡Dios, estoy tan enloquecida por la polla de mi hijo, que no sé ni lo qué digo! Siento su semen caliente, siento cómo golpea cada chorro que lanza en mi interior. Mi orgasmo es más intenso, no puedo más, me desmayo de placer, pierdo la cabeza. ¡Te amo hijo!

-          ¡Siiiiiií, qué placer mamá! – Hemos perdido las fuerzas con el orgasmo y los dos hemos caído sobre la cama. Le beso su sudorosa espalda mientras mi polla da los últimos espasmos entre los cachetes de su culo. Paula me abraza por la espalda y su cuerpo se pena a nosotros. Hasta el domingo pasado no había penetrado a una mujer, hoy tengo dos maduras, ardiente y sensuales mujeres que me darán todo lo que les pida. ¡Las amo a las dos!