Desescalada - i -

Dos mujeres solas... no siempre todo marcha como queremos y a nuestro ritmo. Pero al mal tiempo buena cara.

El sábado por la tarde, me llama Ray… “Hermano me tengo que marchar sin falta, las llaves se las dejo a tu vecina. Cuidado no te confundas y sea la de las llaves… jajaja… la casa esta perfecta” y esto que me dijo no lo entendí… “¿Pero porque no se las dejas a Tiano y Adriana?” es que ellos se vuelven a su casa que están mosqueados. También me dijo que me habían llamado varias veces y mensajes habían mandado muchos. Me limite a decirle que buen viaje y que ya hablaríamos. Ni me moleste en llamar a nadie más. Si se querían ir… pues que se fueran, era su elección.

El domingo a las 05:48 entraba por mi casa, el silencio era sepulcral, que diferencia con los días pasados. La casa estaba bastante recogida, otros dirían que perfecta. Me puse ropa de deporte y me fui a correr al cauce del rio. Que ganas de correr al aire libre y oyendo mi música. Corría con la sensación de que flotaba. Poco a poco se iba llenando de corredores. Estuvo bien la mañana y acabe con una buena paliza.

De vuelta en casa, me puse a ducharme y oía el timbre de la puerta, como tengo un dispositivo puedo ver quién es y era una chica joven que no me sonaba. Seguí duchándome. Me puse muy cómodo, pantalón corto sin nada debajo, una camiseta de manga corta. Le di una buena pasada al suelo y me quede descalzo. Vuelve a sonar el timbre y es la hija de la vecina. Las veces que me la había encontrado iba siempre muy abrigada, verla no tan abrigada me llamo la atención, era clavada a la madre pero en joven, hasta la misma mirada penetrante. La ofrecí pasar y lo rechazo porque en un momento tenía que ayudar con su padre. Antes de irse le pregunte…”¿Pero cómo es que has vuelto? Porque tu madre me dijo que no vendríais tu hermano y tú, hasta el final de todo esto”me contesto que su madre no podía ella sola con su padre. Que era un enfermo complicado. La entendí perfectamente por lo que había visto. Se fu y no cerré la puerta me quede mirándola y se giró, me dio igual que viera que miraba su culo.

Me prepare algo para comer sencillo y mire una parte de la encimera, que estaba con el correo que había recogido del buzón. Propaganda, alguna carta de bancos, seguros y una que solo venia mi nombre, sin remite, sin sello, sin nada. Me llego olor a perfume. Me lleve el sobre a la nariz y olía a perfume. Comí tranquilamente y después me prepare un café doble. Abrí todos los sobres y el ultimo el que llevaba perfume. No era muy extenso lo que ponía…

“Hola Carlos, soy una chica de tu edad. Te doy más pistas?, soy pequeñita pero con curvas y con un culo que hace cometer locuras. Soy la más indicada para ti y tú lo sabes, no te lo piense mas mi móvil es…”

La verdad que me resulto gracioso y sobre todo me hizo pensar más de lo debido. No sabía cuándo lo podrían haber enviado. Máximo cuatro días. Como estaría toda la semana en el piso, veríamos que sucedía. Controlaría el buzón para por lo menos saber cuándo mandaban otra si es que lo hacían.

Era ya lunes día 4 de mayo. Exceptuando unas personas, todo el personal estaba en el trabajo y a las ocho de la mañana, nada más llegar, los problemas vinieron en tromba. Hasta las ocho y media, no hubo ninguna noticia que no fuera un problema. Hice un alto, demasiada información y ninguna solución a la vista. Momento perfecto para tomarse un café doble o triple.

Tengo tres correos electrónicos, el profesional, uno personal, que no lo tiene más de diez personas y el que uso aquí. Los dos últimos son muy parecidos y muchas veces me pasa que quiero abrir uno y abro el otro. Pues me paso eso quería abrir el personal y abrí este. En recibidos me marca 103. Sin contar los que se fueron directamente a la carpeta de los spam. Me puse a mirar los remitentes, había de todo, de Adri había exactamente once. Pase la página seguí mirando y pase a la tercera página que estaban los tres últimos. Tome la decisión de no leer ninguno y hacerlo al día siguiente con más tranquilidad o cuando todo se calmara.

Iba a cerrar la página y decidí leer y contestar uno en concreto. No debía de contestarlo porque era un mail que no me hacía mucha gracia, pero lo conteste y me termino de rematar esa mañana. Los problemas en vez de amainar crecieron. Era la hora de comer y me había pedido una ensalada para comerme en el despacho y no perder tiempo. Quise aprovechar y leer algunos de los mails que pensaba que alguno podría alegrarme un poco el día, aunque no los contestara en ese momento. Acababan de dar las dos de la tarde. Abrí el correo como digo y me acaba de llegar uno, del mismo remitente del que había contestado. Fue la puntilla, porque era un mail que venía en MODO IRONÍA ACTIVADO. No lo entenderéis pero una simple expresión. Perdí el hambre adiós ensalada.

Martes empezaba el día como el lunes o peor. No me importaba tampoco mucho. Me movía mejor en el caos que en los días apacibles. La teoría del caos. Era una locura, pero lo bueno es que en esos momentos todos nuestros sentidos aumentan. Llevaba diez hora sin parar, solo hice un alto para ir una vez al aseo y a las 18:00 llego un poco de calma, se empezaba a ver algo de luz. Vi un mail que había estado esperando y un mail que me dejo tocado, porque era la contestación a uno mandado por mí y que tenía muchas expectativas en esas respuestas, el mazazo me produjo un enorme frio en el cuerpo. Eran tales las expectativas que a la contestación esperada, la respondería con una petición, proposición… promesa… era la primera vez que hubieran logrado “torcer” mi brazo, pero como me decían… “Cuando tienes o generas expectativas, debes prepárate para la desilusiones” cuanta verdad.

Mi padre me decía desde pequeño, si te caes, levántate, no te quedes mirando las musarañas. Maldije durante unos segundos, mordí la lengua, aprete la mandíbula. Conteste al mail como debía de contestar y se acabó. Eso me llevo a tomar otras decisiones, porque la vida, el trabajo son montañas rusas. Bloquee varias direcciones de correos, con la idea clara de saber que quien no quiere nada de mí, es pérdida de tiempo seguir teniendo contacto. A las 23:30 de la noche todo había tomado un cariz que había dado u giro de 180º, era hora de irnos a descansar y ver como amanecía el miércoles.

El miércoles me levante con un dolor de cabeza fenomenal, hasta el punto de no permitirme salir a correr o a hacer ejercicio. Solo había tenido un dolor de cabeza así una vez en mi vida. Que prefiero ni recordad, porque me duro bastantes días. Las primeras noticias que todo se iba encauzando, quedando pequeños flecos que se solucionaron a primera hora del jueves. Felicitaciones y me llamaban visionario por la agudeza de eso días. No me quedaba más remedio que reírme a carcajadas, lo que me provocaba mas dolor de cabeza, porque todo se parecía removerse dentro de mi cabeza. Las risas nada mas alas entendía yo, ya quisiera ser la mitad de inteligente o visionario de lo que ellos pensaban.

Seguía en la casa de Valencia y me iría al campo, para entre otras cosas revisar el otro trabajo. Paloma me había pedido por una urgencia familiar, poder irse el viernes temprano. Se quedaría sola Irene. Empecé a contestar mails atrasados que todavía me quedo alguno por contestar y leí los de Adriana. El mail que digo que era modo ironía activado, me dejo con muy mal sabor de boca. Pase a leer los de Adriana. No le respondí a nada del contenido de sus mails, porque en algunos se pasaba tres pueblos. Ni quise llamarla, solo le mande el siguiente mail…

“Si quieres, el viernes vente por la tarde. ¡OJO! si vienes harás todo lo que diga sin rechistar y al primer NO, se acabó todo. Tu respuesta la sabre mañana, no quiero ninguna por aquí”

Me hizo mucho caso, me contesto por el chat y lo hizo igual de tajante que había sido con mi mail y me llamo la atención de que me contesto rápido…

  • Acepto, no hay ningún problema. Ahora bien me tienes que dar tu palabra de honor de que me dejaras hablar una hora sin interrumpirme y me contestaras al acabar a cinco preguntas que te haga con total sinceridad y sin medias tintas.

  • Jajaja… de acuerdo.

  • Eso no vale, dame tu palabra de honor.

  • ¿Por qué tanta tontería? ¿A qué viene esa manía de la palabra?

  • Te citare una frase de tus amigos y los dos coincidían dándole mucha importancia… “Si Carlos da su palabra de honor, ya se puede juntar cielo y tierra que el la cumplirá pase lo que pase”

  • Te dirían también, que no es fácil que la de. En muy raras excepciones y en este caso no hare esa excepción.

  • A la que te escribe comentarios, ¿Puede ser zarza? Le contestas a todo.

  • A casi todo, lo hago porque me relaja, es un desahogo y no me conoce. Pero si te vale me comprometo a intentar responderte no a cinco a alguna mas y por supuesto escuchare todo lo que tengas que decir y sin plazo de tiempo, si te vale bien y si no…

  • Lo pensare y te diré algo.

  • No, no me digas nada. El viernes lo sabre.

La tarde del jueves con todo solucionado decidí irme al otro sitio, que tampoco podía descuidar el nuevo negocio, que no le estaba viendo mucha marcha, la casa de Valencia no la cerraría hasta que no se acabase del todo el confinamiento. Llegue a media tarde. Lo primero que hice fue bañarme desnudo tranquilamente y lo estuve haciendo hasta que empezó a oscurecer. Por la mañana me levante temprano, Paloma se despidió de mí y le di ánimos para que todo fuera bien. Mas tarde apareció Irene. Me puse con mis ejercicios y luego salí a correr. A la vuelta Irene me pregunto si cuando acabase se podía dar un baño. Hacía mucho calor y le dije que sin problemas. Me di un pequeña ducha para quitarme el sudor y me fui a nadar un rato.

Desde el día anterior estaba pensando que prepararle a Adriana en el caso de que viniera. Vi que venía Irene, venia con un movimiento muy sugestivo. Venía con otro bikini igual al de la otra vez, solo cambiaba el color. Se quedo en topless y se acercó al extremo de la piscina, me miro descaradamente, que yo estaba desnudo y se tiró de cabeza. Me salí automáticamente de la piscina y me fui para mi hamaca. Irene siguio dentro del agua.

Salió pasado un buen rato y la parte de abajo se le notaba todo. Ella lo sabía y no se lo coloco bien. Dejo una hamaca de espacio entre los dos. Hacia un esfuerzo tremendo por no empalmarme, porque se me mezclaba la imagen de Adriana y la de ella. Recurrí a una pequeña trampa, pensar en el mail modo ironía activado. Fue mano de santo y me quede dormido.

Me desperté y note que tenía una erección de caballo. Menos mal que estaba tumbado de lado y mirando para el lado contrario que Irene, recordaba perfectamente el sueño que había tenido y con quien. La protagonista de mi sueño, que lo escribí esa tarde para que no se me olvidase, era con una ninfa, un hada… pero que no era dulzura, era muy salvaje, muy mujer y con un culo para hacerle un monumento.

Estaba super cachondo y me costó que se bajara mi erección. Me puse boca arriba y en ese momento Irene se levantaba. Se estaba preparando para irse, s estaba colocando bien la melena. La llame y que se acercara un momento. Se acerco y cuando la tuve a mi altura, hice algo que me dio la intuición que debía de hacer y que no me equivocaba. Agarre uno de sus pezones con el piercing, tire un poco y no se quejó, solo soltó aire y le dije… “Mañana viene Adriana, quiero que la seduzcas, ¿Alguna pregunta?” soltó un leve gemido y me pregunto… “¿Cuándo tengo que empezar?” mi respuesta fue que desde el primer momento que la viera y le solté el pezón. Su cara se desilusiono después de soltarla.

Se fue para la casa y movía el culo más que otras veces. Cuando empezó a bajar el sol y después de un nuevo chapuzón, me fui a la casa. Me duche, me puse cómodo y baje. Le pregunte a Irene que quería cenar y prepare la cena para los dos. Irene quería ver el concurso de la isla. Me senté hasta que terminara mi café. Ella se sentó pegada a mí, a pesar de que había muchos otros sitios donde sentarse.

  • ¿Puedo hacerle una pregunta?

  • Irene, si quieres preguntar hazlo, pero no pidas permiso.

  • ¿Cómo se dio cuenta?

  • ¿De qué?

  • De lo que me “gusta”

  • Intuición, pero no te equivoques tú tienes 18 y conmigo no vas a tener una relación como tal. No me van tan jovencitas, pero no quiere decir que no puedan estar en algún “juego” pero con una más madura.

  • ¿No le escandaliza?

  • Me escandaliza la maldad eso no.

  • Es que nadie entiende mi sexualidad.

  • Con que la entiendas tu… es lo importante.

Mientras hablaba quiso meterme mano por debajo del pantalón. Metí mi mano por dentro de su camiseta y acariciaba sus pezones, le di un pequeño tirón… “Te he dicho que contigo a solas no, aprende a escuchar”, se quedó seria se fue al otro extremo del sillón y de pronto le dio una risa muy tonta, me miro sin parar de reír… “Perdón, es que estoy nerviosa, mi novio decía que la suya era muy grande y no era ni la mitad que esta, me cabía entera, si viera lo que tiene…” se rio un poco mas y al final paro. La deje sola para que viera el concurso de la isla y me fui a mi habitación, estuve un poco de tiempo contestando mails sobre los relatos y luego puse muisca, sin ponerme auriculares ni cascos, quería que inundara toda la habitación y elegí un tono y color de luz para relajarme.

No sé a la hora que logre conciliar el sueño. No me levante todo lo bien que hubiera querido, la cabeza seguía dando la lata, era demasiada tensión acumulada en el cuello. Me fui a nadar y me relaje bastante. Se oyó circular a un vehículo, debía de ser Adriana. No me equivoque al rato vino y como no voli a oír el coche, supe que había vendió ella conduciendo. Nos saludamos y cogí el toro por los cuernos… “Venga es buen momento para contarme eso que me quieres decir, que te escuchare con mucha atención” me sonrió… “Mañana sábado o el domingo, no tengamos prisa” y le dije que en el momento que ella quiera. No se quiso bañar y dijo que lo haría después de comer, que necesitaba mucha vitamina D y ya de paso coger mas color.

Durante la preparación de la comida, que ella seofreció a hacer una paella, sabiendo que me gustaban mucho y que aunque cocinaba de todo, a la paella no le había cogido el punto. Estábamos solos Irene estaba en otras cosas, aprovechaba para meterle mano, al principio se hacia la dura, después entro en el juego. Me decía una y otra vez que como no parara, no habría paella ni nada. Baje el ritmo, pero no pare. En la comida tuve que parar porque ella llamo a Irene para comer. Como quien no quiere la cosa dijo, “La verdad que no se si irme a echar un poco o a darme un remojón a ver si se me pasa la tensión que tengo en el cuerpo”

Entendí perfectamente su mensaje, si le recomendaba ir a echarse, era porque quería follarla en ese momento. Lo de la tensión para que la diera un “masaje” de los míos y si no, pues a tomar el sol. Deje claro que no tenía más remedio que trabajar un poco, asuntos pendientes urgentes. Hubo una pequeña mueca de disgusto, pero que desapareció rápida. Nos tomamos un café y las dos decidieron irse a la piscina. Desde ningún lado de la casa se veía la piscina. Salvo desde el torreón que tenía la parte antigua de la casa. Aunque la distancia era un problema para ver con detalle, pero tenía unos prismáticos que me regalaron cuando compre la propiedad, que son de la misma marca que una televisión muy conocida y además de ver podía hasta grabar en full HD.

No los había usado nunca pero ya los tenía preparados desde el día anterior. Se veía todo con un claridad nítida. Aunque si estas mirando mucho tiempo la vista se cansa. Adriana estaba con su bikini e Irene igual. Irene se quedó en topless y Adriana lo hizo poco después. Adriana se tumbó boca arriba en una hamaca e Irene se quedó sentada en la suya mirando a Adriana. A ella la tenia de espaldas, por los gestos de sus manos y brazos, se nota que hablaba con Adriana, que a ella si la veía mover los labios. La conversación duraba demasiado y no veía ningún avance de Irene con Adriana.

Hasta que veo que Adriana le agarra sus manos, le acaricia la mejilla, más que de un acercamiento íntimo, parecía de ánimo. Irene se pone de pie, se la ve sonreír y como si el dijera algo a Adriana, esta mueve la cabeza diciendo que no, al final veo una ligera sonrisa y que se tumba boca abajo. Irene coge un frasco no sé de qué y le echa por la espalda. Miro con atención y no veo ningún exceso por parte de Irene. No la veo bien, sus manos si, su cara no, la de Adriana la veo bien, esta con los ojos cerrados y sus manos debajo de su cara que esta girada para el lado izquierdo.

Ya me cansaba, no veía ningún cambio, dejo de mirar con los prismáticos hasta que veo que coge de nuevo el frasco y le echa en las piernas. La posición me impedía ver por donde acariciaba pero si veía parcialmente la cara de Adriana y sus expresiones. Podía ser que se estuviese excitando y no que Irene estuviera tocando mas allá de sus piernas. Movió su cabeza, se tapó con el brazo y no veía ahora sus expresiones. Tenía que haberle dicho a Irene que se hubiese puesto en el otro lado, me cabreaba no haberlo previsto. Irene se movió, se acercó mas a la zona de sus pies y vi como la braguita del bikini, la metía entre sus nalgas, ahora si veía el masaje que le daba en las nalgas y no era un masaje superficial ni inocente. Estaba a mi parecer tocando bien tocado. Se agacho y puso su boca sobre una de sus nalgas, no vi si la mordió, la beso, la lamio o todo.

Un minuto calculo que duro hasta que se levantó de golpe, se enrollo la toalla y tomo camino hacia la casa. Vi la sonrisa perversa de Irene. Baje corriendo y me senté tranquilamente en el salón, haciendo que leí un libro. “¿Te pasa algo Adriana? Que te veo muy sofocada” y dando naturalidad a su contestación… “Que había perdido la costumbre de tomar el sol y creo que me he pasado”, hice que se acercara, le puse la mano en la frente y le dije que no estaba tan caliente. Mi mano desapareció bajo la toalla y llegue a su coñito, venia chorreando, se estremeció al sentir mis dedos… “¿Eso es también del sol?” se echó a reír… “Que me he quedado adormilada y he tenido un sueño especial”, dijo que se iba a duchar y como quien no quiere la cosa, añadió que no le importaba que alguien le lavara la espalda y se fue escaleras arriba. No iba a subir a su habitación, los tiempos estaban marcados por mí.

Llego Irene y traía la misma sonrisa. Le pregunte que me contara si había sucedido algo y me conto… “No ha sido muy difícil o si, no lo sé, porque nunca estuve con ninguna chica. Pero lo vi fácil. Acaricie sus tetas, sus pezones crecieron en mis dedos, con su culo hice lo que quise, me refiero a las nalgas. Y al final me hice con su toto y lo deje hinchado como una papaya, hinchado y bien mojado” a mi pregunta de si estaba segura, se olio sus dedos y dijo que sí. Dude de lo que me había dicho de que era su primera vez con una chica o mujer y ella con cara de ofendida… “Señor Carlos se lo juro por lo mas quiero… NUNCA, NUNCA… CRÉAME…” le respondí que vale, que me la creía y le pregunte que como se había sentido… “Temerosa al principio, envalentonada al final y muy cachonda de ver como se ponía con mis manos. Una sensación rara pero gustosa”

Le dije que cuando nos fuéramos a “dormir” estuviera atenta, que no hiciera ruido y cuando le hiciera una señal que entrara en la habitación. Ella movió la cabeza afirmando. Se cruzaron cuando una se iba y la otra regresaba. Adriana no decía nada, pero la veía desconcertada, seguro que estaba pensando lo que le había sucedido. Eso de que una mujer, una chica joven, la hubiera sacado de su área de confort en lo que se refiera al sexo. Que la hubiera hecho excitarse y su lucha mental, entre él no ha estado bien y el sí ha estado bien. Ya había visto esas sensaciones.

Me levante y me senté junto a ella, empezamos a darnos una señora “paliza” y cada vez estaba más cerca de tener un gran orgasmo. Tan, tan cerca, que cuando me pare, ella con voz amenazante… “Tu naciste así de cabrón o te entrenas para serlo. Joder que además de hacerme hablar mal, me has hecho gruñir”, poniendo la misma cara de ella, le conteste… “Nací así y también me entreno, todos los días un poco. Pero lo de gruñir… tú no sabes que es gruñir… jajaja…” mis risas no le sentaron muy bien y unido a lo de quedarse a medias, no favoreció el ambiente.

Tenía todo pensado al detalle, sería un fin de semana muy largo, duraría hasta el lunes por la mañana. Quise volver al tonteo y se levantó airada, me dio la risa y eso la cabreo más. Se fue al exterior, si pensaba que saldría estaba equivocada. Bajo Irene y vino a donde estaba, la mande salir y tantearla, pero esta vez sin forzar nada. No quería esperar a después de cenar, sabía que Adriana se sentiría cortada con la presencia de Irene y en el momento que pudiese saldría “corriendo” no me equivoque en nada, entro y alegando un dolor repentino de cabeza se fue a su habitación.

Avise a Irene para que estuviera atenta. Sonrió y me subí a mi habitación. Fui al armario donde guardo diversos “artilugios” para el placer. De momento casi todo está sin estrenar, me tentó mucho sacar una pala que daba pequeñas descargas, la había comprado con una intención, pero al final la deje en su sitio y escogí una de las que ya había usado con ella. También unas buenas correas para inmovilizar sus brazos y un gran antifaz. Ni llame a la puerta entre por derecho, la deje abierta un palmo y la vi sentada apoyada sobre el cabecero, escuchando lo que fuera con los auriculares.

Seguí con el rictus serio pero no podía dejar entrever que estaba contenta y más cuando miro lo que traía en mis manos. Seria me dijo… “Ahora la que no quiere soy yo… que ya está bien de que seas el macho alfa”, esperaba que le respondiera algo. No lo hice, me acerque, me senté en el lado de la cama. Cogí uno de sus brazos, pase la correa por su muñeca y la ajuste bien, no para hacer daño, pero si para impedir sus movimientos y justo para que no pudiera quitarse el antifaz. Cuando quise hacer lo mismo con el otro brazo, si se “resistió”, con palabras algo fuertes pero tampoco nada escandaloso o llamativo. Ya estaba bien atada a la cama, en cuando le puse el antifaz hizo intentos de quitárselos, no pudo y cuando trato de subir su cuerpo para llegar hasta sus manos, tire de sus tobillos para abajo.

Mas insultos y esta vez los decía con mas rabia. Ya eran más fuertes y lo que no sabía ella que no me molestaban, todo lo contrario me ponían cachondo. Lentamente con unas tijeras, corte su camiseta y me repetía desesperada que el sujetador no, lo único que le dije… “No habértelo puesto” lo corte y sus palabras eran casi todas soeces. Acaricie sus duros pezones, hasta que adquirieron su tamaño máximo. Le daba largos e intensos lengüetazos, que al principio decía que no le hacían nada y al rato, contenía sus gemidos. Noto mis manos en sus braguitas y me pedía que se las quitase, que colaboraría pero que no las cortase. Irene ya estaba dentro de la habitación y estaba expectante a lo que le pudiera decir. Vio como le cortaba las braguitas y como ella se enfurecía.

Me empecé a desnudar y sabía que ella sabía lo que estaba haciendo. Puse música suave pero alta, para amortiguar cualquier ruido que pudiera hacer Irene. Se me había pasado, le hice una seña a Irene de que se desnudara y lo más importante que se recogiera esa gran melena que tenía, salió corriendo de puntillas. El enfurecimiento de Adriana empezó a desaparecer cuando mi lengua empezó a lamer sus muslos. Vi que Irene había vuelto, con su pelo recogido como en un moño, si es que se podía llamar así. No dejaba de mirar lo que le hacía. Levante a Adriana y la di media vuelta.

Me aparte diciéndole que iba a sufrir un pequeño castigo. Cogí la pala, hice que Irene se agachara un poco, para que su culito estuviera mejor colocado, la vise de que no quería ni un ruido. Le di varios azotes con la pala en su culito. Aguanto sin decir nada y Adriana preguntaba. Le decía que escuchara que la estaba probando con mi mano y cuando menos se lo esperara la oiría y la sentiría en su culito.

Inicie el “castigo” a Adriana, lo recibia con placer, aunque como siempre maldecía y quería hacer ver que no le agradaba, una tontería, porque al final sus gemidos dirían lo contrario. Ya había tenido su buena dosis de azotes, me aparte para hacerle una seña a Irene de que la comiera por detrás. La vi indecisa pero una vez que se arrancó, lo hizo sin dudar. Se acerco al culito de Adriana, separo las nalgas y se puso a comerla entera. Desde el principio Adriana levantaba su cintura para que su culito estuviera en mejor disposición.

No quería una sesión larga de sexo, quería que fuera un preliminar largo e intenso, pero que no fuera la culminación de nada. Hice que Irene me mirara y en cuanto vi su boca, barbilla, nariz brillante y mojada por los flujos de Adriana, le hice señas de que se apartara, Adriana que estaba bastante fuera de sí, me reclamaba que siguiera. Le di un bote de lubricante a Irene, para que lubricara el culito de Adriana, lo lubrico muy bien, porque no paro de sacarle gemidos a Adriana, que ya sabía lo que venía.

Después le hice que me pusiera un condón y que me pusiera lubricante, era la primera vez que me tocaba Irene, lo hacía con timidez y absorta mirando mi polla. Le dije protegido por la música, que cuando le hiciera una señal le comiera el coñito, ella me dijo que si con la cabeza. Al estar atada no podía colocarme como quería. Por eso solté una de sus muñecas. Me tumbe y la levante sin ningún problema. Iba a follarme su culito, estando yo tumbado y ella encima mía, dándome la espalda y haciendo que su coñito quedar expuesto, para que la boca de Irene se lo comiera.

Adriana me decía que prefería tumbada boca abajo o haciendo el perrito, que nos seria más cómodo. Le dije un NO tajante y no dijo nada más. Se fue sentando sobre mi polla hasta que fue ella la que se la metió hasta el fondo, fue más fácil que otras veces. Seguía teniendo una mano libre, pero la tenía bien controlada. Deje que ella marcara el ritmo de la follada y en cuanto vi que tenía un buen rimo, le hice la seña a Irene. La vi mas nerviosa que antes.

Pero no nerviosa por hacerlo, sino porque no sabía como hacerlo sin que se notara y le volví a apremiar con la mirada. Aunque Adriana estaba con su cuerpo sobre mí, debió de notar algo, porque en cuando Irene subió a la cama, se quedó un poco parada. Irene estaba entre sus piernas y al ver la reacción de Adriana se paró. Otra vez Adriana se dejaba llevar y lo estaba disfrutándolo como lo hacía yo también. No sé a que esperaba Irene, quería hacerlo tan bien, que se movía con una lentitud pasmosa. La hubiera gritado para decirle que se dejara de tonterías.

Pero todo llega y llego, en cuando Adriana noto la boca y la lengua en su coñito. No tuvo que hacer muchas cábalas y empezó… “NO, NO… POR FAVOR… no me hagáis esto” no le quite el antifaz aunque intento quitárselo y nuevamente sus gemidos la traicionaban. También decía… “¿Por qué? ¿Por qué?... aaahhhhhhh” y no podía ocultar sus gemidos. Tuvo dos orgasmos seguidos, si el primero ya fue intenso, el segundo, que Irene la follaba con sus dedos fue un orgasmo épico. Le saque mi polla, me quite el condón y se la puse en la boca, apenas movía el resto de su cuerpo, pero su boca hacia maravillas. Hice que se acercara Irene, que se creía que era para que ella participase.

Entendió rápidamente que no iba a ser así y lleve sus cabeza hacia uno de sus pezones, que empezó a devorarlo y sacándole profundos e intensos gemido a Adriana. Me acabe corriendo en su boca, se lo tragaba todo y le desate la otra muñeca, Irene no selo pensó, porque no le había indicado nada, se besó con Adriana, le di un toque suave en la cabeza a Irene e hice que se fuera, me sonrió, se pasó la lengua obscenamente por los labios y se fue. Acaricie la cara de Adriana y le dije que iba a hacer la cena, que me gustaría que me ayudase. Me fui y no dije nada más. Oí unos ruidos, me acerque a la habitación de Irene estaba tumbada en la cama masturbándose con una intensidad extraordinaria y se me quedo mirando porque su puerta estaba abierta, no paro ni un segundo, cerré la puerta y me marche.

Fui a mi habitación, me asee y baje a la cocina a preparar la cena. La cena iba a ser aunque pareciera mucho, algo suave. Unas lonchas de jamón cocido rustico, con carpaccio de higos, berenjenas rellenas de setas y ceviche de merluza y gambas. Cuando cocino, llevo mi protocolo. Todo lo que voy a hacer, lo tengo colocado, en fuentes pequeñas, platos, varios bol, como los ingredientes que voy a necesitar. Una vez que lo tengo todo listo al igual que una chaquetilla que me pongo para cocinar, inicio la preparación de todo y eso sí, es de las pocas veces que me sirvo un buen vino para tomar una copa mientras hago todo.

Me faltaba el toque de la música. Seleccione una carpeta de música y justo cuando empezaba a sonar, apareció Adriana. Le serví otra copa de vino y la vi demasiado callada y con mirada escrutadora, una mirada de querer decir de todo, pero o no se atrevía o no sabía por dónde empezar. De todas maneras lo que yo pudiera pensar era simple especulación, porque nada mas que ella sabía lo que había sentido y lo que sentía ahora después de lo que había pasado. Para hacer más llevadero ese momento, mi conversación se inició con la cena que iba a hacer. Vi un alivio pequeño en Adriana y se intereso por las recetas, la percibí extrañada de cómo lo iba a hacer y antes algún comentario, le dije que primero lo probara y luego opinara, que algunas veces se dice no a algo, luego se prueba y se cambia de opinión.

No lo dije con segundas, pero Adriana se puso algo colorada. Al aparecer Irene en la cocina palpe la tensión entre ambas, la mayor carga estaba sobre Adriana. Venia contenta y para ella es como si no hubiera ocurrido nada. Nos contaba que si esto se pasaba rápido, en septiembre se iría a vivir a Madrid. Quería retomar sus estudios y unos tíos suyos le habían ofrecido vivir con ellos. Sabía que eso era un respiro para ella, porque siempre que la oí hablar, estaba empeñada en irse a Barcelona o Madrid. Me alegre por ella. Le di dos besos para felicitarla y Adriana al final hizo lo mismo. Irene la abrazo con mucha intensidad y consiguió que Adriana se pusiera roja como un tomate.

La cena gracias al vino, fue relajando el ambiente y al final me felicitaron por la cena si era verdad lo que decían, les había sorprendido gratamente. Los postres no se me dan nada bien, soy más de fruta. Me decían las dos que eso me bajaría la nota. Me levante y me fui a lavarme la boca. Cuando regrese estaba todo recogido y ninguna de las dos estaba allí. Supuse que habrían ido a hacer lo mismo. Me senté en un extremo del sillón corrido, era un sillón para un buen número de personas. Exactamente me coloque en uno de los laterales. Adriana llego y se puso en el centro de la parte más larga y a distancia de mí.

Irene al llegar y vernos, se echó a reír… “Que pasa… ¿Dónde me siento yo ahora?”, le dije que se podía sentar junto a mí. Ya estábamos todos cómodos, mejor dicho estábamos cómodos Irene y yo. Ella con un mini pantalón corto y una camiseta ajustadísima, que marcaba perfectamente sus pezones. Yo estaba con un pantalón corto normal y una camiseta de manga corta. Si embargo Adriana, estaba con una falda una blusa y muy normal. Eso si se le veían unos buenos muslos. Bastante seria y nos miraba de reojo, seguro pensando que haríamos algo.

Pusieron una serie y yo hacía comentarios sobre la serie, para hacer la puñeta más que nada, porque no sabía ni de que iba. Hasta que Adriana exploto… “Así no hay manera de ver la televisión, que me he perdido lo más interesante… es que…”, Irene estaba recostada sobre mi braco y la hice un ligero movimiento, indicándole que se fuera junto a ella y lo hizo muy bien… “Pues estoy de acuerdo con Adriana y por eso me voy con ella. Viva el empoderamiento de la mujer”, me hice el sorprendió y lo mejor fue la cara de susto que puso Adriana. Irene estuvo fresca, muy normal y relajada. Se puso como había estado conmigo, pegada a ella, su cabeza sobre el hombro y se puso a ver la serie.

Adriana se quejó un poco del cuello y por eso le pidió muy sutilmente a Irene, que quitara la cabeza. Vi cómo cambia Irene de posición, era muy jovencita pero sabía muy bien lo que se hacía. Se levanta y con la misma naturalidad, se pone detrás de ella y empieza a hacerle un masaje en el cuello. Hizo que se desabrochara un botón de la blusa para poder dárselo mejor, al desabrochar ese botón, se le veía bien las tetas, por lo menos más de lo que se veían hasta el momento. Trataba de mantener el tipo, estaba como si tuviera una estaca metida… pero su cara era muy expresiva. A los diez minutos las manos de Irene estaban metidas dentro del escote y Adriana estaba azorada. Cuando mejor veía el momento, Irene deja de dar el masaje y se vuelve a sentar.

Aunque me pueda equivocar, estaba seguro de que Adriana estaba derritiéndose y cuando dejo de darle el masaje ella respiro profundamente. Parecía que todo se había relajado y observo que la mano de Irene, acaricia la rodilla de Adriana, que estaba con las piernas cruzadas. Irene no se mostró apresurada, seguía tocando con astucia. Irene me miraba y mostraba su sonrisa de cachonda perversa. Al tener las piernas cruzadas Adriana, era más difícil lo que pretendía Irene, eso no la amilano, seguía a su ritmo. Hasta que vi que pegaba su boca a su oreja, le susurraba algo y la respiración de Adriana se hizo profunda.

Descruzo las piernas y fue subiendo su mano. Lo hizo con mucha parsimonia y Adriana medio abría la boca, su mirada estaba como perdida y aunque no podía verlo, supe cuando la mano llego a su coñito. Porque puso una de las suyas por encima de su falda, haciendo el amago de impedírselo y desistiendo a los segundos. Irene le decía cosas y cerraba los ojos. De vez en cuando me miraba orgullosa, agitaba su mano con diferentes ritmos y cuando lo hacía a un ritmo rápido, Adriana no contenía sus gemidos. Tan joven y como controlaba. Cuando vi que era el momento justo, me levante, les di una mano a cada una y nos fuimos a la habitación de Adriana, que volvía a insistir de ir a mi habitación.

Eso la sacaba de quicio y mas le debía de sacar la “encerrona” que le había preparado, pero por encima de todo que una cría de 18 años la manejase como quería. Todo eso iba a dar un cambio. Entre petición y orden, me hizo sentarme en una silla de la habitación. Después ordeno a Irene desnudarse, dudo, me miro, no hice ni un gesto, la obedeció y se quedó completamente desnuda. Hizo que la desnudase a ella y cuando se agacho para quitarle las braguitas, no permitió que se levantase una vez que se las quito. De forma sorprendente, agarro su melena y le pego su cara contra su coñito, no fue necesario explicarle a Irene nada más.

Irene abrazo apretando las nalgas de Adriana contra su boca. Mientras Irene le hacia una comida en condiciones ella levantaba la barbilla mirando hacia el techo, estaba “descompuesta” de placer. Se corrió y casi se cae. Me miro como alucinada y cuando creía que se recompondría, que se asustaría de lo que había hecho, me miro desafiante, hizo a Irene ponerse a cuatro patas en la cama, poniéndose a lo ancho, muy pegada al lateral. Se fue por la pala que quedo en su habitación después de la sesión de la tarde.

Se puso a azotar su culito, la cara de Irene fue de pura alegría. Provocaba a Adriana, diciéndole que era poca mujer para mí, que a mí me gustaban seguro que mas putas, eso y otras cosas hicieron que la azotara con más fuerza. Otra vez que hacia lo que quería con ella y no se daba cuenta. Me desnude, me habían puesto las dos muy cachondo, deje mi mente en blanco, me puse un condón y sin miramientos, empecé a follarme a Adriana. Que cuando noto mi polla dentro, se apoyó en el borde del colchón, dándose casi con el culo de Irene y se le cayó la pala al suelo. A Irene no le hizo mucha gracia esa interrupción, se dio la vuelta y quedo tumbada boca arriba, estaba deseando que Adriana le comiera el coñito.

La posición de Adriana no era la de comerle nada a Irene. Porque estaba apoyada en el colchón, pero con los brazos bien estirados. Deje que se confiara y en cuanto vi que estaba mas cachonda, no me costó, dos embestidas potentes y sus brazos cedieron. Quedando entre las piernas de Irene, cerca de su coñito. Trato de incorporarse un poco y no se lo permití. La estaba empotrando literalmente y su cara estaba pegada al coñito de Irene, el único problema, que giraba la cabeza. Sin sacar mi polla me tumbe un poco sobre ella, estire mis brazos y moví su cabeza, se resistía con bastante fuerza, pero no la suficiente.

Su boca ya estaba pegada al coñito de Irene, le costó empezar, pero una vez que empezó ya no paro. Le comía el coñito, la follaba con los dedos. Cuanto más gemía Irene mas cachonda se ponía Adriana. Vi que tenía piercing en el coñito y Adriana jugaba con ellos con su lengua. Irene se corrió y Adriana cuando oyó que se corría, se pegó bien pegada a su coñito. Una vez que se corrió la orgullosa era ella. Ahora quien se iba a correr era Adriana, el aumento de sus gemidos así lo indicaban. Irene se giró, cambio de posición y le acariciaba sus tetas, hasta que ya iba a empezar a correrse y se besaron con un explosiva calentura.

Yo tardaría en correrme, ya me había corrido por la tarde, eso suponía que tardaría más. Irene quería que me la follara y yo no quería. Me tumbe, quería follarme otra vez por el culo a Adriana y quería hacerlo como por la tarde. Lo único que le dije a Irene que no hiciera nada, si Adriana no lo pedía explícitamente. Estaba follando su culito y ella volvió a gemir con pasión. Seguro que estaba deseando que Irene se lanzara a comer su coñito, que estaba expuesto y muy mojado. No se aguantó mas y con fiereza… “Vamos zorrita, cómeme el coño ¡¡YA!! que no te lo tenga que repetir” y allí que se lanzó Irene. Poco le duro porque se corrió enseguida.

Pero no me pare, Adriana le dijo a Irene que la besara y pude ver cómo mientras se besaban, ella cogía los pezones de Irene tirando de sus piercing, Irene daba grititos de dolor con placer. Hizo que se los metiera en la boca y Adriana siguio sacándole unos gemidos bestiales a Irene. Nos corrimos casi a la vez, pero no a la vez, Adriana y yo. Me fui a limpiarme al aseo, me refresque un poco y cuando regrese a la habitación, sin que nadie les dijera nada, ellas estaban haciendo un 69 maravilloso, Adriana debajo e Irene encima. Donde pude observar el culito más bonito y bien echo que tenía Irene. No quise interrumpirlas y se corrieron a la vez, cuando me vieron allí de pies mirando les dio un ataque de risa.

Fui a por bebida y me hizo gracia cuando regrese, Adriana estaba tapada con la sabana e Irene a medias, solo había dejado sin tapar sus pechos. Me acerque les día las bebidas y di un tirón de las sabanas dejándolas desnudas. Irene fue al aseo y me dio que estaba acordado, lo que me dijo Adriana me lo demostró… “Carlos, Irene está muy impresionada por el sexo anal, nunca lo ha hecho y siente mucha curiosidad, le he dicho que eres único haciéndolo y la chiquilla quiere… no me importaría ayudarla. ¿Qué te parece?”. No estaba por la labor y por eso le conteste que quedaba mucho fin de semana y muchas sorpresas. Seguimos cerca de dos horas más y ya bien tarde me retire. Poquito después mientras apagaba la televisión y me cercioraba de que todo estaba bien cerrado, Irene se fue a su habitación.

No creáis que dormí muy bien, últimamente dormía regular, pero desde el martes dormía fatal y cuando lograba dormir, había un sueño que me era persistente, contare parte y si alguien entiende de sueños que diga algo, porque mis conclusiones no se si son las más adecuadas. “Casa grande y antigua, en un sitio apartado, parecido a una casa rural, de estilo nórdico rustico. Estoy escribiendo en mi portátil y… alguien me dice ¿Carlos? Miro conozco a la persona y lo que más me frustra es no reconocer su voz. Recuerdo una frase de entre todas, las cosas llegan como llegan, las cosas pasan como pasan, mi corazón acelerado, una mano que se posa en mi pecho y cuando estoy en lo mejor me despierto, con buen y mal sabor de boca…”

Me desperté de nuevo con este sueño como digo, me levante y a hacer un poco de deporte. Antes el café respectivo y dos horas quemando calorías hasta que vi a Adriana que se había levantado. Nos salimos a aire libre, ella con un café y unas madalenas, para mí un litro y medio de agua, dos plátanos, unos albaricoques y dos manzanas. Sonriéndome me pregunto…”Vaya careto… ¿Tan mal lo pasaste anoche?” mi respuesta fue la verdad… “Un sueño que no se si es malo o bueno, pero que me despierta, pero el careto en cuanto me de unos largos en la piscina se me quita. Y tú… ¿Cómo lo pasaste?”, volvió a sonreírme y me dijo… “Después de quitarme las paranoias y decidí pasarlo bien, me resulto fantástico y me he levantado nueva”

Me alegró que no se hubiera levantado con comeduras de cabeza. Seguimos hablando y de pronto me dijo que era buen momento para eso que me quería decir. Recordé el trato. Iba a empezar a hablar y le dije… “Te dije que no suelo dar mi palabra y que no te la daría, pero por el esfuerzo que has hecho ayer, puedes preguntarme lo que quieras que te seré totalmente sincero, pero con un límite de preguntas, no me gustan los interrogatorios, así que empieza que no te interrumpiré”

Adriana empezó su monologo. Monologo de contenido inesperado para mí. Escuchaba , sorprendido y en parte decepcionado, aunque sé que no es la definición más acertada. Llego casi a la media hora. No había sido una “charla” normal, había sido algo mas de tipo académico. No contare las preguntas que vinieron a continuación, pero reflejare una parte de la conversación.

  • ¿De lo que he dicho en cuanto he acertado? ¿Mucho, poco, nada?

  • Te he dicho que no te mentiría y te contestaria a todo. Has acertado bajo mi criterio en un 90%

  • ¿Cuál es el 10% en el que no he acertado?

  • No he dicho que hayas fallado en nada. Eres muy buena en lo tuyo. El 10% han sido más que nada errores de apreciación, no por mi parte si no por otras partes, yo sé lo que me digo. Pero si hubiera que ponerte nota, para que te de una idea. Seria matrícula de honor.

  • Me alegra haber tenido ese acierto.

  • Ya me has dicho lo que querías decirme, te he escuchado detenidamente y con atención. He respondido con la verdad a todas tus preguntas y alguna persona seria feliz sabiendo esas respuestas. Ahora te pregunto… ¿Algo más?

  • No. La verdad que no me esperaba que fueras tan sincero. ¿Quieres decirme tu algo?

  • Si claro que si y espero que me escuches con la misma atención con la que te he escuchado yo. Me ha halagado mucho la proposición que me has hecho, pero va a ser imposible por… y porque NO quiero verte mas, nunca más. No em mires así que te lo explicare. En esta vida, no admito ni presiones, ni amenazas ni chantajes, ya sé que no has hecho nada de eso, pero tampoco acepto que me psicoanalicen. Porque ya no me sentiría a gusto con tu presencia, porque mi subconsciente me podría hacer actuar de maneras distintas sabiendo que en vez de estar con una amiga estoy siendo observado.

  • Pero Carlos déjame que te explique…

  • No me tienes que explicar nada. Es una decisión irrevocable. Estaba claro que esta semana no es mi semana. A alguien le decía quiéreme menos pero que sea mejor y que no insultaran a mi inteligencia. A ti te hubiera dicho… vive sin hurgar en los demás y te querrán.