Desescalada - FASE 2

Siguiente fase de la desescalada tras la pandemia.

En el primer relato (https://www.todorelatos.com/relato/162789/) cuento como tras la desescalada de la pandemia, a la vuelta a la oficina, conocí a una chica que me gustó y nos liamos, pero que tenía una sorpresa entre las piernas. Al final terminamos en su casa follando y me proporcionó una mamada espectacular y por fin pude follar un culo por primera vez en mi vida.

Estaba cansado por la noche y me fui a dormir pronto. Algo sí que pensé sobre lo ocurrido pero no demasiado. Eso sí, no me importaba que Laura fuera transexual porque lo cierto es que había disfrutado.

Por fin era viernes y el dress-code en a oficina es mas casual. Así que me vestí con unos chinos y una camisa. Desayuné a la carrera, como casi siempre y cuarto de hora antes de mi hora oficial de entrada ya estaba en mi mesa. Cada dos minutos giraba la cabeza por si veía entrar a Laura. En realidad era mas por si la oía, ya que verse, no se veía nada.

Con esta rutina pasó cerca de hora y media. Me empezaba a preocupar ya que Laura estaba tardando demasiado.

Sobre las 11 de la mañana recibí un email de Laura que me decía que se había tenido que quedar en casa a trabajar, no por nada malo, sino porque tenía una reunión que le coincidía con la hora de entrada y decidió hacerlo desde casa. Que putada!, pensé.

Respondí al correo comentándola que no tenía su número de teléfono, para que me lo diera, al tiempo que yo la daba el mío para contactar con ella bien esa misma tarde o el fin de semana. Hasta por la tarde no me respondió, lo cual me tuvo en vilo todo el día. Pero en vez de por correo fue un mensaje de Whatsapp.

"Soy Laura. Apunta mi numero. Esta tarde no puedo quedar, tengo visita. Mañana te llamo"

Joder... me dio un poco de rabia, pero pensé aprovechar para quedar con algún amigo para tomar una cerveza. Llamé a Paco y a Toño, los más cercanos, pero no podían quedar. No me quedó más remedio que volverme a casa a ver una película. Triste día...

El sábado suele ser mi día de compras (de supermercado) así que ocupé toda la mañana en la compra. Preparé la comida y tomé un café después. Estaba ya realmente impaciente ya que Laura no me había llamado. Varias veces estuve tentado de llamarla yo, pero desistí, en parte por orgullo, que coño! si quiere algo, que me llame -pensaba.

Bastante tarde, y ya con el sábado echado a perder, recibí un mensaje que decía:

  • "Lo siento, mi madre aun sigue en casa. Hablamos mañana"

Respondí con un escueto "Ok, estaré esperando"

De nuevo llamé a varios amigos por ver si sonaba la flauta y a alguien le apetecía salir. Y entre los que ya habían quedado y los que aún les daba un poco de miedo salir, me tuve que quedar en casa. En la ronda de amigos con los que hablé mantuve una conversación por whatsapp con Clara, que hacía tiempo que no hablábamos.

Clara era una amiga desde tiempos de la universidad y tiempo atrás, hace unos cinco años, mantuve con ella una relación. No fue nada sentimental, sólo era físico aunque nos llevábamos fenomenal y después de unos meses lo dejamos porque ella conoció a un tío que la gustaba. Aparte de un poco el orgullo herido, comprendí que la otra persona la atraía de forma sentimental y no era justo que me enfadase con ella por ese motivo. Es por esto que, ya sin sexo de por medio, hemos seguido hablando y a veces quedando. Es decir, mantenemos una buena amistad. Pero Clara es la tía mas buena con la que he estado; un auténtico espectáculo para la vista. Alta, pelo largo y negro, muy muy guapa (unos ojazos de infarto) y con un físico impecable, de hecho en sus tiempos más jóvenes se planteó ser modelo de lencería ya que tuvo ofertas para ello.

Debido a esta conversación me dio por comparar a Clara con Laura. De momento Laura no era más que atracción física, pero me planteaba si no sería debido a todo el tiempo que había pasado sin sexo. Después de mucho pensarlo, caí en la cuenta de que si comparaba a Laura (que esta buena, eh!) con el mejor cuerpo que he tenido a mano es porque, en el fondo, Laura tenia para mí ese puntito más aparte de lo puramente físico.

Como todos los domingos, antes de las 11 no me levanté. Al encender el teléfono tenia un mensaje de Laura y otro de Clara. Revisé el de Laura casi con ansiedad:

"Nos vemos esta tarde?". Sin pensarlo respondí "A que hora paso a buscarte?". Miré después el mensaje de Clara, que era muy largo, como a veces era costumbre en ella. Mientras me preparaba el café me puse a leerlo. Me contaba que la noche anterior no me dijo que había roto con su pareja tras el tiempo de confinamiento. Tanto tiempo seguido juntos había sacado a la luz sus diferencias y había matado su relación y que si quería podíamos quedar para vernos, ya que hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Por lo que conocía a Clara, eso significaba que su relación antes del confinamiento estaría casi rota y que ahora quería rollo para olvidarse de ello. Quizás pequé de inmodestia, pero sé que a nivel sexual yo atraía mas la Clara que su ex-pareja.

Ufff... que lío. Echar un polvazo con Clara me atraía mucho, pero había quedado con Laura. No me planteaba que eso fuera infidelidad ni nada por el estilo. Entre Laura y yo no había nada sentimental y de hecho no estaba seguro que por su parte hubiera algo más que un revolcón de vez en cuando. Cogí el móvil y contesté a Clara: "Por mi perfecto, cuando quieras nos vemos y charlamos un rato. Animo"

Antes de media hora tenía de nuevo un mensaje de Clara: "Quedamos a tomar un café esta tarde si puedes. Ya me dices". Por la tarde iba a quedar ya con Laura, que aún no me había contestado. Respondí a Clara: "Esta tarde me pilla un poco mal. Otro día?"

En torno a las dos recibí el mensaje de Laura que estaba esperando "A las 6 esta bien. Dime si te viene bien". Al acto respondí: "A las 6 en tu puerta. Te aviso cuando llegue"

A las seis menos cuarto ya estaba con unos vaqueros y una camisa azul clara de lino en mi coche, ya que al haber poco tráfico estaría puntual en casa de Laura.

Al llegar desde el coche la llamé por teléfono.

  • Ya estoy en el coche en tu puerta. Bajas? o quieres que suba? -dije esperanzado que me dijera que subiese.

  • Si, sube, que aún no me he terminado de arreglar.

Aparqué el coche y subí a su casa. Me recibió aun vestida con el pijama. Nos dimos un beso muy largo y profundo tras lo cual me agarró de la mano y me llevó a su dormitorio. Yo ya me pensaba que íbamos a liarnos ya mismo.

  • Mira -dijo señalando a varias prendas que estaban sobre su cama-, es que no sé que ponerme.

  • Ah -dije un poco decepcionado-, pues no lo sé, algo que te quede bien, no?

  • O si quieres te quedas sin ropa -continué diciendo por ver si teníamos rollo.

  • Anda!! que hace una tarde maravillosa y me apetece dar un paseo. Dime que te gustaría.

En fin, ya me había dado las pautas. Nada demasiado sexy, sólo era un paseo. Tenía que haber quedado con Clara, pensé. Elegí una falda verde turquesa que le quedaría ajustada y a media rodilla y una camiseta blanca, sin mangas, que, igualmente ajustada, la remarcarían la figura.

  • Y no sería mejor esto? -preguntó señalando un vestido amplio azul con estampado de florecillas-. Está más de moda y es mas fresquito.

  • Ok, esta bien también, respondí.

Se fue a quitar la ropa para cambiarse y cayó en mi presencia allí.

  • Ale... ve para el salón y me esperas allí.

Salí de la habitación y cerró la puerta tras de mí. Tuve que esperar no menos de un cuarto de hora, y cuando comenzaba a impacientarme oí que abría su puerta. Apareció con el vestido que ella había dicho pero estaba preciosa. No sólo le ajustaba la cintura haciéndola una figura estupenda sino que su rostro estaba maquillado y la hacía una cara guapa y armoniosa. A veces me preguntaba como habría sido de chico, ya que sus rasgos eran completamente femeninos, e incluso su voz.

  • Guau -exclame-. Estas muy guapa.

  • Gracias! -dijo al tiempo que daba una vuelta sobre sí misma para que la pudiera contemplar mejor.

  • Nos vamos? -me preguntó.

  • Si, claro, donde quieras.

La apetecía dar un paseo por el parque del Retiro, así que cogimos el coche para acercarnos. Dimos un buen paseo, con paso tranquilo y parándonos a ver fuentes, árboles o cualquier otra cosa que nos llamara la atención, a veces dados de la mano. Cuando el sol comenzaba a caer dijo Laura:

  • Me encanta pasear por aquí -me dijo.

  • Es bonito, si -contesté.

  • Te apetece si nos sentamos para tomarnos algo? Hay terrazas muy agradables.

  • Recuerda que mañana es lunes. No nos podemos demorar demasiado -dije pensando en que quedase tiempo para ir a su casa a echar un polvo.

  • Es un ratito para descansar. Mira, ahí mismo hay sitio -dijo señalando una mesa libre en una terraza cercana.

Nos sentamos y nos sirvieron unas cervezas. Cuando el camarero se alejó Laura comenzó a hablarme.

  • Recuerdas la persona que estaba antes en mi despacho?

  • Ya te dije que apenas lo vi. Casi que no le recuerdo.

  • Se llamaba Laureano. Vaya nombres ponen los padres a los hijos, ¿No te parece?

  • Pues sí, nombre raro.

  • Mi padre se llamaba así también.

  • Espera! -dije cayendo en que ella podría ser el tipo que estaba en aquel despacho-. Tu eres él?

  • Bueno si, ella.

  • Pero... pero -estaba completamente obnubilado y me había quedado sin saber qué decir.

  • Sabes? quiero contarte quién soy de verdad. No quiero que pienses que te escondo cosas.

Me contó que desde muy pequeño no era un niño normal y que para su padre era una completa decepción tener un hijo mariquita. Pero el a partir de 12 o 13 años ya sabía que no era únicamente que le gustasen los chicos sino que quería ser una chica, cosa que mantuvo en secreto hasta la muerte de su padre. A pesar del éxito profesional (estaba muy bien valorado en su ámbito) decidió que necesitaba ser una mujer total (hasta el momento había sido de closet), pasara lo que pasara y justo cuando estaba decidida a hacer el cambio le llegó una oferta de nuestra empresa. En las negociaciones expuso lo que sería su transformación y, sorprendentemente para mí, en la empresa no le pusieron ninguna pega. Lo negociado es que trabajaría desde su casa y se incorporaría al trabajo una vez se hubiera transformado por completo, de hecho firmaría el contrato con su nueva identidad femenina. A pesar de comenzar el tratamiento hormonal, por necesidades de trabajo se tuvo que incorporar necesariamente. Para esto, y por disimular y que a su vuelta nadie la reconociera, se dejó una barba muy lampiña pero que haría más complicado que la reconociera la gente a posteriori. Estuvo los pocos días que necesitaba estar y después la empresa la permitió que trabajase en remoto para que siguiera con su tratamiento. Unos meses después (los de la supuesta baja más los del confinamiento) era la chica bonita que tenía en frente y ya dispuesta a incorporarse como cualquier otro trabajador.

La verdad, me estaba quedando a cuadros, como se suele decir.

  • Y ya terminaste todo tu tratamiento? -pregunté.

  • No estoy segura. Sí que quiero aumentarme el pecho un poco. Esto -dijo señalándose al pecho- ni es pecho ni es nada.

  • Aha... bueno -traté de corregir para que no entendiera que me parecía mal su pecho-, a ver, que no está mal. Hay mujeres muy planas y no pasa nada.

  • Ya, pero a mi me gusta mas grandecito. Me imaginas haciéndote una cubana? -dijo en voz baja y con cara muy sexy.

  • Calla, calla.. jajaja, me encantaría, si.

  • En cuanto a la reasignación de sexo -dijo ya mas seria-, no sé aún. Tengo dudas. Quiero ser una mujer también en mi físico, claro, pero tengo un poco de miedo.

Quedé callado, no sabía qué responder o incluso si debía responder algo.

  • Y tu? que me dices? -me preguntó.

Ahora sí que estaba en un lío. Que tuviera un coño estaba bien, claro, pero si a ella la daba miedo operarse, tampoco yo iba a ser quien la animara. No sé si me entendéis...

  • Lo que tu creas -respondí-. A mí ya sabes que me gustas. Si tienes vagina -dije ya mas bajo para evitar escuchas-, me dejarías follarte también el culo?

  • Jajaja -esbozó una gran sonrisa, preciosa, por cierto-, Eso es lo que te preocupa? Claro que si, me encanta que ... -quedo callada porque pasaban unos niños cerca-. Eso, que me encanta lo del otro día.

  • Lo del otro día y de aquí a un rato si quieres -dije.

  • Me estas tirando los tejos? -dijo con cara de niña buena.

  • Del todo. ¿Pago y nos vamos?

  • HUmmm... déjame que piense... Si! Vámonos.

Pedí la cuenta y el camarero se demoraba. Vamos! que pierdo el tiempo en follarme a Laura, pensaba. Salimos en busca del coche y llegamos a su casa.

Nada mas entrar nos fundimos en un beso al tiempo que casi con desesperación nos desnudábamos mutuamente. Casi a trompicones según nos desnudábamos llegamos a su cama en la que caímos solo con mi calzoncillo y su braga. Esta vez sí que me dispuse a quitarla la braga desde el principio, y me daba igual lo que dijera. Quería comprobar cual sería mi reacción al estar con ella completamente desnudos los dos. Afortunadamente no se negó así que al rato estábamos piel con piel abrazándonos, besándonos y con nuestras manos recorriendo sendos cuerpos.

Notaba, eso sí, como su pene, cada vez mas duro, frotaba con mi cuerpo. No sé, lejos de preocuparme me parecía hasta gracioso y nuevo lo de saber el punto de excitación de la mujer con la que estoy.. porque una mujer con vagina puede disimular, pero con polla es evidente.

Poco a poco se me fue escurriendo Laura y bajando a base de besos por mi tripa hasta llegar a mi polla. Sin apenas ceremonia, como la primera vez que estuvimos juntos, se la tragó casi hasta las bolas.

  • Que boquita tienes, Laura... que bueno!!

  • Mmmm mmm

  • Si, si, tú a lo tuyo -dije en tono jocoso, a lo que respondió con un cachete mas bien cariñoso en mi rodilla.

Esta chiquilla!! ¿Como era capaz de tragarse la polla entera así, subir y volvérsela a tragar entera? Dios!, es que era un "garganta profunda" de 10 y con repeticiones. Lo mas parecido a follar que he tenido en una mamada. El caso es que cada vez me estaba excitando mas y no me veía capaz de aguantar mucho sin correrme si seguía a ese ritmo.

  • Si sigues así me voy a a correr.

La respuesta que obtuve fue incrementar la velocidad y la fuerza con la que succionaba mi polla. Dicho y hecho, poco más aguanté y la llené la boca (o la garganta) de leche. Ella seguía como enloquecida y a pesar de que tras un polvo se me baja un poco en este caso seguía completamente erecta.

  • Laura... déjalo que vas a hacer que me corra otra vez y quiero darle su ración a tu culito.

Incluso la sujeté un poco la cabeza pero aún así seguía chupándome la polla con ansia. De hecho comenzó a juguetear con su lengua y mi excitación creció de golpe. Ya dejé de sujetarla y que hiciera de mí lo que quisiera; me estaba llevando al cielo.

  • Ahhh, Laura, que me haces? me voy a correr otra vez!

Una mano acariciaban mis testículos con maestría, otra sobre mi vientre impedía que me incorporara, y ella mientras incrementaba o disminuía la frecuencia con la que me estaba mamando. Cuando veía mas excitación paraba un instante y al rato volvía a atacar. Yo con mis manos agarraba con fuerzas las sábanas. Tenía mis ojos cerrados y casi apretados. Estaba sintiendo algo que jamás había sentido. Oleadas de placer se me repartían por todo el cuerpo a pesar de que la polla casi me dolía y pareciera que quería explotar.

De pronto, la mano que estaba manoseando mis huevos bajó un poco y la punta de su dedo se colocó sobre mi ano. Eso me puso un poco en guardia pero era tal el estado que tenía que no pude sino dejarla hacer. Hizo un poco de presión y solo la yema entró. Laura entonces succionó con una fuerza increíble al tiempo que movía su cabeza casi frenéticamente. Yo ya no pude más y estallé.

  • Ahhhhhhhhh, Diooossssss, que gusto! joder! que me has hecho?

Mis piernas tiritaban, sentía placer por todo el cuerpo y me había quedado casi desmayado. No podía moverme, creedme. Laura bajó mucho el ritmo con el que me estaba comiendo la polla. Poco a poco no eran mas que lamiditas suaves.

Casi un minuto después su boca abandonó mi polla. Y me fijé que un dedo suyo abandonaba mi ano... y no sólo era la punta. No sé en que momento lo hizo pero es que jamas había sentido un placer tan extremo.

Por fin pude abrir los ojos. Frente a mí tenía la cara un poco enrojecida pero sonriente de Laura.

  • Como te lo has pasado, eh?

  • Uff... increíble, pero me has dejado matado -respondí-. No puedo ni moverme.

  • Schhh, descansa -susurró con una voz muy suave.

Después de unos minutos en los que conseguí volver a tomar control de mi cuerpo alargué una mano para acariciar su polla. Me salió así, casi ni lo pensé. Era la primera vez que, aparte de la mía, obvio, tocaba una polla. Era suave y estaba morcillona. Laura se dejaba hacer y yo la acariciaba cada vez agarrándola más al tiempo que crecía en longitud y dureza.

  • Descansa, ahora no te preocupes de eso -me dijo.

  • No, déjame. Quiero que te corras y ahora no estoy para follarte.

Ella parecía ceder un poco contrariada.

  • No pasa nada -dije-, me siento bien tocándote y quiero que tu también lo pases bien.

Por fin pareció aceptar mis caricias. Yo seguí acariciándola hasta que me ladeé un poco para poder mover mejor la mano. Ella, que estaba de lado, se tumbó dejándome hacer. Su polla estaba ya enhiesta y la pude contemplar en toda su extensión. Sería, si cabe, una poco mas larga que la mía aunque un poco mas fina. Mi mano ya subía y bajaba descapullándola con cada bajada. Era una sensación rara ya que el conjunto era bonito, y el sentir como con mis movimientos causaba suspiros en Laura me animaba a seguir.

Fui incrementando la intensidad y ella ya gemía de vez en cuando.

  • Así te gusta? -pregunte

  • Siii, mmm, me gusta

Me puse de rodillas a su lado y mientras con una mano la masturbaba con la otra sopesaba sus huevos. Mas pequeños que los míos, bastante mas, eso sí, supuse que por sus hormonas. Poco después llevé mi mano, como ella había hecho antes a su ano y con el dedo medio comencé a hacer círculos en torno a él mientras seguía marcando un buen ritmo al masturbarla. Al pasar el dedo por encima del ano y casi sin querer yo, se introdujo la punta.

  • Oh siii, que rico -exclamo Laura.

Al oírlo seguí metiendo el dedo muy despacio hasta tenerlo entero dentro. Igualmente, lo saqué y volví a meterlo. Ahora los jadeos de Laura eran mucho mas perceptibles. Repetí muchas veces esos movimientos hasta que traté de acompañar con otro dedo más.

  • Ayyyy, así, así -decía entre gemidos.

La mano que masturbaba su polla la moví por todo el capullo para extender el líquido preseminal que ya salía sin dejar de meter y sacar mis dedos. Forcé el ritmo de masturbación y los gemidos de Laura se acompasaban y se hacían más intensos, mas guturales. Tras un rato así, y viendo que su excitación crecía, en una de tantas veces que saqué los dedos, añadí un dedo más. En lo que entró y lo notó Laura exclamó:

  • Ahhhh siii me corro!! ayyy!!

Dos meneos más de su polla y mis dedos en su ano y de pronto, como si se tratara de una fuente, de su polla empezaron a salir chorros de lefa al tiempo que ella se convulsionaba.

Conté por lo menos seis chorros que cayeron sobre su vientre completamente plano y alguno en la cama.

Bajé la intensidad de la masturbación lentamente hasta que era una simple caricia. Me eché a su lado y la besé en los labios y por toda la cara.

  • Gracias -dijo como en un susurro.

  • Gracias por qué? -respondí.

  • Ya sabes, no me hagas decírtelo.

  • Ha sido un placer para mi -dije para zanjar la conversación.

  • De verdad? -dijo mirándome a los ojos, ya que hasta entonces los tenía cerrados.

  • Si, de verdad, lo he pasado bien.

Se incorporó y me dio un beso metiéndome su lengua casi hasta la campanilla.

  • Me ha encantado -dijo al terminar el beso-. Pero, uff, mira como me he puesto.

Se incorporó para coger unos pañuelos para limpiarse y me dio uno para limpiarme las manos.

El reloj que tenía sobre su mesilla marcaba las 10:30. Se sentó un rato a mi lado y estuvimos hablando al tiempo que nos acariciábamos suavemente.

  • Creo que mañana hay que madrugar - dije.

  • Si... que rabia. Me encantaría tener tiempo para hacer levantarse otra vez a esto -dijo tocando mi polla.

  • Pero si me has dejado destrozado! -contesté.

  • Quédate a dormir y después me lo cuentas -dijo con sorna.

  • Jajaja, ya me gustaría, pero sabes que con vaqueros no puedo ir al trabajo.

Laura se hacía la remolona pero al final, y es que soy así de responsable, me levanté y me vestí. Laura, aún desnuda, me acompaño hasta la puerta de su casa y nos dimos un beso de despedida mientras me agarraba el paquete.

  • Hasta mañana -dijo mirando hacia abajo.

Al llegar de vuelta a mi casa estaba destrozado y directamente me desnudé para acostarme. Miré el teléfono y tenía un mensaje de Clara: "Mañana me viene perfecto, así que si te apetece..."

Esos puntos suspensivos significaban lo que significaban. Pero en esos momentos no estaba yo para pensar en follar.