Deseos Vaporosos: Dia 1
Un hijo y su madre van juntos a un balneario naturista, poco a poco irán cogiendo confianza a través del nudismo. El ambiente se cargara de erotismo, tensión y tabú. Es un relato largo y pausado.
DESEOS VAPOROSOS
AVISO: Hola, soy nuevo en esta plataforma, decidí escribir mis propios relatos al ver que los que habían publicados no cumplian con los quequisitos que a mi me gustaria leer en un relato erotico. Por lo tanto, aviso que tanto este como las futuras historias que escriba, se van a caracterizar por un ritmo muy lento y creciente, serán historias de varios capítulos, y centrados en, mis propios fetiches; El vello, el incesto, la gerontofilia, la humedad, el tabú. Son elementos que estarán muy presentes y de forma reiterada en el relato. Si esperas una historia de dos párrafos donde los personajes empiezan a tener relaciones a partir de la tercera línea, este relato no es para ti. Mis historias son para sumergirse pausadamente en las relaciones. Erotismo y tensión no faltarán, eso sí, pero las escenas más explícitas a su debido tiempo. Dicho esto, espero que los que compartáis estas filias, disfruteis de este relato.
DIA 1
Capítulo 1: Sorteo
Esta historia ocurrió cuando yo tenía 18 años, y estaba en primero de bachillerato. Por aquel entonces mi madre tenía 45 años. Ella dentro de los cánones de su edad era una mujer bella, un poco alta, éramos casi de la misma estatura. Tenía el cabello castaño oscuro, medio corto, no le llegaba a tocar los hombros, su piel era algo pálida, con la incipiente falta de elasticidad que presenta cuando llegan los 40 y aparecen las arrugas, pero sin llegar a ser llamativo, simplemente estaba madura, había belleza en su vejez., con lunares a través del cuerpo que contrastaba con su tono luminoso. tenía una figura con mucha curva, piernas y glúteos voluminosos, y cintura más estrecha. Los pechos se puede decir que eran grandes, y algo caídos, tenían una forma natural. No eran los globos redondos y flotantes que suelen presentar los personajes femeninos en la ficción, eran senos reales, de una mujer madura y madre, y eso los hacía más bellos. Estas son las características que en un principio podría decir de mi madre, puesto que aún no había descubierto todas los detalles y rincones que su cuerpo me tenían preparados. De mi padre no hace falta hablar, simplemente estaba mejor fuera de nuestras vidas. Hacía años que mis padres se habían divorciado, yo ahora vivía con mi madre y aunque había más confianza que nunca, no dejaba de haber el pudor común entre familiares. Nada salía de lo normal.
Un día, llegué del instituto, estaba un tanto agotado, y cuando entre a la sala común y solté mi mochila en medio, mi madre me estaba esperando sentada en el sofá vestida solo en bata, posiblemente no llevara nada debajo pero por aquel entonces aún ni me fijaba en ella.
-Hola, ¿qué tal el día en la escuela?- Dijo mi madre mientras hacía una ademan con la mano para que me acercase
-Hola, normal supongo, todas las asignaturas pesadas se acumulan siempre los viernes, por suerte al salir de clase, es viernes!
-Es cierto, ya puedes relajarte un poco. Y hablando de relajarte… adivina quién ha ganado un premio para un spa en la sierra de Ávila?!
-Wow, en serio? Así sin más?
-bueno era un sorteo de esos que parecen que nunca tocan ja ja ja ja. Es una escapada romántica de pareja así que es para dos personas, ¡nos viene perfecto!
Por un momento, esa frase me sonó rara, pero os aseguro que mi madre la dijo sin ninguna intención, era cierto, era un viaje de parejas, para dos personas y de algún modo nosotros éramos una pareja, como un equipo o un dúo familiar, pero nada perturbador.
Miré a mi madre y me fijé en que tenía una expresión chulesca, como si aún se me escapara algo a mi
-A ver si lo adivino, nos vamos hoy, no?- Mi madre se empezó a reír y asintió con la cabeza. Resulta que mientras yo estaba en clases, ella había estado preparando las maletas de ambos, por eso estaba en casa vestida en bata, no había ido a trabajar, ya debía estar de vacaciones. Antes odiaba ir a sitios así con mi madre, parecían planes de viejos y me avergonzaba estar con ella cuando me cruzaba con chicas de mi edad, pero ese dia fue diferente, debía haber madurado ya algo porque realmente me alegré de ir a relajarme, lejos de mi ciudad y el instituto. Además, desde que se divorciaron mis padres, sentía que tenía que ser un apoyo y un buen compañero para mi madre.
Capítulo 2: Vapor
Al día siguiente, ahí estábamos, llegando en el coche, estábamos a unos minutos ya de nuestro destino según el gps. Mi madre se veía eufórica.
-Que ganas tengo de ver la habitación, la sauna, las piscinas…!- dijo con energía.
Aparcamos y dejamos las maletas en el coche. Por fuera parecía como un hotel cualquiera otro de 3 o 4 estrellas, pero por dentro la cosa cambiaba, todo era de una temática minimalista y salvaje. Luz tenue y fría, muebles de madera lisa y oscura, plantas colgantes y un refrescante y húmedo ambiente, una fuente de bambú con nenúfares en el centro o de la sala, se notaba que era el típico spa de ricos, para señoras.
Hablamos con la encargada y nos dieron dos tarjetas de nuestra habitación "premium", estaba claro que era un premio de sorteo porque nosotros no podríamos costear algo así de normal. Fuimos a por las maletas al coche y no subimos al ascensor cargados.
-Se nota que es de ricos- dije mirando a mi madre.
-Pfff si, pero es genial! Ja ja ja. Seguramente seas el único chico joven aquí, y el único varón.- Mi madre echó una carcajada malévola.- Bueno como el premio era para parejas, entenderás que seguramente nos hayan dado una habitación con cama matrimonial, tienes algún problema con eso o te da repelús dormir conmigo?
-Me lo imaginaba en verdad, pero- El ascensor se detuvo y no terminé la frase.
Al llegar a la habitación, pasamos la tarjeta por el escáner y entramos. A primera vista ninguna sorpresa, una cama de matrimonio de forma ovalada y con sábanas de lino, de un rojo oscuro. Un corazón de leds apagado sobre el cabecero de la cama.
-Excesivo. Lo he pillado, es para parejas.- susurré para mi mismo.
Pero según entrábamos, más detalles llegábamos a atisbar, la iluminación de la sala era de un tono morado, casi parecían neones, en la pared había un regulador para el color. Además no tenía televisión, y había un jacuzzi, ahí plantado, al lado de la ventana, no estaba en otra habitación ni en el baño, estaba en el mismo dormitorio. Pero lo más impactante sin duda, fue el baño, si es que se podía hacer esa distinción. No había puerta, ni nada parecido, estaba abierto totalmente, la ducha estaba directamente enfrente de la cama, y aunque sí se podía percibir que eran dos salas diferentes, estaba lo suficientemente abierto para decir adiós a la intimidad. Lo único que estaba tapado era el váter, estaba como en una especie de cabina inolora. Nunca habíamos estado en un hotel así.
-Wow, si que es "romántico"- dijo mi madre con los ojos como platos.
-¿Qué hacemos? Pedimos un cambio de habitación a una que tenga baño al menos?
-No, no hace falta, ¿solo son unos días no? Nos duchamos con bañador o que cuando uno se duche pues el otro que no mire y ya está, no es para tanto en verdad, ¿no crees?
-Si tu lo dices mamá…
-A ver, yo te he visto desnudo muchas veces, eres mi hijos, aunque ahora hayas crecido, tampoco me va a dar un infarto te veo el culo en un momento que me gire ja ja ja ja.
-¿Y ahora… qué?
-¿Pues qué te parece si nos ponemos el bañador y vamos al recorrido de spa o a la sauna a
ver que tal? ¡Hay que aprovechar!
-Entonces me giro para que te cambies y viceversa?
-Si claro, no tardamos nada.
Deshicimos todas las maletas e hicimos lo acordado, me giré y empecé a desabrocharme los pantalones. Me los bajé, y de pronto mi madre me dio una cachetada.
-MAMA!- Grite avergonzado y en parte traicionado, cuando me dispuse a girarme para decirle que no hiciese esas cosas de madre ella gritó:
-¡NO HIJO! No te gires que estoy sin nada en la parte de abajo! Solo era una pequeña broma!-me frene antes de ver nada.
-Vale vale! Dios, pero no me toques el culo así, no tengo 5 años.
-Si claro, lo que tu digas, ese culo es mio, que para algo yo lo he parido, ahora no podré ni tocarlo.
-¡Mamaaa que esto ya suena raro!
-Vale vale, solo era una cachetada, y eso que tenías puesto el calzoncillo aún.
Sentí que tenía la cara un poco caliente, y me sentí extrañado ante esta situación; mi madre se estaba desnudando a dos pasos de mi y yo estaba a punto de hacer lo mismo, los dos en la misma sala. Mi mente bloqueó rápidamente los pensamientos que se venían y me dispuse a desnudarme. Me bajé los calzoncillos, y mi pene estaba semi-erecto, pero en ese momento ni fui consciente. Había algo de comodidad en estar desnudo cerca de mi madre y que fuese una situación aceptable. En mi interior, una parte de mí deseaba otra cachetada, sin calzoncillos, que me diera en el culo de verdad. Mi subconsciente estaba ya en un punto en el que aún no quería aceptar. Mi madre a veces es un poco cabrona, y le gusta picarme. Por suerte para mi, y mis incipientes deseos prohibidos, surgió. Una segunda cachetada golpeo mi nalga con más fuerza que la anterior, note el picor pero a la vez la suavidad de una mano femenina en contacto con mi nalga, seguida de un muy breve agarramiento de culo, con connotaciones irónicamente pervertidas.
-¡Bueno ya está bien!- Me giré esta vez decidido mientras me subía el bañador rápidamente.- ¡Esta vez me da igual si no te has vestido!
Mi madre estaba ya con el bikini puesto, solo tenia suelto parte del top y dejaba sus pechos más al descubierto de lo normal, hasta se podía intuir el inicio de un pezón. Me fije pero en seguida la mire a la cara.
-Es que me lo pones demasiado fácil, ¿cómo se te ocurre ponerme ese culito tan mono delante? - dijo ella con malicia.
Después del show para ponernos un bañador, bajamos por fin a la zona del spa, y decidimos que iríamos a la sauna de vapor a probar. La nueva sorpresa llegó cuando la encargada nos explicó cómo funcionaba el spa y la sauna.
-Entrais a los vestuarios, os daré una llave para una taquilla y os quitais las prendas, puesto que es un balneario nudista, y entonces ya podréis entrar a las salas de saunas en las puertas de la derecha.
Mi madre y yo nos miramos, no sabíamos muy bien que hacer y la chica esperaba con la mano extendida para que cogiéramos las llaves, así que mi madre sin decir nada, las cogió y entramos tímidamente a los vestuarios.
-Esto si que no me lo esperaba- me susurró mi madre.
-¿Donde nos hemos metido, que vamos a hacer si todo el sitio es para nudistas?
-¿Pues qué quieres hacer? Nada, tocará fin de semana nudista, tampoco es para tanto, solo son cuerpos, nada que no hayamos visto antes ¿no? Mira, como es el primer día, vamos a hacer una cosa, yo quito el bañador y entro y luego te lo quitas tú y quedamos dentro de la sauna, que con el vapor no nos veremos tanto. Pff y yo ni me he depilado ni nada...
Yo no dije nada, asi que me senté en el banco y esperé a que mi madre se quitase la ropa mientra miraba hacia otro lado. Cuando me giré estaba tapada con una toalla blanca, obviamente no llevaba nada debajo.
-Me voy dentro, nos vemos ahí.
Cuando me quise dar cuenta, efectivamente era el único hombre ahí, el resto eran señoras de entre 40 y 60 años, desnudandose cerca de mí, la vista en verdad no era desagradable, había de todo, pero era una variedad morbosa. Muchas podrían ser amigas de mi madre, o madres de mis amigos, o alguna incluso abuela medio joven.
Entonces me comencé a desnudar, y ahí estaba, en una sala llena de señoras desnudas y yo con el pene fuera, que de nuevo estaba semi-erecto. Pero de pronto las señoras empezaron a mirarme, algunas de reojo, y otras ni se cortaban, me observaban directamente. Y de algún modo, eso me gustó aunque me avergonzaba la situación. Pero hice un poco el paripé de que removía cosas en la taquilla para quedarme más tiempo en los vestuarios y dejar que me mirasen el pene. Decidí pues que me daría el capricho de mirar a la señora de la taquilla de al lado, debía rondar los 40 y tenía cuerpo de madre con anchas caderas, pero relativamente en forma, sus pechos eran algo grandes y caídos de aureolas grandes y rosadas. Tenía un poco de marca de bikini. Baje mi mirada hasta su pubis, estaba recortado y había dejado una línea de bello al estilo brasileño. Cuando la miré a la cara, ella me sonrió, pero de forma simpática, y me miro el pene de nuevo. Me dí cuenta de que esta vez sí estaba erecto, pero ella, lejos de horrorizarse, me guiño un ojo como el que le guarda un secreto a un niño pequeño, e hizo un ligero gesto de beso con los labios.
Cogí la toalla y me tapé, y entre por la doble puerta que daba al pasillo de las saunas. Fui hasta el de vapor y abrí la puerta de cristal. Una nube de niebla me llego a cara como un soplido. Deje mi toalla en el perchero, y camine buscando con la mirada a mi madre. La luz era tenue hasta el punto que dificultaba reconocer las caras de las personas, y había mucho vapor en la sala, los asientos que se unían con el suelo eran de piedra. Y finalmente reconocí la figura de madre, estaba sentada, con los ojos cerrados disfrutando del vapor. Realmente la niebla llegaba a tapar parte de nuestros cuerpos, aunque se intuian algunas zonas y otras a veces quedaban a la vista. Yo no me fije mucho en el cuerpo de mi madre y me senté a su lado.
-No te voy a mentir, desnuda se disfruta más de lo que imaginaba, pero no termina de convencerme lo de estar así con más gente delante…
-Y que lo digas, me siento expuesto.- Dije mientras me tapaba el pene
-Oye, hay al fondo unos cubículos de saunas privadas o más aislados, ¿quieres que vayamos mejor ahí y al menos estemos solos? Ya puestos a estar desnudos.
-Creo que sí.
Nos levantamos y me puse de camino a las saunas privadas, mire rápidamente hasta encontrar una, y avise a mi madre para que vienese, una vez entre, mi madre entró detrás de mí cerró la puerta de cristal y volvió a ocurrir: esta vez, en vez de una cachetada me agarró el culo con energía y se empezó a reír ahí mismo
-¡Mamá! ¡Por dios que te había dicho de lo de tocarme el culo!. -Le grite sin girarme. Ella se fue sentando en uno de lo bancos
-Vamos a estar en un balneario nudista durante un finde entero así que vas a tener que acostumbrarte a que te toque el culo cada vez que lo vea.
-mira, hacemos un trato, te dejo que me toques el culo y hagas esas cosas raras de madre si me subes 10€ la paga.
-Ja ja ja, no eres listo ni nada eh. Sabes que, me parece un precio justo por poder hacer las "cosas de madre" con libertad. Pero entonces ten por seguro que te voy a molestar todo lo que me dé la gana, es culo será mío ahora.
-Si si, vale, pero 10€ mas, al mes.
-Bueno mira pues para empezar me vas a dejar verte el culo así que ponte delante de mí como si fueras aquí mi modelo y dejame verte.
-Eso ha sonado muy pervertido
- ¿Quieres los 10€?- Yo seguía evitando mirar su cuerpo, así que me puse delante de ella, que estaba sentada ya, y le di la espalda.
-Mira que culo mas bonito te ha salido, como se nota que eres mi hijo!. - Y tranquilamente ella puso cada mano en cada cachete y comenzó a acariciarlo y estrujarlo. - Hace tanto tiempo que no te doy azotes ya, que recuerdos- comenzó a darme pequeños azotes. -Dame un abrazo anda
-¿Que? -Yo, que estaba en trance cuando escuche eso, me quedé desconcertado.
-Dijiste que podía hacer todas esas cosas de madres, y a las madres nos encantan los abrazos.
-Pero, estamos desnudos.
-No pasa nada, ¡es solo un abrazo!
Entonces me giré y ella se levantó frente a mí, y la abracé. Ella me rodeó con los brazos. Sentí su cuerpo mojado y caliente por la sauna, sus pezones se pegaban a mi pecho y mi pene estaba sumergido en su vello púbico.
-Mama creo que me gusta que podamos estar desnudos y abrazarnos
-A mi también, pensé que sería raro, pero me estoy dando cuenta de lo bonito que es compartir espacio con mi hijo tal y como llegamos al mundo los dos. Es absurdo avergonzarse por vernos desnudos y abrazarnos sin ropa, es lo más natural. Realmente se siente una conexión entre madre e hijo.
-Bueno creo que aún tenemos que acostumbrarnos y perder la vergüenza pero puede que esté mejor de lo que pensábamos el nudismo.
-Es cierto, ¿querrías que implatásemos esto en casa? Convertirlo en un espacio seguro de desnudez y comodidad?
-Estar siempre desnudos en casa, como norma?
-Si, te parece bien? Así nos acostumbraremos más el uno al otro…
-Estaría bien probarlo pero primero vamos a acostumbrarnos aquí, no?- me separé, Aunque ella aún mantenía las manos en mi cintura y las bajó suavemente a mi culo otra vez. Entonces me fije finalmente en su cuerpo detenidamente, era precioso, las curvas, la piel blanca un tanto pálida, los pezones rosados y aureolas grandes pero casi imperceptibles un culo y unas caderas anchas pero una cintura estrecha que le hacía forma un tanto de avispa. Tenia las piernas recias, y el pubis, si depilar como ella dijo, con el vello bien crecido y negro que contrastaba con su piel. Tenía varios lunares en los pechos y el ombligo, también tenía algo de vello, no muy crecido en las axilas y arrugas en la piel que solo lo hacían todo más morboso. Estaba mojada, y los pelos de su vagina llenos de gotas condensadas, al verle el pubis sentí el impulso de abrazarla otra vez, ella me volvió a rodear con sus brazos mientras me acariciaba el culo, este segundo abrazo solo me concentre en aplastar disimuladamente mi pene contra el vello de su pubis y sentir sus pelos mojados.
Antes de salir de la sauna y volvernos a la habitación, hubo otro rato de dejar que me sobase el culo e incluso le diese un mordisco, a pesar de ser algo raro, la situación no se entendió como algo erotico, a pesar de que para mis adentros si lo fuese.
Capítulo 3: Mimos
No nos atrevimos a ir por el hotel desnudos así que en su lugar nos fuimos con la toalla. Cuando entramos a la habitación mi madre miró la ducha
-Ahora ya no tendremos tanto problema con el tema del baño abierto supongo. Dijo dubitativa. -Creo que voy a aprovechar y depilarme y arreglarme la zona íntima. Y luego salimos a cenar si quieres. Yo me quedé sentado en la cama de espaldas al baño y la ducha. Escuche como sonaba el grifo y corría el agua, ella se metió. Unos minutos después escuche su voz desde atrás.
-Oye no te preocupes, puedes mirar, no hace falta que te des la vuelta, dijimos que empezaríamos a ser nudistas entre nosotros ¿no? Pues es algo natural que tu madre se depile o se duche.
-Lo siento, es que es algo nuevo supongo.- Así que me giré lentamente y la vi, la escena era maravillosa, el agua corría por su cuerpo, sus pechos parecían fuentes y el agua resbalaba por su piel hasta desembocar en su vagina. Ella estaba con una cuchilla, afeitandose los vellos de las ingles, estaba con las piernas abiertas y una de ellas subida.
-Hijo, tampoco hace falta que te tapes con la toalla, recuerda, entre nosotros, naturalidad. Además ¿es injusto no crees?
-Lo sé, tienes razón pero a veces, pues tengo, ya sabes… se pone contenta.
-Las erecciones son normales, no te voy a juzgar, al igual que es normal que a veces la vigina este humeda, y no pasa nada, tenemos que acostumbrarnos.-Tras sus palabras me quité la toalla, y dejé a la vista la descomunal erección que tenía.
-Bueno, ¿y qué cenamos?- dijo ella mientras se arreglaba el pubis.
-Emm no lo se, voy a buscar. -Al ir a coger el móvil vi un panfleto en la mesilla de noche, era comida del hotel que te llevaban a la habitación. -¿tal vez podríamos pedir que nos la trajesen a la habitación?- dije mientras le enseñaba el panfleto.
-mmmh así no tendremos que arreglarnos para salir, venga vale, me parece bien.
Yo pedí una hamburguesa y refresco, algo básico, mi madre optó más por un plato de pasta y coger un vino del mini bar. No dijeron que la comida tardaría una hora en llegar. Mi madre aún seguía depilandose el pubis, yo miraba un rato de vez en cuando y paraba cuando me aparecía la erección otra vez. Mi madre me llamó otra vez.
-Oye, ¿qué te parece mejor, que me lo deje así, o me haga un triángulo o me lo quito entero?. -dijo mientras señalaba sus partes íntimas. Tenía las piernas abiertas directamente mirando hacia mí.- Ya que me vas a ver tanto desnuda puedes darme tu opinion de como te parece mejor, puedes mirar, no te preocupes.
-Creo que… -me quede embobado mirándole la vagina a mi madre.- Creo que un triángulo de vello largo me gustaría mucho.- me di cuenta de como lo había dicho y corregí- Digo ¡que te quedaría mejor!
-Y yo creo que no está mal esto de tener a alguien que te dé su opinión. Creo que a partir de ahora vas a ser mi asesor personal de zonas íntimas ja ja ja ja.
El resto del tiempo que mi madre estuvo depilandose yo me quedé mirando sin ninguna vergüenza, me tumbe boca abajo en la cama, mirándola a ella para ocultar las erecciones continuas y disfrute del resto del espectáculo mientras ella me hablaba.
La cena llegó por fin, y la colocamos en una especie de mesa baja que había en la habitación, y nos sentamos en el suelo a comer, como si fuéramos una familia japonesa. Ella no se había puesto nada al salir de la ducha, se secó con la toalla y se quedó desnuda. Estábamos los dos cenando sin ropa. Cuando ya estábamos los dos terminando a mi se me pasó una duda por la cabeza:
-¿Pero entonces para dormir como lo hacemos…?
-Nada, dormimos en la cama los dos, ¿como si no? Puedes dormir con ropa si tienes frío.
-¿No te importa tampoco que durmamos desnudos?
-Claro que no, así es el nudismo, además puedes abrazarme si quieres.
-Mmmh vale, lo tendré en cuenta.
-Por cierto, ahora, antes de irnos a dormir, te vas a tumbar en la cama, que te voy a echar crema en el pompis.
-¿¿Como?? ¿¿Pompis??
-Ah ah ah, el trato recuerda.
-Vale sí, pero no digas "pompis" por favor.
Así que me tumbé boca abajo en la cama dejando vía libre a mi madre para verme y tocarme el trasero, aunque me sentía un tanto humillado, en mi interior me gustaba la idea. Se echó crema en las manos, y muy suavemente comenzó a extenderla por mis glúteos haciendo formas circulares.
-Esto va a durar un buen rato así que relájate porque voy a disfrutarlo todo lo que quiera. - dijo ella.
Untaba la crema por todo mi culo, se notaba que lo estaba disfrutando. Cuando la piel terminó de absorber la crema, comenzó a estrujarlo más notablemente como si fuese una pelota anti estrés, luego se puso a darme azotes y a agarrarlo. Y de pronto note algo que me sorprendió, no te como me daba un beso en uno de los glúteos. Era un beso suave, con cariño, seguido ese beso, se puso a darme más, incluso por la parte baja de la espalda, de alguna forma no dejaban de parecer besos de madre, solo que eran en mi trasero y estábamos desnudos. Y de besos se pasó a mordiscos y azotes entre risas. Yo no podía evitar soltar algún gemido, incluso empecé a mover mi cadera de forma rítmica y erótica, era algo instintivo, pero intentaba hacerlo suavemente para que no se notase. Mi pene estaba como una roca, presionado contra la cama. Llegado cierto punto, ella debió notar mis movimientos de cadera, pero parecía seguir mi ritmo con las caricias y los mordiscos. Había algo sexual en todo esto, habría que estar ciego para no verlo, y aun así no dejaba de sentirse como algo de madre e hijo, como algo que a pesar de su carga erótica, podría seguir entrando dentro de nuestra relación, por eso me dejaba, o tal vez los dos nos autoengañamos. Mientras ella acentuaba mis movimientos pélvicos con sus manos, sentí algo húmedo. Era su lengua. Simplemente comenzó a lamer suavemente la piel de mi culo, lamía de arriba a bajo. En algún momento sin querer separé un poco las piernas y uno de los lametones que venía de la pierna pasó levemente por uno de mis testículos, ella ni se dio cuenta, pero para mi fue increíble. De vez en cuando alternaba besos con mordida o con lametón o hacia fusiones que resultaban aún más eróticas, y todo esto dentro de lo que para ella era un juego de madre e hijo, por el momento ella no tenía un objetivo erotico, no de forma consciente al menos.
-Es que no puedo parar- dijo mientras descansaba y me agarraba. Yo respondí, sin darme cuenta, con un gemido de lo más sexual.
Siguió así una hora más, en la última parecía que me estaba comiendo el culo directamente. Cuando paró me dio un beso en la mejilla casi hundida en la cama, por un momento sentí sus tetas sobre mi espalda.
-Me está gustando esto de la confianza entre nosotros. Espero que en casa también me dejes darte mimos así. Aunque bueno, mañana en la sauna privada pienso darte más mimos en el culo, que tengo que aprovechar el trato.
Nos fuimos a dormir y ella me abrazó por detrás haciendo la cucharita. En uno de esos movimientos que se hacen dormido, ella subió su muslo entre mis dos piernas, hasta aplastarlo contra mi pene y testículos. Sentía su piel en mi zona más íntima, y comencé a frotarme con su suave muslo, ella subió más la pierna y pegó su cuerpo al mío. Sentí sus grandes pechos y su vientre contra mi espalda. Y mientras me deslizaba por su muslo, frotaba mi culo contra su vagina. Así poco a poco me dormí entre placeres.
Continuará...