Deseos Reprimidos

La historia de cómo comencé mi vida sexual, con mi primo llenando mi vagina con su esperma.

La siguiente historia lleva algunos años dentro de mí, ansiosa por ser contada con toda la lujuria que eso conlleva. Les contaré cómo fue que mi primo Brandon fue el primer hombre en mostrarme que significa ser mujer.

Ocurrió hace ya casi diez años, en aquel entonces yo tenía muchas ganas de experimentar y mis hormonas a flor de piel.

Cierto día mi madre decidió que nos iríamos a vivir a una comunidad semi rural, pues la gran mayoría de mis familiares vivían ahí, además de mis abuelos, la mayor preocupación de mi madre.

Yo no me encontraba nada feliz con la idea, pues implicaba dejar todo lo que yo conocía en el olvido; amigos, escuela, lugares para salir etc. Pues ésta comunidad estaba algo retirada.

Para ser una comunidad con gran parte de área verde, ahí se encontraba una escuela preparatoria en sistema abierto, una pequeña plaza, pocas tiendas y algunos establecimientos, sin embargo esto no funcionaba para consolarme.

Para nadie es secreto que en las comunidades rurales los chismes suelen volar como hojas al viento, así que no podía aspirar a conocer un chico sin que mi madre con su rancio conservadurismo se enterara.

Mi madre me metió su educación tradicional desde muy pequeña, lo cuál significa que nunca me habló de sexo, todo lo contrario, me amenazaba constantemente para que no tocara ni por error mi vagina, bajo amenazas del infierno y esos cuentos baratos.

Pero todos esos cuentos no lograron lo inevitable, comenzaba a estar en celo muy frecuentemente, con el miedo de tener los oídos de mi madre en la siguiente habitación, y a la vez un fuerte deseo de conocer carnalmente a un hombre.

Por cierto, me llamo Sofía, una chica de tez blanca, cabello ondulado color castaño claro, y unos pechos de buen tamaño y bastante apetitosos según los muchachos de la plaza que me miraban esa zona con un hambre y deseo de ordeñarme hasta dejarme seca.

Ahora les hablaré de mi primo Brandon, (un año mayor que yo) de tez morena color canela, cabello negro y muy corto, además de estar equipado con un cuerpo tan varonil gracias a qué se ejercitaba y trabajaba en la construcción.

Brandon fue recibido en mi casa por mi madre, ya que sus padres vivían en una comunidad más alejada, era en este sitio donde él trabajaba.

Quizá fue el hecho de que era el único hombre con quién podía llevar a cabo actos sexuales, o quizás también se debe a lo viril que siempre ha sido, despertaba en mi ese deseo de regalarle mi vagina con todo y listón, para que me marcara como suya por primera vez.

He de confesar que frecuentemente lo espiaba mientras se cambiaba, a veces solía llegar empapado en sudor y agotado, verlo quitarse la camisa y que el sudor recorriera su varonil cuerpo moreno me hacía llevar mi mano directo a mis pantys. Las feromonas de su olor corporal entraban por mis fosas y le daban señales a mi cerebro, me hacían saber que estaba delante de un macho, y que era hora de aparearme, pero simplemente no me atrevía a proponerselo.

De todas las maneras en que se vestía, en particular me encantaba verlo en shorts y camisa de tirantes, pues esos pantalones cortos me dejaban ver todo el vello en sus piernas, que me daba una antesala de como estaba su zona genital, además de tener unos brazos bastante fuertes, sentía un incontrolable deseo de oler sus axilas, pues éstas también estaban llenas de vello y expedían mucha testosterona.

No sé porque, le hecho de que Brandon tuviera tanto vello me prendía tanto, quizá porque lo hacía ver aún más salvaje y varonil, en mi mente me imaginaba el sexo salvaje que tendría con el si tan solo supiera como insuarme.

Un buen día me harté de solo imaginarme siendo penetrada por él, así que me esperé a que saliera de bañar y se dirigiera a su cuarto, entonces me metería rápido con la intención de por lo menos poder verlo totalmente desnudo.

Con mi mano temblando abrí la puerta, entonces mis ojos vieron algo que cambiaría mi vida para siempre. Ahí estaba Brandon, secando su cabeza con una toalla, misma toalla que llevaba amarrada al tórax hace unos momentos, por lo cuál su miembro quedó descubierto para mí, era la primera vez que veía un pene en mi vida, quizá por eso pensé que era demasiado grande y me sentí un poco intimidada de saber que eso entraría por mi vagina, pero a la vez era tan emocionante. Tal como lo imaginaba, Brandon tenía una selva de vello en sus partes masculinas, un delicioso camino de vello desde sus fuertes piernas, hasta llegar al jardín del Edén, ese pedazo de carne que me haría enamorarme perdidamente del sexo masculino.

  • p-perdon! - fue lo único que atiné a decir después de observar aquel varonil manjar, aunque mis intenciones siempre fueron verlo así. Me salí de su cuarto y huí al mío.

Después de semejante momento ya no podía esperar más, debía aprovechar que mi madre no se encontraba en casa así que tuve un plan; subiría a su cuarto, le diría que estaba apenada por lo sucedido, y para estar a mano me quitaría el brasier frente a el para mostrarle mis pechos. De verdad esperaba que la exitacion hiciera el resto del trabajo.

Para cuándo subí y toqué su puerta, Brandon ya tenía unos boxers y calcetines puestos, le ofrecí mis disculpas y le propuse mi oferta, aunque él se veía visiblemente sorprendido me respondió con un - estás segura? - a lo cuál yo asentí con la cabeza. Entonces el aceptó.

Era obvio que aceptaría, porque, que varón joven se negaría a ver unos pechos?? Aún cuando estos sean de su prima, el deseo ya era más fuerte que nada.

Creí que sería muy fácil, que sería cosa de solo quitarme la ropa y ya, sin embargo si me costó, pues absolutamente nadie había visto mis pechos jamás, además tenía en mi mente los dichos y reproches de mi madre, por estar alborotando los deseos sexuales de mi primo, como si ella fuera omnipotente y estuviera enterada de lo que estaba a punto de hacer.

Lentamente quité mi blusa, dejando solo el brasier conteniendo mis blancas colinas de carne, Brandon estaba sentado en el borde de la cama muy cerca de mí, atónito ante la escena.

Para cuándo mi brasier tocó el suelo, la cara de Brandon cambió radicalmente, gracias a un poco de la luz solar, pude ver cómo sus pupilas se dilataron, mientras comenzaba a mirarme cómo los chicos en la plaza, con la única diferencia de que el si podría comer de mis tetas todas las veces que quisiera.

Mis pezones eran rosados, un par de cerezas, adornando dos buenas bolas de helado de vainilla, aún así estoy segura de que ni siquiera eso sería tan dulce como tener a Brandon succionando por fin mis pechos.

  • no vas a tocar? - le dije. El reaccionó llevando una de sus manos, un tanto asperas hacia uno de mis senos, que por el contrario era piel tersa y virgen. Ya con más confianza, me senté encima de sus piernas, y entre tantas nuevas sensaciones, pude sentir que su miembro estaba reaccionado, se comenzó a levantar y a picar cerca de mi zona íntima, como si estuviera buscando entrar por sí sólo.

Brandon se acostó en su cama, mientras yo me puse sobre el, lentamente acerqué mi seno izquierdo a sus labios, el tan solo abrió la boca y como si de un bebé se tratara, comenzó a succionar, queriendo alimentarse de mí, pero Brandon no era un bebé, era un hombre adulto teniendo actividad sexual con una mujer.

Desde el momento en que Brandon me chupó los pechos supe que ésta podría ser una de mis actividades favoritas, una sensación eléctrica que inició en mi pezón, se expandió por mi pecho y llegó hasta mi espalda erizando toda mi piel a su paso, me hizo conocer un placer hasta ese entonces oculto.

Yo ni siquiera sabía que todo eso se sentía cuando le ofreces tus pechos a un hombre, pero de ahora en adelante haría que Brandon los chupara todos los días que estuvieramos juntos. Por alguna extraña razón aún puedo recordar perfectamente esa sensación, aquellos calurosos días de mi adolescencia con Brandon hundiendo su cara entre mis tetas, ningún hombre ha probado tantas veces mis pechos como él.

En cuanto soltó mi pecho por un momento, mi pezón estaba totalmente cubierto de su saliva, y ésta al entrar en contacto con una ligera brisa de viento, me hizo retorcerme aún más, sintiéndome tan dichosa de tener estas partes de mi cuerpo que me hacían sentir como sí fuera el nacimiento de Venus.

Lamentablemente la diversión duró poco, pues escuchamos la puerta de abajo ser abierta, por lo cuál me puse la blusa de vuelta y huí al baño para colocarme el brasier, mi madre arruinó el momento.

Aquella señora siempre me educó que los pechos eran únicamente para alimentar bebés, por eso fue tan impactante para mí, todas las sensaciones que tuve con la boca de Brandon. Sabía que lo haría chuparme los pechos muy seguido.

Así fue como empezamos a tener nuestras primeras prácticas sexuales, simplemente dándole mis tetas a Brandon, mientras frotabamos mis pantys con su boxer, nuestras partes estaban tan pero tan calientes, que bien pudimos fundirnos y volvernos uno sólo.

He de reconocer que le tenía miedo a un embarazo, en aquel pueblo no era posible encontrar métodos anticonceptivos (o tal vez sí, pero corría el riesgo de ser descubierta por el ojo público) además de ésto, le tenía un poco de miedo al miembro de mi primo, pues pese a que eran unos 16 o 17 cm, mi vagina estaba totalmente cerrada y virgen aún. Así que así continuamos un buen tiempo, con Brandon mamando tetas diario, a veces más de una vez al día, chupó tanto mis tetas que éstas de repente me dolían, pero simplemente no quería quitárselas de la boca, porque el las disfrutaba tanto, pero eventualmente iba a querer algo más que solo mis senos.

Cierto día que mi madre y yo regresamos a la ciudad, fue el momento perfecto para poder comprar una Post-day y un par de paquetes de condones, los cuales Brandon tendría en su cuarto para que no ardiera Troya si mi madre los encontraba. La compra de esos artículos hacía evidente que mis días virginales estaban contados.

Quise comprar una Post-day para que mi primera vez con Brandon fuera sin condón, de ésta manera él podría dejar su semen adentro de mi vagina sin riesgo de embarazo, me calentaba mucho la idea de que él dejara sus fluidos adentro de mi cuerpo.

Días después, ya que por fin nos quedamos solos en casa, era el momento de presentarle mi vagina, mi rosada, suave y recién depilada vagina, que estaba a punto de ser profanada por un enorme, duro y caliente pedazo de carne.

Pensamos que sería buena idea comenzar con sexo oral para calentar motores, no tenía idea de cómo hacerlo, entonces acerqué mis labios a la cabeza de su pene, que palpitaba ante tanta exitacion, en realidad no sabía a nada, pero cada movimiento de mi lengua venía acompañado con leves ruidos de placer de parte de mi compañero, procedí a meter todo lo que me cupo de su miembro en mi boca, el cuál era tan grande que picaba mi garganta, solo podía pensar en si todo eso cabría dentro de mí vagina.

Ahora era su turno, con mis piernas en sus fuertes hombros, comenzó a bajar mi panty rosa, el cuál ya estaba mojado como evidencia de que mi cosita se estaba preparando para recibirlo sólo a él, mi primer hombre. Se acercó tímidamente a mi zona íntima, ésta actitud me hizo pensar que quizás ésta sería su primera vagina también, pero en cuanto usó su lengua en mi feminidad, me dí cuenta que ya tenía práctica; esa sensación fue indescriptible, fue tan maravilloso que incluso estaba molesta con mi madre por ocultarmelo, fue como ver nacer una nueva galaxia con esa inmensa explosión en sensaciones, mi clítoris tuvo protagonismo en mi vida por primera vez, solo quería que Brandon siguiera con su cara metida en mi vagina por el resto de la eternidad, estaba segura que me haría llegar al paraíso sin siquiera tener que rezar.

Después de ese baile mágico que llevó a cabo su lengua en mi vulva, era hora de que nos hicieramos uno sólo, viajar hacia el universo juntos.

Le dije con antelación que tomaría la pastilla para que pudiera venirse dentro mío, entonces comenzó a acercar su miembro hacia mi ahora mágico agujero, mientras yo sentía que mi corazón se saldría después de tan intensos momentos.

Cuando por fin nuestros órganos se tocaron, él comenzó a mover su pelvis, para que su miembro entrara en mi cuerpo, me sentía totalmente dominada y eso me fascinaba, como si Brandon fuera un conquistador, y mi cuerpo fuera el nuevo continente, se estaba apropiando de el con cada centímetro de su masculininad que se abría paso a través de mi caliente y hasta hace pocos segundos, casta carne.

Llegó un momento en que sus testículos tocaron mi vulva, estaba hecho, ahora era suya, Brandon me acababa de hacer su mujer en ese mismo momento, me hubiera encantado quedarme así con él, como si fuéramos un Puzzle armado, un rompecabezas completo, sin embargo aún se venía la mejor parte.

Brandon comenzó con movimiento pélvicos, que hacían que su pene recorriera mi cavidad vaginal, al principio hubo dolor, pero ese dolor se fue convirtiendo en placer, quería que Brandon llegara con su pene hasta mi útero, me estaba volviendo adicta al sexo.

Alternando sus deliciosas embestidas, comencé a masajear mi clítoris con la otra mano, lo cuál duplicó el placer, al mirar hacia su cara pude verlo en trance, su cara lo decía todo, estaba disfrutando mucho mi vagina y yo bastante su pene.

Después de algunas poses y mucho placer, él se comenzó a mover más frenéticamente, lo cuál daba aviso de que estaba a punto de venirse, y después de una última y profunda embestida, dejó su semen en lo más profundo de mi vagina, ese delicioso líquido caliente estaba dentro de mí cuerpo.

Alguna vez leí que el cuerpo de una mujer guarda el material genético de un hombre con el que copula por muchos meses, a mi me encantaría poder llevar su ADN por siempre en mí, cómo recuerdo de que fue el primer hombre en mi vida, también me exitaba bastante el hecho de que si no tomaba la píldora, quedaría preñada de él, sin embargo de ninguna manera correría con ese escándalo.

Este fue el primero de tantos momentos que tuve con él, (hasta la fecha sigo yendo de vez en cuando a ponerle las tetas en la cara cuando se encuentra solo) más adelante les contaré toda la historia que tengo con él.