Deseos en familia

Una mujer se encuentra en un mundo donde el sexo y el amor se mezclan en una familia

DESEOS EN FAMILIA.

Al principio se dejó hacer, quería que fuera Jaime el que tomara la iniciativa. Le soltó el top del bikini mientras su lengua recorría su cuello, era fácil, sólo deshacer dos nudos, sus dedos sabios acariciaron su espalda, tembló cuando caminaban hacia sus nalgas. Su boca busca la de Lisa, se fundieron en un beso apasionado. La apretó contra él, sintió el vello de su pecho que rozaba sus pezones duros y la verga poderosa contra el pubis separados por la tela de las mallas. Le desató los lazos de la tanga , ya estaba desnuda, a su disposición. Bajó la cabeza , le lamió los hombros y marchó hacia sus senos ansiosos. Escaló las montañas buscando las cumbres que enhiestas le esperaban. Las chupó, se dio cuenta de cómo se estremece la mujer respondiendo a sus besos, juntó más las pelvis, quería que sintiera su excitación, la fuerza de su polla contra ella.

- Te quiero , mi pequeña niña.-

-

Y yo a vos, te adoro.-

Es cierto le adoraba desde que tenía uso de razón, desde que oyó hablar de él, antes de conocerle, una niña que escuchaba sobre el futuro marido de su tía Julia, la rica de la familia. Se deslumbró cuando le vio en la boda, en la que ella apenas tenía seis años, y le pareció un dios. Un dios que estaba con ella, y al que ayudó a quitarse el bañador, y le mostró su falo duro , poderoso, con sus venas que recorrían el tallo, con el durazno que se asomaba en el prepucio, brillante por la humedad del deseo.

Y fue ella la que tomó la iniciativa, le empujó hacia el lecho, haciendo que se tumbara, y con una sonrisa de triunfo que prometía darle placer agarró su miembro con una mano, mientras con la otra le acarició el pecho cubierto de un vello en el que las canas le daban un tono gris que le volvía loca. Era ella la que le chupó los pezones, era ella la que los mordía, mientras muy lentamente le masturbaba, apretando en el puño su hombría.

-

¡ Chúpamela!-

Quería que lo pidiera, que lo deseara tanto como las ganas que tenía ella de devorarle.

-

Anda, hazme un buena mamada....sin que se me vaya la leche... que te quiero coger bien cogida antes de irme.-

- Tus deseos son órdenes

,

mi rey

.-

Y se bajó hasta que tuvo ante sus ojos el mástil, sacó la lengua y con la punta jugó con la funda del ciruelo, tiró de la piel para que apareciera orgulloso y lo lamió como si fuera un helado, lee gustaba el sabor del líquido que lo humedecía. Luego lamió todo el tronco, lo empapó con su saliva.

-

Por favor, Lisa, sigue...me vuelves loco.-

Eso quería, volverle loco, como le había tenido a ella durante muchos años. Se la metió toda en la boca, le llegó hasta la garganta, quería que supiera que era toda suya, que él podía hacer lo que quisiera, llevó la boca hasta la punta y volvió otra vez a meterla toda, repitió cinco veces la operación. Luego dejó los labios alrededor de su glande, y sólo jugó con el principio de su verga. La lengua, los dientes, la respiración, todo buscaba darle placer en la parte más sensible de su polla.

Le tiró del pelo para que dejara de mamarla.

- Ahora te voy a comer yo.-

Fue Lisa la que se tumbó, la que se abrió de piernas esperándole. Le agarró los muslos, y metió su cabeza entre ellos, no se entretuvo, no intentó ser un experto , sólo estaba sediento de beber los flujos de la hembra , su boca chupó la vulva empapada, y su lengua buscó su clítoris endurecido. La mujer sintió una corriente que le recorría el cuerpo, ocurría siempre que la comía, no podía soportar el placer, empezó a agitarse , tembló, gimió mimosa , agradecida, se concentró en la ola que le llegaba rompiéndola en un orgasmo.

Antes de terminar , apenas la explosión de lujuria empezaba a declinar, la giró, levanto su grupa, y entró en su concha. Le dio fuerte, como un poseso, y ella vuelve a subir en la envolvente del placer en una carrera hacia el paraíso. Estaba llegando a la segunda cumbre cuando comenzó a chillar.

  • ¡

Mi amor! … ¡mi vida! ...¡sigue! ..¡ me estás matando!...¡qué lindo

!...

¡aaauuuuuaaauu!-

Había vuelto a venirse , pero su marido quería más, insaciable lee ordenó:

-

Ponte en cuatro.-

Le obedeció , estaba floja , entregada, la mano del hombre buscó sus flujos , y con ellos le embadurnó el orto, apoyó su verga en la puerta oscura, sintió como le penetraba , era un placer extraño, morboso, perverso, de sumisión, de entrega.

Le agarró por las caderas para acompañar sus embistes cada vez más rápidos y de pronto estalló, su semen la inundó, se desplomó sobre ella y los dos cayeron abrazados en la cama.

Dejó que fuera saliendo de ella, sus besos eran tiernos, amorosos, agradecidos. Y ella como desde la primera vez que hicieron el amor, se dio cuenta que lo que deseó desde niña lo había logrado. Su amado era su hombre.

Tenía que prepararse para el viaje, se levantaron y fueron a la ducha, le enjabonó con las manos solícita, le limpió bien la polla , mientras el agua les envolvía. Salió antes que él, buscó la toalla, y le secó. ¡Le gustaba tanto hacerle feliz!

Mientras ella se secaba, él se vistió, ella le imitó rápida y fue la que le bajó el maletín.

Julio, su hijastro, les esperaba, había preparado un poco de queso y salami, un tente en pié que sirviera de medio cena. Les ofreció un vaso de vino tinto para su padre y blanco para su madrastra, él tomó coca cola, tenía que manejar para llevarle a aeropuerto.

No les metió prisa, pero se le vio impaciente, les sirvió dos veces más.

-

El último vino, que hay que llegar a tiempo.-

Recordó apurándoles.

Tenía razón, se besaron, llevó la maleta rodando hasta el coche, la metió en el maletero, se abrazaron y se volvieron a besar, eran dos días sin él. Julio estaba en el auto, Lisa acompañó a Jaime hasta la puerta , cuando la abrió para entrar, le volvió a besar.

Abrieron el portón , el coche arrancó y se fueron, ella cerró y se quedó sola.

Recogió la mesa, se sirvió otro vaso de torrontés mientras iba metiendo todo en el lavavajillas.

Lisa era tan feliz..... Se había convertido en su amante al entrar a trabajar en la empresa, una joven contadora con 23 años, y se habían amado a escondidas hasta que él quedó viudo, al cabo de seis meses se habían casado y ahora Lisa vivía en la nirvana.

Tenía mucho sueño, se desnudó , tardó apenas unos segundos en ponerse el camisón, el tiempo suficiente para contemplarse en el espejo. Sus pechos erguidos, su vientre plano, sus nalgas prietas, bien paradas, no era alta, se vio atractiva, cuando se cubrió con la prenda. Apenas se acostó se quedó dormida.

Lisa intentó moverse, no pudo, tenía las manos atadas al cabecero de la cama. Se despertó saliendo de un sopor extraño, y entonces le vio. Julio estaba desnudo sentado sobre una toalla en el pequeño sillón del dormitorio, se acariciaba la pija que estaba dura, enorme, apuntando al techo.

- ¡Estás loco! ¿ Qué haces?.-

- Te voy a coger. Te he deseado toda la vida.-

Antes de que pudiera chillar, la amordazó. Cortó la seda del camisón, Lisa quedó desnuda, estaba aterrorizada, las manos del hombre sobaron sus senos, los apretaba como un poseso, la punta de la polla la golpeaba el cuerpo sin miramientos. Comprendió que la iba a violar, y también que si no era capaz de relajarse , pese al miedo que sentía, aquella verga tan grande la destrozaría. Respiró profundamente, dejó que la invadiera un estado mezcla de sopor y tranquilidad, así cuando Julio le levantó las piernas para poder metérsela, la vagina y la concha de Lisa no eran una barrera al terrible ariete. La penetró de un golpe, sin miramientos, la llenó, sintió en sus paredes más íntimas la carne dura del macho, que empezó a moverse adelante y atrás como un émbolo lujurioso.

- Elisa....Te quiero...te amo...sos mi vida.....-

No pudo aguantar mucho, el chorro de pasión saltó del arma inundándola.

Se quedó tumbado sobre ella, y la besó una y otra vez el rostro, el cuello, con una extraña ternura. Y Lisa vio como los ojos de su violador se llenaban de lágrimas.

- Te adoro desde que te vi por primera vez en tu fiesta de 15. ¡ Estabas tan hermosa

!

Me pareciste una diosa...un hada...Vi un halo a tu alrededor....Y me enamoré de vos con mis 6 años. -

Lisa, de pronto, comprendió, entendió y en su mente desde el terror y la repugnancia surgió una luz en la que se mezclaba la complicidad y un punto de ternura. Porque a ella le había pasado como a Julio, su hijastro, había vivido siempre enamorada de un mito que estaba a su lado, que veía con frecuencia y …

Julio seguía contando el día a día de su martirio, y Lisa se dio cuenta lo terrible que había sido para el joven la convivencia diaria con ella, desde su boda con su padre. ..

-

Para mi madre eras un enanita muy tonta y puta...sobre todo cuando te convertiste en la amante de mi padre....ni siquiera te odiaba..te despreciaba..y me lo contaba entre risas..yo me tenía que aguantar..adorándote ..-

Lisa sentía como poco a poco se le iba llenando el alma de pena, y sin poder evitarlo comenzó a llorar.

-

Por favor...mi vida..no llores ...perdóname...nunca he querido hacerte daño...te adoro...es que me volví loco.-

Angustiado por las lagrimas de Lisa, Julio le quitó la mordaza y comenzó a desatarla, al hacerlo su cuerpo rozaba el de la mujer, mientras le cubría la frente a besos. Lisa se rompió, sintió una ternura que la invadía, un sentirse reflejada en el otro e inconscientemente sus brazos rodearon el cuello del joven, tirando de él hasta que sus bocas se juntaron.

Fue un beso que empezó con ternura, en el que el sabor salado de las lágrimas fue el afrodisíaco de la pasión que les comenzó a invadir.

Lisa notó la renovada dureza del miembro viril, sonrió para sus adentros, al darse cuenta que la diferencia de edad entre el padre y el hijo estaba clara. Jaime podía hacer el amor una vez y luego necesitaba un largo período de descanso, su vástago volvía a estar en forma en pocos minutos.

Las lenguas se buscaron en un juego de fuego mientras las caricias surgían naturales.

-

Julio...ve despacio...dejame que te guíe.-

Fue ella la que tomó las manos del hombre y las llevó a sus pechos, que respondieron endureciéndose excitados. La tocaba con mimo, sin prisas, disfrutando del contacto con la carne adorada que respondía ardiente. Seguían besándose. Lisa agarró su rostro y lo llevó hacia sus tetas que necesitaban esa boca chupando, lamiendo y besando. La lengua de Julio recorrió las montañas de la mujer , recreándose en las cimas que duras vibraban de excitación.

- Hazme el amor...por favor.-

Su concha estaba mojada, no entendía cómo, pero necesitaba sentir aquella verga enorme dentro de ella. Esta vez la pija se fue deslizando suavemente que la recibe gustosa , le llega al fondo de su feminidad. Se movían despacio, descubriéndose el uno al otro. Lisa iba sintiendo algo extraño en ella, el amor de su hijastro desprendía una energía, un calor que la iba inundando y nunca había experimentado , quizás era el que ella transmitía a su marido, el de la adoración que se expresaba en el sexo compartido.

Y le gustaba, se iba moviendo al ritmo profundo de las penetraciones de su hijastro, levantó las piernas y las pasó por la espalda del macho para que sentirla más adentro. Sus uñas arañaron la espalda de Julio que no paraba de besarla, en una nirvana casi mística.

Lisa se excitaba cada vez más, no lo había buscado pero casi sin darse cuenta, notó como un orgasmo le iba viniendo como un maremoto que surgía del fondo de su feminidad.

--Por favor..sigue así...sos maravilloso...sigue...así hasta dentro...muy lento ..deja que te sienta...yooooo.....ay ...me estoy viniendo.....que dulce...que lindo....uuuuhhh.-

Julio dejó que ella culminara su placer y entonces como un caballo que se alegra con el galope, aceleró su embestidas hasta que , feliz, se derramó en ella.

Se enzarzaron en un río de besos. El joven la miró cargado de amor, no sabía qué decir. No podía ocultar que era el hombre más feliz del mundo.

-

Te amo, Elisa. Nunca creí que podía vivir lo que he vivido...que sentiría cómo gozas haciendo el amor...Sos maravillosa.-

- Julio....siempre he estado enamorada de tu padre...por eso te entiendo....No pensaba que podría ocurrir lo que nos ha pasado....Por un lado me duele pero por otro me gusta...Sé que parece imposible...pero también te quiero..y me has hecho gozar como …..una loca.-

Y le besó lentamente, entregada, agradecida al amor de Julio, que la llenaba. Y sin saber cómo, sus dedos recorrieron el pecho del hombre, llegó a los pezones que estaban duros, los pellizcó como le gustaba que le hicieran a ella. Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio que la polla volvía a endurecerse , comenzando a levantarse. Fue su boca la que se ocupó del pecho masculino, y la mano derecha buscó la verga del hombre y la acarició mimosa, no lo masturbaba, sólo jugaba mientras se iba poniendo más y más dura.

La otra mano bajó a su sexo, se metió los dedos y los sacó empapados de sus flujos y del semen de su amante, le miró a los ojos y lo llevó a la boca asombrada del joven que paladeó la mezcla de sabores.

El endurecimiento fue súbito, la pija se convirtió en una espada de acero y Lisa supo lo que quería y debía hacer. Se separó, colocó sus rodillas a cada lado de las caderas de su hijastro, el glande le rozaba los labios de su vulva depilada, y bajó empalándose.

Ahora fue ella la que llevó el ritmo, le cabalgó y jugó con sus músculos vaginales estrujando el miembro viril. Julio la miraba desde el paraíso cuando vio que comenzaba a tocarse los pechos, con una mano mientras que con la otra se acariciaba el monte de venus en el que dos dedos atacaban su clítoris. Él estaba quieto, paralizado de placer, todo sus sexualidad se concentraba en el falo que penetraba a Lisa.

El polvo era infinito, el tiempo había dejado de transcurrir, estaban viviendo el placer del más allá. Y fue ella la que le rogó en un susurro.

-

Movete y dame tu leche.-

Y sus movimientos se convirtieron en una galope salvaje en el que ambos llegaron al orgasmo entre gritos de placer.

Pasaron un largo tiempo abrazados hasta que fueron a ducharse.

Lisa ,de manera inconsciente comenzó a tararear una canción de Machín queoía a su abuelo cuando era niña.

Como puedo yo querer a dos hombres a la vez y no estar loca

-