Deseo un hijo
Si su marido no cumple, entonces....
Zoé era una joven ginecologa que trabajaba en su pequeña clinica, recibia muchas chicas que estaban en estado y les aconsejaba y les hacia pruebas, cada vez que les hacia una ecografia y veia al bebé, sentia envidia, desearia tener uno.
El problema es que su marido era directivo de un banco, iba siempre con inversiones y tratando a la gente, pero por la crisis fue a peor, los gerentes del banco la cagaron bien y su marido ocupaba las 24 horas del dia reflotando el banco.
Cuando llegaba a casa, lo hacia con el telefono en la mano dando ordenes, invirtiendo cosas, ni siquiera saludaba a Zoé, una doctora rubia de pecho grande y firme grandes caderas, cintura estrecha y largas piernas torneadas, los hombres que la veian, deseaban besar esos labios carnosos y ver esos ojos azules celeste en la intimidad y agarrar ese pelo largo y liso.
Un dia llamaron a la puerta, Zoé la abrió y se sorprendió al ver una copia exacta de su hermano con barba de tres dias, camisa que no ocultaba su musculatura y pantalones vaqueros.
-¡hola! Cuñadita ¿me invitas a pasar?
Era Antonio, el hermano gemelo de su marido, fue un prestigioso abogado, pero, según su marido, se le cruzó un cable por la presión y lo dejó todo para viajar por el mundo, ni siquiera se habia llevado su tarjeta de credito, se fue tal como fue.
Zoé como buena amfritiona le invitó a pasar, pero el olor de Antonio erizó sus pezones, olia a salvaje.
-¡hola hermano! – dijo Antonio alegremente.
Pero el estaba demasiado ocupado con el telefono, bueno, más bien, gritandole al telefono.
-la razón por la que lo dejé todo – dijo Antonio agobiado.
En la cocina Antonio se fijó en la belleza de Zoé.
-desde luego, mi hermano tiene suerte, pescar a una preciosidad como tu, hay gente que mataria por ti.
-gracias ¿cerveza?
-claro, oye ¿desde cuando el esta….?
-Hace dos años, está con el telefono todo el rato y si no esta pegado a el, se queda a dormir en su despacho.
-vaya estupidez, si fueras mi esposa me encerraria contigo en el dormitorio todo el dia – dijo Antonio sonriendo.
-seguro que se lo dices a todas – dijo Zoé sonrojada.
Ambos bebieron la cerveza y en ese momento apareció el marido de Zoé, de repente, su mal humor se convirtió en sonrisa.
-hombre Antonio, perroflauta ¿Cuándo has llegado?
-hace una hora veo que la vida se te ha complicado – dijo Antonio.
-no sabes tu bien, unos inbeciles que jugaban a los alquimistas con las finanzas convencidos de que la mierda se podia convertir en oro, pero como dice el refran, la mona aunque se vista de seda, mona se queda.
-menos mal que descargas tus tensiones y otras cosas en la cama con tu mujer ¿eh? – dijo Antonio golpeandole a su hermano con el codo.
-no puedo, no hay nada de tiempo, tengo mil cosas que solucionar y no creas que no le tengo ganas a mi mujer, claro que las tengo, pero esos inbeciles, por cierto ¿Qué tal tus viajes?
-cojonudo, muchas culturas, muchas aventuras y sobretodo muchas, muchas, muchas mujeres.
-que cabron, ya me contaras que tengo que hacer unas llamadas – dijo el marido de Zoé.
Zoé hablaba con Antonio de sus viajes.
-¿Cómo subsistias sin dinero?
-bueno, hacia trabajos como reparar templos, recolectaba cosas y las intercambiaba e incluso he tenido buenas manos en el poquer en bares de mala muerte.
-¿y de chicas? - Decia Zoé interesada.
-hay chicas exoticas y algunas muy elasticas, a ellas les atraen la atencion los ojos occidentales, no veas el éxito que tuve.
Zoé lo imaginaba penetrando a una joven oriental, pero de pronto se imaginó a ella misma en una jungla mientras el la penetraba agarrandola de sus pechos, golpeando su utero con fuerza hasta vaciarse dentro de ella.
-T-tengo que irme, sirvete lo que quieras – dijo Zoé.
La joven esposa necesitaba hacerse un dedo, pero quiso reservarse para su marido.
Por la noche, Zoé se puso perfume, unas medias de seda con un ligero, su lenceria de seda de blanco inmaculado, se mostró ante su marido que dormia, se sentó junto a el, acariciando su rostro con sus pechos, su mano bajaba dentro de sus sabanas para llegar a su vigor.
-Zoé dejame, que mañana (bostezo) zzzzzz
Su marido se quedó dormido, Zoé se preocupaba y se miró al espejo ¿ya no era guapa para el?, en ese momento, escuchaba unos jadeos, con curiosidad, bajó hacia la sala donde estaba Antonio, visionando una pelicula porno, tocandose.
¿no compartian el y su marido el mismo ADN?
Antonio movia su mano frotando su vigor ritmicamente mientras veia las imágenes de la television, estaba a punto de correrse cuando se asustó al escuchar.
-¿al final se casan?
-¡coño! Cuñada ¿Qué haces aquí? – decia Antonio tapandose.
-verás, me he cabreado con mi marido, ese… ese… está casado con su trabajo cuando yo…
Zoé vió como Antonio estaba hipnotizado al ver su cuerpo envuelto en lenceria boquiabierto.
Zoé chasqueó los dedos frente a el sonriendo.
-p-perdona pero, joder, estas como un tren.
-seguro que tu cosa ha conocido el interior de chicas mejores – dijo Zoé.
-ninguna como tu, pero…
-¿tengo algun defecto? – preguntó Zoé preocupada.
-eres una fruta prohibida, la mujer de mi hermano.
-el no me quiere – dijo Zoé tristemente.
-memeces, seguro que desea coserte a pollazos, pero… ¿podrias taparte? – pidió Antonio.
-¿no te gusta lo que ves? – preguntó Zoé.
-si pero…
Zoé se tumbó en el sofá, sus piernas se colocaron sobre Antonio, acariciando con sus muslos el vigor de Antonio.
-j-joder – dijo Antonio agarrandose un cojin.
-¿te gusta el tacto de la seda? – dijó Zoé picara.
-cuñada, dejalo, hace una semana que no he vaciado los huevos, si sigues asi te acabaré forzandote y puede que preñarte.
Una semana, una semana llenandose de hijos esperando encontrar el vientre de una mujer que los acojá se levantó para sentarse en la alfombra de frente el sofá, abriendo sensualmente las piernas, acariciando las piernas de Antonio con sus pequeños pies, subiendolos lentamente hasta masturbar suavemente el vigor de Antonio que habia dejado de ver la pelicula para verla a ella.
-¿Qué le harias a tu pobre cuñada? ¿me atarias las manos? ¿me arrancarias esta lenceria para hundirme tu carne dentro de mi? – dijo Zoé descalzando un pie a Antonio y lo dirigió a sus concha enfundada en unas braguitas de seda, haciendo que la acariciara.
-cuñada, por favor.
-¿Cómo te las follas a esas asiaticas? Dimelo mientras me como una salchicha – dijo Zoé incorporandose y abriendo la boca para meterse el vigor de Antonio.
-ellas, aaaahh, ellas dan pequeñooohhhhs lametonnnnneessss, en el aaaaahhh joder, que bueno, ellas daaaaaaann pequeños lameeeetoneeeeehsss en el gllllaaandeeeeeh, p-p-pero paaaaaraaahh peenetrraaarrlas, ohhhhh, eeees di-dificil, s-s-son muuuy estrechiiiitos sus co-co-coños, j-joder, tu maridoooooh es un cabrooohhn con suerteeeee.
Zoé dejo la boca y puso el pene de Antonio bajo sus sujetadores, entre sus pechos, empezó a frotarlo, Antonio agarraba el sofá con fuerza.
-¿t-t-te aviso? – preguntó Antonio.
Ella se apartó, haciendo que el vigor de Antonio le arrancase el sujetador, mostrando sus pechos con medianas y claras aureolas, se tumbó boca arriba mientras apartaba sus braguitas.
-descarga aquí, por favor – dijo Zoé mientras se abria su agujero depilado.
Antonio se levantó, su miembro palpitante parecia a punto de estallar, se acercó a ella y le agarró sus pechos mientras apuntaba su miembro en su indefensa concha.
Zoé notó como su carne entraba en ella de golpe, notaba como la bombeaba con fuerza mientras le lamia el cuello y acariciaba sus simbolos de mujer, ella le respondió abrazandolo con sus brazos y piernas, no queria que escapase.
Queria que la llenase de leche.
-asi, Antonio, con fuerza, como si me quisieras romper, rompeme, rompe a tu cuñadita, tratame como una puta porque esta noche lo soy para ti, una zorrita deseosa de tu leche.
-joder cuñada, no digas eso que acabare preñandote – dijo Antonio mientras su cuerpo bombeaba de forma automatica el de Zoé.
-si, planta tus semillas en mi, si es niño lo llamaré como tu, asi recordare tu polla creciendo dentro de mi, llenando mi interior, follame, follame con fuerza, revientame con tu polla.
-ah, cuñada, m-me voy…
-si, vaciate, llename toda de tu lechita – dijo Zoé agarrando el trasero de Antonio.
Antonio no pudo más y se vació dentro de ella, la cual, notó como cada rincon de su interior se llenaba de semen.
-joder, joder, el mejor polvo de mi vida – dijo Antonio.
Eso hizo sonreir a Zoé, que impidió que Antonio se desacoplara.
-quedate asi, me hace sentir, especial.
Antonio la miró a los ojos y deseaba otra cosa de ella.
Ella lo supo de inmediato.
Ambos se besaron y presas del cansancio, durmieron.
Zoé se despertó primero y oyó como su marido bajaba por las escaleras, intentó quitarse a Antonio, pero pesaba demasiado, iba a pillarla, iba a pillarla, pero su marido solo miraba el movil para apuntar un numero y salió por la puerta.
Zoé echó un resoplido de alivio, como se debia ver, ella abierta de piernas de forma indecente con la cosa de Antonio dentro de ella, Antonio despertó y la besó.
-Buenos dias, princesa.
Ella no habló, le respondió besandolo con pasion.
La pareja se dirigió a la cocina, Antonio le preguntó que queria para desayunar.
Ella se arodilló y le dijo leche…muy caliente.
Esas palabras despertaron de nuevo el vigor de Antonio, el cual, fue engullido por Zoé, que pegó pequeños lametones en el glande mientras la punta de sus dedos acariciaba el tallo del hermano de su marido, el cual, acariciaba la cabeza de su cuñada con dulzura y la animó a engullir más el falo.
Ella paró un momento para mirarlo de forma inocente, cosa que excitó a Antonio, en ese momentó, Zoé le cogió las manos y le animó a que la obligase a marcar un ritmo fuerte
Antonio, excitado como estaba, empezó a follarle la boca, forzandola a un ritmo fuerte, Zoé casi se atraganta, pero entonces Antonio la empujó muy profundamente obligandola a tragar toda su polla, notando como la leche iba por su garganta.
Apretó sus labios y exprimió el vigor de su amante, el le susurró algo al oido.
Zoé se sonrojó se tumbó en la mesa de la cocina, con las piernas abiertas.
Antonio peló una naranja y introdujo los trozos de la fruta dentro de la concha de su amante, hasta introducirlos todos, entonces, puso un vaso sobre la mesa.
Ella se colocó de rodillas sobre el vaso y apretó sus musculos internos.
De su concha, salió el zumo de naranja, exprimido por sus musculos vaginales, hasta llenar el vaso.
El lo tomó despacio, saboreandolo.
-¿te quedarás mucho tiempo aquí? – preguntó Zoé
-si, con estas atenciones, mucho, mucho tiempo.