Deseo, prólogo.
Su nombre es Julia Walberg, maestra de idiomas en mi secundaria, delicados y bien conservados 27 años componen su ser, largo cabello entre castaño y ladrillo, de piel trigeña y rostro salpicado de pecas
¿Sabes cuál es la típica fantasia adolescente? Sí, aquella de tirarse a una casada o maestra. Yo cumplí ambas, y déjenme romper su montaje fantasioso de un romance arriesgado y pasión incontrolable. Lo es, sí, pero como jode .
Su nombre es Julia Walberg, maestra de idiomas en mi secundaria, delicados y bien conservados 27 años componen su ser, largo cabello entre castaño y ladrillo, de piel trigeña y rostro salpicado de pecas, no era aquel tipo de mujer despampanante y desproporcionada, enorme busto y trasero, que no puedes dejar de mirar al pasar por la calle, detengas el auto o le silbes al pasar, porqué no. Julia Walberg no es aquel tipo de mujer, podría pasar a tu lado un día y tú ni siquiera te percatarías. Pero si la miras a los ojos, Dios, si lo haces estás perdido.
Quizá te hipnotiza, debilita tus sentidos. Quizá cuando extendiende su sonrisa e ilumina su rostro con felicidad te absorbe su aura de pureza e inocencia.
Sí, quizá se pregunten cómo logré estar con Julia Walberg. ¿Les confienso algo?; yo me pregunto lo mismo.
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Sí les ha gustado éste prólogo, comenten qué les parece y cómo les gustaría que fuese. También voten. Y no ignoren, people, no escribo para fantasmas.