Deseo Oculto. Capitulo 4: Juegos de fuego

El encuentro de Polar con Alessa da un vuelco al descubrir por primera vez los juegos de fuego de la mujer de Peter.

Estando en la oficina recibo un Telegram de Alessa, comentándome que había comprado el reloj y me lo quería mostrar. Acto seguido recibo una foto y veo el reloj y sus piernas desnudas y lo que parecían unas medias deportivas.

-          Joder con esta piba, que patas tiene me dije.

-          ¿te gustan? Me pregunta... mientras las fotos se borraban sin dejar más rastro debido al chat secreto.

-          ¿Qué cosa? ¿el reloj? Si esta bueno…

-          ¿y lo otro también? Si dudarlo le dije. A esta altura me estaba imaginando más que un reloj….

-          Si, claro, el regalo serás vos también...

-          ¿tomamos algo mañana? Me dijo casi sin darme tiempo entre preguntas.

-          No puedo, pero pasado sí... es jueves y no tengo muchas cosas para hacer y Mel tiene cena de amigas.

-          Dale, entonces cenemos vos y yo, eso sí, no cuentes nada…

-          Quédate tranquila que no diría nada ni siquiera si nos vieran juntos…Se niega a muerte.

-          Ok, vayamos a algún lugar distante, cual amantes en secreto me dice….

-          ¿te queda claro Polar? Pensé en ese instante.

Esos dos días se me hicieron eternos, a todo esto Mel estaba en sus días Hot y me daba de comer todos los las veces que me cruzaba, y la verdad es que yo no me escapaba. Es la ventaja de no tener hijos me decía un amigo. Gran verdad.

La pasé a buscar con el auto y de San Rafael no fuimos a un lugar discreto en San Carlos. Ahí no nos encuentra nadie le dije. Que hermosa que estaba, pantalón de cuero gris topo, botas cortas dentro del pantalón y blusa beige y otra vez la coleta y el pelo bien estirado. Con lo que me gusta la onda Pocahontas guerrera.

Subió a la camioneta y tocándome la pierna me dice:

-          Sé que sos todo un caballero, y buen amante también. A esta altura ya sabes a que jugamos…

-          Si, a juegos de fuego le dije… ¿de dónde mierda saqué esa frase?… aun no lo sé

-          Exacto. Este será nuestro secreto, como yo sé el tuyo me dijo. Y me sembró la duda… ¿Qué secreto sabe? No le di importancia ya que me sonó a comentario trampa.

Cenamos a las 19 hs en una cabaña que tenía un restaurante de primer nivel. No tomé mucho por las dudas ya que había que regresar a no más de las 2 de la mañana.

En ese lugar había reservado una habitación, que pagué en efectivo y estaba lista para consumar nuestro deseo. Le dije que subiéramos, casi como un orden, y ella me dijo:

-          Dame el número y la llave. Subí en 15 minutos…

-          Ok, mientras me tomo un café.

-          Ok, me dijo mientras me besó apasionadamente….

Les juro que esos 15 minutos se hicieron eternos. Cuantas cosas pensé en ese momento ya no lo sé. Todo menos remordimiento. Si sos cazador y nadie se entera de tus presas, vivís en una realidad que no existe para los demás salvo para los amantes. Esto me explicó una vez  un gran padrino y mentor que tuve a mis veinte años. Es así como cuidas a los tuyos, a los de ella, y  vivís algo que no siempre podes evitar. Cuanta verdad en sus palabras. Gracias Don Ricardo.

Cuando llegó el momento entré y me la encuentro de espaldas, se había soltado el pelo,  mirándome sobre su hombro, fusta en mano. Noté que las botitas cortas modelaban unas piernas de infarto adornadas con medias de encaje con portaligas y estas tenían palabras que no podía leer a la distancia. De repente siento que me dice:

-          A mis pies, obedece…

-          ¿Qué? Esta loca es Dominatrix y a mi esta onda no me va, todo lo contrario…

No puede ser que tenga tanta mala suerte me dije, y luego pensé  la que va a estar a mis pies sos vos. Me acerqué, la tomé del pelo, le saqué la fusta y mientras le armaba una coleta de pelo con una mano, con la otra le dí una buena palmada en la cola y le dije, seguro y muy sereno…

-          Las órdenes las doy yo, si queres jugar y ser mía obedece. Si no nos vamos ya mismo…

-          Hazme lo que quieras, seré tu sumisa. Soy Swicth me dijo.

En ese instante entendí lo que me había comentado en nuestro encuentro cuando nos juntamos con la excusa del regalo de Peter. A esta nena lo tradicional no le va.

Continuará.