Deseo o realidad
Relato corregido, lo primero pedir disculpas por la primera edición y espero que ahora lo podáis disfrutar más. La llegada a la nueva casa, da comienzo a una serie de aventuras.
Buenas he leído muchos de los relatos que se publican, he vivido muchas experiencias parecidas y he deseado otras tantas, aquí voy a centrarme más en esas últimas y espero que gusten, y que me las comentéis.
Lo primero describirme un poco, recién cumplidos los 45 años, alto ni delgado, ni gordo, lo típico, un tío normal, siempre he estado abierto a los juegos y siempre que he podido los he llevado a cabo. La historia que os voy a relatar, no se si es un deseo, una realidad o una historia por vivir, así es que, cada uno la viva como más deseé.
Hace poco tiempo nos mudamos de casa a una urbanización de esas que tienen piscina, parque infantil y pista deportiva, mi mujer pensaba que allí podríamos disfrutar más, al estar dotada de todos los elementos necesarios para los pequeños, pero me asalto una duda, tendría también los elementos para disfrutar los mayores.
Al poco tiempo comprobé que sí y os iré relatando cuales fueron esos elementos, pero de momento nos quedaremos con los vecinos, la ruptura y los juegos que encontramos.
Mientras hacíamos la mudanza mi hijo mayor vio a unos niños más o menos de su edad en el parque, no tenía muchas ganas de ayudar en la mudanza, pero sí de jugar, así es que pidió permiso y se fue a jugar con los chavales, mientras el resto seguíamos trabajando.
Cuando acabamos y mientras mi mujer daba de comer al pequeño me mando ir a buscarlo para que comiésemos todos, en ese momento conocí a una vecina, que luego me daría la bienvenida al barrio, ella acababa de salir de la piscina e iba a buscar a su hijo que estaba con el mío, para subir a comer. Mientras esperaba a que terminase y en un acto que para ella parecía ser de lo más normal, y sin que hubiese detectado mi presencia, con la toalla enrollada se sacó la parte baja del bikini mojada y la introdujo en la bolsa, la verdad es que no vi nada, aunque lo habría deseado, pero fue en ese momento en el que se dio cuenta de que yo estaba allí, si bien ella sabía que no había visto nada, si se dio cuenta de que me había fijado en el acto que había realizado segundos antes.
Volví a llamar a mi hijo, llamo ella al suyo y mientras nos hacían caso, se presentó, vivía en el portal de al lado, también tenía dos hijos y sabía que iba sin parte de abajo del bikini, no era mala señal para un barrio nuevo, a lo mejor el barrio tenía juegos también para los padres.
Mientras mi cabeza estaba en eso y en imaginarse como sería el interior de ese vestido playero sin nada, se nos acercó un hombre de nuestra edad, media 1,80 y tenía pinta de hacer deporte, prueba de ello es que venía de correr y para ello había elegido unas mayas deportivas, que dejaban ver que tenía una buena herramienta, empecé a entender por qué a ella le gustaba ir sin la parte de abajo, no sabía de quien se trataba, hasta que ella me lo presento, como su marido, se llamaba Héctor, los niños vinieron, todos nos fuimos a comer y mi cabeza siguió pensando cómo sería comerse a los dos vecinos, pero de momento solo sería una fantasía.
Por la tarde y para descansar del ajetreo de la mudanza bajamos todos a la piscina, y allí estaban mis vecinos, presentamos al resto de la unidad familiar, se presentaron y estuvimos toda la tarde juntos, cuando salimos y antes de abandonar la piscina, mi vecina repitió el mismo acto que le había visto hacer por la mañana, pero esta vez sabiendo que estábamos allí, si bien es cierto, que estábamos solos los niños y nosotros, y dándome la impresión que cuando terminó, me miro, como satisfecha de haberlo repetido, pero esta vez consciente.
A los pocos días necesite una taladradora, la mía seguro que estaba entre la multitud de cajas aún sin desembalar, así es que escribí a Héctor, que me había dado su teléfono en la piscina, me indicó que llamase a María y le pidiera la que ellos tenían. Eso hice, llame a María y pase por su casa a recogerla, yo iba en sandalias, pantalón corto y una camiseta, tal y como estaba trabajando en casa, no llevaba calzones, ya que estaba trabajando era verano y hacía mucho calor.
Cuando fui a su piso María me recibió con un vestido de verano, mi cabeza lo primero que pensó es si llevaría algo debajo o no, sujetador sabía que no, ya que se marcaban los pezones y se intuían perfectamente debajo del vestido, le dije que había hablado con Héctor y me había dicho que subiera y le pidiese a ella la taladradora, me invito a pasar y fuimos al lavadero donde tenía las herramientas. Estuvo buscando en un armario de resina, de esos de jardín y cada vez que se agachaba a buscar pode comprobar, que, si llevaba ropa interior, un tanga que le marcaba el contorno de su culo con el vestido en cada movimiento.
Sin darme cuenta y sin poderlo evitarlo mi miembro reacciono marcándose claramente en mis pantalones, cuando se dio la vuelta, y lo vio, le produjo una media sonrisa a la vez que comentaba, ¡vaya no he sido yo sola, la que ha encontrado la taladradora¡, no sabía dónde meterme y me subieron los colores, algo que yo creía imposible, al verlo se burló de mí, e hizo otro comentario que hizo que me avergonzara aún más. - Las brocas también las necesitas o usas las tuyas, mirando claramente a mi paquete. Dicho comentario hizo que me pusiera aún más colorado y le pidiera disculpas de todas las maneras posibles, ella me dijo que si quería una cerveza y que no me preocupara, que le encantaba saber que seguía produciendo esos deseos, más cuando estoy sola en casa.
Hasta ese momento, no me había dado cuenta que faltaba el constante ruido de los niños, pregunte por ellos y me dijo, que estaban con sus padres. En ese momento me ofreció una cerveza, -para que se te bajen los calores, no puedes ir así a tu casa o revolucionaras la urbanización.
En la cocina me empezó a contar que de un tiempo a esta parte las cosas con Héctor no estaban bien, pero que por los menores aún no habían dado ningún paso, que la rutina, los niños y la monotonía, habían enfriado mucho el matrimonio, a lo que sumo el comentario, "aunque me alegra saber que aun levanto respuestas en los hombres". Yo que ya me había relajado y se me había pasado la vergüenza le conteste bromeando, - La verdad es que me lo has puesto difícil agachándote así y dejándome ver cómo te encajaba el vestido en tu cuerpo, menos mal que para las cervezas, no te has tenido que agachar.
Ella sonrió, abrió la nevera y dijo, - espérate a ver si hay algo por abajo que nos guste, volviéndose ha agachar y provocando que el tanga volviera a delimitar su culo, la diferencia es que esta vez, yo estaba menos avergonzado y ella se giró para preguntarme si quería algo de lo que veía, para picar.
Sigo pensando que fue una locura, pero la locura vino después, porque me levanté y acariciando su culo le dije que posiblemente esto, ella se giró, se levantó y acercándose a mi oreja y paseando su mano por encima de mi polla, me dijo _ vaya creo que ha vuelto a reaccionar.
Luego se desmadro todo, su boca busco la mía, sus manos recorrieron mi cuerpo y las mis querían desnudar el suyo, le quite el vestido quedando con un tanguita negro y pequeño, ella bajo mis pantalones y cuando vio que no había ropa interior, clavo sus rodillas en el suelo lamiéndola, como si se la fuesen a quitar, así estuvimos, hasta que le propuse ir algún sitio más cómodo.
En el comedor, estando sentado en el sillón, cuando ella iba a bajar a metérsela otra vez en la boca, la cogí y la senté sobre mi polla apartando el tanga y dejando que poco a poco dejara su cuerpo caer hasta clavársela entera, parecía que era verdad, y las cosas entre ellos estaban frías, por su manera de cabalgarme. Ninguno de los dos nos dimos cuenta del sonido de la puerta, ni de que Héctor había entrado al comedor, ni que se acercó a nosotros, hasta que le escuchamos decir, - que, si ya habíamos encontrado la taladradora, nos sobresaltamos, sobre todo yo, que no sabía dónde meterme, con ella aún encima de mí. Ella se giró y le dijo si tú no me das lo que necesito, tendré que buscarlo, yo quería morirme y desaparecer de allí, entonces él, le contestó, - Y quien me va a dar a mi lo que tú no me das, ¿su mujer?, _Quizás prefieres que te lo de él también le respondió ella, yo ya no sabía ni que decir, no me salían las palabras.
Lo último que esperaba, es que él respondiese, _Bueno veamos a ver si vale para darme lo que no me das, y sin más preámbulos se bajó los pantalones quitándoselos junto a la ropa interior, salto como un resorte una polla de unos 20 cm dura y más gorda que la mía, y en un tono casi autoritario, me dijo que le comiera la polla si quería seguir follando a su mujer; No supe reaccionar, y cuando me quise dar cuenta tenia, a ella iniciando sus movimientos y la polla de él al lado de mi boca, casi instintivamente abrí los labios, nunca me había comido una polla, pero tal y como ella me follaba y tal y como crecía la polla en mi boca, lo único que quería es que no parara.
Así estuvimos un rato, hasta que Héctor nos dijo que fuésemos a la cama, que él también quería follar y estaríamos más cómodos, en ese momento, pensé que los dos le follaríamos a ella, pero parece ser que solo lo pensé yo.
Cuando llegamos a la cama, me dijeron que me tumbase, él se acercó a mi boca y después de meter su lengua hasta mi garganta durante unos minutos, volvió a incorporarse y acercar su polla a mis labios. Ella se puso entre mis muslos haciéndome una mamada que era increíble, de repente note que sus dedos untaban algo en mi culo mientras me acariciaba, poco a poco fue metiendo un dedo sin dejar de lamerme, cuando ella lo noto relajado, metió el segundo, dándose cuenta que no era lo primero que entraba por allí, levanto la cabeza y se lo dijo a él. -Mira Héctor como le entran al maricón del vecino dos dedos, este no es nuevo, él que mientras me follaba la boca, veía la situación y le dijo a ella, que metiera un tercero, al ver que entraba, le pidió un cuarto. Me estaban reventando, pero lo estaba gozando, la polla me provocaba cada vez más arcadas, porque no paraba de meterla más y más, casi sin poder respirar y el culo lo tenía lleno, con casi toda su mano dentro.
En ese momento Héctor le pidió a María cambiar la posición. - Cámbiame cariño, ya te he dicho que yo también quiero follar, en ese momento ella se sentó sobre mi boca y echándose para adelante abre mis muslos, mirándole a Héctor con lujuria, y le pide que me folle sin piedad, nunca me había follado otro hombre, si varias mujeres con un arnés y no sabía cómo reaccionaría, pero reaccione, gimiendo como una puta cuando la sentí entrar entera.
Ella se acomodó encima de mi boca y le estuve comiendo hasta que le escuche gritar que no parase que se iba a correr, el estuvo bombeando mi culo en un mete saca que duro una eternidad pudiendo notar como salía casi entera, para entrar de nuevo, eso provocó que yo estuviese a punto de correrme, cuando empecé a sentir como mi culo se llenaba de su leche caliente, empecé a eyacular sobre mi pecho, mientras ella se corría en mi boca, empapándome y pidiéndome que me lo comiera todo, fue brutal. Luego nos relajamos, me dejaron darme una ducha y se despidieron de mi en la puerta, recordándome, que podía subir a por la taladradora las veces que quisiera, o que mandase a mi mujer a por ella. Se les veía felices y contentos el uno con el otro.
Espero comentarios y que me digáis que os ha parecido, para ver si me animo a escribir más.