Deseo en el coche
Hemos quedado con unos amigos para cenar. Vamos en el coche. Me gusta tu mirada. Apenas hemos avanzado unos metros cuando abres las piernas. Me gusta la corta falda que llevas.
Hemos quedado con unos amigos para cenar. Vamos en el coche. Me gusta tu mirada. Apenas hemos avanzado unos metros cuando abres las piernas. Me gusta la corta falda que llevas. Te miro las piernas y a ti te gusta la mirada. Un semáforo me obliga a detenerme.
Te miro mientras te acaricias. Pasas tus manos por los muslos. Los aprietas mostrando tu deseo. Subes las manos desde las rodillas. Pero sin tocarte el sexo. Sabes que sólo lo puedes tocar si te lo permito. Abres las piernas más aún. Para mostrarme tu coño ya empapado por tus jugos.
Metes las manos en el vestido para sacar tus tetas y ofrecérmelas. Los pezones ya endurecidos. Quieres tocarlos pero sabes que tampoco puedes sin mi permiso. Un claxon me avisa que el semáforo se ha puesto en verde y dejo de besarte para seguir circulando.
Te digo que sigas enseñándome las tetas sobre el vestido. Me cuesta concentrarme en la conducción. Te acaricias el cuerpo sobre la ropa. Estoy disfrutando lo caliente que estás. No quiero imaginar la mancha que va a tener la tapicería del coche. Tú debes pensar en la mancha de la falda porque te la subes.
Ahora vas sentada directamente sobre la tapicería del asiento. Puedo ver tus piernas en su totalidad. Me gustan. Tu coño brilla chorreante. Apenas lo rozo con mis dedos y los saco goteando de tus fluidos. Los paso por tu cara. Cuando te bese podré oler el aroma de tu coño. Yo y cualquiera que te bese.
Estamos llegando al lugar de encuentro. Buscamos aparcamiento. Detengo el coche en doble fila. Apenas si cabría un coche que quiera pasar. Te hago desnudarte. Miras la calle, apenas está transitada pero aún así podría aparecer un coche o un peatón en cualquier momento.
Te desnudas. La luz de una mortecina farola hace brillar todo tu cuerpo. Te echo el pelo para atrás para ver bien tu cara. Me gusta ver el deseo en tu mirada. Permaneces, todo el tiempo, silenciosa y avergonzada por tu desnudez que puede ser descubierta por cualquiera. Paso el dorso del dedo por tu pierna.
No puedo evitar volver a besarte intercambiando nuestros deseos. Te digo que salgas del coche para sentarnos ambos en el asiento trasero. Hace fresco. Eso endurecerá los pezones aún más. Te digo que le des la vuelta completa al coche antes de volver a entrar. Quiero ver tu cuerpo desnudo mientras te exhibes.
Estoy sentado atrás y sigo vestido cuando entras. Te digo que te sientes sobre una de mis piernas, dándome la espalda, con tus piernas bien abiertas. Me miras antes de hacerlo. No sabes que va a ocurrir. Te digo que frotes tu clítoris con mi pierna. No vamos a tocarnos salvo en ese punto.
Veo tus caderas moviéndose buscando el placer. Miras a la calle, no para evitar que te vean sino más bien buscando a alguien que sea testigo de tu placer. Te mueves, sin tocarnos. Veo tu espalda y tu culo vibrando, me cuesta no tocarlo. Te oigo gemir aumentando la intensidad. Cuando estás a punto de correrte te hago dar la vuelta.
Miro la mancha que has dejado en mi pantalón. Tú también la miras. Te pones de frente a mí. Te quedas parada esperando a pesar del deseo que sientes, las caderas se mueven imperceptiblemente a causa del deseo. Vas a besarme. No te dejo. Sólo quiero que nos toquemos en tu clítoris.
Te digo que sigas frotándote. Quiero ver tu deseo en tu cara. La mancha sigue creciendo a la par que tu deseo. Echas la cabeza atrás sin dejar de moverte, la boca abierta, jadeante. Vuelves a mirarme para que vea en tus ojos como te corres. En ese momento abres los ojos, una pareja se acerca.
Es demasiado tarde para ocultarte. Demasiado tarde para disimular. Sientes como verlos estimula tu placer. Siento que vas a correrte. Cojo tus pezones y los aprietos hasta que me duelen los dedos. Tus ojos y tu boca reflejan el placer de tu coño, tus pezones, ser vista. Ella es guapa, el tiene cara de bruto.
No puedes contenerte más y tu coño estalla abrazándote a mi cuello mientras los ves como se han parado para mirarte. Les ofreces tu orgasmo sin pudor y a mí una corrida tan jugosa que me da la impresión que te has meado en mi pantalón.
Después tendré que contarles a nuestros amigos porque llevo los pantalones con esa mancha.