Deseo concedido
Ana es una jovencita de 17 años desea a su profesor desde hace un tiempo, lo seduce a su forma, lo tienta y finalmente su deseo es concedido teniendo el sexo que tanto esperaba.
Deseo Concedido.
Desde hace un tiempo quiero tener sexo con mi profesor de Español se llama Eric, me da miedo que piensen mis amigas y todas las personas que puedan enterarse pero anhelo sentir sus manos en mi piel y sobre todo quiero sentir esa boca que me apasiona, quisiera probar cada parte de él, solo de pensarlo siento como mi clítoris anhela su tacto, especialmente de pensar como sería que su lengua pasara por mi raja y me comiera entera mis bragas se mojan al instante y la temperatura de mi sexo crece.
En mi colegio hay duchas para poder asearnos después de hacer deportes, algunos profesores entran a revisar para que nadie se quede encerrado he revisado que en la semana pasada le tocaba a la profesora de física pero hoy le toca al profe Eric, pueda ser la única oportunidad que tengo.
Salgo de la clase de biología dispuesta a intentarlo veo al profe Eric que se dirige a las duchas y sé con certeza que no hay nadie los viernes salen más rápido de lo usual, me armo de valor para seguirlo, hay pocos estudiantes y por lo visto no falta mucho para que el colegio quede solo. En los pasillos no hay nadie y trato de que no me escuche, el entra y yo por supuesto que lo sigo no quiero perder más tiempo.
Al entrar no escucho nada y Eric está revisando que las duchas estén correctamente cerradas mientras yo cierro la puerta con seguro (nadie podrá entrar para interrumpirnos) dejo mis cosas a un lado y me acerco mientras él está de espaldas observo ese culo delicioso y su espalda ancha que seguramente aruñaré hasta llegar al orgasmo.
- Parece que todo está en orden, profe.
Eric da un respingo y se voltea.
- Señorita Torres debería ya irse ¿Qué hace aquí?
Hago caso omiso de su pregunta y me acerco lentamente para poder tocarlo como tanto he anhelado, acerco mi mano lentamente hacia su pecho mientras lo miro a los ojos para esperar su reacción, esta en shock eso me da un poco de tiempo para poder convencerlo. Mi mano viaja del centro de su pecho lentamente hacia su ingle y luego hasta rozar su blando bulto, lo acaricio y veo como su respiración cambia su expresión de desconcierto pasa a ser de intriga (¡No! No quiero intriga quiero excitación) y hablé con un susurro que prometía más sexo que cualquier cosa.
- Vengo aquí para hacer cosas indebidas que seguro le gustarán.
Aun no responde pero tengo claro que me está evaluando, mientras mi mano acaricia tiernamente su entrepierna me acerco a centímetros de su cara mis labios rozan sutilmente los suyos su reparación se vuelve pesada, exploro sus mejillas y bajo hacia su cuello rozando ahora la punta de mi lengua dibujando un camino invisible y creo escuchar un sutil gemido, su pene empieza endurecer y eso me anima aún más. Subo hacia su oreja mi lengua explora su lóbulo.
- Que le parece si utilizamos debidamente su pene, creo que en mi vagina queda perfecto.
- No me tiente.
- Créame, eso es lo que quiero… tentarlo.
- Esto está mal, usted es una estudiante y yo su profesor sabe que si nos encuentran habrá serios problemas – casi me da risa al escuchar el tono desesperado en su voz, pero sigo con mi tortura, saco su camisa de los pantalones y voy quitando su cinturón sin mucho esfuerzo.
- No habrán tales problemas porque no nos encontrarán… no se haga de rogar.
- No es rogar esto no debe… ¡ah!
Su gemido me excita más de lo que pensé mientras mi mano se infiltra en sus bóxer y toca su ya duro pene , lo masturbo lentamente mientras veo su expresión, nos miramos retándonos a ver quién gana, si su dicho deber o mis ganas a romper todo tipo de reglas, en sus ojos por fin veo la excitación que tanto esperé y de repente coge mi mano y la saca de sus bóxer casi me resisto pero en lugar de soltarme se la lleva a su boca y hace lo más erótico que he visto en mi vida pasa su lengua mojada por mi palma dejándola llena de saliva y la regresa al lugar correspondido, su pene.
Es la invitación más excitante que me han dado y por supuesto que continúo masturbándolo, me coge de la nuca y me acerca a su boca de una forma desesperada sus labios chocan con los míos y siento desfallecer dejando entrar esa lengua que seguramente me hará llegar a los mejores orgasmos, escucho otro gemido ronco y mis tangas se mojan. Su otra mano viaja a mi culo y me da la nalgada que mi papá jamás me dio y estoy segura que la dejó roja al instante pero en vez de dolerme hizo que mis tangas fueran insoportables de lo mojadas que estaban, debió de leer mi mente porque las arrancó sin ningún esfuerzo.
Se apartó de mí y empezó a quitar toda mi ropa y yo la suya.
- Nunca debiste tentarme nena, ahora vas a ver como se alimenta ese rico coño que debes tener mojado para que yo pruebe tus ricos jugos.
Cuando ya estamos completamente desnudos me voltea se pega a mi espalda y siento su enorme erección en mis nalgas mientras una mano coge un pecho y juega con mi pezón, su otra mano viaja a mi clítoris y sus cuatro dedos lo frotan deliciosamente.
- ¡Más! Te quiero dentro… ¡Ah!
- Despacio, no te correrás hasta que yo quiera.
Me besa el cuello mientras me torturaba lentamente, ¡que gusto! mis manos inquietas se dirigen a su espalda y paso mis uñas por ella, siento su dedo del medio encontrar la entrada a mi vagina y claramente la encuentra, mete uno y me folla pero luego mete el segundo y creo que empieza a formarse un orgasmo delicioso pero desgraciadamente me suelta y me voltea.
- Quiero que te acuestes en el piso y te abras de piernas.
Y cierra su orden con otra nalgada más fuerte que la primera pero esa rudeza no me afecta, me encanta. Me acuesto y cuando tengo las piernas como quería se agacha y se pone encima de mí con sus brazos teniendo su peso a cada lado de mi cara se acerca lentamente y roza sus labios con los míos, prácticamente cobrándome la tortura que le hice al principio mientras su pene se frota en mi clítoris es de lo más rico que he sentido hasta ahora.
- ¡Ah! ¡Sí! ¡Fóllame!
- Espera un segundo más.
Pero en vez de follarme baja por mi cuerpo me coge un seno y mi pezón queda atrapado en su boca sentí como mi clítoris palpitaba, su otra mano me coge el otro seno y juega con el otro pezón y lo pellizca.
- Voy a hacer que te corras las veces que quiero te pellizcaré, te nalguearé, te chuparé, y luego te follaré para que me sientas bien dentro y me ruegues por más ¿arrepentida?
- Jamás.
- Bien.
Baja hasta tener su cara a centímetros de mi coño siento su respiración que me calienta pasa su lengua en mi clítoris probando pero luego coloca completamente su boca en mi sexo, un gemido sale de mi boca y lo incita a que haga lo que quiera sus manos vuelven a coger mis pezones y los pellizca mientras su boca me da placer, su lengua baja a mi entrada y vuelve a subir al clítoris ¡Ah que delicia! Y sin pensarlo la punta de su lengua entra y sale de mi coño y siento que estoy a punto de correrme mi sexo se calienta y palpita de la dicha a sentir tanto placer.
- Córrete- me exige
Luego suelta uno de mis pezones y mete dos dedos que entran y salen follándome deliciosamente mientras coge con los dientes a mi clítoris pareciendo que lo quiere arrancar para luego volver a chuparlo enviándome al clímax que tanto esperaba, mi coño aprieta sus dedos por los espasmos del orgasmo y lanzo un grito de placer.
Eric sube nuevamente por mi cuerpo y me da un beso mientras me recupero de mi orgasmo saboreando el jugo de mi placer mis líquidos en su boca y en la mía me hace desear probar su semen y quiero chuparlo, sin esperar más lo tumbo en su espalda y yo bajo lentamente por su pecho probando su piel salada y deliciosa me detengo en los pezones los pruebo y los mordisqueo gime y me encanta su voz ronca vuelve a encender el deseo en mí lo miro a los ojos mientras bajo dando besos cortos en su ingle.
- Ahora quiero probar yo…
- Como quieras, nena.
Mi lengua lame desde la base de su erección hasta la punta, paso por su glande mi lengua humedeciéndolo con mi saliva chupo su punta y el sabor salado de su excitación envía pálpitos a mi clítoris y me mojo al instante abro la boca lo más que puedo y me meto todo su pene hasta sentir la punta del glande en mi garganta.
- ¡uf! Dios, que gusto chupa más…
Subo y bajo, metiéndolo y sacándolo, escuchando sus gemidos y me encanta tenerlo en mi boca luego lo saco dejando un fino hilo de saliva en su punta conectado con mi boca miro sus ojos y su boca está ligeramente abierta soltando otro gemido ronco, unto en la palma de la mano saliva y lo masturbo mientras chupo sus huevos metiéndolos en la boca chupándolos y comiéndomelos mientras mi mano sube y baja en su pene.
Lo miro a los ojos mientras sigo chupando luego el me coge mi cara y la guía nuevamente a la punta de su verga y me lo mete en la boca de una estacada me hace una cola de caballo en el pelo y me sujeta mientras me folla la boca me da un poco de arcada pero me excita más sentir sus huevas chocar con mi barbilla y escuchar sus gemidos.
Luego me aparta rápido y coge en su pantalón la billetera de ésta saca un condón lo abre y se lo pone rápidamente en su verga.
- Súbete- me dice
Me siento en su verga lentamente abriendo mi coño y llenándome completamente hasta sentir sus huevos pegados a mis nalgas me agarra de la cintura y mueve sus caderas metiendo y sacando suavemente, pero yo lo quiero duro, rápido y salvaje , así que me siento duro metiéndolo fuertemente en mí y subo mis caderas rápido y vuelvo y bajo.
- Estás un poco impaciente- me dice con una sonrisa perversa- me gusta eso.
Nuevamente él maneja el ritmo pero con la diferencia que lo hace como deseo, me coge de las caderas lo mete y lo saca con folladas duras dejándolo un momento dentro y volviendo a sacarlo y metiéndolo con la misma velocidad mientras sus huevos chocan con mis nalgas y mis senos se mueven por sus arremetidas, mi coño mojado lo recibe con gusto sintiendo todo el placer mis uñas aruñan su pecho y cierro mis ojos dejando que las sensaciones me embarguen, pero siento una nalgada fuerte que me hace mirarlo.
- No cierres los ojos.
- Ok, dame otra nalgada.
No hubo necesidad de repetírselo, la sensación del dolor y placer hicieron que sintiera tal placer embriagador e hiciera que mi tensión sexual aumentara para alcanzar el clímax perfecto, al fruncir su ceño, morder su labio inferior y la capa de sudor en su frente me incitó a besar su cuello y probar un poco de aquel sudor para luego besar esos labios carnudos que me mataban, su lengua exploró y jugó con mi lengua. No hizo falta otro bálsamo para que alcanzara el clímax, grité corriéndome con tal fuerza haciendo que mis paredes vaginales ordeñaran su verga y Eric se corriera también.
Descansé encima de su pecho, relajándonos y recuperándonos del sexo ardiente, pasaron uno o dos minutos para levantarme y mirarlo.
- Ha estado increíble, gracias
- Señorita Torres…
- No hace falta que diga nada, esto queda aquí y si quiere repetir ya sabe dónde encontrarme.
- Claro que quiero- sonríe socarronamente y tal vez con un poco de arrogancia - no se va a liberar tan rápido de mí.
PD: Creía antes que nunca iba a pasar pero desde ese día mi profesor y yo tenemos sexo en los baños, en su despacho, en las duchas y en uno que otro hotel.
tuya, Ana.