Deseo autoconcedido

Además de no olvidarla, pienso repetir.

Tengo 45 años, soy una mujer alta y con estilo y además soy directora general de una multinacional que exporta productos para el extranjero.

Siempre he sido muy reservada con mi vida privada, sin embargo no es un secreto que soy lesbiana. Me fascinan las mujeres.

Hará un par de meses de aquella historia.

Mis compañeros y compañeras de trabajo fuimos a la feria de automóvil, yo me quería comprar un Mercedes SLK. Los ‘’stands’’ estaban llenos de azafatas en minifaldas, escotes y guapísimas. Al llegar al ‘’stand’’ de mercedes la vi. Morena, estatura media, ojos oscuros, pelo largo y ligeramente ondulado un cuerpo de infarto, unas piernas impresionantes y unas tetas que no dejaron indiferente a ninguno de mis compañeros, eran perfectas.

Su sonrisa era preciosa, tenía una cara maliciosa y a la vez serena, estaba segura de si misma se notaba, tenía un aire canalla que me volvió completamente loca.

Mis compañeros hicieron bromas con ella y le preguntaron todo tipo de chorradas, yo no podía parar de mirarla. Se agachó a coger unas carpetas para repartir catálogos a la gente, al agacharse pude prácticamente ver un trozo de su culo, había que fijarse mucho, pero yo lo vi. Me excité muchísimo. Tenía que tocarla, tenía que follarme a aquella chica.

Se acercó a mí y me dio un catálogo, de cerca era todavía más guapa, tenía unos labios carnosos y rojos, qué escotazo, al entregarme el catálogo imagine como le arrancaba la camiseta y le lamia todo aquello, me estaba mojando.

Nunca nadie había despertado ese deseo en mí, jamás. Había estado con muchas mujeres, pero esta me superaba, debía tener unos 23 años y era una auténtica princesa.

Tenía que hacer algo, la deseaba desesperadamente.

Le pedí que me enseñara un coche que estaba alejando de donde estaban mis compañeros. Ambas entramos dentro, me acerqué a su oído y sorprendentemente no se alarmó. Le ofreció 3000 euros por acostarse conmigo aquella noche. Me miró, sonrió maliciosa y me preguntó si parecía una puta. Yo le contesté que ojalá lo fuera.

Ella aceptó. Le di mi dirección y mi número de móvil. Estaba mojadisima por aquella situación, no entendía como aquella chica podía producirme tal efecto.

La cita era a las 11pm, llegó puntal.

Se quitó un abrigo negro, iba vestida como una prostituta, con una minifalda, ligueros, unas botas altas y una camisa blanca ajustada. Cómo me excitaba. Me sentía como una niña con un juguete nuevo, aquella chica me estaba volviendo loca, la deseaba con todas mis fuerzas.

La conduje hasta mi habitación, le pedí que se desnudara lentamente. Aquella chica tenía experiencia, seguramente era prostituta, parecía una actriz porno. Era una auténtica Diosa.

Se desabrochó la camisa suavemente, qué sexy era.. su sujetador era negro transparente, pude entrever sus pezones, qué tetas tan increíbles, se las quería comer, empecé a mojarme solo de pensar todo lo que iba a hacerle. Se quitó la falda y no llevaba ropa interior, tenía el coñito perfectamente depilado, era increíble.

No aguanté más. Me levanté. Incluso llevando ella tacones yo era mucho más alta, podía manejarla perfectamente, solo llevaba las botas y los ligueros, estaba preciosa. Me senté en la cama, y su coño quedó a la altura de mi cara. No podía parar de mirar aquel coño perfecto. Me chupé el dedo índice y con él le toqué el clítoris, lo hice durante unos segundos y al sacar el dedo lo lamí. Sus pezones endurecieron. Advertí que tenía un ‘’piercing’’ en el clítoris, era una chica mala. SU coño me volvía loca, toda ella me volvía loca, me excitaba profundamente.

La estiré en la cama y abrí sus piernas, la olí, me encantaba como olía, pretendía hacerla disfrutar como nunca, le mordí los labios, le introduje la lengua suavemente y ella empezó a gemir, aquello me excitó muchísimo y me dí cuenta de que tenía ganas de follarmela a saco.

Me puse el pene de látex y puse su precioso culo mirando hacia mí. Primero le comí el culo, le metí el dedo en el ano muchas veces y disfrute poniéndole vaselina para empezar a penetrarla. La metí el pene de látex por el culo y por el coño no paraba de gemir, se arañaba el culo y se pegaba palmadas fuertes, me volvía loca. Mientras le metía el pene de látex le toque aquellas tetas enormes y perfectas.

Le di la vuelta y la monté a horcajadas, hicimos las tijeras y me corrí una vez tras otra, su piercing me rozaba cada vez, le comí las tetas una vez tras otras, la masturbé hasta cansarme y le metí la polla de látex cuantas veces pude.

Ahora le tocaba a ella. Ella misma empezó a comerme , yo estaba sentada en la cama y ella de rodillas a los pies de la cama. Cuando metió su lengua sentí el paraíso, me excité como una loca, perdí el norte, le agarré fuerte la melena, sin hacerle daño y apreté su cara contra mi coño. Qué comida! Después introdujo sus dedos y con furia me masturbo durante un buen rato.

Tenía claro que me volvía loca, sabía que me tenía embrujada. Se levantó y comenzó a insinuarse, se abrió de piernas delante mío, empezó a tocarse las tetas y a chupárselas, se tocó el coño y se metió los dedos por el culo, aquel panorama me superaba. Mientras la miraba tuve que meterme la polla de látex

Se agacho ante mi, de espaldas y me exigió que le comiera el culo, yo lo hice, y no sólo eso le hice de todo. Las dos nos volvimos locas hasta quedarnos dormidas.

Al día siguiente le hice el desayuno y volvimos a follar.

Le pagué 5000 euros.

Me dijo que cuando quisiera volver a poseerla, que la llamara.