Deseo

Viendo un video deseo tenerle conmigo

La mente es poderosa y nos permite recrear las mejores fantasías. Yo fantaseo a menudo, me permito soñar con situaciones que dificilmente pueda hacer realidad. Cuando veo un video sexual que me envía un amigo y deseo estar allí con él, compartiendo su placer solitario, acompañando el vaivén de su mano sobre su miembro mojado, hinchado de excitación, deseo poder estar allí y sentir el calor del otro cuerpo, el suyo, teniendo un momento de placer mutuo, anónimo y furtivo. Escucho sus gemidos ahogados, su placer, y deseo ser yo quien le da placer, quien hace que su boca suspire y de pronto gimo yo también al contemplarle dándose placer. Me encantaría irrumpir en la escena, subir a su cama a observarle mientras se masturba suavemente, verlo en su momento más íntimo y acompañarle.

Quizá hacer lo mismo a su lado, agarrar mi miembro e imitarle, gemir juntos y dejarnos llevar por nuestro instinto más primitivo. O ir más allá. Sin mediar una palabra poder fundirnos en uno, sueño con ese cuerpo desnudo, en tensión por la excitación, sus piernas duras, sus pies arqueados por el placer y su vello erizado, esa polla y ese abdomen que tanto me excitan, quiero poder tenerlos un segundo...deseo esa piel cálida rozando la mía, dejándose amar, acariciar, mientras mis manos por fin abarcan su miembro duro y excitado. Con ansia me lo meto en la boca, lamiendo, chupando, saboreando y disfrutando de cada segundo que permanece en mi interior, dando un beso muy profundo a su miembro, jugando con mi lengua en su glande rosado, drenando toda su esencia hacia mi garganta, deseando que se derrame por fin y disfrutando de su nectar dentro de mi que yo he ordeñado con lascivia. Él posa sus manos sobre mi cabeza satisfecho tras vaciarse por completo.

Otras veces sueño que su miembro me posee con fuerza, agarrándome las caderas con firmeza, entrando y saliendo de mi cuerpo sin contemplaciones, solamente deseando autosatisfacerse, llenarme de él, vaciándose dentro de mi con lujuria, con una pasión animal que solamente puede darse con la intimidad de dos amigos en silencio, cómplices del placer secreto y sabiendo que jamás hablaremos de lo que ha pasado entre nosotros. Placer por placer, sexo por sexo. Solo dos hombres compartiendo unos segundos secretos. Esos sueños van y vienen, se resumen en la humedad de las mañanas, la terrible erección que me despierta de madrugada, y me obliga a saciarme, mañanas en las que cada segundo de placer solitario recuerda las caricias no dadas, la lujuria contenida entre mi miembro y yo, dolorosamente duro, mojado y terso, donde cada movimiento de mi mano me acerca más a él, me doy placer mientras escucho sus gemidos grabados, y mi miembro duro no puede más y acaba por explotar enérgicamente sobre mi cuerpo, salpicando mi rostro de mi néctar, deseando que sea el suyo lo pruebo antes de borrar las pruebas de mi deseo con un pañuelo, haciendo que la magia desaparezca perdiéndose en el olvido hasta el día siguiente, que el recuerdo vuelve a ser nítido y desvanecerse de la misma manera.

Mi rutina, mi sexo y yo nos activamos con cada orgasmo sordo, encendiendo los motores de un nuevo y anodino dia. Solamente queda el eco del placer en mi, resuena el deseo por ese cuerpo tan conocido, sus gemidos en mi cabeza, su calor, su olor, y deseo nuevamente tenerlo unos segundos a mi lado, ese calor tan familiar que quiero compartir, ser poseído por unos instantes mágicos y desvanecerme con su fuerza latiendo en mi interior, que termina por inundarme y hacerme olvidar que la realidad y la ficción están tan separadas como nosotros estamos, cada uno en su parte de la pantalla, en su parte de mundo, y me queda el recuerdo únicamente de una noche fugaz que pasamos juntos hace años, y de unas imágenes en video, fotos en movimiento que nos recuerdan que hay alguien al otro lado. El deseo entonces permanece vivo, suspirando y palpitando por un nuevo sueño húmedo al que poder aferrar mi soledad una noche más.