Deseando el deseo
Ese ruego susurrado, ese aullido sordo que pide auxilio y la tierna caricia...y pareciera jamás llegar al oído debido
A veces, solamente quisiera sentir un abrazo sin sentir claustrofobia.
O llorar sin tener que desmenuzar en cada lágrima una historia.
O sentirme deseada, venerada, explorada y amada.
O que las caricias me inspiren en lugar de invadirme.
O suspirar sobre otros labios,
y que ellos comprendan exactamente el contenido de ese suspiro.
O sentir embriagados todos mis sentidos,
pudiéndome entregar al torbellino de pasión,
sabiendo que esos brazos estarán ahí para sostenerme,
y que mi cuerpo temblará en éxtasis,
pudiendo enloquecer...sin caer.
O que puedo amar, explorar, beber de otra piel,
sin caer en el eterno complacer desde kilómetros de distancia,
perdida y enajenada en un helado laberinto de granito,
en la suspicacia de esperar un mimo... mientras mi piel se escarcha.
O que quien demanda poseerme se atreva a realmente poseerme,
ganandose la absoluta entrega,
y no se contente con recibir la sonrisa vacía de la amante complaciente...
que en silencio sus pasiones muerde.
O perderme, total y caóticamente
en la locura de un éxtasis cautivante de ternuras,
donde yo no sea yo, y el otro no sea el otro...
donde la espiral de pasión ya no pueda dividirse en dos.
Será tan imposible este anhelar?
Debería simplemente callar, permitir que los años me apaguen,
que mi piel aprenda a eternamente dormir
en una existencia tibia, cotidiana y gris?
Debería aceptar que mi piel no se revele ni rebele,
y asumir pasiones más abstractas,
en donde pueda refugiarse mi alma?
No lo sé, ya no lo sé.
Sólo sé que me siento sola,
que he olvidado cómo llorar,
que mi orgullo ya se cansó de esta pasión implorar,
y que sigo necesitando ese dinámico abrazo
que encuentre todos mis secretos furtivos
y me lleve a explotar y dormir... en un mismo suspiro.-